Cáp. 8

-¿Qué? –dijo la señora Weasley –no es cierto Bill, me estas mintiendo.

-Mamá, tranquila –dijo Bill con lágrimas en los ojos.

La señora Weasley comenzó a gritar y a llorar abrazada de su hijo, mientras Harry solamente se había quedado muy pálido con la vista fija en la señora Weasley sin decir nada.

-¿Quién lo hizo¿Qué pasó? –preguntó la señora Weasley.

-Es mejor que lo sepas cuando estés más tranquila.

-¿Dónde están los demás?

-Siguen en Hogwarts, yo debería estar ahí, pero preferí venir a avisarte.

-Quiero ir a Hogwarts.

-Mamá, mejor esperemos aquí.

-¿Porqué no quieres que vaya¡Es mi hija¡Perdí a mi única niña!

-Papá y los demás dijeron que no tardaban, es mejor esperarlos. Darles tiempo.

-Tengo que avisarle a Percy.

-Percy llegó ahí hace unos minutos, cuando se les dio aviso a los del ministerio que podían ir, que los mortífagos estaban controlados. Seguramente ya lo sabe.

En ese momento en la chimenea apareció el señor Weasley. Tenía los ojos hinchados, la cara muy sucia y el cabello desordenado. Corrió a abrazar a su esposa y comenzaron a llorar, como si sólo ellos entendieran lo que cada uno sentía.

Enseguida entró Ron, que al igual que Harry no daba señas de haber llorado, estaba muy pálido y al entrar se sentó al lado de Harry. Pero ninguno se habló, ni siquiera se voltearon a ver. Como ya le había pasado en alguna ocasión, en esa misma cocina, se sentía fuera de lugar, como un intruso en la pena de esa familia.

La señora Weasley se separó de su marido y abrazó a Ron, quien dejó escapar por fin unas lágrimas.

En seguida llegó Charlie, quien se fue directo a los brazos de su madre a llorar.

Después llegó Fred, quien tenía la cara completamente roja y seguía llorando. Abrazó a su madre y comenzó a llorar más fuerte.

-¿Dónde están George? –dijo la señora Weasley.

-Creo que se fue al apartamento, estaba muy mal –dijo Fred- no creo que quisiera ver a nadie.

-Bueno, cada quien supera las cosas de diferente manera –dijo la señora Weasley un poco más calmada, a diferencia de los demás -¿Alguien me va a contar lo que pasó?

En ese momento apareció por la chimenea Lupin. Se veía que también había llorado, además de que se le veía muy cansado.

-¡Remus! –dijo Molly y fue a abrazarlo.

-Lo siento mucho Molly –dijo cuando se soltaron.

Volteó a ver a Harry, que seguía con la vista clavada en un punto de la mesa y demasiado pálido.

-Molly, creo que todos deberían ir a la madriguera a descansar, yo me quedo aquí esta noche, a cuidar a Harry.

-Te lo agradezco Remus. Creo que tienes razón, es mejor que estemos todos allá. Vámonos chicos.

Uno a uno entraron todos en la chimenea. Cuando se fue el último el profesor Lupin se acercó a abrazar a Harry, quien lo abrazó también y dejó caer unas lágrimas.

-¿Qué pasó?

-Sabía que lo querías saber, pero era mejor no contarlo enfrente de su familia. Vamos por Hermione, creo que es mejor contárselo a los dos, a que tú se lo tengas que repetir luego.

-Sí, pero primero creo que tenemos que avisar a su casa lo que pasó y decirles que pasará aquí la noche.

-Bueno, ve a despertarla y yo voy a su casa.

-Está bien.

Subió las escaleras, entró a su habitación y ahí estaba Hermione, durmiendo tranquilamente. No sabía como decírselo, nunca había sido muy bueno para dar malas noticias, además no quería alterarla. Pero se lo tenía que decir, de cualquier manera lo sabría y creía que era mejor que lo escuchara de él.

-Hermione –dijo en un susurro y moviendo un poco a la chica- Hermione, despierta.

La chica abrió los ojos, tardó un poco en darse cuenta donde estaba.

-Harry ¿Qué pasó¿Ya tuvieron noticias de Hogwarts?

-Ya se calmó todo allá.

-¿Y están todos bien?

-No.

-¿Qué¿Qué pasó?

-Hubo varias muertes al parecer, ahora va a venir Lupin a contarnos todo lo que pasó.

-¿Quiénes muerieron?

-Sólo sé de una persona.

-¡Ya dime Harry¡Deja de darle vueltas al asunto! –dijo la chica con lágrimas en los ojos.

