Cáp 7.

-Hola Hermione.

-Hola Harry –dijo la chica con lágrimas en los ojos.

-¿Cómo has estado?

La chica se acercó lentamente y se sentó en el sillón.

-¿Qué haces ahí tontita? Ven siéntate acá.

Hermione se sentó a un lado de Harry, quien la abrazó por la cintura.

-¿Porqué lloras?

-Por nada, es solo que estoy muy feliz de que estés bien.

-Lo sé, para mi también fue un martirio escucharte todos los días, sentir tus besos y no poder corresponder, no poder moverme, no poder hablarte.

-¿Quieres decir que recuerdas todo lo que te dije?

-Bueno, no exactamente palabra por palabra. Pero yo escuchaba todo Herms.

-¿Y qué piensas? –dijo tocándose el vientre.

-¿Qué pienso? ¿De qué de el bebé?

-Sí.

-Hermione ¿estás segura que quieres saber lo que pienso? –dijo poniéndose serio.

La chica asintió con la cabeza.

Harry la tomó de la barbilla y la besó. La chica lo tomó de la nuca. Por fin se dieron ese beso tan anhelado en esos 5 meses.

-Sólo puedo pensar en que te amo Hermione, en que vamos a formar una familia maravillosa.

Hermione se recostó en el pecho de Harry, quien la abrazó.

-¿Qué pasó con Ginny?

-Te lo dije hace 7 meses, no la amo. Ella también lo sabe ahora –dijo acariciándole el vientre.

-¿Te dijeron cuando puedes irte a casa?

-No, pero supongo que será pronto, me hicieron estudios y todo salió bien. La que ahora me preocupa eres tú. Tienes que descansar.

-Lo sé. Según lo que dijo la sanadora, los problemas han sido por la maldición Cruciatus.

-Siento haberte puesto en riesgo –le dijo besándole la frente.

-Bueno, ninguno de los dos sabíamos que había un bebé en camino.

-¿Y bueno cómo se va a llamar?

-No lo he pensado ¿Y tú?

-No, ya lo veremos luego.

Pasaron cerca de 2 horas platicando abrazados y Hermione no se hubiera ido sino hubiera sido porque Harry le pidió que se fuera a descansar. Se despidieron con un beso.

Al salir de la habitación ya no había tanta gente, sólo George, Tonks y la señora Weasley.

-Bueno Herms, voy a entrar a ver a Harry –le dijo Tonks.

-No te preocupes Tonks, yo la acompaño – se ofreció George.

-La acompañó hasta su casa, se despidieron y George regresó a San Mungo por la chimenea.

Hermione se quedó dormida inmediatamente.

Toda la semana fue a San Mungo, se quedaba cerca de 2 horas esperándolo. Afuera siempre había mucha gente, pero sólo se les permitía pasar a algunos cuantos por seguridad de Harry.

Lo dieron de alta 1 semana después de que despertó y se fue a Grimmauld Place. Lo acompañaron Lupin, Tonks, la Señora Weasley, Fred y Hermione.

Los señores Weasley se quedarían a cuidarlo, ya que aún tenía que estar en reposo.

-Bueno Harry, ya me tengo que ir –dijo Hermione.

Estaban en la habitación en donde se había quedado Harry la última vez.

-No te vayas Herms, quédate esta noche aquí.

-Lo siento Harry, pero no creo que a mis papás les agrade la idea de que pase la noche contigo.

-Vamos a tener un hijo, creo que ya es tiempo de que se hagan a la idea de que ya no eres una niña chiquita.

-Sí, lo sé. Por ahora dejemos las cosas así, ya después decidimos que hacer.

-Es horrible estar en esta casa, sé que Sirius odiaba estar aquí, además todo esta oscuro. Lo único positivo es que al menos me puedo levantar, no como en el hospital, además de que no está ese maldito elfo, como la última vez.

-Harry, no seas duro con Kreacher, él sólo siguió órdenes.

