El pianista

Muchas gracias a tod@s! Besazos!

Gracias a Doremi por sus e-mails de apoyo!

Contestación a reviews

Uialwen: Hola preciosa! Me alegro de que te haya gustado. Uff, uff, a ver cariño, sí, yo tampoco me esperaba menos de Draco, en ninguna de las dos partes, la parte de sensualidad y deseo y la parte de sorpresa ante la cara de Hermione. Pero...amar a Hermione. Antes estaba idealizando, (tal como lo hizo Hermione con él) a alguien que había descubierto en una noche misteriosa y mágica...No lleguemos a los extremos de amor porque, date cuenta de que Draco Malfoy y Hermione Granger se odian, si cambiamos el tercio y hablamos de un pianista y su musa, todo cambia :) La verdad que es acertado porque sí, Draco y Herm se llevan todo el protagonismo, merecido. Pues, Ron está un poco liado, él no lo acepta pero, sí, ha dado muestras de que quiere a Hermione como más que una amiga y sí, Parvati está enamorada de él, desde hace muchoo. Bueno, 7º en marcha ;) Sí! Mi msn es logarbo@hotmail.com! Ya te agregué! Un besote y a ver si nos encontramos!

Sly-Tom: Hola linda! ¿Qué tal? Leido y analizado. Jejeje, no veas la que estoy armando, tú lo has dicho ;) ¿El Draco real? A ver, tienes que creerte que Draco ES real ;) Eh! Ahora verás la reacción. :| Ui, me estás decepcionando, sufrir a la chica, que se lo merece y a él, pues que sea duro, que no tarden mucho en liarse....:| ¿Por quién me tomas? (Escritora de culebrones :( ) Además, todos dais todo por sentado :( Aquí nada es normal, desde que Draco es pianista :P Bueno, espera, espera, espérate todo ;) Un besote!

Dark Raxiel: Hola guapetona!!!! Jajajajaja, me alegro de que te rías! Reír hace que aumente el tiempo de vida, hace que tu salud mejore y hace que te sientas feliz así q...¡ inmejorable! :P Bueno, pues no te quedes tan seria :P Sí, Draco,ante todo, se ha quedado atónito...Su musa, la persona que más detesta en el mundo..casi :P Jajaja, ¿cosas malvadas? COn lo buena que soy (cara inocente ^^) Enga, un besazooooo!!!!

Kiara McGonagall: Hola preciosa! Mu bien! Estresada con tato capítulo. ;) Ay mi niña, me alegro de que estés más feliz que un pimiento morrón! Jajaja, nunca había oído esa expresión.:P Espero que el examen de música te salga bien. A ver si no te me caes más! jejeje ;) Bueno, volviendo al fic, sí, a ver, ahora Hermione explicará su reacción y el por qué pero, con lógica se deduce. Ella en ese instante estaba bajo la influencia (madre mía...cómo suena..^^) de la noche y la música; el pianista solo le sirvió de desahogo, ella no lo ve como Malfoy, por lo menos en parte. Quizá sí le atrae, o quizá solo es que se le va la olla. JEje, ahora veremos que hace Drakito... ¡Me alegro de que te gustara mi review! Me gustó mucho tu historia y me arrepiento de no haberla podido leer antes ;) Bueno, jajajajajaa Santa Lorena de Málaga, jajajajaja, ay q apodo tan raro, suena raro, verdad? :P Bueno mi niña, gracias por alegrarme la vida con tus locuras!! Un besazo!!!

Afrodita: Hola guapetona! Pues sí, secreto desvelado :P Intensísimo, jajaja. Sí, pobrecita Parvati, ella sabe que Ron no está enamorado de ella pero...tiene esa aspiración. Pobre... Jeje, un telegrama pero..siempre que estés ligando :P te perdono la vida XD Enga preciosa, un besote!

Elanor Black: Hola linda! jajajja, soy malísima! jajajjaja (sonrisa malévola, risa de bruja XD) Es que sino no tiene intriga.... :D Tendré compasión...¡No! :P jajaja, enga, un besazo preciosa!

Male-chan: Hola preciosa! Me alegro de que te haya gustado! Jeje, sí, a mí también me encanta esta pareja, quizá por eso de que me van los amores imposibles :) aunque al final, nada es tan imposible como parece. Jeje, sí, Draco se quedó tan sorprendido como Hermione la noche anterior, veremos ahora su reacción. Más encuentros....bueno, eso no sé...a oscuras...si es con el piano, es el único método :) Date cuenta que no puede tocar por la mañana por miedo a ser descubierto. Bueno, sí, Parvati enamorada de Ron pues, da penita porque Ron no la corresponde. Yo creo que Harry y Ron si miran por Hermione lo que ocurre que los hombres...son unos brutos a veces y no nos entienden... (suspiro, lo digo por experiencia propia). La nueva canción es super bonita, ya verás. ;) Espero que la encuentres! ¡A que sí! La de Ana Torroja es preciosa. Ya toy dando vueltas por la página, ya me verás! ;) UN besazo!!!!!

Shiro2: Wola guapetona! Jajajajaja, pues sí. Es muy parecido pero, del otro lado ;) Jajaja, Draco suicidarse...? No te creas que no lo ha pensado...A veces cuando todo te agobia, la solución fácil de la muerte...se ve y se piensa. Bueno, pues oportunidades existen, son ellos quienes deciden. Jajaja, más te vale tener paciencia :P Ya sabes que soy una creadora nata de sufrimiento :P Enga, no te agobies!! Muchos besazos!!

SpyProngs19: Hola preciosa! ¡Celebro que te guste! Jeje, bien por tu inspiraicón ;) Dios mío, ¡te llega al alma! No sabes lo que me llegan esas palabras! ¿Talento? ¿Popular? Sólo es vicio y suerte ;)Un besazo!!!

Lakesys: Hola mi niña! Jajaja, ¡gran definición! El fic está caliente, tú lo has dicho ;) Emocionante...pero yo estoy super liada con él...no sé lo que voy a hacer! A ver...¿saldrá Draco corriendo? No es de esos. Ahora lo sabremos :) Un besazo!

