Capítulo 4:

¡Ay, Hogwarts no es precisamente el lugar para expresar tus sentimientos!

Cuando Harry abrió los ojos, una cabellera castaña le inundaba parte de su rostro, cuando despertó mejor, se dio cuenta que estaba abrazando algo… casi le da un ataque cuando se percató que estaba acostado con Mariana en la misma cama… Por eso no había sentido frío el resto de la noche, y había tenido un plácido sueño en que él y Alison, cortaban margaritas en un precioso campo.

-¿Quién arregló las cortinas y las sábanas? – preguntó Tanya que estaba de pié, mirando todo con curiosidad, y Ron en su cama, mirando con atención que su amigo estaba junto con Mariana.

-¡Oh! – Mariana se levantó de pronto, mirando que Harry estaba a su lado - ¿Qué hago aquí contigo?

-Es lo que yo quiero saber – dijo Harry - ¿Acaso fue esa fuerza celestial de la que tanto hablan?

-No… bueno, es lo que nosotros decimos, pero… es muy extraño…

-Pues sí – Mariana se puso de pie – al menos no necesitaré el oro para comprarte las sábanas – hizo un movimiento con sus manos y desapareció el oro. Y creo… que ya es muy tarde ¡Levántense flojos que tienen clases!

Todos y todas se encontraron en clases de Defensa, para practicar nuevos hechizos, aunque Dumbledore había organizado una búsqueda del pergamino, porque ni siquiera él, con toda su magia, le podía encontrar y es que una cosa es la magia terrenal y otra la angelical. Y en la clase se demostró, el profesor, hacía unas prácticas, ponía a los chicos frente a una criatura peligrosa y ellos tenían que repelerla, con los hechizos ya aprendidos.

-¡Le toca señor Malfoy! – ordenó el profesor, el chico se puso en medio de la clase, Alkyon, dormitaba, pues eso de estar en la tierra hacía que tuviera los mismos hábitos que los humanos.

-Bien – tomó aire el chico preparando la varita, cuando de pronto, el profesor hizo un hechizo y apareció una desagradable criatura, enorme, con garras y filosos dientes, que echaba fuego por las fauces.

-¡Ya sabe sr. Malfoy, envíe hechizos evasivos y para aturdimiento! El fuego es peligroso, procure que no le toque la piel ni la túnica…

-Claro, no soy ningún idiota – Dijo Draco entre dientes, cuando de pronto la criatura se levantó en dos patas, gruñendo con fuerza, y de pronto, lanzó una bocanada de fuego a los presentes…

-¡Cuidado! – Gritó el profesor, la criatura era impredecible, Draco no actuó de inmediato… Pero el fuego nunca llegó a tocarlo.

Cuando todos reaccionaron, frente a Draco había una barrera gelatinosa, totalmente transparente, que detenía el fuego de la criatura y que ésta parecía inmóvil, el rubio parpadeó, todo parecía detenido, como en suspenso, miró a su alrededor, hasta el propio profesor estaba absorto, de pronto, se escuchaba como un cántico, dulce y suave, se volvieron a mirar, y Alkyon estaba sentadita, mirando fijamente a Draco y a la criatura, con el bijou que tenía en la frente y al parecer nunca se quitaba, ninguna, que brillaba incesante, parpadeando rápidamente…

-La intercesión etérea – explicó Tanya en tono aburrido – es natural en nosotras, debemos otorgar protección a aquel que nos llama a su lado, por lo cual, aunque no queramos, si algo ataca o pone en peligro al humano, será salvado… involuntariamente.

-Eh… será mejor que pongan a alguien mas a dominar a la criatura que no sea Harry y Ronald – agregó Mariana – porque aunque una quisiera que sean destrozados en mil pedazos, me temo que no podría pasar nunca.

-¡Ah, gracias! – gruñó Harry al entender el doble sentido.

-Escúchalo – codeó Alkyon a su amiga, aunque el bijou de su frente brillaba, ya que la protección era involuntaria – Entendió lo que quisiste decir, por lo menos el sentimiento es mutuo.

