Capítulo 3:

¡Oh! Entre las reinas de Hogwarts, llegan más ¿Diosas?

El pergamino se mecía suavemente en la orilla de la ventana, cuando de pronto se desprendió y comenzó a dar volteretas, hasta llegar a las ramas de un árbol, junto al lago, en donde quedó, suspendido de una varita seca.

Mientras tanto, en clases con Snape, Ron se la llevaba mas tranquilo con Tanya, de echo, ella le ayudaba a hacer la poción a Ron, ya que le entendía mucho mejor la preparación. El profesor de pociones, estaba un tanto ocupado tratando de encontrar la solución para separarlos que no se percataba de mucho.

Harry batallaba con su pócima, no estaba siendo muy amable con Mariana y ella no le hacía mucho caso, pero peor para el, pues al salir de pociones e ir tras Alison para explicarle, indudablemente, Mariana aparecía con el, y ella prefería no caminar, solo esperaba a que la fuerza superior celestial, lo empujara con él.

Draco también la pasaba mal, acostumbrado a no pedir favores, tampoco podía controlar a Alkyon, aunque para ella había sido un suplicio, tener que estar en el baño de hombres, y cuando Draco salió, Alky estaba a punto de desmayarse… por así decirlo.

-¡Esta me las pagas! ¿Cómo puedes hacerle esto a alguien que está muy por encima de ti? ¡Soy un ser supremo y me has metido a ese lugar asqueroso!

-¡Te dije que te quedaras fuera, pero por lo visto no funciona!

-¡Pues tengo el remedio para! – e intentó ponerle el dedo en la frente para adormecerlo, pero Draco fue más rápido.

-¡No! – gritó y le tomó con fuerza la mano, el ya sabía que lo había dormido de ese modo - ¡No lo vuelvas hacer!

-Draco, tenemos entrenamiento de quiddicht – de pronto llegó a decirle uno de los cazadores de su equipo.

-¡Maldición! ¿Cómo pretendes que vuele con ella sobre mí? – espetó y Alkyon ya estaba pensando seriamente de romper sus votos sobre no hacer daño a los terrenales, pero con Malfoy… solo buscaba el modo de encontrar una daga y enterrársela en el pecho.

-¡Aquí está! – De pronto apareció Snape, con un frasco – me costó trabajo, esta pócima no romperá la maldición, pero si los mantendrá separados y solo la puedes usar dos veces al día, Draco, su efecto durará como una o dos horas, al menos hasta que averigües como mantenerse alejados… no intentes tomarla mas de dos veces, porque es tóxica ¿correcto? Solo un trago.

-Sí profesor…

Snape se retiró y ni tardo ni perezoso, Draco bebió la fórmula y se alejó sin despedirse de Alkyon, la chica pese a que tampoco estaba muy a gusto con el, tampoco le gustaba que la tratara con tanta crueldad.

-Ya veremos que pasa cuando sabotee la pócima – dijo entre dientes, pero aprovechó para buscar a las demás, si los chicos habían tomado la pócima, ellas tenían como dos horas para buscar el pergamino.

El único que no necesitó tomarla, fue Ron, el chico parecía estar mas a gusto con Tanya y eran tan sinceras sus peticiones que ella podía alejarse un buen rato. Lupín, que aún no se la creía, lo bebió a regañadientes, cada uno de ellos había recibido una pócima. Claro que eso le había subido los puntos con Cho, ya que Elektra era linda y jamás hubiera imaginado que una chica así, estuviera al lado de Jonathan Lupín, el chico más "x" de Ravenclaw.

-Hola Jon – se acercó Cho con Marieta, mirando a Elektra de pies a cabeza - ¿Muy a gusto?

-Oh… C-Cho – balbuceó el chico, nervioso, Elektra, le vio de reojo.

-Me preguntaba si me ayudas a recoger unos libros de la biblioteca – dijo con cierta coquetería, ella sabía que gustaba de Lupín, y no perdería una oportunidad de apartarlo de esa chica, aunque el no le gustara en lo más mínimo.

-Y-yo…

-No lo vengas a perturbar – dijo Elektra – que para eso estoy yo, además, a ti ni te gusta, solo que te molesta que un chico que está loco por ti, ande con alguien mas bonita que tú…

-¿Qué?

