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Para Scrabby
Este es mas cortito, pero después espero poder empezar a hacerlos más largos ahora que ya tengo la idea de que es lo que quiero hacer para está historia xd
Para Angel Arcano92
Esencialmente, si xd.
Dos reviews, justo como Olvidado, tres reviews, debo estar perdiendo el toque atrayendo la atención xd
Cómo sea, gracias a los que aún se mantienen leyendo mis historias, los quiero :3
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Capítulo 3
El País de las Olas
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Un suspiro salió de la boca de Naruto al mismo tiempo que una bocanada de fuego era exhalada, como si fuera el aliento de un dragón, antes de simplemente alzar la mirada mientras miraba como se encontraba no muy lejos de donde estaba una ciudad que parecía estar asentado sobre las aguas, y a un lado de ella estaba una construcción de lo que parecía ser un puente.
Los ojos azules del pelirrojo brillaban prácticamente en la oscuridad mientras veía ese lugar.
Podría haber ido hasta allí en menos de un parpadeo con la velocidad que tenía.
Eligió ir al modo humano.
Caminando.
El suelo debajo suyo se congeló.
En particular lo que estaba pisando eran las aguas donde se acentuaba la aldea, y patino por el hielo en un solo movimiento mientras se dirigía directamente contra la aldea, sentía una gran concentración de energías negativas en ese pequeño pueblo.
Piso el suelo del puente y miro a los alrededores, cubiertos de neblina a un ritmo que parecía ser como si expresará la situación emocional del pueblo.
Naruto se encogió de hombros.
Apenas llegó a la entrada de la aldea vio casas con construcciones algo rotas, empobrecidas por el descuido y paso del tiempo, niños y gente que se miraban desnutridos, los mercados se miraban con cosas apenas disponibles de alimento, y el resto de tiendas tampoco se miraban en un buen estado.
El pelirrojo había cambiado su apariencia para no resaltar mucho mientras caminaba, escuchando de rumor en rumor, de boca en boca las cosas que pasaban en la aldea, mientras que sus ojos no habían cambiado de expresión en lo más mínimo.
Así fue hasta que llegó la noche y todo el mundo había cerrado sus puertas.
La luna ni siquiera se mostraba aquella noche nublada.
—Así que— murmuro para si mismo mientras se había sentado en uno de los edificios más altos de la ciudad viendo la totalidad de esta con sus ojos azules—. Este tipo Gatō se ha asegurado que la aldea no tenga ayuda en lo más mínimo.
Los doctores en la aldea habían sido o asesinados o se habían alejado de la aldea para desaparecer, los transportes de alimentos eran confiscados por los matones al mando del pequeño empresario, había gente que ni siquiera podía enterrar a sus muertos por que incluso los cementerios habían sido destruidos y habían sido comprados como terrenos de Gatō donde podía poner diversos de sus productos a un precio ridículo que la mayor parte de la gente –o nadie que no trabajará para él– podría comprar, y ayudando aún más a su trabajo de tráfico de diferentes drogas.
Podría seguir y seguir enumerando las cosas malas que había visto de la aldea.
Pero no iba a hacer eso.
Si Naruto tuviera que decir algo al respecto de si mismo es que el entrenamiento de Izanagi le había templado de formas que genuinamente agradecía.
Le había dado algo que de simplemente haber entrenado de cualquier otro modo no habría entendido.
Humildad.
Se miro las manos.
Probablemente tenía suficiente poder en una mano para explotar toda la aldea, o todo ese lado del planeta para lo que importaba, pero incluso aunque fuera alguien con el poder de un dios, seguía habiendo sido ese pequeño niño que era incapaz de comprender el mundo hasta que alguien simplemente le dio una mano de ayuda.
Seguía siendo humano.
En cuerpo podría ser una mezcla entre el infierno y el cielo, pero para todo lo que él era, su corazón seguía siendo humano.
Y como tal, no estaría ni por cerca aceptando nada de lo que estaba viendo con los brazos cruzados.
Desapareció de allí mientras usaba algo llamado Movimiento Cuántico, para simplemente desaparecer y aparecer en las afueras de la ciudad, más en particular en los bosques que estaban lejos de la aldea, y junto sus manos como si estuviera rezando—Mokuton— susurro al aire antes de que raíces empezarán a salir del suelo levantando árboles y tierra como por un terremoto.
Lo mismo continuo por varios cientos de metros mientras Naruto creaba a sus alrededores árboles de frutas y verduras, concentrando una enorme cantidad de energía en hacer crecer cientos de cada uno antes de quedarse pensando por un momento—Ahora que lo pienso probablemente también podría empezar a crear hongos u otros alimentos del reino vegetal— murmuro para si mismo arrancando una manzana de uno de los árboles.
Y seguidamente el mundo mismo pareció volverse blanco y negro.
El tiempo mismo se detuvo, alentando a un ritmo enorme mientras el pelirrojo aumentaba su propia velocidad y en un simple parpadeo pareciera como si todos los alimentos recién creados por el Ojiazul hubiera desaparecido.