-Mejor no hablemos de eso –dijo abrazándola- te acompaño a tu casa.

-No Harry, tienes que descansar, además sólo es pasar por la chimenea, no creo que me pierda.

-Pero, quiero ver si llegas bien.

-No seas ridículo ¿Qué me puede pasar?

-No sé, cualquier cosa. Déjame ir.

-No, si quieres le digo a Fred que me acompañe.

-Ya me están dando celos de esos dos.

-¿Quién me va a querer en este estado? –dijo tocándose el vientre- a no Harry, tu me dejaste así, no creas que te vas a deshacer tan fácil de mí.

-¿Cómo no te van a querer si estas preciosa? –dijo besándole el vientre.

-Sí lo mismo me dice Fred –dijo con una sonrisa.

-¡Que graciosa!

-¡Jajaja! Ahora si ya me voy amor.

-Está bien, pero le dices a Fred que te acompañe y vienes mañana temprano, aquí también puedes descansar. Sólo que a mi lado.

-No sé si teniéndote a un lado pueda descansar.

-Sé que soy irresistible Hermione, pero trataré de no serlo tanto.

-¿Tú eres el irresistible?

-¡Claro! ¿Pensaste que eras tú?

Hermione se acercó, lo besó en el cuello, provocando que el muchacho contuviera la respiración.

-Adiós Potter –le dijo al oído.

Le dio un suave beso en los labios y salió de la habitación.

-¡Me voy a vengar de esa Granger! –dijo con una sonrisa.

La chica que estaba cerrando la puerta sonrió al escuchar esas palabras.

-Bueno, me tengo que ir señora Weasley.

-Que te vaya bien querida, nos vemos mañana.

-Oye Fred ¿me podrías acompañar a mi casa?

-Mira Hermione te voy a enseñar un nuevo invento que se llama Red Flu. Sólo tiras polvos Flu en esa chimenea y dices el lugar al que quieres ir. Y ¡Bam! Como por arte de magia apareces en la chimenea de tu casa.

-Jajaja –dijo sarcásticamente- es que Harry me dijo que no quería que me fuera sola.

-Si será ridículo Potter. Vámonos, no te vaya a salir un mortífago en la chimenea.

-¡Fred! –gritó la señora Weasley- ¡Sabes que con eso no se juega!

-Sí mamá. ¿Oye y porqué no te quedas aquí?

-No, creo que a mis papás no les gustaría.

-Mmm, tienes razón.

-Cuando Harry esté mejor hablaremos de eso, por ahora es mejor no moverle.

-Pásale tu primero.

La acompañó a su casa, aún riéndose de lo exagerado que podía ser Harry, regresó y le dijo a Harry que todo estaba bien, que había matado a los 8 mortífagos de la chimenea y a los 4 que los esperaban en su casa.

Los días pasaron, Harry se recuperaba rápidamente, mientras Hermione cada vez aumentaba el tamaño de su vientre. Harry se la pasaba en Grimmauld Place y Hermione iba diario en la mañana y regresaba a su casa en la noche.

-¡Niños! ¡Vengan a comer! –gritó la señora Weasley

Ron, Hermione, Harry, Fred y Angelina bajaron rápidamente, en la cocina estaban Tonks y la señora Weasley.

-Ron, te veo muy delgado. Seguramente no comes bien en la escuela –le dijo la señora Weasley.

-Mamá, cada que me ves es lo mismo, que si estoy muy flaco, muy pálido, ojeroso. No es nada, simplemente que ahora que Hermione no va conmigo en la escuela, tengo que hacer yo mismo mis deberes y estudiar.

-¿Osea que en Hogwarts no los hacías? –dijo abriendo los ojos y poniendo las manos en la cintura.

-Bueno, no es eso, pero en Hogwarts no eran tan exigentes, además Hermione nos ayudaba demasiado. Espero que el próximo año entres a la escuela, así sería más fácil.