-Bueno – rodeó el profesor a la criatura que parecía no poder moverse y el fuego era estático, y la protección gelatinosa, parpadeaba – Draco, muévete, inmovilizaré a la criatura, supongo que cuando estés lejos de ella, la protección termina…

Después de la desastrosa clase en la que Harry no pudo demostrar lo bueno que era para la defensa, tuvieron un receso, el chico llevaba pocos días con Mariana, pero parecía que toda la vida la tuviera como guardaespaldas, claro que pese a que no la podía tener mas de dos metros lejos de el, hablara con Alison, la bella chica de enormes ojos almendrados, miraba a Harry y de paso a Mariana, a metro y medio de distancia y hablando con un par de curiosos chicos de quinto grado.

-Vamos Alison, ya te expliqué qué pasó, no me puedes culpar por lo sucedido, en cuanto encontremos ese pergamino, ella se irá y no estará más a mis espaldas… así tu y yo…

-Bueno – dijo la chica altiva, ya que era en verdad, muy bella – entonces, en cuanto te deshagas de ella – expresó en voz alta – hablamos ¿Qué te parece?

-¡Pero Alis!

-¡Pero nada, Harry! Me gustas, eres muy guapo, pero no puedo andar con un chico que tiene una guardaespaldas ¿te imaginas? Besarnos con ella viéndonos, que incomodidad… No, no, no Harry… espero que no me hayas perdido para cuando regrese al… "paraíso".

-No me hagas esto – gimió el pelinegro con el corazón destrozado

-No me culpes a mí – respondió Alison con desdén, mirando a Mariana de reojo, Harry lanzó una maldición y se volvió furioso a la chica, quien sintió una punzada dolorosa en su cabeza.

-Tengo clases – chilló Harry de pésimo humor y salió a prisa, rumbo a la clase de transformaciones, Mariana apretó los dientes, mirando de reojo a la figura de Alis, deteniéndose para hablar con sus amigas, y supuso que para regodearse de que había rechazado a Potter.

Así que antes de dar la vuelta y sin que Harry le viera, Mariana le señaló, murmurando para sí "Plaga" y de pronto, apareciendo de la nada, aparecieron un montón de langostas que de inmediato rodearon a Alison, quien comenzó a correr y a sacudirse esos insectos alados, gritando que la ayudaran, ella se sonrió y cabizbaja, siguió a Harry, quien parecía en verdad, un verdugo.

Elektra tenía que chutarse TODA la cantaleta que Jon Lupín, le echaba sobre lo perfecta que era Cho, Elektra solo bostezaba, un poco harta, el no debía perder su tiempo con esa jovencita.

-Oye Jon, en verdad – suspiró – Siento que tu corazón sufre, pero basta, me acongojas, no puedo ayudarte, si decidiera concederte el deseo… no funcionaría, porque el corazón de ella es frívolo, superficial y aparte, no soy cupido…

-Ella me gusta demasiado, tú no lo entiendes, porque no conoces ese sentimiento, pero cuando la veo, pienso que es la perfección echa mujer, por eso mi corazón late muy fuerte.

-Es verdad, solo oigo los latidos de los corazones… tenemos una clase que se llama "Percepción de Latidos", ahí nos enseñan como leer los latidos, para entender los sentimientos…

-¿En serio?

-Sí, un corazón puede latir rápido por enojo, emoción o miedo, y nosotras debemos percibir, porque son… tu corazón – le puso la mano en el pecho y el chico sintió sobresalto – late apresurado cuando piensas en ella, pero baja, cuando entiendes que no será para ti.

-¿Sabes? Eres más cruda que tus compañeras, Japi, la que está con Kieran, es más alivianada, las que están con Draco y Harry, más temperamentales y Ron es el único que parece muy a gusto.

-Claro, no tenemos que ser iguales, si no que aburrido, yo soy mas práctica, me gusta hablar claro y con la verdad, no me interesa tener "sentimientos humanos", me gusta lo que seré en un futuro, una diosa que concederá deseos sin importar lo bueno o malo que sean.

