El pianista

Bajaos la canción "Without you" de Mariah Carey ;) Es la canción del capítulo.

27. Secretos a medianoche

Apoyada en la ventana, observaba los terrenos. Los almendros en flor adornaban el paisaje con sus florecillas rosas. No había rastro alguno de la antigua nevada que cubría las montañas lejanas. Se extendía una capa de flores amarillas y azules, a lo largo de todo el sendero. Casi se podía respirar la primavera, no sólo por la belleza del castillo y los alrededores, sino también por la alegría de la gente.

Debido al silencio que guardaba Voldemort, la gente se había confiado y permanecía tranquila. El Ministerio ocultaba las noticias más trágicas, como el creciente número de muertes de muggles, por causas que parecían no tener otra explicación que la magia oscura. El director, Albus Dumbledore, estaba al corriente de todo pero, prefería callar y dejar que sus alumnos disfrutaran de la aparente calma, antes de que estallara definitivamente la tormenta.

Sin embargo, Hermione no podía estar tranquila. Llevaba varios días nerviosa. Draco lo achacaba a los preparativos de la Fiesta de primavera, pero, la Gryffindor sabía que algo no iba bien, algo la inquietaba y no podía precisar muy bien qué era.

Draco la vigilaba continuamente, no sólo por aquel amor que sentía, dentro de sí, tan fuerte y loco, que lo empujaba a necesitarla a cada segundo, sino, también, por miedo. Tenía miedo de que le pudiera pasar algo malo. La idea de que Hermione sufriera algún daño, le perseguía y le aterrorizaba. Sabía que ella estaba, en cierta parte, en sus manos. Toda la información que pudiera pasarle a Voldemort sobre sus movimientos y los de sus amigos, Harry Potter y Ron Weasley, podía alterar su destino de uno u otro modo. Lo sabía.

Por eso, intentaba que Hermione no le contara nada importante. Cualquier alusión a Potter y Weasley, él la desviaba. La morena se daba cuenta pero entendió que el tema de sus amigos, asqueaba a Draco, no imaginaba que su misión era, precisamente, recoger detalles sobre su día a día.

Draco bajaba de las escaleras de la lechucería en ese momento. Había recibido carta. La ocultó debajo de su túnica.

Hermione no se percató de su presencia. Él miró que no hubiese nadie y, la abrazó por la espalda. Ella sonrió y entornó los ojos unos segundos.

- Ya, Draco...nos pueden ver. - susurró, un poco apenada.

El Slytherin suspiró y, dándole un breve beso en el cuello, se separó de ella.

- Lo siento.

- Hoy es el gran día. - sonrió Hermione. - Por fin.

- Sí... - asintió el rubio, mirando a lo lejos. - Qué día más bonito. La antesala de la fiesta...Cuanto me gustaría...pasear contigo, por aquí.

- A mí también me gustaría. Pasear, los dos...como personas normales, sin tener que escondernos, ni luchar contra el tiempo...ni esperar a que caiga la noche.

Se enderezó, cogiendo aire y dándose la vuelta, para mirar a Draco. A pesar de su tono nostálgico, conservaba la sonrisa en los labios.

- Pero...somos afortunados, aunque no seamos libres.

- ¿Afortunados?

Hermione asintió.

- Claro que sí. ¿No lo ves, Draco? Estamos aquí, juntos...vivos. A pesar de todo. No cambiaría por nada lo que tú me has hecho sentir, lo que me has enseñado...

Cuando pronunció la última palabra, sonrió bruscamente, se tapó la cara con las manos y rió, parecía feliz. - Perdóname. Estoy en plan "cursi". Creo que es por la primavera...será cierto lo que dicen, que...la primavera la sangre altera.

Draco miró para sendos lados. No oía ni veía a nadie. Cogió a Hermione de la mano, la atrajo hacia sí y la besó largamente, mientras sus dedos se entrelazaban, en la espalda de esta.

- Amo tus preguntas, tus respuestas; amo tus dudas y certezas; amo lo que dices, lo que callas...te amo y si pudiera no amarte...sé que te amaría aún lo mismo...

Le cantó en el oído y volvió a besarla. Luego, sonrió él también.

- Sí...somos muy afortunados, Hermione...nos tenemos el uno al otro...

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Revolvía nerviosamente la comida. Harry frunció el ceño.
- ¿Qué te pasa?

- Mmm...nada. Nada.

- ¿Estás nervioso por la fiesta de esta noche?

- No...qué va. Este año mi túnica es...moderna, por lo menos.

El moreno bebió de su jugo de calabaza.

- Y vas con Hermione.

Ron se encogió de hombros, con gesto de indiferencia.

- Es como si fuera con Ginny.

Harry dirigió su vista hasta el sitio de Hermione. Ella hablaba animadamente con Ginny.

- ¿ Ya no sientes nada por ella?

Ahora fue el pelirrojo quien la miró. Instintivamente, Hermione miró hacia sus dos amigos, pero ellos retiraron la mirada. Se volvió a encoger de hombros.

- No sé. Han pasado demasiadas cosas y...no me he parado a pensar en lo que siento. Sé que he cambiado pero...no sé hasta qué punto ha cambiado Hermione para mí.

Las dos chicas se levantaron en ese momento, Parvati y Lavender con ellas. Se despidieron y anunciaron que iban a empezar a prepararse.

- ¿Ya¡Pero si son las dos! Quedan más de seis horas... - se quejó Seamus.

- Seamusitos...no cuestiones el tiempo que necesita una mujer para arreglarse. - silbó Dean Thomas, sin despegar los ojos de su pastel de manzana. - Te asombrarías...

Ginny besó a Harry.

- ¿A qué hora te espero, Herm? - le preguntó Ron.

Hermione rodó los ojos, calculando.
- A las ocho en la sala común...¿vale?

- Allí estaré.

Antes de salir del Gran Comedor, junto con una tropa de chicas Huffelpuff, Ravenclaw y Slytherin, Hermione miró a la mesa de las serpientes y, se extrañó, al comprobar que Draco no estaba sentado allí.

oooooooooooooooooooooooooo

Saludos Draco:

Recibí tu lechuza hace unos días y le entregué rápidamente la información al Señor Tenebroso. Esta feliz por tu seguimiento en la misión, sin embargo, espera resultados más jugosos, no encuentra nada sospechoso en los datos, ni siquiera un encuentro de Potter con el viejo chiflado de Dumbledore o la especificación de los materiales que consulta en la biblioteca. Respecto a los idiotas de Weasley y Granger, muy bien, por lo que cuentas no se despegan de Potter. Creo que el Amo tendrá nuevos requerimientos, es imprescindible que Potter sea vulnerable. Ya te confiaremos cuando será el momento.

Mientras tanto, sigue las órdenes del grupo de mortífagos de Hogwarts. Espero más noticias.

