El pianista
Contestación a reviews
Carolina: Hola bonita! Muchas gracias :) El fic digamos que tiene la magia de la música, jeje. Espero que lo sigas y no te decepcione ;) Muchos besotes!
Dark Raxiel: Hola guapetona! Jejeje, sospecho que te fue difícil acostumbrarte...Po zi, utilicé tres idiomas pero fallaste en uno :P Jejeje, Zabinni...mmm...lo voy a poner por ti, eh...para que te deleites con él jijiji Muchos besotes preciosa!
Hitomi Felton: Hola mi niña! Muchas gracias! Ya!!!Ninguna queremos que Draco se haga mortífago pero parece que tienen bastante planeado su destino y...es muy difícil que cambie. Jeje, me alegro de que la idea que te quise transmitir la asimilaras :D Y sí!!Tu rr en "No es historia de amor" me encantó. Para mí siempre será mi historia especial :) Haga lo que haga es imposible olvidarla. Jeje, se me ha quedado, eh...no sé qué es "ARcTheLag" pero...me abandonas por ella? :( Mu bien, jeje. Muchos besotes!
Galadriel Malfoy: Hola guapa! Gracias! Uff, ¿qué pasará? A mí también me gustaría mucho ser Hermione...solo por poder tener el amor de Draco :( Suspiro...jiji Muchos besos para ti!
Male-chan: Hola linda! Jeje, pues sí, tres idiomas utilizó Ejem..ejem...todo va en sentido literario! Amante, desnudez...no es pensar mal, es pensar en sentido lírico! jiji Hombre, el anterior era más extenso y más filosófico, aquí hay más acción. Jajajaja, pues sí...el enamoramiento te vuelve tonto...¡y tanto! :P Son tal para cual En el cambio de escena pongo una barra de estrellas pero ffnet se la come, no sé por qué. :S Ahora he probado con los dos puntos y va mejor, creo. Tomaré en cuenta que prefieres un capi largo en vez de dos normales. Besotes!
Anne M. Riddle: Hola mi niña preciosa! ¡Cómo te he extrañado! No importa, te olvidaste ;) Por favor, ¿cuándo actualizarás "Una noche de furia"? :( Quiero leer ya algo tuyo! Bueno, volviendo a "El pianista", jeje, qué lindo es el amor! Pues sí, Draco siempre será Draco. Yo también me siento mal, siento no poder manejar los sentimientos pero, el amor...es indomable y si Ron está enamorado de Hermione, por mucho que ella no lo ame...no hay solución para que olvide. Pues no sé, mejor que ni Pansy ni Blaise se enteren. Sí, eso le dolió demasiado al pobre Draco. Ron...ay...Mil besotes cielo! No te pierdas!
Lelekasha: Hola linda!Gracias! Pues sí, puede haber muchos líos entre Ron y Draco. Jeje, sí, lo de las frases es una cosa muy curiosa, jejeje. Ya lo verás! Ojalá que no me abandone la inspiración! Mil besotes!
Samantha Lancre: Hola guapa! Gracias! Jejeje, Blaise/Pansy...mmm...a mí no me termina de gustar Jajajaja, pues sí, Ron y Draco, tal para cual. Gracias! Yo también estoy muy feliz!Me hace mucha ilusión que los traduzcan! :D Espero verte pronto! Mil besos!
Karon: Hola mi niña! Gracias, ay, muchas gracias. Pues sí....al fin juntos Pues, pues...entre Ginny y Harry hay mucha atracción como has visto pero ninguno de los dos ha dado ningún paso. ¿Te gustó el poder? Es parte de su entrenamiento Jajaja, más les vale a Draco y Herm que Zabinni no lo descubra Pobres, parecen destinados a esconderse :( Lo que le pasa a Zabinni..."No es amor...lo que tu sientes...se llama obsesión", jajaja. Algo así. Miles de besos!Espero no decepcionarte!
Kimmy Angy: Hola guapa! Me alegro de que te hayas decidido a dejarlo! Sí, la canción "Duele el amor", es super linda :D Ron...pobre, él no se da cuenta y lo hace todo por ayudar y defender a Hermione,..."su amor", pobre. Y entre Harry y Ginny, sí, hay mucha atracción...:) A ver qué pasa. Mil besos!!!!Pd. No te me pierdas!
Ross malfoy: Hola guapa! Gracias! Pues sí :( Pobre Draco, es su destino :( Pues sí, a mi Blaise también me gusta mucho aunque su papel no es precisamente de bueno, jeje. Pues la verdad que...¿tu crees verdaderamente que puede surgir amor entre ellos? ¿Tu crees que Hermione puede amar a la persona que no ha hecho más que torturarla? Sí, eso significa Ya sabes que estoy para responder todas tus preguntas así que no te cortes! Jeje, muchos besazos!
Melwen of Erendil: Hola guapa! Uoh, que bonito, ¿Verdad? Esas confesiones pero, solo Herm le dijo "Te quiero", tendremos que esperar a Draco.. Muchos besos!
Andrea Malfoy2: Hola preciosa! Gracias! La canción era muy linda! Muy positiva Ay!!!Lo has adivinado! Shhh...no digas nada a nadie, eh! jejejeje ;) Qué inteligente! ;) Eres una de las pocas que lo supieron! Uy....pues....creo que tienes razón, para la salud de Zabinni, que Draco no se entere de lo de Hermione... Hoy de Gloria Estefan, es que es muy linda, muy positiva, jejeje. Muchas gracias por tu apoyo, espero que sigas leyendo! Muchos besos!!! Pd. ¿Escuchaste la de Lucía ya?
Yasel: Hola primita! ¿Cómo está la leona más rubia de todo gryffindor? Jajaja. Espero que te siga gustando y tú no dejes de escribir! Y no hagas sufrir al pobre Craig y...ten cuidadito con Marcos, jijiji Mil besos!
BB: Hola wapetona! Me alegro! Ok, te agrego al messenger y hablamos por ahí, vale? Muchos besotes!
Wei-lo: Hola preciosaMuchas gracias, ¡cómo no te las voy a dar! No sabes lo que me haces sentir con lo que dices. Es muy bello que alguien te diga palabras tan bonitas y más aún que tu puedas transmitir cosas lindas a alguien y hacerlo feliz, con tus palabras. :D Y aún me hace más feliz que puedas imaginar y sentir lo que sienten y hacen los personajes! Mil besos y mil gracias!
Mariana: Hola! Muchas gracias! Espero que sigas leyendo!Mil besos!
Xiaoyu: Wola! Jejeje, gracias por tu ánimo!Besotes!
Sandy: Hola linda! Muchas gracias! Qué bien que al final lo hiciste! ;) Pues ,Ginny y Harry...puede haber mucho entre ellos. Pelea entre Ron y Draco...mmm..puede..Que Blaise se entere...esto solo lo pueden evitar Draco y Herm. Ich Liebe Dich...mmm...:P Acertaste! Gracias de nuevo, espero no decepcionarte y seguir viéndote por aquí! Besos!
Enamoradadeun fuentes: Hola guapa! Gracias, me alegro de que te guste. Pues que bien que al fin te decidiste a dejar un review y así a conocernos! :) Ay, no exageres, no soy tanto :# Solo me gusta escribir Qué bien que te sirva de inspiración! Un abrazo, besos y espero que te siga viendo por aquí!
Black mermaid: Hola linda!Gracias!Jejeje, acertaste, eso significa! Ahora te enterarás de lo que significan las demás! Muchos besos!
Angel-Fuu: Hola preciosa! Me alegro de que te gustara! Jejeje, ay...lloraste y todo? Uff, gracias de veras. Muchos besos!
Laila Doremi: Hola guapa! Jejeje, a mí me gusta mucho Blaise Zabinni pero, bueno, creo que debe de haber un "malo" y pues a Zabinni, algo de eso le va a tocar ;) Gracias, me alegro de que te guste como escribo. Jeje, pues sí, no queda otra que compaginar la escuela y los fics...ains..:D Muchos besos!
Blakis girl: Hola mi niña! Me alegro! Jejeje, eso es bueno! Sé feliz! Ok! ;) Ya me verás por los reviews de tu fic! :D Muchos besos!Nos vemos en el próximo capi!
SuiRis: Hola paisana! Jejeje, gracias, muchas gracias. Pues sí, la verdad que estuve muy ocupada y tampoco tenía mucha inspiración, jejeje. Pues no, no lo toco :( Me gustaría pero no sé. ¡Qué bien! Tu entenderás la pasión de Draco, entonces. Pues si te confieso algo, a mi la pareja no me gustaba pero, los uní en "No es historia de amor", y me empezó a gustar y al final pues... Parvati y Ron...mmm...¿qué ocurrirá? Y sobre Draco, ya verás, ya verás...Pues si te digo la verdad, no tengo un número fijo aunque todavía este fic tiene mucha vida. Quizá supere mi récord de 19 capis y llegue a 20 y pico...no lo sé aún. ;) Muchos besos preciosa! Gracias por tu apoyo!
Kisuna: Hola mi niña! Estoy deseando que sigas "Linaje de un sangre limpia" :( No pasa nada, lo importante es que te pases de vez en cuando por aquí. Ya te enterarás de lo que significan las palabras de Draco ;) Creo que te gustará :P Muchos besazos!
Sweet-ally: Hola guapa! Muchas gracias, jejeje, os lo mereciáis ;) Pues sí, fue muy raro...¿no? Creo que te llevarás una sorpresita en este capítulo cuando te enteres lo que significan las frases de Draco.. :D Muchos besotes!
Phoebe Hermione: Hola guapa! Muchas gracias! Su aniversario, bueno, el día que empezaron Pues sí, a mí Zabinni también me preocupa mucho. Pues la canción no la escuché pero me encanta "Sin bandera", la voy a intentar buscar, ok? ;) Muchos besotes!
Luna-wood: Hola preciosa!Jeje, pues sí ,va a tener que hablar con Herm...no se puede estar peleando con sus amigos pero..él sigue siendo Draco Malfoy. Ron...pobrecito, jeje. Muchos besotes!
Andrea malfoy black polarys: Hola! Muchas gracias! Dios, me haces muy feliz con lo que dices, saber que te emociona mi fic...es..:D Lindo! La canción del capítulo del dúo se llama "Duele el amor" es de Alex Syntek y Ana Torroja ;) Muchos besos!
Lucy Weasley: Hola mi niña! ¿Te gusta el Harry/Ginny? ;) Jiji, creo que el capítulo te va a gustar mucho. Jajaja, me hizo mucha gracia lo que pusiste sobre Ron, pobre, no se entera de nada! Jajaja, tranquila, tranquila, Harry y Helen solo son alumno y profesora, amigos, eso sí :P Pues políglota Draco, sí, jajaja, multilinguë! jejeje. Zabinni sí, da mala espina..ya verás que guerra dará. Pues Ron fue de casualidad que se encontrara con Hermione! A ver si se da cuenta! Jejeje, ¡Gloria Estefan! Me encanta! Ains, que mujer cómo canta! Mi niña cuídate!Muchos besazos te veo pronto!
Yayis: Hola preciosa! Muchas gracias! Pues la inspiración, viene a mí, jejeje. Muchas gracias de nuevo, me halaga mucho tus palabras. Espero no decepcionarte y verte por aquí! Besotes!
Aisha: Hola guaa!Ains, gracias!Lucía, es preciosa, adoro la canción. Gracias por tus palabras de apoyo y ánimo. Espero que tu opinión no cambie! muchos besos!
NiTa: Hola preciosa! Espero que lo pasaras bien de vacaciones! ;) No pasa nada!Jeje, Draco es multilinguë :P Muchos besotes!Aquí se te desvelarán las incógnitas!
Annie Malfoy Merodeadora: Hola mi niña! Jeje, sí, juntos! Qué alivio!Lucius es así...la creencia de la pureza de la sangre le parece muy fuerte. Pero Draco no quiere ser mortífago...:( Muchas gracias! Espero verte pronto!Besotes!
Kailey Hamilton: Muchas gracias!Miles de gracias!En serio valoro mucho que sientas todo eso y te doy las gracias por leerme y apoyarme!Espero no decepcionarte! Gracias por las canciones que me recomendaste ;) Muchos besos!
14. Silencio
Caminaba junto a sus amigos por una de las calles nevadas de Hogsmeade. Oía la voz de fondo de Harry y Ron. ¿De qué hablaban? Seguramente quiddich, seguro.
Qué más daba.
Ginny y Lavender, reían como niñas saludando a cualquiera que las miraba al pasar. La segunda tenía el novio de vacaciones e intentaba sobrellevar su pena y la primera...bueno, era una larga historia. Digamos que, en pocas palabras, Harry estaba y quería demostrarle lo que valía. O en dos palabras más simples, darle celos.
Hermione iba demasiado ensimismada para darse cuenta de nada. Ni siquiera se fijó en que mientras Harry miraba a la Weasley, el pelirrojo la miraba a ella.
Sus ojos marrones, nerviosos, fulminaban con su luz, todos los rincones.
Draco, Draco...sentía una punzada insistente en su estómago. Un dolor que se reproducía a medida que el tiempo avanzaba y ella pensaba. Y se carcomía la cabeza, una y otra vez, con lo mismo, con la misma idea ilógica y hermosa a la vez.
Quería perderse en el brillo claro y pacífico de su mirada gris, dejarse llevar por esa pasión y esa locura que se desataba cuando estaba cerca de él. Olvidar todo y a todos, que en el mundo solo existieran ellos dos. Nada ni nadie más.
