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Capitulo 4
Nieve y Oscuridad
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Naruto se llevó una mano a la cara mientras el sol finalmente era capaz de despertarlo, había elegido ir al lugar mas alejado de civilización posible en donde el verde del bosque se viera, en donde sólo había un enorme campo lleno de pasto verde, su pelo rojo caía por el suelo mientras sentía como su consciencia volvía del sueño.
Su cuerpo, biológicamente, no lo necesitaba.
Su mente, por otro lado, se volvía gruñona si de vez cada dos años dormía un poco.
Como tal simplemente se giro sobre el suelo mientras se quedaba callado.
Antes de conocer a Izanagi, de conocer quien era en realidad, jamás considero el prospecto de tener paz. Simplemente no le parecía posible concebir que se podría sentir tan tranquilo como estaba en esos momentos.
Los años habían pasado en el entrenamiento que había tenido, había ido a tantos lugares, había aprendido tantas cosas que… buscar venganza después de tanto se miraba… berrinchudo de su parte, simplemente la idea de idear venganza después de tanto que había pasado se miraba como un abuso.
Cerró los ojos nuevamente y dejo que el viento le acariciara la cara.
Se había olvidado que edad tenía su mente para esos momentos. Su cuerpo no había crecido más allá de la adolescencia, pero a partir de eso… su mente era mucho más antigua, más… maduro si la palabra servía de algo realmente, tenía la madurez mental suficiente como para saber cuando simplemente debía de dar media vuelta y dejar el asunto así.
El abuso que había recibido de niño fue orquestado por algunos de los más ignorantes seres vivos de una simple aldea, en una simple nación, de un simple planeta.
Dañar la forma de vida de gente inocente simplemente no se miraba como algo que debería estar haciendo. No era tan moralista como para estar como alguna clase de santo que ayudaba a los pobres, pero tampoco estaba pensando en lo más mínimo en ser una especie de ente oscuro que se alimentaba del sufrimiento ajeno.
Incluso aunque la venganza se sentía infantil desde su punto de vista… aún así se sentía como un niño.
Un niño perdido, sin saber que hacer en lo más mínimo.
—Pero no soy un puto crío— menciono al aire antes de suspirar viendo como el sol estaba empezando a bajar lentamente del cielo. Era toda la señal que Naruto necesitaba para levantarse, pues había llegado a ese lugar a altas horas de la noche, pasar todo el día medio dormido le había dejado cubierto de polvo y con las extremidades tiesas.
Si tenia tiempo suficiente como para quejarse de no tener un propósito que hacer, tenía suficiente tiempo para empezar a buscar uno.
Oí que el País de la Nieve tiene algunos asuntos buscando a alguien que sirva de guardaespaldas para una actriz. Se quedó pensando al respecto antes de encogerse de hombros. Aunque no tengo ni idea que es una actriz o un cine de los que hablan.
Entre todo lo que Izanagi le había hecho estudiar… que había sido demasiado… se le olvidó la parte de estudiar cosas sociales.
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—¿Cuáles son las habilidades que crees para defender a Yukie-sama?— la pregunta del hombre llamado Sandayū Asama hizo al pelirrojo rascarse una de sus mejillas marcadas al respecto.
No tenía en lo más mínimo información al respecto de quién era, credenciales o siquiera un nombre conocido en las naciones elementales, así que solo tenía su buena actitud y su palabra—Soy bueno en el combate con armas y tengo algo de conocimiento en el de los elementos.
—Mhmm— dijo el hombre viendo lo que Naruto había escrito en la hoja de datos, se miraba algo… sobre calificado para ser verdad.
El Ojiazul sonrió mientras se rascaba la nuca. Estaba algo incómodo sentir la mirada analítica del hombre, podría probablemente prenderle fuego a todo el país de la nieve y aún así sentía algo de cierta pena mientras… pedía trabajo—. Por asuntos personales, quiero mantener el perfil lo más bajo posible, contratar a las aldeas ninja sería lo contrario, así que si me puedes jurar por tu vida que al menos la mitad de lo que muestras aquí es cierto… entonces estarás contratado.
Naruto se quedó callado antes de asentir levemente ante esas palabras—Lo juro— menciono al aire mientras el hombre asentía y extendía su mano hacia el pelirrojo.
—Tienes un trato, aún cuando parezca que seas un mercenario, por lo menos parece que no tienes malas intenciones.
El pelirrojo pensó en eso.
Ser un mercenario no era una idea tan atractiva para él en esos momentos, pero necesitaba algo que hacer, así que… ¿Por qué no intentarlo? Al mismo tiempo se dio vuelta cuando el hombre anciano le dio una hoja con una dirección para la que fuera mañana.
¡No podría esperar a ver cómo sería!
OoOoOoOoOoOoOoO
No era lo que se había esperado.
Había una gran barrera entre la mujer que tenía que proteger y él. Una barrera de diferentes circunstancias, educación y vidas.
Ella era una chica nacida en la fortuna que con sus vivencias le habían hecho desarrollar una actitud fría y arrogante para su alrededor.
Para Naruto, que había nacido y crecido con poco menos que nada, junto a las enseñanzas de Izanagi le habían hecho desarrollar cierto nivel de humildad.