Lucius Malfoy

Echó la carta al fuego y dejó que las llamas consumieran el papel de trazos verdes alargados. Se frotó la cabeza, contrariado. La carta no decía nada y lo decía todo. Se sentía asqueado. ¿Qué hacía¿Qué debía hacer? La sola mención a Hermione en la carta, ya le alteraba. ¿Por qué tenía tanto interés Voldemort en Hermione y Weasley¿Por qué no solo se centraba en Potter, que era "El elegido"?

La buena noticia era que, al menos, su padre no sospechaba nada, creía que Potter no había hecho movimiento sospechoso, no así que él se lo estaba ocultando. Y si Lucius no sospechaba...Voldemort no tenía por qué. ¿Quién iba a conocer mejor a Draco que su propio padre?

Tragó saliva e intentó relajarse. Rozándose el antebrazo izquierdo, recordó la marca. La llevaba consigo como algo sin importancia, claro está, no la podía enseñar, era peligroso que alguien le descubriera. Se le cruzó por la mente el momento en que Hermione vio la marca:

Flash-Back

" - Es el izquierdo¿verdad?

Draco asintió.

Ella le tomó el brazo con cuidado. Con valentía comenzó a remangarle el brazo de la camisa. Su brazo pálido se vio, de repente, surcado por unas líneas negras. Entonces le dio la vuelta, encontrándose con el antebrazo y viendo, claramente, la caravela.

Hermione no pudo evitar temblar y mordiéndose los labios, se impidió gritar o llorar. Observó el grabado, lo miró fijamente, aquel tatuaje maldito, aquella marca que los separaba para siempre.
- Ya basta.

Draco retiró el brazo y volvió a colocarse la manga de la camisa.

Hermione tragó saliva. - ¿Te...dolió?

- No. - mintió. - No, no duele."

Fin Flash-Back

Cerró los ojos, dolía recordarlo. El gesto de Hermione, su propio dolor, recorriéndole todo el cuerpo, inyectándose dentro de su sangre, carcomiéndole la carne, pudriéndole la piel. A veces dudaba si estaba vivo o muerto en vida, a veces dudaba y la única mota de existencia que encontraba en su tortuoso camino siempre era la misma: la sala del piano junto a Hermione. Cuando pensaba en ellos, se reencontraba con las ganas de seguir luchando entre la mentira.

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Llenó de brillo su ojo, ahora reluciente, rodeado de estrellas brillantes. Observó sus largas pestañas, efecto de unos leves retoques de maquillaje. No solía maquillarse, entre otras cosas porque no sabía y acababa pareciéndose más a un payaso que a una bella mujer. Esta vez, le sonrió al espejo. Lavender había hecho muy bien su trabajo y Hermione se lo agradecía profundamente. A pesar de que la máscara ocultara parte de su rostro, quería sentirse hermosa. Para ella, esa noche era muy especial. La primera fiesta de primavera junto a su pianista.

El secreto se le revolvió en el estómago. Había mentido a sus compañeras de habitación, aunque sólo una había caído en la trampa.

Parvati Patil aunque no decía nada, conocía sus intenciones, presentía la presencia de cierto rubio, camuflado detrás del pelirrojo Weasley. Ella, por su parte, había aceptado la petición de última hora de un desesperado Dean Thomas.

- Estás preciosa, Hermy. - sonrió Lavender, mientras contemplaba, verdaderamente satisfecha su trabajo. - Aunque estarías divina total, si me dejases aplicarte la mascarilla rosa.

La prefecta negó con la cabeza, su cabello se agitó.

- No, Laven. Creo que ya vale de potingues por un día. Como me ponga algo más se me va a caer todo.

Rió contenta. Se veía bonita. Estaba muy satisfecha con el reflejo que le devolvía el espejo del cuarto. Quería verle la cara a Draco, quería reconocerle a través de la máscara que habían acordado que llevarían. Quería sorprenderle con su vestido, quería bailar con él alguna pieza, escondidos entre las caretas, sentirse cómplices entre el barullo de gente, libres en la oscuridad.

Pero, en el fondo, lo bella que había querido ponerse esa noche no era por Draco, ni por nadie, simplemente por ella misma, quería verse linda, como en aquel baile del Torneo de los tres magos en el que bailó con Viktor Krum. Quería deslumbrar, para reivindicarse. Era una chica preciosa, estaba enamorada y era correspondida. Y era feliz, a pesar de todo.

Se levantó del tocador. Parvati también estaba lista, a Lavender aún le quedaba arreglarse el pelo. De pronto, se abrió la puerta y asomó la cabeza pelirrojo de Ginny Weasley.

- ¡Hola a todas¿Estáis listas ya, chicas? - desvió su mirada a Hermione. - ¡Herm, estás preciosa!

La pequeña Ginny lucía espléndida, vestida con un vestido corto, verde pistacho, con ribetes de flores naranjas y amarillas. Recogido el pelo en un moño que caía por su espalda pecosa.

- Gracias, Gin. - sonrió Hermione. - Tú también estás preciosa.

Sonrió, Ginny le guiñó un ojo y desvió la vista ante el pequeño bote de estrellas que yacía en el escritorio. Ilusionada, lo cogió:

- ¿Puedo? - dijo pícara. - Quiero comerme a Harry...en...todos los sentidos.

Las amigas rieron. Pasaban los minutos y las chicas no terminaban. Hermione estaba impaciente, se mordía el labio constantemente y jugueteaban sus manos nerviosas, con un pico de su vestido.

- ¡Chicas¡Ya estoy! - exclamó Lavender, tras volver a contemplarse en el espejo. - ¡Qué momento¡Voy a dejar a Seamus sin palabras!

Entre risas y murmullos, la puerta de la caldeada habitación, terminó por abrirse. Una tras otra, las cuatro salieron. Hermione fue quien cerró.

Casi al instante, Lavender, utilizando su voz más chillona, sorprendió a Seamus exhibiéndose en su pose más sensual, agarrada al apoyabrazos de la escalera, ocultando medio rostro con su máscara en forma de corazón rosa.

- Eres única. - rió Ginny, pasando a su lado.

Harry la recibió con un beso, tras mirarla de arriba a abajo, con las pupilas dilatadas.

- Este va a ser un baile para recordar. - le susurró, tomándola por la cintura. Ella se cubrió con su máscara amarilla, que imitaba a un pequeño y juguetón sol.

Parvati y Hermione fueron las últimas.

Dean Thomas ocultaba su emoción bajo una divertida máscara que imitaba a una interrogación. Parvati le saludó sin mucho entusiasmo y comenzó a caminar en dirección a la salida, él la siguió, cavilando si debía decirle lo guapa que estaba o mejor bromear. Optó por la segunda opción, burlándose de la ridiculez de las caretas. Parvati le escuchaba un poco ausente. Dean se prometió impresionarla a lo largo de la noche para conquistarla, algo que llevaba proponiéndose desde principio de curso, cuando se dio cuenta que bombardear a Parvati con chistes no era sino para llamar su atención, porque realmente quería que ella le hiciese un caso especial, que sintiese algo especial...algo como lo que sentía él por ella.
Y detrás de todos, Hermione. Ella y Ron se sonrieron. Había un contrato secreto debajo de aquella sonrisa.