-¡Pero te niegas a concederme el deseo para con Cho! – Exclamó Jon confundido – si dices que no te importa…

-No me importa, pero también, por el momento, debo protegerte, se supone que solo bajo, concedo el deseo y subo… no bajo y me quedo toda una vida, si mueres Jon… yo también, estamos unidos hasta que por medio del pergamino regresemos…

-¡Espera! ¿Qué dices? ¿Cómo que…? ¡Explícate!

-Sabía que las otras no le han explicado a sus humanos, el riesgo que conlleva que estemos abajo – dijo con desgano

-¡Vamos, no guardes silencio, dime!

-Me llamaste, estoy contigo, debo protegerte y no conceder deseos, aunque hayas visto que Japi lo hizo, no sabemos si se acepto el deseo, porque aún no tenemos la licencia, pero si te sucediera algo, si murieras… y yo no pudiera ayudarte, tenemos las almas unidas y también desaparecería…

-C-creo que hay muchas cosas que tus amigas no le han dicho a Ron o a Harry… Elektra… ¿Qué pasaría? ¿Qué pasaría si uno de nosotros intentara dañarlas? O sea, que Draco intentara perjudicar a Alkyon.

-Estaría maldito para siempre, aunque no seamos 100 celestiales como los ángeles y su gremio, o los Néfilim, que es otro grupo que tiene mitad y mitad… nosotras, poseemos solo un 40 de celestialidad, cuyo resto lo obtenemos a partir de licenciarnos de diosas de los deseos, pero como te digo, pese a todo, estamos en la gracia del ser supremo, y si nos daña, quien nos llama, es castigado eternamente.

-Otra pregunta… si arriba ven todo lo que pasa aquí abajo, con aquel que no debe nombrarse y con todo el poder que poseen…

-Porque arriba consideran que los humanos se buscan sus propios problemas, y que deben resolverlos ustedes mismos, finalmente, se destruyen así mismos… Por eso a mí nunca me gustaría convertirme en humana… debe ser horrible…

-¿Eso crees? ¿A poco pueden convertirse en humanos por completo?

-Sí claro… pero ¿Quién querría serlo? Es mejor estar arriba, y conceder deseos…

-Yo nunca he escuchado a alguien que haya dicho que un ángel le haya concedido un deseo…

-Es verdad, te explico, y no somos ángeles, ellos están muy por encima de nosotros – Elektra adoptó una actitud de que lo sabía todo – Si fuera tan fácil, de solicitar un Dios de los Deseos, toda la gente los invocaría y el mundo fuera un caos, por ello, para solicitar nuestra presencia, es por medio de un conjuro de "Invocación Celestial" que está en un libro prohibido, nos han dicho que hay solo uno, sin copias, muy bien resguardado en no se donde…

-¿De verdad?

-Sí… es un hechizo prohibido, porque aquel que baje del cielo, invocado, puede conceder, la destrucción del mundo si así lo solicitara, por ello, el libro es prohibido, magia avanzadísima y podemos estar siglos y siglos, esperando bajar a conceder algo, pero finalmente estamos aquí por nuestra culpa, como nos tiene prohibido bajar a la tierra, hicimos el hechizo y lo enviamos, para abrir el portal…

-Pero todas han bajado siendo convocadas por error… ¿alguna puede bajar sin ser convocado?

-Podría darse el caso, hace muchos años, sucedió, una de nosotras, ya licenciada, bajó, pero no sabemos porqué murió...

Lupín miró por unos instantes a Elektra, ella le parecía fría, así como decía que era Cho, pero sus palabras reflejaban una verdad algo dura y cruel, nada agradable y de pronto, no le parecía tan celestial, al contrario, para que alguien las conjurara, tenía que violar un libro de magia prohibido…

-Oye, necesito hacer unas cosas – dijo el chico alejándose con poción en mano, un metro, dos metros – te prometo buscarte en un par de horas y seguir charlando.

-¿Te quieres alejar de mi? – alzó Elektra una ceja

-No, lo prometo, solo necesito una charla privada ¿está bien?