-O dime – sonrió Elektra con crueldad - ¿Te gusta Jon? ¿Quieres establecer lazos afectivos con él?

-No, pero…

-¡Ah! – Aplaudió la chica – Me presento, Elektra, sin apellido por el momento, ni del cielo ni del infierno, pero obtengo conocimiento día con día, puedo saber de sentimientos buenos y malos, y los tuyos rayan en lo egoísta…

-¿Tú que sabes? – gruñó Cho poniéndose frente a ella.

-Sé que si dos chicos se gustan, establecen una relación afectiva en donde se demuestran lo mucho que se necesitan unos a otros y…

-Y no seas tan técnica Elektra – se acercaron Alky, Mariana y Tanya – no repitas todo lo de los libros, es mejor que lo experimentemos, la teoría es aburrida.

-Vamos a buscar el pergamino, sepárate de tu humano ¿ya se tomó la pócima?

-No…

-Escucha, Jonathan Lupín, toma un trago de la poción, así Elektra tendrá un par de horas para ayudarnos a buscar el pergamino que perdiste.

-Y tú – dijo Alky a Cho – deja de molestar al mortal, porque es cierto que el llamó a Elektra, y ella puede quitar de en medio a personas mal intencionadas que intentan hacerle daño al humano que la invocó.

-¿En serio puedo hacer eso?

-Claro que si ¿no recuerdas lo que decía el hechizo?

-No lo leí, lo lamento.

Cho hizo un gesto y se marchó con Marieta, dejando con el corazón triste a Lupín, la chica solo deseaba, en una fase egoísta que atravesaba, que todos los chicos estuvieran locos por ella, sobre todo los de su misma casa.

El chico tomó el trago de poción y se alejó más triste que nunca, iba a encerrarse en la biblioteca a estudiar un poco, las chicas se miraron entre sí, pero por lo menos, nadie más había visto la humillación.

-Tal vez debiera hacerle compañía y consolarlo, se supone que este tipo de hechizos es para quien nos invoque ayudarle a resolver o realizar algún sueño que tenga… y la verdad, desde que llegué me he portado muy mal con él…

-Lo haces luego, el tiempo corre y cuando nos demos cuenta, estaremos al lado de ellos.

Las chicas comenzaron a buscar el pergamino por donde Dios les daba a entender, sin sospechar que el malévolo pergamino, se zarandeaba de la débil ramita del árbol cerca del lago.

En eso, un trío de chicos se sentaron bajo la sombra del árbol, Kieran Edmonton, Lucy Stell y Josh Hornet, eran de la casa Hufflepuff, el trío de chicos estudiaba arduamente, cuando Hermione Granger pasó junto a ellos, los ojos color miel de Kieran, le siguieron provocando un suspiro, sus amigos negaron con la cabeza.

-¿Por qué no hablas con ella, Kieran? Ya sabemos que la Granger te tiene loco, no haces otra cosa más que comerla con los ojos cuando le ves.

-Admítelo Lucy, Miss Granger es la chica mas inteligente de la escuela, tiene amigos como Potter y Weasley, aparte se tira a matar con los mas populares de Slytherin, nosotros somos un cero a la izquierda… ella ni siquiera sabe que existimos…

-No estoy de acuerdo, Kieran es guapo, solo que demasiado tímido, digo, yo no considero a Granger como una belleza comparada con Ginny Weasley o Alison, es más, ni con las nuevas chicas que andan pegadas con sus amigos…

-Tranquilos- sonrió Kieran – que no me ando muriendo de amor, ella me gusta y no niego que me encantaría estar con ella, pero puedo aguantarme, créanme, estoy bien.

-Si tú lo dices… - se alzó de hombros Josh

-Loco, deberías de tener chicas cayendo encima de ti – sonrió Lucy – pero conmigo no cuentes, ¡uh! Tengo que ir a la biblioteca ¿me acompañan?

-Voy contigo – dijo Josh, dejando a Kieran tristeando bajo el árbol, pensando en Hermione y su candoroso andar, la castaña se había convertida en un buen prospecto, linda e inteligente… pero terriblemente inalcanzable ya que era medio exigente.