- Gracias, Ron. - susurró Hermione, mientras observaba como Lavender y Seamus reían, chocando sus corazones. - No sabes lo...

- Shh...no digas nada¿vale?

- Pero es que...

- Nada es nada.

Ron le ofreció, caballerosamente, su brazo. Hermione lo agarró y apretó con fuerza. El pelirrojo esbozó una sonrisa y ambos comenzaron a caminar.

Podían oírse las carcajadas de los de delante. Hermione, nerviosa, aferraba la máscara con su mano libre. Pensar en la fiesta la emocionaba. No podía evitar intentar buscar a Draco con la mirada, pero vanamente lo encontraría en territorio Gryffindor.

Ron la sacó de su ensimismación cuando llegaron a la escalera lateral que daba justo al Gran Comedor.

- ¿Estás preparada?

Hermione se colocó su máscara delicadamente, ajustándosela en el pelo. Enfundada en aquel nuevo rostro se sintió tranquila.
- Sí. - asintió. - Vamos allá.

Firme y anhelante, comenzó a bajar la escalera que la llevaría a la noche de su vida.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Observó el anochecer tras la ventana. El cielo se tornaba negro. Se observaba aparecer miles de estrellas, a lo largo y ancho del cenit, y la silueta, creciente y curiosa, de la luna, se adivinaba en las altas cimas de las montañas lejanas.

Suspiró. La noche iba a ser maravillosa. Llevaba deseándola más de dos semanas. Los bailes no le solían gustar: bullicio, ruido, calor, luces deslumbrantes, alguna que otra chica acosándole con indirectas para sacarla a bailar, para salir al jardín y jugar escondidos entre los arbustos...Pero todo había cambiado. Había dejado de ser el playboy Draco Malfoy hacia mucho tiempo. Aunque sólo una persona lo supiese...sí, él había cambiado. Ella le cambió.

Pensó en Hermione y sonrió, sin darse cuenta. Bailaría con ella toda la noche. Soñaba con ese momento. Bailar juntos, estrecharla junto a él, reír, dar vueltas, agarrados, codearse con gente sin tener miedo de ser encontrados. Descubrirse en la luz. Volar. Volar en la oscuridad. - No esperaba una ovación pero tampoco que mi pareja me ignorase por completo. - carraspeó una voz a sus espaldas.

Se giró al instante, rompiendo sus cavilaciones.

- No tengo perdón. - acortando las distancias violentamente.Se acercó hasta su acompañante y le rindió una reverencia cortés.

- Seguro que no. - dijo su compañera, frunciendo los labios.

- Pero seguro que me perdonarás...

Draco tomó la mano enguantada de Pansy Parkinson y la besó. Ella sonrió al instante, pestañeando coquetamente.

El rubio observó a una bella Pansy, vestida de color morado, con una máscara más clara, lila, en forma de mariposa. Su cabello rubio caía en un bucle final, por una espalda blanca, desnuda.

- No me mires así. - dijo, poniendo morritos. -Sé que estoy impresionante... y...ya que eres mi pareja...debo presumir¿no crees?

Draco se metió las manos en los bolsillos y arqueó las cejas. La nueva Pansy le encantaba.
- Buah...es una lástima, una verdadera lástima...podríamos ser los verdaderos reyes de la fiesta. - rió la rubia, mientras se ajustaba su dedo meñique en el guante.-Pero bueno... ¡Vámonos que se nos hace tarde!

Salieron, enfundados en sus máscaras. Habían esperado a ser los últimos.

- No hay rastro de Zabinni... - siseó la chica.

A Draco no le parecía raro. Sabía que Zabinni intentaría hacerle la jugarreta con la copa, pero lo que él no sospechaba es que Draco estaba muy tranquilo, pues habían dado el cambiazo a los trasladores que el Slytherin había preparado.

- Estará buscando a alguna presa...- murmuró el pianista.
-¡Basta Sean! - chilló una voz.

Draco levantó la vista. Observó como una pareja con caretas en forma de corazón, reía al tiempo que se hacían cosquillas, bajando la escalera acaramelados.

- Espera. - dijo haciendo un gesto con la mano.

La rubia se detuvo.

- Hermione...

El pianista miró en dirección a la escalera, deteniéndose a unos cuantos metros de ésta. Distinguió el pelo rojo fuego de Ginny Weasley acompañada de un chico que no hubiese distinguido sino fuera obvio que su pareja no era sino su novio, desde hacia meses, Harry Potter.
Faltaba ella. Faltaba ella, con el Weasley.

Intentó no sentir nada y lo consiguió a medias. Al fin y al cabo...Weasley se estaba portando.

Y vio, entonces, una tela blanca, un tacón plateado y fue recorriendo el camino hacia unos hombros desnudos rodeados de flores rojas. Cuando se dirigió al rostro, topó con una máscara en forma de luna.

Esbozó una sonrisa disimulada.

Ella no le vio al pasar. Sus pasos se sucedieron hacia el Gran Comedor, ella, tomada del brazo de Ronald Weasley.

- Draco. - le llamó Pansy. Hermione y Ron se perdieron tras la puerta. Este se giró. - Ya es hora de entrar. Su aliada le hizo un gesto cómplice. Ambos avanzaron, cruzarando el umbral.

El baile de máscaras daba comienzo.

oooooooooo

La comida transcurrió muy bien. El grupo de amigos se sentó en una de las pequeñas mesas que bordeaban el Gran Comedor. La decoración había quedado excelente. Flores y más flores adornaban la estancia. Y aquel olor...a rosas, era, simplemente, delicioso.

- ¿Cuándo va a empezar la música, Hermy? - le preguntó Lavender.

Hermione miró al reloj de la pared. Las agujas estaban a punto de marcar las once en punto, sólo faltaban cinco minutos.

- Falta muy poco. - susurró.

Dentro sintió, entonces, una punzada nerviosa. "Falta muy poco". Sus ojos revelaron en aquel momento su secreto más profundo. Se refugió en la copa de cristal de la que bebía. Bebió. Sintió como se estremecía, al pensar en lo que iba a suceder.

- Herm...¿me acompañas al baño, por favor? - le pidió Ginny, levantándose.

La prefecta asintió. Ambas se miraron fijamente.

- Nunca entenderé a las tías...tienen que ir en grupo a todo. - farfulló Dean Thomas.

ooooooooo

Stella Mcdonal reía mientras se lamía con su lengua envenenada, los labios coloreados en escarlata.

- ¡Quiero bailar¡Quiero bailar! - decía en voz alta, mientras se contoneaba en la silla.

