Cap. 3
Salió y en la sala de espera seguían George, Ron y Ginny. En cuanto la vieron salir Ginny se levantó del sillón y se metió en la habitación. Hermione se sentó al lado de George quien la abrazó, la chica empezó a llorar.
-Tranquila Herms, ya verás que estará bien.
-Fue horrible George, verlo ahí, tan pálido, flaco, débil.
-Yo sé Herms, pero tenemos que ser fuertes. Será mejor que vayas a tu casa a descansar, seguramente al rato llegará más gente y no lo podrás ver, regresa cuando hayas comido.
-No quiero ir a mi casa, ni ver a mis papás.
-Vamos a mi departamento, ahí podrás dormir mientras Fred y yo estamos abajo en la tienda.
-Está bien ¿Pero no entrarás a ver a Harry?
-Cuando regreses entro yo.
Se levantaron y desaparecieron.
Llegaron al callejón Diagon, que estaba repleto de gente, que por primera vez en muchos años se veía feliz.
Caminaron hacia la tienda de los gemelos, que era mucho más grande que la anterior. Estaba llena de niños comprando.
-¡Hermione! –gritó Fred al verla
-Hola Fred.
Corrió y la abrazó.
-Me da mucho gusto verte, realmente estoy muy apenado por lo que pasó ayer.
-No te preocupes Fred, no fue tu culpa.
-¿Y qué te trae por aquí?
-Vino a descansar un poco, no quería ir a su casa y le dije que podía descansar en el departamento y al rato comer algo –dijo George.
-¡Claro! Tienes que descansar, ese bebé tiene que nacer muy sano –dijo tocándole el vientre.
-Ven, te acompañamos arriba.
Subieron al departamento de los gemelos. Era muy espacioso y un poco desordenado, tenían algunas cajas de mercancía en la sala y en la cocina montones de platos sucios.
-Si quieres algo de comer, tómalo y si quieres dormir puedes usar el cuarto que quieras –dijo Fred cuando estuvieron en la sala- vendremos a verte por si se te ofrece algo y no dudes en pedir nada.
-Gracias chicos, no se preocupen estaré bien, creo que me hace falta estar sola.
-Bueno al rato venimos –dijo George y con esto ambos salieron del departamento.
Hermione sacó de su bolso un libro, se acomodó en un sillón y se puso a leer, pero no pasó mucho tiempo para que se quedara dormida.
-¿Hermione? ¿Quieres comer algo?
Hermione abrió los ojos y se encontró con Fred.
-¿Qué hora es? –dijo sentándose.
-Las 3, pero no irás a San Mungo si no comes algo primero.
-No tengo mucha hambre.
-No me importa si no tienes hambre, ¿qué quieres de comer?
Comieron rápidamente y regresó al hospital con George. Ron y Ginny ya no estaban, pero sí estaban la señora Weasley, la profesora McGonagall y Tonks.
-¡Hermione! –gritó Tonos que no la había visto- ¡Que alegría verte despierta!
-Hola Tonos ¿cómo estás?
-Todo bien, supongo que no te han dicho que Remus y yo nos casaremos.
-No, no me habían dicho.
-Sí, esperaremos a que Harry esté bien, claro.
-Me da gusto por ti. ¿Puedo ver a Harry o hay alguien adentro?
-Remus está ahí, dijo que tenía muchas ganas de platicar contigo, ya que ayer no hubo mucha oportunidad –dijo la señora Weasley.
-Señora Weasley, quiero pedirle una disculpa por lo que pasó ayer.
-No tienes porque disculparte Hermione, el problema es de ustedes, yo prefiero mantenerme al margen de la situación.
-¿Y cómo va la Orden? ¿Han atrapado más mortífagos?
-Bueno, ya cayeron varios, realmente no quedan muchos libres –dijo Tonks- por cierto, no sé si sabes, pero encontraron el cadáver del hijo de Malfoy.
-¿Qué?
-Sí, lo que supimos fue que el señor Malfoy se negó a seguir las órdenes de Voldemort y se separó de los Mortífagos, se escondió en Holanda, pero lo encontraron dos semanas después y lo mataron.
-No puede ser. Nunca creí que fuera a desobedecer a Voldemort.
-Lo sé, realmente el nunca hizo nada, bueno a excepción de planear todo lo de Albus –dijo la Profesora McGonagall con un tono triste- pero no puedes hacerle eso a Voldemort, debió saberlo antes.
-Bueno, nunca fue muy brillante –dijo Hermione.
Después de 15 minutos salió Lupin de la habitación muy serio y triste.
-Hola Hermione, me da gusto verte.
-A mi también profesor.
-Bueno Hermione, sé que estás esperando, pero entraré a ver al señor Potter, ya que tengo que regresar a Hogwarts –dijo la profesora McGonagall y entró al cuarto de Harry.
-Sé que estás triste Herms, no tienes idea como estoy yo, pero tenemos que ser fuertes, tenemos que tener fe.
-Lo sé profesor. Sé que debe ser difícil para usted. Quiere a Harry como a un hijo.
-Sí, así es, además no soportaría que le pasara nada, el tenerlo me recuerda a mis amigos. Pero en el fondo sé que James y Sirius lo están cuidando y que no van a permitir que le pase nada malo. Pero bueno, cambiando un poco el tema ¿cómo va el embarazo?
-Eee… bien, supongo.
-Tienes que ir a ver a un especialista, te revisaron mientras estabas inconsciente para conocer el estado del bebé, pero aún no sabemos si será niño o niña. ¿No quieres saberlo?
-Sí, pero me gustaría esperar a que despertara Harry, para que lo descubriéramos juntos, aunque supongo que si en un mes no despierta tendré que ir sola.
-No te preocupes, en todo caso estaremos contigo.
-Gracias.
-Bueno me tengo que ir, tengo que ver algunas cosas de la Orden, pero cualquier cosa no dudes en pedirla.
-Muchas gracias profesor.
Más tarde volvió a entrar a la habitación de Harry, donde lloró un rato, mientras platicaba con el, aunque sabía que no la escuchaba, pues los sanadores se lo habían dicho, al menos en él encontraba el consuelo que necesitaba y que los demás no le podían dar.
Cuando salió de ahí sus papás la esperaban y regresó a la casa con ellos, se durmió casi al llegar para evitar tener otra conversación con sus padres acerca de su futuro, realmente a ella no le interesaba tanto el embarazo ni que iban a hacer, lo único que le interesaba era que Harry estuviera bien.
