Capítulo 27

Durante la noche no hicieron gran cosa como se esperaría.

Generalmente las mujeres se vuelven locas con estas cosas, pensaba Darius observando a las dos amigas dormir tranquilamente sobre sus edredones limpios en el suelo de la sala.

Lux, quien tenía memorizado el ritual de Sona antes de las presentaciones la hizo dormir sola en el sofá desde las ocho en punto, luego la movió a la pila de trapos y almohadas que acomodaron sobre el piso, pues en la mañana debía estar fresca y con tiempo suficiente para su ritual de belleza, con suerte la plancha a vapor de Darius sería suficiente para arreglar los delicados pliegues del complicado vestido, debía admitir que era hermoso, y reconocía de donde Lestera había sacado la inspiración, definitivamente estaba hecho por encargo, nada más que de una leyenda cultural Joniana sobre una virtuosa de las cuerdas, de donde los medios habían sacado el apodo de Sona.

Ambos hombres solo se encerraron en la cocina a hacer sándwiches de queso y tomate para cenar viendo como las chicas se quedaban dormidas instantáneamente sin tocar siquiera medio pan, Draven trato de no molestarse, nunca había tenido que salir a la tienda de 8 cuadras a comprar un pan tajado...

¿Cómo podían andar tan campantes en la casa de dos chicos? Es más, ellos eran quienes se sentían fuera de lugar entre el control que ahora ejercían sobre todo el entorno.

Voltearon a verse a la vez dándose cuenta de que les habían cedido sus únicas almohadas y sábanas limpias y he ahí la respuesta, nadie se tomaría tantas molestias si tenía malas intenciones.

Ambos se miraron leyéndose la mente, uno de los dos iba a dormir sin ventilador...

Fue Draven quien al entrar a su habitación se dio cuenta que fue el suyo, resoplo sintiendo que no tenía derecho a enfadarse, no, por supuesto que no, había disfrutado de más esa tarde.

El día siguiente Draven se levantó tarde como de costumbre y se lamento mucho aquello, Darius con una recién levantada Lux, lo recibieron comiendo leche con galletas de sal. Draven se veía sorprendido sobre el hecho de que Lux aceptara todo con tanta naturalidad, Darius parecía demasiado calmado respecto.

-Olvido las medias que impiden que le maltraten los zapatos, dijo que iba a prepararse en casa para que todo estuviera perfecto- fue lo que explico la rubia, él lo acepto, el mundo de los artistas era un poco delicado un solo evento desafortunado y ya era catalogado como mala suerte.

-se sentía nerviosa dijo que practicaría en su piano antes de ir- completo Darius señalándole la caja de leche descremada que con suerte tendría menos del medio basó.

-yo podría haber arreglado eso- mascullo agarrando el cartón y bebiendo de dos tragos el contenido.

-entonces empieza por arreglar tus hábitos de mierda.- reprocho Darius, Lux ignoraba el vocabulario, ella era quien después de todo les estaba invadiendo no era quien para hablar de vocabulario.

-tsk. El hermano menor se sentó robando lo que quedaba del paquete de galletas.

Al rato entre los tres recogieron la mesa, Lux lavo los platos mientras los hermanos devolvían los edredones a su lugar "demasiado limpio para lavarse" habían llegado a esa conclusión cuando decidieron meter todo al armario nuevamente.

-ya me contesto, iré a verlo- esa era Lux recién bañada, llevaba puesto unos Jeans de bota recta y tiro alto junto con una minúscula blusa de lana blanca, era de esas chicas que no necesitaban sostén, pero Darius, solo por ver su ropa anteriormente, sabía que usaba pequeños tops que parecían hechos a mano, tejidos o con encajes demasiado detallados, no quería enterarse del costo de cada prenda.

-¿segura de que ya puedes?- le pregunto, ella sonrió dejando la respuesta al aire, no había estado encerrada tanto tiempo por nada, sabía exactamente lo que haría, solo estaba reuniendo valor.

