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RESPONDEMOS REVIEWS

Para gokuknd

Tengo planeado continuar pronto con Olvidado, Okami es un experimento mío, en Olvidado me centro bastante en Naruto específicamente, aquí intento centrarme en varios personajes

Para Garou01

De hecho, es del Ovelord original, Albedo no se puede montar en su bicornio por ser virgen, y un bicornio, siendo lo contrario a un unicornio, no puede ser montado por alguien "pura"

Ella monto a Okami en su lugar y ahora puede montar al Bicornio v;

Para Yahiko 8D

Variant: Hazle caso, sabe de qué habla.

Para WazzapMan

Yeup, Mikane es un personaje con errores y defectos, ella es hipócrita, egoísta y bueno, en parte racista contra la raza de Okami v;

Para alkirius

Mikane: ¡Así no soy yo!...Solo... Sería silenciosa

Okami: Eso no te añade puntos, y en respuesta a tu pregunta, supongo que esa sería Izanami, pero bueno, da algunos problemas

Para Nathaniel II

Lo se, tus mensajes en Discord de hecho me dan varias ideas xd

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Capitulo 29

Reunión con el pasado

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Para lo... Increíblemente hipócrita que podía ser que de todos los seres vivos, el hijo del Dios entre los Dioses, Naruto Okami no era muy religioso, pero admitía que las ceremonias eran lindas.

Ni siquiera podía empezar a describir lo extraño que era para él visitar algún templo dedicado a sus hermanos.

Considerando quien era, serían súper irónico si se considerará a si mismo cómo algo menos que creyente, pero él simplemente no le rendía tributo a nadie, le rezaba a veces a su padre, simplemente como una costumbre, así que no tenía nada de experiencia caminando hacia un templo dedicado a los tres hijos ilustres.

Se decía que Amaterasu, la hermana del medio, en su infinito amor hacia aquellos que consideraba sus hijos, los Uchiha, les dio el poder de las flamas, prácticamente parte de su esencia, que jamás se apagaría.

La hermana mayor, Tsukuyomi, les dio el poder de las ilusiones y la memoria en sus ojos, para que usarán con sabiduría sus miradas.

La deidad más joven, Susanoo, les dio su armadura que los protegería de cualquier daño que recibieran, se decía que junto a su hermana que había dejado su escudo, el había dejado su espada como un regalo único entre todos para ellos.

Aunque sus actuales acosadoras no tenían prohibido pisar terreno Uchiha, Morrigan y Albedo estaban alejadas de las demás, viendo todas desde varios techos de distancia, no podían ir a lugares sagrados ya que activamente era doloroso y estar mucho tiempo allí les podía hacer que se volvieran polvo.

El pelirrojo sentía un piquete en la parte trasera del cráneo y el cerebro, como si la temperatura se hubiera subido.

Era parte demonio, parte hermano de ellos, parte humano, lo que significaba que sólo una parte de él estaba sintiéndose como si le prendiera fuego a sus entrañas… y seguía doliendo.

Suspiro, viendo el Himorogi enfrente suyo. El santuario de Amaterasu, era bastante grande, tenía varios lugares a donde ponerse de rodillas, y un lugar grande donde estaba una especie de vela.

El clan solo tenía un lugar de culto más grande. El honden, en el centro del distrito de Uchiha. Era para rendir homenaje a Susanoo, la deidad del mar y las tormentas, y que se decía fue el que les dio a los Uchiha sus ojos y espadas.

Tsukuyomi, por otra parte, tenía Hokora por todo el distrito, pequeños lugares donde podías rezarle a Tsukuyomi.

Naruto suspiró.

Había tenido que irse de regreso a casa cuando le dijeron que debería llevar kimono, a Naruto no le gustaba tanto llevar ropa así, principalmente porque era alguien bastante grande en todas las partes de su cuerpo, la tela era bastante holgada en algunas partes como las mangas y las piernas, pero era un asunto diferente en la cintura y el pecho, y otras áreas.

No iba a comentar sobre el hecho de que el diseño de un kimono para él era más similar al tipo de kimono que llevaba una mujer, no era el equivalente de usar una falda, pero era algo curioso de todas formas. Llevaba un kimono y hakama negro con un haori blanco que tenía un estampado de flores azules encima.

Agradecía un poco el poder teletransportarse de lugar a lugar en un parpadeo, porque caminar vestido así se habría sentido raro.

El pelirrojo luego giró la cabeza cuando escucho el sonido de pasos con las sandalias de madera acercándose a dónde estaban, sus ojos se abrieron al ver la vista de Mikoto, Hitomi y Satsuki vistiendo sus propios kimonos, aunque eran del mismo color tenían diseños diferentes. Mikoto de flores rojas, Hitomi de cuervos sobre su haori blanco, Satsuki de una serpiente de ocho cabezas y Sasuke de un águila.