-Ginny.

Hermione empezó a negar con la cabeza, puso su rostro entre sus manos y comenzó a llorar. Harry la abrazó fuertemente, acariciando su cabello y comenzaron a rodar lágrimas por sus ojos también. Después de un rato llegó Lupin. Hermione se levantó al verlo y se sentó en la cama.

-¿Qué fue lo que pasó?

Lupin se sentó en la orilla de la cama.

-Es difícil contarlo, pero no quiero que se queden con la duda, así que iré directo al grano, según lo que me contó la profesora McGonagall. Los mortífagos entraron a Hogwarts, para mostrarle al mundo mágico que aún sin Voldemort son poderosos. Decidieron hacerlo ahí, porque no hay muchos adultos y por lo tanto tenían más oportunidades de salir ilesos. Nadie los vio entrar, pero se cree que utilizaron algo como el armario para entrar, algo como un traslador. Las alarmas comenzaron a sonar en el despacho de Filch, quien fue a darle la noticia a la profesora McGonagall. Ella salió de su despacho a llamar a los profesores y nos mandó su Patronus a los de la Orden. Después volvió a su despacho para dar aviso al Ministerio. Pero aún no habían visto a los mortífagos. Juntaron a todos los alumnos en el Gran Comedor, con distintos hechizos para que no pudiera entrar ni salir nadie. Aunque claro que no todos estaba ahí. Hubieron alumnos que estaban dispuestos a ayudar, por lo que se quedaron escondidos en la Sala de los Menesteres.

-¿Quiénes eran los alumnos? –preguntó Harry, aunque creía saber la respuesta.

-Bueno obviamente Ginny, creo que la hija de Lovegood, unos hermanos hijos de muggles, a uno de ellos creo que lo atacaron cuando se abrió la cámara de los secretos…

-Los Creevey –dijo Harry.

-Otros alumnos de séptimo, creo que amigos de Ginny y algunos de sexto.

-Bueno, creo que fueron todos los que quedan del ED.

-Creo que sí, eran como unos 10 alumnos, que se escondieron ahí, esperando alguna señal de batalla para salir a atacar. Cuando nosotros llegamos, me refiero a los que salimos de aquí. Había una batalla en los terrenos del castillo. Inmediatamente nos pusimos a ayudarlos.

-¿Y quiénes eran los mortífagos?

-Bueno, estaba Greyback, los Lestrange, Blaise, Goyle, Nott, Avery, Alecto, Amycus, los Carrows, Dolohov, Jugson, McNair, Mulciber, Rockwood, Yixley, los Parkinson, había algunos jóvenes, como de su edad, que venían con sus familias, había otro par de hombres lobo, como 5 dementores, mortífagos a los que no conozco, bueno eran como 35 mortífagos, o un poco más.

-¿Y cuántos eran ustedes?

-Cuando nosotros llegamos, eramos muy pocos. Estaban la Profesora McGonagall, el profesor Flitwick, el profesor Weaber…

-¿Ese quién es?

-El nuevo de Defensa contra las Artes Oscuras. Estaba la profesora Hooch, Hagrid, Tonks, Ron, George, Fred, Bill, Charlie, Arthur, Shacklebolt, un par de centauros, Dawlish, Dedalus Diggle, Aberforth, Hestia Jones, Madame Maxime, Sturgis Podmore, Emmeline Vance y yo. Éramos como 20 contra 35. Pero después llegaron los alumnos, así que ya no estábamos tan disparejos.

-¿Y cómo pasó lo de Ginny?

-Vi como Ginny luchaba con Bellatrix y que ésta le gritaba cosas, que nadie escuchó, Ginny cayó y se empezó a retorcer, por lo que supongo que le lanzó una maldición Cruciatus, iba a ir hacia allá, cuando Rockwood comenzó a atacarme, en ese momento vi un haz de luz verde salir de la varita de Bellatrix, me deshice de Rockwood y salí corriendo hacia allá.

Lupin tenía los ojos llorosos.

-Llegué hasta donde estaba tirada Ginny. Me agaché y fue cuando vi… vi que… estaba… estaba muerta. Voltee y vi a Bellatrix correr hacia el interior del castillo, me fui tras ella, solo tenía un objetivo en mente, matarla. No sólo torturo a los Longbottom, también mató a Sirius y ahora a Ginny. La encontré afuera del Gran Comedor, trataba de entrar ahí…

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-Al fin solos Lestrange –dijo Lupin empuñando su varita y caminando hacia la mortífaga.