Pasearon decidiendo ir a Zonko. Ella se quedó en su rincón particular, pensando, anhelando. Mirando de vez en cuando a su alrededor para ver si estaba por allí, esperándola.
No. Ahí no estaba.
Suspirando, siguió a sus amigas hasta Tiroslargosfashion.
- ¡Mira Herm!
Ginny tenía cogido un bonito vestido rojo pero, sin embargo, Hermione no lo miró demasiado.
- Muy bonito. - dijo desviando la mirada hacia la puerta.
- ¡Ey Herm! ¿Qué tal estoy?
Girando la cabeza, chocó contra la imagen de Lavender en la puerta del probador. Llevaba puesto una minifalda de cuero y una camisa de mangas largas y acampanadas.
Realmente estaba muy guapa, luciendo su cuerpo esbelto.
- Estás... - fue a decir la prefecta.
- ¡Si tu novio te viera se le caía la baba! - rió la Weasley señalándola.
- Si mi novio me viera, - suspiró Lavender con sarcasmo en la voz. - me taparía con la cortina mirando a todas partes por si algún chico cercano me hubiera visto, partirle la cara.
Las tres rieron.
- ¡Qué exagerada! - bufó la pelirroja.
- ¿Exagerada, Gin? Es la pura verdad. - declaró Lavender un poco más seria. - Dios, cómo me agobia...me gustaría que de vez en cuando me mirara a los ojos en vez de comprobar el largo de la falda.
- Te quiere mucho.
- Me sobreprotege. ¡Necesito aire!
Ginny sonrió dulcemente y se encogió de hombros.
- ¡Buah! Que porras...¡me lo llevo!
Volvió a cerrar la cortina de un ras y Ginny se volvió hacia Hermione a la que acarició amistosamente la mejilla.
- Esta niña no tiene remedio. - rió.
- Lo sé....es Lavender.
Miró de nuevo al exterior. Ni rastro de él. Definitvamente, ¿se habría olvidado de su "cita"?
Se mordió el labio. Tenía un nudo en la garganta.
Dejó que la cerveza de mantequilla se deslizara despacio por su boca, transmitiéndole el dulce y amargo sabor del líquido.
Ginny y Lavender reían casi a carcajadas mientras Harry arrrugaba el ceño no muy contento. Pero...no hizo mucho caso a aquello.
Su mirada azul se posó en ella. Se veía tan solitaria sentada en su silla, mirando a lo lejos, como si esperara a que algo ocurriera.
Su imagen era tan bella, se veía hermosa. Con el cabello rizado con ese color castaño cobrizo tan natural, levemente aplastado por un gorrillo blanco y la bufanda ahora desanudada, cayéndole grácilmente.
Su mirada ajena a cualquier acontecimiento que ocurriera a su alrededor, su mirada brillante y a la vez, melancólica. Sus labios curvados en aquella mueca seria que la hacia parecer madura y segura.
Sintió como el cosquilleo volvía a sugir, como la deseaba con fuerza. Deseaba beber de sus ojos y sus labios, confesarle lo inconfesable, lo oculto en su alma.
Entonces, cogiendo su silla, se acercó a ella. Se sobresaltó un poco, viendo interrumpida su soledad pero al verlo, sonrió con dulzura.
- Estás muy callada. - le dijo Ron apoyándose en la mesa.
- Estaba...pensando.
- ¿En qué?
Hermione abrió la boca sin pronunciar palabra y acto seguido, agachó la cabeza y la mirada, volando por "Las tres escobas".
- Pues...en todo. En la navidad, en el colegio, los estudios...lo típico. - dijo encogiéndose de hombros.
- ¿Solo eso?
- ¿En qué más...? - preguntó sintiéndose un poco atrapada.
- No sé, - suspiró el guardián. - esperaba que me lo dijeras tú.
Se mordió el labio de nuevo. ¿Qué debía hacer? Miró de nuevo a su amigo. Su mirada azul, irradiaba confianza y franqueza.
- Estoy preocupada por Harry.
- Todos lo estamos aunque por el momento, todo parece estar en calma.
- Una falsa calma. Tengo miedo de que estalle de pronto.
- Tranquila, Hermy. - dijo agarrando su mano.
Ella se sintió extraña. Aquel contacto de amistad tan bonito entre ellos, la asustaba.
- Harry estará bien. Nosotros nos encargaremos de ello.
Asintió lentamente.
- Sí...
- Debes dejar de preocuparte tanto por los demás. - le siguió hablando Ron en tono conciliador. - Se aprovechan de tu bondad y tu altruismo. Tú también existes, Herm. Debes pensar en ti, egoístamente, antes que en nadie.
Pestañeó y movió la cabeza, con un poco de ironía.
- Me estás dando consejos, Ronald Weasley. ¿Hemos acaso intercambiado personalidades?
Ron sonrió.
- Quizá esté madurando.
- Mmm... - Hermione rodó los ojos. - Todo puede ser.
El pelirrojo, falsamente enfadado, abrió la boca dibujando una mueca enfadada en su cara.
Hermione negó con un dedo.
- Nada es imposible.
Nuevamente miró a su alrededor. Ni rastro. Quería salir de allí, más que nunca necesitaba aislarse.
- Voy a...la librería, ¿vale? Quiero mirar algunos libros.
- Libros, - murmuró Ron. - te pierden.
La chica se levantó de su asiento y cogió su cartera. Entornando los ojos:
- No sabes cuánto.
Y con una sonrisa salió de "Las tres escobas". Ron la siguió con la mirada, aún saboreando sus palabras. "Nada es imposible"
Sus ojos vislumbraron el letrero dorado con bonitas letras en cursiva que se alzaba en lo alto de la entrada de la tiendecilla.
Suspiró y dio un par de pasos hasta llegar a la puerta acristalada que daba paso al lugar.
Empujó la puerta y escuchó una tintineante campanilla sonando grácilmente al chocar con el marco de madera.
Hermione sonrió mirando hacia el techo. Luego dio un vistazo a su alrededor.
Alivio. Ningún conocido de Hogwarts. Por desgracia, no muchos compartían su vicio de la lectura y en parte, lo agredecia. Le gustaba sumergirse en un buen libro, encerrada en la biblioteca, fantaseando con grandes obras.
Y en efecto. Algunos magos desconocidos hojeaban algunos libros en las primeras filas de estanterías. Un viejo cano con anteojos redondos leía un periódico en el mostrador. Se oía el silencio con el murmullo del pasar de las hojas y el propio murmullo de la calle.
Tranquilamente pasó por cuatro bandas de altar y anchas estanterias llenas de libros y se sumergió en la última fila, alejada de todo pues allí, no había nadie.
Se echó un poco para atrás, observando con sus gemas marrones los títulos de los libros.
Arrugó la nariz y agudizó la vista entonces, cogió un volumen azul oscuro sobre Aritmancia Avanzada. Le encantaba esa materia.
Pasó las páginas, conocidas para ella. Volvió a dejar el libro en su lugar y entonces, cogió otro cercano de tapas rojas fuertes.
Lo leyó concentrada, sin pensar en nada más que las letras que estaban grabadas en el papel blanco.
En su ensimismación, de pronto, sintió un escalofrío recorriéndole todo el cuerpo, de arriba a abajo, cerró los ojos y lo sintió, embriagándola, lo supo al instante, antes de oírlo en lo más profundo de sus sentidos:
- "Me gusta cuando callas, porque estás como ausente"
Hermione se sintió repentinamente muy feliz, ilusionada.
- "Y me oyes desde lejos, y mi voz...no te toca"
Su aliento olía a menta fresca, tan apetecible, tan prohibido. Sonrió. Su respiración en su cuello la hizo sonrojar.
- "Parece que los ojos se te hubieran volado... y parece, que un beso...te cerrara la boca"
Sintió sus dedos finos en su cintura, agarrándola con dulzura y sintió como se deslizaba suavemente por su cuello, su boca, acercándose al otro oído, haciendo que ella ladeara la cabeza, con los ojos cerrados, soñando.
- "Como todas las cosas están llenas de mi alma, emerges de las cosas, llena..."
Hermione sonrió y entrabrió los labios, susurrando:
- "...del alma mía"
Y lentamente, se volvió, sosteniendo el libro entre sus manos, sonriendo, abriendo los ojos y descubriendo su mirada gris, hermosamente gris.
Le miró, descubriendo que en cada mirada, era más feliz. Solo porque estaba allí. Solo por verlo y saber que estaba con ella.
- Quérote.
Buscó sus labios y la besó, llevándose su sueño con él, convirtiéndose en realidad. Hermione se agarró a sus hombros, con el libro sujeto entre los dedos.
La sujetó sintiendo como se escurría y la apegó a él, sintiéndose reconfortado. Ninguno de los dos pensó en ese instante nada.
Pero, entonces, entre la demostración de amor, el libro terminó rodando por el aire y cayendo estrepitosamente al suelo.
Se separaron. Su piel estaba roja. La gryffindor se agachó para recoger el volumen y el rubio aprovechó para agacharse y tocar su mano fina y delicada.
- Mi aime jou.
Sus dedos recorrieron la palma clara de la morena, trazando círculos imaginarios en su piel. Ella se mordió el labio y entornó los ojos, volviéndolos a él, en un signo de pura coquetería.
Draco apretó los labios y arqueó una ceja. Entonces, hizo un gesto con la cabeza hacia el exterior.
- ¿Nos vamos?
- ¿A dónde? - preguntó Hermione, inocentemente.
- A cualquier lugar. Lo importante, es estar juntos.
Hermione se levantó y colocó el libro en su sitio, un poco agitada. Draco se acercó a ella y le robó un tibio beso.
- Solo contigo.
- ...y entonces corriendo cogió sus pantalones.
Las risas de Lavender y Ginny se hicieron un eco atronador. Los chicos fruncieron el ceño, mirándolas.
- ¡Y salió pitando!
Nuevamente rieron, entre algunos hipidos.
Ron le dio un codazo a su amigo que absorto contemplaba el espectáculo.
- ¿Borrachas? - preguntó subiendo el labio superior haciendo una mueca.
El capitán de Gryffindor se encogió de hombros y volteó para mirarlas mientras ellas seguían riendo.
- Creo que deberíamos irnos.... - suspiró.
- Hermione debería haber vuelto ya. - murmuró el pelirrojo viendo la puerta por la que hacia ya bastantes minutos, la morena había desaparecido.
- Pues como tarde mucho...habrá consecuencias.
Ron chasqueó la lengua y negó con la cabeza.
- Coge a mi hermana, yo subo a Lavender.
Se levantaron de sus asientos yendo hacia las chicas.
- Ni se te ocurra, Ronnie... - rió Lavender. - ¡qué tengo novio!
Volviéndose a reír, apoyó su cara en la mesa.
- Deberías saber que la bebida no es nada buena. - suspiró Ron cogiéndola por las manos.
- Ay Ron, ¡qué aburrido eres! Venga, apuesto que nunca en tu vida te has emborrachado... - rió la morena.
- Aciertas.
Lavender se puso en pie, con dificultad, sujetada por el Weasley.
- Y no creo que lo haga...soy bastante inteligente. - sonrió.
- Te apuesto que lo harás...pronto, cuando tengas alguna pena que ahogar... tengo ojo interior dice Sbyll...
- Por favor, no me menciones a esa loca que me da adivinación.....
Ginny miró con ojos escurridizos al buscador y negó con la cabeza, seductoramente.
- Harry...¿vienes por mí?
- Venga, Ginny, nos vamos. - dijo éste señalando a la puerta.
- Jo...no quiero irme. - murmuró cruzando los brazos como una niña pequeña.
- Vamos...
Harry la cogió de la mano pero la pelirroja negó de nuevo.
- ¡No! - dijo enfurruñada. - ¡No quiero!
Entonces el gryffindor comenzó a desesperarse. Desde la mesa de atrás, Colin Crevey no dejaba de mirar a la pelirroja con ojos felinos. ¿Acaso a él....Ginny...? Y no era el único, a su lado, un chico rubio sonreía sin quitarle ojo.
Bajó los brazos y apretó los dientes.
- Lo siento, Gin, tú me has obligado a hacerlo.
- ¿Qué...?
Pero, antes de terminar la pregunta, Harry ya la había cogido y la había cargado en su hombro mientras la gryffindor pataleaba riéndose.
- ¡Harry....bájame....Harry...! - decía riendo.
- ¡Ron! Voy para afuera. - le dijo a su amigo.
- Yo....ya....mismo....
Pero mientras decía esto, Lavender corría hacia los servicios con el vaso en la mano. Oyó los gritos de su amigo pero, ya había salido.
- Oh, vamos....¡esta no es una buena técnica de seducción!
Las patadas de la chica le empezaban a hacer efecto en la columna.
- Por favor, éstate quieta... - suspiró exasperado.
Entre la dulce y borracha risa de la pelirroja oyó su nombre de nuevo y dos palabras que terminaron por hacerle perder el equilibrio.
- ¡Eres tonto! - rió Ginny tumbada en el suelo, llena de nieve por todas partes.
Harry subió la cabeza y recibió un bolazo de nieve de manos de la pelirroja. La escuchó reír y saltó sobre ella, cogiéndola por las muñecas.
- ¿Qué dijiste...? - preguntó recordando algún murmullo escondido entre su risa.
- ¡Tonto! - rió la pelirroja más fuerte. - Harry...mmm....
Se mordió el labio sensualmente, revisando con sus ojos castaños el pecho del gryffindor.
- Creo que tu técnica puede dar resultados... - dijo en un tono tan serio que no parecía ebria. - Ahora...lo siguiente es...
- ¿Dijiste "Te......"?
- ¿Besarme?