-bien solo queda desearte suerte- esta vez asintió, no estaban en la posición de ser cariñosos, no de palabras, ninguno de los dos era especialmente apasionado y sobre todo Lux sentía que tenía una deuda muy grande tras ser perdonada y aceptada nuevamente; según su experiencia, no habían muchos hombres que volvieran con una mujer que le rechazo, y Darius no es ningún pelele, tardaría un poco más ganando su confianza y finalmente su cariño honesto, miro por última vez su bolso, teléfono, llaves, Draven se había ido a acomodar de vuelta su ventilador así que fue al lado de Darius, y tras sentarse le dio un pequeño y tímido beso.

Él no respondió nada.

-no volveré tarde, recogeré algunas cosas y voy a llevar la ropa que no uso a la caridad, luego tendré el almuerzo y me reuniré con Jarvan, te mantendré informado si algo sucede.-

Esta vez si la miro y acaricio su cola de cabello -Si Jarvan esta siendo duro recuerda que tienes a los medios dispuestos a destruirlos a él y a su amante, y luego siempre puedes venir aquí- su voz era suave tranquilizadora como si la estuviera arrullando aún con palabras tan amenazantes.

-pase lo que pase volveré aquí- respondió imitando su tranquilidad. Sabía que había echo bien cepillando sus dientes nuevamente antes de salir pues no tuvo miedo de sonreír para él.

-de acuerdo, no hay otro lugar donde estén tus tacones rojos de edición limitada-

-no hay otro lugar donde estés tú.

Y nació un nuevo beso.

Los besos de Darius eran tranquilos, con paciencia se habrían paso como una fuerza imparable mientras ella se concentraba en ser el objeto inamovible, deseaba recibir todo lo bueno que él le daba, y aunque tuvo que esperar tanto tiempo ratificaba tras cada segundo que había valido la pena.

Draven termino de enchufar el ventilador y se tiro en la cama, no había sufrido especialmente con calor pero un alivio lo embargo cuando sintió el viento artificial en la cara, cerró los ojos, tenía en mente escribirle a Sona para desearle suerte y luego dormir un rato, no podía olvidar que su entrada a clases estaba a la vuelta de la esquina y el último mes entrenaba solo un par de veces a la semana y prácticamente nada las últimas dos semanas del mes, en esos momentos cuestionaba que tan malo sería entrar a un gimnasio como lo hacía su hermano, ahora comprendiendo mejor la situación, dos horas de alto rendimiento podían sustituir las cinco horas jugando, entrenar era importante para él quizás no tanto como lo era la música para su chica pero no podían subestimarle sin quedar hechos puré en el piso, sin piedad, sin salida; como se hace en Noxus. Si quería seguir teniendo el derecho de decir eso debía seguir entrenando duro.

-¡Me voy!- la voz detrás de la puerta lo saco de sus cavilaciones.

-Suerte rubiecita- contestó en automático.

No sabía exactamente qué pasaba con ella y que haría su hermano pero no era alguien que le desagradara particularmente (Por ahora)

-me saludas a Sona cuñadito- por otro lado podía ver a tres mil kilómetros lo entrometida que era, tenerla tan cerca por mucho tiempo sería bastante molesto, medito.

-tsk que fastidio- mascullo y se volteo boca abajo.

-te escuche- respondió ella, ahora si pudo escuchar el retumbar de sus tacones altos retirarse.

-¡mierda!

-eso si lo escuche yo- esa era la voz de Darius, quien abrió la puerta para ver a su hermano acostado, se recostó sobre el marco con los brazos cruzados.

-¿y tu que necesitas? - le cuestionó mosqueado el menor, había dormido todas sus horas pero aun le quedaba un buen rato para holgazanear.

-¿te molesta?

-¿disculpa?

-¿te molesta que ella esté aquí?

Suspiro sentándose en la cama, siempre habían sido solo dos, una tercera rueda no era necesaria y entendía que Darius no estaba imponiéndosela, tenía bien claro que Lux estaba de paso y honestamente - me da bastante igual ¿ahora es tu novia o algo así?

-Algo así- respondió simplemente.

-raro que te valga mi opinión.

-solo era cortesía- contesto el mayor ahora con una sonrisa burlona.

