El pianista

Gracias a tod@s¡ Sois l@s mejor@s¡¡

^_^

Kiara McGonagall: Hola linda! Jeje, ¿sí? Promete, promete. Pues, eso se irá viendo...quizá sí, quizá no. :D Ya somos dos que lo pensamos. La música me inspira mucho. Y la de piano me pone romántica. ¿Has escuchado Titanic solo a piano? Que bonita, y la de Come what may a piano???Wuau!!! Jejeje, ;) Sí, me alegro de que sea tu preferida, la mía también!!! :D es tan preciosa...Ay.. La banda sonora me encanta! Claro! A ver si busco la canción y la pongo ;) Me encanta ésa y la de Come what may¡¡¡¡ La mejor!! Jeje, bueno preciosa¡¡Un besazo¡¡¡

Afrodita: Hola mi niña¡¡¡ Jeje, otro más para la colección. Sí, estoy convencida de que la música puede...tiene un poder especial, a mí, por ejemplo, me inspira muchísimo. Siempre escribo con música, creo que es la mejor arma para crear. ;) Siempe me han encantado los pianos y, ya tocaba :P ¡Cuánto me alegro de que lo sientas! :D jejeje, oye, fumada o sin fumar¡¡¡ :P Aclárate¡¡jajajajja Enga, tu no puedes rayarme (no más que yo a mi misma :P) Enga, un beso¡¡¡

Ross malfoy: Hola guapa! Jeje, pues sí, mi inspiración se desbordó y en vez de una, dos, no veas...la que me espera. :) ¿Te dejó picada? Uff, no sabes lo que te espera¡ Un beso!

J@ina: Hola preciosa¡¡ Ay, pues sí, muy romántico, así será. :D Ay, qué bien! jeje, fiel lectora yo de ti :P Enga, muchos besazos!!!

Dark Raxiel: Hola¡¡ Me alegro de que estés feliz¡¡ Yo me voy a volver loca, no tenía bastante con uno, ahora dos fics, jeje ;) Ay, qué bien que te guste. ;) Jeje, intentaré escribir rápido ;) 1 besazo¡¡

Nenuf@r: Hola!!! Gracias¡ Muchas gracias! Sí, tiene pinta, lo será, como casi todo Made in Lira Garbo :P jeje, pues sí, transmite y mucho :) Qué guay¡ Mi sueño siempre fue saber tocar el piano! :D Muchos besos y espero qe te siga gustando! ;)

2. Huracán

Paró en seco. Su pecho subía y bajaba agitado, aún emocionada. Perduraba el sentimiento que había sentido hacia unos pocos minutos. En us oídos, el piano, seguía con su música y el pianista, seguía tocando.

No sabía por qué pero no podía contener las lágrimas, dentro de ella una sensación nuevo había germinado repentinamente. Se sentía triste y cansada. Se apoyó en la pared y caminó lentamente hacia su dormitorio.

Las chicas dormían profundamente. Una oscuridad suave llenaba el cuarto pero, en seis años, conocía a la perfección la estancia.

Avanzó sigilosa hasta su cama donde se acostó. Ahora el colchón estaba frío y las sábanas parecían sólo un adorno pues, no sentía su presencia.

Cerró los ojos y enseguida acudió a su mente la puerta entreabierta, la luz reflejada en el suelo y...el pianista. ¿Quién podía producir aquel sonido celestial? ¿Quién?

Sin darse apenas cuenta, se sumió en las alas de un sueño donde el protagonista, sin duda, fue su nuevo descubrimiento.

*_*_*_*_*

- Hermione, ¿estás con nosotros?

La gryffindor volvió la cabeza y vio que su amigo pelirrojo la miraba confundido.

- ¿En qué piensas? Llevas toda la mañana ausente.

- En nada... - mintió. - Solo estaba dándole vueltas a...

- Los exámenes, ¿Verdad?

Harry la miraba sonriendo dulcemente. Hermione asintió.

- ¡Por Merlín! Hermione, estás todo el día igual. Hay más cosas que los exámenes, estudiar y los libros. - bufó Ron.

- Tú no puedes quejarte de mí, Ron Weasley. - se defendió. - Porque tu te pasas todo el santo día practicando y hablando de quiddich. Así que no protestes.

- ¡No compares el quiddich con tus estupideces!

- ¡"Mis estupideces" son mucho más interesantes que ver a unos idiotas persiguiendo una pelota!

- ¡Ya basta! - Harry alzó las manos. - ¿Es qué no os cansáis de discutir?

- Empezó ella. - Ron se cruzó de brazos.

- Siempre tengo la culpa yo, cómo no. - suspiró la castaña.

Siguieron caminando rumbo a otra clase. Era el rutinario día a día, aunque, más tristes que nunca, gracias al tiempo lluvioso y al miedo que se cernía poco a poco sobre ellos.

*_*_*_*_*

Tenía un don. Uno o quizá muchos.

De nuevo se colocó al máscara, de nuevo alzó la barrera de hielo que lo separaba del resto del mundo. Nuevamente, se convirtió en lo que debía, en lo que le habían enseñado a ser, serio, frío, sin una mota de sentimiento, sin fallos, perfecto, un Malfoy.

