Cap 2
Se fueron a la casa en silencio, cuando llegaron Hermione se dio un baño y se fue a su habitación, realmente no tenía sueño y tenía muchas cosas en que pensar. En las últimas horas se había enterado que su vida cambiaría totalmente.
Pensaba en su pelea con Ginny, en la seriedad que tenía Ron y en Harry. Todos pensaban que él aún quería a Ginny, le daba un poco de miedo pensar en como reaccionaría Harry con la noticia, ni siquiera estaba segura cuando despertaría.
Poco a poco se fue quedando dormida.
A la mañana siguiente despertó y bajó a desayunar, estaba un poco mareada. Cuando llegó a la cocina sus padres estaban ahí sentados desayunando.
-¿Te preparo algo hija?
-No mamá, tengo un poco de asco.
-Sí claro es normal. Hermione, creo que nos debes a tu padre y a mí una explicación.
-¿Una explicación?
-Hija, eres muy chica para estar embarazada.
-Lo sé.
-No puedo creer que ese tipo se haya aprovechado de ti.
-Papá los dos lo queríamos, Harry siempre me respetó y no hizo nada que yo no quisiera.
-¿Qué vas a hacer?
-¿Cómo que qué voy a hacer? Me casaré con Harry, tendré a mi bebé.
-¿Te casarás? Tienes 17 años.
-No soy una niña, además yo lo amo, no veo razón para esperar.
-Herms, no sabemos si él despertará.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Los sanadores dicen que su estado es crítico, dicen que es igual de probable que muera o que viva.
-¿Qué?
-En ese caso, no querrás ser una madre soltera, supongo que lo mejor sería darlo en adopción, así podrás continuar tus estudios y podrás tener una vida normal.
-No mamá, no voy a darle a mi hijo a unos desconocidos.
-Piénsalo.
-¿A qué hora vamos a ir a San Mungo?
-Nosotros no iremos, hemos faltado muchos días al trabajo, si quieres aparécete allá.
-Está bien, voy a bañarme para irme.
-Primero come algo.
Después de comerse la mitad de una tostada se fue a bañar y se fue a San Mungo, en la sala de espera del piso de Harry estaban Ron y Ginny.
-Hola –dijo tímidamente.
Ginny no la volteó a ver y Ron respondió un "Hola" muy serio. Se sentó a su lado.
-¿No lo podemos ver?
-La hora de visitas es en una hora –dijo sin despegar los ojos de una revista que leía.
-¿Ron estás bien?
-No Hermione, no estoy bien –dijo cerrando la revista y volteándola a ver.
-¿Qué te pasa?
-¿Qué me pasa? Hace un año me armabas escenas de celos cuando salía con Lavender, este año me la pasé protegiéndote del peligro, teníamos peleas, pero eran menos, además siempre eras muy atenta conmigo ¿Qué crees que pensaba yo? ¡Que me amabas tanto como yo a ti! Y en la misma casa donde yo estaba tú y Harry se acostaban a mis espaldas. No sólo eso, Harry siempre le dijo a Ginny que la amaba, le dijo que terminaba con ella para protegerla. Nos engañaron a los dos.
-Ron, yo nunca te di falsas esperanzas, jamás pensé que el hecho de que pelearamos para ti significara que te amaba.
-¿Y cuando empecé con Lavender? ¿Recuerdas los malditos canarios?
-Ron, eso fue porque cambiaste mucho con nosotros, porque ese día que llegaste a la sala común te saludé y ni siquiera me volteaste a ver, además tu sabías que yo odiaba a Lavender, simplemente me molestó, es todo.
-No me interesa escuchar tus excusas.
-Entonces no preguntes ¿y tú Ginebra no tienes nada que decirme?
-No, realmente me das un poco de lástima, que por el hecho de que alguien se haya acostado contigo por puro placer pienses que te ama.
-Pensé que eran mis amigos, en este momento los necesito más que nunca.
-Yo también pensé que eras mi amiga Hermione. Pero ahora me doy cuenta que no eres más que una maldita puta que te acuestas con el que sea sin importarte el herir a una "amiga".
Al escuchar eso Hermione se levantó con lágrimas en los ojos, comenzó a caminar hacia la cafetería y en el camino se encontró con George.
-¿Hermione? ¿Qué tienes? –le dijo tomándola de los hombros.
Hermione sólo lo abrazó y comenzó a llorar.
-¿Es por lo de tu embarazo?
-No es eso, debería ser un momento feliz. Pero Harry está muy grave, Ron y Ginny están enojados, mis padres no están de acuerdo. Me siento sola.
-No te preocupes por los tarados de mis hermanos, ya se les pasará. tus padres simplemente necesitan tiempo para aceptarlo y Harry se pondrá mejor, ya verás.
-Eso espero.
-Ven, vamos a la cafetería, aún falta más de media hora para que puedas entrar.
Pidieron dos cafés, unas galletas y se sentaron.