-Si… eres sincero Jon, si tuvieras intensiones de separarte de mi, no lo lograrías – sonrió la chica, viendo que Jon se alejaba sin necesidad de tomar la pócima.

El pergamino continuaba pegado en el techo, el vientecillo que se colaba, lo tenía acorralado, y la hoja se arrastraba suavemente, tanto que nadie parecía verle, el pedazo de papel, incluso parecía tener mente propia y como que buscaba víctima, porque cuando Hayden pasaba, iba leyendo un libro, ya que tenía una clase próxima.

-¡Oye Hayden! – de pronto una chica le gritó y el se volvió para saludarle, dejando el libro abierto sobre una repisa y yendo a ver que quería, y no se percató que la hoja lentamente, bajó, como mecida por el viento, hasta depositarse sobre las paginas del viejo libro, Hayden bromeaba con la chica, tanto que se quedaron charlando un buen rato, hasta que pasó Jon, apresurado.

-¡Vámonos Hayden que es tardísimo para la clase!

-Diantre – gimió el chico, tomando el libro, sin ver que estaba la hoja ahí y lo cerró, corriendo tras su compañero…

Ambos entraron casi rayando la hora, ante la mirada adusta de la profesora Sinistra, que les miró despectivamente ya que le molestaba que entraran casi a la hora.

-¿Qué milagro que se te hizo tarde Jon?

-Buscaba algo…

-¿Qué?

-¡Al final de la clase te digo!

-Ok…

-¡Silencio! – Gritó la profesora - ¡Hayden! Abre tu libro y lee la página 148, en voz alta, he decidido que leamos un poco antes de las clases de media noche, hoy hará un cielo muy estrellado.

-Sí – dijo el chico, tocando el libro con su varita buscando la página, en la que curiosamente, estaba el pergamino, el cual, parecía haber adquirido, la forma de la hoja del libro.

-¡Lee niño, que no tengo tu tiempo!

-Si profesora, Hayden tocó la punta de la hoja con la varita y…

-"¡Oh Dios del amor, que derrochas la pasión, encuentra por favor, la compañía ideal, que me pueda ayudar, para el verdadero amor encontrar, soy el mas necesitado, loco y despistado, guía mi camino, y encuentra mi destino, quiero un ángel de paz, que me pueda orientar, con cual de todas las opciones, me he de quedar!"
dijo en voz alta, y luego parpadeó.

-¡El pergamino! – gimió al otro extremo, Japi, ya que en esa clase tocaba a Ravenclaw y Hufflepuff juntos.

-¡Ese no es lo que pedí que leyeras! – protestó Sinistra

-¡Oh, no, es el hechizo de invocación! – se levantó Lupín, pero al momento de hacerlo, tropezó, se fue sobre Hayden, este aventó sin querer el libro que fue a dar en contra de otros libros apilados atrás de ellos, y fue un desastre, miles de hojas salieron volando de los viejos libros, así como pergaminos con hechizos.

-NOOOOO – gritó Japi

-¡CRACK! – se escuchó un ruido seco y todo se descontroló tanto, hasta Japi se distrajo, que el pergamino, se deslizó debajo de una rendija entre las maderas de la pared… y es que la distracción fue porque sobre la mochila de Hayden, hubo otra aparición.

-¡AY! ¿Dónde estoy? – una chica de aspecto tierno y dulce, apareció de la nada, con un traje color lavanda, brilloso y cubierta de joyas, y también los bijou de la frente.

-¡Nenyeina! – gritó Japi, y la puerta se abrió, apareciendo Elektra, la había sentido.

-¡Oh, no, otra más!

-¿Japi? – Gimió Neny volviendo a mirarla - ¿Dónde estoy? – miró a todos muy sorprendida y asustada.

-Bienvenida a la tierra – se sentó Elektra de pronto a su lado, suspirando profundamente y con cara de fastidio - ¿Y el pergamino?

-No está – sonrió Japi y Elektra le devolvió la sonrisa, era la primera vez que Jon le vio sonreír y le pareció que tenía una sonrisa encantadora, aunque casi no la mostrase.

