And I need you tonight

I need you in my life

And I know deep within my heart

It doesn't matter if it's wrong or right

Cuz I see heaven in your eyes

Capítulo 1:

¿Eres real?

Había una vez, en el cielo, muy arriba de las nubes, existía un mundo celestial, ajeno al mundo de los humanos y hechiceros, era casi invisible a los ojos humanos, pero flotando había un castillo, colocado en una superficie plana, y era tan grande y tan extenso, que no era posible que existiera. El castillo era una escuela, una escuela tan especial como las mágicas, y que la gente común, no tenía idea de su existencia.

En la escuela había seres, seres parecidos a los humanos, chicos y chicas, todos llevaban un uniforme en color oro, y algunos poseían hermosas alas transparentes, brillantes, que presumían en algunas ocasiones, todos reían y el ambiente era abrumadoramente celestial… menos en uno de los salones del fastuoso colegio…

El interior estaba rodeado de ventanas altas, a través del cual se mostraba el fastuoso panorama… más y más cielo azul, había mesas sobre las cuales había enormes libros, muchos pergaminos, tinteros cuya tinta parecía brillar y hermosas plumas para escribir, pero nadie leía, nadie escribía, entre los estantes de libros, un grupito muy especial, permanecía escondido…

-Si nos descubren no irá bien el asunto – dijo Tanya mientras pasaban la siguiente hoja del libro

-Eso no me preocupa, siempre terminamos castigadas – sonrió Mariana – como ahora por ejemplo, deberíamos estar haciendo los deberes…

-Estoy aburrida de hacer cosas celestiales – gruñó Alkyon – el hecho que mis padres sean influyentes, no quiere decir que me agrade estar aquí…

-Te apoyo, le supliqué a mi madre que me enviara abajo, quería convivir con la gente común, ser una de tantas – suspiró Nenyeina – no estar aquí, envuelta en un mundo color de rosa.

-Quisiera estar abajo – suspiró Elektra

-Pero conocen las leyes, si una de nosotras no es invocada, no se puede bajar y con una que lo haga, el resto le podemos seguir…

-Bueno – dijo Tanya, acomodándose su cabello largo y espeso – hay una manera… pero es riesgosa…

-¿Cuál? ¡Vamos cuenta!

-Siempre hay un rayo de luz plateado, entre los dorados… podríamos dejar caer en el… sin querer… un hechizo de invocación… alguna de nosotras podría reaccionar a el y bajar, dejando la puerta abierta para las demás.

-Eso es ilegal…

-Chicas, reconózcanlo, nosotras somos diferentes… no se porqué, demasiado curiosas y anhelando estar con los terrenales, de una u otra manera, nuestro mundo "celestial" es demasiado aburrido…

-Si bajamos cometeremos un grave delito – dijo Elektra – tal vez no podríamos regresar, además, saben que abajo no tienen idea que existimos, nunca hemos interactuado con ellos…

-Si bajamos podríamos desatar la guerra, nuestros padres son importantes – suspiró Nenyeina y luego sonrió - ¡Hay que hacerlo! Con los primeros rayos, enviemos el hechizo y procuremos que alguien nos abra la puerta…

Las chicas sonrieron, y de inmediato, se dirigieron a las mesas, tomaron un hermoso pergamino en color beige, brillante, tomando un tintero de color rosa chillante y resplandeciente, con una pluma que era casi transparente, entre todas hicieron el conjuro, escribiendo un trozo cada una de ellas, al termino, sonrieron y de inmediato, cada una se puso a hacer sus deberes.

Y efectivamente, con los primeros rayos del sol, que atravesaban poderosamente el enorme patio del castillo, el grupo de chicas, tomaron el pergamino enrollado y fue aventado al único rayo plateado que había y sonrieron, cuando éste bajaba a la tierra… sonrieron satisfactoriamente, habían echo lo prohibido y estaban rompiendo la paz en el reino de los Dioses.

Ronald Weasley estaba fastidiado, Molly lo había retado y le había puesto una tarea fastidiosa, desnogmizar el patio, solo, así que Harry, quien estaba en la madriguera, no podía ayudarlo, porque Molly lo tenía bien vigilado.