El Okami noto que llevaban peinados ceremoniales para la ocasión.

Si, incluso Sasuke.

El aire se fue de sus pulmones al ver al pelinegro usando un rollo para sujetar su cabello, y dándole una expresión absolutamente neutra.

Su expresión no cambio, tomo todo el control de su cuerpo simplemente que ni un músculo de su cara cambiará de lugar, y se trago la carcajada que estaba apunto de salir de su garganta—Toma una fotografía, te va a durar más.

—Ya lo hice, voy a grabar esto en una pintura y la pondré en mi cuarto para dormirme todos los días riendo— declaró el pelirrojo antes de toser y hacer una leve reverencia a la matriarca del clan—. Estoy honrado por qué me diera la oportunidad para acompañarle hoy, Mikoto-san.

La pelinegra igualmente dio una reverencia respetuosa—El honor es mío, Okami-dono…

Los dos se quedaron en esa posición antes de que a la propia Uchiha se le saliera una risa y se enderezaran—Bueno, no soy experto en dar ofrendas, pero me informe un poco de antemano y prepare esto— declaró sacando de detrás de su espalda –del bolsillo de Kunitokotachi– una canasta con pan, pescado y frutos—. Según tengo entendido, esto sería para la ofrenda a Susanoo, ¿Verdad?

Hitomi asintió al escuchar eso—En las ofrendas a Tsukuyomi, las dejas en el bosque para que los animales tomen la ofrenda, para Susanoo, las dejas cerca de la cascada a los bordes de nuestro distrito, a diferencia de la primera, esas ofrendas son tomadas más rápido.

Naruto alzo una ceja por eso.

Probablemente era porque ese era Susanoo activamente bajando para tomar la ofrenda—Aunque esto es un poco demasiado para ofrendas que dejamos para animales, normalmente sólo son vegetales crudos— comento Satsuki viendo las ofrendas de Naruto, olían bastante bien, y ella les estaba viendo fijamente, hasta que su hermano le dio un codazo a las costillas.

El Ojiazul oculto una mueca.

Susanoo odiaba los vegetales, más aún, vegetales crudos.

No había forma de que fuera él realmente tomando dichas ofrendas, simplemente no había forma.

Naruto se quedó respetuosamente en silencio, cargando la canasta mientras seguía a los Uchiha sobre el adoquín gastado, donde viejos tendederos se agitaban rotos y estériles cerca de cercas con pintura desconchada.

La estructura en forma de altar de los himorogi se veía similar a la mayoría de las áreas de adoración a los antepasados. Naruto sabía que la mayoría de los clanes de Konoha tenían cosas similares, ya fueran piedras o tallas donde los nombres de los antepasados y las familias se escribían con cuidado a lo largo de los siglos.

El pelirrojo nunca había ido o visitado un altar abierto de los himorogi, pero podía respetar su cuidadosa artesanía.

Estaba hecho de una piedra negra oscura tallada en múltiples estructuras en forma de estante y una cámara interior hueca. Similar a las casas de pagoda de los señores Daimyō, estaba vacío y transparente a través de cuidadosos huecos. Había una brisa a la deriva desde el interior del pequeño núcleo, lo que significaba una brecha sin fondo en el centro.

—Este es el santuario de Amaterasu. Solía permanecer ardiendo— explicó Sasuke de repente, sonaba… melancólico—. No conocía el Jutsu bola de fuego cuando fui por primera vez, y nunca pensé en encenderlo después.

El Ojiazul tragó secamente, la canasta se sentía pesada encima suyo. El Uchiha lo ignoró, trazando las yemas de los dedos sobre la piedra negra áspera antes de mostrar sus manos a través de letreros y soplar llamas calientes a través de los huecos.

De inmediato, la leve brisa se encendió como la de un infierno. Se hizo alto y caliente en un rugido. Sasuke no pareció sorprendido, incluso cuando las llamas alcanzaron las alturas de una pequeña pagoda.

El olfato de Naruto podía sentir un hedor a tierra bajo el abrasador olor a humo, metano y gases naturales liberados en las aguas termales. Una grieta en la tierra natural que de alguna manera liberó gas para sostener una llama poderosa para siempre.

—Espero no te moleste— dijo Satsuki en voz baja, abriendo la canasta y sacando la porción extra de pescado había preparado para este propósito. La Uchiha colocó con cuidado la comida en uno de los pequeños estantes negros, la deslizó hacia el centro del incendio forestal y esperó hasta que el punto más lejano comenzó a arder.