-Estamos perdidas…

-Hay un caos allá arriba – dijo Neny mirando a los otros chicos que estaban sin habla – padre y madre continúan en su viaje estelar, pero en cuanto regresen, aún no saben como explicar, que parte de sus hijas están abajo y no pueden regresar…

-¿Qué están haciendo los tronos?

-Nos mantienen a todos los aspirantes a Dioses, bajo fuerte restricción, pero por lo visto, no funciona, aunque supongo que solo las que escribimos ese pergamino…

-Roguemos al ser supremo que así sea, porque si alguien más pasa por ese pergamino, no será nada bueno… ¡Solo estábamos a la mitad de nuestros doscientos años de estudios para Dioses!

-¿Doscientos años? – chilló Jon acercándose a Elektra (el resto de los alumnos ya habían salido del salón, huyendo junto con Sinistra, quien había corrido en busca de Dumbledore)

-Claro, no creerás que se estudia en un año…

-¡Pero son muchísimos años y tu… tu…ustedes se ven…!

-¿Aparentamos menos años? – Sonrió Japi, alivianada como siempre – lo que pasa es que en el cielo, el tiempo pasa mas rápido que aquí en la tierra y nuestros años arriba, son diferentes…

-Pero supongo que al estar abajo, nuestros años serán como los de los terrestres.

-¡Ay no, seré unos años mas vieja para cuando regresemos! – gimió Neny

-Si es que regresamos…

-¡Que ha pasado aquí! – apareció Dumbledore y al ver a Nenyeina, como que perdió la serenidad y paciencia que lo caracterizaba - ¡Todos, a buscar ese pergamino, de inmediato, no debe estar muy lejos! Y usted señor Cristensen… ¿Por qué no se levanta?

-No… no puedo, algo, algo me detiene abajo… señor…

-Hayden – se volvió Jon hacia el – te presento a…

-Nenyeina – respondió la chica un poco compungida.

-Nenyeina de ahora en adelante estará unida a ti, para bien o para mal, hasta que el dichoso pergamino los separe…

-¿Qué?

-Lo siento, ahora, Nenyeina, si te levantas, tal vez Hayden pueda hacerlo, estás sobre su mochila y tal vez eso lo inmoviliza.

Hayden apenas y lo creía, el ya sabía que no debía leer el hechizo, pero la hoja parecía de su libro, ahora tenía a una chica unido a el, y pese a lo mucho que había criticado a Jon, ahora estaba en su lugar, acompañado de una chica que no sabía que era…

Pero el pergamino, que se había deslizado bajo una rendija, ya no estaba dentro del colegio, el viento lo había arrastrado y ahora, volaba en el cielo, fuera de la vista y el alcance de los chicos ¿A dónde iría a parar?

Cho miraba de reojo a Nenyeina, Jon a Cho, y Elektra a uno y otro con ojos inquisidores, al otro extremo, Harry, contemplaba como Alison coqueteaba descaradamente con otros chicos, aunque al parecer, su cabello ya no lucía como antes ¿Acaso fue por la plaga? A su lado, Hermione seguía en su eterna cantaleta de los hechizos prohibidos, mientras que Kieran no veía que Hermy le mirara siquiera y Japi lucía decepcionada.

-Los dioses no favorecieron mi petición – dijo suspirando – bueno, tal vez fue mejor así, ya saben lo que dicen mis compañeras, que no debemos realizar deseos sin estar licenciadas.

-Eso creo…

-¡Nada! – Apareció Dumbledore con los profesores – intensificamos la búsqueda y nada, tengo el ligero presentimiento que ese pergamino, ya no está en el colegio…

-Y nosotras tenemos otro – dijo Mariana – el pergamino se escribió en el cielo… bajó bendito, pero al pisar tierra ¡Aquí están todos los pecados del mundo! El pergamino puede contaminarse… tal como está sucediendo con nosotras…

-¡Ay, que clase de celestialidad es esta! – gruñó de pronto Alkyon, quien llegaba con el dedo escurriendo sangre

-¿Qué es eso? – gimieron las chicas asustadas, al ver esa cosa viscosa roja escurriendo el dedo de Alkyon.