Pansy Parkinson, debajo de su máscara en forma de mariposa, frunció el ceño y suspiró, retorciendo la punta de su guante negro.

- Querida...bailar con Goyle es una perspectiva muy trágica y deprimente, intenta no recordármela...

Draco sonrió. Le encantaba ese toque cínico de Pansy. Le recordaba a la ironía de Hermione, aunque ella, era mucho más dulce que la rubia Slytherin, de apariencia fría y calculadora ante todos.

Stella se atragantó. El resto de la mesa rió.

- Pero, puedes sentirte afortunada... - continuó. - Monic ni siquiera podrá bailar con un engendro, porque Zabinni le ha dado plantón.

- Blaise no me ha dado plantón, sólo ha dicho que se incorporaría más tarde... - protestó la nombrada, con cierto orgullo.

Pansy volvió a girar los ojos.

- Sí...más tarde...mañana, cuando haya acabado la fiesta.

En ese momento, se levantó de la mesa, al mismo tiempo, el profesor Dumbledore hacía los hechizos pertinentes para que la música comenzase a sonar.

- Querido Draco, discúlpame un segundo, voy al baño. Y después, no pienso dejarte descansar ni un minuto...vamos a bailar toda la noche. Toda la noche. Toda.

- Te estaré esperando debajo de aquel manojo de rosas rojas. - sonrió el pianista, señalando el lugar.

Pansy le mandó un beso con la mano.

- Allí estaré.

ooooooooooooooo

- ¡Dios mío, ya ha empezado! - gritó, emocionada, la pelirroja Weasley, mientras terminaba de retocarse.

Hermione asintió, nerviosa.

- Sí...

Ginny se giró y miró en dirección a la puerta.

- ¿Te espero allí?

La Gryffindor asintió, de nuevo.

- No te preocupes, Herm, todo va a salir bien. - dijo, acariciando los brazos desnudos de su amiga.

- Sí...todo va a salir bien.

- Si me necesitas, estaré bailando con Harry. No pienso parar en toda la noche...o esa es mi intención, al menos.

- Gracias, Gin. Gracias.

La pelirroja negó con la cabeza y abrazó a su amiga, lléndose rápidamente.

Al fin, Hermione se quedó sola en los baños. Se apoyó en el lavabo y observó su rostro enmascarado, al otro lado del espejo. Tragó saliva. No se escuchaba sonido alguno. Estaba sola.

"Todo va a salir bien", se repitió mentalmente, "todo saldrá bien, Hermione".

- Siento haberte hecho esperar.

Hermione se volvió.

- No te preocupes. Ya estás aquí.

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

La música resonaba en todo el Gran Comedor. La mayoría de los profesores se habían retirado. Tan sólo Dumbledore conversaba con la profesa McGonagall en la mesa presidencial, ajenos, sin embargo, a la fiesta que se daba en el centro de la pista.

Todo Hogwarts, apenas sin excepción, bailaba junto a su pareja o grupo, en la pista, que ahora estaba levemente y sobre la que, eventualmente, caían pétalos de rosas que sobrevolaban, hasta desaparecer mágicamente al tocar el suelo.

Las canciones, rítmicas y marchosas, hacían que todos sacasen su vena más bailarina y se intentaran lucir o simplemente divertir, moviendo el cuerpo y sintiendo la música.

- Vamos...

- Ya te he dicho que no me apetece.

- ¿Por qué?

- Porque no me apetece.

- ¿Quieres beber algo?

- No, gracias.

- ¿Te apetece... hablar de algo en especial?
- ... no sé.

- ¿Quieres dar una vuelta?

Parvati suspiró profundamente y, exasperada, se levantó repentinamente y se dirigió a la salida del Gran Comedor. Un afectado Dean Thomas la siguió.

Ahora, solo en la mesa, quedaba Ronald Weasley, quien jugueteaba con el fuego de la vela que iluminaba la mesa.

Cuando estaba consiguiendo un dragón con la sombra de la llama, una chica con un vestido blanco de flores se sentó en su misma mesa, a unas sillas de él.

Ron la miró y desvió la mirada cuando ella le imitó. Al instante repitió la escena, rehuyendo de nuevo. Oyó una risa.

- Weasley...puedes mirarme.

Ron esbozó una sonrisa irónica y, a la vez, sorprendida.

- Mmm...gracias por el permiso.

- De nada. Es normal, no te averguences...no sería lógico que no me miraras...

- ¿Por qué?

- Weasley...¿cómo vas a ignorar tal belleza? Si así fuera...tienes muchas posibilidades de ser homosexual, cosa que me parece muy respetable...pero no deberías ocultarlo, entonces...sino expresarte, ser sincero contigo mismo.

- No soy homosexual.

- Entonces, no tienes excusa.

Desconcertado, ciertamente, Ron intentó vislumbrar los ojos de aquella chica, escondidos bajo una máscara en forma de mariposa.

- Aunque...bueno... de rubia estoy mejor¿qué opinas?

Ron no pudo evitar sonreír mientras buscaba la respuesta.

ooooooooooo

El susurro de la música estalló en un bombardeo de luces, color y movimiento. Draco se retrepó en la pared.

Aquel ambiente no hacia más que aumentar su deseo ansioso: fundirse entre la multitud, olvidando su persona, protegido bajo su máscara. Libre. Bailar en la oscuridad de fulgores intermitentes, como una sombra, como un fantasma; vivo.

Sus ojos intentaron encontrarla, perdida, avanzando hacia él, escondida...pero no toparon más que con las sombras y los reflejos de las figuras que bailaban.

Tomó aire, esperaría, si antes no lo devoraba la impaciencia. La esperaría, ella llegaría, tarde o temprano. Llegaría. Sonaba una canción rítmica y dulzona. Sonrió, no era la clase de música que a él le gustaba tocar en el piano. Definitivamente, no iba con el pianista, quizá sí con Draco Malfoy...pero en aquel momento, no sabía quien era.

De pronto, sintió algo tocándole el hombro, se giró y encontró el vacío a su lado. Frunció el ceño y volvió su vista hacia delante.

Frente a frente se encontró con una sonrisa cómplice y un mar de destellos escarlatas, rojos brillantes.

A falta de palabras, se incorporó e intentó buscar alguna expresión que le ayudase a describir lo que pasaba por su mente, rápida como el rayo, y su voz, afónica, no lograba acertar a decir.

- He hecho trampas. - susurró ella, al tiempo que se acercaba más a él y lo vislumbraba tras su máscara de plumas blancas. - Quería darte la sorpresa...

- Rojo.

Hermione asintió y, cogiendo su mano, la apretó entre las suyas.

- Te quiero. - dijo suavemente. - Y ahora...¿podemos bailar?