Había una frontera muy grande entre ambos.
Una que hacía que el hecho de que ni siquiera se hablarán el uno al otro fuera incluso más denso y molesto, al menos para uno de ellos.
Había cercano a nada que ellos pudieran hablar.
Así que como tal… el viaje era todavía bastante aburrido, Naruto no sabía que las cosas iban a ser así, habría accedido a pelear en alguna guerra si supiera que iba a ser el caso—Así que, ¿Te gusta algún tipo de música en particular?— pregunto siguiendo a la pelinegra mientras el barco por el que iban navegaba las aguas.
Ella le frunció el ceño en respuesta—No es de incumbencia, solo asegúrate de hacer tu trabajo bien para que de una vez me dejes de molestar— declaró la Ojiazul mientras seguían caminando.. y luego ella se detuvo y frunció la cara—. ¿Y puedes dejar de seguirme a todos lados? Es molesto.
—Fui contratado para protegerte— el pelirrojo se encogió de hombros—. Lo cual significa que mientras yo esté a tu lado me aseguraré de que nada te haga daño, ser molesto es solo algo mío— bromeo al aire antes de que ella soltará un bufido en respuesta y siguiera caminando… y él la siguiera en respuesta.
Así paso la mayor parte del día. Naruto solo la dejaba cuando tenía que hacer algo con mínima privacidad, y aún así siempre estaba esperando en una pared cercana como un niño esperando ser recogido.
Y para Yukie Fujikaze él era tan terco como uno.
Habría preferido al mercenario más malandro o al ninja más costoso si supiera que iba a tener que estar en el mismo lugar con un cabeza de tomate con el déficit de atención de un mocoso.
La noche había pasado y ella se había acostado, sabía que ese pelirrojo debía de estar afuera, mirando como algún pervertido fuera de su habitación o haciendo algo igualmente molesto para ella, así que trato de dormirse.
Cerró los ojos.
Sintió como su conciencia lentamente se iba diluyendo.
Sintió una extraña sensación de calor.
Espejos.
Muchos espejos.
Una niña viéndose en el reflejo con el vestido de princesa recién comprado por su padre que miraba detrás suyo con una sonrisa.
Los espejos rotos.
Su cara rota.
Su padre roto.
Fuego.
Humo.
Azufre.
Un castillo volviéndose ceniza, una cara que no quisiera recordar nunca, su hogar siendo reducido a escombros así como su vida mientras era cargada por un hombre con traje samurái mientras un peliplata se quedaba a pelear detrás suyo.
Y no mucho después se levantó de golpe.
Estaba sudando y respirando agitada, sintiendo como tenía el corazón en la boca, las náuseas casi la hicieron vomitar al mismo tiempo que rápidamente iba al baño.
Se hecho agua en la cara, en el pelo, en la cara de nuevo, bebió al tener la boca seca, y no supo cuántos minutos habían pasado mientras todo lo que había era el sonido del agua bajando.
Al instante puso su ropa y salió de su habitación.
No había nadie.
Absolutamente nadie.
Ella camino sintiendo el frío del ambiente mientras pasaba por el barco, incluso ese molesto pelirrojo necesitaría descansar, y ella por fin no tenía a nadie a su alrededor, sólo el sonido de las olas golpeando contra el metal del barco. Acercándose hacia el barandal de metal, ella puso sus manos sobre el y miro al cielo estrellado de esa noche… sus manos sonaron contra el metal mientras empezaba a subir los pies.
—Sabes… el agua ahora mismo está bastante helada, si saltas de aquí si no te come algo allí abajo probablemente mueras de hipotermia.
Casi brincó de dónde estaba cuando la voz del pelirrojo de antes había aparecido a su lado, junto con este, sentado sobre el metal mientras ella se volteaba a verlo con una expresión ida—…Tu…¿Qué haces tú aquí?
—Bueno, creo que ya lo dije pero… es mi trabajo cuidar que nada malo te pasé, lo cual incluye también el medio ambiente si tú planeas suicidarte— menciono rascándose una oreja—. Podría calentar el agua un poco para ti antes o simplemente atraparte antes de que toques el agua, así que es decisión tuya.
—…Si fuera mi decisión ya habría brincado— mascullo ella viendo hacia otro lado con enojo—…Enserio quiero brincar, ¿sabes?—murmuro la pelinegra mientras apretaba más el tubo de metal que la separaba de una gélida tumba—. Simplemente cada que recuerdo o se menciona algo de este país… siento como si me fuera arrancada una parte de mi, como si todo lo que me importará fuera tomado por algo horrible… ¿Patético, no? Ni siquiera se que es lo que hace que este así y hasta pienso matarme solo por el miedo que me da averiguarlo.
—…— el Ojiazul se quedó callado unos segundos, ahora en la oscuridad de la noche donde solo la luz de la luna los iluminaba, Yukie podía ver como su cabello y ojos parecía que brillaban en la oscuridad—. No creo que sea algo cobarde— menciono al aire alzando la vista al cielo nocturno—. El sufrimiento es algo que marca a las personas de una u otra manera, ya sea para bien o para mal, burlarse de ese sufrimiento no me parece algo bueno, ni tampoco creo que seas una cobarde por no querer tener que afrontar más sufrimiento— se encogió de hombros de repente, casi indiferente—. Si realmente quieres acabar con esto antes de que siquiera empiece, puedes saltar, si es lo que realmente quieres no te voy a detener.