-¿Y Fred? –dijo Hermione más tranquila.
-Está en la tienda, nos turnamos un día y un día para venir, aunque ayer como ya era noche estábamos los dos. La verdad fue muy feo lo que pasó ayer. Primero me sorprendí cuando te fuiste con Ron, pensé que iban a hablar al respecto. Luego cuando supe que era Harry hasta sentí pena por Ron, pero cuando Ginny empezó a hacer su escena me avergoncé de ser un Weasley.
-¿Y comentó algo en su casa?
-No sé, nosotros nos fuimos al departamento de la tienda, pero creo que sí estaba alterada.
-Lo sé, talvez hice las cosas mal, debí dejar que Harry aclarara las cosas con Ginny, pero pensé que no nos quedaba mucho tiempo, que alguno de los 2 moriríamos. Al parecer no estaba muy alejada de la realidad.
-No digas eso Herms, Harry va a estar bien.
-Eso espero ¿Y tú que me cuentas? No he sabido nada de ti desde que nos fuimos a buscar los Horrocruxes.
-Bueno, pues en ese tiempo seguimos con la Orden y con la tienda, que cada vez tiene más éxito. Tuvimos que cambiarnos de local en el callejón Diagon y ya tenemos el de Hogsmeade. Además ahora estamos viendo para exportar productos a otros países.
-¡Wow! ¿Quién iba a decir que los gemelitos Weasley iban a tener tanto éxito? ¿Y en tu vida amorosa?
-Fred anda con Angelina, hasta habían pensado en casarse, pero ahora que las cosas están más tranquilas piensan esperar. Y bueno con respecto a mí, como nunca me hiciste caso –dijo en tono de burla- ando con Katie.
-¡Vaya! Que bien, ella es muy linda, creo que hasta demasiado para ti.
-¡Jajaja! No te pongas celosa Herms, que tengo para todas.
-No, mis gustos son mejores.
-¡Ah claro! Olvidaba que no salías con pelirrojos.
-Exactamente, talvez se lo deberías aclarar a Ron.
-Ya se le pasará, tampoco creas que eres inolvidable, seguramente ya se conseguirá algo.
-¡Claro que soy inolvidable!
-Ya quisieras… bueno vámonos, ya faltan 15 para las 9.
Regresaron a la sala de espera, donde seguían Ron y Ginny.
-¿Qué haces con esa George? ¿Ya también te acostaste con él Granger? No dejas que se te escape ninguno ¿verdad?
-¡Mira Ginebra! Te voy a pedir de favor que en mi presencia ni se te ocurra insultar a Hermione, porque soy muy capaz de olvidar que eres una niña.
-¡No me grites! Voy un rato a la cafetería ¿vienes Ron?
-Sí, claro.
-A ver si cuando regresamos ya no hay personas desagradables.
Desaparecieron en la esquina.
-Gracias George, pero yo no te quiero causar problemas con tu familia.
-Herms, yo quiero mucho a mis hermanos, pero no por eso voy a dejar que se porten como unos idiotas. Ya son las nueve, sólo ve con ese sanador y dile que vienes a ver a Harry.
-Hola buenos días, vengo a ver al señor Harry Potter. Sí claro ¿me puede dar su nombre?
-Hermione Granger.
-Sí, está en la lista. Sólo tengo que asegurarme de que sea usted, ¿puede pasar su dedo por ahí?
Hermione pasó el dedo por una pequeña pantalla y en seguida apareció su foto en ella.
-Puede pasar señorita Granger.
-Gracias.
Entró al cuarto. Era un cuarto privado, muy grande. Había varios regalos en la mesa de noche, un sillón, un baño y la cama.
Harry estaba conectado a muchos aparatos con diferentes tipos de pociones que según lo que le habían dicho era lo que lo mantenían con vida. Tenía muchos cortes por todo el cuerpo y su cicatriz brillaba demasiado. Estaba más pálido y delgado que nunca, seguramente por haber pasado una semana en cama, tal como ella.
Se acercó a la cama y tomó la mano del chico que estaba fría.
-Hola Harry, me siento un poco tonta hablándole a alguien que no me puede escuchar, pero me siento muy sola. Te necesito. Ayer desperté y desde entonces me he sentido muy mal. Estoy esperando un hijo tuyo Harry. Me siento muy feliz por eso, pero a la vez muy sola, al parecer nadie se tomó muy bien la noticia. Te amo Harry, pero nadie lo entiende.
La chica se sentó en el sillón sin soltar su mano y comenzó a llorar con la frente apoyada en la cama. Pasó ahí alrededor de una hora platicando con un Harry inconsciente y llorando. Tocaron la puerta.
-Disculpe señorita, pero tiene que salir, no puede estar aquí tanto tiempo por órdenes del Ministerio.
-Sí en un momento salgo.
El sanador salió.
-Bueno amor, ya me voy, pero al rato vengo a verte.
Le dio un beso en los fríos labios y salió de la habitación.