Sus miradas chocaron fuertemente con mil cosas rondando por sus mentes. Un silencio que parecía eterno los embrujó.
- ¿Lo vas a hacer? - volvió a preguntar. - ¿Sí o no?
Harry tragó saliva sin soltarla.
- ¿Vas a arriesgar de una vez o tendré que hacerlo yo?
Abrió la boca para decir algo pero entonces, la voz se le congeló y perdió la conciencia de lo que hacia.
- ¡Harry!
Repentinamente soltó a la pelirroja y veloz, se levantó y miró hacia atrás, dejando a Ginny tirada en el suelo.
De lejos vio como Ron lo llamaba.
- ¡Ayúdame con Lavender!
- ¡Voy!
Miró por última vez a Ginny antes de salir corriendo a ayudar a su amigo.
Pero no pudo olvidar como brillaban las pupilas de la Weasley ni su voz....Eso sí que era imposible.
El gorrito blanco le tapaba la cabecita, graciosamente, dándole un toque dulce y soñador. Estaba preciosa con las mejillas rosadas y los labios brillantes.
- Draco...
El rubio sonrió.
- Te quiero. - dijo dándole un beso corto en los labios.
Estaban en el lugar más alejado del pueblo, aún demasiado cercano. Era una pequeña elevación a espaldas de las tiendas del centro.
Desde ellas se divisaban unas hermosas montañas con las copas nevadas que con el cielo azul pálido y las ocasas nubes que sobrevolaban la cima, más parecía una postal nublada que lo que era, un bello atardecer.
- ¿Te has dado cuenta, que es la primera vez que vemos juntos este paisaje? - le preguntó el Slytherin sin apartar sus ojos de la espesura.
- Sí...
Hermione se acurrucó en él, hundiendo su cabeza en su pecho y mirando levemente hacia atrás.
- Es hermoso, ¿verdad? - evocó.
- Lo es. - suspiró ella. - Lo es...
Juntos contemplaron como despacio, las nubes seguían su camino hacia la cima de las montañas. Como movían sus blancos algodones hasta deslizarse por la nieve de la copa.
Lo miraron en su abrazo, sonrientes grabando la imagen en sus retinas.
- Es algo...- empezó a decir moviendo levemente la cabeza.
- Impresionante.
Agachó la cabeza para toparse con los ojos curiosos de su amada. Sus gemas marrones limpias y sinceras lo observaban con naturalidad.
El estrechó su cintura y sonrió mirándola.
- Como la primera vez que te oí tocar.
Hermione se mordió el labio.
- Aunque...sigue siendo impresionante cada vez que lo haces.
Bajó un poco más su nuca hasta que la punta de sus narices se tocaron, sonriendo por el contacto.
- Tú si que eres impresionante.
- Pelota. - la gryffindor apretó los labios formando un lindo morrito.
- Anda, ven aquí.
Se besaron lentamente, absorviendo los labios del otro en la bella unión que los juntaba. Deleitándose con el calor de sus bocas, una y otra vez, recorrieron el camino infinito adorando que existiera cosa tan maravillosa.
- No quiero irme. - susurró la morena.
- Yo tampoco.
- Pero...
Draco acarició su fría mejilla con su mano blanca.
- ...esta noche tendremos todo el tiempo...que queramos.
- No. - dijo Hermione besando su mano. - Solo tendremos el tiempo que dure la oscuridad.
Cuando regresó, aún subida en las nubes, se encontró con todo el espectáculo.
Ron cargaba a Lavender que daba grandes carcajadas rememorando sus citas desastrosas con Seamus, Harry caminaba con los manos en los bolsillos y Ginny cruzada de brazos, muy seria.
La ruta hacia Hogwarts fue silenciosa y llena de pensamientos enredados, con la voz de Lavender de fondo.
Llegar al castillo y dormir a la gryffindor fue un alivio para todos. Acto seguido, la pelirroja se fue a descansar porque según ella, estaba muy cansada.
Harry se fue a dar una ducha y en la sala solo quedaron Ron y Hermione.
Ninguno de los dos habló demasiado. Limitándose a mirar a la chimenea y sonreír. Eran demasiadas las cosas que tenían que pensar y muy pocas las que podían hablar entre ellos.
Pero su complicidad era bonita. Que no importara el silencio, que no fuera incómoda la situación. Quizá fue el propio estado de ambos que lo propició pero, resultó bello que no hicieran falta las palabras para estar en calma.
Y así transcurrió la última parte del día, que murió, naciendo con ella la noche. La bella, misteriosa y romántica, oscuridad.
- Quiero cantar.
El rubio arqueó una ceja mirando a la morena que en la noche relucía hermosa como una estrella.
- ¿Qué quieres cantar? - preguntó pasando un dedo por las teclas del piano.
Hermione asintió.
- Sí. Me gustaría cantar algo.
- Nunca te he oído cantar. - sonrió Draco.
- Siempre hay una primera vez.
La gryffindor se levantó y se fue hacia la tapa del piano, quitándole el libro de Patrick Bath a el pianista que le mostró una mueca burlona.
Pasó las páginas bajo la atenta mirada del chico. Entonces, al encontrar lo que buscaba, dibujó una sonrisa feliz en su boca.
- La encontré.
Giró el cuaderno, enseñándosela a Draco.
- ¿Se atreve, Señor Pianista? - dijo con la mirada altiva.
Draco se pasó la lengua por los labios y chasqueó.
- Es difícil.
Hermione hizo un puchero y ladeó la cabeza.
- ¿Por favor?
- Ah...
Se acercó hasta el sillín del piano y se colocó entre sus manos. Cerró los ojos y le besó colocando una mano en la mejilla del Slytherin, susurrándole la oído:
- Por favor....
- Está bien. - murmuró. - No voy a perderme una canción...y menos, si la cantas tú.
Hermione sonrió y le volvió a besar.
- Gracias.
Repasó las notas del cuaderno. Hermione dio una vuelta sobre sí misma y se abrazó.
- Siéntate aquí.
La gryffindor arqueó una ceja. Draco señalaba el sillín.
- Tú estás ahí.
- Cabremos los dos.
Caminó hasta allí y se sentó. El Slytherin arrimó un poco el sillín para estar a mejor altura de las teclas. Hermione estaba sentada en el hueco entre sus piernas.
La abrazó.
- Te dua.... - le dijo al oído.
Hermione agarró sus brazos y le miró, entornando los ojos, confundida.
- ¿Preparada?
Mirándole, asintió.
- Me pones nerviosa. - murmuró suspirando.
- Solo lo necesario...
Comenzó a oírse el dulce sonido del piano, tocando una y otra vez la misma sintonía hasta la número diez.
"Sueña...
Con un mañana,
un mundo nuevo,
debe llegar"
La voz melodiosa de Hermione le hizo estremecerse, sin dejar de tocar las mismas notas, la piel se le erizó mientras la morena cantaba.
"Ten fe,
es muy posible si tu estás...
decidido..."
Hermione cerró los ojos, embriagada por aquella canción, por aquella música, por aquel aroma con el que soñaba...
" Sueña...
que no existen fronteras,
ni amor sin barreras,
no mires atrás."
Y comenzó a soñar que aquello podía ser verdad. Soñar que no existían fronteras, y amor sin barreras...¿Para qué mirar atrás? Mejor tener los ojos puestos al frente para mantener el sueño vivo.
"Vive, con la emoción de volver,
a sentir...
a vivir la paz."
Vivir con la emoción de vivir y sentir la paz. Vivir cada día con la emoción de sentirse en paz, con uno mismo, con el resto y con el mundo.
Y alargó esa "Paz" unos segundos, soñando que era cierta. Que vivían en paz. Que no solo soñaban. Draco mismamente, alargó también aquella nota, juntándose ambas, la voz y la música.
" Siembra...
en tu camino,
un nuevo destino,
el sol brillará."
Brillar, el sol brillará. Un nuevo destino. ¿Se puede cambiar el destino? ¿Podía Hermione cambiar el destino de Draco? Quizá la respuesta la tuviera un piano. ¿Podía cambiar el destino de una persona un piano?
"Donde,
las almas se unan en luz.
La bondad y el amor,
renacerán."
Draco volvió a estremecerse, cerrando los ojos como Hermione y dejándose llevar. "Que las almas se unan en luz" "Que la bondad y el amor renazcan" ¿Podía ser? ¿Se podía soñar? Podía, se podía...
" Y el día, que encontremos,
ese sueño cambiará.
No habrá nadie, que destruya,
de tu alma, la verdad."
Sonrió. Ese día no estaba lejos...eso quería pensar. De la misma forma, en su alma ya se encontraba la verdad, su única verdad. La verdad estaba sentada detrás, o...delante.
"Sueña, que no existen fronteras,
ni amor sin barreras,
no mires atrás...
Ten fe, es muy posible si tu estás,
decidido."
Soñar....sueña....soñemos. ¿Tan imposible es? Nada lo es.
" Sueña, con un mundo distinto,
donde todos los días,
el sol brillará."
Era difícil soñarlo pero, estaba como el deseo más recóndito de nuestra alma. No era imposible soñarlo y menos creerlo.
"Donde, las almas se unan en luz,
la bondad y el amor, renacerán."
Entonces, como una luz que se apaga, su voz se convirtió en un bello susurro, que el piano con suavidad dejó que fuera protagonista.
" Sueña, sueña..."
Sueña...
"Sueña tú...."
La música siguió sonando, melódica, lenta y hermosa.
Hermione se giró con los ojos húmedos.
- Te quiero. - dijo suavemente, sonriendo. - Te quiero...
Y lo besó, tiernamente mientras una lágrima silenciosa caía por su mejilla. ¿Felicidad? ¿Amor? ¿Sueño?
¡Qué más daba! Solo había que soñar, y el mundo fantástico del sueño aclararía su verdadero significado.
Hermione andaba feliz y soñadora. Todos lo habían notado mas nadie sabía el por qué.
Los días habían pasado, uno tras otro, desde esa tarde en Hogsmeade.
Y ahora un nevado venticuatro de diciembre aguardaba la celebración de la navidad.
Les esperaba una cena de nochebuena en toda regla, como todos los años, en un ambiente muy familiar y cercano que Dumbledore realizaba especialmente para ellos.
Su vestido azul oscuro con brillantes blancos hacia que toda su energía se concentrara en su rostro. Que nada más que la miraras quisieras ver el color de su cara. Y sus ojos centelleantes y su sonrisa oculta hacian que Hermione Granger estuviera simplemente, preciosa, aquella noche.
Pero ella parecía no darse cuenta, mientras comía delicadamente, de que muchas miradas estaban puestas en ella. La primera, como no, la de su amante secreto, aquel que había sentido como el mundo se tambaleaba al verla entrar, segura de sí misma, dulce y romántica con esos rizos recogidos tan sensualmente. Hermosa, simplemente.
Había abierto la boca, perdido el hilo de su conversación con Zabinni, sonreído, notado la palpitación exagerada de su corazón, como en el estómago mil sensaciones le mataban y...todo aquello, en un mismo segundo.
Y ella, ni siquiera se había dignado a dedicarle una mirada. Lo hizo a conciencia, solo para que él lo supiera, solo para indignarle o...sofocarle, o, simplemente, para llamar más su atención.
- Herm, ¿me pasas...?
Unos ojos verdes se clavaron instantáneamente en la mano de la pelirroja que lo notó, cómo no notarlo.
- El agua. - dijo, aclaratoriamente, alejando su dedo del vino.
El buscador sonrió complacido y Ginny, también.
Ron tomó un sorbo de su copa y, descuidadamente, la miró. Él era la segunda persona que no dejaba de mirarla embelesado. Su belleza era...celestial. Parecía que llevaba un aura. Algo que no sabría explicar. Algo que se removía cuando subía y bajaba las pestañas, algo que era increíble en su sonrisa, algo especial en su mirada, que le había echo tener un escalofrío ardiente.
Lavender tosió ruidosamente. Harry y Ron, precipitadamente, comenzaron a hablar.
La morena se mordió el labio. A su derecha e izquierda se sentaban Hermione y Ginny respectivamente.
Y lo había notado. "Los había pillado". A Harry mirando a Ginny y a Ron mirando a Hermione.
¿Debía decírselo? No podría resistirlo mucho tiempo.
Nuevamente, Hermione sonrió. Podía ver unos bancos más allá esos ojos grises brillando con locura, mirándola de reojo o fijamente cuando tenía la ocasión.
No era tonta. Lo había hecho todo con un propósito: desconcertarle.
Quería que perdiera el control sobre sí mismo y sus actos. Que sus palabras se trabaran, que no pudiera dejar de mirarla, de desearla, de amarla...
Se mordió el labio, seductoramente. Y ella no iba a darle ninguna oportunidad, no en aquella cena.
Él también tenía que sufrir un poquito, ¿no? En el amor y en la guerra....todo vale. ¿Verdad?
Salió del Gran Comedor con su compañero al lado. "Maldito Zabinni, no me deja ni un momento", pensó para sí mismo, maldiciendo al Slytherin.
Giró sus ojos de gato, buscándola. No estaba. ¿Dónde estaba?
"No me das ninguna oportunidad..", pensó de nuevo, mordiéndose el labio, impaciente.
Metió un dedo en el agujero de la corbata que comenzaba a incomodarle. Quería quitársela pero, debía guardar las apariencias. Todavía.
- Oye Blaise, ¿no viste a Parkinson? - dijo distraído.
- La vi en la comida, Draco. ¿Acaso tú...no?