En un solo parpadeo para el mundo real, Naruto se había encargado de que todos los mercados y tiendas estuvieran repletos de alimentos.
Incluido también el hecho de que fue a los alrededores de esa aldea, a sus afueras y en los cielos mismos o en las profundidades del agua, surtiendo todo de comida y alimentos—Supongo que ahora le tengo que encargar que cuando sea de día no afecten los matones de Gatō— murmuro el pelirrojo dándole otra mordida a la manzana en su boca.
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—¡AAAAAAAAHHHHH!
Lo primero que se escuchó en la mañana fue un grito estruendoso en toda la ciudad.
Debería ser una cosa de celebración para cualquiera que de un día para otro, una ciudad con apenas recursos de repente apareciera y mágicamente tuviera alimentos.
Ese… no era el caso.
En lo alto de cada casa, en cada lugar con un pico filoso, se encontraban cabezas cercenadas casi irreconocibles en cada extremo de la ciudad, alrededor de las torres y demás lugares se ataban los intestinos y viseras como si fueran cuerdas de una fiesta.
Había gente tratando de limpiar la sangre en sus casas, niños gritando y tapándose las caras en horror, aquellos que trataban de quitar los intestinos y cabezas, y aquellos que simplemente no podían evitar vomitar ante lo que veían—¿Quién… hizo… esto?— pregunto una asqueada y aterrorizada Kunoichi de cabello rosado mientras se llevaba la mano a la boca.
—Quien quiera que lo hizo tal vez también fue el que dio los alimentos por acá— menciono un hombre de cabello plateado viendo los alrededores con mirada neutra, parecía más interesado en la comida que el hecho de que tenía intestinos arriba suyo—. ¿Qué me da exactamente por 100 Ryos?
—Algo de carne de cabra tal vez— comentó la dueña de la tienda donde pregunto—. Es difícil de creer que alguien podría hacer todo eso a esa gente, puede que solo atraiga más problemas— murmuro ella cortando la carne de cordero.
—¿No son esos gente que Gatō tiene a sus servicios?— pregunto Kakashi dando el dinero para luego recibir su pedido.
—Exactamente por eso es que traerá más problemas que nada, no conocen a ese hombre como nosotros lo conocemos, es un monstruo. Quien sea que haya hecho esto ahora mismo hará que se desquite el doble con nosotros.
Un joven de cabello rubio y ojos morados se quedo quieto viendo todo lo que estaba a su alrededor.
Detrás suyo, Naruto se encontraba viendo al equipo de Konoha mientras se quedaba viendo en especifico al que parecía ser el más joven del grupo, el rubio.
Y este se giro hacia atrás.
No miro nada en lo más mínimo—¿Pasa algo, Menma-kun?— pregunto una chica de cabello negro y ojos onix.
El rubio simplemente volvió a ver al frente—Nada, solo un raro presentimiento.
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El puño de un hombre pequeño, rechoncho y con tajas golpeó el escritorio con un ruido sonoro—¿¡Qué demonios significa esto!?
Justo enfrente suyo estaban fotos de diversos de sus hombres más confiables y capaces completamente destrozados, al mismo tiempo que los hombres enfrente suyo temblaron ante la ira de su voz—L-Lo sentimos, Jefe… Pero no tenemos idea al respecto, todo lo que sabemos es que algo dejo así a nuestros hombres y cambio bastante las cosas en los barrios.
Gatō se dejó caer en su silla con expresión enojada, antes de pensar en las opciones que tenía a su alcance, y soltó un bufido—Así que, justo como antes algún idiota se quiere hacer el héroe— una sonrisa apareció en su cara—. Muy bien, ustedes irán y tomarán a 50 aldeanos, van a hacerles lo mismo que estas fotos y tomarán todas las cosas que este "justiciero" trajo. Vamos a darle una muestra de lo que pasa si hace algo al respecto. Llamen a ese espadachín inútil y mándenle un mensaje a Kumo que no nos ha llegado a quien enviaron. Ahora largo— ordenó antes de que sus matones se fueran para hacer lo que les fue encomendado.
Apenas se fueron, abrió un cajón en su mesa, y sacó una botella de cerveza junto a un vaso de vidrio, antes de servirlo para empezar a beber.
Las cosas que había visto incluso para un magnate del crimen como él estaban fuera de lo común, sobretodo porque habían sido hechos en donde vivía específicamente.
Pero no se habría enriquecido de todo un país si no supiera como aplastar a las alimañas que se oponían en su camino.
Y luego después de varias bebidas empezó a sentir como se estaba mareando. Para luego sentir como quería dormirse.
Se llevó la mano a la cara y se frotó los ojos.
Y cuando alzó la mirada, en una silla enfrente suyo se encontraban un par de ojos azules viéndolo fijamente—Ahh…Ahh… me asustaste. ¿Ya mataron a los aldeanos como les dije?
Una voz rasposa y al mismo tiempo calmada y suave se escuchó venir de quien estaba enfrente suyo—No.
El magnate naviero tiro su vaso al suelo—¿¡Entonces que carajos haces desperdiciando mi tiempo!? ¡Los quiero a todos muertos para cuando el sol se ponga!