-¡No lo sé, solo comenzó a salir y se siente muy extraño, punza! ¿Es dolor acaso?

-¿Qué hiciste Alkyon?

-Solo toqué la frente de Draco para dormirlo, quería saber que sucedía y venir aquí, pero se negaba a tomar la pócima alegando mal sabor, intenté dormirlo, pero me apretó muy fuerte la muñeca y lo toqué con la mano izquierda…

-¡Fue por eso! – Aclaró Elektra – No podemos hacer magia con la mano izquierda y aparte, fue forzado… eso que sale es sangre… cada día que pase, nos humanizamos mas, así que no me extraña que nos portemos egoístas, intransigentes, cobardes, maliciosas, etc…

-Ya no sigas… ¡Quiero regresar a casa! – gimió Alkyon mientras miraba como la sangre continuaba escurriendo de su dedo.

Dumbledore se acercó tomó su dedo, y tras decir unos hechizos logró que dejara de sangrar, pero aún así, su dedito le punzaba – Será mejor que no intentes de nuevo hechizar al señor Malfoy contra su voluntad, debes hacerle entender lo fastidioso que es para ti y para el, esta situación…

-El no entiende razones director, es muy difícil dialogar, solo quiere que desaparezca…

-Los malos pensamientos pueden ser fatales para nosotras – dijo Elektra – Si ese muchacho los sigue teniendo, también su vida está en riesgo…

-Entonces yo hablaré con el… señor Cristensen, por favor, sígame, tenemos que hablar sobre esta nueva señorita…

-Necesitamos regresar – dijo Mariana mirando como Alky sufría con las punzadas en su dedo – Debemos buscar la manera de hacerlo, o nuestras vidas están en riesgo… así como la de ellos…

-¡Por favor, por favor! – Se arrodilló Japi de pronto, dejando su habitual sonrisa - ¡Prometemos portarnos bien y no pensar en imposibles, prometemos no pecar más, si nos dejan regresar!

Como toda respuesta, afuera se nubló, formándose una tormenta, con fuertes tronidos, y relámpagos que zumbaban el cielo, al parecer, sus ruegos no habían sido escuchados ya que debido a su mal comportamiento, el cielo… No podía escucharlas.

Sin embargo, el pergamino cruzaba el cielo, aterrizando en tierra, atorándose en una rama, en el piso, cuando Kureme se acercó, el ángel negro, que oliendo el aroma de las chicas.

-¡Ah, que es esto! Que maravilla… un hechizo celestial… creo que vamos a divertirnos mucho – se inclinó, no podía tocar aún el pergamino, pues le quemaría.

-¿Me pregunto que pasaría si…? Bueno, solo aguantaré el dolor…
Kureme hizo un gesto al poner el dedo en el pergamino, el cual comenzó a quemarle, e incluso hasta humo salió de su dedo, mientras decía el hechizo en voz alta… y de pronto…

¡BROOOOM!

Se escuchó un retumbo, un temblor, y del cielo oscuro y nublado, aparecieron dos rayos negros, muy negros que bajaron a la tierra, hasta casi los pies de Kureme, el dark ángel se hizo atrás, mientras se chupaba el dedo quemado, esperando ver lo que le habían mandado. Mientras el pergamino volaba de nuevo, perdiéndose.

-Saludos – hablaron, eran dos chicas, altas, con un traje rojo, muy llamativo, sin mangas vaporoso y brillante, ambas con un tatuaje en el brazo izquierdo de un ángel negro, bastante guapas, aunque con los ojos y los labios muy pintados y sonreían con algo de malicia y tenían un par de cuernitos, muy pequeños en la frente, aunque no iban solas, un pequeño diablillo, simpático, volaba alrededor de ellas.

-¿Mis ángeles?

-No… somos Diana y Elan, nuestro pequeño amigo Hiromi… Nosotros pertenecemos a la división oscura, la que equilibra la fuerza del bien y el mal… aunque ahora que nos llamaste, estamos a tu servicio, y regresaremos, estamos en prácticas, aún no tenemos nuestros cuernos…

-¿Saben que hay ángeles en la tierra?

