Ginny estaba secando un plato con un trapo, dado que ahora todos los hechizos domésticos le salían mal por culpa del embarazo, tenía que hacer las cosas a mano o esperar que las hiciera Harry con magia, lo cual, era mucho peor. Dejó el trapo en el fregadero y el plato encima de los otros cuando vio aparecer un coche negro por el camino, parecido a los del ministerio pero sin banderines, y detenerse frente a su casa.
Se secó las manos y salió a ver quien era y si se había perdido.
Los cristales eran oscuros y Ginny no podía ver quien iba dentro, durante unos segundos sintió algo de miedo a pesar de que llevaba su varita, últimamente se sentía bastante insegura si Harry no estaba en casa.
El cristal se abrió y Ginny parpadeó atónita, Harry abrió la puerta y descendió del coche como un señor.
-¡Tachán!-dijo Harry como si fuera una azafata del precio justo presentando uno de los regalos a los concursantes.
-¡Harry!-dijo ella sorprendida-Pero qué…
-¿Y?-dijo él con los brazos en jarras-¿Qué te parece?
-¿Qué es esto, Harry?-le espetó Ginny recobrando la compostura-¿te has comprado un coche?-le gritó.
-Esto no es un coche-Harry hizo un gesto con las manos, como si tratara de proteger los imaginarios oídos del automóvil del insulto tan grave-es un Mercedes, Ginny.
-¿Y qué más da?-Harry hizo como si se ofendiera y le dio unos golpecitos al coche mientras le susurraba amorosamente un "no le hagas caso, chiquitín"
-No, no da más. Hay coches y coches, y luego están los mercedes. Cuando era pequeño mi tío siempre insultaba a todos los que le adelantaban con un coche como este llamándoles "fanfarrones" y todo era porque él no podía ni podría nunca permitirse pagar un coche como este.
-¿Así que te lo has comprado porque un hombre al que odias insultaba a los dueños de este tipo de coches?
-No-dijo Harry-Lo he comprado porque dentro de poco ni la red flu, ni la aparición serán un medio de transporte seguro para ti.
-¡No me cuentes cuentos, eh Harry!. ¡Qué de ser así podrías haber comprado un coche mucho más discretito y más barato! A ver¿Cuánto te ha costado el chiquitín?
-Pues en moneda muggle… unas cien mil libras. Y en moneda mágica…-se entretuvo contando con los dedos una suma que Ginny sabía no estaba calculando, Ginny sabía que Harry conocía perfectamente la cantidad de dinero que se había gastado, solo trataba de disimular, y lo hacía fatal, por cierto- unos veinte mil galeones-dijo rápidamente y en voz baja-Ya está. Ya lo he dicho.
-¿QUÉ?-le gritó ella-¡es una fortuna! –Ginny abrió mucho la boca-¿Tú estás imbécil?-dijo pegándole en el brazo- ¿Cómo te has gastado eso en un… un… trasto que no necesitamos¡¡¡Somos magos, Harry!
-¡No te pongas estupenda, Ginny!-le espetó Harry-Que yo quería el SLK, pero me he tenido que conformar con este-dijo mientras acariciaba el coche con un puchero.
-¿Conformar?-dijo ella-¿es que no te conformas con un coche de veinte mil galeones?
-No es eso-dijo él negando con la cabeza y con aire altivo-Pero como vamos a tener un bebé no podía comprarme un coche de dos plazas ¿no¡Y el otro era más barato!-Ginny no podía creer lo que estaba oyendo-Así que por eso he tenido que comprarme este, que es el CLs.
-Esto es increíble-dijo ella dándose con los brazos a ambos costados-Increíble. ¿Ahora va a ser culpa de tu hijo que no tengas el coche que querías?-estaba frustrada, quería hechizarlo pero últimamente ningún hechizo le salía bien.