Quien estaba enfrente suyo se paro, siendo mucho más alto de lo que se esperaba—El sol ya se ha puesto. Y ellos ya están muertos.
Un objeto fue tirado enfrente suyo.
Gatō bajo la mirada a su mesa, y sus ojos se abrieron de golpe cuando vio a uno de los hombres que había enviado con una expresión de horror—¿¡Agh!?— se cayo de su silla con un golpe sordo y empezó a retroceder—. ¡Tu, tu no sabes con quien te metes! ¡Haré que todos mis hombres te hagan por esto!
—Me he encargado de matar a todos tus hombres, en esta caja vacía sólo estamos tu, y yo— declaró el hombre de ojos azules mientras caminaba hacia él.
—¡Yo soy quien controla este país, yo soy el que manda aquí, tu no puedes…!
—Créeme, se muy bien quién eres, se quienes son tus herederos y se aún mejor lo que has hecho— dijo mientras lo que parecía ser un par de cuernos se formaban en su cabeza como una figura demoníaca—. Es por eso que estoy aquí, el cómo está este país, el cómo lo has dejado. Es tu culpa, ¿no es así?
Los dientes le temblaban mientras miraba al hombre acercarse, y escuchaba lo que parecían ser el sonido de pisadas sobre algo mojado, viendo como el suelo mismo empezaba a circular sangre a montones—Yo… Yo puedo darte… ¡Todo lo que quieras! ¡Mujeres, dinero, puedo darte este país entero si así lo quieres!
—Quiero tu cabeza en una pica— declaró el Ojiazul entre voces guturales antes de que sus alrededores parecieran cambiar—. Pero no soy el único que quiere algo de ti.
Caras empezaron a aparecer a su alrededor, con mandíbulas que se estiraban hasta comerse a sí mismas en una muestra de auto canibalismo, soltando gritos agónicos mientras la figura se encontraba caminando hacia él—Ellos también te quieren… te aman… no estarían aquí de no ser ti.
La respiración de Gatō se volvía a cada segundo más pesada mientras veía al ser de cabello carmesí a sólo unos pasos de distancia de él—¡Y-Yo haré lo que sea, lo que sea con tal de que me perdón la vida! ¡Devolveré todo lo que he robado! ¡Lo juro! ¡Lo juro!
—¿Revivirás a aquellos que has asesinado? ¿Ayudaras a las mujeres que has violado? ¿A los niños cuyas vidas has destrozado?— pregunto el pelirrojo mientras sus ojos brillaban en amarillo y veía al magnate con una sonrisa que mostraba hileras enteras de dientes—. Entonces, solo deja… que te den un abrazo.
Las caras y almas que se encontraban a su alrededor soltaron un alarido enorme antes de que Gatō empezará a gritar con horror, y no pareciera detenerse por nada en lo más mínimo.
Y la sonrisa del pelirrojo se mantenía mientras el cuarto se llenaba de oscuridad.
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—Al final de cuentas como que no hicimos mucho aquí— menciono Kakashi Hatake con una sonrisa de lo mientras se rascaba la nuca.
El constructor de puentes que había sido mandado a matar por el mismo Gatō se tomó un trago de su cerveza y luego la bajo con una sonrisa—¡Bah, tonterías, de no ser por ustedes este viejo bueno para nada no estaría vivo en estos momentos!— declaró Tazuna con una sonrisa mientras el equipo de Konoha se estaba preparando para salir de regreso a su hogar.
Seguían hablando sobre distintas cosas desde que habían encontrado a Gatō completamente desnudo y temblando como un niño pequeño antes de que una turba iracunda se preparará y lo dejarán al borde de la muerte.
Ahora en coma, todas las riquezas de Gatō habían sido tomadas para ser usadas por el pueblo para ayudar a que la aldea a recuperarse de la situación en la que estaban. El ninja de Kirigakure que Gatō había contratado tomó lo que pudo junto a su compañero y se fueron antes de que toda la turba enloquecida saqueara los lugares de Gatō, sus herederos estaban muertos y sus propiedades estaban confiscadas, permanentemente.
Cruzado de brazos y volando lentamente mientras veía de manera detenida al equipo de Konoha antes de cerrar los ojos levemente y simplemente salir volando de allí.
Se quedo pensando por unos segundos.
Podría ir a Konoha, ver más acerca de ese tipo rubio, si el era quien creía que era, entonces significaba que…
No importaba.
No le tomó mucho tiempo darse cuenta que en el fondo… no le importaba tanto como considero que le iba a importar su hipotética familia.
No tenía particularmente ningún deseo de venganza o curiosidad hacia ellos. Por lo que en esos momentos, le interesaba más vivir su vida, ver ese mundo en su totalidad, y con aún más razón estaba el hecho de que no planeaba volver a un lugar el cual le trajo más cosas buenas que malas.
Así que el pelirrojo se limitó a cerrar los ojos mientras seguía volando. Sintiendo el aire en su cara mientras se elevaba hasta perderse en los cielos.
Ya había encontrado lo que quería en ese mundo, lo que quería en su vida después de tanto.
Libertad.