-por supuesto que sí, vamos lárgate ve a levantar pesas-

Darius cerró la puerta tras él y está vez viendo sus intentos de echar una pestañeada arruinados tomo su celular para enviar un mensaje con los primeros pensamientos que tuvo durante el día:

Draven: Dulzura, debiste despertarme.

El mensaje tardo en ser respondido, tanto que pensó que Sona no prestaría atención al celular para concentrarse en practicar, pero no era exactamente el caso, al rato contesto mientras él terminaba una partida en su celular.

Sona: no pasa nada, las presentaciones son rutina nos veremos mañana después que descanse de esa larga recepción, será más cómodo que tratar conmigo esta mañana, estaba bastante desesperada por las cosas que olvide esta mañana.

Draven: estuviste pensando más en Luxana que en tu recital, el estrés de la presentación apenas se vio reflejado esta mañana.

Sona: ¿te pasa mucho? Digo, Cuando jugabas con público.

Draven: no mucho, nunca pienso que voy a hacer mal las cosas.

"Draven es lo mejor de lo mejor" pensaron al unísono.

Sona: ¿y funciona?

Draven: ¿honestamente?

Sona: honestamente...

Draven: no lo hacía mucho, me daba contra el piso constantemente hasta que no diferenciaban de mí con la pelota, pero eventualmente empezó a funcionar, no tenía vergüenza de fallar y no lo hacía, no necesitaba meditar sobre qué haría si fallaba sabía que pasaría y me daba bastante igual, mis compañeros dejaron de apostar sus mesadas cuando vieron que el equipo donde estaba yo no dejaría de ganar ni un partido.

Sona: eres demasiado sabio a veces, el tipo de sabiduría que vez a simple vista pero necesitas que te recuerden.

Draven: soy demasiado cabeza dura, y algo me dice que ya pasaste la etapa de fallar hace tiempo no necesitas pensar en ello, solo en sus reacciones cuando vean el talento mejor pulido de esta ciudad.

Sona: a veces...

Draven: ¿que pasa?

Sona: es extraño, a veces siento que debo decirte que me gustas más que en otros momentos.

Draven: ¿como ahora?

Sona: si, como ahora.

Draven: entonces debo esforzarme para siempre ser lo mejor de lo mejor.

Sona: siempre lo fuiste, incluso cuando caías al piso.

Draven respiro hondo ¿era así como se sentía estar enamorado? Porque no recordaba sentir esa sensación de plenitud, como si no le hiciera falta ni agua, ni comida mientras tuviera esa sensación ¿era esto a lo que los cristianos llamaban paraíso? Porque si era así estaba bastante listo para iniciar su religión.

Sonrió, burlándose de sus propios pensamientos, antes le habría bastado con el pensamiento de "me gusta mi chica" ahora empezaba a sentirse fascinado con ella y apenas estaba explorando lentamente lo que era ser amado por ella sin tanta timidez de por medio.

Él se habría burlado de cualquier hombre que tuviese esos pensamientos tan idealistas de ser feliz toda la vida con una sola persona, ahora lo pensaba tan seriamente que le aterraba el futuro.

¿Se sentiría así su padre cuando llevó a su madre a vivir siendo solo una universitaria?

¿Se llegó a sentir así su hermano cuando se enamoro por primera vez de Luxanna Crownguard? Entendía que por algo le había dado una segunda oportunidad quizás quería repetir el sentirse saciado.

A pesar de lo aterrador que era, los riesgos que corría dándoselo todo a ella, la sola idea de perder ese sentimiento de plenitud le hacía creer que podría hacer cualquier cosa sin comida ni agua.

Draven: ¡es injusto, esa bola de extraños te van tener un día entero!

Sona: a duras penas saludare a los amigos de mi madre.

Draven: suena como un verdadero fastidio ¿vas a muchas cosas así?

Sona: realmente no, siempre iba a eventos pequeños y competencias a las que solo asistían los padres de los participantes solo escasos dos presentaciones al año, pero una vez ingrese al conservatorio, tener público que genuinamente este allí para escucharte será más común, esta noche es un evento grande, es un buen punto de partida.