-¡Quiero a todos fuera Ron! – le gritaba desde la ventana, mientras jalaba a Harry al interior.

-Sí mamá – respondió de mala gana y comenzó a aventar los gnomos, mientras gruñía de coraje ¡era demasiado temprano para que estuviera trabajando sin haber desayunado!

Y por lo tanto, ni siquiera se había percatado, de cómo el cielo estaba hermoso, despejado, y los rayos de luz, enardecían la tierra, y sobre todo, el hermoso rayo de luz plateado, sobre el cual, descendía un pergamino enrollado, y atado con una cinta color de rosa, el cual cuando tocó tierra, se desenrolló, brillando incesante.

-¡Ron, cuando termines ven a desayunar! – volvió a gritar Molly mientras el lanzaba el último gnomo.

-Si mamá – gimió de mala gana, cuando al darse la vuelta, se topó con el pergamino en el piso, por un momento pensó que era basura, pero era tan llamativo, que se acercó a recogerlo - ¿y esto? – lo leyó y le pareció algo medio raro.

-¡Ron! – Gritó entonces Ginny desde la ventana - ¡Mamá dice que guardes las escobas en el cobertizo!

El pelirrojo gruñó y de inmediato se dirigió al cobertizo, echó las escobas y pensaba irse, pero el papel parecía quemarle las manos, por lo que en la soledad de ese lugar, tomó de nuevo el pergamino.

-Parece un hechizo para conseguir el verdadero amor – pensó - ¿será de Ginny? Es raro, Ginny tiene muchos novios, en cambio yo, no tengo mucha suerte – y la curiosidad pudo mas que el – Pues lo que dice es medio cursi – murmuró para si, recordando que no tenía mucho éxito entre las chicas, pese a que jugaba bien al quidditch, su último noviazgo había sido desastroso.

-Veamos – dijo Ron levantando bien el pergamino, sacando su varita mágica y tocando el pergamino, olvidando que no se podía hacer magia fuera del colegio.

"Conjuro Invocador:


¡Oh Dios del amor, que derrochas la pasión, encuentra por favor, la compañía ideal, que me pueda ayudar, para el verdadero amor encontrar, soy el mas necesitado, loco y desorientado, guía mi camino, y encuentra mi destino, quiero un ángel de paz, que me pueda orientar, con cual de todas las opciones, me he de quedar!"

Al terminar sonrió, le había parecido una tontería, hacer eso, probablemente era una broma de sus hermanos, y había caído tontamente, y se alegró que nadie lo hubiese visto… pero de pronto, cuando iba a salir de ahí, se escuchó un ruido a sus espaldas y cuando se volvió, casi se desmaya…

En las mantas viejas y sucias que había sobre unas cajas, se hallaba una visión extraordinaria… había una chica, dormida sobre ellas, la cual portaba un hermosísimo vestido largo, en color turquesa, con pedrería en el escote, las mangas y el olan, con unos cabellos largos, y con algunas luces de color, sobre su frente, portaba una delgada tiara, con brillantes y esmeraldas.

-¡Por Merlín! ¿Qué es eso? – se acercó lentamente, y efectivamente, su visión no estaba mal… era una chica, una hermosa chica aparecida de la nada, dormida sobre las cajas. Por un momento no quiso ni tocarla ¡a lo mejor era un hechizo ilusionador, y ya escuchaba los gritos de su madre a desayunar, por lo que cerró el cobertizo, con llave y se la guardó, regresando al comedor.

-¿Dónde estabas? – Preguntó Harry sonriendo – pensé que te morías de hambre.

-Sí claro… - respondió, pero apenas y podía tragar la comida, nervioso, y terminó muy rápido.

-¿No quieres más? – inquirió Molly

-No…

-¿Estás enfermo? – gruñó Ginny mirándolo con los ojos bien redondos.

-No ¿Por qué?

-Porque solo has comido uno de tres platos que siempre te comes, hermanito.

-Estoy bien… pero me llené, es todo… yo… tengo algo que hacer…

-¿Te ayudo? – preguntó Harry

-¡No!... no… escucha Harry… eh, es rápido, en seguida regreso – y salió a prisa, evitando que vieran donde se iba, tembloroso, abrió el cobertizo, esperando que la aparición, ya no estuviera.