—…En verdad que tú eres un guardaespaldas de mierda, ¿Lo sabes, no?
Una risa de parte del pelirrojo fue su respuesta—Es tu decisión, y siempre lo será— declaró mientras le daba una sonrisa tranquila a ella—. Si sientes que el dolor que sientes ahora mismo no va a irse jamás y ya no quieres afrontarlo, puedes saltar, y no te detendré.
La Ojiazul alzo una ceja ante lo que escucho—¿Qué pasa con eso de que no dejarías que nada me hiciera daño, ¿Hasta aquí llega tu voluntad de cumplir tu promesa?
—Mi voluntad termina donde comienza la tuya— declaró el pelirrojo recostándose en el aire—. No soy nadie para tomar las decisiones por ti— declaró mientras la pelinegra se quedaba callada viendo el agua helada y en movimiento—. Pero… si soy alguien para estar contigo si decides no saltar…
Koyuki parpadeo y luego volteo a ver al Ojiazul—¿Cómo dices?
—Si en verdad no quieres confrontar ese dolor, lo aceptaré y podrás saltar, no te detendré— luego simplemente le extendió su mano a la pelinegra mientras casi parecía flotar del barandal extendiendo su brazo hacia ella—. Si no, si quieres confrontar ese miedo y dolor que sientes, puedes tomar mi mano y asegurarte que pienso dar todo de mi para ayudarte con todo lo que tengo.
Y nuevamente, el silencio cubrió el lugar en medio de la noche.
Al siguiente día, se podía ver a los dos mas calmados que de costumbre, mientras simplemente llegaban a un iceberg en dónde el director de la película les dijo que deberían aprovechar para empezar a filmar allí. Naruto entrecerró los ojos mientras veía una montaña en particular, haciendo que entrecerrara los ojos antes de acuclillarse levemente.
El barco literalmente tembló cuando dio un brinco sobre él mientras el aire sonaba como una fuerte corriente de aire, pareciendo un borrón que rompió la barrera del sonido antes de llegar a una dirección en particular.
Se detuvo como si fuera cámara lenta, antes de apuntar un dedo hacia el aire y que un rayo de color carmesí saliera disparado de su dedo.
Una explosión vino después justo en el área donde estaba.
Mientras tanto de regreso en el barco, todo mundo vio eso con los ojos abiertos como platos—…¿El guardaespaldas de Yukie-sama acaba de… volar?— pregunto el camarógrafo.
—¡Excelentes efectos especiales!— exclamó el director aplaudiendo con fuerzas mientras Naruto regresaba después de unos cuantos segundos.
Camino tranquilamente por el barco con unos momentos mientras cargaba con una mano a un grupo de tres semidesnudos y con la otra llevaba las ropas de estos mientras silbaba levemente—Hey, estos tipos tenían unas armaduras curiosas, ¿Alguien sabe de donde son? No sabia que tenían una nación ninja en este país.
—No la tenemos— menciono Sandayū mientras Naruto se acuclillaba para ver fijamente al que parecía el líder de los tres que estaban escondiéndose antes para un ataque anticipado.
—Así que… ¿Te importaría decirme quien eres y para quien trabajas antes de que tenga que ponerme más incivilizado contigo?— pregunto tranquilamente el pelirrojo. Seguidamente movió el cuello a un lado para que el escupitajo que el hombre de cabello lila le diera en la cara, y generando que sonriera en respuesta—. Tomare eso como un no.
El aire se movió alrededor de Naruto antes de que de la nada misma apareciera una lanza con una cuchilla bastante grande en un extremo y sostuviera una calma sonrisa—Esto te dolerá más de lo que me dolerá a mi, obviamente— declaró el Ojiazul, antes de clavar su arma contra la pierna del hombre que soltó un grito en respuesta a eso.
Y seguidamente cuando Naruto movió la cuchilla de manera horizontal, haciendo que en consecuencia empezará a partir la carne del hombre hasta arrancarle la pierna de un solo movimiento limpio—¡Graba esto, graba esto, puede servir para una escena de brutalidad!— dijo el director mientras el camarógrafo trataba de evitar vomitar.
Unos cuantos minutos después, varios gritos tanto de dolor como de horror, y de Naruto continuando antes de deshacer su arma después de saber todo lo que necesitaba del hombre y limpiar sus manos con algo del agua que tenían cerca, para seguidamente entrar en una habitación con su contratista.
Todos los que estaban en el barco habían oído al ninja soltar todo lo que sabía, que era más de lo que creyeron, y el pelirrojo se cruzó de brazos en la misma habitación con Sandayū, Yukie, y el director de la película—Así que… ¿El verdadero nombre de Yukie es Koyuki Kazehana? Es un muy buen nombre si me lo preguntas— menciono el pelirrojo al aire con la pelinegra estando callada, taciturna, casi inerte de hecho.
Entonces, Sandayū fue el primero en hablar—Yo… no puedo empezar a hablar de la situación que nos dejo en una situación como esta, pero puedo explicarte que es lo que ha pasado para estar así.