Draven: por eso estas nerviosa.

Sona: si, hace poco estaba muy confundida, quería probarlo todo; las artes plásticas, la literatura, no obstante no puedo visualizar en mi vida nada como una futuro para mi que no tenga que ver con la música.

Draven: y puedes probar todo lo demás por separado.

Sona: lo sé.

Draven: quiero verte antes de ese evento, dudo que tu mamá te deje salir mañana, la escuela dará inicio el lunes, para ella yo no soy más que una buena distracción en el último año de su adorada hija.

El mensaje tardo en ser respondido, Draven llevó una de sus uñas inconscientemente a su boca, era cierto que no habían tocado el tema más pero estaba allí, implícito, quería verla, tocarla nuevamente, después de su primer acercamiento sexual real todo parecía posible, no estaba desesperado pero habían cosas que no podía controlar, como su imaginación, y tenerla lejos mucho tiempo era como una pequeña tortura, no se consideraba especialmente masoquista como para soportarlo, aprovecharía cada oportunidad.

Sona: será solo un rato, veámonos en la avenida U antes de que tome el taxi, Lux también quiere desearme suerte antes de encontrarse con Jarvan.

Draven: que injusto yo quiero verte sin esa loca de por medio, creo que ya nos debe mucho.

Sona: ella también necesita apoyo, iré a practicar, nos vemos después del almuerzo.

Quería alegar un poco más pero finalmente se rindió sin decir nada, hoy era importante para Sona, no haría cosas tontas, también era bueno contarle a Lux sobre la amenaza que era Janna, si es que en realidad las rubias no tenían su propia hermandad y decidirían ponerse en su contra por declararle la guerra a una. Ya pensaría en algo.

Draven: nos vemos bonita.

Sona vubelle miro su piano rozando por encima las teclas, el vestido blanco que se puso después de llegar para descansar, era tan largo que ocultaba sus rosados pies descalzo.

De echo volvió porque olvidó que debía ponerse unas tobilleras para sus sandalias azules, unas pequeñas baletas con cintas que recordaban a zapatillas de ballet, su madre se los regalo a los 15 años, aún seguían en su caja, en perfecto estado, sus pies habían crecido un poco así que le maltrataban si no usaba esas pequeñas medias, o si los usaba por mucho tiempo, pero quería ponerse los zapatos... sentía que debía hacerlo para esa presentación.

No era su primera presentación grande más se sentía como si empezará una etapa, la tercera parte de su vida, estaba segura de su decisión, quería dedicarse a la música, tal vez lo que estaba sintiendo era incertidumbre ¿sería ella suficiente? ¿Su talento lo sería? ¿Llegaría lejos? ¿Más de lo que lo harían sus contemporáneos? Tenia mucho miedo.

Cuando llegó, Juliet la recibió sorprendida, pero Sona no le pidió nada, solo le encargo el vestido para que terminará de reparar lo que Lux comenzó en la mañana, la mujer, veterana en esos de arreglar desastres en la fina indumentaria de las mujeres Buvelle simplemente le pidió un rato, seguro Sona no quería que Lestara se enterara de que arrugó los pliegues de un vestido tan costoso.

Después de eso agarro un poco de fruta, comió, aclarando sus pensamientos y finalmente dejándolos ir, no pensó en nada, como si estuviera en automático empezó a tocar el piano, cuando hacía eso, tocaba tan bien, aunque no sintiera que quien toca era ella misma, pero en ese momento no podía evitarlo, estaba embargada de sentimientos que no podía descomponer del todo, había algo fuerte creciendo dentro de ella.

Mientras repetía el bucle en el que se había convertido la canción que tocaba y sus dedos se acalambraban pensaba en el sonido ronco que salía primitivo de entre sus labios, los jadeos intensos que no podía dejar escapar, quería robar tantos como pudiera.

Erro una tecla. Un dolor, ella sintió dolor, pero nada le estaba lastimando, era un recuerdo, un recuerdo que despertaba cuando se equivocaba.