-No era un encuentro que esperara, le prometí a Greyback que serías todo para él.

-¿Porqué lo hiciste?

-¿Qué?

-Matar a Ginny, ella no podía hacerte daño, bastaba con dejarla herida.

-¿Crees que me iba a detener a pensar en si me iba a hacer daño o no? La maté porque quise, porque lo disfruto.

-Tú fuiste quien la atacó primero, lo vi desde lejos. Ella estaba peleando junto a Lovegood y tu llegaste y la atacaste.

-Vaya, por algo el viejo Dumbledore te nombró profesor. Eres inteligente Lupin.

-¿Así que sí ibas tras ella¿Por qué?

-Bueno, es simple. Le quería hacer daño a la persona que más daño me ha hecho.

-¿Te refieres a…?

-Sí, a Potter. El mató a la persona más importante para mí, así que quise hacer lo mismo.

-¿Quién te dijo que Ginny es importante para Harry?

-Todo mundo lo sabe, me lo dijo la hija de Parkinson. Así que en cuanto la vi, no me pude resistir.

-No tienes idea del odio que te tengo.

-¡Como si me importara! Por favor Lupin, tú para mí no eres nada. Ni para mi, ni para nadie.

-¿Entonces porqué no acabas conmigo?

-Una promesa para Greyback.

-¿Miedo?

-¿A un licántropo como tú?

-Seré un caballero y te dejaré atacar primero, sino quieres aceptarlo, entonces yo atacaré.

-¡Crucio!

Lupin se retorció del dolor, pero no gritó, no quería darle ese placer a Bellatrix.

-¿Así que te haces el orgulloso? Justo como lo hizo Longbottom. ¿Quieres más¡Crucio!

Esta vez Lupin soltó un pequeño grito, el dolor era insoportable.

-¡Vamos Lupin¡Quiero que grites, que me supliques!

-¡Desmaius!

Lupin volteó a ver quién le había lanzado el hechizo era Tonks, quien corrió hacia Lupin y lo abrazó.

-¿Estás bien?

-Sí, gracias por eso, ahora déjame con ella. Tenemos cosas que aclarar.

Tonks se fue hacia los terrenos.

-¡Enervate! –gritó Lupin, haciéndo que Bellatrix se despertara –tuviste tu oportunidad, ahora es la mía.

-No te atreverás Lupin.

-¡Avada Kedabra!

De la varita de Lupin salió un haz de luz verde. Bellatrix cayó al piso muerta.

Lupin estalló en llanto, su ira lo había llevado a hacer algo que jamás pensó que podría hacer.

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-Después de eso salí a los terrenos, ví que habían llegado los aurores y algunos de los que ahora están en Azkaban, comenzaron a aprisionar a los mortífagos que quedaron. No eran muchos, casi todos los jóvenes murieron, tambien Greyback, Avery, el hermano de Rodolphus, quedaron vivos como 20.

-¿Y los Weasley ya se habían dado cuenta de Ginny? –preguntó Hermione.

-Sí, cuando voltee a ver el lugar en el que había matado a Ginny, vi a Arthur agachado, abrazando el cadáver de su hija. Lloraba y gritaba, los demás estaban a su alrededor llorando, incluso Percy estaba ahí.

-¿Te dijeron algo? –preguntó Hermione.

-Bueno, George se me acercó y me pidió que me dijera quién lo había hecho. Pero yo estaba muy mal, si me es difícil contarlo ahora, en ese momento fue imposible. Pero en ese momento llegó Tonks, me abrazó y me pude desahogar con ella. Llorar en su hombro y George escuchó todo, así que al menos él sabe lo que pasó. ¿Harry estás bien? No has dicho nada en un buen rato.

-Ginny murió por mi culpa.

-No pienses eso Harry, no fue tu culpa.

-No estaba muy equivocado al dejarla, no quería que le hicieran daño y de todos modos se lo hicieron. No sólo ellos, yo también le hice daño.

-Harry, uno no puede mandar en los sentimientos. Tú no tienes la culpa de haberte enamorado de Hermione, ni tienes la culpa de que Ginny no lo entendiera.

-No creo poder ver a los Weasley, aunque no lo digan en el fondo pensarán que es mi culpa y no quiero obligarlos a verme. En la cocina ni siquiera me hablaron.

-No creo que haya sido por eso, en realidad nadie lo sabe aún. Solo Tonks, ustedes y George. Además él no vino, ni fue a la madriguera.

-En algún momento lo sabrán Lupin.

-Lo sé Harry, pero no creo que nadie te culpe.