Andrea Malfoy2: Hola preciosa! Muchas gracias! jeje, ya ve...lo que daría por colarme a escuchar al pianista...¿Te gustó la canción? ¡A qué es preciosa! jeje, además, ya te digo, cuadraba a la perfección para el capi. ;) Pues sí, Ron está enamorado de Hermione aunque no lo ha confesado, ni a Harry ni a la propia Herm, tampoco está muy convencido de sus sentimientos, no quiere admitirlo. A ver qué hará Draco...¿qué hará? Besitos!

Cristalgirl: Hola preciosa! ¡Me alegro muchísimo! Es una gran satisfacción para mí, comprobar que te ha llegado lo que he escrito y que te ha gustado! Un besazo!

Lora chang: Hola preciosa! Pues sí, ahora Draco lo sabe. ¿Qué hará? ¿Qué hará? Ahora lo veremos. Pues sí, es fácil :P Parvati está por Ron, éste por Hermione y ella...ella no sé qué responder :D Ya se verá. Pues no te imagines...no te imagines...que yo soy de las que dan sorpresas ;) Un besazo!

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7. Nada es imposible

Ver aquel rostro en la noche, de repente iluminado por el chorro blanco de luz, hizo que todos sus sentidos se detuvieran, que el corazón le palpitara tan presuroso que no sentía ni descanso entre latido, fue alterar todo el trascurso de la pacífica paz nocturna.

Draco Malfoy se había quedado, casi por primera vez delante de ella, sin palabras.

Ni siquiera insultos venían a su mente, nada, nulo, vacío.

Su cabeza empezó a dar vueltas siniestras a sus pensamientos, todo era tan confuso de repente. Había visto la luz al final del camino y de nuevo estaba negro y oscuro. Solitario, soledad.

Hermione observaba la escena, un poco incrédula y a pesar de todo, emocionada. Emoción por todas las cosas, desde el atreverse a retarlo una vez más con su presencia misteriosa, hasta aquellos apasionados besos de aquel hombre que no podía creer ser quien era.

Y en esos momentos, su mente estaba tan perdida como la de Draco, sin embargo, ella ya se estaba acostumbrando a la verdad, para él, todo había sido demasiado repentino y aún las cosas no estaban demasiado asimiladas en su cabeza.

Quizá dijera cosas que no pensaba, quizá también porque ni siquiera le había dado tiempo a reflexionarlas.

- ¡Tú! ¿Qué haces, tú, aquí? ¡Qué es esto? - gritó Draco, desesperado.

- Creo que no es muy difícil saberlo, Malfoy. Recuerda.

- ¡Tú! Tú no puedes ser ella...

Los ojos del Slytherin se clavaban en sus pupilas interrogantes, incomprensibles, increíble todo.

- Ayer, ¿eras tú?

- Así es. Ayer y antes de ayer...y todas las noches que he podido escucharte.

- ¿Lo sabías? ¿Cómo lo supiste?

- Una noche, por casualidad... - sonrió levemente volviendo al pasado. - No podía dormir y te escuché. Caminé hasta aquí y te oí. Oí tu música detrás de la puerta...

- ¡Me espiaste! ¿Desde cuándo...? ¿Cuánto?

- No sé...quizá hace unas semanas...un mes.

El rubio se pasó una mano por el cabello, revolviéndolo agitado. Se sentía nervioso, descubierto, avergonzado. Y Hermione, entretanto, asombrada de él. No la había insultado, parecía una persona normal, excluyendo su nerviosismo.

Malfoy se alejó de donde ella se encontraba, yéndose al otro extremo de la habitación, alumbrada por la vela centelleante que dirigía su llama en dirección a Hermione, aún apoyada en la pared, esperando las acciones de Draco.

- Mierda, maldita sea. - masculló este.

El Slytherin sentía dentro de sí la impotencia y la rabia. ¿Cómo no se había dado cuenta? ¿Por qué no había sido más hábil? ¿Cómo podía haberse descuidado tanto?

- No voy a decir a nada. - dijo Hermione.

Su voz desde el otro lado le llegó a Draco que, levantó la cabeza y la miró de refilón.

- ¿Crees que te tengo miedo, sangre sucia? ¿Qué piensas contar? Ir a Dumbledore y decirle que toco por las noches un piano de una clase. ¿Te creería?

La Gryffindor no pudo evitar que una mueca sarcástica se dibujara en su rostro.

- Claro que me creería.

- ¡No! ¿Me oyes? No te creería porque es algo totalmente descabellado. Draco Malfoy no puede tocar el piano.

- De todas maneras, - dijo Hermione carraspeando. - aunque no me crea, puedo hacer que se lleve el piano.

El rubio se quedó mirándola fijamente sintiendo la sangre fluyendo a rápida presión.

- Y a pesar de todo, tú perderías.

Quiso aparentar frialdad y decirle que no le importaba. Que corriera a su amado director y le contara la noticia. Que se llevara el piano de Hogwarts...que no importaba, ¿qué más daba? Era sólo un piano.

Quiso decirlo, pero no pudo. Simplemente significaba demasiado para él, era parte de sí mismo, su confidente, un amigo..su desahogo. No podía perderlo.

Fue ávido hasta el punto donde ella se encontraba y, se quedó a poca distancia de ella y la amenazó alzando un dedo.

- No te atrevas, Granger. Abstente de ello.

- No sabía que te importara tanto...

- Te lo advierto.

- No te tengo miedo.

- Pues deberías. Puedo ser muy peligroso si quiero.

Sentía un nudo en su estómago, que se retorcía y retorcía. De pronto, al mirarla tan fijamente aquel tiempo que parecía una eternidad, había recordado lo que minutos antes, en la plena incertidumbre, había ocurrido.

Ella era a la que había llamado con su música...La que había buscado con desesperación. La que había acudido. La que había deseado. La que había besado con ansia. Su musa, ella, ¿Granger?

