Cáp. 6

Habían pasado los meses sin más altercados, Harry constantemente hacía distintos movimientos, pero los sanadores no daban por hecho que se estuviera mejorando.

Hermione trataba de descansar lo más que podía, pero también estaba al pendiente de Harry.

Así llegó el séptimo mes de embarazo de Hermione, su vientre estaba notablemente más crecido.

Había comprado ya la cuna y algunas cosas para el bebé.

Se encontraban a principios de Diciembre.

Hermione estaba sentada en la sala de espera con Fred, esperando a que Ginny saliera para entrar a ver a Harry.

-Herms ¿ya pensaste en el nombre que le vas a poner? –le decía Fred.

-No, no tengo ni idea.

-Bueno, podrías considerar ponerle Fred.

-¿Tu crees? No ese nombre no me gusta, no conozco a ningún Fred que sea inteligente o apuesto al menos.

-Que graciosa, el hecho de que no hayas querido ser una Weasley, no quiere decir que seamos feos.

-Bueno, obviamente que no todos. Bill, Charlie y Ron son muy guapos.

En ese momento la puerta de la habitación se abrió dejando ver a una Ginny muy feliz que corrió hacia donde estaba un sanador.

-¡Despertó! –le dijo al sanador.

El sanador se levantó rápidamente y envió un par de mensajes a otros sanadores, por medio de patronus y entró en la habitación. Ginny iba atrás de él.

-No señorita, usted no puede pasar –le dijo cerrando la puerta.

-¿Harry despertó? –dijo Fred incrédulo a su hermana.

-Sí.

-¿Cómo? ¿Qué te dijo?

-Eso no importa, ¡lo que importa es que reaccionó!

-Vamos Ginny dime que te dijo.

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-Bueno Harry, creo que me tengo que ir. No quisiera, pero le prometí a la profesora McGonagall que no tardaría.

Se levantó y se acercó a él, le dio un beso en los labios y se dirigió a la puerta.

-¿Ginny? –escuchó la chica cuando estaba a punto de abrir la puerta.

Se dio la vuelta y Harry la miraba confundido.

-¡Harry mi amor! –dijo acercándose a él- ¡Estás despierto!

-¿Qué pasa? ¿Qué hago aquí?

-Eso no importa amor, lo que importa es que estás bien y ahora tu y yo podremos estar juntos, sin importar lo que pase ¿Por qué tú aún me amas cierto?

-Ginny ¿qué hago aquí?

-Te lo explicaré en un momento, ahora voy por los sanadores.

Lo besó en los labios.

-Te amo Harry.

Harry no respondió, sólo sonrió. Estaba muy confundido, no sabía que hacía ahí, ni porque Ginny estaba con él.

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-Nada, que qué hacía ahí y cosas así. Bueno, también me dijo que me amaba.

Hermione, quien había estado atenta a la plática se volteó al ver que Ginny la volteaba a ver al decir lo último ¿Harry le había dicho que la amaba?

En ese momento 4 sanadores entraron a la habitación de Harry. Fred les mandó una lechuza a sus padres, a George, a Lupin, a Tonks, a la Profesora McGonagall y a Ron, contándoles la noticia. Después de un rato llegaron Lupin, Tonks, la señora Weasley, George y la profesora McGonagall.

Después de una hora salió un sanador.

-Bueno, pues el señor Potter está bien. Ahora le estamos haciendo una serie de estudios. No podrán verlo el día de hoy, así que les recomiendo que vayan a sus casas y vengan mañana.

-Disculpe, pero creo que necesito verlo y explicarle todo lo que pasó –dijo la profesora McGonagall.

-Lo siento profesora, pero es mejor no molestar ahora al chico y dejarlo descansar.

Dicho esto volvió a la habitación. Fred y George acompañaron a Hermione a una chimenea para que se fuera a su casa con polvos flu, ya que en su estado era más difícil desaparecer.

Hermione se metió a su cama y lloró un poco, no podía creer lo que Harry le había dicho a Ginny ¿Cómo iba a llegar en su estado a verlo? No lo obligaría a nada, no quería que estuviera con ella por compromiso. Decidió que no iría a la mañana siguiente, al menos hasta que Harry aclarara las cosas con Ginny.

Al día siguiente Hermione se quedó en cama, no había podido dormir bien la noche anterior. En primera porque la panza no la dejaba dormir y en segunda porque se había quedado pensando en Harry y en su reacción.

Pero Ginny sí fue a verlo, con permiso de la profesora McGonagall que decidió entrar después de Ginny, para que ella aclarara la situación de Hermione.

-Hola amor ¿cómo dormiste? –dijo Ginny saludándolo con un beso.

-Bien, supongo ¿Ahora si me vas a decir qué fue lo que sucedió?

-Bueno, pues derrotaste a Voldemort ¿no lo recuerdas? Llevas inconsciente más de 5 meses.

-¿5 meses? ¿Y cómo están Hermione y Ron?

-Ellos están bien, no te preocupes. Ahora tenemos que hablar de nosotros.

-¿De nosotros?