—Tengo todo el día— hablo el pelirrojo calmado—. Que creo que es algo que tu no.
Después de haber visto lo que le había hecho a uno de los ninjas de Élite de quien literalmente había puesto a ese país en terror por años, el agente de la actriz estaba más que seguro que no quería guardarse algún tipo de información en quien creyó era solo un chico común tratando de ganar dinero.
Los minutos pasaron mientras el Hombre anciano mencionaba lo que le había pasado al país, al padre de Koyuki, y de esta misma, junto a su tío que había asesinado a su padre para conseguir el tesoro que existía gracias a su padre.
Y Naruto escucho atentamente a cada palabra al respecto.
Y luego soltó un bufido al terminar de oír todo—Así que… ¿Este Doto, tiene una especie de ejército de su lado o algo?
—Te puedes ir de una vez si es lo que quieres— dijo Koyuki cruzada de brazos y recostada contra la puerta—. No vas a poder hacer nada contra Doto, tiene algunas de las maquinas más avanzadas de las naciones elementales… y es culpa de mi padre por eso.
El pelirrojo luego vio como Sandayū se arrodillada de repente enfrente de la actriz—Las palabras no pueden empezar a describir como lo lamento por mentirle todos estos años, pero Koyuki-sama, por favor entienda las cosas por las que este país a pasado, usted ha sido por muchos años la única esperanza que la gente de esta nación tiene.
—Como si eso me importará en lo más mínimo— dijo la pelinegra dándose la vuelta y saliendo de allí, mientras el anonadado hombre se quedaba en el suelo después de sus palabras.
Naruto se quedó callado mientras se quedaba pensando al respecto—Así que… ¿Son las máquinas que tiene lo que son la amenaza?— pregunto al aire el pelirrojo antes de empezar a seguir a la Ojiazul.
Dejando en la habitación a un cayado y taciturno hombre anciano… y a un director que seguía grabando el drama.
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Ya eran altas horas de la noche, después de asegurarse que Koyuki se había quedado dormida, Naruto había ido a su propio camarote y se había quedado viendo a la nada por largos momentos, antes de repente levantarse y suspirar.
Alzo una mano y un portal de color negro se formó enfrente suyo, del que salieron lo que se miraban como cristales de color negro en una forma puntiaguda, en la que Naruto paso su uña por una de ellas, haciendo una figura en particular que se miraba como una runa.
Seguidamente extendió ambas manos y empezó a escribir con sus uñas runas de diferentes formas y diseños sobre los cristales antes de que estos se alinearán en una sola línea, y que formarán un arco del tamaño de una puerta justo enfrente de su cama.
Se levantó entonces y paso a través del arco.
Y luego del otro lado su apariencia cambio.
Su cabello carmesí había ganado puntas de color negro, las marcas en sus mejillas se habían vuelto más salvajes, sus dientes se veían mucho más afilados que antes, las escamas pared su sobresalir de su piel al mismo tiempo que cuernos de color negro con anillos dorados se veían sobre su cabeza, sus ojos se veían de esclerótica negra con ojos morados, y miro el lugar a su alrededor.
Había un terreno que se veía sin fin, lleno de hierbas de un tono esmeralda, flores doradas y carmesís, enfrente suyo se podía ver lo que era más destacable de todo.
Un castillo de color negro, titánico como para que si hubieran nubes en el cielo de color morado entonces el castillo las sobrepasaría, el negro, blanco y dorado que tenía en varios lugares era acompañado por los detalles de ventanas, techo y diferentes formas en el castillo que se miraban conectadas por puentes y cadenas negras.
Naruto camino hacia el castillo en medio de aquel campo, una corona blanca floto como un halo alrededor de su cabeza mientras empezaba a tensarse alrededor de su frente, haciendo que el pelirrojo pusiera una mueca—Debería de calmarme, tal vez use demasiada fuerza contra ese tipo de Kumo— pensó en voz alta el pelirrojo sosteniendo su frente.
En el aire había un fuerte aroma. Un aroma que ni siquiera un tumulto de rosas podría compararse a su aroma, y había un relajante sonido como la naturaleza misma que sonaba alrededor de ellos.
—¿Qué es lo que vamos a hacer aquí?— pregunto un pequeño de cabello rojo mientras caminaban por lo que parecía ser un campo desolado con poco a nada de interés, roca de un rojizo oscuro era todo lo que llegaba hasta donde alcanzaba la vista—. ¿Es este otra dimensión donde me vas a dejar por un chingo de años?
—Hmmm— como si estuviera pensando al respecto, el dios de cabello azul soltó al aire ese sonido antes de simplemente sonreírle—. No en esta ocasión, esta no es otra dimensión externa a tu universo de origen, de hecho, este lugar es tuyo.
El Ojiazul vio a su alrededor—. Eso explicaría porque se ve tan de la chingada.
—Es un lugar apartado en el plano astral, representada y dada forma material a través de tu subconsciente— y Naruto abrió su boca para preguntar antes de que Izanagi continuará—. Que se traduce en que este es un mundo interno, tu mundo interno, que es tan real como uno de verdad.