Se sacudió de nuevo e hizo un ademán de irse, de dejarlo todo y huir de aquella pesadilla pero, la prefecta se lo impidió continuando la conversación inacabada.

- Te propongo un trato.

- ¿Un trato? - preguntó frío y a la desquiciado.

Hermione asintió y dirigió una mirada rápida al piano, donde yacía posada la vela delatadora. Volvió a mirar a Malfoy y a coger aire para llenarse de fuerza.

- No diré nada pero a cambio, podré escucharte.

- ¿Qué? ¿Qué dices?

¿Estaba loca? ¿Qué pensamientos pasaban por la mente de aquella estúpida...? ¿Quería oírle...tocar?

- Lo que oyes. Podré venir en las noches a escucharte tocar, a escuchar el piano. Sólo eso, nada más.

- No. - se negó Draco.

- No tienes opción.

- He dicho que no.

- No es una propuesta. Es la sentencia de que sino dejas que lo haga, iré a Dumbledore y te clausurarán tu piano, es eso. Es lo tomas o lo dejas.

- ¡Quién te has creído...!

- Nada de gritos, Malfoy. Sé un poco civilizado, aunque sea solo de noche. Puede que la luna te transforme.

Draco bufó sonriendo maliciosamente.

- Sólo dices sandeces, Granger. Me está empezando a doler la cabeza con tus tonterías.

Hermione se cruzó de brazos.

Entonces Draco se dio media vuelta y se sentó en el sillín, frente al piano.

- ¿Por qué? ¿Qué juego es este? - dijo sin mirarla. Atento a la tapa que cubría el piano.

- Pues...porque me gusta tu música.

- ¿Solo por eso?

- Solo por eso.

Tocó con sus finos y pálidos dedos la superficie lisa y suspiró. No podían arrebatarle algo que tanto le había costado mantener. Su sueño se había acostumbrado en su vida con el piano. Quizá tuviera opción pero...¿valía la pena arriesgar tanto?

Cerró los ojos y suspiró hondamente sintiendo un pequeño pinchazo en el pecho.

- Está bien. Trato hecho.

- Bien.

- Ahora vete.

- Mañana volveré. Nada de trampas, Malfoy.

- Nada de trampas... - asintió repetidas veces.

Unos ligeros pasos de Hermione hasta la salida se oyeron en el suelo y después su despedida:

- Hasta mañana.

Se abrió y se cerró la puerta al exterior. Hermione salió del corazón del mundo de Draco Malfoy y de repente sintió mucha satisfacción. Lo había logrado. Había ganado.

Caminó hasta su sala común con la idea feliz de que a la noche siguiente volvería a sumergirse en el bello músico de un pianista que, prefería no poner nombres.

Aún así, Draco se quedó quieto, parado sin sentir nada. Ni siquiera pudo sentir impotencia o rabia, nada.

Agachó la cabeza y de un soplido apagó la débil luz que le había mostrado el rostro de Hermione Granger en mitad de la noche.

En las sombras, los momentos de aquella noche, aún con la desconocida, volvieron a su mente.

Unos besos llenos de pasión y sensaciones nuevas, que ninguna persona le había hecho sentir. Envuelto en el mundo de sus fantasías, románticas, irreales...era dichoso, pero por una vez, el cristal le había reflejado la realidad. La realidad era Hermione Granger, no sueños con mujeres hechas de nubes y algodón, con olor a rosas y cabellos de rayos de sol. No bocas de fresa, ni almendras en la mirada. Solo realidad, solo personas humanas.

Hermione Granger.

Sonrió. Era la última persona en todo el universo en quien había pensado para su musa.

Cogió sus cosas y abandonó su refugio, que ya no era tan secreto. Lo abandonó prometiendo volver, pero acompañado.

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- Y la figura de la apocalipsis mágica, imposiblemente, claro está...Nunca pudo constatarse su veracidad, solo fue un cuento para niños que..

¿Y qué importa? ¿Qué importaba aquella revolución mágica por la que alocados magos se habían quitado la vida, solo por un cuento? ¿Qué importaba aquello en ese instante?

Ahora todo tenía rostro, voz, tacto, color, textura...Infinidad de palabras que podían definir y no definir lo que sentía. Nada bastaba, todo sobraba. Estaba hecha un mar de confusiones, un lío, pero...nada importaba. Ahora su pianista era el centro del universo..

Pero, ¿cómo pensarlo? Ese pianista, ese por el que ni una absurda clase de Historia de Magia merecía la pena, él...ese sueño...ese ideal...por Merlín, por todo...¡era Draco Malfoy!

Y que felices hubieran sido sus sueños si nunca lo hubiera descubierto, que tristes también. No ponerle cara a su fantasma. No ver jamás los ojos con los cual soñaba.

Que amargura y a la vez que maldito placer le recorría el cuerpo. Que dolor, que angustia, que satisfacción...¿Por qué lo había hecho? ¿Había, acaso, alguna respuesta? ¿Alguna explicación a tanto engaño?

Se sentía sudorosa y fría a la vez. Eran estados tan carenciales y existenciales. Tan verdad, tan mentira. Dos caras de una misma moneda, dos caras de una misteriosa y engañosa luna blanca.

No se molestaba ni en ocultarlo, ¿para qué? ¿De qué servía?

Nada existía en esos momentos, nada, nada...Nada. Solo él...un piano...unas notas, música, un pianista...Todo eso existía en su mundo, todo, olvidando quien era...olvidando el pequeño, minúsculo, insignificante...detalle..de que el pianista, era Draco Malfoy.

Y que solo faltaba medio y eterno día para encontrarlo de nuevo.

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La carta, escrita en su impecable sobre negro, con aquellas doradas y lustrosas letras alargadas, seña de los Malfoy desde tiempos recónditos. Cuanto odiaba esa señal, cuanto odiaba su nombre, y todo lo que le rodeaba.

La abrió sin importarle romper el lujoso papel que la envolvía.

