Capítulo 15

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A la madrugada había caído una fuerte lluvia, que Natsu aseguraba se había convertido en agua nieve cerca del amanecer, Hinata había dudado de su palabra, pero al encontrarse con una capa de hielo resbalosa en el camino se arrepintió. La mujer la había urgido a salir más temprano de lo pactado y había hecho algo de tiempo, ahora sabía que esos minutos iban a faltarle y ese hecho solo logró empeorar aún más el mal ánimo que había tenido desde que discutiera con Hanabi.

Llegaría tarde a su primer entrenamiento formal y ya tenía miedo, no solo Kiba había hablado del mal genio que Sasuke aún cargaba, Sakura e Ino también lo habían hecho y Neji en alguna ocasión, aunque él lo había hecho parecer más un fastidio que algo de temer y no dudaba que esa fuera la realidad en su vida, pero ella no era tan fuerte como su primo.

Luego de unos minutos de resbalones y una que otra caída, llegó al campo de entrenamiento, donde ya se encontraba Sasuke, de pie junto a serie de dianas que ella no había visto ahí antes y que supuso él se había encargado de colocar. No tenía tiempo para detenerse a lamentarse un poco mientras reunía valor, caminó directamente hacia él, buscando el valor desesperadamente a cada paso.

—Buen-

—Llegas tarde —cortó, dedicándole una mirada y alejándose de ella.

Sus manos se apretaron sobre el tirante de su mochila y asintió. —S-Sí, el hielo-

—No resaltes lo obvio —apresuró. —No voy a reponerte esos quince minutos.

—O-Ok-

—Toma un kunai y lánzalo —ordenó, señalando las armas que había dispuesto para ella.

Asintió y comenzó a buscar donde dejar su mochila, cuando la voz de Sasuke volvió a interrumpirla.

—Ahora.

—¡S-Sí! ―apresuró, a pesar de que el tono no había denotado molestia o agresión.

Arrojó la mochila a una sección del suelo que no lucía tan húmeda y caminó al punto que Sasuke señalaba con su dedo. Tomó un kunai y con manos temblorosas lo arrojó, no golpeó el centro de la diana y la fuerza con la que lo había arrojado dejaba mucho que desear. Ni siquiera esas primeras tardes con Hanabi lo había hecho tan mal. Sacó otro de su bolsillo, olvidándose de los que Sasuke había dispuesto, y lo arrojó, el sonido del metal clavándose en la madera hizo algo de eco a la fuerza que había podido emplear esta vez, pero de nuevo falló al centro.

Sasuke no pudo evitar sentir lástima y hasta cierto punto diversión, Hinata lo miraba de reojo y temblaba como un cervatillo que aún no tiene la fuerza para caminar. Tomó tres kunai de su arsenal y los arrojó con fuerza, dando en el blanco cada vez. Esperó que Hinata dijera o hiciera algo, pero ella solo lo miró y luego a los kunai, como dubitativa. Un cuarto kunai apareció en su mano y caminó hacia la muchacha, ganándose su atención. No la miró al hablar.

—Lo estás arrojando mal… mira.

Echó la capa sobre su espalda y elevó el brazo, mostrándole la forma en la que lo sujetaba. Hizo varios movimientos, con los cuales le enseñó a lanzar desde todos los ángulos básicos y luego le tendió el kunai.

Hinata sacudió sus hombros para deshacerse de los temblores en su cuerpo y observó su brazo, acomodándolo como había visto a Sasuke hacer. Practicó el movimiento un par de veces y luego arrojó el kunai al frente. Aquella forma le permitía utilizar más fuerza que antes, pero por desgracia no pudo ayudarla a atinar; aquello no la desanimó, estaba consciente de que tendría que practicar incansablemente.

—Inténtalo con esa diana de allá —señaló.

Asintió y se concentró en la diana, luego comenzó a mover su brazo, pero un gruñido y la mano de Sasuke sobre su muñeca la paralizaron por completo. La enseñó a ajustar el agarre, moviéndole los dedos con su mano y apretando la mano sobre la suya para que sintiera la tensión del agarre; luego la mano recorrió su brazo, ajustando su codo. La mano volvió a acomodarse sobre la suya y con movimientos lentos la enseñó a sentir la manera indicada para lanzar.

—Siente el movimiento.

Asintió, terriblemente consciente de la cercanía entre ellos, y la mano de Sasuke la soltó luego de una última repetición.