Draco se dirigió a la pista, sin soltarla. Antes de perderse entre la multitud, le susurró algo en el oído, algo cariñoso, secreto y sincero, algo que a ella le arrancó la sonrisa y a él le arrancó los miedos; ahora sabía quien era, sin dudas, era él mismo.

ooooooooooooooooooooooooooooo

La rubia, ahora morena, bebió de su copa. Sedienta, se relajó y suspiró mientras miraba en derredor.

- Somos una pareja rara¿no crees?

El pelirrojo, sentado a su lado, asintió.

- Bueno...no somos una pareja.

Pansy le devolvió una mirada de soslayo. Los ojos de ambos se miraron, los de la Slytherin con un punto pícaro y los del Weasley expectantes. No sabía cómo le sorprendería, de nuevo, aquella chica que se le aventuraba tan desconocida y misteriosa.

Siempre la había recreado como una estúpida colgada por Malfoy, arrastrada y hueca, al igual que el resto de séquito que perseguía al buscador de la casa de las serpientes. Sin embargo, su asombro era máximo aquella noche. Aquella chica se estaba comportando como nunca antes habría podido imaginar...era agradable, divertida, imaginativa, espontánea y natural. Estaba pasando un momento muy bueno con ella. Intercambiaban comentarios maliciosos, reían de los bailarines antinaturales, criticaban a los profesores, comentaban anécdotas sobre desastrosos hechizos y pociones...y Ron comenzó a darse cuenta de que tenía más en común con Pansy de lo que creía.

- No, - negó ella. - cierto. Pero ahora estamos juntos, somos dos...una pareja de...¿abandonados?

Pansy notó perfectamente como su última afirmación tomaba por sorpresa al Weasley. Los ojos del pelirrojo parpadearon y éste se arrascó la oreja, nervioso.

- No te preocupes, Weasley...sólo unos pocos tienen el privilegio de saber este pequeño secreto. - sonrió. - Y si tú no comentas a nadie mi parte de secreto, yo no comentaré el tuyo.

No. No revelaría el secreto. Apreciaba sinceramente a Draco. Muy sinceramente.

Sabía que, por primera vez en su vida, Draco Malfoy estaba sinceramente enamorado de una mujer, que, por primera vez en su vida, Draco Malfoy estaba dispuesto a luchar contra todo y todos por defender algo querido. Y eso era algo que la inquietaba. No sabía hasta qué límite podía llegar. No lo podía imaginar.

- ¿De qué secreto me hablas, Parkinson?

- Weasley... - exclamó. - no me tomes por idiota, por favor...sé perfectamente que te mueres por los huesitos de Granger. Y te entiendo...no quiero burlarme de ello ni mucho menos, sino que...

- Yo no me muero por los "huesos" de Hermione...ni de nadie. Te lo puedo asegurar.

Pansy arqueó una ceja.

- ¿Y me negarás también que para ti Granger es la más guapa, la más estudiosa, la más inteligente...y la más perfecta de todas las chicas que han pisado, pisan y pisarán Hogwarts?

En ese momento, Ron calló. Pansy anhelaba su respuesta.

- No.

Fue, entonces, la propia Slytherin quien parpadeó¿sorprendida?

- No te lo voy a negar, Parkinson.

- Entonces... - titubeó. - ¿Por qué me niegas que estás enamorado de ella?

Ron agarró su vaso y bebió lentamente. Pansy tableó con los dedos, al tiempo que miraba fijamente los orbes azules del pelirrojo. Suspirando, Ron dejó la copa en la mesa.

- Porque es la verdad. No estoy enamorado de Hermione. No sé qué problema hay...

- ¿Te hago un esquema o un mapa, Weasley¡Te crees que soy estúpida o sorda?

Ron rompió a reír. Pansy, furibunda, se levantó y se colocó justo en la silla de al lado y, agarrándolo por los hombros, lo zarandeó. Ron no paraba de reír.

Enfadada, Pansy se cruzó de brazos.

- Parkinson, - murmuró Ron, con un tono divertido en la voz. - no creo que seas estúpida ni sorda...pero creo sinceramente que da igual si te tiñes de rubia o de morena...estás muy guapa de todas las maneras.

Impactada y, a la vez, emocionada, Pansy acompañó las risas de Ron.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Muchas veces en su vida se había sentido un estúpido, un completo estúpido. Muchas veces admitía que tenía pocas neuronas y otras tantas fardaba de serrín en vez de materia gris. Pero, aquella noche, en aquel momento, persiguiendo a aquella chica, si hubiese habido un nivel más bajo de humillación al que no se hubiera expuesto, allí se encontraría, sin dudar.

Por su cabecita daba vueltas y vueltas aquellos sinónimos, uno tras otro avanzaban y le martilleaban el poco orgullo que le quedaba. Se sentía estúpido y humillado.

- Ja, menuda fiesta... - murmuró Parvati, asqueada. - Todas las fiestas de mi vida parecen estar malditas...condenadas a ser horribles...

- A mí no me parece que esté mal. Es muy original la idea de las máscaras.

- Si tú lo dices...a mí me parece una idea horrible.

Habían bordeado los terrenos desiertos. Dean seguía a Parvati, que marcaba el paso con decisión, a ninguna parte. Ahora se encontraban por los alrededores del lago. Andando. Parvati aburrida y negativa; Dean humillado y triste.

- ¿Qué más se puede pedir - preguntó retóricamente Parvati. - a una noche así? No existen noches más horribles.

Dean carraspeó.

- No sé qué ves tan terrible...creo que no ha estado mal la fiesta.

- ¡Dean, cállate!

El Gryffindor asintió.

- No sabes nada...déjame en paz. Estás siempre, todos los días...martirizándome con tus...tonterías. ¿No ves que no estoy de humor?

- Últimamente nunca estás de humor...

- ¡Pues no! No paso por mi mejor racha...estoy pasando por una racha mala, horrible.

- Llevas todo el año así...

- ¡Joder, Dean! He tenido un año horrible. Malísimo. Horrible. Ahora intento salvar lo que queda de él y...en fin, para qué hablar.

- No, no, habla... - Dean se sentó en la hierba. - Te escucho.

Parvati suspiró y siguió andando. Dean hizo el ademán de levantarse pero, de repente, cambió de idea y se quedó sentado, mirando al cielo estrellado. Un hermoso cielo estrellado.

Parvati, farfullaba mientras avanzaba.

- La sensibilidad en... - gritaba cuando se giró y vio que Dean estaba a bastantes metros de ella. - ¡Pero...!

Se encaminó hacia él de nuevo, Dean la observó ir hasta él. Estaba guapísima con su máscara.

- ¡Me has dejado con la palabra en la boca!

Dean suspiró. Se sentía cansado, muy cansado.