-Profesor Lupin, es ilógico que sólo ella haya muerto –dijo Hermione- ¿Quién más murió?

-Bueno, supe que un par de alumnos más. No conozco sus nombres, son de Gryffindor. Iban en séptimo.

-¿Y de la Orden?

-Hestia Jones y Emmeline Vance. Además un auror, al cual no conocen. También supe de un profesor de Hogwarts, el de pociones. Creo que se llamaba Zac Roberts.

-No lo conozco ¿Son todos?

-Sí, creo que son todos. Mañana en Hogwarts se les enterrará a todos y habrá una ceremonia.

-No entiendo como es que murieron más mortífagos, si ellos seguramente tiraron a matar.

-Sí, supongo que la suerte estuvo de nuestro lado. Algunos murieron por hechizos hechos por los mismos mortífagos, hechizos desviados. A otros los mataron los centauros. Creo que el hermano de Hagrid mató a algunos más.

-¿Y tú estás bien? –preguntó Harry.

-Físicamente, sí. Emocionalmente, para nada. Soy un asesino Harry, recuerdo que alguna vez me dijiste que tu padre no querría que sus mejores amigos se convirtieran en asesinos. Te fallé, le fallé a James, a Sirius, a todos.

-Lupin, si yo hubiera podido, la hubiera matado yo mismo. No tienes porqué sentirte mal, hiciste lo que sentiste en ese momento. No sé a los demás, pero al menos a mí no me fallaste. Quería verla muerta también.

-No digas eso Harry, no me gusta que pienses eso. Creo que se escuchó un ruido abajo. Voy a ver quien es.

Dicho esto salió de la habitación.

-Harry, lamento mucho lo de Ginny, yo no quería que esto pasara. Sé que ella es importante para ti, para mi también lo es. No tienes idea de cuanto siento haber peleado con ella.

-¿Escuchaste a Lupin no? Ella murió por mi culpa, la quise proteger y no lo hice, todo lo contrario.

-Ya no pienses en eso, es mejor que nos vayamos a dormir, mañana hay que ir temprano al funeral en Hogwarts.

-No se si voy a ir. No estoy seguro de poder soportar estar enfrente de los Weasley.

-Tenemos que ir Harry.

-Lo sé, pero aún así me da miedo.

Al día siguiente Lupin los despertó, Tonks estaba ahí también. Se vistieron, desayunaron y se fueron a Hogsmeade, ya que no podían aparecerse directamente en Hogwarts. Llegaron a los terrenos, donde había muchas sillas y 7 sepulcros, con los cuerpos de las víctimas. Había poca gente en las sillas, ya que aún era temprano. Se sentaron hasta adelante y Harry se levantó para observar el cuerpo de la chica que alguna vez amo.

Ahí estaba, parecía dormida. Se notaba una paz en su rostro, que erá más pálido que de costumbre. Le habían puesto un vestido blanco, como al resto de las víctimas. Harry no pudo evitar llorar, al verla.

-Hola Ginny, que irónica es la vida, hace unos meses tu ibas a hablarme, mientras dormía, sabiendo que no te respondería y ahora cambian los papeles, pero esto es peor, porque sé que ya no despertarás, que nunca más escucharé alguna de tus risas, ni podré oler ese aroma floral de tu cabello. Sé que te hice mucho daño, pero en ningún momento tuve la intención de herirte. Siempre estarás conmigo, siempre te extrañaré. Justo como ahora extraño a Sirius, a mis padres, a Dumbledore. Sabes que siempre estarás conmigo y espero que puedas perdonarme.

Volvió a su asiento, donde Hermione lo abrazó, mientras los dos lloraban. Después de un rato, Harry vio como llegaban los Weasley y ocupaban asientos cerca de donde estaban ellos, no quiso voltear a verlos, se sentía tan culpable.

Cuando llegaron las 9 empezó la ceremonia. La profesora McGonagall dio unas palabras de cada uno de los alumnos y del profesor, después el ministro de magia siguió hablando, pero Harry no escuchaba realmente a ninguno, ni siquiera estaba pensando, tenía la mente vacía viendo el cuerpo de Ginny y de las demás víctimas, mientras Hermione sostenía su mano. Escuchaba sollozos por todas partes, pero no volteaba a ver de quien eran. Sólo quería que todo terminara, quería salir de ahí, quería llorar. Llorarle a Ginny como no lo había podido hacer hasta ese momento.

Volteó a ver a Hermione, quien tenía gruesas lágrimas en sus mejillas, unas sillas más allá estaba la familia Weasley.