En la voz del moreno de ojos verdes, se apreciaba la ironía. Ironía que Draco debía de haber sabido y cogido a tiempo. Antes de que siguiera hurgando en los secretos que no le correspondían. Zabinni sonrió.
- Ah, sí, claro que sí. ¿Crees que soy estúpido?
- Oh, por supuesto que no.
- Solo me extrañó.
- ¿El qué?
- Que...no fueras con ella después de la cena.
- ¿Yo? ¿Qué interés puedo tener yo en Pansy Parkinson, Draco? Más bien me extrañaría a mí. Tú eres el que debería estar con ella.
- ¡Buah! No la aguanto. Es una estúpida idiota. - farfulló enfadándose. "¿Dónde diablos estaba Hermione?
- Es bastante guapa y muy atractiva. - sopló Blaise rodando los ojos.
- ¿Y qué? Las hay a montones en Hogwarts.
- Tienes razón, Draco, tienes toda la razón.
- Claro que sí.
- Por ejemplo...Smith...
- Por ejemplo.
- Abbot.
- Bueno....sí...
- Mynely.
- Está bien.
Y agudizó los cinco sentidos y el sexto.
- Granger...
- Claro...
Entonces la mente de Draco se quedó parada. Granger. Granger. Hermione Granger. Ojos marrones, cejas levemente pobladas, onduladas. Labios curvos, rojos, sensuales. Nariz delicada. Pómulos sobresalientes, rosadas mejillas...ondulados cabellos...pero, ¿qué diablos...?
- ¡Granger?
- Ah, venga, estamos hablando de pasar el rato.
- Ella, ella...
Ella. Ella, simplemente ella. Ella era la dueña de cada emoción, de cada sentimiento, de cada palabra. Ella, simplemente, ella.
- ¡Es una sangre - sucia!
- Lo sé. Y por lo mismo tu padre no la aceptaría nunca.
El buscador calló de repente y parándose, miró al chico.
- ¿Qué tiene que ver...?
- Bueno, solo se me ocurre pensar que...por muy apetecible que sea la fruta...por muy bella y jugosa que te parezca, - dijo lentamente, paladeando las palabras. - puede estar prohibida. Y puede desencadenar el pecado, original.
Lo susurró, como el viento en una serpiente. Como el veneno en la piel. Y luego, sonrió, amistoso, le dio una palmadita en la espalda a Draco.
- Bueno, creo que daré un garbeo a ver que veo. - guiñó un ojo y se metió las manos en los bolsillos. - Hasta más tarde, Malfoy.
Blaise se encaminó en dirección contraria, con sus andares varoniles y orgullosos.
"Por muy apetecible que sea la fruta, por muy bella y jugosa que te parezca, puede estar prohibida. Y puede desencadenar el pecado, original"
Revisó mentalmente las palabras de Zabinni, una y otra vez mientras andaba sin rumbo. ¿Qué había querido decir con esas palabras? ¿Qué? Acaso...no, no podía ser. ¿Sospechaba? ¿Sospechaba...?
Se pasó una mano por el cuello. La sola idea de pensarlo hacia que sus poros sudasen del nerviosismo.
Entonces, ocurrió. Apareció. Una mano en la oscuridad.
- Hola, rubito. ¿Caminando solo por los pasillos tenebrosos de Hogwarts?
Sus dos ojos marrones estaban concentrados en los suyos. Como dos dagas acabando con su respirar.
- Her...Hermione....
La gryffindor pestañeó y entonces, giró la vista. Lo cogió de la mano y lo condujo hacia dentro de la puerta que, cuando entraron, se cerró tras ellos.
- Ya van dos en una semana. - suspiró la castaña con una media sonrisa.
- ¿Dos qué? - preguntó el Slytherin un poco perdido entre tanta confusión.
- Dos veces, que me llamas Hermione.
Draco abrió la boca pero no dijo nada. La cerró tras observar la sonrisa cálida de la chica.
- Y....¿no voy a tener el placer de recibir, un...beso, de la hermosa mujer llamada Hermione? - dijo lentamente.
Ella volvió a sonreír, más dulcemente.
- A la tercera, va la vencida.
- O eso dicen.
Lo besó deteniéndose en su labio inferior, dejando que el superior se contentara con leves roces. Entonces, la cogió de las mejillas y la subió un poco hasta que ambos labios se juntaron, uno con otro, saboreándose.
Sonriendo, jugando a ser expertos en temas de besos.
- Ey, ey, ey... - susurró la gryffindor separándose apenas unos centímetros. - Que me vas a dejar sin aire...
Draco la abrazó tiernamente, acariciándole el pelo con cuidado de no despeinarla demasiado. Entonces, con una sonrisa maliciosa, se acercó a su oído y con dulzura le susurró:
- S'apayo.
Hermione, que había cerrado los ojos y había echado la cabeza en el hombro del Slytherin, dio un leve respingo y de pronto, se encaró a Draco, comenzando a enfadarse.
- ¡Estoy harta, Malfoy! ¿Qué eres mil-linguë o un tío que le da por inventarse palabras y murmurarselas a su novia?
- ¿Novia? - dijo frunciendo el ceño.
- ¡No cambies de tema!
- Granger, creo que estás exagerando.
- Exagerando. - dijo suavemente con sorna. - Exagerando. Con que estoy exagerando.
- Pues sí. - Draco se cruzó de brazos. - Que seas monolinguë no es mi culpa, solo tuya.
- ¡Ah!
- Y...si tampoco usas la lógica...
- Ah, muy bien Malfoy. Tú, solito, tú, te lo has buscado.
Le presionó con un dedo el pecho.
- Luego no digas que no te lo advertí
Draco arqueó una ceja. La situación le hacia, no menos que mucha gracia.
Hermione se giró. La espalda le quedaba preciosa con la caida del vestido azul, y los brillantes parecían estrellas fugaces rodando por los surcos de su piel.
- Te lo diré antes de que acabe el año. - murmuró Draco viendo que Hermione cogía el pomo de la puerta.
Ésta se giró levemente para mirarlo.
- Antes de que acabe el año pueden pasar muchas cosas, Draco.
- Lo sé, pero mis palabras no cambiarán de significado.
Lo miró por última vez. Él deseó con todas sus fuerzas abrazarla y besarla consumando ese deseo que le quemaba las entrañas.
Pero demasiado tarde, ella abrió la puerta, sin mirarle, hermosa, simplemente y, simplemente, se marchó.
¿Acudiría esa noche a su cita? Algo le decía a Draco que en la habitación solos estarían él y su piano.
Se había desvelado con la excusa de los regalos de navidad. Mentira.
No podía dormir y todo por su culpa. Realmente no estaba enfadada, solo molesta. Además, se había acostumbrado a pasar las noches con él, una tras otra. Desvelarse y no dormir más que un par de horas. Si dormía.
Envolvió cuidadosamente su regalo. ¿Le gustaría? Se mordió el labio. No, no, no...si estaban peleados. Sonrió al recordar su beso, su susurro, sus palabras extrañas...
¿Y eso qué más daba? Si lo amaba con todo su ser.
Su mirada se posó en el fuego casi a punto de agotarse. Pensó en él. Estaría tocando el piano. Apoyó la cabeza en la mesa y pensó en él.
oooooooo
¿Qué estaría haciendo?
No sabía qué tocar. Cuando ella estaba, siempre le pedía canciones, siempre cantaba o cantaban juntos, o...simplemente el piano de fondo. Ahora, él solo. Se perdía. Se perdía sin ella.
Se había acostumbrado a su calor en el sillín, abrazada a él. A su suavidad, a sus roces mientras tocaba. A su risa plácida, a su olor relajante.
En el bolsillo tenía su regalo. Lo cogió. La cajita roja, pequeñita...¿le gustaría? ¿Lo perdonaría pronto? Burdo juego de palabritas...
¡Qué tontería! ¿Qué más daba? Si la amaba cada día más y más.
Su mirada se posó en la lumbre de la vela, en la cera, a punto de agotarse. Pensó en ella. ¿Estaría durmiendo? No, ¿vería el fuego? Siempre le decía que adoraba ver el fuego.
Apoyó la cabeza en el piano y pensó en ella.
- ¡Arriba!
Se sobresaltó, llevándose una mano al pecho y a la cabeza.
- ¿Qué...hora es? - preguntó, somnolienta.
- Las ocho y cinco de una mañana en venticinco de diciembre.
Hermione miró los ojos de su amiga.
- ¡Feliz Navidad, Herm!
- Feliz Navidad, Gin.
La pelirroja la abrazó y le tendió un paquetito cuadrado.
Ella lo miró, sarcástica.
- ¿Adivino qué es....un libro?
- ¡Sí! - Ginny aplaudió efusivamente. - ¡Voy a despertar a mi hermano!
Corrió como la niña inocente y pecosa que era, hacia la habitación de los chicos.
"Historia completa de la Aritmancia moderna". Sonrió. Lástima, ya se lo había leido. Sus amigos casi nunca acertaban pero, la intención es lo que cuenta, al fin y al cabo.
Entonces, entre la calma, se oyó un grito estridente. Hermione supo perfectamente de quien.
Suspiró. El paquete de Draco estaba en la mesa.
- Buenos días.
Oyó un bostezo proviniente de la escalera y al mirar, se sonrojó.
- Ah, Ron. Estás en...
- ¡Feliz Navidad! - sonrió el pelirrojo entregándole un paquete cuadrado.
Hermione lo miró y suspiró.
- ¿Un libro?
-¡Sí! Ábrelo.
Quitó el papel de renos saltarines que lo cubría y descubrió un nuevo y apasionante títutlo: "Cómo ser la mejor maga del mundo en cien páginas"
- Supuse que te gustaría aunque, tú ya lo eres.
"Mierda, lo había leído la semana pasada. Muy divertido, sin duda"
- Oh, muchas gracias. - murmuró con falso entusiasmo. - Toma, esto es para ti.
Ron cogió el paquete, con las orejas coloradas. Entonces, Hermione consideró correcto advertirle:
- Ahm y Ron, estás en calzoncillos.
De rojo pasó a blanco cenizo.
- Oh,oh, oh...lo siento....
Y corriendo se fue al cuarto mientras Hermione reía. Sonrió.
No podía más. Suspiró. Cogió el paquete y se levantó de la silla. Iría a verle.
- Gin, Ginny...
- Buenos días. - sonrió ella, colocándose un mechón de pelo detrás de la oreja. - Feliz, navidad.
- Igualmente.
El chico se desperezó y se echó el cabello hacia atrás. A la pelirroja le gustó aquello, le daba un toque muy..."sexy".
- Te una cosa. Es una tontería.
Sacó de un bolsillo del pijamita blanco que llevaba, un pequeño envoltorio celeste.
- Ah, muchas gracias.
Harry comenzó a deshacerse del papel, con curiosidad, hasta que llegó al regalo. Lo observó detenidamente y sonrió.
- Es....muy bonito.
- ¿Te gusta? Es una chorrada, la verdad. Mira, aquí le puedes cambiar la foto...así...
Se acercó a él. La Snitch falsa, pero que volaba un poco, de cristal dorado, contenía una foto. En ella se les veía a Hermione, Ron, el propio Harry y a ella, frente a la estación de King Cross a principios de ese curso.
Ginny, sin querer, rozó su nariz con la de Harry al intentar explicarle el funcionamiento de la snitch de cristal.
Entonces, las miradas de ambos se cruzaron en un chispear de emociones declaradas a fuego abierto.
Ninguno habló pero acortaron muy muy despacio las distancias, tanto que casi se notaban el respirar del uno y el otro, tanto que podían sentir el despegar de los labios...simplemente....
- ¡Maldición!
Violentamente se separaron. Ginny se levantó de la cama.
- ¡En calzoncillos! ¡Con el frío que hace y yo duermo en calzoncillos! - gritó el Weasley colocándose un jersey que su madre le había regalado.
Ginny suspiró.
- Voy a levantar a Lavender. Nos vemos después.
- Adiós...
Harry la miró mientras se marchaba, triste pero nervioso. Bajó la mirada y observó la snitch que tenía en su mano, la Ginny y el Harry de la snitch se miraban de reojo.
No tocó. Nunca lo hacía. O casi nunca.
Entró y se llevó una mano a la boca al observar el espectáculo.
Dormido encima del piano y sentado en el sillín, Draco tenía la boca, ligeramente abierta, el cabello rubio, muy desordenado, cayéndole en la frente y rozando el negro del una mueca tan graciosa que le dieron ganas de fotografiar.
Lo miró unos minutos más, grabando la imagen que no se le olvidaría.
Parecía un niño inocente.
Se mordió el labio y avanzó, ladeando la cabeza. Al llegar a su altura, se agachó.
Respiraba calmado, muy tranquilo, como si nada le perturbara de su sueño.
Hermione cerró los ojos y despacio, acercó su boca a la de él, dándole un suave beso en la comisura de la boca.
Draco cerró de pronto la boca y se pasó la lenga por los labios sin despertar.
La gryffindor sonrió de nuevo, agachando la cabeza y mirándolo de nuevo. Entonces, dirigió su boca a su oído y lentamente, susurró:
- Te quiero.
Entonces, si abrió los ojos, tropezando con la mirada tierna de ella.
- Hermione.... - murmuró entornando los ojos. - ¿Qué haces aquí...? Ayer...
- Shh....shhh...
Le puso un dedo en los labios y negó con la cabeza.
- No hables.
Draco se irguió un poco. Frotándose los ojos y peinándose el cabello platinado.
Ella se puso frente a él y le acarició la cara.
- Te ves muy lindo durmiendo. - le susurró.
- Tu más.
- ¿Acaso me has visto?
- No, pero lo he soñado.