- ¿Con la palabra en la boca¿Qué palabra? Creo que no te puede quedar ninguna que no haya pronunciado esta noche...bueno, sí, una que creo se atascó en el tunel de salida: horrible. Sí, la palabra horrible la has repetido un total de doscientas veinticinco veces en cuatro horas."Horrible, horrible, esto es horrible, esto es horrible...", te ha faltado decir: "Tú eres horrible", señalándome a mí con el dedo directamente.

Parvati se tragó, entonces, todo el resto de comentarios. La máscara la protegió de derrumbarse frente a Dean.

- Pero vamos...si la clave es esa, si para mejorar tu horrible noche tienes que decirme, gritarme o...como quieras decirme que esta noche ha sido horrible porque yo soy horrible, puedes decirlo, te lo agradecería mucho si así fuese a cesar tu sucesión de horribles...

Parvati agachó la cabeza y negó.

- Lo siento, Dean...yo...

- No, Parv...no lo sientas. Si es lo que verdaderamente piensas yo...

- ¡No¡No pienso eso!

- ¿No?
- No. - dijo tajante.

- ¿En serio?

- No.

- Bien.

Parvati reaccionó.

- ¡No, mierda¡Sí¡sí¡sí, sí! Pienso en serio que la noche ha sido horrible por tu culpa...¡no¡no¡No lo pienso! Quiero decir...¡mierda! Espera...

- No te esfuerces.

- Dean...Dean, escucha, lo siento. Es toda mi culpa. Estoy...un poco quemada, lo he pagado contigo...

- Para variar.

- Yo...lo siento, no ha sido horrible por tu culpa, sino, por la mía, sólo por la mía. En serio, lo siento.

- Yo lo siento más.

Parvati sonrió, creyendo arreglado el pequeño incidente.

- De veras que lo siento, Parvati, el único que tiene aquí la culpa soy yo. Te he arruinado tu noche...y la mía. Pensaba...hacer algo especial y...

- No te preocupes, Dean...en serio, es mi culpa y yo...

- Parvati.

- ¿Qué?

- Cállate.

- ¿Qué?

Dean se puso de pie. Se quitó la careta y la tiró al suelo.

- Cállate, que te calles. Voy a hablar yo.

Parvati abrió la boca pero no dijo nada.

Dean cogió aire e infló los pulmones, sabía que iba a hacer una locura pero...quería hacerla, llevaba las de perder, iba a perder pero no quería dejar de intentarlo, de arriesgarlo y de limpiar los restos de su orgullo.

- Parvati, me gustas. Llevo todo el año detrás de ti, colocado, loco, enamorado...de ti.

Parvati abrió la boca desmesuradamente.

- ¿Qué?

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

De pequeño Draco sólo recibió unas clases de vals para defenderse en una fiesta de sociedad. Su madre, a escondidas de su padre, por supuesto, le enseñó algunos trucos en el arte de la danza. Gracias a Narcisa, Draco aprendió a tomar a una chica delicadamente por la cintura, no con la violencia que usaba su padre, su afán de dominancia, impreso hasta en la misma línea de la cintura de su mujer. Aprendió, también, a manejar con elegancia y clase, el vuelo de un baile, las vueltas, los roces, las caricias...trucos que sólo una mujer, tan deseosa de amor como lo era Narcisa Malfoy, podía saber y anhelar.

Con todo esto, Draco era un gran bailarín de vals y clásico. Sin embargo, nunca había bailado en una discoteca.

Hermione, aquella noche, le enseñó las ventajas de la muchedumbre, del espacio reducido y de la oscuridad. A pesar de que nuestra querida Gryffindor, desconocía aún más el arte de la música discotequera.

Se complementaron a la perfección y bailaron sin parar una hora, entregándose por completo el uno al otro, disfrutando, paladeando aquel momento único e irrepetible.

La gente comenzó a cansarse y se dispersó al cabo de un rato. Ellos como otros tantos no pararon. Sin embargo, para amenizar el ambiente y darle un toque romántico, llegó el momento de una balada.

"No I can't forget this evening / No, no puedo olvidar esta noche

or your face as you were leaving / tu cara como si me hubieras dejado

but I guess that's just the way the story goes / pero adivino que es así como va a ser la historia..."

Las parejas se comenzaron a abrazar, agarrándose, preparados para la lentitud de aquella canción.

Draco y Hermione se miraron, emocionados. Draco le tendió la mano y ella la tomó. Luego él abrazó su cintura y ella se aferró a su hombro. Ella dejó caer su cabeza en él.

"You always smile / Siempre sonríes

but in your eyes your sorrow shows, yes it shows / pero en los ojos se te nota el dolor, sí se te nota

yes it shows. / sí, se te nota..."

- Te quiero. - le susurró ella.

Draco calló y sonrió. ¿Se notaba en sus ojos el dolor¿O acaso aquella noche era la noche sin dolor?

"No I can't forget tomorrow / No, no puedo olvidar el mañana

when I think of all my sorrow /cuando piense en todas mis penas.

when I had you there / cuando te tuve allí but then I let you go /pero te dejó ir..."

- No podré olvidar esto...ni mañana, ni nunca... - murmuró Draco. - Y no te dejaré ir.

Hermione sonrió.

- No me iré.

"And now it's only fair / y ahora lo correcto es

that I should let you know / que deje que decidas

what you should know / qué es lo que quieres hacer"

- ¿Qué debemos hacer? - preguntó Hermione.

- Seguir...

- ¿Qué podemos hacer?

- Seguir...

"I can't live / No puedo vivir

if living is without you / si vivo sin ti.

I can't live / No puedo vivir

I can't give anymore. / No puedo dar más"

Perdidos, escondidos...se sentían felices, dichosos, libres...por fin...y tenían claro, que no podían hacer otra cosa que seguir con aquella mentira, guardando el secreto hasta que fuera demasiado tarde.

"I can't live / No puedo vivir

if living is without you / si vivo sin ti

I can't give / No puedo dar

I can't give anymore. / No puedo dar más"

- Gracias...por esta noche. - susurró Hermione.

- Gracias a ti por entrar en mi vida. Por descubrirme, por quererme...a pesar de...

- Te quiero.

"I can't live / No puedo vivir

if living is without you / si vivo sin ti

I can't give / No puedo dar

I can't give anymore. / No puedo dar más"

Se besaron, entonces, se abrazaron, rieron pero no lloraron. Aquella noche no querían derramar ni una sola lágrima. Aquella era la noche de su felicidad. Y tenían derecho a disfrutarla.

La canción terminó y comenzó una nueva balada.

- Espera. - dijo, de pronto, Draco. - Vuelvo enseguida.

Hermione asintió, sonriente. Intuía algo. Una sorpresa muy especial...

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

- Sé sincero...¿no estás enamorado de Granger?

La noche cubierta de estrellas y adornada de flores de primavera, acogía a los tránsfugas de la fiesta: Ron paseaba con las manos en los bolsillos, Pansy, elegante, caminaba lentamente. - No, no lo estoy. Lo estuve.