—…Ya, comprendo, solo una pregunta, ¿Qué carajos se supone que voy a hacer aquí?
—Para empezar, este lugar esta formado a imagen tuya, como tu dijiste, este lugar no se ve nada bien. Tu entrenamiento será el trabajar en mejorarlo.
—Bueno… si este lugar esta basado en mi imaginación, ¿no podría simplemente hacerlo cambiar a como quiera?— pregunto el pelirrojo con tono curioso.
Y justo cuando dijo esas palabras lo que parecía una especie de anillo de color blanco se formó alrededor de su cabeza—Normalmente, ese sería el caso.
—¿Qué… carajos es esto?— pregunto el pelirrojo mientras llevaba sus manos a la banda a flotando alrededor de su cabeza, tratando de retirarla o moverla, pero parecía magnetizada a su cabeza como por una fuerza inamovible.
—Una de las razones más importantes que tienes que aprender es que no todo se trata de pelear usando la mayor cantidad de poder posible, simplemente ser mas rápido y fuerte no es lo que te hará ganar un combate, debes ser inteligente, y debes aprender a usar los recursos que tienes a tu alcance para pelear— explicó tranquilo el peliazul mientras de repente todo se volvía una planicie con aquella tierra negra—. Esa corona que tienes tu es un sello en especifico, un objeto sagrado que limita la cantidad de poder que puedes usar, basándose en el poder que tiene tu enemigo. Y en este caso en particular, hará que solo puedas controlar una pequeña parte de energía para que puedas construir sólo cosas relativamente pequeñas.
—¡Estas poniéndome una jodida correa!
—Las correas no pueden ser ajustadas o rotas— mencionó Izanagi mientras Naruto seguía esforzándose a jalar la bandana al punto de caer al suelo cuando empezó a usar hasta sus piernas—. Cuando el momento llegue que enfrentes a alguien de tu propio nivel, podrás usar toda la fuerza que tienes, pero hasta entonces, serás bastante limitado en lo que puedes hacer que no sean habilidades físicas.
Todavía podía sentir como la bandana se estaba ajustando un poco, haciendo que le doliera la cabeza después de haber usado más energía de la que habría necesitado contra ese tipo llamado Kiyoshi. Así que como resultado tenía una jaqueca, mientras caminaba al castillo que había creado, ladrillo por ladrillo.
Había estudiado de todo.
Como tal también significaba que normalmente tenía que aprender a acumular una enorme cantidad de conocimiento en su cerebro, generando en respuesta que también aprendiera a partir de esas cosas y creará lo propio.
Lo cual también incluía adelantarse por bastantes años a la tecnología de su mundo.
Había tenido demasiado tiempo libre en todos los años y años y años… y años que había estado entrenando.
Así que estaba preparado para unas cuantas cosas.
El pelirrojo simplemente entró al castillo, las puertas de metal se abrieron de par en par, una alfombra roja, negra y dorada a sus pies mientras daba lentos pasos sobre la entrada, Naruto suspiro largamente mientras veía el lugar.
Estaba vacío completamente.
No importaba que tan bello fuera una construcción como tal, era vacío, y solo estaba él 0ara revisar las diferentes cosas que había allí.
Se preguntaba si debería de intentar crear algún tipo de vida para ver si podría ser remotamente interesante, el Omnyoton que el sabio de los seis caminos poseía no era muy complicado de hacer dado su nivel actual. Pero no sabia exactamente que crear, seria demasiado espeluznante crear a un humano sólo para que fuera su amigo… espeluznante y patético al mismo tiempo cabía añadir.
Llevo los trajes de los ninjas del país de la nieve.
Estaban hechos con una tecnología bastante avanzada para las naciones elementales, para todo lo que importaba, el resto del país lo era, el hecho de que tenían autos, trenes y muchas otras cosas eran lujos que solo las personas de esa nación podrían ver, y solo los que estaban lo más cercanos a Doto.
El laboratorio que tenia estaba lleno de distintos libros que había escrito y que había recolectado, junto con artefactos que estaban bastante más avanzados que la tecnología normal de las naciones elementales.
Había construido todo.
—Hmm, los cristales que tienen hacen una especie de red de Fūinjutsu y electrónica que hace una barrera alrededor del cuerpo, y que se conecta a la propia red de Chakra del usuario— los ojos del pelirrojo podían ver muchas cosas, analizar entre ellas el interior de las armaduras de Chakra era algo sencillo—. Creo que puedo hacer un par de cosas al respecto de esto.
Le gustaba inventar cosas.
El poder absoluto sólo servía para algunas cosas, construir al respecto, era divertido hacer sus propias cosas.
Naruto salió del castillo con una nueva muda de ropa sobre su cuerpo.
Botas de color negro, pantalones de color grisáceo oscuro con correas alrededor de las piernas para sujetarse a estás, tenía un cinturón con varias bolsas alrededor de la cintura, tenía una protección para el pecho, como una armadura segmentada, cubriendo su torso al frente, y encima tenía una chaqueta con capucha de color negro y rojo con los bordes de la ropa de color plateado, además de guantes negros que le llegaban al antebrazo.
—Considerando todas las protecciones que tengo alrededor del cuerpo, probablemente no tendría que estar usando esto— menciono bajando la capucha y estirándose un poco antes de salir de la dimensión y luego dejarse caer sobre la cama.