"Tsk, lo arruinaste"

Pensó pero no fue capaz de conjurar de nuevo a Draven en su cabeza, tocó sus muslos sobre el vestido.

Inicio de nuevo repitiendo la parte donde erro, dándose cuenta de que solo había sucedido por el entumecimiento de sus dedos que le pedían bajar el ritmo.

"Estas bien, estas más que lista... no necesitas más de esto"

Se dijo a si misma entendiendo que si no lo hacía se quedaría desgastándose en el teclado hasta que llegara la hora, no hacía eso desde los 15 años, cuando su madre le compró esos zapatos.

Encendió el equipo de sonido, inicio en una canción de Florence and the machine, se acostó en la cama y cerró los ojos recordando algo, algo que se relacionaba con los zapatos y el dolor, no que lo hubiese olvidado, solo que era la parte que prefería guardar como un recuerdo perdido.

Flash back.

En ese tiempo Sona buvelle no tenía 15 si no 10 años, una pequeña niña que era llamada genio entre la congregación que cada año iba a visitar el orfanato/convento, las monjas las peinaban ellas mismas y les daban vestidos nuevos, aunque parecidos a los ropones blancos que usaban en su día a día.

No las podían obligar a usar los vestidos de las hermanas pero lo habrían intentado si pudieran, así que sus ropas eran parecidas, largas hasta los tobillos, sus zapatos silenciosos y mangas y cuellos conservadores, el como decidían sujetar su cabello era lo único que podían decidir, pero como lo era con Sona, la gran mayoría solo sabía sujetarse una cola de caballo en la nuca y aplacar bien su cabello.

De echo, entre todas era Sona la única que había recibido un peinado especial, pues una de las hermanas le recorto el flequillo alegando que se vería aún más angelical, la pequeña había adquirido el hábito de esconder sus mirada bajando la cabeza.

-Es una bendición.

-¿Su talento?

-Y su discapacidad.

Sona lo aprendió desde muy joven; en la religión cristiana, las dificultades eran tomadas como muestras de amor de Dios, una forma que tienen los humanos para demostrar su amor por medio del sacrificio.

Por eso a veces no comían una hornada, o debían estar de rodillas recitando el rosario extensas horas hasta que sus cuerpos estuvieran rígidos.

Nunca ninguna pregunto, se les repetía la respuesta (lo hacemos por todo el resto de los humanos que no dan gracias a Dios por lo que tienen, para que cuando mueran puedan tener algo) Sus pequeñas mentes no podían entender la devoción desinteresada, después de todo no podían probar mucho de eso por ellas mismas.

A Sona en especial ella la veían como una bendición, su discapacidad significaba que constantemente ella estaba alabando a Dios y desde el punto de vista de las hermanas, por eso Dios le había dado un don.

Sona tocaba las teclas recordándolo que era una bendición, que por eso podía tener un flequillo, por eso limpiaba menos y por eso a veces la apartaban del ayuno para que no perdiera su aspecto, mientras el cántico era recitado en un bucle constante que se quemaba en su cabeza:

"Oh señor, por tu dolorosa pasión..."

El resto de las niñas la miraban con desdén tras las grandes espaldas de los padres y hermanas que se congregaban con su música.

"Ten misericordia de nosotros y del mundo entero..."

Ella no lo sabía, no tenía muchos recuerdos de antes de que sus manos automáticamente tocaran las teclas en el orden que le habían indicado, apenas y sabía leer partituras, antes fingía que las leía como le habían indicado las hermanas, a veces escuchaba hablar a la madre superiora, sobre cómo supo de su don después de verla tocar algo con sentido en el piano de la iglesia "nadie logra algo así por si solo, los ángeles movieron sus manos y me lo mostraron" esa era la versión oficial.

Estaban en un diminuto edificio que el resto del año parecía abandonado, pero que sólo por esos días las hermanas se esforzaban por cubrir sus grietas y limpiar el sucio, parecía que cobraba vida y las hermanas le decían que todo era gracias a ella que en el futuro podría ganar el título de santa, santa, una niña que desde que demostró poder tocar tres teclas con algo de sentido fue obligada a memorizar y aprender a punta de reglazos lo que debía hacer aún si no tenía conciencia suficiente como para discernir sobre si le gustaba o no.