Se besaron dulcemente, cogiéndose las manos y abrazándose.
- Feliz navidad, mi amor. - dijo la prefecta, acurrucándose en él.
- Feliz navidad, mi niña, feliz navidad.
Estuvieron un tiempo abrazados en el sillín, como lo hacian por la noche, en una clara mañana de navidad.
- No deberías estar aquí, Draco. Se van a dar cuenta. - le murmuró, razonando.
- Ah, al diablo.
La separó un poco y la miró fijamente.
- Hermione, quería...
- Toma, mi regalo.
Ante él, un paquete rectangular. Arrugó el ceño y terminó cogiéndolo y abriéndolo, ante la atenta mirada de ella.
Al verlo, se quedó perplejo.
- Un....un...¿cuaderno en blanco?
Ella negó con la cabeza.
- No, tonto. Pulsa Do.
- ¿Qué pulse...?
- Haz lo que te digo.
- Do. - farfulló dándole a la tecla.
Entonces, ante su sorpresa, la letra se grabó en el cuaderno.
- ¿Es...?
- Un cuaderno para que anotes tus canciones. Las letras o las notas. Cuando cantes o hables, se escribirán...
La besó profundamente, diciéndole gracias.
- Hay....otra cosa...
- ¿Más?
- Ahm, sí, no sé si debería....
Suspiró y le tendió un papel. Draco lo volteó y miró maravillado lo que en él había.
Levantó el rostro, mirándola y lo bajó de nuevo, tropezando con su cara nuevamente. Pues lo que allí había no era otra cosa que su foto.
- Ti amo. - dijo besándola de nuevo. - No sabes...
Entonces se llevó una mano al bolsillo y sacó una cajita roja, pequeñita.
- Este es el tuyo.
- Gracias.
Y presionando en el enganche, la cajita se abrió, dejando ver una cadena dorada reluciente con un hermoso corazón pendiendo de él.
- Es...es...¡precioso! - dijo sonriendo.
- Espera, hay....otra sorpresa.
- ¿Una foto tuya, quizá? - dijo, radiante de felicidad.
- No, mucho mejor.
Entonces, enlazando sus manos a las de ellas, cogió el colgante y lo abrió. Hermione no cupo en sí de la sorpresa al escuchar lo que de ella se oía:
"Si alguna vez amé, si algún día, después de amar, amé. Fue por tu amor...Lucía, Lucía..."
La canción, su canción. Una lágrima cristalina rodó por su mejilla. Era, simplemente, precioso.
- Oh, blanca navidad, sueños...que se convierten en realidad. Ella es verdadera, es nuestra esfera...ella es, la blanca navidad....
Cuando regresaban de la comida navideña, mientras Lavender canturreaba felizmente, los demás hablaban entre sí de los regalos recibidos.
- ¡Me encantó tu regalo, Herm! - sonrió Ginny con dulzura. - Es una camisa preciosa, gracias.
- De nada, Gin.
- ¿Te gustó mi libro, Hermy? - le preguntó Harry.
- Mucho. - asintió ella. Debe de ser muy interesante.
"La caza de brujas", ya lo había leído. Un gran libro.
Al menos sus amigos tenían gusto, aunque no acierto.
Entonces, un silencioso Ron Weasley habló, señalando al cuello de la prefecta con una mueca en la cara:
- ¿Qué es eso que llevas colgado?
Instintivamente, Hermione se llevó la mano al corazón que caía de la cadenita dorada que rodeaba su cuello.
- Ahm....
No supo qué decir. Intentó inventar alguna mentira rápida pero, ninguna se le ocurrió. Cerró los ojos. Entonces, Lavender chilló:
- ¡Un admirador secreto! ¡Tienes un admirador secreto y no me dijiste nada!
Todos la miraban con la incógnita. Ella se encogió de hombros.
- Sí...bueno es que...
- ¿Quién, Herm? ¡Es precioso!
Su amiga pelirroja miró con curiosidad el regalo que supuestamente le había mandando su "admirador secreto".
Lavender dio un saltito y murmuró intentando parecer enfadada:
- ¿Cómo no me dijiste nada? Y te llamas amiga...
- ¿Es cierto, Hermione?
Harry estaba anonadado mirando el collar. Hermione se mordió el labio.
- Sí, lo recibí esta mañana de parte de un...anónimo pero, me gustó mucho y...me lo puse.
-¡Qué romántico! - suspiraron Ginny y Lavender al unísono.
Pero Ron no hablaba, tenía los brazos cruzados y el rostro rojo de rabia. Hermione, por su parte, tenía ambas mejillas sonrojadas e intentaba evadir el tema.
- ¿Qué decía, qué decía? ¡Quiero detalles! - murmuró Lavender emocionada.
- Pues... - intentó decir la gryffindor.
- ¿Con qué nombre firmaba? - preguntó ansiosa, Ginny.
- ¿Te lo mandó por vía lechuza?
- ¿Es la primera vez que te manda un regalo?
- ¿Tienes idea de quién puede ser...?
- ¡BASTA!
El grito resonó, Hermione giró la cabeza para ver a su amigo con los brazos extendidos y temblando de furia.
- Ron... - murmuró extrañada.
Pero antes de darle tiempo a nada, el guardián salió deprisa de allí, alejándose.
- Voy con él... - dijo Harry corriendo tras el pelirrojo.
Hermione abrió la boca y observó como se marchaban los chicos. Sintió un nudo en el pecho. ¿Por qué Ron había reaccionado así? ¿Qué le había ocurrido? ¿Acaso sí que tenía un problema como le había sugerido Draco?
Pero, antes de seguir con sus cavilaciones, Lavender y Ginny tironearon de ella para que les siguiera contando. Le dolía mucho la cabeza.
Se levantó aquella mañana con una sonrisa.
Llevaba seis noches seguidas huyendo por las noches a la habitación del pianista y quedándose con él hasta que el sol parecía vislumbrarse.
Aún somnolienta comprobó que Lavender no estaba en el cuarto. Frunció el ceño. ¿Qué hora sería?
Cogió una toalla blanca, el champú y el gel y se encaminó hacia las duchas.
Su sorpresa fue mayúscula al bajar la escalera y comprobar que todos los gryffindors se encontraban en la sala común.
Giraron las cabezas al oírla.
- ¡Buenos días, dormilona! - sonrió Ginny saludándola con la mano.
- ¡Se te pegaron las sábanas! - rió Harry.
- Es verdad, cielito, ¿no dormiste bien? - preguntó Lavender poniendo morritos.
Hermione sonrió un poco cohibida.
- Eh...sí, sí, lo que pasa es que estaba muy cansada.
Ron estaba con la cabeza gacha escuchándola. En los días transcurridos había tomado un comportamiento muy extraño hacia ella. Casi no hablaban y nunca estaban solos. Desde el día del admirador secreto, parecía haberse distanciado de ella.
- ¡Pues tenemos que informarte de algo! - habló la Weasley.
- ¿De...qué?
- Siéntate, lo estábamos acordando.
- Tendría que...ducharme y...
- ¡Déjalo para después! - protestó Lavender.
Fue hacia ella y la jaló para que se sentara al lado de Ginny. Estaba en camisón y con todo el pelo revuelto, menos mal que estaba con sus amigos. Suspiró.
- ¿Y bien...? ¿Qué ocurre?
- Estamos planeando... - comenzó Harry.
- ¡Vamos a hacer una fiesta esta noche! - Lavender abrió los brazos y comenzó a dar palmaditas.
- ¿Esta noche? - Hermione pestañeó.
- Para despedir el año y recibir al nuevo con buen pie. - dijo Ginny suavemente.
- ¿Para nosotros?
- Gryffindors, Huffelpuffs y Ravenclaws. - aclaró Lavender.
- Nada de Slytherins, por supuesto. - farfulló Harry.
- Lo supuse. - suspiró Hermione.
Ron arqueó una ceja.
- ¿Dónde va a ser...?
- Eso es lo mejor.
El tono malicioso de Lavender le hizo esperar lo peor.
- Hemos encontrado un aula en el segundo piso, que está totalmente vacía y abandonada. - rió la gryffindor. - Perfecta para nosotros.
- La insonorizaremos y pondremos música. - añadió Ginny.
- ¿Música?
- Muggle y maga.
- ¿Te parece bien? - le preguntó Harry.
Hermione, no muy convencida, asintió lentamente. Entonces, levantó el dedo índice:
- Una última pregunta. ¿Habéis consultado esto con....McGonagall o Dumbledore?
Lavender rodó los ojos.
- Venga, Hermy. Déjate de bobadas, no va a pasar nada.
- Tenemos prohibido salir por la noche.
- Noche. Espacio de tiempo a partir de las doce... -murmuró Lavender muy segura.
- Eso no es...
- ¡Estamos perdiendo tiempo! ¡Tenemos que organizarlo todo! Así que arriba, hemos quedado con Hannah Abbot y Rose Mcfllyan, así que...¡hop-hop!
Lavender y Ginny se levantaron y asieron de los brazos a Hermione.
- En diez minutos, lista. Te esperamos en el aula, ¿ok? La tercera del cuarto pasillo a la derecha.
La gryffindor suspiró y asintió.
- ¡Luego tendremos que decidir los vestidos! - rió pícaramente Lavender.
- ¡Va a ser genial! - corroboró Ginny.
Las dos salieron cogidas del brazo, cotilleando y riendo.
Hermione se encogió de hombros. Lo que menos le apetecía era desperdiciar la última noche del año estando sin su pianista.
Le taparon los ojos.
- Buenos días.
- Hola....¿tú por aquí?
- Te buscaba. Quería verte.
La besó lentamente, aún a su espalda, haciendo que Hermione esbozara una hermosa y radiante sonrisa.
- Anoche te fuiste muy temprano.
- ¿Qué? Bromeas. Me fui a la hora de siempre.
- Sh...se me hace muy corto el tiempo cuando tú estás. Y cada vez más corto.
Quitó suavemente sus manos de sus ojos. Entonces Hermione se volvió y lo miró. Le besó en los labios tiernamente y lo miró de arriba a abajo, mordiéndose el labio.
Draco dibujó en su cara un gesto de contrariedad.
- ¿Qué? ¿Qué ocurre?
- Nada, solo es que...estás muy guapo esta mañana.
- Taim i' ngra leat.
- ¡Draco!
El Slytherin rió sonoramente.
- Vale, vale, perdóname. Solo lo hizo por...
- Molestarme.
- Decírtelo.
- ¿El qué?
- Taim i' ngra leat.
- ¡Draco!
Él volvió a reír y la besó estrechándola contra él.
- ¿Y qué planes tiene la señorita esta noche...?
- Pues...planes.
- ¿Como...a la luz de las velas compartir una cena inolvidable con un pianista misterioso?
Hermione sonrió y negó con la cabeza.
- Lo siento por él pero, esta noche no.
- ¿No? ¿Por qué?
- Ya te lo dije, tengo planes.
Draco la apartó un poco y la miró con suspicacia.
- ¿Qué clase de planes?
- Pienso ir a Paris con mi amante secreto.
- ¿Puedo apuntarme?
-No se admiten Slytherins.
- ¿Y si tu amante secreto es uno de ellos?
- Me temo que no será así.
El rubio arqueó una ceja.
- Venga, vamos a hablar ya en serio.
- Es en serio. Esta noche voy a...
- ¿Paris? - murmuró confundido.
- ¡No! - rió Hermione. - Voy a una fiesta.
- ¿En el castillo?
La chica asintió.
- No hay problema, iré.
- El problema es que no puedes.
- ¿Por...?
- No se admiten Slytherins. - dijo suavemente.
- Pues...hago una poción o...algún hechizo.
- No, Draco. Nada de magia ni trucos. Es una fiesta de fin de año. No puedes venir.
- Hermione, venga, no seas aguafiestas...
- Draco. Desearía con toda mi alma que vinieras. - dijo sinceramente la gryffindor. - Pero, no puede ser. Hay que aceptarlo.
- Pero...
- Ni una protesta más. - tajó la gryffindor. - ¿Vale? Yo soy la primera a la que le gustaría que las cosas fueran distintas, pero no lo son. Son así y hay que aceptarlas.
Le gustaba mucho ese tono serio en su voz. Esa seguridad y ese rasgo tan suyo de dar órdenes, razonándolas para los demás y, para sí misma.
- Está bien.
Ella lo miró con ternura en sus órbitas marrones.
- ¿Me comprendes, Draco? ¿Entiendes que lo hago porque te quiero?
Él, lentamente, asintió. Hermione sonrió, mordiéndose el labio y le acarició una mejilla. El rubio cogió su mano y la besó.
- Te entiendo y te comprendo. Ahora entiéndeme y compréndeme a mí.
- Eso intento hacer. - suspiró.
Se hacercó a ella y enredó sus manos en sus rizos, besándola en la frente.
- T'estimo.
Hermione levantó un poco la cara, sus narices se rozaron y ambos cerraron los ojos.
- Adiós.
Su aire le dio en los labios entreabiertos. No la besó, simplemente se marchó de ella, triste y silencioso.
Hermione se llevó una mano al pecho. Tenía un nudo ardiente. Le hubiera gustado que las cosas fueran distintas. Que él no fuera un Slytherin ni ella una Gryffindor, ni él un sangre limpia ni ella una sangre sucia. Que no estuvieran condenados a odiarse. Que todo fuera distinto.
Sin embargo, las cosas eran así y...solo podían aceptarlas. A pesar del dolor.
- Estás espléndida.
- El vestido es precioso. ¿De dónde lo sacaste?
- Lo tenía en el armario...
