Capítulo 6: Dos piezas de uno mismo
Brevísima nota de la autora: LO SIENTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! Dejé botadísimo esta tragedia de la inspiración fugaz, fueron meses, casi un año, bueno...quizá nunca tanto. Rectifico mi error, porque otras tragedias me han devuelto mis ganas de escribir esta historia. Lo siento, lo siento, lo siento...
Ahora, esperando algunos piedrazos de Marcos, continúa la historia...
James miró a Lily con recelo, pero tomó su mano derecha con indisimulable fuerza.
- ¿Qué dices? -dijo- ¿Tienes novio, Evans?
- Potter, ésto no es...
Las voces de ámbos llegaban a los oídos de Sirius como si fueran transmitidos por una radio descompuesta. Era una soberana estupidez. No, eso no estaba ocurriendo. No, no era James Potter quien lo miraba amenazante fugazmente, mientras discutía con Lily Evans, quien tenía los ojos tan hinchados de tanto llanto, y a la vez parecía querer ahorcar a Sirius.
No, no podía ser él el mismo el idiota que acababa de meter la pata tan a fondo. Ridículamente, parecía que en eso se basaba su vida.
- ¡JAMES! -musitó sin voz, al darse cuenta que todo eso estaba pasando frente a sus ojos. Al recordar que James estaba enamorado de Lily desde hacía años. Al recordarlo como una fuerte patada en el estómago, frente a la estupidez cometida.
Ambos callaron de improviso, y en una fracción de segundo Sirius tuvo la esperanza de que eso fuera tan sólo una broma de mal gusto.
- ¿Para esto querías que viniera? -dijo James Potter sacando a Sirius de sus pensamientos, y buscando en Lily una explicación, aún.
Doroty miró a las dos mujeres que a su vez la miraban anonadadas.
- ¿Y ustedes dos? -gritó. Si en definitiva había sido el cartero quien huyó de esa manera, esas debían ser policías que lo buscaban por tráfico de cucharas de té. Y el cartero empezaba a agradarle, y si algo tenía Doroty, era su infinita lealtad ante la gente simpática.
Sonrió con sarcasmo. Debía hacer creer al enemigo que estaba muy ofendida.
- Creo que es hora de que se vayan de aquí, en verdad¿cuando se perdió el respeto ante la propiedad privada? El gobierno debería poner más ojo en este tipo de desórdenes, miren que venir ustedes aquí como si fueran dueños del mundo, arrebatándo la estabilidad de un barrio tan tranquilo como éste...
La policía más joven -vestida de una manera bastante extraña y tenue- soltó un grito desesperado de rabia contenida y miró a Doroty con un odio profundo. Debía tener graves problemas mentales, pensó Doroty y no pudo evitar una risita.
- ¡Petunia! -habló la mujer que parecía mayor- Es suficiente. Iremos a buscar a Lily y luego a casa. Y olvida tu cita con Vernon Dursley...
La policía lunática -Petunia- abrió la boca para replicar, pero al parecer no conseguía emitir ningún sonido.
- ...la de mañana y la del resto de la semana. Del mes, o, no, del año. -terminó la mujer. Y luego volteó hacia Doroty.
- Hermana, esto se acabó. Mañana iremos al médico. Basta de tonterías.
- ¿Médico¿Qué me hisieron? -gritó Doroty, desesperada, pero nadie le hizo caso. La mujer había tomado a Petunia del brazo con convicción ante lo que Doroty reconoció como convulsiones de parte de "esa lunática". Caminaron ambas hasta la puerta, no se despidieron, y olvidando sus paragüas salieron de la casa.
Doroty recordó repentinamente que su tienda estaba cerrada.
- Debo comprar la tapicería suiza para el baño...-canturreó mientras caminaba hacia la cocina.
- James, es todo un mal entendido, en verdad...-dijo Sirius atropelladamente. Le hervía la sangre. Porsupuesto, ahora todo era culpa suya.
- No mientas, Black, eres tú quien puso a Lily de esa manera y quien dice sólo mentiras... y quien pensé que ...todos me han decepcionado. Evans, yo te llevaré de aquí hasta tu casa...-dijo James y miró a la muchacha en busca de apoyo.
Pero Lily se soltó brúscamente de James y miró a ambos chicos con rabia.