Ellas la miraban como algo de lo que podían aprovecharse. Tal vez en sus mentes había un real aprecio por su bendición, de todas formas una niña como ella no entendía lo que pasaba la mayoría del tiempo.

Nadie nunca la dejaría ir.

Ella pertenecía a la iglesia.

Ella era su bendición.

Ella era...

Era.

Pero cambio, mucho más rápido de lo que debió.

-Lestara Buvelle, dicen que podría convertirse en una donante después de adoptar aquí, hay que hacer lo posible, es demasiado afortunado que busque una niña.

-Hay que mostrarle a las niñas mejor portadas.

Sona limpiaba las ventanas internas, era su trabajo de todos los días, a diferencia de las otras niñas grandes que atendían a las más pequeñas o lavaban ropa y sábanas, Sona hacia trabajos pequeños durante la mañana, como sacudir o barrer y por la tarde una instructora con una enorme regla de madera la esperaba para empezar a memorizar la siguiente partitura, debía empezar a aprender a leerlas.

¿Lenguaje de señas? Para que molestarse, nadie más que ella lo usaría seria un desperdicio.

Es lo que ella escucho decir a su maestra cuando uno de los padres lo mencionó. Él no dijo nada más, los asuntos del orfanato eran aparte.

Sona no podía opinar mucho, porque no entendía la mayoría de cosas pero a veces pensaba que su vida habría sido mejor si Dios la hubiese dejado alabarlo también quedándose con sus oídos.

Así no tendría que escuchar lo que las monjas estaban diciendo ahora mismo tras la ventana.

-Las parejas siempre adoptan bebes, pero las solteras son menos exigentes, será quizás la última oportunidad para alguna de nuestras niñas de 6, las de 7 en adelante ya no tienen salida.

-Lo sé, debemos hacer lo posible, habrá que hablar con la maestra de música para que haga un espacio de la clase, Sona debería tocarle a la señora Buvelle, si queda encantada y se convence tanto como los padres de que Sona será una santa se convertirá en donador.

-¿Y si decide llevársela?

-Acabas de recordar que no se llevan a las chicas grandes.

-oh cierto, además esta lo de...- hubo un silencio, Sona tocó sus labios entendiéndolo

-Oh bien, pondré eso en marcha, habrá que excluirla de los ayunos por los próximos días, su tez debe ser buena.

Cuando Sona conoció a Lestara, le pareció que había venido de otro mundo, ya había visto otras personas antes y a veces podían ver en la televisión el canal cristiano, pero era la primera vez que veía a un adulto con un aura parecido, mirarla la hacía sentir pequeña, pero a diferencia de las madres superioras o los obispos no tenía miedo de ella.

Su postura inflexible pero sus ojos cálidos le daban un aire de superioridad, como si naturalmente tuviera que estar siempre en una posición alta, era hermosa, finamente vestida sin ser extravagante. La maestra la llamo volviéndola a traer a la realidad.

La señorita Buvelle solo vería su acto, no a ella, pero si iba a aplaudir sus manos entonces lo haría mejor que nunca.

No fallaría, sería consciente, no estaría perdida en su subconsciente mientras sus manos se movían en automático esa vez

Por primera vez.

Sintió lo que era la música y lo bien que la hacía sentir no tuvo dolor.

Y Lestara Buvelle también lo sintió; su añoranza, su deseo, el fuerte sentimiento de una niña por ser más que la bendición.

Ella no toco lo que su maestra le indico.

Fin del capítulo 27: Talento Parte 1


Notas

El capítulo quedo muy largo, así que lo partí en dos, dejaré notas y respuestas respecto a Talento en la próxima parte.

También estaré arreglando cositas de los primeros capítulos, hay muchas cosillas que quedaron mal por descuido, tengo algunos pequeños dibujos sobre el fanfic espero poder mostrarlas de alguna forma.

agradezco inmensamente los comentarios.

Muchas gracias por leer.