-Que gracioso Ron, en primera yo quiero entrar a la escuela de sanadores y en segunda si entrara contigo ya no te haría nada.

-Bueno, al menos tendré a Harry ¿verdad?

-Eso espero, ya me aburrí demasiado, quiero entrar a la escuela.

-Sí, pero el próximo año, con tu hijo, ya no estarás aburrido.

-Bueno, pero precisamente por mi hijo, tengo que estudiar algo.

-Con lo que gane Hermione la haces.

-Sí Harry, así como yo y Angelina, ella me va a mantener –dijo Fred.

-¿Estás loco? Si yo sólo estoy contigo por tu dinero, por la tienda. No me salgas ahora con que no tienes dinero –dijo Angelina.

En ese momento entró por la chimenea Lupin.

-¡Tonks! Vengo por ti. Hay un ataque de mortífagos en Hogwarts, te necesitamos.

-¿Qué? –gritaron Tonks y la señora Weasley.

-No hay tiempo de explicar, tenemos que irnos.

-Yo voy con ustedes –dijo Fred.

-Y yo –dijo Ron

-Yo también iré –dijo por último Harry.

-Fred, tu puedes ir –dijo la señora Weasley- pero Harry y Ron, no.

-¿Porqué no mamá?

-Harry porque aún no está recuperado, no queremos tenerlo dormido otros 5 meses.

-Bueno, claro que Harry no puede ir, pero yo sí –dijo Ron.

-Está bien Ron, si así lo quieres.

-Bueno, vámonos.

Salieron de la madriguera Lupin, Tonks, Fred y Ron y desaparecieron.

-¿Pero porqué hay un ataque en Hogwarts? –dijo Angelina

-No lo sé, no creo que haya una razón. Sólo quieren mostrarnos que aún están aquí –dijo Harry.

-Me parece una tontería, saben que todos los aurores irán, sino mueren se irán a Azkaban.

-Espero que atrapen a Bellatrix –dijo Harry- me gustaría estar ahí.

-Lo sé, yo también –dijo Hermione- pero ahora no nos queda más que esperar noticias.

-Voy a ver si puedo localizar a Arthur –dijo la señora Weasley y salió de la cocina.

-Bueno chicos, yo también me voy –dijo Angelina.

-¿Estás bien Harry? –dijo Hermione al ver que Harry estaba muy pálido.

-No, tengo miedo. Piénsalo, cuantas personas hay ahí que nos interesan. Lupin, Tonks, Ron, Fred, la profesora McGonagall, Ojoloco, el señor Weasley, Gin…

Se quedó callado, antes de que pudiera terminar el nombre.

-Tranquilo Harry, sé que todos estarán bien.

-Pero no sabemos cuantos mortífagos hay ahí.

-Pero seguramente hay más aurores que mortífagos, además de los profesores y los miembros de la Orden.

-Bueno, de nada nos sirve pensar en lo que está pasando, mejor simplemente esperemos y no hagamos conclusiones.

En ese momento la señora Weasley entró a la cocina.

-Me dijeron en el trabajo que había ido a Hogwarts, también Bill, Charlie y George están allá. Toda mi familia esta ahí –dijo con lagrimas en los ojos, sentándose en una silla.

-Tranquila señora Weasley, todo va a salir bien.

-Eso espero Hermione, creo que no soportaría que le pasara nada a ninguno de ellos. Bueno, acaben de cenar, voy a ver si alguien tiene noticias del ataque.

-Está bien.

-Herms, tengo que ir.

-Estás loco, no te lo voy a permitir.

-Pero, me siento un completo inútil aquí sentado.

-Lo sé Harry, pero no puedes ponerte en tanto riesgo, te pidieron descanso Harry.

-Pero…

-Harry, ahora tienes más personas por las cuales preocuparte –dijo tocándose el vientre.

-Lo sé.

Se levantó de la silla y la besó, al tiempo que acariciaba su vientre.

Pasaron 15 minutos sentados, en silencio cuando la señora Weasley volvió a entrar.