El pelirrojo aguantó la respiración, ella no había desaparecido, permanecía ahí dormida, hermosa, como un ángel ¿o acaso eso era? Ron hizo una mueca, se acercó un poco, e incluso, tocó con un dedo el brazo de esa chica, y sí, era real, tan real como las pecas de su nariz.
-¡Demonios! – gimió, no sabía que hacer ¡si su madre se enteraba que había una chica desconocida en el cobertizo, aparecida de no se donde, seguro lo mataría porque pensaría lo peor de él!

Dudando en despertarla o no, estuvo un par de minutos contemplándola, cuando de pronto ¡ella abrió los ojos! Y abiertos eran bellísimos, no tuvo habla, ella tampoco, mirando el techo con los ojos bien abiertos, en eso, ladeó la cabeza, y vio por primera vez al pelirrojo, cuyo rostro, estaba muy, muy pálido.

Ella se incorporó, mirando todo el lugar, definitivamente no estaba en el cielo, ni en su habitación, ni en sus dominios, ni el lugar era muy prometedor ¿así era la tierra? Y el chico que estaba de pié, alto, desgarbado y con el rostro descolorido.

-Hola – saludó la chica tratando de sonreír ¿acaso el hechizo si funcionaba? Pero la tierra no era lo esperado.

-¿Quién… quien eres? – preguntó Ron

-Tanya – respondió

-¿De donde vienes?

-De allá arriba… ¿esto es la tierra?

-El cobertizo… de mi casa – dijo muy bajito - ¿como que vienes de arriba? ¿Eres un ángel?

-¡Claro que no! – Sonrió – ellos son otra especie… ¿tú me llamaste?

-Creo… creo que sí – tragó saliva.

-¿Cómo te llamas?

-Ron… Ronald Weasley…

-Este lugar está lleno de polvo, huele a humedad – dijo la chica - ¿tengo que vivir aquí de ahora en adelante?

-¿Vivir aquí? – Chilló Ron - ¿Acaso no puedes regresar?

-No…

-¡Pero no puedes quedarte!

-Me llamaste, estoy aquí, no puedo regresar - respondió Tanya sintiendo temor por primera vez, tal vez la loca idea de visitar la tierra no era tan buena.

-¡Oh, no! ¿Ahora que haré contigo? – gruñó Ron, siempre había tenido una debilidad por las mujeres hermosas, y ahora tenía una en el cobertizo… y no tenía ni idea, de lo que haría, porque cuando Molly se enterara…

-Pues me llamaste, ahora debo quedarme contigo – susurró, ella también tenía miedo ¿y si ese mortal no quería quedarse con ella? ¿Cómo regresaría?

-¡Oye Ron que pa…! – de pronto entró Harry que lo había seguido, y al ver a la chica, que parecía una pequeña princesa, se quedó sin habla ¿Qué hacía una chica en el cobertizo de la madriguera?

-¡Harry!

-Eh… yo… lo siento… lo siento… no sabía que estabas con… una chica… aquí… eh, te dejo solo…

-¡Harry, espera, esto es una locura! – gimió Ron, mientras Tanya miraba a ambos con cierto interés.

-¿Por qué?

-¡Esta chica apareció por medio de un hechizo! – Gimió - ¡solo leí este papel y ella salió!

Harry leyó el pergamino, pero al cabo de un minuto nada pasó, por lo que miró a Ron, como si éste hubiera enloquecido, pero había algo de lógica ya que Ron jamás tendría a una linda chica escondida, con lo prosaico que era.

-Bueno ya lo leí – dijo el chico – y aún no me cae ninguna chica del cielo – trató de no reír, pero ella no parecía tranquila, al contrario, estaba asustada - ¿Cómo te llamas?

-Tanya… ¿y tu?

-Harry… Harry Potter – y al decirlo, si se extrañó que ella no saltara, era obvio que no tenía idea de quién era.

-¿Harry Potter es amigo de mi protegido?