Cada mañana se levantaba con el peso de su apellido sobre él. Mientras se vestía, mientras todos los demás se despertaban, cada nudo cerraba un poco más a Draco Malfoy.

Así tenía que ser. Era su destino y tenía que aceptarlo.

Había tenido cosas que ningún niño mago había soñado. Caprichos, deseos concedidos pero, como pago, su vida.

Y sabía que lo ataban cadenas invisibles pero muy fuertes.

Como único heredero de una saga poderosa de Sangres Limpias, cargaba sobre sus hombros la continuidad del apellido Malfoy, junto con la rama de Sangre Limpia que decidiera su familia.

No cabía en un Malfoy sentimiento ni debilidad. Un Malfoy no sentía nada. Frío, frío tenía que ser. Ser el líder en todo momento y no caer en ningún momento.

Pero la realidad era distinta, ni siquiera él podía olvidar que un ser humano tiene corazón, por muy congelado que esté, está.

Su secreto era grande pero, como todos los secretos, era suyo y no podía descubrirse.

- Hola, Draco. - lo saludó Blaise Zabinni.

- Buenos días, Blaise.

El rubio se sentó en la mesa Slytherin junto a sus compañeros y comenzó a desayunar normalmente.

- Tienes mala cara.

Draco giró lentamente la cabeza y se encontró con unos ojos azules y una sonrisa amplia. Pansy Parkinson, una estúpida Slytherin que lo asediaba.

- No digas bobadas, Pansy. - dijo Zabinni. - Draco tiene la cara de siempre.

- ¿No le ves los ojos? Tiene ojeras. Pensé que quizá no habría dormido bien...¿Has...dormido bien, Draco? - titubeó la chica.

- Perfectamente, Pansy.

- ¿Ves? Te lo he dicho.

Pansy agachó la cabeza y siguió comiendo, un poco ruborizada.

Draco sabía que estaba enamorada de él, sin embargo, no le gustaba. No era su tipo. Una chica más del montón, tonta e insípida.

De todas maneras, cuando se aburriese, quizá pudiera divertirse un poco.

No se vio en su pálido rostro ni una muestra de preocupación pero, dentro de su cuerpo, sentía que no debía hacerlo más. Había vuelto a hacerlo porque no podía dormir pero, lo tenía prohibido. Su padre mismo se lo había prohibido, ningún sentimiento, tenía que acordarse. Nada, ni siquiera tonterías sentimentalistas con música.

Debía dejarlo, olvidarlo pero, ante sus preocupaciones, la mejor forma de evadirse era él...su piano.

*_*_*_*

- Señorita Granger, ¿puedo hablar un momento con usted?

Ron la miró y se encogió de hombros.

Hermione asintió y les dijo a sus amigos que la esperaran fuera.

Se acercó a la mesa de la profesora. Los alumnos habían salido, alegres de por fin acabar al jornada.

- Dígame, profesora McGonagall.

- Señorita Granger, debo pedirle un favor. - carraspeó. - Verá, debido a los exámenes de principio de curso, he comprovado que los hechizos metamórficos no han quedado totalmente claros y, solamente una persona de mi clase ha conseguido llevarlos a cabo. Usted.

- Ah...sí, se me dan bastante bien. - dijo Hermione, un poco colorada.

- Sé que se le dan bien. - sonrió ésta. - Por ello quiero que haga un trabajo especial.

- ¿Trabajo especial? - frunció el ceño.

- Así es. Un trabajo explicativo de estos hechizos, para exponerlo en clase.

- Ah, profesora, am...

- Hermione. - la chica se estremeció, la profesora nunca había demostrado tanta confianza con ella como para llamarla por su nombre. - Eres la prefecta de mi casa y la mejor alumna de Hogwarts. Espero con ansia tu trabajo.

- Es un honor, profesora.

- Pues, cuando lo tengas listo, avísame y lo presentarás.

- Gracias.

- Puedes marcharte.

Hermione dejó el aula con más ocupaciones a su cargo.

*_*_*_*_*

- Herm, ayúdame.

- ¿Qué te pasa, Ron? - gruñó levantando la vista de su tarea de Aritmancia.

- No me sale esta fórmula.

Hermione soltó la pluma con desdén y apoyó la cabeza en la mesa.

- ¿Sabéis dónde está el libro ese que nos recomendó Helen White..."Defensa de..." -comentó Harry mirando por la estantería de la biblioteca.

- "Defensa de hechizos oscuros". El tercero de la columna de la derecha, Harry. - suspiró Hermione.

Se levantó y se colocó al lado de Ron.

- Te falta el Broud y la uña de dragón.

Se volvió a sentar y a sumergirse en sus deberes.

- Parece interesante. - murmuró Harry mirando el libro.

- Herm, ahora no me sale la composición....

- Ron, revísala de nuevo. - susurró Hermione.

- No me sale.

- Algo tendrás mal.

- Te digo que no sale.

Dejó la pluma en la mesa con un sonoro golpe y cerró el libro de Aritmancia.