Poco a poco la brisa de la tarde hizo que Kier cerrara los ojos lentamente, durmiendo por breves momentos, cuando de pronto el pergamino se rasgó y descendió, hasta caer exactamente en el rostro del chico.

-¿Qué? – Gruñó el chico y al abrir los ojos, se quitó el pergamino de enfrente - ¿Qué es esto? – Lo leyó ávidamente y sonrió – Bonita broma chicos, dejarme este conjuro… si no ando tan urgido.

Kieran miró a todos lados, esperando ver a sus amigos muertos de risa, pero no estaban a la vista, sin embargo, al parecer, el no había leído los anuncios de la tabla, en la que se explicaba no leer conjuros extraños.

-¿Qué clase de broma es esta? – sonrió Kieran, pensando que posiblemente era un conjuro en la cual aparecería una rana escandalosa que desaparecía cuando se le besaba.
Así que para entretenerse, tomó con firmeza el pergamino, le dio un toque con la varita mágica y lo recitó otra vez en voz alta. Mirando a todos lados, no hubo nada que lo distrajera, ni ninguna aparición.

-Já, veo que la broma no funcionó chicos – dijo para sí, cuando al recostarse de nuevo, dejando el pergamino a un lado, y al topar sus ojos con los últimos rayos de sol, no fue lo único que vislumbró… Porque un rostro angelical, apareció de la nada directo hacia él.

-AAAAYYY – gritó la chica, cayendo sobre el joven.

-¿Qué pasa, quién eres? – gritó también el chico, cuando con la mano, le dio un manotazo al pergamino, que se alzó de nuevo con una ráfaga de aire, tomando vuelo, altura y perdiéndose… al menos por un momento.

-¡Soy Japiera! – Dijo la chica - ¡Y estoy aquí para concederte tus deseos!

-¿Qué?

-¡Es broma, todavía no tengo licencia para ser una diosa! Pero, pero… ¡El pergamino! ¿Dónde tienes el pergamino?

-El pe… pergamino… ¿en el que está escrito el hechizo?

-¡Ese mismo! ¿Dónde lo tienes chico?

-¡Yo… no lo sé! Lo tenía aquí mismo, pero… ¿De donde saliste? ¡No te conozco, no eres de esta escuela!

-Soy de la Academia Ceslestial, no soy ángel, no soy demonio, soy una aprendiz pero aún no tengo licencia… ¡Caí del cielo!

-Ajá – dijo Kieran con los ojos y la boca abiertos.

-¿Eres terrenal? Tienes lindos ojos… linda sonrisa, creo que sí te podría conceder un deseo, solo por esos maravillosos ojos que posees, anda pídeme un deseo antes que me arrepienta.

-Eh… ¿un deseo?

-Sería ilegal ¡pero que importa! En la tierra todo puede suceder.

-Bueno – Kieran miró de nuevo a su alrededor, buscando a sus amigos muertos de risa pero…

-¡Vamos, pide el deseo, amor, dinero, la destrucción del mundo!

-¿La destrucción del mundo?

-¡Claro!

-Eh… pues yo desearía… ¡Desearía que las chicas se fijaran que existo, sobre todo aquella al cual mi corazón le tiene destinado su afecto!

-¡Perfecto! – sonrió Japi, cruzando sus manos, tocando sus hombros, cerrando los ojos, mientras el bijou de la frente brillaba con intensidad, al igual que las argollas de las manos, cuyas piedras de colores tintineaban.

-¿Qué vas hacer? – gimió Kieran, al ver como su cuerpo se llenaba de una extraña magia.

"Oh, Señor de los Deseos, Mago de los Sueños, permíteme conceder este deseo a un corazón puro, y que las chica que anhela con todo su ser se fije en el así como aquellas que le han ignorado"

Un rayo de luz, pareció salir del cuerpo de Japiera, dirigiéndose a toda prisa al cielo, perdiéndose entre las nubes, por un momento, Kieran permaneció en silencio, hasta que reaccionó, cuando ella fijó sus hermosos ojos en el, ella era muy guapa.