Se alejó a su puesto, dejándola mareada, no había esperado que él se atreviera a tocarla o a estar tan cerca de ella, no lo había visto como una posibilidad. En su mente, a Sasuke le parecía repulsiva. El pánico que había despertado en ella, y aún sentía, era irracional.

—Arrójalo —ordenó, al ver que no se movía.

A pesar de que no había habido nada alarmante en aquella cercanía, Hinata tuvo que luchar contra el impulso de alejarse de él y quizá regresar en el tiempo unos cuantos años, a sus primeros años como genin. Inhaló, exhaló. Arrojó el kunai con fuerza y lo vio clavarse en la diana que Sasuke había señalado, pero de nuevo fallaba al centro.

—Esa de allá —señaló Sasuke, alejándose un par de pasos.

La observó arrojar cuantas veces se lo pidió, sin dejar de hacer anotaciones en una libreta que le servirían para sus informes y para no olvidar las fallas y aciertos. Varias veces tuvo que detenerla y corregir su postura, pero después de un par de llamadas de atención, la muchacha dejó de fallar en esos detalles, aunque tomaba más tiempo que antes para lanzar el arma.

Quiso apretarse el puente de la nariz. No podía creer que lo tenían de instructor personal, y de una muchacha que ni siquiera podía atinar al tercer aro de la diana.

—Practiquemos los movimientos del brazo…

Hinata sintió con horror como se aceraba Sasuke, pero agradeció el cambio de actitud, ignorando por completo que el muchacho estaba pidiéndole a los dioses que le permitieran al espíritu de su hermano adueñarse de su cuerpo durante las lecciones. Prestó atención a todo lo que le decía Sasuke, a la manera en que le doblaba el brazo y la muñeca, en como los estiraba, como le acomodaba la mano.

Pronto comenzaron a tirar al mismo tiempo y después volvió a hacerlo por su cuenta. Desgraciadamente, para Sasuke, aquello solo había mejorado el uso de la fuerza, pero no la puntería… por fortuna, esos cortos momentos ayudaron a Hinata a perderle el miedo irracional que había estado sintiendo.

—Para —ordenó de pronto. —Ahora toma un shuriken.

La vio asentir y soltar el kunai que había estado a punto de lanzar, para tomar una de las estrellas. La vio acomodar un par entre sus dedos con facilidad y no pudo evitar enarcar la mirada.

—Habías estado practicando —señaló de pronto.

—… algo así —murmuró.

Sasuke asintió una sola vez, no estaba orgulloso de aquel agarre, pero era cien veces mejor de lo que había esperado y no podía culpar a Hinata de no ser perfecta como Itachi, después de todo, el lanzamiento de kunai y shuriken era una especialidad de los Uchiha.

—Lánzalo.

El intento fue terriblemente lamentable, el shuriken había perdido fuerza y trayectoria de inmediato, cayendo directo al lodo, a un metro de las dianas más cercanas.

Hinata luchó contra el sonrojo que la atacó y no se atrevió a mirar a Sasuke.

—A diferencia de un kunai, las estrellas son más livianas —explicó, tomando una y acomodándola entre sus dedos. —Necesitan ser arrojadas con más fuerza o ya ves qué pasa.

Estiró el brazo y la estrella de inmediato impactó contra una de las dianas, con un sonido sordo.

Hinata observó aquello boquiabierta, a pesar de todos los recuerdos que tenía de lanzamiento de shuriken y kunai, volver a presenciar aquella rapidez la dejó perpleja. Se concentró de inmediato en el shuriken que quedaba en su mano, para no comenzar a caer en espirales de depresión, y arrojó con más fuerza. La estrella se perdió entre los postes sobre los que descansaban las dianas y probablemente había ido a dar al suelo.

De nuevo se mantuvo con la mirada clavada al frente.

Sasuke exhaló. —¿Cómo estás en el control de chakra?

—Aún no lo practico.

Asintió. Lo había notado durante la prueba y lo había confirmado al saber que había llegado tarde por culpa del hielo. Sacó la mano de debajo de su capa y le mostró la manera en que tomaba el shuriken, cuando los ojos de la muchacha dejaron de mirarlo y luego se aseguraron de que las manos estuvieran imitándolo, él cambió la posición del brazo. Aquellos ojos casi transparentes miraron una vez como arrojaba el shuriken y después la muchacha lo imitó, no consiguió clavar el shuriken en ninguna diana, pero lo clavó con fuerza sobre uno de los postes.