-No te pongas así, mujer-dijo Harry-Ven, ven a conocerlo-dijo mientras la arrastraba del brazo hacia el coche, Ginny ponía la misma cara que cuando tenía nauseas y estaba a punto de vomitar-Mira chiquitín, esta es Ginny.
-¿Sabe hablar?-dijo irónicamente Ginny-Porque por lo que ha costado debería saber hablar, y recitar versos también-Harry se puso serio y se fue al otro lado del coche, abriendo la puerta e invitando a Ginny a que entrara-y cantar la traviatta de paso-dijo ella subiendo enfadada.
Harry subió al asiento del conductor y puso el contacto, al instante los cinturones de seguridad de color marrón se abrocharon. Ginny debía admitir que era muy cómodo, y la piel olía tan bien…
-Explícame cómo va esto al menos¿no?
-¿Es que vas a cogerlo acaso?-dijo Harry mientras toqueteaba los botones
-¿No puedo?-dijo ella parpadeando-También es mi coche ¿no?
-No sabes conducir-dijo él.
-Pues aprendo.
-No puedes aprender con un coche como este-dijo él-Tendrás que hacerlo con otro.
-¿Y con cuál, listo?-Ginny hizo un gesto con las manos como preguntándole a Harry cuántos coches había por el lugar.
-Pues con uno peor; uno peor, Ginny –dijo encogiéndose de hombros-Como el ford anglia que tenía tu padre, como ese. Con esos coches se aprende a conducir; estos no son para aprender-dijo negando con la cabeza.
-¿Y de dónde saco yo un ford anglia?-dijo ella quitándose el cinturón-Quítate de ahí que ahora mismo voy a aprender a conducir.
-¡Ah no!-Ginny se quedó atónita. Era la primera vez que Harry no compartía algo con ella. Bajó del coche pegando un portazo-¿No vienes a enseñárselo a tus padres?
-¡Vete a la mierda, Harry!
-¡Cómo quieras!-le gritó él mientras ella abría la puerta de casa, Ginny no dejó de notar como si a Harry le diera todo igual, era como si el coche colmara todas sus aspiraciones y ni siquiera un enfado de Ginny pudiera afectarle-Llegaré tarde-dijo haciendo sonar el motor del coche-Quiero hacerle unos arreglillos y espero que tu padre me ayude. Adiós nena-Dijo con chulería mientras se ponías las gafas de sol y subía la ventanilla del conductor. Harry aceleró, el coche hizo un trompo llenando la entrada de gravilla y salió disparado en dirección al pueblo dejando tras de sí un rastro de polvo.
Ginny gritó y pataleó un rato hasta que el polvo volvió a asentarse en el camino. Se tranquilizó y decidió ir a hacerle una visita a Hermione, salía humo de la chimenea de la casa de su hermano y Ginny sabía que Hermione podía ayudarle a trazar una venganza.
-Tranquilízate, Ginny-le dijo Hermione mientras le entregaba un humeante mug.
-¡Se ha comprado un coche de veinte mil galeones, Hermione¿Cómo quieres que me tranquilice?
-Sois ricos; ¿no?-dijo ella-No es para tanto.
-Tú defiéndelo, muy bien. Gracias. Ya veremos cuando Ron te venga con el cuento de que quiere uno, porque en cuanto se lo vea a Harry… Tú defiéndelo, ya verás.
-No es eso-dijo sentándose al lado de su amiga-Pero tenéis mucho dinero ¿no?
-Pero no alardeamos de ello y con ese coche es difícil no alardear…
-¿Y tu ropero, Ginny?-dijo Hermione-¿Y tu colección de zapatos de Blahnik?
-Eso es distinto-dijo ella.
-Claro. ¿Y los bolsos de Hermes y Prada también?-Ginny se cruzó de brazos, y levantó la barbilla y una ceja mirando hacia algún punto de la pared de enfrente, con una expresión digna de Escarlata O'Hara de "Lo que el viento se llevó".
-No valen tanto como ese coche.