Mentira. Sonrió. Él se lo había mandado, estaba segura. La tarjeta olía a él. Tierra, hierba y colonia de hombre. Sándalo y madera. Draco Malfoy.
El terciopelo rojo, vino tinto, caía sobre su piel protegiéndola de un anochecer frío en Hogwarts. Se colocó la túnica encima y las tres se encaminaron hacia el aula que con tanto esmero habían preparado para la ocasión.
Globos y serpentinas para dar la bienvenida a un nuevo año. Bebida y comida en unas mesas alargadas y un rectángulo amplio y espacioso para el baile.
La música sería un conjuro y la iluminación un nuevo hechizo que dio el toque final para que la fiesta tuviera el lugar idóneo.
Cuando abrieron la puerta, no estaban solas. Hannah Abbot junto con Terry Boot, muy guapa vestida en rosa pálido, acudió a saludarlas. Su novio se limitó a mirarlas levemente y hacer un gesto con la mano.
Entonces, Hermione observó a sus dos mejores amigos hablando en la improvisada barra. Ambos iban elegantes con trajes de chaqueta negros y a diferencia de Harry que llevaba una camisa abotonada en color azul celeste, el pelirrojo la llevaba en color azul oscura, del mismo estilo.
La prefecta se acercó, lentamente, entrelazando las manos. Enseguida sus dos amigos la vieron venir y un poco asombrados, sonrieron.
- Hermione estás muy guapa. - dijo Harry con una sonrisa.
- Gracias, Harry. Tú también lo estás. - dijo guiñándole un ojo a su amigo.
Entonces giró la cabeza hacia Ron.
- Y Ron, ¿tú no me dices nada?
El Weasley la miró directamente a los ojos y tragando saliva, apartó la vista de sus pupilas. Sonrosándose un poco.
- Preciosa, estás preciosa.
- Gracias.
- ¿Quieres algo de beber, Herm? - le ofreció Harry.
- Sí, por favor. Un té helado, ¿quizá?
- Enseguida.
Y mientras el buscador hacia de "barman", la prefecta cogió de la mano a Ron y lo atrajo un poco en un tono más confidencial. Él se agitó nerviosamente.
- Ron, quería pedirte perdón.
- ¿Perdón?
- Estos últimos días nos hemos distanciado y...no sé, quizá he tenido la culpa, me he desententido de todo y...lo siento mucho.
- No, Herm, no, perdóname tú a mí.
- ¡Si no hiciste nada! - sonrió ella.
- Claro que sí. Lo he hecho y, lo sigo haciendo.
Hermione lo miró sin comprender nada y abrió la boca, esperando alguna palabra que le aclarara por parte de él.
- Aquí tiene su bebida, señorita.
La castaña se sobresaltó y sonrió rápidamente cogiendo el vaso que le tendía Harry.
En esos segundos, Ron la observó más aún. Dios, ¿preciosa? Ese adjetivo era poco para su belleza. Preciosa, radiante, celestial, inmensa, inmortal...
Sus ojos, como quería perderse en su brillo eterno, entre la miel de sus iris...Su boca, ese sueño divino de color rojo tentación que tenía un transparente parpadear, casi lujurioso. Y su pelo, con esa caída, esas ondas enmarcando grácilmente su espalda y su cuello. Cuello desnudo a excepción de la cadena del corazón dorado.
Se perdió en el escote ovalado de su vestido rojo aterciopelado y en la caida elegante en sus caderas, por sus piernas, con la cola pequeña, con aquellos finos taconcitos blancos.
Subió de nuevo la vista, veloz. Suficiente.
Claro que tenía la culpa, lo seguía haciendo. Seguía callándose sus sentimientos y no podía seguir así. Tenía que decírselo o la locura iba a matarlo, desearla en sueños y amarla en secreto iba a ser su perdición.
- ¡Feliz Navidad!
Pero todo se rompió, aquel puzzle que había casi terminado de completar, se deshizo. Solos quizá hubiera reunido el valor, solos al final lo habría confesado pero...entonces, llegaron todos y, ella se perdió entre la multitud asediante.
Para relajarse se tomó una cerveza de mantequilla.
- A quedado muy lindo, en verdad. - sonreía Rose Mcfllyan paseando sus ojazos verdes por el techo colorido del aula.
- Y todo gracias a nosotras. - habló Lavender, muy alegre.
- La verdad que el trabajo que hicimos fue memorable. - confirmó Hannah, asintiendo. - Nadie habría apostado que un aula sucia y abandonada pudiera convertirse...en esto.
Seguía llegando gente, algunos desconocidos para Hermione, que bebía silenciosamente escuchando la conversación banal de las chicas. Como le hubiera gustado que entre la multitud se hubiera distinguido el cabello rubio platinado del poseedor de los ojos más grises de Howgarts. Suspiró con una media sonrisa.
Y lo mejor, ninguna persona de la sala podía ni imaginarse que aquel rubio...era suyo. Solo suyo.
OOOOO
- Feliz navidad, Ginny.
Súbitamente la pelirroja se giró para mirar a quien le había hablado. Abrió los ojos, parpadeando:
- Igualmente, Michael.
El moreno Ravenclaw sorbió su copa burbujeante y se comió a la Weasley con la mirada, una mirada con múltiples significados, llena de lujuria.
- Veo que el paso de los años te hace bien. - dijo con sorna. - Cada día estás más hermosa.
- Gracias. - dijo Ginny, firmemente, con desdén. - Ciertamente tú, sigues igual al año pasado.
- El año que estuvimos juntos. ¿Ya lo olvidaste?
- No. - dijo secamente. - No lo olvidé, desgraciadamente.
Michael dibujó una sonrisa burlona en su rostro de piel tostada.
- Oh, Gin, no seas rencorosa. Lo de Cho y el partido...
- Es agua pasada, Michael.
- Bueno, pero podríamos....
Ginny pegó un resoplido y se mesó el cabello, echándolo suavemente hacia atrás.
- Contigo, Miky...-entonces se acercó peligrosamente a su oído y, sonriendo, le susurró: - ni muerta.
El Ravenclaw comenzó a adquirir una tonalidad rojiza furiosa. La gryffindor sonrió coquetamente y pestañeó.
- Feliz Navidad.
Entonces, Michael Corner, muy orgulloso, se marchó dejando a Ginny sola con una gran sonrisa.
La pelirroja aprovechó para servirse un vaso de refresco y, apoyarse a la barra a observar a la gente.
Pensó en su relación con Michael. Corta pero intensa, se dijo a sí misma. Suspiró y rodó la copa en su mano. Y miró fijamente con sus ojos castaños al cristal de la copa.
Entonces, en él se reflejó la persona que observaba a la bella pelirroja. Ginny abrió la boca y levantó la vista, sorprendiéndose y sintiendo un vuelco del estómago y todo el pecho.
- Harry...
Un moreno azabache la miraba con dos preciosas esmeraldas verdes brillando a la luz de las velas de la habitación.
- Feliz Navidad.
- Feliz Navidad.
Sonaba una canción rítmica. Algunos ya habían comenzado "su fiesta" particular. Hannah arrastraba a Terry Boot a la pista y éste se resistía frente a las carcajadas de sus amigos que no tardaron en ser arrastrados por sus respectivas novias a la pista, haciéndole compañía.
- Estás muy guapa.
Ginny se mordió el labio.
- Gracias. Tú también.
Entonces el buscador dibujó una mueca burlona en su cara:
- ¿Muy guapa?
La pelirroja rió sonoramente, llevándose la mano libre a la boca para ahogar la risa. Harry también rió.
- Perdón, guapo. - sonrió. - Muy, muy, guapo.
- ¿Me sirves una copa? - le pidió dulcemente.
- Claro. Toma.
Le tendió su propia copa para que la agarrara y se dio la vuelta, sirviéndole una a él. Se la dio y entonces sintió como su vestido verde suave, se enganchaba al mantel de la "barra".
Se giró para desengancharse y, entonces, cogió una de las copas que Harry sujetaba, bebiendo de ella. El chico la miró, con un gesto extraño:
- ¿Qué? ¿Qué ocurre...? - preguntó de nuevo, tocándose la cara, creyendo que quizá se habría manchado de algo.
- Pues... - Harry sonrió y acarició el borde de la copa que sujetaba. - Nada, solo que...elejiste la copa equivocada.
Sintió un nudo en su interior, apretándola, haciendo que un temblor la recorriera de arriba a abajo. Miró la copa y miró, al instante, a Harry.
- Bebiste de mi copa.
Se sonrojó un poco y entonces, se rió.
- Soy muy torpe, perdóname.
- No pasa nada. Ahora que lo pienso...
- ¿Sí?
- Tu copa...
- ¿Sí?
- ...es más dulce.
Ginny pestañeó seguidamente, abriendo la boca al ver como Harry se llevaba el borde del cristal a su labios y sorbía lentamente de ella.
Agachó un poco la cabeza y entrecerró los ojos. Vio levemente la pista abarrotada.
- ¿Bailas? - le preguntó al gryffindor.
- Como un pato.
Ahogó una risa y entonces, decidida, cogió sendas copas y las dejó en la barra. Y acto seguida, cogió las manos de Harry entre las suyas.
- Yo te enseño.
No muy decidido, echó una mirada a la pista y a la pelirroja. Asintió. Ambos sonrieron y se entremetieron en el barullo, aún agarrados, muy juntos.
La sala estaba en murmullo. Los Slytherins reían y hablaban, sin mucho ánimo en el aburrimiento de la última noche del año.
- Creo que ese modelo es malísimo. - bufó Zabinni chasqueando la lengua.
- El mejor es el VZ-500. - corroboró Rubens Brads, un alumno de quinto.
- No, el JQ - 450. - farfulló un gordinflón de nariz respingona con pintas arrogantes.
- Que mierdas decís. Es el CT- 1001, en las estadísticas arrasa en todas las proporciones. Velocidad, suavidad, quince motores...¿qué contestas, Brads?
El moreno resopló.
- Que no tienes ni idea, Zabinni.
Malfoy sonrió maliciosamente tras el comentario burlón del Slytherin. A Blaise Zabinni le ponía de los nervios ser contrariado pero, en aquella ocasión, Draco estuvo de acuerdo con Rubens Brads, Zabinni no tenía ni idea.
Miró a la chimenea y pensó en la hermosura con que se devoraban las llamas. La pasión del fuego era hermosa y extrema. Fuego contra fuego, fuerza contra fuerza, guerra de titanes.
Fuego, pasión, fuerza...vitalidad, hermosura...Sonrió acariciándose los labios con un dedo. Hermione...sintió su corazón, pegado a su piel, Hermione...
¿Llevaría su vestido puesto? Sí, lo sabía. Ese rojo aterciopelado en su cuerpo esbelto. Estaría bella, hermosa...preciosa. Bebiendo champán, entre el baile, con las mejillas sonrojadas por el calor. Riendo, con esa risa tan hermosa. Con esos hoyuelos en su cara cuando sonreía, con su caída seductora de ojos, con ese brillo especial....
- ¡No sabéis de qué me he enterado! - chilló una voz a sus espaldas.
Todos los Slytherins miraron, ya que en su monótona conversación, alguien reclamaba su atención. Algo importante.
Draco bufó y siguió pensando en ella. Saboreando su imagen y su voz. Recordaba su voz en su oído cuando cantaba con su dulzura ilimitada.
Hubiera dado todo por bailar con ella y besarla envueltos en la multitud, sin que nada ni nadie importara...
- ¡Están dando una fiesta!
De pronto, el sueño se esfumó, volvió a la realidad. El fuego se estaba haciendo cenizas oscuras. Volvió su rubia cabeza hacia atrás. Pansy Parkinson y sus amigas cotorreaban con fuerza.
- ¡En un aula abandonada!
- ¿Quiénes? - preguntó Zabinni.
- ¡Todos! Gryffindors, Huffelpuffs y Ravenclaws.
- Hijos de puta. - masculló Rubens Brads.
- ¡Faltamos nosotros!
Comenzó el barullo. Draco se puso en pie. Todos salían despedidos fuera de la sala común. Sintió un nudo. ¿Debía? Solo por verla daba la vida. Saltó por encima del sillón y fue con los otros.
Sabía que no estaba bien pero...en el amor y en la guerra....todo vale.
- Laven, ¿por qué no bailas?
Hermione se sentó al lado de su amiga, apoyada en una mesita redonda, viendo a las parejas bailando al son de la música.
Resonaban en su cabeza las risas, la música y los pasos.
- No sé...te burlarás de mí, Herm pero...me siento nostálgica.
- ¿Nostálgica? ¿Por qué?
- Por ellos.
La prefecta pestañeó y sonrió comprensivamente.
- ¿Seamus?
- Y mi Parvati. - dijo haciendo pucheritos. - Si ellos no están aquí...no tengo ánimos de fiesta.
La morena se mordió el labio y acarició el cabello cobrizo de su amiga.
- Anímate, venga.
- Además, es una mentirosa.
- ¿Quién? - frunció el ceño, incomprensible.
- Parvati. Ella me dijo... "Brindaré contigo en la última campana"
Miró a su alrededor, dando un suspiro hondo.
- Y no está.
Se apoyó de nuevo en la mesa y una lagrima escapó de sus ojillos.
- Vamos, Laven...no me llores.
- Herm..¡los echo tanto de menos!
Ante su espectación, la Gryffindor se echó hacia ella y la abrazó. Al principio se sintió un poco violenta pero luego la consoló con palabras tiernas.
Mientras tanto su mirada paseó por la fiesta.