Se acercó unos cuantos pasos a ella, pero no acortó del todo la distancia. —Practicarás en casa, no vas limitarte a las tardes que pasaremos aquí.

Asintió.

—¿Por qué recurriste al dolor para salir de mi genjutsu?

—P-Porque… —guardó silencio unos momentos, mordiéndose la lengua y cuando miró a Sasuke le sorprendió encontrarse con las mismas pupilas rojas con que lo había visto enfrentarse a Hanabi tardes atrás.

El gesto de Sasuke se mantuvo impenetrable, pero sus cejas se juntaron ligeramente, había visto las irregularidades en el chakra de Hinata y lo había desestimado por creerla bajo genjutsu. De un momento a otro comenzó a acortar la distancia entre ellos.

—¿Q-Qué? —balbuceó, dando un paso atrás.

Sintió la mano apretarse sobre su hombro y obligarla a quedarse quieta; apretó un poco el gesto y le sorprendió que el muchacho la soltara, pero no le había dado tiempo para procesar lo que estaba pasando, esa misma mano la golpeó con la punta de dos dedos en varias partes del cuerpo.

Se encogió un poco y frotó sus brazos cuando Sasuke dejó de golpearla, un flashazo de los exámenes chunnin la golpeó y corrió una de sus mangas, encontrando los pequeños moratones en algunos puntos que no tardó en reconocer.

Las pupilas giraron y el negro volvió a reinar en ellas.

—… ay —susurró, frotándose el brazo y volviéndolo a cubrir con la manga. En sus recuerdos, cuando Neji o Hanabi lo hacían ni siquiera lo sentía.

—Es incómodo —coincidió, alejándose un par de pasos de ella. —Desbloquee los puntos de chakra más grandes, pero vas a tener que pedirle a alguien en casa que te ayude con los demás. No puedo verlos todos.

—¿Vamos a practicar el control de chakra?

—Si tu chakra no fluye correctamente, no tiene caso —declaró, llevándose la mano al bolsillo. —¿Qué armas utilizabas antes?

—Shuriken y kunai.

Sasuke asintió… por un momento su cabeza voló, podría enseñarla a usar la katana, pero pronto sacudió aquella idea, lo que quería era terminar pronto con esa farsa, no alargarla.

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El sonido de los chapoteos del agua hacía eco dentro del baño.

Hinata tenía los ojos cerrados, disfrutaba de la sensación del vapor en su piel y al respirar. Dentro de la casa, la hora del baño era la única en la que solía olvidarse de sus preocupaciones y ansiedades, ahí dentro no existían Hanabi y sus mentiras, ni la conversación no verbal de Neji o el brillo de culpa en los ojos de Ino.

Pero aquel día era la excepción, pensaba demasiado en sus actitudes los últimos días. Con más recuerdos podía asociar qué era normal en ella y qué no, todos esos rencores y desconfianzas no eran la norma. Sacó las manos del agua y observó sus brazos, los moratones que Sasuke le había dejado estaban adornados por gotas de agua que escurrían luego de aferrarse a su piel por unos segundos. Frotó la superficie de su piel y exhaló, guardando el brazo debajo de la superficie del agua.

Tenía que pedirle a alguien que desbloqueara los puntos de chakra restantes.

—… no quiero —gruñó, hundiéndose un poco más en la tina, sintiendo el agua tocar en momentos su nariz.

Sopló unas cuantas burbujas y luego tomó aire y se hundió por completo en la tina. Abrió los ojos y observó la superficie ondulante; el agua en sus oídos hacía que la sensación de silencio de ahí dentro fuera extraña, pero agradable. Dejó salir una burbuja de aire y la observó subir, hasta formar parte del aire que había en el baño.

Siguió las ondas que formaba aquella interrupción en la tensión del agua y se sentó de golpe, tragando un poco de agua, al encontrarse con una mirada que se asomaba. Se cubrió de inmediato con una toalla y miró a Hanabi, molesta y terriblemente avergonzada; la muchacha había saltado a la esquina del baño y tenía los ojos cerrados.

—Solo te vi la cara —apresuró, levantando la mano. —Lo juro.

Apretó un poco los labios. Hablar con Ino la había ayudado a deshacerse de su negatividad, pero seguía rechazando y desconfiando de su familia por alguna razón. Se quitó el agua que escurría por su rostro y, una vez se sintió bien cubierta por la toalla, se relajó un poco, aunque no del todo.