Leyó las pocas letras, tan falsas y mentirosas. ¿Por qué se empeñaba en intentar hacerle creer que lo quería? ¿Por qué? ¿Para qué tanto teatro si la realidad era clara y poderosa?

Querido hijo, ¿querido? ¿Hijo? ¿Cuándo había usado aquello con él? ¿Cuándo no era, Draco? ¿Cuándo "estúpido" se había intercambiado por querido? ¿Cuándo "inútil", cuándo "débil", cuándo "testarudo, "tonto", "desobediente"...? ¿Cuándo?

Y aquellas frases...con qué sarcasmo lo tomaba. Con que dolor profundo se le clavaban. ¿Por qué su padre aún intentaba fingir con él? ¿Para qué? Si sabía que Draco no tenía escapatoria a su destino...Si lo sabía, ¿para qué fingir? ¿Para qué más mentiras?

Cogió aire, profundamente, intentando serenarse. Sintiendose de repente furioso y a la vez, ese sentimiento de nuevo, en su hueco vacío. La soledad, su soledad tan presente. Ahí, tan profundamente grabada en su piel como su apellido, como su destino, como todo ese alo que lo envolvía, ahogándolo poco a poco.

Palabras que no llegaban a ninguna parte, que se perdían por el mismo lado que se perdía todo, por el abismo infranqueable de su barrera contra el mundo.

¿Qué quería con la carta? ¿Qué quería? ¿Hacer de padre bueno y responsable? ¿Quién podía creer eso? Quizá los que lo vieran de fuera, sí, los que vieran las sonrisas y los comentarios de Lucius...Sí. No sabía cuándo...Quizá hubieran existido...Quizá, todo podía haber sido posible...En muchas vidas...

Pero el dolor sólo se vivía desde dentro, desde el centro.

Al final de la carta, junto a la firma de su padre, la de su madre.

Narcisa...Narcisa...El nombre de su madre se reflejó en sus pupilas y en sus grises ojos una pequeña luz pareció brillar tenuemente.

De pronto, cerró los ojos y arrugó la carta. Caminó como si nada ocurriera, hasta fuera.

Hacía frío. No iba abrigado, las nubes eran negras...¿qué importaba? ¿Enfermarse, morir? ¿Qué más daba? En el cielo quizá hubiera un piano...mejor pensado, un órgano, como en las iglesias de los sangre sucias.

Pero, rió sarcásticamente. ¿Quién pensaba que él estuviera destinado al cielo? Mentía de nuevo, se mentía a sí mismo. Para él su sitio estaba muy bien situado. Un espacio grande, en el infierno. En las entrañas de la tierra, con el fuego, con el diablo.

Sonrió y miró al cielo. Desafiándolo. Ya podía un rayo atravesarlo y partirlo en dos. Ya podía Dios, el diablo...lo que fuera; partir su alma y destrozarla completamente. ¿Qué importaba?

Las nubes se movieron pesadamente, produciendo un fino murmullo cansado. Las gotas comenzaron a caer ávidas desde el cielo hasta la tierra de los hombres.

Agachó la cabeza. No era el momento, no aún. Todavía tenía un noche para su piano. Todavía no...

Se metió dentro, de nuevo en Hogwarts.

Casi había olvidado a Hermione Granger...casi....

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Había esperado inconscientemente, a que ella apareciera pero, nada había ocurrido, nada había entrado.

Estaba demasiado impaciente, demasiado furioso aún, demasiado impulsivo y demasiado alocado. Todo era mucho esa noche lluviosa.

Estaba sentado en su piano. Se había asegurado, Hermione Granger no había aparecido. Había sido lista, se habría olvidado del asunto, ¿o quizás no?

Le dolía la cabeza y las ideas le estaban nublando su mente inspirada.

El sillín ahora le parecía duro, el piano le parecía tosco, las teclas le parecían vastas...¿Qué ocurría? Estaba furioso.

El día había transcurrido normalmente, sin menor incidente. Él y Granger apenas se habían mirado y, si alguna vez había cometido el error de fijar sus ojos en ella, por más leve que hubiera sido, no había notado nada en la chica, nada. Así debía de ser. Nada.

Pero la carta, aquella carta mentirosa de su padre le había alterado demasiado todos los sentidos. Había desbocado su cuerpo y su mente. Todo regido por el sentimiento de dolor y rabia.

Golpeó las teclas, sonando una melodía mecánica y casi sin sentido...

Apretó sus puños encima de ellas y miró fijamente a la llama de su vela protectora.

Susurró una frase, dando pie a sus recuerdos, que ya volaban.

La raya entre la casualidad y el destino es delgada...muy delgada.

Estaba cegado por todo lo que se aglomeraba en él. No notó la repentina presencia de Hermione.

La prefecta había entrado sigilosamente, como se estaba acostumbrando a hacer y empezaba a escuchar lo que Malfoy estaba empezando a componer. Aunque, no era Malfoy, sino el pianista, su pianista.

Se acurrucó en la pared y resbaló callada hasta tocar el suelo con la túnica y quedar frente a él, cubierta por la oscuridad y por la creciente sorpresa que estaba llenando su ser.

"Vuelvo a viajar, al final del vagón

queriendo saltar, delirando de amor

* Siempre solo, siempre al final del túnel de su soledad, sin poder escapar de su prisión, de sus barrotes fuertes. Delirando con todo ese amor que tenía anclado en su pecho, amor arrebatado, amor inexistente, amor que le habían prohibido, porque no debía sentirlo. Ni amor, ni nada, nada.

"Tratando de ser, lo que no me pidió

perdí la fe, perdí el control"

* Siempre queriendo ir a más, sin poder saltar. Siempre intentando impresionarle. Sus miradas frías, esos ojos fríos, helados, que desde pequeño sentía sobre él como la incesante sombra que le perseguía en cada sueño, en cada anhelo, en cada paso, allí estaba él. Hasta que un día, ese día, o un día como aquel, había perdido la fe de que podía cambiar, había perdido el control sobre sí mismo y, sobre todo lo que giraba sobre él. Su destino.