-¡Listo! – sonrió ella, radiante, ojos brillantes, pero Kier, le miraba tontamente ¿de donde es que había salido?

-¿Sentiste eso? – gimió Mariana, deteniéndose un momento en esos instantes, mirando a sus amigas.

-Sí – carraspeó Alkyon

-Alguien ha concedido un deseo – murmuró Tanya.

-¡Eso está prohibido, aún somos estudiantes! – Chilló Elektra -¡Podríamos recibir una sanción por hacer eso!

-¿Quién lo haría?

-¡Hay una mas de nosotras aquí! – Gritó Tanya - ¡Hay que buscarle de inmediato, el pergamino puede estar en su poder ahora!

Las chicas corrieron al exterior, mientras que arriba de ellas, el pergamino se colaba por la puerta principal, deteniéndose entre los andamios y los candelabros del techo. Afuera Japi sonreía estando ya de pié, aunque sabía que debía buscar el pergamino, la tierra le era demasiado atractiva, aunque estaba vestida mas llamativamente que cuando sus amigas bajaran.

Portaba un vestido azul, muy amplio, con pedrería en los hombros y el olán, y su cabello era mecido con el aire, y no le despeinaba su muy elaborado peinado, en verdad, parecía una visión angelical.

-¡Solo es cuestión que esperes a que las chicas comiencen a acercarse a ti! Espero haber concedido tu deseo, ahora, iré a buscar el pergamino…

Y justo después de decir eso, el cielo se nubló de repente, comenzaron a cruzar muchos relámpagos y una lluvia torrencial se dejó sentir, al tiempo, Kieran tomó de la mano a Japi y ambos corrieron hacia el edificio, topándose en el camino con sus amigas.

-¡Japiera! – gritaron al verle

-¡Hola! – saludó ella alegremente y todas se metieron al edificio

-¡Japi, que concediste un deseo!

-Pero fue uno muy chiquito – se alzó de hombros

-¡Tenemos prohibido hacerlo! Esperemos que no lo hayan concedido ¿Quién te llamó, él?

-Sí… este chico tan guapo…

-¿Y el pergamino?

-Lo perdimos…

-¡Ay, no puede ser! – Gimieron todas - ¿Y ahora que hacemos? ¡Japi, como están todos arriba?

-Pues por el momento, los Seres Celestiales mayores, esperaban que encontraran la manera de regresar y romper el lazo que los une aquí… pero no garantizan que madre o padre se enteren.

-Japi, ahora estás unida al humano que te invocó, no podrás alejarte mucho tiempo de el, mucho menos si alguien intenta separarlos, créenos, no es divertido, ahora tienen que ir con el director, para que le dé una poción a este chico…

-Creí que fraternizar con humanos…

-No de este modo Japiera… No ha sido muy divertido, estos humanos son muy complicados.

-Empezando con el mío – masculló Alkyon – Creo que si el me pidiera el deseo de desaparecerlo, se lo concedería…

-¿Cómo te atreviste a concederle un deseo a este chico si sabes que está prohibido Japi? – gruñó Tanya.

-Lo siento, me dejé llevar por esos ojos terrenales….

-No sabemos que consecuencias traiga lo que hiciste – chilló Elektra – espero que el pergamino esté afuera y que la lluvia lo destruya – miraron hacia fuera, la tormenta desatada parecía infernal.

-No entiendo nada – musitó Kieran y las chicas se volvieron a verle

-Bien, entiende esto, ella tendrá que dormir en donde tu duermas, comer donde tu comas, respirar tu mismo aire, y no podrá separarse de ti, a no ser que lo desees de corazón, y aún así no es por mucho tiempo.

-¿Qué?

-Y también – comenzó a decir Alkyon, cuando de pronto, comenzó a disiparse y desaparecer ante sus ojos.

-¡Alky!

-El efecto de la pócima está terminando – murmuró Mariana
Efectivamente, Alkyon apareció atrás de Draco, mientras éste regresaba con sus amigos, habían tenido que suspender el entrenamiento, el rubio, al verla, lanzó una palabrota, que enfureció tanto a Alkyon, que cuando se percató, Draco estaba suspendido en el aire.