-Bueno, me he comunicado al ministerio. Al parecer, no saben porqué fue el ataque. Lo único que me dijeron fue que en la noche entraron a Hogwarts y que la profesora McGonagall dio aviso, los maestros y algunos alumnos, de los cuales no tienen información estaban peleando contra los mortífagos cuando llegaron los del ministerio.

-¿Pero no sabe si hubo ya muertes o algo?

-No lo saben, pero es un hecho que las habrá. Los mortífagos tiran a matar, no están ahí para nada más. Además pude hablar con Percy, estaba ahí en el ministerio. Me dijo que si sabía algo me lo haría saber de inmediato, pero que a ellos no les estaba llegando mucha información.

-Bueno ahora sólo nos queda esperar.

-Ustedes deberían ir a dormir.

-¿Realmente cree que alguno de los dos va a poder dormir? –dijo Harry.

-Además si alguien viene por la chimenea, lo mejor es que estemos aquí –dijo Hermione.

-Un momento, ¿cómo no se me había ocurrido? Creo que hay alguien más que nos puede informar de lo que pasa en Hogwarts.

Se levantó, salió de la cocina y subió a su recámara, se acercó a un lienzo en blanco. No sabía exactamente lo que debía decir.

-¿Señor Phineas Nigellus? Necesito hablar con usted, soy Harry Potter y quiero saber lo que está pasando en Hogwarts.

Esperó unos segundos, en los cuales entraron Hermione y la señora Weasley.

-¿Señor Phineas Nigellus? –dijo un poco más fuerte.

-No tienes que gritar jovencito, te escuché la primera vez –dijo el hombre del retrato apareciendo.

-¿Entonces, tiene idea de lo que pasa en Hogwarts?

-Bueno, no mucho, hace alrededor de 1 hora o un poco más, entró el conserje y le informó a la profesora McGonagall que habían sonado las alarmas de tenebrismo. Ella salió corriendo, después de 15 minutos entró de nuevo y mandó una lechuza, pero de inmediato salió. No ha vuelto a entrar, pero hay mucho ruido allá afuera. ¿Tú sabes lo que pasa Potter?

-Sólo sé que hay mortífagos en Hogwarts.

-¿Mortífagos en Hogwarts? ¿Otra vez? No puede ser, la última vez que pasó algo parecido fue fatal.

-Lo sé. Bueno señor Nigellus, le ruego que si sabe algo más se comunique con nosotros. De igual manera, si sé algo se lo haré llegar.

-No me gusta hacer tratos con gente que apenas y conozco, pero creo que en este caso lo haré.

-Muchas gracias.

Dicho esto el exdirector desapareció del cuadro.

-Creo que no fue de mucha ayuda –dijo Harry- vamos a la cocina. Tú deberías recostarte un rato Herms, creo que tantas emociones no te hacen bien.

-No te preocupes, estoy bien. Vamos a la cocina.

-Creo que Harry tiene razón Hermione, deberías quedarte aquí un rato.

-Bueno, trataré de dormir un rato, pero cualquier cosa, me avisan.

-Claro que si Herms, ahora duérmete.

La señora Weasley y Harry bajaron a la cocina, ninguno decía mucho. La señora Weasley estaba muy preocupada, miraba fijamente a la chimenea, mientras tomaba cerveza de mantequilla.

Esperaron dos horas, Hermione no había bajado, por lo que seguramente se había quedado dormida, de repente alguien apareció por la chimenea, era Bill.

-¿Bill que haces aquí?

-Acabamos con ellos, no eran muchos, por lo que pudimos contra ellos.

-¿Y cómo están todos?

-Eee, mamá antes que nada quiero que te calmes.

-¿Qué pasó Bill?

-No es fácil decir esto, ni siquiera estoy seguro de cómo decirlo.

-¿Está bien tu papá? ¿Tus hermanos? –dijo con lágrimas en los ojos.

-Mamá, es Ginny, ella… murió.