"Vivo otra vez, sin la sal de su piel,

volviendo a caer, arrastrando los pies,

hoy quiero creer, en lo que ya no es

* Vivir, ¿acaso era vida aquello? Le habían negado todo, hasta soñar. Soñar con princesas, soñar...simplemente soñar. ¿Quién nunca había soñado con imposibles? Si no tenía eso, ¿qué le quedaba? Caer, caer, caer...infinitamente, sin final, sin rumbo, sin salida....Caer hasta el fin del mundo. ¿Y para qué creer...si no hay nada por lo que creer, nada por lo que luchar?

"Ayúdame, sálvame."

*Cogió aire, sintiendo que se ahogaba. Sintiendo que su rabia era tan fuerte que no podía dominarla, que se le escapaba de las manos, como aire entrelazándose entre sus dedos, como suaves e invisibles cuerdas, telas de araña, tejiendo la red.

" Dime un sitio dónde ir

al encuentro de tu voz.

Envíame tu voz

Se me para el corazón

en las noches de más dolor.

Ínventate otro adiós"

* Suspiró, doliéndole cada milímetro de su alma, de algo que estaba herido, pero no muerto completamente. No estaba muerto, pero estaba demasiado herido. Demasiado solo.

Y con él, otro suspiro, sorprendida, muy sorprendida...Hermione Granger, observando y sintiendo.

"¿Quién va a crecer, de cara a la pared,

buscando un por qué, devorando el ayer?

* Su niño interior no había crecido, seguía allí, con él. Seguía en una pared, colgado de un marco, con sus rasgos finos, sus ojos tristes, su dolor impenetrable. ¿Por qué? Lo había buscando, en cada recuerdo, en cada uno de ellos, lo había buscado. Lo había devorado como a una presa, sin encontrar nada en el ayer más lejano, sin ver nada claro en el cercano.

" No olvidaré la noche que se fue

ayúdame y sálvame"

* Se había ido, una noche, cuando lo conoció. Se había ido y había jurado no volver, para no sufrir. Era su verdadero yo. El que todos llevamos dentro y que muchas veces ocultamos para que no lo maten, para que no lo hieran de nuevo. Protegiéndolo con barreras, tan fuertes que no sabemos hasta qué punto pueden llegar a protegernos...y hasta qué punto...pueden llegar a matarnos.

" Dime un sitio dónde ir

al encuentro de tu voz.

* ¿Dónde? ¿Dónde estás?

"Envíame tu voz"

* La necesitaba como el elixir más salvador en su noche dolorosa.

"Se me para el corazón

en las noches de más dolor."

* En una noche como aquella, donde de nuevo fluían los recuerdos, donde de nuevo el pasado cobraba vida, se hacía real.

"Ínventate otro adiós"

* Y era inútil desterrarlo, era inútil porque seguía ahí, seguía y seguiría por más que le doliera, seguía.

Y murmuró los versos, como loco, negando que fuera cierto, negándose, volvió a tocarla, como un necio intentando contradecir la verdad. Una verdad que estaba viva. ¿Cómo contradecirla? ¿Cómo esconderla?

"Ínventate otro adiós"

- Pero vete...sin hacerme daño.

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¿Los fantasmas existen en nuestro mundo de sueños? No, era lo que pensaba Draco. Pero por una vez, al ver el resplandor, al ver sus ojos, dudó entre las posibilidades de que fuera un fantasma, fuera su imaginación o simplemente, fuera la cruda realidad.

Y desterró las dos primeras, al oír en el silencio, algo más que a sí mismo, algo más que a su propio corazón.

Se levantó súbitamente, tirando el sillín al suelo, produciendo un sonido brusco y resonante.

Hermione se levantó de inmediato y se quedó observándole, fijamente, en lo que permitía la oscuridad.

El Slytherin ya no controlaba, era demasiado lo mezclado en esos momentos. Muchos tapujos, muchas trampas, tantas emociones...

La castaña sentía como le temblaban las piernas y como cada músculo de su cuerpo estaba tenso. Las palabras habían sido pocas sin embargo, a ella le habían valido de mucho.

- Yo.... - alcanzó a pronunciar torpemente.

Cerró los ojos, parpadeando.

Pero ya había desatado la furia de Draco Malfoy, con su sola y perturbadora presencia.

El rubio avanzó a grandes zancadas recorriendo rápidamente la pequeña habitación y quedó a un metro escaso de distancia. Oía su respiración entrecortada, tal y como se oía a sí mismo.

- ¡¿Qué haces aquí?! - le gritó. - ¡No quiero que estés aquí!

Hermione tragó saliva.

- Voy a estar aquí, hicimos un trato. Así son las cosas...

- ¡No sabes nada!

El eco de su voz sonó resonante por cada pared. En los oídos de Hermione.

Malfoy, agitado, la miraba, el rostro moreno, con los ojos empequeñecidos, la nariz insignificante y los labios entreabiertos.

- ¿Qué sabes de la vida? ¡Dime! ¿Qué sabes? ¡Nada! ¿Crees qué sabes mucho? ¿Lo crees? ¿Crees que por ser la sabelotodo de Hogwarts, ya eres más que nadie? ¡No!

Y ella le miraba sin articular ni una sola palabra. Clavando sus ojos marrones en sus iris grises, tan frías y tristes a la vez que creía estar viviendo una pesadilla y un sueño en su propia piel.

- ¡Nada, Granger, nada! ¿Así son las cosas? ¿Cómo son las cosas? ¿Cómo crees que son?

Pero Hermione no articuló palabra, siguió mirándole, impasible. Para Draco era demasiado, su propio dolor no le dejaba vivir y ella parecía que tampoco.

- ¡Contéstame!

Toda su rabia se trasformó y con violencia cogió a la Gryffindor por ambos antebrazos y puso su espalda contra la pared en un duro contacto que hizo que ella cerrara los ojos y se mordiera un labio, nerviosamente. Ni siquera sabía si sentir miendo ante esa violencia precipitada.