- Entonces, por qué dices que es la chica más guapa, estudiosa e inteligente que...

- Parkinson, Hermione es excepcional. No hace falta no estar enamorado de ella para saberlo, para verlo. Incluso odiándola se puede comprobar. Y...hay chicas guapas, a montones, chicas preciosas, con ojos increíbles, con cuerpos que quitan el sentido, despampanantes y hermosas...y también chicas con matrículas de honor en magia, y chicas que tienen una mente envidiable...¡sí! Las hay, existen...pero...yo sólo conozco a una chica que reuna todas esas cualidades por entero...y esa es Hermione.

La Slytherin lo escuchó en silencio y cuando éste acabó, no dijo nada. Ron esperaba alguna contestación.

- ¿Qué¿Queda resuelta tu duda?

Ella le miró, inquiriendo a su mirada.

- Sí. Granger tiene mucha suerte.

- Yo creo que no.

- Sí. Sí, Weasley...tiene mucha gente que la quiere. Mucha gente...

Miró al cielo y se detuvo. Ron paró unos pasos más adelante y la observó. Al cabo de unos segundos ella le miró.

- Te tiene a ti. Y alguien que hable así de una persona...es un verdadero amigo. Qué envidia.

- ¿Envidia¿De Hermione?

Pansy asintió y se quitó la máscara que ya no soportaba llevar por más tiempo. Su cabello, ahora ocuro, se derramó por su rostro, ella se lo acomodó con ligereza.

- Sí, Weasley...tengo envidia de Hermione Granger. Una envidia malsana y terrible.

Ignorando al pelirrojo, siguió caminando hacia delante. Ron la siguió.

- Envidio a Hermione Granger, porque ella tiene todo lo que yo he soñado con tener. Tiene una fama, buena, algo que yo siempre he buscado...y siempre...he acabado teniendo..la peor fama. Nunca se me ha reconocido por ser muy aplicada en los estudios, sino más bien por rumores y más rumores...cómo duelen los rumores.

Ron, sintió una sensación extraña. Se quitó la máscara mientras andaba tras Pansy.
- Ha conseguido lo que se ha propuesto. Yo...nunca he conseguido nada de lo que me he propuesto. No algo que soñara...sólo deseos vanos...vacíos. Tiene algo...tiene algo que hace que la admires. Porque es...humilde, a la vez que válida. Tiene...cariño. Tiene mucha gente que la adora. Tiene a gente que...la ama.

Una lágrima cayó por la mejilla blanca de Pansy. Ni siquiera se dio cuenta.

- Su familia, sus amigos...su...secreto. Gente que la ama, gente que la defiende, que la aprecia, que la espera, que la recuerda...gente que la extraña y se preocupa por ella, gente que..la necesita...gente en la que se puede refugiar cuando se siente sola...tiene gente que la quiere, gente para la que es importante. La queréis y la ama. A mí nunca...me han amado.

Paró. Otra lágrima más desgarradora resbaló. Esa sí la notó y la limpió con la mano.

- Y ese es mi deseo...mi sueño...no hay otro, Weasley...sólo quiero que me amen. Sólo quiero sentir...que le importo a alguien. Que alguien...me necesita, que me extraña...

Él no lo entendió. Ron Weasley era dulce, algo infantil y rematadamente incosciente. Ella sí lo entendió, pero no quiso admitirlo.

Cuando giró sobre sus talones, avergonzada pero liberada, Ron Weasley estaba justo a su espalda y la miraba. La miraba, devorándola con unos ojos que relucían en la oscuridad de esa noche de tiempo detenido. La miraba, comprensivo, empático, sincero...decidido. Él se mordió los labios y dio un paso más. Alzó las manos, grandes y seguras y acogió en cada una, una mejilla de ella. Pansy cerró los ojos un momento y sonrió, mientras otra lágrima caía silenciosa. Ni siquiera le importaba que él la viese llorar. Sabía que no diría nada, que no se burlaría de su dolor y que no jugaría con ella. Lo sabía.
Pero él no lo entendía, y a ella, no quería entenderlo.

Ella abrió los ojos. Él acercó su rostro. Susurrante, lo confesó:

- Yo...necesito amarte. Ella supo que no mentía. Él no supó por qué lo hacía.

- Te necesito. Y me importas.

Cerró los ojos y se dejó llevar por algo que le latía con furia, dentro, furioso y violento. La necesidad de tenerla, de abrazarla...de besarla, de cuidarla...La necesidad de que ella entrara en su vida. Que aquel encuentro de soledades...tuviera refugio en ellos.

Y la besó, la besó como nunca nadie la había besado. Tan limpiamente, que casi dolía ese beso puro, sincero, sin pretensión alguna de utilizarla, de maniatarla hacia una entrega de su corazón, su alma y su cuerpo, no...solamente la necesitaba, necesitaba amarla de la misma manera que ella necesitaba ser amada.

Ella correspondió el beso sacando a la luz sus reservas más recónditas. Y, no supo por qué, detuvo el beso y colocó sus propias manos encima de las del pelirrojo. Él abrió los ojos y la miró, confundido.

Ella sonrió y, entonces, le abrazó. Él, fuertemente la sujetó, para que ninguno de los dos cayera y se mantenieran en la tierra que temblaba bajo sus pies. Por primera vez en su vida, Pansy se sintió realmente dichosa y feliz, sí, feliz.

Acto seguido, le miró, sonriente enredó los brazos a su cuello y se lanzó a besarle apasionada, él la correspondió, con la misma intensidad, sin pensar, sólo sintiéndose el hombre más afortunado del mundo.

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

- Ya estoy aquí.

Hermione sonrió e hizo ademán de cogerle para bailar la canción que sonaba.

- Shh...escucha, quiero darte algo.

La morena frunció el ceño. El Slytherin sonrió.

- ¿Una sorpresa? Esperaba...

- No desesperes.

La cogió de la mano, fuertemente.

- ¿Qué...?

- Ven, vamos.
- ¿Fuera?

Él asintió y le susurró:

- En la sala del piano.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Silencio. Silencio incómodo. Silencio...que alguien rompa el silencio.

- Por Merlín...no puede ser cierto.

Parvati Patil se sentó, en la hierba. Impresionada.

- No sé cómo...no sé cómo pasó, Parvati. Lo cierto es que empezó el curso y me sentí...atraído por ti. Pensé que era porque estabas cambiada, no sé, mucho más guapa que el año anterior. Luego, cada vez me fuiste gustando más, te buscaba, intentaba disimularlo, pero veía que no podía y...de pronto, me di cuenta de que te gustaba otro chico. Y lo peor de todo es que no me imaginaba quien podía ser...

Parvati le miró. Dean sonrió, triste.