-¡AAAAYYY! – Gritaba y pataleaba - ¿Qué pasa? ¡Bájenmeeeee!

-¡Ya me cansé que seas tan mal criado! – Gritó Alkyon – ¡No tengo la culpa que hayas leído el hechizo y me tengas tras de ti! ¡Y no me importa que castigo tenga al hacerte pagar tu bocaza!

-¡BAJAME, ES UNA MALDITA ORDEN!

-No quiero – dijo Alkyon entre dientes, ella trataba de dominar sus impulsos de bajarle enseguida y procurar su bienestar, pues se suponía que ellas debían cuidar, no atacar a sus humanos… pero con ese rubio era imposible lograrlo.

-¡ES UNA ORDEEEEN! – gritó Draco y de pronto, un relámpago cruzó el cielo y cayó cerca de la ventana en donde Alkyon estaba con Draco suspendido en el aire y sus amigos murmurando sobre ella.

-Espíritu celestial de infierno – dijo Alkyon entre dientes, al momento en que el rubio caía al suelo, ella le había quitado el hechizo.

El otro que no estaba muy a gusto era Harry, de nuevo con Mariana pegado a el, no podía hablar con Alison sin tenerla a por lo menos un metro de distancia, ante la mirada altiva de Hermione que se encargaba de repetirle una y otra vez que nunca debía andar probando hechizos extraños.

-Claro, solo si te portas bien…

-Sí claro – sonrió Ron – me lo dice una chica que no se sabe si es un ángel, un demonio, que apareció de la nada por culpa de un conjuro que ella misma preparó para salir de su mundo…

-Tranquilo, solo que me agradas, a pesar que no eres caballeroso, eres medio prosaico y careces de modales…

-¡Oye, si te escucha mi madre decir eso, hará que me lea todo un libro de modales que tiene guardado en casa!

-Cierto, te hace falta – y le acarició los rojos cabello haciendo que el chico pusiera sus ojitos en blanco, le gustaba que Tanya le mimara tanto, aunque a lo lejos Ginny le miraba con disgusto, su hermano como que le andaba poniendo mas atención a una desconocida y que ya sabía, no era ninguna estudiante de intercambio y dejaba a un lado a otras niñas que le seguían.

-¿Te divierte acariciarle el pelo? – se acercó Elektra, que andaba cerca de ahí, con Jon a un metro de distancia, contemplando de reojo a Cho, quien hablaba en secreto con Alison, la ex y la futura novia de Harry, confabuladas, era de dar miedo.

-Sí, así puedo saber lo que piensa y de paso, le provoco paz…

-¿Y que piensa?

-Mejor no te digo – dijo la chica poniendo sus mejillas coloradas – creo que ese tipo de información solo deben esta en secreto – se asomó a ver a Ron, y estaba durmiendo, las caricias sobre su cabello, eran tan agradables que le había provocado una siesta.

-Lindo – murmuró Elektra al escucharle un ronquido…

-Ya se va tu humano…

-Mejor lo sigo, antes que la fuerza celestial me empuje con el ¿Cómo le irá a Japiera?

-Pues no lo sé, nos dijo el director que compartiremos la habitación con Harry y Ron, los otros chicos tuvieron que irse a otro lugar, ya que no podemos estar tan lejos… y menos si Harry no desea a Mariana cerca.

En la habitación de Gryffindor, Harry y Ron, ya no podían cambiarse tranquilamente, ni podían hacer esas cosas desagradables que de repente hacían, suprimiendo sus manías, Tanya ocupaba la cama que antes era de Neville y Mariana la de Seamus, por suerte para ellos, al menos podían dormir separados.

-"Porque eres el último romántico. Córtalo desde el fondo de mi corazón, cariño. Cada vez que me enamoro quiero sufrir más y así descubrir la imagen de un ángel"

-¿Qué es eso Tanya?

-No lo sé, escuché esto de una muchacha, es una melodía, se me contagió… habla del amor terrenal y esas cosas… nada que ver como cuando el grupo de serafines y querubines cantaban.

-Bien, por lo menos aprenderemos melodías de los humanos, así cuando volvamos, hagamos toda una corruptela en el cielo – dijo Mariana, pero se miraron un momento y soltaron una risita.