—Llamé a la puerta, pero no contestabas… y como ya llevas rato aquí, me preocupé.

—… está bien. ¿Qué pasa?

—El viaje que tenía programado para la próxima semana se adelantó… estoy terminando de prepararme para salir —explicó, manteniendo la mirada clavada en el suelo. —Volveré en cuatro días.

—… ok.

—Neji partirá a una misión mañana, a medio día, él te acompañará a tu sesión con Ino, pero deberás volver sola.

—Ok —repitió, acomodándose un poco mejor en la tina.

No supo si había sido el frío del invierno o el calor del baño lo que había hecho que sus músculos empezaran a doler, pero la sacudida que se había dado al sorprenderse le había dolido en la parte superior del cuerpo de una manera que casi ardía.

—¿Algo más? —inquirió.

—Natsu suele ir conmigo, pero en esta ocasión se quedará. Ella y Kō estarán al pendiente de ti. Cualquier cosa que necesites-

—Sí, lo sé —interrumpió, confundida por escuchar eso de nuevo.

—Tenemos gorriones, puedes enviarme uno si sucede algo o si quieres hablar.

Aquello le dejó sin palabras, el malhumor de Hanabi se había esfumado como si nada. Asintió lentamente, deseando que la muchacha saliera de ahí, para poder salir torpemente de la bañera sin provocarse demasiado dolor. Se movió lentamente y no pudo evitar hacer un gesto de dolor al querer rodearse la espalda con la toalla. Los brazos estaban matándola.

—¿Qué tienes?

—Nada —apresuró, hundiéndose de nuevo en el agua.

Hanabi enarcó ligeramente la mirada y la fijó en ella. —Hm.

—… en verdad —insistió.

—¿Qué te pasó en el hombro?

Intentó escurrirse un poco más, pero Hanabi fue más rápida, cruzó el baño y le tomó la muñeca, obligándola a levantar el brazo con el que se había aferrado a la toalla. Los ojos blancos recorrieron uno a uno los moratones que llevaba en el brazo, al tiempo que las cejas se juntaban; cuando la muchacha clavó la mirada en la suya, no pudo evitar mirar la superficie del agua. Había esperado que aquello desatara indignación o furia, pero lo único que obtuvo fue un suspiro.

—¿Qué pasa?

—… era demasiado bueno para ser verdad —se quejó, sintiendo como su esperanza terminaba de morir.

—… creo que lo notó desde que hice la prueba.

—No me sorprende —aseguró, alejándose de la bañera. —Disculpa que te interrumpiera, solo quería que estuvieras al tanto de la situación.

Asintió y se frotó el cuello, sintiendo su renuencia sujetarle la lengua. —… Sasuke-sensei dijo que no puede ver todos los puntos de chakra y que debía pedirle a alguien que desbloqueara el resto.

Aquello tuvo un efecto inesperado, Hanabi se giró y la miró, su gesto parecía satisfecho y orgulloso… por un momento, Hinata se olvidó de todas las animosidades de los últimos días y se permitió sorprenderse por lo fácil que podía ser alegrar a Hanabi en ocasiones. Aunque hasta el momento siempre eran situaciones que dejaban mucho para pensar.

—Puedo hacerlo ahora… o puedo decirle a alguien que lo haga más tarde.

Ya estaba desnuda enfrente de alguien, no tenía por qué esperar. —Puede ser ahora.

—Ok.

Se acercó de nuevo, activando su Byakugan. Hinata se sintió idiota al mantener la toalla aferrada a su cuerpo al ponerse en pie, aquellos ojos podrían ver hasta sus secretos si había empezado a somatizarlos. Cerró los ojos y sintió la presión que recordaba, pudo confirmar que no dolía, y ahora no sabía si Sasuke le había golpeado con demasiada fuerza a propósito o si esa gentileza era característica del puño suave.

—Listo —anunció Hanabi, dándose la vuelta para salir.

—¿Puedo salir a caminar?

Se detuvo ante la puerta y la miró, con rostro serio. Asintió, luego de meditarlo un par de segundos. —Solo avisa dónde estarás y a qué hora vuelves.

—¿Por qué?

—… por si no vuelves.

—¿Piensan que voy a huir?

—No es por eso, es para saber cuándo preocuparnos.

Las palabras de Ino hicieron eco y volvió a lamentar su mala actitud. —Iré a caminar por ahí, volveré antes de la cena.