-Sí, pero no son ángeles, están muy lejos de serlo, ellas son de la modalidad dioses de los deseos, el echo de que se les diga dioses no significan que lo sean – explicó Diana –Arriba están muy molestos… si no regresan antes que padre y madre… aquí ocurrirá una tragedia.

-Pues entonces debemos ocuparnos que no regresen ¿no les parece?

-Por supuesto – se volvió Elan a Hiromi – tú, vete a donde Tomoko, ese pequeño angelito, y fastídialo, entre mas peleen las diosas con los humanos, mas terrenales se vuelven… y una vez contaminadas, todo saldrá perfecto.

-¿Cómo le harán para ayudarme? – Preguntó Kureme – No puedo acercarme al colegio, demasiada magia positiva hay y me daña.

-Nosotras tampoco – Diana alzó una mano, pasándola por toda el área y luego sonrió – Hay una población en donde podamos hospedarnos, mi condición me dice que ellos bajarán a este lugar y entonces, podremos actuar…

-Perfecto…

-¡A molestar! – dijo Hiromi y desapareció

-Hiromi es un diablillo tipo 1, podrá colarse en el colegio, desde arriba rastreamos a Tomoko, es un cupido tipo 1… Hiromi podrá con el… le echará a perder todo.

-Tengo tratos con un ser oscuro de esta tierra – dijo Kureme – la verdad no me pareció correcto decirle que mi magia está limitada, hasta que ellas se vuelvan mas terrenales, yo seré mas poderoso, hasta ese día, ustedes tendrán el control.

-Perfecto, nosotras iremos a ese pueblo… tenemos que apoderarnos de algunas mentes…

-No creo que tengan problemas – sonrió Kureme – Nos mantendremos en contacto… tampoco puedo acercarme mucho al pueblo…

-De acuerdo.

Diana y Elan bajaron a Hogsmeade, encontrando de primera instancia, un hostal, en donde entraron y al acercarse al dependiente, Diana no le dio oportunidad de que hablara, pues le pasó la mano en su rostro y el hombre pareció perder su alma, ya que sus ojos dejaron de brillar, y comenzó a actuar como si fuera un autómata.

-De ahora en adelante, ya no hospedarás a nadie aquí, dirás que somos las dueñas de este lugar y permanecerá cerrado, tú serás nuestro esclavo y nos servirás en todo.

-Sí – dijo el hombre asintiendo

-Prepara nuestras habitaciones y comienza a desalojar a los huéspedes que hayan – ordenó Elan.

-Iré a dar una vuelta – dijo Diana - ¿vienes?

-Aún no confío en el humano, ve tú, yo me quedo a vigilarlo.

-Me parece bien

-Oye Diana

-¿Qué?

-Actúa como terrenal, para que no sospechen nada… algunos magos son muy perspicaces.

-Tienes razón – dijo Diana mirándose al espejo, sus cuernitos pequeños y puntiagudos, estaban relucientes – ella solo cerró los ojos un momento y sus cuernitos se ocultaron, fijó su vista en una revista, y en la portada había una chica con una preciosa túnica japonesa, curiosamente en color rojo, así que mirándose al espejo cambió su vestuario por la de la modelo.

-Ahora si luces como los habitantes de este pueblo – sonrió Elan

-Luego regreso, cualquier cosa, me llamas, pues no sabemos que grado de poder tengamos en este lugar.

-Está bien.

Diana salió del hostal, a esas horas, los caminos lucían tranquilos, y con poca afluencia, por lo que ella se dedicó a recorrer las tiendas, explorando sus contenidos, era también la primera vez que ellas bajaban a la tierra, sin embargo, en el lado oscuro en donde se encontraban podían saber mas de ella, porque lo tenían permitido.