-¿Tu protegido? – gimió Ron

-Me llamaste para protegerte – dijo la chica – aunque yo también quería conocer a los humanos, ahora debo quedarme contigo o la que necesitará protección seré yo.

-Pe… pero yo no… no necesito… eh… ¿seguro no es una broma cruel Harry?

-Pues tus hermanos no están aquí… ¿Dónde vives?

-Arriba… - señaló el techo, claro que se refería al cielo.

El chico iba a protestar, cuando la peor pesadilla de Ron se volvió realidad… Molly Weasley abrió el cobertizo de par en par, haciendo que la luz del sol entrara a todo lo que da, haciendo que lastimara los ojos de los chicos, no así el de Tanya, quien sonrió al ver la luz y su mente comenzó a funcionar, en realidad, la oscuridad, la confundía un poco.

-¿Se puede saber que hacen metidos aquí? – gruñó Molly, cuando vio a la chica, quien salió a la luz, respirando profundamente y mirando a su alrededor.

-¿Quién es esa señorita? – preguntó Ginny quién había seguido a su madre.

-Es… es…

-¡Responde Ronald! – Exigió Molly - ¿Por qué estaban metidos en el cobertizo con ella?

-Bueno… yo… es que…

-Es una amiga de intercambio – dijo Harry lentamente, preguntándose porque diantre lo estaba haciendo – llegó en la madrugada buscándonos y… se quedó dormida…

-¿Amiga de intercambio? – cascabelearon madre e hija, mirando a Tanya, quien daba vueltas por el patio, mirando al cielo - ¿desde cuando tienen amigos de intercambio?

-El único que ha tenido un amigo así, es Bill, hace mucho – dijo Ginny, mirando de reojo a Ron - ¿de donde es? Como que está muy guapa como para que esté contigo…

-¡Del sur! Si, del sur, muy al sur…

-¿Y cuanto tiempo permanecerá aquí? ¿O acaso irá a Hogwarts?

-¡Yo voy a donde Ron vaya! – dijo Tanya sonriendo – el y yo estamos conectados… - y lo tomó del brazo.

-¿Y en tu país, todos visten así? – Señaló Ginny su ropa

-Sí ¿tiene algo de raro?

Mientras Tanya estaba sentada en el comedor, mirando toda la decoración, Molly y Ginny especulaban a los chicos, y ellos hicieron todo lo posible, porque creyeran que era una amiga de otro país que había ido a visitarlo, aunque Gin no se la creyó mucho, ya que con el peligro que había, el que una chica sola viajara, era demasiado raro. La que tampoco pudo sacarles mucho esa misma mañana fue Hermione, cuando llegó a la madriguera.

-¿Y no traes maletas? – Le preguntaba mientras se acomodaba junto a Ron - ¿Dónde las dejaste?

-En el cobertizo – respondió la chica, concentrándose para aparecer un baúl de ropa en ese lugar, nadie detectó la magia.

-Entonces irás con nosotros a Hogwarts, supongo que ya compraste todos los libros.

-¿Hogwarts, que es eso?

-El mejor colegio de magia y hechicería – dijo Gin a lo lejos - ¿acaso no han escuchado de el, en tu colegio?

-¿Son brujos? – Inquirió bajito a Harry - ¿todos los humanos son brujos?

-Eh… no… hay seres no mágicos – respondió el chico, en verdad estaba creyendo que Ron le decía la verdad, pero el había leído el pergamino y nadie había aparecido.

Después de mucho pensarlo y de haber convencido a Molly de que Tanya era de intercambio, y de que extrañamente, un equipaje apareciera en el cobertizo, le cedió la habitación de Percy, alegando que ellos la dejarían en el expreso igual que a los demás, sin embargo, en la noche, mirando a las estrellas, ella no se explicaba porqué sus amigas no habían bajado por el portal, ahora estaba atrapada en la tierra en una aventura desconocida.

Al día siguiente, todos subían al expreso, y pese a que Tanya había protestado, Ron la había dejado con Luna y Neville, mientras el hacía sus labores de prefecto, pero ella no escapaba de la mirada inquisitoria de Luna.

-Tú no eres humana – dijo la chica quien se apretaba el pelo rubio – he leído sobre tu gente…

-¿Perdón?

