Ni Harry Potter ni ninguno de sus personajes me pertenecen, son obra de JK Rowling.

Harry empezó a descalzarse ya en la puerta de su casa, mientras forcejeaba con la cerradura. Ginny estaba dentro, seguramente esperándolo y probablemente desnuda. Abrió la puerta con decisión y con expectación, pero nada más abrirla se dio cuenta de que algo no marchaba bien. Ginny no estaba en casa.

Harry sabía que era egoísta pensar que Ginny, quien ahora tenía muchísimo tiempo libre debido a que había cogido la baja laboral, iba a pasar el día esperándolo en casa sin nada más que hacer que desnudarse y fantasear con su marido. Era egoísta, Harry lo sabía, pero tenía la esperanza.

Harry oyó la puerta abrirse desde la cocina, donde estaba metiéndose entre pecho y espalda un sándwich de nutella. Salió corriendo en calzoncillos (y con la boca manchada de chocolate) a recibir a Ginny, en el umbral de la puerta estaba Hermione.

-Hola-dijo Harry con la boca llena.

-Hola cariño-Ginny saludó alegremente y le dio un sonoro beso en los labios, mientras le limpiaba la comisura.

-Bu.. bu… bueno, adiós-dijo avergonzada Hermione, y cerró la puerta mientras Ginny sonreía en su dirección.

-¿Qué le pasa?-dijo Harry después de tragar el último bocado- No es la primera vez que me pilla en calzoncillos. Estoy seguro de que nos ha visto en peores circunstancias.

-No le hagas caso-dijo Ginny-¿eso que he probado en tu boca era crema de chocolate?-Harry asintió-¿me haces uno mientras me pongo algo más cómodo?-Harry asintió, algo más cómodo significaba sexo-Quiero enseñarte algo que me he comprado, ya verás-dijo moviendo las manos con misterio.

Harry no dejó de tararear y bailar feliz mientras preparaba el sándwich de Ginny (untado con una generosa cantidad de nutella), mientras su imaginación se perdía en imágenes de los próximos minutos, en los que Ginny le sorprendería con algún tipo de lencería, disfraz o juego. Harry se frotaba las manos ante el festival que le esperaba.

-Ya estoy aquí-dijo Ginny alegremente y quitándole el sándwich de las manos a Harry, que ni siquiera fue capaz de reaccionar ante lo que había delante de él, ahí estaba Ginny, poniéndose morada y vestida con un pijama precioso.

Por precioso que fuera, un pijama no era un corsé, o un picardías o nada parecido, mucho menos cuando el pijama era color de rosa y tenía el dibujo de la pantera rosa en el frente y del inspector Clouseau en la espalda-Estaba hambrienta. ¡Qué guapo estás con esos calzoncillos!-dijo mientras le pellizcaba el culo. Harry sabía que a Ginny le gustaban sus calzoncillos de Calvin Klein, pero no parecía que eso estuviera motivando su lívido en estos momentos.

-Ya. Bueno, por eso me los he puesto-dijo mientras se acercaba a ella y le sobaba el culo-Palomita, ¿qué me ibas a enseñar antes?

-Hermione y yo hemos ido a Londres a comprar cosas para el bebé. ¡Y no sabes la cantidad de cosas que hay para los bebés en las tiendas muggles! Quería comprarlo todo-dijo mientras recogía las migas de la mesa y ponía la cocina en orden-He comprado un carrito precioso, me ha costado una pasta, pero vale la pena porque es apto para niños de 0 a 4 años, con lo que no tendremos que cambiarlo hasta dentro de una buena temporada, y lo podemos adaptar para hacerlo sillita, cunita o llevar al bebé en una mochilita con nosotros, es una monada-dijo soñadoramente.

-¿Eso querías enseñarme, un carrito de bebé?-dijo con incredulidad y decepción Harry.

-¿Qué? ¡No!-Ginny se giró y se quedó mirándolo misteriosamente-Ven conmigo-le cogió de la mano y lo condujo hasta el salón donde lo sentó en el sofá-Bueno, cuando nos volvíamos para aquí-dijo mientras preparaba el proyector de películas-buscamos una calle más discreta que las de las tiendas (hay demasiada gente), una en la que pudiéramos desaparecernos.