La joven, llegó al lugar en donde estaba asociado la tienda Zonko con la de Sortilegios Weasley, así que ella entró, hay habían muchas cosas desconocidas y que olía, era para hacer travesuras, algunas malas, por lo que recorrió el almacén, mirando sobre todo los surtidos salta clases, las varitas trucadas, fantasías patentadas, marcas tenebrosas comestibles, encantamientos escudos, detonadores trampa, polvo de oscuridad, calderos de bromas, aunque lo que en lo que menos se fijó fue en la sección de wonderbruja.

-¡Vaya, quien haga estas cosas, debe tener cierto grado de malicia en su ser! – pensaba Diana, mirando las cajas, en ese instante, no había gente en la tienda, así que cuando Fred Weasley se asomó, y verla ahí de pié, increíble y maravillosa, se embelezó por un momento.

-Hola – se acercó Fred sonriendo a todo lo que da - ¿buscas algo en especial?
Diana se volvió, entornando sus ojos hacia el, dominándolo de inmediato con la mirada, era de por si, uno de sus reflejos, ya que era su modo de protegerse. El pelirrojo por un momento quedó embrujado con esos ojos, aunque recobró la cordura, y ella bajó la guardia al ver que no había peligro.

-Solo miro ¿te molesta? – dijo con una voz… dulce, tranquila, inocente… de echo ellas tenían una clase llamada "Artes del Engaño y Artimañas" en donde les enseñaban todo eso.

-Claro que no, y siendo tan linda…

-¿Linda yo? – sonrió Diana con timidez, desviando la mirada y cubriendo su rostro con su cabello, pero irguiendo mas su cuerpo para que Fred le admirara aún más… parte de una clase más "Clase de Fascinación y Artificio a Mortales", haciendo que la dulzura se desparramara.

-Por supuesto… oye… te regalo lo que quieras ¡Anda! ¿Qué deseas?

-No… no quiero ser abusiva… acabo de llegar al pueblo, y tendré tanto tiempo libre…

-¿Te quedarás mucho tiempo?

-Me temo que sí…

-¡Perfecto! – Exclamó Fred - ¿Por qué no trabajas aquí? Slo medio día, necesito ayuda y mi hermano está en Diagon… Te pagaré bien ¿aceptas?

-¿Trabajar? – Diana por un momento estuvo a punto de decirle que no tenía necesidad, pero aquello le pareció perfecto, total, si no aguantaba, lo dejaba, pero en una tienda así, era seguro que se llenara de alumnos.

-¿Sí? – preguntó Fred emocionado

-Pues – y pensó que tal vez los seres celestiales irían y era más seguro que ella las pudiera detectar antes, que ellas, pues era número uno en "Ocul tamiento de Mal dad a Seres Puros", otra de sus clases – Está bien, me llamo Diana…

-Soy Fred… entonces, te muestro el lugar y te diré tus funciones.

-Me llamo Diana y nunca he trabajado – sonrió angelicalmente – Podría ser pésima empleada.

-Solo tienes que empacar lo que lleven… y convencerlos de que compren, con esa maravillosa sonrisa que tienes.

-Gracias – se iluminó su rostro, provocando una chispa de maldad en sus ojos, estando ahí, entre cosas de bromas, no podrían detectarla, ya que las mismas bromas eran algo maliciosas.

Al regresar al hostal, llegó masajeando su rostro, pues había sonreído mucho y la cara le dolía.

-¿Qué pasó?

-Encontré algo… trabajaré en una tienda

-¿Qué?

-Es de artículos de broma, demasiado llamativa para esas angelitas, estoy segura que caerán ahí, como no podemos acercarnos al colegio, ahí podré detectarlas y perseguirles, de todos, nos mantendremos en contacto telepático.

-¿No temes que te detecten?

-Já, re cuerda que desde antes que ellas comenzaran con sus clases, nosotras ya llevábamos la materia de ocultamiento de aura y de mal dad, te aseguro que pasaré desapercibida… esas angelitas son estudiantes menores de las arcas del cielo, aún no desarrollan por completo sus habilidades…

-Es pero que funcione tu idea Diana

-¡Claro que sí! ¿Cuándo he fallado?

-Te apuesto a que Hiromi, también hará maldades…