La señora Weasley estaba recargada en su marido, también sollozaba. Todos los hermanos estaban muy serios, viendo al Ministro, algunos tenían lagrimas, otros no. El único que no estaba sentado ahí era Percy, quien estaba sentado al lado del Ministro.

La ceremonia terminó con aplausos, al final los cuerpos se llenaron de fuego y las cajas se cerraron.

Cuando la gente se empezó a levantar, vio a una chica rubia que caminaba hacia el lago, era Luna.

-Me permites un momento Hermione, voy a caminar.

-Está bien, yo me quedo aquí con los demás.

Caminó hacia donde había visto a la chica, cuando llegó a las orillas de un lago la vio sentada en la sombra de un árbol, viendo fijamente el lago.

-¿Me puedo sentar?

La chica se sobresaltó al escuchar la voz, lo volteo a ver. Su rostro era inexpresivo, casi como siempre.

-Claro.

Se sentó a su lado, ninguno de los dos hablaban, ambos veían fijamente el lago. Después de un rato Luna cortó el silencio.

-Estás muy triste.

-Sí, tienes razón, me siento muy mal.

-Pero tú y ella ya no eran nada.

-Ella era… es mi amiga.

-Lo sé, también la mía, creo que era mi única amiga.

-Yo también soy tu amigo Luna.

-Gracias Harry.

-Creo que lo superaremos los dos, la muerte llega y aunque no la comprendamos pasa por algo ¿no?

-No lo sé, pero tú has tenido que superar muchas muertes, este es sólo un obstáculo más, sé que te duele, pero la vida sigue.

-Tú también tuviste que superar la de tu madre.

-Sí, fue difícil, pero gracias a eso y a todo lo que he vivido soy la persona que conoces. Talvez no la mas cuerda, talvez no la más popular, pero soy yo y me gusta serlo. Ahora Harry, me tengo que ir, tengo que ir a terminar mis deberes de Adivinación.

Harry vio alejarse a la chica, cómo era posible que con todo lo que pasó, la chica pensara en sus tareas. Esa chica era estupenda, le había hecho darse cuenta de que no era el fin del mundo. Siguió un rato en el lago, lloró un poco, después de unos 20 minutos, se levantó y volvió a donde estaban los sepulcros. Ahí vio a Lupin sentado en una silla, era la única persona que quedaba ahí. Cuando se acercó, notó que él también lloraba.

-¿Estás bien? –dijo Harry sentándose a su lado.

-Lo estaré, o al menos eso espero.

Harry extendió sus brazos y abrazó al licántropo, en los últimos 2 años había sido lo más parecido a un padre que había tenido y le dolía que estuviera triste, pero a la vez el licántropo se sentía consolado en los brazos del hijo de su mejor amigo.

-Bueno, será mejor que nos vayamos. Todos se fueron a Grimmauld Place, Hermione y Molly estaban algo cansadas.

-Está bien, vamos.

Se levantaron y salieron de Hogwarts, para ir a Hogsmeade y poder aparecerse, se aparecieron en el vestíbulo donde no había nadie, ya que todos estaban en la cocina. Entraron, algunos hablaban un poco, sobretodo Tonks, pero había un aire de nostalgia que hacía todavía más oscura la mansión de los Black. Harry se sentó al lado de George, quien lo volteó a ver con una media sonrisa.

-George, lo siento mucho.

-Tú no tienes la culpa Harry. Gracias por acompañarnos el día de hoy, eres como de la familia y me hubiera dolido el hecho de que no hubieras estado. Seguramente a Ginny también.

-Gracias por decírmelo, no sabes lo culpable que me sentía.

-Me lo imaginé, pero no tienes porque.

Cenaron, después Hermione y los Weasley se fueron a sus respectivas casas, Harry se quedó con Tonks y Lupin.

-No tienen que quedarse, me siento mejor. Vayan a descansar.

-No Harry, aun tienes que estar en reposo, además ¿Cómo crees que te vamos a dejar? –dijo Tonks

-Gracias Tonks, bueno me voy a acostar, que duerman bien.

Dicho esto salió de la cocina y se fue a su habitación, le costó un poco conciliar el sueño, pero lo logró y las pesadillas que la noche anterior le habían hecho pasar una mala noche no llegaron.


Bueno ahora soy bueno y no los dejo en suspenso, porque se que los deje mucho tiempo.. pero acá esta! y perdon por tardarme, pero tuve algunos percances... gracias a todos los que dejan reviews.. esta semana tratare de contestarlos todos, pero esque a veces no hay tiempo...

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