-No eres ángel, no eres humano, eres una cosa rara… ¡Solo espero que no quieras hacerle daño a Ron!

-Estás equivocada, yo no voy a hacerle daño a nadie…

-Una vez – se acercó Luna con sus enormes ojos empañados – una como tú bajo del cielo… era tan celestial, pero abajo, se corrompió, se unió a los malos y terminó muerta… eso decía uno de los artículos…

Tanya no respondió, esa chica hablaba con verdad, había escuchado esa historia en su mundo, alguien de su raza había bajado a la tierra y había sido destruida, pero ignoraba las razones, por ello, siempre les decían que la tierra era peligrosa, pues muchas tentaciones rondaban… y hablando de tentaciones, en el fondo del tren, en un compartimiento vacío, Harry había dado con Trévor, el sapo de Neville, quien lo había perdido y le ayudaba a buscarlo.

-¡Te tengo! – Sonrió, cuando de pronto, de su bolsillo se deslizó el hechizo, no recordaba que lo había metido entre sus cosas por error - ¡oh!

-croac – protestó trévor cuando Harry lo echó a la bolsa de su túnica.

-Sí es verdad que algo sucedió y esa chica – murmuró Harry para sí, desdoblando el pergamino, sujetó fuerte la varita y la pegó – pero nada pasó – pensaba – bueno… lo hago solo una vez mas…

El sapo se revolvió en el bolsillo y el chico golpeó la varita contra el pergamino, satisfaciendo su curiosidad.

-"¡Oh Dios del amor, que derrochas la pasión, encuentra por favor, la compañía ideal, que me pueda ayudar, para el verdadero amor encontrar, soy el mas necesitado, loco y despistado, guía mi camino, y encuentra mi destino, quiero un ángel de paz, que me pueda orientar, con cual de todas las opciones, me he de quedar!" – Recitó en voz alta, mirando a todas partes, pero tras unos treinta segundos nada pasaba, entonces sonrió así mismo - ¡estúpido Harry! – y soltó una risotada, negando con la cabeza ¿acaso las chicas caían del cielo? Además él no tenía necesidad, muchas andaban tras él.

Pero arriba, a media clase, Mariana abrió los ojos lo más que pudo, comenzó a sentir una terrible sensación de desaparecer, como si algo la jalara hacia la tierra y no podía ni gritar, ni usar magia, miró asustada a sus amigas, quienes ya comentaban la desaparición de Tanya, y así, delante de todos, desapareció y el caos se desató, en medio del cielo.

Harry abría las puertas del compartimiento, cuando a sus espaldas, escuchó un ruido seco, lentamente se volvió, y sobre el sillón, una chica, de bellos ojos, asustada, miraba a todas partes, el dejó caer el pergamino al verle, el cual se deslizó bajo los sillones.

La chica, tenía un vestuario color oro, con mangas abiertas y se le veían un tatuaje que cruzaba sus brazos, el cabello recogido con tiaras brillantes, un bijou en medio de los ojos, y algunos brillantes en las esquinas de sus cejas, era igual de bella que Tanya.

-¿Dónde estoy? ¡Tú me llamaste!

-Yo… yo… ¡Oh!

-¿Estoy en la tierra?

-S… sí…

-¡Fantástico! – Brincó y miró a todas partes - ¡Pero no están las demás, tal vez el conjuro no funciona como creíamos!

-¿Cuál conjuro? ¿Eres amiga de Tanya?

-¡Tanya! ¿Está aquí? ¿Dónde, donde?

-¡Oye! No puedes salir así – le detuvo – menos con esa ropa… ¿Cómo te llamas?

-Mariana ¿y tú? – le miró y viendo su uniforme, simplemente hizo un movimiento de manos, y su ropa cambió a un uniforme de Hogwarts, pero el chico quedó mudo, cuando ella copió el de él, o sea, túnica masculina y se veía graciosa. Aunque el bijou y los otros brillantes permanecían en su frente.

-Harry Potter… oye… Mariana… esa túnica es de hombre… cámbiala por una de chica…

-Ya decía yo que es muy holgada y de mal gusto – dijo y al ver pasar a dos chicas con el uniforme, lo copió.