—Bien.

Desvió la mirada de la puerta y justo antes de que terminara de cerrarse, habló. —¡Que tengas buen viaje!

—¡Gracias! —respondió la voz de Hanabi, ahogándose al tiempo que se cerraba la puerta.

Los ecos de las gotas de agua que escurrían de su cuerpo, su cabello y la toalla y caían en la bañera volvieron a llenar aquel rincón de la casa. Se acuclilló y dejó que la calidez del agua la rodeara unos momentos más… aquella sensación la reconfortaba, se sentía como un abrazo.

Y vaya si necesitaba uno en esos momentos.

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Enero pasó con algo de pena y sin demasiada gloria… y febrero avanzaba de la misma manera.

Hinata había decidido ponerse una venda en los ojos y solo dejar que la marea la arrastrara, terminaría en una playa, estampada contra las piedras o se mantendría a la deriva, pero en algún sitio terminaría. Con esa discreción que la envolvía, prefería llevarse la sorpresa a tener que estar armando aquel rompecabezas al que le faltaban y sobraban piezas.

Tomó distancia de todas las personas que la rodeaban para concentrarse en su entrenamiento. Sasuke se convirtió en un extraño oasis, en el que sus problemas y dudas no existían; era estricto y la empujaba al límite cada día y aquello la había ayudado bastante con sus ansiedades y sus depresiones, aunque no del todo, pero el claro desinterés que él sentía por ella le había brindado un poco de descanso y sus ánimos y espíritu se encontraban en mejor condición que antes, aunque solo fuera un espejismo.

Pero su triste estrategia llena de autoengaño y agotamiento comenzaba a dar frutos.

Kakashi leyó las hojas con la rapidez que sus años como Hokage le habían otorgado y pronto las dejó dentro de la carpeta, miró a Sasuke, que se mantenía callado y con la mirada clavada en él. A veces le dolía lo indolente que se comportaba el muchacho, parecía estar esperando que el viento le empujara en una dirección o la otra, hasta cierto punto era reminiscente de aquellos peligrosos años de adolescencia, pero al menos ahora tenía la certeza de que no saldría volando por el camino equivocado.

—¿Un mes te parece suficiente para que empiece las misiones de rango D?

—Solo tiene que perseguir mascotas y hacer recados.

—Sasuke esto no es una broma.

—¿Me estoy riendo?

No, no se estaba riendo, jamás se reiría de aquello… y si un día lo hacía sería por desesperación pura y entonces seguro le ganaría aquel impulso que sentía, cada que veía a Hinata dar un salto lamentable, de arrancarse la piel de la cara y sacarse los ojos. Entonces abandonaría todo, quizá hasta las ganas de vivir. Aquella misión tenía el potencial de acabar con su espíritu. En alguna ocasión se había preguntado si los dioses se burlaban de él… o si quizá aquel fuera el castigo que le enviaba su madre por salirse del camino del bien cuando decidiera seguir a Orochimaru.

Mikoto era experta en encontrar castigos fastidiosos y aquello tenía su firma por todos lados.

Lo único que lo salvaba de practicar el seppuku era que Hinata no iba tan lento como había estimado Kakashi… le fastidiaba sobremanera que no pudiera cumplir con sus elevadas e inalcanzables expectativas en menos de seis meses, pero al final del día era realista y aceptaba aquel progreso.

—Conservó cierta agilidad y desarrolló un nuevo estilo de pelea, este mes fue suficiente para que recuperara la velocidad y certeza suficientes. Está al nivel de un genin avanzado, Kakashi.

—¿Estás seguro? —presionó.

—A menos que su primera misión sea suprimir guerrilleros en el país del agua, liderados por uno de los antiguos espada-

—Está bien, está bien —interrumpió. —Entiendo el punto.

Sasuke lo miró apenas un segundo. Asintió.

—Bien —celebró Kakashi, dejando caer el sello de revisión en la solicitud y en el reporte. —Confío en ti, Sasuke… pero espero estés consciente que empujar a Hinata más de lo debido solo será en detrimento tuyo.

Asintió de nuevo. Estaba dolorosamente consciente de ello.

Kakashi no lo entretuvo más tiempo. Salió de la oficina, un poco distraído. No podía decir que estar en el exilio fuera más emocionante que estar en Konoha. La gran parte del tiempo la pasaba viajando y había tenido muy pocos altercados violentos, la obtención de información solía ser aburrida en realidad; pero por alguna razón no podía evitar sentir que se oxidaba ahí. Era libre de hacer lo que quisiera pero los muros de la aldea se sentían estrechos.