-Pero siguen siendo caros, y sigue siendo un capricho. ¿Cuántos caprichos se da Harry?-Ginny pareció que cedía.
-Bueno, bueno; vale. A lo mejor no es para tanto-Hermione sonrió-¡Pero tampoco quiere dejármelo!
-Pues claro-dijo Hermione.
-¿Cómo que claro?-Ginny se quedó mirándola.
-Mira Ginny. Un coche para un hombre es como una mujer. No les gusta que otros lo toquen.
-¡Pero yo soy su mujer!-Hermione le acarició el brazo.
-Ya se le pasará. Es porque es nuevo-dijo Hermione en tono dulce.
-Le ha hecho más caso que a mí-dijo Ginny con un puchero-lo ha llamado "chiquitín" y a mí no me ha dicho nada cariñoso-Ginny hablaba del coche como si se tratara de otra mujer haciéndole competencia-solo me ha llamado "nena"-dijo la palabra como si la vomitara. Hermione ahogó una risa-Y lo peor…-Hermione le prestó atención-¡Es que el coche es muy chulo!-Ginny empezó a llorar-¡Y a mí me gusta y no me lo quiere dejar!-Parecía una cría llorando por un juguete.
-¡Ay, Ginny!-dijo Hermione abrazándola mientras sonreía-Sois tal para cual. ¡Qué dos tontos¿Sabes qué?
-¿Qué?-dijo entre hipidos.
-Mañana iremos a Londres. Y vas a ponerte un vestido, el bolso y los zapatos de los más caros que tengas, (y vas a dejarme otros a mí). ¡Ah!-dijo levantándose del sofá donde estaban sentadas-Y ese horrible anillo de la señora Black, ese que tiene un pedrusco del tamaño de España, eso también te lo pondrás.
-¿Y por qué?
-Porque mañana vamos a ir a que nos presten un coche.
-¿Cómo?-dijo Ginny dejando de hipar.
-Sí. Pediremos que nos dejen un coche de prueba porque tienes mucho dinero y necesitas saber bien qué coche te gusta más.
-No quiero comprarme un coche.
-Ya lo sé. Sólo les haremos creer que así es.
-¿Y nos dejarán un coche de verdad?
-Sí-dijo Hermione-Sí, si piensan que eres rica y puedes comprarlo. Y si piensan que eres muy rica te darán el más caro…-Hermione se detuvo un momento-espera aquí.
-¿Adónde vas?-dijo levantándose de la mesa.
-Ahora vuelvo-Hermione salió de casa y corrió hacia el punto de aparición, se desapareció y volvió a aparecerse a los veinte minutos (durante los cuales Ginny se comió las galletas de Ron)-Toma-Hermione lanzó un montón de revistas encima de la mesa de centro-Revistas de coches-Ginny la miró-Vamos a buscar el coche más opulento, más caro, más grande y que más envidia le de a Harry.
-Antes de que venga Ron-añadió Ginny
-Está con Harry, hasta que no acaben con el coche no volverán.
Las dos amigas se pusieron manos a la obra, riendo como tontas, cosechando y desechando coches.
-Mira este Ginny-Hermione le enseñó un coche rojo a Ginny-Es un ferrari.
-Harry me dijo que quería otro coche, pero no recuerdo cual era. Este me gusta-dijo señalando un BMW.
-Es demasiado discreto.
-¿Y este?-dijo señalando un lexus. Hermione hizo un gesto desaprobatorio con la cabeza.
-¿Qué tal un porsche?
-¿Un qué?
-Este, Ginny-Hermione señalaba un coche pequeño pero con pinta de ser carísimo.
-No sé. Me sigue gustando el BMW-dijo cogiendo la revista de nuevo-Es más sobrio que ese refari, firrara, ferrari… ¡ay! Como se diga.