- Creo que por hoy es bastante. - dijo, levantándose.

Cogió sus cosas ante la mirada de Ron y Harry y abandonó la biblioteca marchándose sin rumbo.

*_*_*_*_*

El sello de los Malfoy relucía verde brillante en la parte posterior del pergamino.

Se sentía nervioso y creyó que el pulso le temblaba levemente pero, miró al vacío y se calmó. Debía mantenerlo todo a raya.

Caminó sin muestras de agitación por el pasillo. Tocó el pergamino rugoso y leyó las letras de la parte principal. Era la caligrafía de su padre, Lucius Malfoy.

¿Qué le diría esta vez? ¿Algo nuevo o algo que ya sabía? No quería que le dijera nada. Quería destruir esa carta antes de que causara el daño que sabía que causaría cuando la abriera.

Iba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que algo avanzaba veloz hacia él. Y ella tampoco se dio cuenta, hasta que chocaron.

- ¡Estúpida! ¡Granger! ¿Quién sino la sangre sucia?

- ¡Vete a la mierda, Malfoy! - le gritó ésta.

- No me rebajaré a tu territorio, Granger.

- Territorio Malfoy querrás decir, está reservado a los mortifagos como tú.

Los ojos se le encendieron rabiosos y se acercó a ella con claras muestras de violencia que ella evitó sacando raudamente su varita.

- Atrévete a tocarme y serás hombre muerto.

Se miraron unos segundos, ambos llenos de odio y rabia.

- Me das asco, Granger, no sería capaz de tocarte. Tengo miedo de infectarme.

La gryffindor le mantuvo la mirada sin miedo, más bien como un reto, el reto de ganar de una vez por todas la partida a Draco Malfoy.

- Me las pagarás, Granger. Algún día.

- Te estaré esperando.

Cada uno se fue en una dirección, sin saber que volverían a encontrarse muy pronto.

*_*_*_*_*

Porque tu me faltas

Quiero darle al alma

el consuelo que le falta

De nuevo el corazón le latía como si su tiempo hubiera llegado, el tiempo que su corazón buscaba...para llorar.

Porque el pensamiento

no le gane al tiempo

y sentirlo que me mata

Sabía el camino, en su mente se había grabado en letras de oro.

Aunque estés adentro

y este sentimiento

se me antoje eterno

La puerta estaba entreabierta, y la música del piano era más triste, aún si cabe, que la primera vez, pero, a la vez, llevaba enlazado...

Esta lejanía

duele cada día

porque no te tengo

Belleza.

no tengo tu boca

no tengo tus ganas

y por más que intento

ya no entiendo nada

Y las lágrimas volvían a sus ojos. ¿Por qué? Sólo eran notas, ¿pero por qué tan bellas?

De esta vida loca, loca, loca

con su loca realidad

que se ha vuelto loca, loca, loca

por buscar otro lugar

Se apoyó en la pared, consciente de que no podía entrar pero, ella sentía que estaba dentro, con él...

Pero le provoca

este sufrimiento

y no me abandona

porque a mi me toca

esta vida loca

No imaginaba lo que ocurría dentro, no se imaginaba que él sentía como ella. Que por su rostro las lágrimas también discurrían, que las letras también se le clavaban al pianista, que su piano le dolía, y aún más las letras que su mente recitaba para sí mismo, para su alma rota.

Vida loca

loca, loca, como yo

esta vida loca, loca, loca

Lloraba porque su destino era cruel. Porque ya estaba trazado y porque no quería, porque tenía mucho dolor encerrado y muchas lágrimas hiriéndole.

porque tu me faltas, yo extraño tu boca

y es que a mí me toca, esta vida loca

Golpeó el piano y, las manos le temblaban, lo acarició, pidiéndole perdón. Las lágrimas mojaron el teclado empañándolo con su amargura y terminó su canción, con más dolor, con más tristeza.

No podía Draco Malfoy pensar que alguien lloraba con él desde fuera, no podía imaginar que alguien sentía la música de su piano y el dolor de su pianista.

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Hola¡¡¡¡¡Pues aquí está, ¡rápido, eh! No os podéis quejar. Es que la lluvia me inspira, jeje ;) Este salió más triste, ya os enteraréis de lo que dice la carta aunque, si pensáis un poquito, lo sabréis a ciencia cierta ;)

La canción es "Vida loca" de Francisco Céspedes. No sé si la habréis escuchado. Yo no iba a ponerla pero pensé que se adecuaba perfectamente al capítulo y a los sentimientos.

En el fic, la canción se toca solo a piano pero, para que fuese más personal, puse la letra.

Espero que os vaya gustando, no sé si se estará haciendo monótono pero para nada quiero que os creáis que todo será tan sencillo ;)

Bueno, gracias por vuestro apoyo.

Os quiere:

Lira Garbo

Dedicado a Kiara Mcgonagall

And you can tell everybody

This is your song

It may be quite simple but

Now that it´s done

I hope you don´t mind

I hope you don´t mind

That I put down in words

How wonderful life is

Now you´re in the world

Your Song – Ewan Mcgregor