-Dentro de nada tendrás que dejar de desaparecerte, ¿lo sabes, no? Es peligroso y quiero que dejes de hacerlo, aunque el sanador aún no te haya dicho nada.

-Que sí-dijo ella con tono cansino-¿puedo continuar?-Harry le hizo un ademán con la mano-Bueno, pues nos metimos por una calle más solitaria, más oscura, menos transitada, vaya. Vimos un contenedor de basuras tras el cual podríamos desaparecernos, y un poco más para delante ¿sabes que había?

-¿Qué?-preguntó Harry.

-Un escaparate.

-Ahhhh-Harry asintió como si Ginny estuviera loca, no encontraba nada de emocionante en aquella historia.

-Lo vi de refilón y entonces, me di cuenta de que algo no era normal y me acerqué. ¿Sabes qué había?

-¿No me digas que era una tienda de magia oscura?-dijo Harry con sus sentidos de auror en alerta.

-No. Nada de eso. Había penes, Harry.

-¿Qué?

-Penes, penes de todos los colores y todos los tamaños y muchas más cosas. Había látigos de cuero, vendas, golosinas y juguetes de todo tipo.

-¿Muñecas y todo eso?-dijo con esperanza Harry.

-¡Sí! ¡Muñecas para hacer sexo, Harry!-dijo ella con entusiasmo-Hermione no quería pero no podía irme de allí sin entrar.

-¿Qué?-dijo Harry levantándose del sofá-¿Entraste?-Ginny asintió como si hubiera sido la aventura más asombrosa de su vida.

-Había unas chicas comprando cosas para una novia, creo que preparando una despedida, y hombres con gafas oscuras ¿y sabes qué más había?

-No me lo digas…-suplicó mientras volvía a sentarse.

-Disfraces y lencería comestible-dijo Ginny y Harry se tapó los ojos-el chico que me enseñó la tienda fue de lo más amable-Harry levantó una ceja, preso de los celos pensando en que su bomboncito había hecho un tour por un sex shop acompañada de un pornógrafo-Le dije que era del campo, y que nunca había ido a la ciudad y que no sabía que había tiendas como esa.

-¿Le dijiste a un tipo en una tienda de sexo que eras una inocente chica de campo llegada por vez primera a la ciudad?-preguntó con incredulidad. El cabrón del dependiente tendría fantasías con Ginny el resto de la semana, Harry no quería ni pensarlo.

-Sí, y él se ofreció a explicarme el mundillo. Me dijo que había gente a la que le gustaba el dolor-dijo ella-y me enseñó una sección de la tienda donde tenían zapatos con tacones de acero, y látigos y atamanos y pinzas y pendientes para todas las partes del cuerpo. Y luego me enseñó la zona de las bromas-se fue hacia su bolso y sacó una cosa-Mira. ¡Un pene que da saltitos!-dijo con felicidad. Ginny le dio cuerda a un mini pene que, al soltar la clavija, empezó a pasearse por su mesa del salón-Me enseñó muchas cosas, Harry.

-¿Te enseñó su habitación privada?-dijo, ya muerto de celos.

-Sí.

-¿Qué?-gritó.

-Me llevó a una habitación, Harry, donde guardaban películas. ¡Películas, Harry! ¿Sabías que había películas donde la gente hace el amor?-Harry la miró como si la viera por primera vez en su vida.

-Sí, Ginny, sabía que existían ese tipo de películas.

-¿Lo sabías?-dijo ella girándose-¿por qué no me lo habías dicho? Bueno, da igual, mira-Ginny cogió una bolsa y descargó su contenido en el sofá, al lado del trasero de Harry-He comprado un montón. Estoy deseando verlas-dijo sonriendo-¿Cuál quieres que veamos primero?-Harry las quitó del sofá e intentó volver a guardarlas.

-¡Las mujeres no ven estas cosas!-dijo levantándose y apretando las películas contra su pecho.

-¿Por qué no?-dijo Ginny

-Porque es asqueroso.

-Pero si es gente haciendo el amor-dijo inocentemente Ginny.

-No, no hacen el amor; follan.

-Bueno, ¿y qué? Nosotros también y no te parece asqueroso.