Konoha lo asfixiaba y si no tuviera tanto control sobre sí mismo, incluso habría sentido claustrofobia.

Pensó unos momentos en Hinata, era imposible no hacerlo cuando la razón de su estadía revolvía en torno a ella y su progreso. Más allá del fastidio que suponía el tener que acatar aquellas órdenes denigrantes, en sí, Hinata no sumaba más rechazo a aquella situación. No la odiaba, aunque había ciertos aspectos de su persona que lo desesperaban, como los tartamudeos, balbuceos y aquella inseguridad que parecía permear el aire alrededor de ella; pero era callada, atenta, obediente y no se entrometía… y no podía negar que avanzaba rápido, aunque no le pareciera suficiente a su desesperación.

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Practicaba tanto su forma y su postura en casa, que le sorprendía no haber caído ya en la locura. Sería la loca de Konoha, que andaba por las calles practicando taijutsu con movimientos lentos y controlados, mataría la emoción de Lee, quizá hasta le deprimiría. Kō y Neji no la alababan, pero estaban satisfechos con su progreso, Sasuke por, el contrario, encontraba siempre algo malo en sus movimientos, en la dirección, en la fuerza, en su postura, en su arranque.

Nada era suficientemente bueno para él.

Plantó el pie en el suelo y maldijo al sentir que se deslizaba hacia atrás, su postura se debilitó por completo y agachó el rostro, clavando la mirada en el suelo, no quería ver la manera en que Sasuke la miraba en esos momentos.

—No estás concentrada.

—Sí lo estoy —se defendió de inmediato, con voz baja.

—No era una pregunta.

Mantuvo la mirada gacha y escuchó a Sasuke rodearla. Sintió la punta del pie dar un golpecito en su talón. Motivada por aquel gesto, recogió su pie y volvió a adquirir la postura que la mantendría segura en sus pies; Sasuke no tardó en plantarse frente a ella y darle un ligero empujón por el hombro.

—Este es un error que ya no debes tener —la regañó, guardando el brazo dentro de su capa. —Eres una Hyūga que está al nivel de un genin, el control de chakra es algo natural para ustedes.

Apretó los dientes y asintió. En casa apenas comenzarían los entrenamientos, así que no tenía tanta práctica acumulada como Sasuke creía, pero no se atrevió a explicarle.

—Me esforzaré.

Sasuke la observó unos momentos y dio un par de pasos atrás. Constantemente se recordaba que no debía ser intransigente, pero en momentos era inevitable; respiró profundo, observando a Hinata afianzar sus pies sobre el suelo y levantar las palmas.

—Espera —pidió, levantando una palma. —Descansa un poco.

Hinata relajó los hombros un poco y luego dejó caer los brazos. No estaba cansada. Sasuke la miraba fijamente y sabía que estaba a punto de explicarle algo. Había aprendido, en ese mes de convivencia, a interpretar las miradas y los silencios del muchacho… no todos, aún había ocasiones en que no lo leía para nada o tenía equivocaciones abismales. Escondió las manos detrás de su espalda y asintió.

—Rendí el primer informe de progreso y rendimiento esta mañana —declaró, con algo de advertencia en su mirada. —Lo más probable es que comiencen a asignarte misiones dentro de la aldea.

Su gesto se iluminó con emoción, a pesar de lo ridículo que sería realizar ese tipo de misiones a sus veintitrés años, sin ser un ninja a cargo de un equipo genin. Sasuke no estaba nada impresionado, pero aquello tampoco la desanimó.

—Serán cosas sencillas… enviar recados, encontrar mascotas, ocupar puestos de vigilancia.

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Asintió, con movimientos cortos y rápidos. —¿Cuánto se supone que tengo qué progresar para salir de misión fuera?

—La meta está fijada a partir de un mes y medio de tu primera misión aquí dentro, evaluaremos tu desempeño en las misiones y los resultados de tu entrenamiento.

Asintió de nuevo. Un mes, pensó, tengo que conseguirlo en un mes.

—Pero no te adelantes, tus saltos aún son mediocres y eres lenta al correr, porque tu postura es mala, incluso me atrevo a decir que tu cuerpo es pesado, por lo mismo. Tienes estos días para corregir tu postura y mejorar un poco tu desempeño, los resultados de tus misiones también contarán en la evaluación y de ellos también depende qué tanto dure esto… ¿entiendes?