-Sí Harry, ahora que Voldemort no está, lo nuestro puede ser posible.

-Ginny, lo nuestro se acabó hace mucho tiempo.

-Lo sé Harry, pero recuerdo que terminamos porque no querías que Voldemort me hiciera nada, para protegerme. No veo la razón para no seguir donde lo dejamos.

-Ginny, entiéndeme, llevo 5 meses desconectado del mundo, yo no creo que sea lo más conveniente empezar una relación contigo ahora.

-¿Pero tú me amas verdad Harry?

-Te quiero mucho, eres una gran amiga.

-No te pregunté eso, te pregunté si me amas.

-Mira Ginny, lo nuestro fue hace ya más de un año. Claro que te amaba, pero se acabó ¿entiendes?

-No Harry, porque aunque haya sido hace tanto tiempo, yo te sigo amando igual.

-Ginny, lo siento.

-¡Eres un idiota! ¿Sabes quién fue la única persona que estuvo aquí? ¡Yo! Ni siquiera tu gran amiga Hermione venía a verte diario ¿y así es como me lo pagas? –dijo con lágrimas en los ojos.

-Ginny, te lo agradezco, pero no puedo.

Ginny tomó su bolsa y salió de la habitación llorando, donde la Profesora MCGonagall la esperaba.

-¿Señorita Weasley, se encuentra bien?

Pero Ginny no le respondió pasó de largo hacia los baños.

La profesora McGonagll se extrañó del comportamiento de Ginny y entró a la habitación.

-Buenos días Potter.

-¡Profesora! No sabe el gusto que me da verla.

-A mi también me da gusto verte bien Harry –dijo con un abrazo, raro en ella que siempre era tan dura.

-¿Bueno qué pasó con Voldemort?

-Eso mismo quisiera saber yo Harry. Realmente nadie se explica cómo terminaste con él.

-Bueno, no lo hice yo sólo. Fue gracias a la ayuda de Ron y Hermione. Y claro la del profesor Dumbledore, que fue quien me dio la forma de derrotarlo.

-¿Cómo?

-Voldemort tenía Horrocruxes.

-¿Qué? ¿Horrocruxes?

-Sí, siete para ser exacto.

-¿Y ustedes tres los destruyeron en sólo unas vacaciones?

-Bueno, algo así, aunque ya sólo quedaban cuatro. Pero sólo recuerdo que estaba enfrentándome con Voldemort. Me echó la maldición Cruciatas. Fue horrible, también se lo hizo a Hermione y a Ron. Fueron demasiadas las veces. Pensé que no se detendría hasta dejarnos como a los señores Longbottom.

-¿Y porqué no los mató?

-Bueno, Hermione perdió el conocimiento y Ron la tomó y se la llevó, mientras yo peleaba con Voldemort.

-¿Y cómo acabaste con él?

-Bueno, pues no lo sé. Me lanzó un Avada Kedabra, yo hice lo mismo. Tal como hace tres años nuestras varitas formaron una conexión. Demasiada gente salió de la varita. Pero al único al que reconocí fue a Snape.

-¿Eso quiere decir que Voldemort mató a Snape?

-Bueno, eso supongo. Y bueno la gente me empezó a hablar como la última vez. Pero esta vez no había forma de escapar. Lo que hice fue romper la conexión, los fantasmas me sirvieron de escudo y en cuanto se quitaron lancé una vez más la maldición. Escuché como Voldemort gritaba, pero yo corrí hasta donde estaban Hermione y Ron, pero no recuerdo haber llegado, perdí el conocimiento.

-Sí, te encontramos cerca de donde ellos estaban. Pero bueno Harry, lo peor ha pasado.

-Profesora, ¿me puede decir cómo están Ron y Hermione? Ginny me dijo que casi no venían. Supongo que la escuela los tiene ocupados.

-Bueno, el señor Weasley entró a la escuela de Aurores, pero viene a verte al menos una vez a la semana. La señorita Granger por otro lado viene a verte diario.

-¿Porqué? ¿Y la escuela?

-La señorita Granger no está estudiando Harry. Bueno de hecho hubo un mes que no vino a verte, porque estuvo algo delicada de salud, pero en cuanto le dieron permiso vino a verte y lo ha seguido haciendo.

-¿Porqué no está estudiando?

-Harry, no se si sea la persona indicada para decírtelo.

-¿Decirme qué?

-¿Está bien Hermione?

-Sí no te preocupes.

-¿Entonces?

-La señorita Granger, está embarazada.

En ese momento una serie de palabras vinieron a la mente de Harry, todas las veces que lo fue a ver y lo que le contaba, recordaba todo lo que le habían dicho todos cada vez que iban a visitarlos. Lo impotente que se sentía al querer responderles y que su cuerpo no reaccionara. Siempre que había alguien en la habitación hacía un gran esfuerzo para moverse, lo había logrado algunas veces. Pero casi nunca lo notaban.

-¿Harry estás bien?

-Sí, sólo que recuerdo todo. Estos 5 meses en cama, las visitas, lo que me decían.

-¿Escuchabas todo?

-Claro que sí.