- No puedes contestar, porque, simplemente...no lo sabes.

La miró fijamente, clavándose en sus pupilas. En su rostro cada vez más pálido, en su piel tibia, al contraste con el calor ardiente que él desprendía.

- No lo sabes, no lo has vivido...no lo vives, día a día.

Por primera vez, Hermione sintió compasión de esa criatura, compasión, un sentimiento que brotó como agua de manantial, manando veloz. Compasión y comprensión.

- Lo siento. - dijo suavemente.

Y la cara de Malfoy pareció descomponerse, llena de sorpresa y confusión ante la frase que Hermione acababa de pronunciar. Y aún más desencajada se quedaría.

- Perdóname.

Fue leve pero, sintió un poco de alivio. Poco pero, estaba ahí. Aflojó el contacto con el cuerpo de la gryffindor. Aflojó hasta soltarla.

Con una última mirada. Hermione agachó la cabeza y suspiró.

No volvió a mirarle en aquella noche pues, se escabulló por la misma puerta que la había dejado pasar.

Draco Malfoy se quedó en la misma posición. Como si aún la tuviera frente a frente, mirando el vacío que había dejado al irse. Creía que la vida no podía sorprenderle más y, no sabía qué equivocado estaba.

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Sus miradas se cruzaron fugazmente. Iban por distintos caminos en los largos pasillos.

Hermione hablaba con Ron y Harry, que contaban anécdotas sobre las peleas de nieve, las charlas junto a la chimenea y las partidas de ajedrez. La prefecta solo sonreía, casi sin oír a sus dos amigos.

Porque justo enfrente, Draco Malfoy, altanero y seductor, avanzaba junto a sus compañeros de Slytherin.

Rick Davis, como siempre, sonreía a diestro y siniestro a cualquier chica que se le cruzara por los ojos. Tenía encanto pero, la mayoria de las veces, las chicas no se fijaban en él hasta mirar a Malfoy, frío como el hielo, con un alo secreto y tentador.

Leiber y Murray bromeaban entre sí con sus inseparables colillas en la boca, con aires de duros.

Y Zabini, separado de Crabble y Goyle, andaba con las manos en los bolsillos y los ojos agudizos, examinándolo todo.

Las clases a las que debían asistir eran contrarias pero, sin embargo, parecía que su destino final fuera su encuentro. Ahí surgió el contacto de sus ojos. Ambas miradas, las personalidades chocando. Los recuerdos fluyendo deprisa en sus mentes.

Y fue tímida al principio pero terminó como en los cuentos, con sonrisas reveladoras, de esas que perduraban.

La gryffindor bajó la cabeza y dobló la esquina. Draco la siguió con la mirada, intentando disimularlo ante sus compañeros. Pero, al cruzar por la esquina, hacia el otro lado, y mirar, creyó observar que Hermione miraba hacia atrás y sintió una extraña sensación en el pecho.

Rápidamente miró a Rick que le señalaba a una guapa Ravenclaw. Malfoy rió con él, aparentando, pero, Zabini aún miraba la figura de Hermione Granger, perdiéndose por el pasillo y sonreía maquiavélicamente.

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Y faltaba tan poco...minutos escasos...¿Cómo tenía que actuar? ¿Cómo fingir?

- ¡Hola!

El trío se volvió y vieron correr hacia ellos a la pandilla Gryffindor. Seamus Finnigan, Dean Thomas, Neville Longbotton y cerrando el grupo, las misterosas Lavender y Parvati.

Dean, risueño y bromista hizo un chiste gracioso acerca de Snape, la futura clase.

Hermione apenas sonrió.

- Ey Herm, ¿cómo te va? - le preguntó alegremente Lavender.

- Muy bien. - asintió algo nerviosa. - Como siempre....

"Si todo fuera igual que siempre..."

- ¿Y a vosotras?

- Bien. - murmuró Parvati abrazando su carpeta llena de fotos mágicas de guapos magos y brujas.

- ¡Genial! ¿Sabes? Hoy en la clase...

Lavender, totalmente confianzuda, cogió a Hermione por un brazo y le relató su aventura en clase de herbologia.

Mientras tanto, la Patil fulminaba con sus ojos negros la roja cabellera de Ronald Weasley que reía junto a Dean y los demás.

Apretó más fuerte contra sí la carpeta y se mordió el labio. Vio como Ron reía abiertamente y como en sus mejillas aparecian dos graciosos hoyuelos entre sus pecas.

Sintió que el corazón le latía veloz y como el pulso se le acelaraba en todo el cuerpo.

Pero él...ni siquiera la había mirado. Ni siquiera notaba su presencia...

Cruzaron las mazmorras en cuadrilla, oliendo el ambiente húmedo y frío.

Y pronto en sus retinas, las figuras con capas oscuras y escudos verdes se hicieron patentes. Allí estaban, esperando, los Slytherins.

Por un momento, Hermione desvió la atención de Lavender, que seguía contándole su día y, miró por encima de sus amigos, buscándole. Y..le encontró.

Apoyado en el muro, junto a Zabini, serio, como siempre.

Se estremeció. Parecía tan distinto a como ella le conocía y, a la vez, conversaba matices del pianista. Aquel era un juego peligroso.

Suspiró al ver como sus delicadas manos acariciaban con tersura su pergamino enrollado. Gesto tan común en él...

Y como sus ojos grises miraban fijamente a quien le hablaba, fijamente, haciéndole sentir único en donde estuviera.

¿Por qué estaba pensando eso? ¿Por qué no podía dejar de mirarle, arriesgándose a que alguien lo notara? A que él mismo lo notara...

Y claro que lo había notado. Nada más que había entrado en su contacto visual, se había fijado en todo. Ella, con su túnica y su escudo, con la sangre del león corriéndole por las venas, con esos rizos, esos ojos, esa boca...

¡Por Merlín! ¿Cómo podía pensar eso? Zabini parloteaba y él le miraba pero, en realidad, no lo veía, la veía a ella, en la noche, en aquella pared, con aquella mirada honesta.