En el centro todos bailaban. Se habían lanzado a bailar sin reservas. Gryffindors, Ravenclaws y Huffelpuffs, todos en la pista, bailando juntos sin ningún extracto, sin nadie apartado por su clase social, por su piel, por su sangre...
Bajó la vista. "Draco".
Era hermoso ver que podía existir una unión así, sin diferencias, entre amistad y amor, sin fronteras. Hermoso, muy hermoso.
Hannah tironeaba de la corbata de Terry que se la quitó ante la espectación de la masa y comenzó a bajar sensualemente su cuerpo mientras su novia le daba una vuelta subiéndose el vestido hasta medio muslo y dejándolo caer cuando este subía para darle una vuelta de campana.
Hermione sonrió ampliamente. Era gracioso.
Y ante su sorpresa, observó algo inesperado. Entre la gente distinguió claramente a dos amigos suyos, muy juntos, muy pegados, muy enamorados.
Ginny y Harry, agarrados por la cintura y media parte del tórax, bailaban sensualmente, entre risas y miradas indescifrables.
Ninguno de los dos hablaba por lo que podía ver pero, entre ellos....sobraban las palabras.
Y siguió paseándose por la habitación hasta que de pronto se paró en la puerta. Se estaba abriendo. Se le encogió el corazón y abrió la boca.
"Que yo no lo sabía...."
- La...Lavender...
"Quién me lo iba
que solo con tu sonreír,
inundarías todo mi ser de alegría..."
- Lavender, mira...
" ...y yo no lo sabía."
Entonces la gryffindor, roja como un tomate, levantó la vista hacia el punto que miraba Hermione y sintió que el corazón también se le paraba.
Se levantó con los ojos muy abiertos y dio dos pasos adelante, antes de gritar:
- ¡¡¡¡Parvati!!!
Corrió hacia su amiga que también corría hacia ella. Ambas se fundieron en un abrazo entre la risa alegre de Parvati y las lágrimas de Lavender.
- Te dije que vendría, Lav, ¿te lo dije o no?
- ¡Mala, mala, mala! ¡Mala! ¡No sabes lo que me has echo llorar!
- ¡Se te corrió el rímel!
- Oooo...¡¡¡nooo!!!
Pero el rímel le importó poco, siguió estrechando a su amiga fuertemente, llorando y entonces, volvió a abrir los ojos y vio que detrás de la morena, había alguien más y entonces, sí que gritó:
- ¡Seamus!
"Que me podía encontrar
algo tan dulce como tú,
eres lo más bonito que he visto en mi vida,
y yo no lo sabía...."
Hermione volvió la cabeza, sonriendo quedamente.
- ¿Me permite este baile?
Levantó la cabeza, llevándose una mano al pecho.
- Ron... - murmuró. - Me asustaste.
El pelirrojo la miraba con duda entre sus ojos azules y Hermione observó lo guapo que era. Con sus pecas y su mata de pelo color fuego. Asintió, tomando su mano.
" Y si me vuelvo loco es al sentir,
que hay tantas cosas que vivir,
y yo sin ti no lo sabía..."
Se amontonaron entre la gente. Hermione saludó a Rose Mcfllyan que estaba bien escondida entre los brazos musculosos de su novio.
Ron y Hermione se pararon en mitad de la pista. Parecía que todas las parejas se habían puesto de acuerdo para abrazarse.
Hermione se sintió un poco violenta pero acabó parándose frente a su amigo y cogiéndolo delicadamente por un hombro.
Ron paseó su mano temblorosa por la cintura de Hermione.
Creyó morir, creyó estar y tocar el cielo. Solo porque bailaba con ella, por primera vez en su vida. Creyó ser Dios escuchando la música y perdiéndose en sus pupilas marrones
" Por la calle no hago más que sonreír,
y es que todo el tiempo estoy pensando en ti..."
Hermione suspiró profundamente. Ese baile no tendría que ser con Ron. Él no...no, no, el último baile del año tenía que ser con su pianista. No con su amigo, no...no...
"¿Qué le voy a hacer?"
Sonrió recordando aquella vez que la vio bailar con Krum y lo comparó con ese momento. Cuánto habían cambiado las cosas desde ese baile en cuarto. Cuánto habían cambiado las cosas...y ellos.
" Es curioso como hay días en los que,
todo es magia, todo es arte y ya lo ves..."
Se mordió el labio. Sentía el calor de su cuerpo, el calor del cuerpo de su amigo. Se sentía bien, protegida, a gusto. Pero, no..no era esa la sensación. No, con Ron no podría ocurrir. Solo con él...
"No puedo callar, y dejar de ser,
el loco que está...
rendido aquí a tus pies."
- Hermione...
"No, con Ron no"
"Y yo no lo sabía...."
Levantó los ojos y nadó en el océano que le dedicaba el Weasley.
- Dime.
- Yo...
" Quién me lo iba
que solo con tu sonreír,
inundarías todo mi ser de alegría
Y yo no lo sabía."
- ¿Sí?
"Que me podía encontrar
algo tan dulce como tú,
eres lo más bonito que he visto en mi vida,
y yo no lo sabía...."
OOOOOOO
- Harry...
- ¿Sí, Ginny?
- Yo, quería decirte...
- Yo también quería decirte...
" Y si me vuelvo loco es por sentir,
que hay tantas cosas que vivir,
y yo sin ti no lo sabía..."
Se miraron, conscientes de que había algo más que amistad....algo mucho más fuerte, algo que no podían callar más tiempo.
" Aunque hable la gente, solo oigo tu voz,
completamente borracho por ut amor
que pesado estoy."
Pero, ¿quién de los dos sería capaz de confesarlo?
OOOOOOOO
"Pero es que tampoco me quiero callar
más bien al contrario
yo quiero gritar..."
- Tú, Hermione...
- ¿Sí?
"Que soy muy feliz,
si estás junto a mí..."
- Que yo...
"Te quiero a morir,
estoy loco por ti."
"Y yo no lo sabía....
Quién me lo iba
que solo con tu sonreír,
inundarías todo mi ser de alegría "
La puerta volvió a abrirse y los dos primeros en entrar fueron ni más, ni menos, que Blaise Zabinni y Draco Malfoy.
Mirada verde, mirada gris. Directos al blanco, directos a ella.
Le hirvió la sangre al verla en brazos del pobretón. Le hirvió la sangre al ver que bailaban. Le hirvió la sangre al no poder ir y arrebatársela, al no poder gritarle que la soltara y gritarle a toda la sala que esa mujer era suya.
- Vaya, vaya, vaya.... Fiesta. ¿Acaso no pensábais invitarnos? - preguntó Zabinni arrastrando las palabras.
- Blaise, dí mejor: Reunión de sangre sucias. - dijo rastreramente Rubens Brads, dando un paso al frente.
La música siguió sonando pero pareció bajar súbitamente.
Todos se volvieron mirando fijamente a los Slytherins recién llegados.
- Que asco de decoración, ¿qué acaso lo hizo Snape? - rió Pansy Parkinson.
Lavender se puso más roja aún y tras ella, Hannah Abott y Rose Mcfllyan.
- Fuera de aquí. - dijo la gryffindor firmemente. - No estáis invitados.
- Cierra la boca, sangre sucia. - farfulló Parkinson desafiándola.
- Atrévete a insultarla, Parkinson, y te juro que no te quedarán ganas de repetirlo.
Tras Lavender apareció Seamus, quien agarró por la cintura a su novia, haciéndola saber que no estaba sola.
Y a ellos no tardó en unirse más gente.
- Largaros. - dijo con voz clara el buscador de Gryffindor.
- Vaya....a quién tenemos aquí. Potter, el alma de la fiesta.
Esa vez fue Draco Malfoy el que intervino dando un paso al frente, sin mirar hacia más adelante, para no verla, para no flaquear. Se concentró en Harry quien lo miraba sin parpadear.
- Malfoy, te aconsejo que muevas tu culo fuera de aquí, porque sino, podrías salir echando humo.
- ¿Desde cuándo te tengo miedo a ti, estúpido? ¿No vas a llamar a Dumbledore para que venga a defenderte?
- No le hace falta. Hay mucha gente aquí que es capaz de hacerlo.
Y levantó un milímetro sus ojos de los de Harry para posarlos, metros allá, en la figura que se alzaba hacia él. La persona que más deseaba matar en ese instante.
- Pobretón, Weasley...¿vienes a salvar el mundo de la invasión de los sangre sucia?
Los Slytherins rieron fuertemente.
Ron se irguió al lado de su amigo.
- ¡Qué os larguéis! - gritó Lavender de nuevo.
- Es de muy mal gusto organizar una fiesta y no invitarnos, ¿sabéis? - masculló Zabinni rodando los ojos. - ¿Qué es de la fiesta sin nosotros?
- Fiesta. - aclaró Hannah.
- Tú...
Zabinni la señaló con un dedo y al momento, detrás de ella se encontraban Rose y su musculoso novio, más el menos corpulento Terry Boot y Anthony Goldstein.
- Vaya, vaya...los tenemos en rebeldía, Malfoy... - suspiró Blaise.
- Estás muy inquieto, Malfoy... - habló Harry ladeando la cabeza.
- Sí, Malfoy. - sonrió Ron. - ¿Quieres que te convirtamos en un huroncito manso?
Los Gryffindors, Huffelpuffs y Ravenclaws estallaron en sonoras carcajadas. Entonces, Draco Malfoy estalló y alzando la mano empuñó su varita que dirigió a la cabeza de Ron Weasley.
- ¡YA BASTA!
Oyó su voz, clara y estridente. Y escuchó sus pasos, se acercaba hasta él. Tenía que aguantar, no podía flaquear al mirarla. Tenía que concentrar su odio y disfrazar sus sentimientos.
Pero era tan difícil...
Se coló entre Ron y Harry y se puso en medio.
Por Merlín. ¿Cómo podía ser tan hermosa? Lo llevaba puesto, su vestido. Y su cuerpo magnífico se ajustaba a la perfección con la tela de terciopelo. Su pelo, sus rizos castaños brillantes, cogidos en una montaña que caía por su espalda.
Quería desnudarla mirándola a los ojos y besarla hasta los extremos de su alma.
- ¡YA BASTA! - repitió abriendo las manos.
- Y llegó "la madre Granger". - rió Zabinni.
- Baja esa varita, Malfoy. - dijo Hermione.
- No. Quítate tú del medio si no quieres acabar tan mal como lo van a estar tus amiguitos.
- Malfoy, no es ninguna broma...
- Yo no bromeo.
- Baja la varita e iros de aquí. Nadie os ha invitado, no sois bienvenidos.
La mirada reptil de Blaise Zabinni se posó en la prefecta con sorna.
- Nos invitamos solos. - dijo suavemente. - Pero...puedes invitarme tú, incluso si me lo pides puedo bailar contigo...sangre sucia.
Furioso Ron Weasley estuvo a punto de lanzarse al cuello del Slytherin.
- ¡Atrévete y no vivirás para...!
Pero Hermione lo cogió por los hombros y se lo impidió.
Draco observó el contacto y sintió que ardía de rabia. Ella lo defendía, le importaba. Apretó el puño y entonces, casi sin querer sus miradas se cruzaron:
- Vete, iros... - habló la gryffindor con su gesto torcido.
- ¿O sino...?
- Más te vale no querer saberlo.
- Sangre sucia, no me retes.
Ron hizo un ademán para ir contra Malfoy y nuevamente, Hermione lo detuvo.
- Malfoy, somos muchos en esta sala. - habló Harry colocándose en el costado de su amiga. - Y si tú y ellos sabéis hacer artes prohibidas...también nosotros sabemos.
- Así que más te vale irte. - dijo Hermione mirando al vacío.
- Malfoy, me estoy aburriendo... - suspiró Rubens Brads. - Deja a estos imbéciles aquí y que se pudran si quieren...yo me largo.
- Bien dicho, - corroboró uno de sus amigotes. - tanta suciedad me asquea.
Blaise y Draco se miraron.
- Os salvó la terquedad de la sangre sucia. - rió Zabinni mirando por encima de sus hombros. - La próxima vez no tendréis tanta suerte.
Chasqueó los dedos y giró la cabeza como mueca para que se fueran.
Draco guardó la varita en su bolsillo y miró retadoramente a Harry Potter.
- Potter, ya son muchas las que te debo.
- Más te debo yo...
- En cuanto a ti, pobretón. - dijo suavemente dirigiéndose a Ron. - Si un día de éstos aprender a pelear sin que la sangre sucia te tenga que defender...nos veremos.
- Apuesta porque te romperé todos los huesos, asqueroso hurón.
Y la última mirada fue para ella. Sin embargo, no le dijo nada. Simplemente la miró y le hizo una señal. Esperó que Hermione la captara, después, se dio media vuelta y fue con Zabinni, cerrando de un portazo.
- ¡Dame las uvas! ¡Corre!
- ¡Me falta una! ¡Una!
- ¡No te las comas aún!
- Hannah, Terry, ¡dejad de daros el lote! ¡Todavía no empezamos el año!
- Auch, ¡Ron!
- ¡Ay mi hermanita!
- ¡Silencio! ¡Van a empezar las campanas!
La voz de Lavender fue la última que se oyó aquel año. Después todo el protagonista lo tuvieron las doce campanadas que despedían aquel año en Hogwarts.
Una a una se fueron cerniendo, uva tras uva, risa tras risa, hasta que al fin, llegó la última, la definitiva que decía adiós a un año y saludaba a otro.
Y con la última sonó la música y surgieron los abrazos, los besos, las risas, la amistad, el amor...
- Feliz año, mi amor. - le dijo Lavender a Seamus besándolo.