-¡Ginny!-le espetó Hermione y le la arrancó al momento la revista de las manos -¡céntrate! No vas a comprarte el maldito coche, solo vas a hacerle creer a Harry que lo has hecho. Olvida el BMW-pero Ginny ya no la miraba, acababa de verlo, era como una aparición divina.
-Ese-dijo señalando a una revista que había caído al suelo y se había quedado medio abierta. Hermione giro la cabeza.
-¿Cuál¿El cadillac?-preguntó-¿un coche rosa¿no decías que querías algo sobrio? Pues chica…-Ginny le tapó la boca y recogió la revista.
-Este-dijo señalando a un coche de color gris metalizado-¡Y es un mercedes!
-¡Madre mía!-dijo Hermione cogiendo la revista de las manos de Ginny-¡Si solo le faltan las alas!
-¿Cómo se llama mi "chiquitín"?
-Mercedes SLR-Hermione se quedó blanca.
-¿Qué te pasa?
-Este coche cuesta más de trescientas mil libras…-dijo zarandeando la revista-¡casi setenta mil galeones, Ginny!
-¡No puede ser!-Ginny recuperó el magazine y le echó una ojeada-¿Quién compra estos coches?
-Ricas chifladas como tú.
Cuando Harry regresó aquella noche Ginny ya estaba acostada, iba a madrugar y tenía que estar divina al día siguiente. Harry no le prestó mucho caso, le dio un beso en el hombro, y se echó a dormir junto a ella. Ginny tuvo que esperar a que Harry se marchara de buena mañana, no quería que la viera irse tan bien vestida porque le atiborraría a preguntas, aunque ella sospechaba que dado el estado de ensoñación en el que vivía Harry con su nuevo coche ni siquiera se daría cuenta.
Ginny terminaba de tomarse una tostada cuando vio detenerse un coche del ministerio delante de su casa, Hermione bajó al instante y Ginny acudió a abrirle la puerta antes de que su amiga llamara.
-Me han dejado el coche del ministerio. No podíamos llegar al concesionario en metro, Ginny-dijo antes de que preguntara.
-¿Me dejas algo de ropa?
-La he dejado preparada en la habitación del bebé.
-Bien. ¿Me preparas un desayunito, eh?-Ginny puso los ojos en blanco, últimamente era la criada de todos.
-Déjame conducirlo, Hermione-le suplicó Ginny. Ya tenían el coche, el tipo se había desvivido por ellas y más cuando supo que Ginny era la mujer del tipo del día anterior, quien se había llevado un coche así por las buenas y pagando al momento, solo le faltó besarles los pies. Ginny le dijo que quería un coche más grande y mejor que el de su marido, y como había dicho Hermione, no se entretuvo en enseñarle los otros muchos coches que había mejores que el de Harry. Se fue directamente al que Ginny quería. En menos de hora y media le había dado las llaves a Ginny, quien, pinchada por Hermione, había acabado soltándolas a favor de su amiga. Al fin y al cabo ella no sabía conducir.
-No que no sabes-le contestó Hermione.
-¡Pero si va solo!-dijo ella-¡Solo haces que girar la rueda esa!
-¡Volante, Ginny, volante¿Qué me dices del juego de pies, eh? No sabes como van los pedales.
-¿Tú también estás como Harry? No me dejáis hacer nada-Hermione salió de la carretera poco después y se paró a la izquierda.
-Venga, va.
Ginny aprendió pronto a manejar los mandos, aunque no tenía la soltura de Hermione (a quien su padre le había dado clases desde los dieciocho).
Cuando llegaron a casa descubrieron que Ron y Harry habían vuelto a ir a la Madriguera, otra vez estaban con los arreglillos, así que Hermione y Ginny pusieron rumbo a casa de sus suegros y padres respectivamente.
Harry vio desde lejos la nube de polvo que se acercaba a la Madriguera, sabía que era un coche, pero le parecía raro que fuera en esa dirección. Ningún muggle podría verlos, mucho menos dirigirse hacia ellos. El coche se paró justo en frente, y Harry oyó al señor Weasley y a Ron que silbaban con admiración, y tenían razón, delante de ellos estaba El Mercedes, con mayúsculas.