-Mira, mi primo tenía estas cosas, y no es lo que tú piensas.

-Bueno, de todas formas, vamos a verla y si no nos gusta la quitamos.

-¡No puedo ver esta película contigo!-gritó Harry avergonzado

-¿Y por qué no? La he comprado para los dos.

-Estas cosas se ven a solas, Ginny; y desde luego las mujeres no las ven. Y…Y…. y espera a que hable con Hermione, ¡qué vergüenza, dos chicas solas en un sitio como ese comprando porno. ¡Qué asco, Ginny! Se va a enterar…

-¡Hermione no quiso entrar, tonto!

-¡Muy bien hecho!-dijo Harry-Muy bien hecho, y tú deberías hacer lo mismo. Ahora mismo me voy a devolver toda esta porquería… ¿Dónde lo has comprado?-dijo intentando ver la dirección que ponía en la bolsa.

-No vas a devolver nada, quiero ver una de esas películas.

-No vamos a ver nada de esto-dijo testarudamente.

-Bueno, pues si no quieres verla no lo hagas. Devuélvemela.

-¡Eres una mujer embarazada, por las barbas de Merlín!-gritó Harry, si seguía haciendo más aspavientos se partiría el cuello.

-¿Y qué significa eso?

-Que si las mujeres no ven estas cosas, las embarazadas mucho menos. Además, que no, no, no y no-Ginny lo miró desafiante-Toma-le lanzó una película-Échale un vistazo a la carátula y con eso ya te haces una idea-Ginny ni siquiera la miró, sacó la varita de su bolsillo y al momento las películas estaban en su poder.

-Si no quieres verlas, ya sabes, Harry; la habitación está arriba, la segunda puerta a la derecha.

Harry subió enfurecido las escaleras, entró y cerró la habitación de un portazo. No pudo dejar de oír los primeros gritos, para colmo Ginny, no parecía querer ver la película con un volumen discreto. No habían pasado ni quince minutos cuando Ginny llamó a la puerta de la habitación y entró con la película en la mano.

-¿Qué?-dijo Harry, esperaba una disculpa y un "tenías razón".

-Tienes que ver esto, Harry ¡Ni siquiera se conocían, y no veas las cosas que han hecho!-Harry gruñó desesperado y se dejó caer sobre la cama, echándose la almohada en la cabeza mientras ahogaba un grito de desesperación-Bueno, algunas cosas también las hacemos nosotros, pero al final ¿Sabes lo qué ha hecho él?

-No, ni lo sé ni quiero saberlo.

-Bueeeno-dijo ella-Venga, ven a verla conmigo.

-No

-Anda, Harry. Tenemos que discutirla.

-¡Ginny esa no es una película de Roberto Rosellini!

-No, pero también es italiana-dijo dando saltitos en la cama, a su lado-Anda, si te va a gustar-Harry la miró con severidad-De verdad, el chico es súper feo sin embargo ella está buenísima-Harry miró hacia otro lado frotándose la frente-No te hagas de rogar, hombre-Ginny se acercó y le acarició la oreja, Harry intentó huirle-A mí no me da vergüenza, y eso que ella está mucho mejor que yo, sin embargo tú…

-¿Yo qué?

-Tú eres tan guapo. Él es feo-dijo Ginny sonriente-Y la tiene mucho más pequeña que tú-le dijo susurrándole al oído.

-¿Ah sí?-Ginny asintió lentamente

-¡No hay comparación!

-Bueno, bueno-dijo-la veré un ratito. ¿Vale?-Ginny se lanzó a sus brazos y le besó en la mejilla.

-¡Te quiero! Voy a prepararla-dijo levantándose de la cama-¿Has visto mi pluma?

-¿Para qué quieres una pluma?

-Quiero apuntar las dudas que me surjan, para que no se me olvide nada-Harry se quitó las gafas y se tapó los ojos con una mano.

Cuando bajó Ginny ya estaba lista en una esquina del sofá, expectante y sonriente como si este fuera el gran momento de sus vidas. Estaba chiflada, pero Harry la quería con locura.

-Anda, acabemos con esto-dijo Harry-Ponla de una vez.

-Vale- Ginny le dio al proyector y empezaron a salir unos créditos en rosa fosforito, una horterada-Te cuento el argumento para que no te pierdas-Harry se quedó mirándola atónito.