-Sí claro, como si se pudiera, lo mas seguro que nos pase, es que nos envíen a "desintoxicarnos" de todo lo que aprendamos aquí y volvamos a esa vida "perfecta"

-Bueno, si te das cuenta, nosotras hemos sido distintas, siempre tuvimos el anhelo de conocer la tierra, pero no se nos permitía siquiera verla a través del observatorio…

-Ahora estamos abajo… pero no es como lo pensábamos, por ello padre y madre, no querían que tuviéramos contacto nunca con la tierra. El castigo que nos espera, posiblemente sea terrible, el ser supremo, no dejará así la situación, desobedecimos…

Las chicas mantenían las cabezas al aire, fuera de la cama y con los pies en las almohadas, y fue cuando Harry salió del baño, con el pijama puesta, al igual que Ron, pero con el rostro ceñudo y se metió a su cama, jalando las cortinas para no verla.

-¡Que grosero! – Chilló Mariana - ¡Como si quisiera verte con esos trapos!

-No me molestes… - espetó Harry tapándose hasta la cara.

-¡De monios! – chilló Mariana

-¡Mariana no! – gimió Tanya, pero las cortinas que tapaban la cama de Harry se rasgaron cayendo los pedazos en el suelo, así como sus sábanas… salvándose el pijama de milagro.

-¿Qué estás haciendo chica? – gritó Harry histérico.

-Ay… ya estoy haciendo lo mismo que Alkyon – dijo Mariana, justo cuando un rayo atravesó el cielo, iluminando la habitación, con un fuerte tronido.

¡BROOOOMMMMM!

-Las fuerzas celestiales están lanzando advertencias – dijo Tanya muy bajito – debes tener cuidado de no descontrolarte, las consecuencias si llegas a dañar al chico, serían catastróficas… a menos que te guste el inframundo.

-¡No puedes hacerlo esto a mis sábanas, a mis cosas! – chillaba el pelinegro, con los lentes torcidos y el pelo alborotado, casi sacando espuma por la boca, apretando los puños, los dientes.

-Ya, ya – Gimió Mariana, sentándose en la cama, usa tu magia, repara las sábanas

Reparo! – Agitó Ron la varita, pero las sábanas siguieron igual.

-Olvídalo – Negó Tanya con la mirada – La diferencia con nuestra magia y la de aquí, es que, lo que hacemos, no lo pueden remediar ellos, así que tendrás que reparárselas tú…

-Pues si no hay mas remedio – suspiró la chica, cruzando las manos, fijando sus ojos en las sábanas rasgadas – "¡Oh, Dios de los resarcimientos, reconstruye lo que he destruido!" – Pero nada pasó.

-¿Y eso?

-No pasa nada ¡Ya no tengo magia!

-Puede ser que la magia echa con odio, no pueda ser revertida – dijo Tanya – Tendrás que buscar otra manera de reponerle sus sábanas.

-Bien "¡Diosa Fortuna, haz que llueva oro!"

Y de pronto, de la nada, comenzaron a caer galeones, dejando a Ron con la boca abierta, pues cerca de cien galeones, cayeron al piso, ante la mirada atónita de Harry y la cara de fastidio de Tanya.

-No malgastes la magia – dijo con bostezo – Que Harry no se tapará con las monedas.

-¡Está bien! – Tomó las sábanas que había en su cama y se los aventó a la cama - ¡Mañana te consigo otras sábanas, tápate con esto!

-¡No las quiero! – Chilló Harry

-No quiero escándalos – dijo Tanya sintiendo un leve dolor de cabeza - ¿Por qué no pueden estar en paz?

Santuario de Paz! – suspiró Mariana haciendo un círculo con sus brazos, las cortinas de su cama se corrieron, tapándola, y Harry no pudo correr las cortinas.

-Olvídalo – dijo Tanya – se encerró un momento en meditación, mejor duérmete ¿quieres?

Harry maldijo en silencio y se sentó en su cama, entre las sábanas rasgadas, mirando fijamente en donde la chica estaba encerrada, dentro de las cortinas solo se veía una luz que tintineaba, estaba tan fastidiado, que se envolvió en las sábanas que ella le había tirado y cerró los ojos.