-Esto es una locura – suspiró el chico - ¿Cómo es que vienes del cielo por medio de un hechizo?

-El cielo es aburrido, dicen que aquí abajo está la diversión…

-Pero ¿Quiénes son, que buscan?

-Quiero una aventura total, si eres bueno conmigo, quizás pueda concederte un deseo…

-¿Acaso eres un hada madrina o qué?

-¿Qué tal una "casi" Diosa? Solo tengo que aprobar el último examen… - se alzó de hombros y salió al pasillo - ¿en donde está Tanya?

Harry salió tras ella ¿había dicho "casi diosa", olvidando el pergamino, Mariana instintivamente dio con Tanya y al verse, gritaron, se abrazaron y sin pudor, sin cuidar sus palabras comenzaron con su verborrea ante la mirada atónita de Luna y de Neville, así que cuando Ron llegó de supervisar con Hermy, y vio a Mariana, no tuvo necesidad de preguntarle sobre lo que había pasado.

-¡ay, pero se duplican! – chilló Hermione al entrar al compartimiento, y Mariana le lanzó una mirada fugaz.

-No me caes bien, me chocas – gruñó Mariana y Tanya saltó de gusto

-¡Vaya, el primer sentimiento terrenal! Nunca antes nadie te había caído mal…

-¿Y tu qué? – preguntó Hermione con aspereza

-Yo estoy con Harry…

-¿No me digas?

-Sí, ambos tenemos un pacto secreto que no te importa, así que no lo molestes con preguntas tontas… a partir de ahora soy como su sombra y no lo dejaré solo.

-¿En serio? Y dime Harry ¿Cómo le piensas explicar esto a tu futura novia, eh?

Harry quedó sin habla, se había olvidado completamente, que tenía una chica de Ravenclaw llamada Alison había quedado en responder a su petición de noviazgo al regreso al colegio… ¿Qué pasaría si no pudiera deshacerse de Mariana? Si era verdad que era de otro mundo ¿Cómo deshacerse de ella y regresarla a su mundo?

-Aquí está pasando algo raro – volvió Hermy a insistir -¿Por qué de pronto Ron aparece con una bella chica cuando todos sabemos lo patético que resultan sus romances?

Esto no le hizo gracia a Ron, que miró inquisitoriamente a su dizque mejor amiga.

-Y ahora Harry aparece con otra que parece sacada de un cuento de hadas… o de horror…

-¿Cuál es tu problema muchacha? – Se acercó Mariana, cuyo temperamento, comenzaba a cambiar en la tierra – el hecho de que seas una sabelotodo, no te da derecho a juzgarnos mal

-¿Acaso eres real?

-¿Y acaso eres una melenuda irreal? – le jaló un poco de cabello alborotándoselo más.

-¡Ay, oye, no!

-Tranquila Granger – se adelantó Luna – son gente del cielo, son peligrosas…

-¡Luna, no empieces con tus ideas! Y bien ¿no piensan decirme algo?

-Es que – Harry y Ron se miraron – no hay nada que explicar Hermy.

La chica se puso roja de ira, pero optó por salir del compartimiento, era mejor o estaría a punto de patear a ambos.

Pero ahí no terminaba todo, en el compartimiento vacío, estaba a punto de ser ocupado por unos niños de primero, cuando Draco sacó a todos, acompañados por sus gorilas, tomando asiento y sacando algunas golosinas.

-Cada día mas, hay mas peste – gruñó el chico – sangre sucias, traidores a la sangre… algún día yo acabaré con todo eso. Tengo sed ¡vayan por un poco de jugo!

-Sí Draco – dijeron un poco presurosos y salieron corriendo, dejándolo solo, el chico jugueteaba con su varita mágica, cuando de pronto, ésta se le resbaló y fue a dar bajo el asiento. De mala gana, se agachó y al jalarla, sacó también el pergamino.

-¿Y esto? – Gruñó al ver el papel y al leerlo, una mueca de burla apareció en sus labios - ¡seguramente un hechizo de alguna perdedora! – y sin querer, mientras leía, golpeaba el papel con la varita.

