Epílogo


Me dijiste ese día que te contara lo que había sucedido cuando huí de la casa de mis padres. Me pediste que te dijera por qué había huído, y repliqué con ironías lo que tú ya sabías. Quizá estoy haciéndolo demasiado tarde, quizá es tan sólo es que olvidé que te fuiste muy temprano...no sé, pero ahora hago el intento de resumir un poco los hechos.

Así que ese día, mientras yo estaba inconsiente, ustedes dos se besaron¿por qué tardaste tanto en decírmelo? Tal vez temías que te pegara un puñetazo recordando todos los que me diste tú a mi ese día, tal vez pensaste que yo olvidé esa paliza, no sé. Desearía que estuvieras aquí, aunque fuera para golpearme denuevo.

Lily Evans y James Potter, besándose en una inconfundible escena romántica, lo bastante extraña como para haberme echo desmayar denuevo...¿quién lo diría? Es curioso que haya tenido que pasar un año entero para que ustedes dos pudieran mirarse a la cara otra vez y empezar con algo que marcó tantos destinos...

De la vieja Doroty no supe demasiado. Creo que con los años le tomé cariño. No sé. Sólo recuerdo haberle preguntado años después a una Lily que en ese entonces tenía el vientre muy crecido y redondo, sobre su tía que me acogió cuando huí desesperado de la mansión de los Black. Ella me dijo que estaba mejor, perdida quien sabe en qué desvaríos de su mente, en sus sueños. Aún conservo la esperanza de que siga viva.

Insisto en que ustedes dos se fueron demasiado temprano, tú y Lily Evans -o debería decir, Lily Potter-¿supiste cuantos años estuve en Azkaban esperando que todo fuese una vil mentira?

Doce. Mientras tu hijo quedaba a cargo de Petunia, esa mujer extraña, único familiar vivo para él. Recuerdo cuando me hisieron padrino de Harry. ¿Sabes que ahora es igualito a ti? A veces los confundo, debe ser culpa de los años en la cárcel. Remus me dice que me estoy volviendo loco, y le encuentro toda la razón.

Y sigo contándote esta historia, aunque ya llegué al final. Después de muchos años volví aquí, a pesar de que juré no hacerlo nunca más. Estoy encerrado en Grimmauld Place, y encerrado en mí mismo. Ya no soy nada más que esta persona acabada, con el rostro demacrado y aire de difunto. Es curioso que ahora mi única compañía sea un hipogrifo, y mis únicos amigos sean Remus y tu hijo.

Ahora estoy rodeado de estas paredes negras y enmohecidas que me miran. Siento impotencia. Vuelvo a estar aquí, en la casa de la que alguna vez fue mi familia, por una irónica herencia. Ahora es la ayuda más "útil" que puedo darle a la Orden del Fénix, ya ves.

Alguien me llama desde arriba, gritos ensordecedores. Parece ser el hipogrifo. Tal vez el estúpido elfo doméstico, Kreacher, le puso veneno en la comida.

Tendré que ir a ver...

Dejaré esta carta inconclusa. Es extraño, pero últimamente siento que me estoy despidiendo de todos. A lo mejor tu te sentías igual la última noche que te vi vivo, James. No lo sé... Ojalá tenga tiempo de seguir, me quedan algunas cosas por contar.

Porque las historias continúan, a pesar de que te hayas ido, dejándonos a todos demasiado aturdidos como para tomar decisiones coherentes. Supongo que sólo queda decir que de todo lo que me llevé ese día, recuperé mi espejo y se lo dí a Harry, y ojalá haya entendido el significado de esto, pero lo dudo mucho. Es igual de terco que tú, y creo que no quiere exponerme demasiado a la luz, al mundo mismo, del cual estoy aquí escondido.

Pero todavía no me siento tan cobarde...

Sin aparentar nada, no soy más que el mismo muchacho que huyó ese día de la casa de sus padres, y el mismo que ahora pretende huir denuevo pero que no lo hace porque...pretende vivir un poco más para cuidar de Harry.

Al menos una hora más.

Sirius.


Fin.

Gracias a todos, al futuro, al pasado y al presente. Dedicado a quien se fue para dejarnos desconsoladas, pero que finalmente está ahí para cuidarnos, y para cuidar a una gran amiga que por sobre todo, debe entender, no es huérfana.