No habían pasado mas allá de unos minutos en la realidad.
Luego se encogió de hombros mientras dejaba que el reino de los sueños finalmente le ganará…
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A la mañana siguiente, tuvo que ir a buscar a Koyuki después de que esta escapara de la caravana, no habían dicho nada en lo más mínimo. Y ella no parecía querer hablarle, incluso aunque la llevo cargando de caballito de regreso y por arriba de la montaña nevada—Oye— pero eso había cambiado con el rato.
Las fuertes pisadas del pelirrojo por la nieve hacían que se hundiera, pero que de todas maneras tuviera un área firme donde poner los pies—¿Pasa algo?
—Eres bastante fuerte, ¿no?
¿Acaso ella le iba a preguntar si podría defenderla de Doto?—Lo soy.
—Entonces…— el pelirrojo escucho atentamente sus palabras—. ¿Por qué estás ayudándome? Si eres tan fuerte no tendrías problemas en lo más mínimo simplemente yéndote, te ahorrarías demasiados problemas.
El Ojiazul alzo la mirada hacia arriba.
Todavía quedaban unos 40 metros de nieve entre ellos y la cima de la montaña—No siempre fui fuerte— mencionó al aire—. Estaba rodeado de personas que eran un poco bastardos conmigo, no recuerdo en particular que fueran más allá de miradas malas, comentarios de odio en algo u otras cosas, pero un día….— se quedo callado unos momentos mientras procesaba las memorias de su infancia, algo que no había hecho en mucho tiempo—. Alguien importante para mi murió.
—...
La princesa del país de la nieve guardo silencio al escuchar eso.
—Supongo que… a final de cuentas podría haberme vuelto alguien rencoroso al respecto, que podría simplemente dejar todo atrás de mi para buscar venganza— comento con los rayos del sol empezando a golpear a ambos—. Pero… me di cuenta que no todo en la vida es cuestión de sufrimiento, hay un montón de eso en la vida, eso es un hecho— declaró viendo como finalmente habían llegado a donde estaba el resto de equipo de grabación—. Pero no significa que las personas a las cuales les importas no están allí, e incluso aunque no haya nadie, todavía hay un montón de cosas por las que vale levantarse, y buscar algo mejor.
—Esas son un montón de palabrerías sin valor real— declaró ella siendo bajada por el pelirrojo.
Este se giro y le dio una sonrisa—Tal vez si, tal vez sólo te lo dice alguien que tuvo una oportunidad que la mayoría de la gente jamás tendría— declaró Naruto antes de encogerse de hombros y que su sonrisa se agrandara aún más—. Pero es alguien que está jodidamente seguro de hacer eso valer.
Koyuki se quedo viendo esa expresión sonriente.
Sentía una angustia que no podía explicar, una sensación que le constreñía el corazón.
No quería sentir esperanza por la sonrisa de ese chico pelirrojo… el cual bajo su mirada hacia abajo cuando sintió como el suelo debajo suyo de repente temblaba…
Estaba sobre rieles.
Pudo escuchar a las personas a su alrededor alarmándose cuando escucharon la locomotora acercándose a velocidad de vértigo y el brillo en el túnel anunciando lo inminente… el pelirrojo por su parte empezó a caminar hacia dicha dirección—¡Naruto, sal de allí!— grito Koyuki de repente detrás suyo.
Seguidamente, una embestida del metal fue lo que se avecinaba.
Y fue lo que paso.
Todo paso increíblemente rápido.
El tren saliendo del túnel, Naruto caminando en dicha dirección, y lo que normalmente sería una enorme mancha de carne y sangre, fue una enorme mancha de metal y aceite.
Como si hubiera chocado contra una pared de granito sólido, una de las mayores construcciones de las naciones elementales en los últimos años, un tren que había costado millones y hasta vidas humanas en ser construido.
Se quebró como vidrio.
Allí adentro, un pelinegro se encontraba calmado esperando su llegada hacia el objetivo con el que había estado esperando pacientemente por años.
Y luego cayó contra el suelo cuando hubo una embestida contra algo… una cosa demasiado dura y que pareció sacudir el tren completo. Aturdido y confundido, se espero un ataque de algún tipo, que era afortunado el hecho de tener debajo de su ropa la armadura de Chakra por si había sido la idea de algún Shinobi contratado por Sandayū, así que miro hacia arriba por si planeaban entrar por la escotilla.
Lo que no se espero…
Lo que nunca se podría haber esperado era la visión de algo arrancando el metal del tren, desgarrando el acero como simple masa, y arrancando todos los componentes… con una embestida.
Dos brillos rojos fue todo lo que podía ver entre el polvo y daños causados, antes de que esos dos puntos carmesí se lanzaron en su contra.
Algo que no era notable a primera vista era el hecho de que las armaduras de Chakra aumentaban las capacidades físicas de su usuario a un nivel increíble, al punto que incluso un civil podría darle pelea a un Jonin con ella puesta.
Así que cuando una figura de cabello pelirrojo se lanzó contra él, no se alarmó.
Cuando su cabeza fue sujetada por dicha figura, por otro lado, no podría decir lo mismo.