Granger, Granger...¿estaba pensando en Hermione Granger? Imposible.

De pronto, vio como Pansy Parkinson se acercaba a él. Suspiró. Sin duda, era pesada...

- Hola, Draco. ¿Qué tal estás?

- Muy bien hasta que llegaste, Parkinson. - dijo éste, secamente.

Blaise miró a la chica. Maquillada, con sombras negras por sus claros ojos azules y el pelo rubio suelto, con boca de vampiresa y rostro seductor. Le atraía. No comprendía a Draco.

- Estás muy guapa, Pansy. - la piropeó.

Draco rodó los ojos.

- Gracias, Blaise. - sonrió la rubia, pestañeando coquetamente.

- Toda tuya, Zabini.

Draco cogió su cartera y se la puso en un hombro. Volvió a mirarla pero, esta vez, Hermione no le miraba a él. Hablaba con Weasley. Frunció el ceño. Malas compañias.

Severius Snape iba directo al aula, gruñendo a los gryffindors y quitando puntos por tonterías como la camisa por fuera o hablar en su presencia.

Cuando observó a Draco apoyado en el marco, esperando su llegada, sonrió. Era su alumno favorito. Lo saludó y Draco entró con él.

Pansy suspiró y apretó sus uñas pintadas de rojo contra su pálida piel, furiosa y a la vez triste.

- Maldito Snape.... - farfulló Ron, molesto por los diez puntos que Snape le había quitado por no tener todos los botones de la camisa abrochados.

- Ignóralo, Ron, pasará.

El pelirrojo terminó de abrocharse el último botón y miró a Hermione que le sonreía dulcemente. No pudo evitar sonreír también, quedándose abobado mirándola.

Ella le dijo que era hora de entrar y avanzó. Ron vio como se marchaba. Solo un choque accidental con Parvati le distrajo.

- Perdona. - murmuró distraído.

- No es nada. - dijo ella, un poco ruborizada.

- ¡Harry! ¡Vamos! - le gritó a su amigo.

Pero no le esperó y entró veloz siguiendo a Hermione, olvidando a Harry y al resto... A una Parvati sombría.

Zabini vio pasar a Hermione y una sonrisa entrecruzada se dibujó en sus finos labios.

- Pansy... - murmuró. - Algún día tú y yo tenemos que hablar.

La Slytherin se unió al grupo de sus amigas y asintió levemente.

- Búscame, entonces.

Se alejó hacia dentro mientras él musitaba...solo.

- Te buscaré.

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Una poción estalló. Y un grito de Snape asustó a la mayoria.

- ¡Tú otra vez, Longbotton!

Los Slytherins rieron por la torpeza de Neville y éste, rojo como un tomate, se excusó torpemente mientras el profesor husmeaba, buscando algún error en la poción fallida.

Una humareda se levantaba por toda la habitación, produciendo alguna que otra niebla, dificultando los contactos.

Los alumnos y alumnas sudaban por el calor que desprendían los calderos. Un aroma a eucalipto y cera, mezclado con escamas de dragón y cabellos de unicornio, los envolvía en su masa clara.

Hermione se inclinó unos centímetros para mirar su poción. El color verde brillante de la disolución hizo que mirara por encima, buscando...

Pero no vio nada más que humo y, se coló por su oído las maldiciones de sus compañeros.

Se frotó los ojos cansados y se quitó el cabello que se le caía en la cara.

Le faltaba un ingrediente, la sangre de hymhell. Los botes estaban encima de la barra donde se acumulaban las pociones y donde había un pequeño grifo para lavarse las manos.

Se aventuró a ir y, entornando los ojos, divisó el frasco de color rojo intenso al lado del grifo.

Caminó a tientas y, alzó la mano para cogerlo. Su estómago chocó ligeramente contra la barra de cerámica. Tocó con los dedos el borde y se inclinó de nuevo hasta tocar el cristal frío.

Lo cogió con la mano, echándose un poco hacia adelante y, al rodearlo segura, lo atrajo lentamente.

El aire pesado le golpeó en la cara y, casi sin notarlo, se llevó la mano libre a la mejilla.

Y volvió la cabeza hacia el lado contrario, al grifo, sobresaltándose.

Unos ojos grises se cruzaron con los suyos. De pronto se sintió nerviosa al estar tan "sola" con Draco Malfoy, perdida entre la neblina perfumada.

Draco la observó unos segundos y, acto seguido, abrió el grifo. El sonido del agua cayendo, suave y callado, hizo a Hermione mirar el líquido cristalino.

- ¿Aún no terminaste, Granger?

Levantó la vista y, negó con la cabeza.

- ¿Tú sí?

- Hace rato.

Malfoy cogió el agua y se la echó en la cara, cerrando los ojos. Los mechones de cabello platinado se le pegaban en la frente.

Hermione, sin querer, empezó a sentir más calor aún.

- Veo que tienes "don" para las pociones. - respondió abanicándose con una mano.

Draco se secó con las manos el rostro, unas pequeñas gotas caían por su barbilla, empapando el cuello de su camisa. Tenía los ojos cerrados y en la boca, una sonrisa irónica.

- Digamos que tengo "dones".

Y abriendo sus ojos grises, miró fijamente a la Gryffindor. Hermione volvió a sentir aquella sensación de ser única en el mundo, en esa habitación, solo ella con Draco Malfoy en frente.

- Y no específiquemos.

Hermione entreabrió los labios y sin articular palabra, se marchó de nuevo. Aquello no estaba bien, no, no estaba bien. Imposible. Imposible.

Draco la siguió con la mirada, hasta que la niebla se apropió de su figura y solo quedaron sombras.

Tomó aire y se dio la vuelta. Había que tener mucha fuerza, mucha fuerza, para aguantar toda aquella tortura.

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La tapa dorada relucía en la noche, a la luz de la vela. Cogió aire mientras avanzaba, acurrucada en su túnica de Gryffindor, protegida contra los misterios de la oscuridad a la que empezaba a acostumbrarse.