- ¡Feliz año, Harry!
Ron y Harry se dieron un caluroso abrazo. Ginny y Hermione se abrazaron también, sonriendo.
- ¡Ay mi niña!
Lavender y Parvati se estrecharon ruidosamente, riendo y susurrándose cosas al oído entre las miradas de Seamus, confundido.
- ¡Feliz año, Herm!
- ¡Igualmente, Harry!
- ¡Hermanita!
- ¡¡¡Ron!!
Harry y Hermione se dieron un abrazo amistoso al igual que los hermanos Weasley que entre bromas se terminaron juntando.
Y al fin llegó el abrazo tan deseado.
- Feliz año, Harry. - sonrió una pelirroja.
- Feliz año, Ginny.
Y un poco violentos, se dieron un abrazo fuerte que unía más cosas de las que pensaban. Y ambos sonrieron.
- Feliz año, Hermy.
- Feliz año, Ron.
Justo cuando iban a abrazarse, Lavender irrumpió en la escena.
- ¡Herm! ¡Feliz año!
La chica se abrazó a la prefecta que encogiéndose de hombros le sonrió a su amigo quien, con un velo triste, miró al techo.
- Feliz año.
El pelirrojo se volvió para ver a una bella chica que lo miraba con unos preciosos ojos negros como la noche.
- Parvati...has vuelto.
- Te lo prometí. - sonrió dulcemente.
- Me alegro.
La morena se acarició descuidadamente su pelo negro y se mordió el labio.
- Feliz año, para ti, también. - dijo Ron.
Parvati se acercó lentamente y, ante la sorpresa del guardián, lo abrazó cariñosamente. Al principio él se sintió un poco incómodo ante tal contacto pero, después, abrazó cuidadosamente a la gryffindor.
No llegó a ver la cara de felicidad de Parvati, solo sintió un terrible anhelo de aquel cuerpo. Hubiera cambiado todo porque fuera Hermione quien lo abrazara. Suspiró.
Entonces, un poco avergonzada, Parvati se desprendió del pelirrojo y, un poco temblorosa, le dio un beso en la mejilla.
El pelirrojo se puso rojo y Parvati, sonrió.
- ¿Te tomarás después una copa conmigo para celebrarlo? - preguntó ella deseosa de que la respuesta fuera afirmativa.
- Cla..claro.
- ¿Me lo prometes?
Ron rió.
- Por Merlín.
Entonces la morena se alejó sonriendo con la vista baja. Si él en ese momento la hubiera seguido, muchas cosas habrían cambiado pero, tomó la otra opción y el rumbo de la historia cambiaría por esa decisión.
Se giró. Harry y su hermana hablaban bebiendo champán. Lavender y Seamus se besaban en el rincón y las demás parejas y amigos reían y hablaban.
Sus ojos azules se movieron veloces, buscando a la persona que faltaba. ¿Dónde estaba?
Como un destello fugaz de luz, la vio. Estaba saliendo por la puerta. ¿Dónde iba?
Dio dos zancadas, dispuesto a ir con ella. Tenía un nudo.
Lo pensó rápidamente. Lo iba a hacer. De una vez por todas iba a decírselo. Sí, por fin. Acabaría con sus dudas. Le diría lo que sentía por ella. Que la quería. Simplemente que estaba loco por ella desde hacía años y que no podía seguir ocultándolo.
Cogió aire. Abrió la puerta que se cerró tras de sí. Los pasillos estaban en total oscuridad y tan solo la luz de las tímidas antorchas colgantes iluminaban levemente la larga estancia.
Hermione había tomado el pasillo hacia arriba. Caminó tras de ella. Sin llamarla un poco picado por la curiosidad y nervioso, muy nervioso.
Algo no andaba bien. ¿A dónde se dirigía? ¿Por qué no la llamaba?
Estaba temblando. ¿Emoción? ¿Nerviosismo? ¿Presentimiento?
Al fin Hermione se detuvo. Él se quedó a una distancia prudente de ella. Medio escondido detrás de una ancha columna.
Y la miró. Se había quedado parada en mitad del pasillo. Allí no había antorchas. Apenas vislumbraba su figura. No oía nada. Solo su corazón dando golpes fuertes contra el pecho.
Y de pronto se quedó sin respiración observando la escena.
Una sombra salió de la oscuridad.
Hermione se vio envuelta en la sombra. Ron creyó distinguir en ella una sonrisa. Perdió la noción de lo que ocurría. No oía nada. Hubiera querido correr hasta allí y descubrir la verdad pero, algo se lo impidió. Sus piernas temblaban, sus labios, su piel...su corazón estaba encogido.
Solo la veía a ella, como un recuerdo borroso, podía observar su boca moviéndose pero no escuchaba lo que decía. Y la sombra, ¿qué o quién era? ¿Quién?
Sintió que se mareaba, sintió que su mundo se desvanecía.
OOOOOOO
Hermione paró. Sintió todo su corazón palpitando, se sintió perdida y miró a los lados, buscándole.
Entonces se sobresaltó. Había oído como alguien se acercaba. Observó de nuevo en todas las direcciones posibles y entonces, él fue a ella.
- Feliz año.
Sintió como toda su piel se erizaba al escucharle. Le miró. Entre la oscuridad no le veía bien. Como la primera noche, como su primer beso.
Sonrió al pensarlo.
El pianista pareció entender el por qué de su sonrisa. Con cuidado, la tomó de la barbilla, alzando su rostro.
Sentía su aliento en su cara, en su cuello, rodeándola. Se sentía en el mismo cielo.
Sin embargo, calló esperando a que él hablara. En parte se sentía muy dolida, en parte esperaba que se disculpara, que le pidiera perdón.
Pero Draco Malfoy se limitó a oír el silencio, acariciando con sus manos cálidas el cabello rizado de la gryffindor.
Silencio y más silencio, entre el silencio sus respiraciones, sus latidos y el roce de sus pieles.
Silencio, ¿para qué hablar envueltos en el silencio confidente con que une el amor?
Entonces Hermione colocó sus manos en las del rubio y tragó saliva, cerrando los ojos.
- Bésame. - le pidió, suavemente.
Él rozó su nariz contra la suya propia, y sopló en los labios rojos de ella, bajando un dedo y tocándolos con dulzura.
- ¿Sabes? - le susurró delicadamente.
Hermione asintió lentamente.
- Hoy, cuando bailabas con Weasley...me he dado cuenta de que...
- ¿Sí?
- De que...
- ¿Sí?
- Estoy loco por ti.
Hermione abrió los ojos y suspiró.
- ¿No es suficiente?
Él lo sabía. Sabía que ella lo esperaba, lo deseaba y lo anhelaba con toda su alma. Deseaba que él pronunciara aquellas dos palabras encadenadas que hasta ese tiempo sus propios prejucios le habían hecho callar.
- Esperaba que esa locura...tuviera un nombre. - suspiró.
- Lo tiene.
- Dímelo.
Draco sonrió y se acercó más a su rostro.
- Tú ya lo sabes.
- Nunca te lo he escuchado decir.
- A veces sobran las palabras.
- A veces, pero no ahora.
- Ya te lo he dicho. Te lo he dicho muchas veces.
- No, no, nunca te lo he oído decir....yo...
- Je t'aime.
Silencio. Hermione miró al pianista, en la oscuridad, sintiendo que todo temblaba en aquel momento.
- Vos amo.
Más silencio. Más y más silencio. Y más latido, y más corazón...
- Quérote.
Sonrió.
- S'apayo.
Amor.
- Taim i' ngra leat.
Lo sentía, más vivo que nunca, más vivaz, más grande. Como nunca había sido.
- Ich liebe dich.
Se mordió el labio, reteniendo las lágrimas.
- Mi aime jou.
Aquello era...algo...que jamás podría olvidar.
- T'estimo.
Aquellas palabras. Dos, una, tres...¿qué importaba el número?Lo importante era el significado. Y antes de que él se lo dijera, ella ya lo sabía.
- Obicham te.
Lo había sabido siempre.
- Ti amo.
La brisa se coló por un ventanal y sacudió sus cabellos. Al fin llegaba el momento. Al fin...después de tanta espera...al fin.
- I love you.
Una lágrima rodó por su mejilla.
- Hermione....
Silencio. Silencio.
- Te quiero.
Sonrió, aún llorando y lo abrazó. Sollozó y entonces, levantando el rostro, buscó su boca y se fundieron en un beso hermoso, lleno de amor y sinceridad, el primer beso del año, el primer beso después de declarar el más hondo de los sentimientos.
El amor...su amor...
El beso se había clavado en lo más profundo de sus entrañas. Cuando llegó a la fiesta estaba perdido, medio loco y triste, muy triste.
Se sentía traicionado, se sentía dolido, se sentía triste, solo, mal...se sentía muy mal.
Cogió una copa y se la llenó de algo que no supo qué fue. Solo que al beberlo le quemó la garganta y por un momento, olvidó la imagen que estaba grabada en su mente. Aquella imagen de Hermione entre las sombras, besando a aquel desconocido para él.
Bebió de nuevo, cegado por el dolor. Sin escuchar a su alrededor la música, las risas, nada...solo su corazón desbordado y roto.
Temblaba, estaba temblando. De furia y rabia, de tristeza, de nervios y de dolor. El dolor de todo su ser por creer que había perdido algo por no luchar por ello.
Dolía demasiado. Dolía ese amor oculto y callado. Dolía. Y dolía mucho.
Bebió, una, dos y tres veces más. Se le nublaron los ojos. Le dolía cada parte de su ser y su más encarnizado orgullo, su alma.
Bebió sin darse cuenta de que aquello no estaba bien, de que no podía olvidar a costa de cegarse, de no ver.
De pronto, algo se le acercó. Y oyó la voz femenina hablándole:
- Me debes una copa, ¿recuerdas?
Tendió su copa a la chica que bebió de ella hasta el final.
Hermione...
Oh, Hermione...
Como dueles...
Quería llorar y morir....
Entonces, loco, cogió las manos de aquella chica quien, confundida lo miró. Pero sus órbitas azules estaban vacías de Ronald Weasley y en ellas solo se podía ver a un chico borracho y perdido por el dolor.
Tiró de la chica quien le siguió fuera de la fiesta. Fuera del ruido y las luces.
Penetrando en la oscuridad, solos...
Se sintió débil. Pero de pronto recuperó la vista y vio claramente a la chica que tenía frente a frente.
Parvati, más bella que nunca, con un gesto soñador y los ojos negros como pozos profundos. La vio como su salvación, su puente, su consoladora, su puente...
Hermione...
Hermione...
Y acercó su boca a la de ella y en un acto de valentía y estupidez, la besó. Ella se quedó paralizada, absorvida por la sorpresa y la emoción.
Y mientras él la besaba desesperado por olvidar, mientras él acariaba con vehemencia su cuerpo blanco, mientras recorría veloz su cuello desnudo, mientras retiraba los escudos entre su piel y la suya, mientras...se dejó llevar por el amor...y voló, voló muy alto...creyendo haberlo logrado, creyéndose la dueña del mundo, la conocedora del amor.
Mientras, él siguió besándola, cada hueco, cada desesperación, con locura y ardor. Con el alcohol en las venas y todas las luces apagadas.
Poco a poco, centímetro a centímetro. Fueron avanzando al mismo tiempo que la locura y el error se iba cometiendo.
Que curioso el momento, que curiosa la vida, que curioso el tiempo...
Mientras unos reían bailando al son de la música, otros, escondidos, se besaban felices porque conocían la verdad; otros confesaban sus verdades ocultas, otros lloraban por algo perdido...otros cometían locuras...y otros, morían por dentro.
Es curioso, muy curioso, que la felicidad y la tristeza, que la soledad y la luz, que la vida y la muerte, que el amor y el odio, estén tan cerca.
Es curioso las locuras que se hacen por amor. Locuras que pueden destrozar toda tu vida o cambiar el rumbo de tu destino.
¡Wola después de tanto tiempo! Al fin estoy aquí, muy satisfecha y muy contenta al haber terminado al fin este enorme capítulo, a petición de todos aquellos que desearon un capítulo grande en vez de dos normales
Creo que es el capítulo más largo de toda mi carrera. Jejeje, espero que les haya gustado y que por favor me pongan sus opiniones en los reviews, e - mails o comentarios que me envíen.
Para mí ahora va a ser muy difícil compaginar los estudios y los capítulos pero, tranquilos, no pienso abandonar ninguno de mis fics aunque, todo llevará su tiempo.
Las canciones que utilizo en el capítulo son "Sueña" de la banda sonora del Jorobado de Notre Dame que cantaba Thalia pero de la que se han echo muchas versiones. Y la otra canción es "Y yo no lo sabía" de Elefantes.
Les espero en el próximo capítulo, ¡el capítulo 15!
Muchas gracias a tods los que me leen y me dan su apoyo! Gracias, nunca me cansaré, mil gracias a todos y todas! Gracias!
Os quiere, cada día más
Lira Garbo
Silencio
Alejandro Sanz
Tu huella es mi paz
Y tu horizonte es mi temor
pero tu huella es mi paz.
Aunque jamás será lo mismo aquel rincón
porque le falta el temblor de tu cuerpo,
y le falta a la noche, el relente
y la envidia de la gente
y es que yo he oído el poema
que le ha dedicado...
Silencio
Silencio
que la magia duerme,
silencio.
Silencio
que en la cama del amante,
la magia duerme poco.
Silencio
Silencio
que se asusta el aire
Silencio
Silencio
que se calle el aire
que quiero escuchar
esos versos
de nuevo en sus labios.