Asintió, perpleja, era la primera vez que le escuchaba a Sasuke una oración tan larga… y por culpa de las malas influencias de su familia, aún le sorprendía el ademán de respeto que el muchacho se esforzaba por mantener.

—Tienes las bases, pero no las estás aplicando bien y creo ya te he corregido bastante, ¿necesitas otra demostración?

Negó de inmediato, consciente del tono irónico en la pregunta, a pesar de que el gesto se mantenía tan plano como siempre lo era

—… llevas buen ritmo —agregó Sasuke, esforzándose por seguir los consejos de enseñanza de Kakashi y Sakura. —Mantente así.

—¡Sí!

—Continuemos.

Hinata no tardó en obedecer y adoptar una postura de ataque. Sasuke se dedicó a esquivar, en momentos hacía uso de su brazo, pero eran contadas las ocasiones; desvió la mirada hacia el árbol en el que se encontraba vigilando Kō, apenas fue un segundo, pero aquello fue suficiente para que una diminuta sonrisa se dibujara en sus labios.

Sabía que lo miraba fijamente, también sabía dónde se encontraban el resto de los Hyūga que lo vigilaban, pero no perdería tiempo mirándolos a todos. Generalmente se ahorraba esas diversiones para el momento en que el Hyūga de turno se acercaba a Hinata y se la llevaba del brazo; pero aquella mañana estaba tan aburrido que se permitió el capricho infantil. Era fácil hacer enojar a los Hyūga; aunque Hanabi y Neji no lo entretenían tanto como Kō y Natsu, había cosas que no podían disimular sus gestos planos y cualquier tipo de gentileza hacia Hinata podía doblegar hasta la voluntad de la heredera, que perdía el control de sus cejas.

Si no fuera por esas travesuras, vacías y estériles, que le facilitaba el clan Hyūga -e incluso el consejo de la aldea-, su existencia sería terriblemente insulsa en esos momentos.

No solía atacar, según las palabras de Kakashi su enfoque era gentil, en realidad era perezoso y nihilista, arrogante también, no le veía el caso a atacar a alguien que ni siquiera podría tocar el aire alrededor suyo si se lo propusiera. Pero en momentos era necesario recordarle a la muchacha su posición y tampoco podía olvidar que debía ayudarla a construir tolerancia ante los ataques y el dolor. Detuvo la mano de Hinata con la suya y no la soltó, sintiendo el esfuerzo de la muchacha por recuperar su brazo.

Ya había aprendido a no patearle le rostro o el torso, aquello siempre la hacía terminar en el suelo.

—Tienes que agilizar tu mente —le indicó.

Hinata inspiró profundo, esperando una patada o un golpe. Terminó dando un par de traspiés y esquivando el brazo de Sasuke, que intentó golpearla tres veces y confundió aún más los movimientos de su cuerpo. Tardó en ajustar su postura, pero lo logró luego de un par de saltos extraños.

Dio una serie de saltos atrás, protegiéndose de las patadas con los antebrazos, hasta que sintió que impactaba contra un árbol. Se escurrió alrededor del tronco y maldijo al encontrarse a Sasuke, que había rodeado por el lado contrario y dirigía un golpe certero a su cabeza. Cerró los ojos con fuerza, ajustando su cuerpo para girar al lado contrario y sintió un golpecillo en la frente que la obligó a abrir los ojos. Se encontró con los nudillos de Sasuke a centímetros de su rostro.

—No cierres los ojos —la regañó. —Si fuera en serio, estarías muerta.

—… lo siento —apresuró.

—Deja de sentirlo, solo no cierres los ojos.

Asintió con movimientos rápidos.

—Otra vez.

Se frotó la frente disimuladamente y volvió al ataque, sin poder entrar en contacto con Sasuke más que cuándo el detenía sus ataques o se los devolvía.

Estaba consciente de que el muchacho jugaba con ella, veía las diminutas sonrisas que se volvían fantasmas de inmediato; la frustración que sentía con cada gesto se iba acumulando dentro de ella y aquel inocente golpe en la frente había aumentado la presión. Se esforzó por alcanzarlo, quería rozarle el cabello, aunque fuera la punta de la coleta; sabía que si estuviese usando el puño suave, en esos momentos, Sasuke ya habría recibido suficiente daño para ralentizarlo un poco y poder conectarle un buen golpe, pero eso no la consolaba.