-Pero qué...-empezó a decir Harry pero se interrumpió cuando la ventanilla del conductor bajó y distinguió la pelirroja cabellera de su mujer-¿Ginny?
-¡Tachán!-Ginny bajó del coche y lo presentó a su familia emulando al Harry del día anterior-¿te gusta?-Harry seguía sin hablar.
-Pero hija-dijo la señora Weasley-¿qué es esto?
-Es mi Mercedes-dijo Ginny-Me ha costado setenta mil galeones-informó alegremente.
-¿Cuánto te ha costado?-le gritó Ron-¿Y tú has apoyado esta infamia?-le dijo a Hermione, quien se excusó con las manos.
-¿No dices nada, Harry?-Harry pareció que salía de un sueño.
-Parece que has aprendido a conducir.
-Ya ves
-Es muy bonito-le dijo-pero solo tiene dos asientos, así que no nos lo podemos quedar.
-¿Y para qué quiero más? Un asiento para mí y otro para mi bebé.
-¿Y yo?-preguntó Harry con tono amenazante.
-Tú tienes tu coche, tonto. ¿Sabes que he ligado más que en mi vida?-le informó con malicia-Aunque me hubiera paseado desnuda por mitad del SOHO no habría llamado tanto la atención como con este coche.
-Lo dudo mucho-dijo con los dientes apretados Harry, a Ginny empezaba a gustarle la situación, ahora ella volvía a ser el centro de atención de él.
-¿Quieres subir?
-¿Me dejas?-preguntó con ironía
-Eres mi marido, tontorrón.
-Gracias-dijo abriendo la puerta del conductor.
-Ahí no-dijo Ginny dando un saltito-al otro lado-Harry cerró la puerta con delicadeza pero no se dirigió al otro lado del coche.
-Un momento-dijo la señora Weasley-¿Os habéis gastado en dos días cien mil galeones?-Ginny hizo como que contaba y de repente se tapó la boca mientras esbozaba una sonrisa, como si fuera una niña que acaba de decir una palabrota pero igualmente no se arrepiente-Adentro-ordenó la señora Weasley.
-Vamos a dar una vuelta, mami.
-Ginevra Weasley... ¡Potter! ya estás entrando en casa¡venga!
La señora Weasley despachó a Ron y a Hermione que tuvieron que volver a su casa por medios mágicos, a Ginny y a Harry los sentó en el sofá como si fueran dos adolescentes.
-¿Qué es todo esto?-cuando los dos intentaron hablar la señora Weasley les calló-Harry, tú primero.
-Ayer fui a comprarme mi coche porque dentro de poco Ginny ya no podrá viajar por medios mágicos, señora Weasley, y cuando se lo enseñé a su hija-siguió Harry-ella se enfadó.
-¿Ginny?
-Sí que me enfadé-alegó-¡Pero porque no me habías dicho nada! Y lo de que lo has comprado por mi es un cuento chino, Harry-Ginny se cruzó de brazos-Ni siquiera me deja tocarlo. Por eso me he comprado yo uno.
-¡Tú no necesitas un coche!
-¡Y tú tampoco!-le espetó Ginny-Solo lo has comprado por tu ego.
-¡Eso no es verdad!-el señor Weasley parecía que estaba viendo un partido de tenis.
-Harry, hijo-le dijo la señora Weasley-llevas dos días pavoneándote como un gallo por culpa de ese coche-Ginny levantó la barbilla satisfecha.
-¡Cómo no querías dejármelo me he tenido que comprar uno!
-¡Solo porque no sabías conducir!