- Cuando supe que era Ron...me di cuenta de que...eso sí era algo terrible. Terrible de verdad. Sé que a Ron le gusta Hermione y que...bueno, supuse que no te haría caso y tú...sufrirías y yo...sufriría por ti y...en efecto, todo ha sido una cadena. Pero bueno, cuando Ron decidió salir con Hermione al baile y tú te quedaste sin pareja...pensé que quizá...podríamos pasarlo bien hoy y que tú...- rió dolorosamente. - te fijarías en mí.

- Dean...¿por qué no me has dicho nada antes?

- ¿Para qué¿Para que me partieras el corazón¿me humillara¿perdiera tu amistad? No...no valía la pena. No sé si ahora vale la pena, ni siquiera...

Parvati agachó la cabeza.

- Parvati...¿tú, qué sientes por mí?
La Gryffindor sintió que el estómago se le retorcía violentamente. Tenía ganas de vomitar y llorar.

- Dean...yo...sólo te quiero como un amigo. No quiero engañarte...

- ¿Tú...sigues enamorada de Ron?

Se mordió el labio.

- Sí.

Oyó el ruido de su corazón rompiéndose pero guardó su...¿orgullo? y no lloró. Pero pensó en salir corriendo, encerrarse en el armario y llorar, mordiendo el uniforme o un zapato...lo que fuese para que nadie le escuchase. Nadie, nadie. Dolía a rabiar aquello, dolía muchísimo.

- Lo siento, Dean.

- No pasa nada. Queda poco de curso...en verano...saldré de aquí y...se me abrirá la mente a otras tías...

El Gryffindor, deseoso de irse y con ganas de estallar, caminó hacia el lago, cogió una piedra y la tiró. La piedra se hundió inevitablemente. Nada...nunca sería como Ron.
Parvati se levantó.

- Dean...escucha...lo siento, de veras yo...

- No te preocupes, - dijo, cogiendo otra piedra. - no tienes la culpa...nadie la tiene...

Tiró la piedra.Volvió a hundirse. Tocado y hundido.

- Quiero que sepas que esta noche...

Dean no podía girarse, cerró los ojos fuertemente, no quería, no quería escucharla...dolía mucho aquello, dolía mucho, nunca nada le había dolido tanto y tan profundamente.

- Ha sido muy...

Entonces, Parvati sintió como algo se movía en el lago. - ¡Dean, apártate del lago!

El muchacho se giró bruscamente, con los ojos llenos de lágrimas.

- ¿Qué?

Pero ya era tarde. Unos brazos se alzaron en la oscuridad, agarraron su pierna y lo arrastraron al lago.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

"Vuela esta canción para ti, Lucía.
La más bella historia de amor, que tuve y tendré".

Ansioso, sonriente y expectante, buscó la reacción en su rostro.

"Es una carta de amor, que se lleva el viento pintado en mi voz.
A ninguna parte, a ningún buzón"

Sin embargo, no la encontró. No encontró nada.

"No hay nada más bello, que lo nunca he tenido

Nada más amado, que lo que perdí"

No encontró nada, ni siquiera encontró a Hermione.

¿Dónde estaba Hermione?

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

- Cierra los ojos.

Hermione cerró los ojos y sonrió.

- Draco, estás muy misterioso. ¿Qué pasa?

- Es una sorpresa.

La Gryffindor sonrió. Escuchó entonces una puerta abriéndose, entró y la escuchó cerrarse.

- Abre los ojos.

Al abrirlos, encontró ante ella una infinidad de velas blancas colocadas por toda la habitación, bordeándola. En el centro, el piano.

- Qué bonito, Draco.

Sintió sus manos acariciándole la espalda. Se mordió el labio. Sintió como los labios del Slytherin besaban su hombro desnudo. Como besaba su cuello y, de pronto, como la mordía.

Algo extrañada, se giró hacia él. Sintió como la empujaba hacia la pared y como buscaba, ansioso, su boca. Y entonces, mientras la besaba, lo supo.

Lo apartó de ella y se alejó. - ¡No¡No¡Tú no eres Draco!

Las infinitas velas blancas dibujaban fantasmagóricas sombras en el suelo. Hermione oyó una risa agónica y malévola.

- No, no soy tu querido pianista, Hermione...sorpresa.
Y tras la máscara, apareció Blaise Zabinne, sonriente, con los ojos brillantes, terrorífico.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Después de muchos meses de ausencia...vuelve el pianista.

Creo que os dejo un capítulo bastante jugoso, con muchas cosas que sacar y muchas preguntas que haceros.

Debo deciros que he estado atascada con este baile. Quería hacerlo distinto y no monótono y típico. Espero que se note y no os haya decepcionado.

No quiero adelantaros nada pero...¡no os desvelo nada! Jeje, acabo de terminar el curso y tengo tres largos meses de vacaciones donde piens dedicar como cosa principal, mucho tiempo a mis fics. Os voy anunciando que "El pianista" va viendo su fin. Pronostico que pueden quedar tres o cuatro capítulos más un epílogo.

Me duele muchísimo que esta historia termine pero creo que alargarla sería excesivo y bueno, me gustaría mucho que me dejárais vuestras ideas de lo que sea, en e-mails (que sigue siendo logarbo) o reviews.

Para las seguidoras de "Prisionera de un Sangre Limpia", el capítulo está a medias y le queda muy poquito.

Me encantaría que me comentárais todo lo que os apetezca sobre el capítulo, que creo que os ha podido dar alguna que otra sorpresita y, claro está, que hagáis vuestras apuestas sobre qué va a pasar. Aún quedan sorpresas gordas, (voy dándole emoción a la cosa).

Siento mucho mi retraso, que no se puede justificar pero bueno, ahí queda. Espero que el capi merezca la pena ;)

No os dejaré preguntas porque no quiero daros pistas y creo que puede que las preguntas den alguna, jejeje. Siempre que queráis preguntarme, estaré encantada a responderos (aunque no os diré el final, claro :P).

Me encanta volver y estoy muy contenta por todo vuestro apoyo, sois geniales, incondicionales y maravillosas. No sólo por esos más de ochocientos reviews que cosecha El pianista sino por unos correos electrónicos que me arrancan sonrisas diarias y lágrimas de vez en cuando (que soy muy llorona).

Me despido, deseando que todas estéis bien y bueno, recordándoos que me encanta estar en contacto con vosotras así que, ahí tenéis mi dirección.

Os adoro

Lira Garbo


Nada Es Para Siempre

Luis Fonsi

Nada es para siempre amor, hoy nos toca compartir la misma luna.

Y mañana quién sabrá si hay una separación o habrá fortuna.

Nadie sabe amor, nadie sabe qué podrá pasar mañana.

Quiero amarte hoy, quiero abrir todas las puertas de mi alma.

Te quiero hoy.

Quiero abrirle al corazón una ventana.

Esto es amor, y es tan grande que no caben mis palabras.

Quiero amarte hoy, quiero amarte hoy, por si no hay mañana.

Quiero amarte hoy, quiero amarte hoy, por si no hay mañana.