Arriba, en la escuela, todo era un caos por primera vez, los alumnos mas importantes, estaban reunidos en un salón estrictamente protegido por tronos, y dos de los 100 mejores ya habían desaparecido, y sus mejores amigas, fingían demencia, preguntándose como se sentían en ese momento en la tierra.

-¡Esto fue obra de un terrible hechizo! – decían dos de los adustos profesores, cuyas vestiduras eran de un blanco y un negro reluciente.

-Pero los humanos no son capaces de realizar tales invocaciones ¿Cómo pudo haber pasado?

-¡No lo sé, pero cuando los dioses mayores se enteren, me temo que habrá un terrible problema!

El grupito causante de eso, se arrinconaba, para que sus pensamientos no la traicionaran y los profesores se enteraran que ellas mismas habían enviado un hechizo convocador, debido a la siempre rotunda negativa de bajar a la tierra… ahora, al parecer todo estaba saliendo más mal de lo que creían.

-¿Y ahora que hacemos?

-Lo único que podemos hacer es… ¡la próxima que baje, destruya el hechizo y busque la manera de regresar!

-¿Todas de acuerdo?

-¡Niñas, niñas!

-¿Qué pasa Elektra?

-¿En donde está Alkyon? ¡Hace un segundo estaba tras nosotras!

-¡Oh no! ¡Espero que haya escuchado el plan!

Draco bebía ya su jugo de calabaza y había enviado a sus gorilas por mas golosinas, mientras agitaba el pergamino, cuando de pronto, de la nada, frente a su cara, apareció el rostro, el cuerpo y todo de Alkyon, cayéndole encima.

-¡AAAAYYY! – gritó la chica, mientras chocaba.

-¿Quién eres de donde saliste? – hablaba Draco con dificultad, quitándosela de encima.

-¡Me llamaste! – Gruñó Alkyon, mientras se levantaba y se alisaba el vestido y el cabello - ¡realizaste el hechizo! ¿En donde está el pergamino?

-¿Qué?

-¡El pergamino donde está escrito el hechizo, debo destruirlo! – al menos ella sí había alcanzado a escuchar el plan.

-¡Yo que se, no lo tengo! – dijo exasperado y aún sin creer - ¿Cómo hiciste magia? ¡Lo tenemos prohibido fuera del colegio!

-No me digas, será en tú colegio, no en el mío ¡Vamos niño, el pergamino! – buscó a su alrededor, pero al no verle, sopló la punta de su dedo, saliendo una lucecita pequeña brillante - ¡Busca el hechizo de invocación!-¿Qué clase de magia usas?

-necesito ese pergamino…

Draco recogió su varita y la agitó - ¡Accio Pergamino! – pero nada pasó, y es que el pergamino con el hechizo no obedecía hechizos para atraerlos, tampoco el de Alkyon había resultado, pues el pergamino al dejarlo caer, se había deslizado bajo la puerta del compartimiento y por el vientecillo, se había arrastrado a lo largo del pasillo.

-¡No puedo creerlo, lo perdiste, lo perdiste! ¡No sabía que los humanos fueran tan inútiles!

-¡Oye no me insultes! ¡Regresa por donde viniste!

-No puedo y como tú me llamaste, tengo que quedarme cerca de ti, hasta que encuentre ese pergamino, lo destruya y busque la manera de regresar a casa.

-¿Quedarte cerca de mi? ¡Oye, estás muy guapa, pero no eres mi tipo, además yo tengo una novia y…!

-Gracias, tu también eres un bello espécimen humano pero… no me interesa relacionarme mas que con un dios, un semidiós o mínimo un ángel… pero tú no llegas ni a Nefilim...

-¿De que hablas?

-¡Vamos a buscar el pergamino! – lo tomó del brazo y lo jaló afuera

-¡Imposible, mira como estás vestida! ¿Acaso eres una chica de sangre muggle?

-No sé de que hablas niño… mi sangre es noble y es pura, pero si quieres que iguale mi ropa con la tuya – hizo una floritura con la mano, y enseguida su ropa se transformó en la misma que traía Malfoy, una túnica verde muy masculina, que en ella, se veía bien - ¡Vamos!