-¡SILENCIO¡Sois los dos unos irresponsables!-gritó-Y tú-le dijo la señora Weasley a su hija-Estás embarazada. Vas a ser madre. ¡Y te comportas como una cría caprichosa de diez años! Estas tonterías solo me demuestran que sigues siendo una cría. Francamente-dijo encendida-no estoy segura de que estés preparada para…
-Molly, Molly…-el señor Weasley la paró antes de que dijera lo que iba a decir. Harry miró a Ginny, tenía la cabeza agachada y le temblaba la barbilla, él se había comportado como un gallo de corral pero que su madre sugiriera que no estaba preparada para ser madre, era como decirle a su hija que no iba a ser una buena madre. Antes de que nadie dijera nada Ginny salió corriendo y pese a que a Harry no le gustaba, se desapareció en la lejanía.
-Me voy a casa-dijo Harry.
-Te has pasado, Molly-le dijo su marido, mientras los dos veían a su yerno caminar cabizbajo hacia el punto donde su mujer se había desaparecido instantes antes. Con un plop, desapareció también. Ni siquiera miró los coches.
Cuando Harry apareció cerca de su casa, vio que Ginny estaba sentada en las escaleras de entrada.
-¿Qué haces aquí afuera?
-Me he dejado las llaves en el coche…-y diciendo esto rompió a llorar. Harry se agachó junto a ella y la abrazó-Solo quería darte una lección-Harry le sonrió.
-Una lección muy dura. De setenta mil galeones-dijo mientras apoyaba su frente en la de ella. Ginny negó con la cabeza.
-No es mío.
-¿Qué?
-El coche. No es mío. Nos lo han prestado. Les hice creer que quería comprarlo, pero que antes debía probarlo.
-Esto no ha sido idea tuya ¿verdad?-Ginny negó con la cabeza.
-Sois muy listas-la besó en la frente
-¿Sabes?-dijo cariñosamente Ginny-Me gusta tu coche.
-Gracias. Y a mí el tuyo.
-Es una pasada-dijo sonándose con un pañuelo. Los dos rieron nerviosos-Pero no tiene asientos traseros. Y yo he visto en alguna película…
-No vamos manchar la tapicería del coche-todavía se reía
-¡Oh Merlín, qué soso eres!-dijo Ginny con una sonrisa-¿Tú también piensas que…?
-No-Harry le cogió la cara con ambas manos y negó con la cabeza-Vas a ser una madre estupenda.
-¿Tú crees?
-Estás loca-le dijo con amor-pero si consigues mantener a raya a los gemelos podrás seguro con nuestros hijos. No pueden ser peores.
-No lo digas muy alto-dijo Ginny sorbiéndose la nariz. Harry la abrazó y la besó en el cogote-Quedémonos con tu coche.
-No-dijo con hastío-mañana iremos y los devolveremos los dos. No sé qué cara nos pondrán, pero da igual.
-¡Pero es una buena idea! Sin la red flu y sin la aparición…
-Compraré uno más barato.
-No lo hagas-insistió-Te mereces un capricho así. Te lo mereces, Harry
-¿Lo ves? Serás una madre excelente, dulce y comprensiva pero dura.
-Tú también vas a ser un papá estupendo. Responsable y aburrido-dijo riéndose de él.
-¡Eh!-Harry se levantó y le tendió una mano a Ginny para ayudarla a levantarse-¿tú crees?
-Claro que sí-dijo poniéndose en pie-Ya lo verás: El mejor.
Harry metió la llave en la cerradura abriendo la puerta y dejando pasar a Ginny caballerosamente.
-Voy a darme un baño en el jacuzzi.
-Ginny.
-¿Hum?
-¿Y si nos quedamos mejor con tu coche?
-¡Harry!-Ginny no quiso oírle mientras la seguía por toda la casa disertando sobre las posibilidades que la magia podía sacarle al SLR.
-¡Si el Anglia volaba, este podría llegar a la luna¡Venga, palomita!
Espero que os haya gustado, pronto, un one shot más de la vida de estos dos locos.