Muy en la madrugada, en la ventana, se asomó una lucecita muy pequeña, que poco a poco fue adquiriendo forma, hasta convertirse en un ángel, que sonreía traviesamente. Era Tomoko, un ángel travieso, que había escapado también, cuando Tanya había descendido, y como él, si era un angelito, podía hacer todas las travesuras sin que un ángel mayor, le pusiera un alto, y como ser supremo y celestial, así mismo lo eran sus poderes… y el problema es que el tampoco podía salir, porque cuando Tanya había bajado, el cielo se había sellado.

-¡Siento inconsistencia en sus corazones, ella anhela aprender y el se rehúsa enseñar! – Sonreía el angelito – Así que tengo que hacer algo – miró que Harry dormía intranquilo, y Mariana, dormitaba, haciendo que su hechizo se desvaneciera.

El angelito se iluminó y haciendo un pase mágico, celestial o lo que fuera, hizo que Mariana apareciera en la cama del chico y reparó las sábanas y las cortinas, envolviéndolo a ambos, mirando su cuadro satisfecho, desapareció.

-¡Perfecto! Así no pasarán frío… y aparte, no hay malicia…

Al pasarse por la ventana de Kieran, tanto el, como Japi, estaban durmiendo juntos, en el piso, habían platicado tanto, que se habían quedado dormidos. Tampoco Elektra había tenido tanto problema para dormir en ese "Jardín de Masculinidad", ella en un lado y Jon, en otro, soñando que era un lobo y que Cho le perseguía con un hacha.

Otro que no podía conciliar el sueño, era Draco, daba vueltas de un lugar a otro, apenas y cerraba los ojos, soñaba cosas horribles, despertaba y veía a Alky, que tampoco podía conciliar el sueño y le miraba detenidamente, el chico optaba por no decirle nada, pero suponía que ella tenía la culpa de sus pesadillas.

Sin embargo, cerca de ahí, de entre la tierra, en un panteón muggle, hubo un pequeño tremor, una de las tumbas se iluminó y resurgió de las tinieblas, un ser hermoso, que sonrió al mirar el lugar en que estaba, en donde todos descansaban en paz… era Kureme, un ángel oscuro, que subía de las profundidades.

-Mf…mf… huele a ángel blanco, huele a seres celestiales… debieron desobedecer… son presas para mí, para atraerlos a mi reino… Mf… algunas son femeninas… já… no me caería mal una esposa… Bien, bien, mientras Dios y sus aliados duermen, yo me encargaré de buscar a esos bocaditos del cielo, y haré todo lo posible porque sus dioses, no los dejen regresar… jajajajaja

Y de pronto, frente a el apareció otra figura conocida, con ojos rojos viperinos, y sonrisa maliciosa, con una túnica negra y una serpiente alrededor de sus pies.

-Nos volvemos a ver – dijo el señor oscuro – te conocí en el inframundo ¿Qué haces aquí?

-Huelo cielo, huelo ángeles, huelo el Nirvana…

-¿Gente de arriba? – Sonrió – he escuchado que tienen poder especial, una magia tan pura y gloriosa, que sin duda, tenerla de mi lado... no me vendría mal.

-Cierto es señor – y Kureme se sentó en una tumba – son varias, alguna de ellas servirá de esposa…

-¿Y me darás a mi alguna? No me vendría mal… utilizar su poder celestial, hace años, tratamos de hacerlo, pero ese ángel murió, supongo que con el tiempo, no tan fácil, se destruyen.

-Hagamos un trato, señor… Usted no molesta a mis presas, cuando averigüe donde están, y yo le doy hasta dos, de las que capture… Debo aprovechar a buscarlas, antes que las puertas del cielo se abran y bajen por ellas.

-¿No hay peligro que alguien mas las defienda de ti? Sabes que de todas maneras, no puedo tocar algo tan puro, hasta que no estén corrompidas por las tentaciones de la tierra.

-Solo hay otro ser que pudiera ayudarles… pero estoy preparado, si llega, él y yo, tendremos… una interesante pelea.