- ¿Qué es ésto? Potter, no te hagas el héroe conmigo...ya sabes lo que pienso de ti, eres un ególatra que solo piensa en sí mismo y que cuando yo pretendí ser tu amiga no hiciste más que hacerte la víctima. Sí, la víctima. Mejor abraza a Black y déjenme en paz. -dijo fríamente la pelirroja, mientras la lluvia se confundía con lágrimas en su rostro, mientras James observaba todo pasmado y aturdido, mientras Sirius esperaba que le cayera un rayo del cielo que lo partiera en dos para desaparecer por fin de esa inútil existencia.
- Cómo quieras, niñita...-gritó James y se abalanzó con un gruñido sobre Sirius olvidando que ambos eran magos, olvidando que eran mejores amigos, olvidando todo lo que habían pasado juntos.
Sirius recibió los golpes de James Potter en una afán silencioso y extraño. Sentía el dolor en el rostro, en el estómago, pero no hacía nada, era incapaz de moverse, era incapaz de replicar. La lluvia seguía cayendo, los gritos de rabia de James se desvanecían junto a las súplicas de Lily de "deténganse, deténganse...", todo era nada, se le nublaba la vista, hasta que recibió un certero golpe de James en el ojo.
- Pero qué diablos...¡Depulso! -exclamó Lily y James cayó impulsado hacia atrás sobre el duro cemento.
- ¡Evans, detén este jueguito estúpido¡Eres la única culpable de todo lo que ocurre¿Yo, hacerme la víctima¡Porfavor¡No me hagas reír! -gritó James.
- ¡ERES UN ESTÚPIDO! -gritó Lily.- ¡No entiendes nada! Claro que no, tu cabecita no comprende nada, nada, nada, nada...
Entonces, cuando la voz de ella se apagaba entre rabiosas murmuraciones, la conciencia de Sirius se derrumbaba de a poco. Sentía dolor en todas las partes de su cuerpo, en cada mínimo detalle. Pero por sobre todo, en esa inútil guerra en su interior que no podía entender que fuera James Potter quien lo hubiera dejado tendido en un charco de barro, agua y sangre.
Podría tratarse simplemente de una pesadilla.
Quería despertar...
- Hey, Black, despierta ya...haz dormido bastante...
Alguien lo remecía incansablemente. Sentía una pesadez extraña en la cabeza...
Abrió los ojos notando cuan pesados se habían vuelto sus párpados, y se encontró ante la visión de un muchacho de lentes torcidos y sonrisa pícara. Lo miraba con inconfundible cariño, y por sobre todo, culpa.
- ¿Qué pasó aquí? -murmuró Sirius con un hilo de voz.
- No lo sé, supongo que tendrás que explicarme tu parte más tarde...A Evans se la llevaron unas muggles bastante enojadas y extrañas. Eran de su familia, parece. Pero...ya es hora de irnos.
Sirius asimiló la información con deslumbrante rapidez, a pesar de su dolor de cabeza. Recordó todo con absoluta presición, y no reconoció al James Potter que lo golpeaba con furia en el joven que lo ayudaba a levantarse del suelo.
- ¿Irnos¿Dónde?
- A mi casa¿dónde más? Todavía nos queda algo del verano, y mis padres me dijeron que irán a pasar unos días con unos amigos suyos, así que tenemos parranda por un tiempo, sobre todo con mis vecinas...
Sirius Black sonrió junto su amigo, como nunca lo había hecho. Olvidando toda costumbre viril, lo abrazó.
- ¿Y tus cosas? -dijo James.
- Creo que olvidadas en la casa de una loca, no sé si la loca de mi madre o la loca de Doroty, pero están mejor sin mí. Al menos conservo mi nabaja y mi varita.- sonrió Sirius.
James rió con ganas y luego de arreglar sus anteojos para recuperar un poco la visión, empezó a caminar.
Sirius lo siguió, y ambos desaparecieron en el infinito camino, en esa extraña villa muggle.
Era cierto, pensó Sirius, quizá éste era tan solo el principio del verano.
Lágrimas corren por mi rostro...jajaja, no, creían que este es el fin?
Enserio pensaban eso?
Les dije algo para que así lo creyeran?
AH?
Jajajaja
Aún les queda un último suspiro de historia. Creo que quedaron muchas dudas, y las resolveré en el último capítulo.
De eso no les quepa duda.
Gracias por leer...dejen reviews! )