Fue azotado contra un muro como si fuera un muñeco de trapo, seguidamente, sintió la confusión cerebral, sintió la fractura en su cráneo apunto de abrir su cabeza, sintió como el pelirrojo no se planeaba detener cuando fue jalado nuevamente y seguidamente cuando vio su colosal sonrisa seguida de su puño antes de que su ojo izquierdo no viera nada en lo absoluto.
Y luego…
Sangre por todos lados.
Koyuki seguía viendo anonadada como lo que solo podría describir como un choque antinatural.
Había visto al pelirrojo embestir el tren como un animal, y destrozar el tren como si estuviera hecho de vidrio, ni siquiera un Shinobi era capaz de hacer algo así, seguían siendo humanos, y no conocía a ninguno de ellos que simplemente pudiera hacer lo que hizo.
La maquinaria de Doto, uno de sus más grandes logros y la razón de porque era tan temido… se encontraba destrozada, y luego vio como un puño golpeaba el techo del tren, y lo siguiente que hacía era salir de allí, el pelirrojo que había destrozado allí, con alguien sobre el hombro.
Alzó la cabeza con expresión curiosa, viendo a sus alrededores antes de fijar su mirada sobre ella y darle una sonrisa—Se me olvido decirte, detesto a los cabrones que creen que pueden aplastar a otros solo porque se les da la gana— declaró mientras salía del tren, y en su mano jalaba…
El cuerpo ensangrentado y apenas moviéndose de su tío.
Koyuki se quedo en silencio viendo eso.
Luego se desmayo.
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Unas semanas después, las cosas se habían calmado en gran medida desde lo que había pasado en ese entonces, Naruto se había quedado allí porque seguía estando contratado para protegerla, y en parte porque no tenía nada mejor que hacer hasta la coronación de ella como la nueva Daimyo del país de la nieve.
O bueno.
Lo que ahora era conocido como el país de la primavera, después de encontrar algunos estudios de Doto respecto a una maquina que solo podía ser abierta con la llave que Koyuki tenía, y que había terminado siendo una maquina que controlaba el clima, por primera vez en años, la nación de ella había visto una primavera.
Parecía algo casi de sueño.
Naruto se encontraba viendo desde el balcón, las estrellas de la noche, y detrás suyo, en el cuarto a oscuras, estaba la líder de dicho país, viéndolo con ciertas dudas—¿Enserio…. Te tienes que ir?— pregunto ella algo temblorosa.
El pelirrojo alzo una ceja por eso, pero luego simplemente le dio un relajado encogimiento de hombros—Bueno… aún cuando me gustaría, lamento decir que no soy mucho de quedarme en un solo lugar, me gusta visitar lugares.
—Te sería incluso más fácil si te quedas, podrías volverte mi…— el pelirrojo la escucho atentamente—… guardaespaldas personal… tendrías todo lo que quisieras.
Las cejas del Ojiazul simplemente se bajaron y le dio una suave mirada a la Kazehana—¿Recuerdas lo que te conté sobre que en mi aldea todos me odiaban?— le pregunto mientras se volvía a ver las estrellas—. Me sentía ahogado allí, encerrado, como si… es complicado— se rio ante sus propias palabras—…Quiero vivir mi vida por mi mismo, quieres que sea tu guardaespaldas, pero la verdad es que seria bastante malo en ese trabajo, la mayoría del tiempo probablemente estaría lejos, y tu ahora tienes una nación que cuidar y liderar, mereces mejor protección.
—Pero no quiero mejor protección, te quiero a ti— declaró ella, antes de taparse la boca por lo que acababa de decir.
El Ojiazul le sonrió levemente por eso mientras se rascaba la cabeza—Bueno, ¿Cómo lo digo? ¡Probablemente sería incluso un novio peor!— se rio abiertamente por eso, antes de mostrar un rostro más calmado—. La gente como yo normalmente atrae los problemas… yo… voy a atraer los problemas— declaró caminando hasta ponerse enfrente de la pelinegra.
Esta trago levemente.
A la luz de la luna el cabello de Naruto seguía brillando rojo como flamas, y sus ojos aún oscurecidos por la noche parecían brillar de maneras que no eran naturales para una persona—Si alguna vez me necesitas, estaré allí para ti en ese momento, pero hasta entonces, haré lo que soy bueno… simplemente irme, ya resolví los problemas que tienen, están mejores sin mi trayendo más.
La Daimyo trago entones, sintiendo un nudo en el estomago—¿Te…te volveré a ver alguna vez?— pregunto ella con un temblor en su voz.
Y el pelirrojo le dio una sonrisa que hizo sentir como si su corazón fuera un tambor—Puedes apostar por eso, princesa.
Luego vio algo que la dejo anonadada.
El pelirrojo dejándose caer de espaldas por el balcón, haciendo que ella al instante fuera a verlo… y al instante quedando anonadada cuando vio como se lanzaba a volar.
La pelinegra se quedo viendo aquello con incredulidad en su cara.
Luego parpadeo un par de veces viendo la figura del pelirrojo alejarse—¡Naruto! ¡Sandayū no te ha pagado!— declaró, por un lado pensó que el pelirrojo simplemente seguiría su camino, no importándole ser recompensado por lo que había hecho.