Conocía demasiado bien el camino para perdese. El libro estaba cogido en su mano, mientras que en la otra tenía agarrada la vela que iluminaba débilmente el pasillo.

De pronto, los compases lentos de la música la hicieron sonreír.

La vidriera apareció ante ella. No había luna pero, la luz seguía allí. La puerta estaba entreabierta pero, se aseguró y tocó dos veces con los nudillos.

El piano se calló un segundo, avisándole de que podía entrar.

Empujó un poco la puerta y, apagó la vela de un soplido.

Entró en la habitación y él comenzó a tocar una melodía triste, muy triste.

Hermione se quedó quieta, cerca de la puerta.

- Ciérrala...

Con una mano y sin dejar de mirarle, cerró la puerta.

Draco siguió tocando, sin que nada lo perturbara.

La prefecta dejó la vela en el suelo pero, no el libro, que continuó aferrado a su mano. Escuchó la melodía triste y sintió como una pena extraña comenzaba a entrarle en el cuerpo.

- ¿Hoy no cantas? - dijo con un hilo de voz.

El pianista sonrió ante la pregunta.

- No me siento inspirado. Y no creo que tú puedas hacerlo.

Frío y malicioso. Pero, lo ignoró y, avanzó hasta el piano.

El rubio, ante su acercamiento, levantó la mirada aunque sus manos veloces siguieron acariciando las teclas con su fina música.

- ¿Qué quieres?

- Quiero que me expliques.

- ¿Explicarte? ¿A ti?

- Sí.

Un silencio entre ellos y un suspiro dio paso a lo siguiente:

- ¿Qué?

- El significado de esto.

La luz volvió a dar reflejo en la tapa dorada con los sellos rojos.

Y los ojos grises de Draco Malfoy brillaron a la vez que un destello de sorpresa y alegría explotaba en su interior.

No supo que decir.

Hermione abrió el libro, apartando la vista de Malfoy y leyó las letras alargadas, con tinta china, que hacia poco había leído por primera vez.

- "Para mi musa con todo mi amor, las letras que me llevaron a su corazón".

La voz de Hermione, mezclada con los versos de Patrick Bath revolvieron tantos recuerdos y las historias olvidadas volvieron a la vida a través de la voz del pianista.

- ¿Quieres que te explique quién era Patrick Bath y quién era su musa?

La chica asintió asombrada de que Draco Malfoy le hubiera leido el pensamiento.

- Es una historia larga. - murmuró Draco, arqueando una ceja.

Hermione sonrió.

- Tengo toda la noche para escucharla.

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¡¡¡¡¡¡ Hola a tod@s!!!!! Aquí estoy de nuevo, con mi siete, mi super siete :P Bueno, espero que os haya gustado porque me ha costado mucho escribirlo. Estoy empezando a mezclar más tramas además de Draco y Hermione. A ver que tal salió ;)

1. La canción del capítulo es de OBK, del disco Baby Lon, la número 1, si os digo la verdad, creo, solo creo, que se llama "Ínventate otro adiós". La canción va dirigida hacia el dolor que siente Draco, sobre todo, por Lucius. Él le ha prohibido soñar y sentir desde niño, él le ha negado todo lo que él deseaba y amaba. Es muy duro y demasiado triste. Y los recuerdos, una vez más, son terribles para él.

2. Blaise Zabini. Os dije que me gustaba este personaje y, va a cobrar más protagonismo cuanto más avance la historia. Va a ser un personaje clave en muchos momentos. Él y Pansy pueden ser peligrosos.

3. Vuelve a demostrarse lo doloroso que es un sentimiento no correspondido, los ejemplos de Pansy y Draco y Parvati y Ron, son dos de ellos. Pueden tener salidas diferentes...pero...siempre hay salida ;)

4. En el próximo capítulo vamos a saber toda la historia sobre el misterioso Patrick Bath que si os acordáis (sino yo os refresco la memoria) es el libro que Hermione encontró en una de las noches de guardia y libro que...si no lo pillasteis, Draco buscó un día en la biblioteca.

5. El título del capítulo hace referencia a uno de mis más profundos ideales, "Nada es imposible", estoy totalmente segura de que todo se puede conseguir, incluso la cosa más imposible, incluso que dos enemigos mortales lleguen a amarse. Aunque...¿ocurrirá aquí? No lo sé....

6. Gracias por los reviews! Cada vez me emociono más al leerlos. Muchísimas gracias a tod@s los que leéis el fic y me apoyáis mucho, gracias!

7. Más datos sobre el capi...8...Buenooo....que pronto es...navidad, navidad, dulce navidad! :) Y mientras todos sueñan con deseos para el próximo año y regalos...Draco Malfoy teme al día en que se ha de convertir en mortifago. Y cada vez, está más cerca...

Bueno...creo que no me dejo nada colgado :) Espero que, ya lo sabéis, cualquier duda, comentario, sugerencia, ¡lo que sea! Decídmelo ;) Un besazo!!

Os quiere!

Lira Garbo

Que me quedes tú

Shakira

Que se arruinen los canales de noticias

Con lo mucho que odio la televisión

Que se vuelvan anticuadas las sonrisas

Y se extingan todas las puestas de sol

Que se supriman las doctrinas y deberes

Que se terminen las peliculas de acción

Que se destruyan en el mundo los placeres

Y que se escriba hoy una ultima canción

Pero que me quedes tú y me quede tu abrazo

Y el beso que inventas cada día

Y que me quede aquí después del ocaso

Para siempre tu melancolía

Por que yo (yo) si (si) que dependo de tí

Y si me quedas tú

Me queda la vida

Que desaparezcan todos los vecinos

Y se coman las sobras de mi inocencia

Que se vayan uno a uno los amigos

Y acribillen mi pedazo de conciencia

Que se consuman las palabras en los labios

Que contaminen todo el agua del planeta

O que renuncien los filántropos y sabios

Y que se muera hoy hasta el último poeta