-¿Entonces conoces toda la situación de la señorita Granger?

-Sí, pobre de mi Herms, no la ha tenido fácil estos meses.

-No, ha sido muy difícil para ella.

-¿No está aquí? ¡Tengo que verla, estar con ella!

-Tranquilo Harry, seguramente la señorita Granger no tardará en venir. Tú debes descansar y esperar a que los sanadores te digan que puedes volver a casa.

-Por favor, vaya a su casa y acompáñela aquí, no quiero que esté sola.

-Ahora yo no puedo, tengo asuntos en Hogwarts, pero ahora le mando un patronus a Nimphadora para que vaya por ella, si es que no está ya aquí afuera esperando.

-Gracias profesora.

-Bueno Harry, me voy.

Hermione estaba en la sala leyendo, estaba de lo más aburrida y no dejaba de pensar en Harry, cuando alguien entró por la chimenea.

-¿Tonks?

-¡Hola Hermione!

-¿Qué haces aquí?

-¿Qué no puedo venir a verte?

-Sí, pero estoy segura que hay una razón ¿cierto?

-Bueno, sí.

-¿Ves? ¿Qué pasa?

-Bueno, vengo a acompañarte a San Mungo.

-¡Ah! Eso… bueno no te preocupes hoy no iré.

-¿Qué? ¿No vas a ir a ver a Harry?

-No, creo que antes tiene que aclarar cosas.

-No seas tonta Hermione, quieras o no te voy a llevar con él.

-Pero Tonks, no quiero ir, de verdad.

-No me hagas usar la varita.

-¡Tonks! Esto es muy difícil para mi, yo no quiero que Harry se sienta obligado a estar conmigo solo por mi estado.

-Herms, el te ama, te lo dijo. Conozco a Harry, talvez no demasiado, pero sé que él no te diría las cosas si no fueran ciertas.

-Pero le dijo a Ginny que la amaba.

-¿Quién te dijo eso?

-Ginny se lo dijo a Fred.

-¡Pensé que eras inteligente Hermione Granger!

-¿Porqué dices eso?

-Ginny ha tratado de molestarte desde que despertaste y tú caes en su juego ¿Cómo puedes creer más en ella que en Harry?

-Pero, tiene sentido. Harry no sabe de mi estado, o bueno talvez ahora lo sepa, pero ayer no lo sabía, así que es probable que se lo haya dicho.

-Yo creo que tienes que ir a aclarar las cosas, es justo que Harry conozca la situación. Así que ve por tu abrigo y nos vamos a San Mungo en este momento.

-Está bien, iré. Espérame, sólo voy por mi bolsa y mi abrigo, no me tardo.

Minutos después se fueron por la chimenea hasta San Mungo. En la sala de espera había mucha gente, los Weasley, reporteros, Fleur Delacour, Ojoloco, Kingsley, Neville y algunas personas a las que no conocía.

-¿Qué hace toda esta gente aquí? –le preguntó Hermione a George.

-Bueno, algunos son reporteros, aurores, miembros de la Orden, gente del ministerio. El mismo Ministro de magia, estuvo aquí.

-¿Hay alguien adentro?

-Está Lupin, ya lleva ahí un buen rato. Pero ve y anúnciate con el sanador, creo que no dejarán entrar reporteros y estoy seguro que cualquiera de nosotros te dejará entrar primero.

-¿Y esos reporteros saben algo de lo mío con Harry?

-No lo creo, nadie de aquí ha dicho nada.

-Bueno, voy con el sanador.

-Bueno Harry, creo que ya he abusado del tiempo.

-Mejor tú visita que la de Scrimgeour.

-Eso espero… bueno, mañana seguro vengo.

-¿No sabes si va a venir Hermione?

-Bueno, Tonks me dijo que iba a ir por ella, pero no estoy seguro.

-Todo el día he esperado verla a ella, pero no ha venido.

-No te preocupes Harry, apuesto que está bien.

-No es eso, creo que no quiere verme.

-¿Porqué lo dices?

-No lo sé, las últimas veces que vino se escuchaba triste, siempre me hablaba de Ginny. Me contaba sus dudas sobre mí. Piensa que yo talvez puedo amar a Ginny. Pero yo amo a Hermione.

-Bueno, seguramente por aquí estará para que puedan hablar.

-Si la ves, dile que venga. Que muero de ganas por verla.

-No te preocupes, si para mañana no viene yo voy a su casa.

-Gracias.

-De nada Harry, sabes que te quiero mucho.

-Y yo a ti, creo que eres lo más cercano a un padre que tengo.

-Tú también eres como un hijo para mí, cuídate y nos vemos mañana.

-Adios.

Vio como cerró la puerta, estaba feliz de haber visto a muchas personas. Ya había visto a Ginny, a la profesora McGonagal, a Fred, a George, a Ron, a los señores Weasley, a Ojoloco, al Ministro, a Lupin y al profesor Flitwick. Pero a la persona que realmente quería ver, no se había aparecido por ahí. Escuchó la puerta y al voltear vio a la chica en la que había estado pensando todo el día parada en la puerta con cara de asustada.