Luego vio como dio media vuelta en su vuelo y se metió en uno de los cuartos inferiores del castillo dónde vivía ahora, y luego escucho los gritos de Sandayū al ver a Naruto entrar como un ave en su cuarto.
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Una mujer joven de cabello negro y ojos morados miro atentamente el pergamino enfrente suyo, haciendo que parpadeara de manera constante y alzará una ceja—¿Toda esta información es correcta?
El hombre anciano, también de cabello negro y con una venda alrededor de la cara, asintió con vehemencia—Hemos visto que según los interrogatorios que fueron hechos sobre Gato, su rastro comienza en el país de las olas, después de eso fue visto en el país de los vegetales, además de otros pueblos menores…. Recientemente fue visto en el país de la nieve en donde fue coronada una nueva Daimyo.
—Y quieres que lo traiga a la aldea, incluso si tiene que ser a la fuerza, lo cual viendo al numero considerable de gente importante que ha ayudado, puede ser un problema— mencionó la pelinegra cerrando el pergamino—. No va a ser barato— mencionó la Ojimorada.
—El dinero es lo de menos en esta situación— le comento el pelinegro—. Lo único que importa es tener una pieza importante en todo esto en el tablero, bastantes de los problemas actuales que tiene la aldea se pueden resolver con su presencia.
La pelinegra cerró el pergamino y lo sostuvo en su mano, antes de que esté se hundiera adentro en lo que parecía una sombra—La mayor parte de esos problemas son causa tuya— declaró ella con sus ojos morados viendo fijamente a los negros del hombre—. Si crees que con esto podrás simplemente manipular todo a tu conveniencia, lamento decirte que dudo que eso pase.
—Que no se te olvide con quien estas hablando— declaró el anciano parándose de su silla.
La pelinegra simplemente se inclino un poco más hacia adelante con sus ojos morados brillando en rojo, mientras las sombras a su alrededor se sacudían como si estuvieran vivas—El que no debería de olvidarlo eres tu— declaró ella con sus ojos brillando en rojo ahora, antes de darse la vuelta—. Hasta que cumpla la misión, Hokage-sama.
Danzo Shimura, el conocido mundialmente como el Yami no Shinobi, líder de la organización secreta Raíz y actual Godaime Hokage, se quedo viendo como la mujer pelinegra salía de su oficina, antes de dejar salir un largo suspiro.
La mujer que acababa de salir era una demasiado peligrosa como para simplemente ordenarle como otros bajo su mando.
Dicha mujer al salir de la habitación simplemente pareció desaparecer entre las sombras, y seguidamente, apareció en medio de los bosques fuera de la aldea, saliendo igualmente de entre las sombras, y luego extendió su mano hacía adelante.
De entre las mismas sombras se formo algo.
Un objeto de metal… con alas. Era de color verde, con lo que se miraban cual misiles, y una cabina al frente, era un vehículo.
Más en particular, era un Harrier GR.7. Un avión de combate, era uno –sino el más avanzado– que había en las naciones elementales, solo igualado por algunos creados en Iwagakure no Sato, y aún así, la maquinaria que acababa de usar no estaba en comparación.
Después de entrar a la cabina, pasaron unos segundos antes de que el avión se alzará, lo siguiente que aquellos cercanos a las murallas de la aldea pudieron ver lo que solo podrían mencionar como un ave de metal.
Y luego escucharon un estruendo cuando esta se alejo.
A una enorme distancia, Naruto estaba sobre una de las montañas más altas de las naciones elementales, la Tierra de la Congelación era un país completamente desolado, cubierto por montañas y dividido del resto de naciones cercanas por agua, muy al norte del ahora país de la primavera, lo único cercano eran la tierra de los glaciares y la tierra de las montañas nevadas, que como sus nombres especificaban, no eran particularmente lugares con mucha vida más allá de tribus y animales que vivían en el frío.
Allí, en uno de los picos más altos de las naciones elementales, el pelirrojo simplemente se dejo relajar, el frío y la ausencia de oxigeno eran extrañamente calmantes, por lo que pensar en que hacer ahora después de todo lo que había hecho podría ser relajante.
Luego alzo la cabeza de repente y alzo una ceja—Se escucha como un trueno o algo… no… es aire siendo sacudido por la velocidad… ¿Algo rompiendo la barrera del sonido?
La mayoría de los que vivían en las naciones elementales no sabrían que era la barrera del sonido.
Pero lo que si sabrían era que un estruendo con una fuerza tal como para que la nieve en la montaña se sacudiera ante su inminente llegada no eran algo bueno para su objeto, y el rubio lo noto al ver un objeto de color verde a la distancia, muy a la distancia.
De no ser por las capacidades que tenían sus ojos no lo habría notado hasta que estuviera ciego…
Ni tampoco lo hubiera notado hasta que soltará unos proyectiles que llevaba en las alas a sus costados, lo cual… acababa de pasar—Ahhh, mierda, esos son misiles— mencionó antes de cubrir su cara de repente.
A la montaña Beidao le iría bien como la montaña más grande de las naciones elementales… le iría bien después de que dichos misiles hubieran explotado su punta.