Giró sobre su pie y soltó un par de patadas y continuó con los golpes, acelerando lo más que su cuerpo cansado y su habilidad tan lamentable le permitían. Sasuke esquivó sus golpes al rostro y el brazo salió de su escondite, resguardando el rostro de sus intentos.

Chasqueó la lengua, aún más frustrada que momentos antes. Su cabeza era una tormenta en esos momentos y no quería escuchar los truenos.

Solo el cabello… si tan solo pudiera arrancarle un cabello, pensaba.

Sasuke juntó un poco las cejas al ver el gesto de Hinata, arrojó lejos de él el brazo de la muchacha y esquivó el siguiente golpe. Hinata se enfrentaba enserio a él todos los días, pero en esos momentos algo había cambiado, pareciera que no pensara lo que hacía y solo dejara a su cuerpo actuar por su cuenta; notó que la postura cambiaba un poco pero la forma seguía siendo correcta, estaba rozando esa perfección que él quería que alcanzara.

Observó la hora en su reloj, aprovechando que levantaba el brazo para defenderse. El entrenamiento estaba por terminar.

Detuvo la mano de Hinata de nuevo y por unos momentos se miraron a los ojos, apenas fue un segundo; el gesto agresivo de Hinata contrastó con el plano de Sasuke, que incluso en esos momentos de confusión no cambiaba un ápice. Esquivó el otro ataque y arrojó a la muchacha a un lado; notó la inclinación del torso a tiempo para bloquear la patada que Hinata le había arrojado, en un último intento desesperado por alcanzarlo.

Sasuke apretó su ojo derecho y movió la cabeza a un lado, impulsado por el golpecillo que le dieran con la punta de la sandalia.

Hinata se enderezó y dio un par de pasos atrás, respirando agitadamente y sintiendo sus piernas lánguidas y débiles por esos últimos minutos de esfuerzo. Había sentido que el golpe conectaba, pero no estaba segura; recargó las manos sobre sus muslos y agachó unos momentos la cabeza, lamentándose. Observó el lodo que había embarrado con su mano derecha en el pantalón y lo sacudió, levantando la mirada y notando que Sasuke sacudía los dedos en esos momentos y se deshacía de restos de barro, que aún tenía embarrados en el pómulo.

—… ¿le di?

La miró y asintió luego de meditarlo, le daría aquella pequeña victoria, como recompensa por ese último esfuerzo. No le dolía el golpe, pero había calculado mal la fuerza de la patada y había recibido los resquicios con sorpresa.

La muchacha se irguió al escuchar aquello, como única muestra de celebración, su rostro se iluminó por unos momentos con una sonrisa de orgullo, casi infantil.

—Terminamos por hoy —anunció, guardando el brazo dentro de su capa.

Hinata asintió e hizo de inmediato una reverencia. —Gracias. Nos vemos mañana, sensei.

—… hasta mañana —arrastró.

No se acostumbraba a la educación de Hinata, sabía que era algo inherente de los Hyūga, pero no se habituaba a que alguien, más allá de su antiguo equipo e Ino, lo tratara con normalidad y, mucho menos, con tanto respeto. Se quitó el cabello del rostro y observó a la muchacha alejarse a su encuentro con Kō, que, como siempre, le miraba con sus ojos blancos y su gesto insatisfecho. Le sostuvo la mirada apenas un segundo, pero no lo entretuvo más, se giró y observó el campo de entrenamiento en silencio, sintiendo la resequedad de los restos de lodo en su rostro.

Exhaló, había desperdiciado bastante tiempo pensando en banalidades. Ya no sentía la presencia de Hinata y su pelotón de mirones, así que echó un vistazo atrás, por encima de su hombro. La imagen de la muchacha, alejándose de ahí, estaba grabada en sus pupilas por alguna razón. Sonrió de lado y asintió, pensando en los ajustes que debía dar a su plan de entrenamiento.


Mai frens... una disculpa por la ausencia. Cambié de trabajo y me quedé sin computadora. La aplicación del celular me va bastante mal, pero si no me bloquean el acceso los moderadores del servidor en el trabajo (por el contenido variado que hay acá jajaja), volveré a actualizar con normalidad xD

PD: Esto va pa' largo... si el slow burn no es lo suyo, los entiendo. Si van a irse, gracias por haber venido c:

Miércoles, 10 de agosto de 2022