-¿Qué has puesto? ¿Una porno o En busca del fuego?

-He puesto…-Ginny se giró y cogió la cubierta de la película de la mesita-Orgía en Roma-Harry chasqueó la lengua-Va de una chica, que es casi como una princesa y bueno, no le dejan hacer nada y un buen día se va a dar una vuelta por Roma y conoce a un chico muy simpático… ¿te acuerda de "vacaciones en Roma"? Pues algo así pero sin Audrey.

-Gracias por la explicación, sin ella, a lo mejor me había perdido en el argumento. Luego si quieres, comentamos los diálogos, que también deben de ser muy profundos… borra lo de profundos-dijo Harry finalmente cuando su mente se desvió hacía otros sitios.

La chica no estaba buena, tenía unos melones enormes operados y con pinta de ser de plástico (ni siquiera se le movían cuando…) Harry aguantó el chaparrón como pudo, se tapó el regazo con un cojín y los ojos con la mano para no ver a Ginny, que ponía cara de interesada a cada polvo y de vez en cuando lanzaba algún sonido de sorpresa, de admiración o de protesta. Ver una porno con una mujer, era de lo más incómodo, concluyó Harry, Ginny se fijaba en toda clase de estupideces, no dejó de comentar lo absurdo de los tacones tan altos "nadie sale con esos tacones a la calle, nos mataríamos", lo incómodas que debían resultar esas uñas tan largas y afiladas, lo bien depiladas que estaban, o lo demasiado maquilladas que iban las chicas.

-Bueno-dijo Ginny una vez quitó la película-vamos a sacar conclusiones-Harry seguía sin mirarla-¿A todos los hombres os gustan esas tetas?

-No-dijo Harry con un hilo de voz y oyó como Ginny rasgaba el pergamino, seguramente tachando alguna sugerencia o pregunta que tenía.

-Harry mírame- él obedeció y ella se agachó a su lado entre las rodillas de él, lo cual le puso extrañamente nervioso, dado las veces que había surgido esa situación entre ellos-¿Quieres que me depile como ellas?

-No hace falta, Ginny. Me gusta así-ella le sonrió

-A ellos…-dijo vergonzosamente Ginny.

-¿A ellos qué?-Harry se puso alerta, si a Ginny le daba vergüenza debía de ser algo muy gordo.

-Pues que siempre… ya sabes… terminaban encima de ellas

-¿Qué quieres decir exactamente?-Ginny se tocó la cara y los labios-¡NO!

-¡Qué bien!-respiró aliviada-porque eso no me ha gustado mucho, aunque si quieres algún día… Bueno, pues ya están todas mis dudas.

-¡Gracias al cielo!

-Todavía nos quedan cuatro que ver.

-Estás enferma-le dijo Harry-vamos a dejar de ver películas de esas ahora mismo, y vamos a ir arriba a hacer nuestra propia película, solo que sin grabarla-mientras decía esto, se había puesto en pie y había cargado a Ginny en brazos-Empiezas a pesar-dijo con una sonrisa que ella le devolvió.

Harry la besó con pasión mientras le quitaba el pijama de la pantera rosa.

-¿Quién necesita depilación y tetas de goma cuando se tiene a una mujer como tú, eh?

-¡Oh Harry! Oh! Espera-dijo ella.

-¿Qué pasa, ¿te sientes mal?

-No. ¿Por qué no grabamos nosotros un polvo de los nuestros?

-Ginny

-¿Qué?

-Cállate mi amor-Harry la besó y se olvidaron un buen rato de las dichosas películas-Esta noche veremos "La sirenita" y "la dama y el vagabundo", un poco de Disney te vendrá bien-dijo sonriendo y tumbándola sobre la cama.

Sé que es un capítulo cortito pero quería que supierais que sigo aquí: escribiendo. Será un fanfic sin mucha trama, simplemente el día a día de la pareja durante algunos meses del embarazo de Ginny, depende de cómo me venga la inspiración. Intentaré que cada capítulo sea como un one shot, para que si por alguna circunstancia (más que probable ya que estudio dos carreras a la vez) me retrasara, no me echarais mucho de menos.