—Te arrodillas y rezas hasta que se termine de quemar— explicó en voz baja Hitomi, introduciendo más ofrendas, –flores negras, aparentemente, eran únicas en terreno Uchiha– y las empujó hacia adentro del fuego

Naruto se sentó obedientemente de rodillas como para meditar, y notó con una deje de tristeza que había muchos espacios para las ofrendas.

Sólo eran ellos cuatro ahora.

El Okami inhaló levemente, el olor al fuego había pasado de metano a un olor más suave, probablemente era el aroma de tantas flores quemándose, pero le recordaba al olor de Amaterasu, olía cálido y dulce… como cuando dejaban ropa tendida al sol y al recogerla tenía ese curioso olor tostado.

El pelirrojo fue el último que se le quedó viendo a las llamas, antes de que viera por una milésima de segundo cómo estás se volvían de color negro, y desaparecían como aparecieron.

Sus ojos se quedaron viendo eso fijamente antes de negar levemente y caminar para seguir a los Uchiha.

Aparentemente, la mitad de las ofrendas a Susanoo eran dadas en su templo, la otra mitad era dejada en las cascadas.

Hitomi recalcó, de nuevo, que esas eran las ofrendas que más rápido desaparecían.

El pelirrojo negó internamente.

Deberían haber sido niños que no respetaban a los dioses y robaban las ofrendas, eso debería haber sido.

El templo a Susanoo era majestuoso, le recordaba a los templos Inari que había visitado algunas veces, puertas Tori rojas estaban en una larga línea hacia el templo, se decía que el Shodaime Hokage las había creado como un regalo a su mejor amigo. Estaba con varias estatuas de gente que parecía destacable, por lo que le dijeron, los líderes y shinobis más destacables del clan eran sepultados allí.

Naruto notó que la familia entera se quedaba viendo una estatua de un hombre que tenía unas marcas en la cara similar a Hitomi, Fugaku Uchiha, aparentemente el esposo de Mikoto.

Luego giró la cabeza para ver la única estatua que estaba rota, el nombre había sido borrado completamente de ella.

Luego miro a la estatua enfrente de ella, de un joven que se miraba bastante como Sasuke.

"Izuna Uchiha" leí en la parte de debajo de la estatua.

Naruto se quedó viendo eso antes de que viera a Hitomi quedarse enfrente de una estatua de un Uchiha con el cabello corto, viéndolo contemplativa—¿Amigo tuyo?— pregunto suavemente caminando a un lado de ella.

—Algo así— dijo la pelinegra—. Shishui, un primo mío, murió poco ante de la masacre y… bueno, al principio me culpaban de su muerte— comento ella encogiéndose de hombros. Él era también el único amigo que tenía que me entendiera.

—Suena a que te importaba bastante.

—Salimos un par de veces, pero nada más allá de un par de besos— comento la pelinegra, haciendo que Naruto se crispara ante esa información—. ¿Qué? ¿Crees que el clan se mantiene tan puro porque si? La gente no tiene problemas con ese tipo de cosas, sobretodo porque éramos los más fuertes del clan.

—…No puedo argumentar ante esa lógica— menciono el pelirrojo haciendo el cuello a un lado.

Hitomi se rió al tiempo que le veía empezar a caminar hacia el altar a Susanoo, una gran estatua que mostraba cuando derrotó a Yamata-no-Orochi, una de las hijas directas de Yamata.

Se sentía raro.

Habían peleado contra Susanoo una infinidad de veces, lo había dejado casi muerto muchas veces más, casi había muerto contra este otras veces, había muerto algunas veces contra él.

Y allí estaba dándole ofrendas.

Sin rencores familiares suponía.

El pelirrojo sonrió levemente.

Sin importar que seguían siendo hermanos, el humano convertido en dios había sido capaz de lograr que ese testarudo cabron le llamara hermano, así que suponía que no se iba a enojar por algo así.

En el instante que Naruto dejo las ofrendas en el altar de piedra, un relámpago literal le cayó encima, mandándole hacia atrás por dar directamente contra el suelo con una fuerza estruendosa. Naruto cayó sobre la losa de piedra sin nombre ni estatua de antes—…Cojonudo de las tormentas.

Los Uchiha se quedaron sin aliento por lo que vieron, el relámpago de antes había caído justo sobre el altar, dejando una columna de polvo y tierra alzarse, en dónde una figura se encontraba de cuclillas—¡Finalmente, después de diecinueve mil malditos años, algo que no son jodidos vegetales crudos!— una tono de voz salvaje pero con una voz… ¿Suave? Se escuchó salir de allí al tiempo que veían a… Alguien comiendo las ofrendas.

Tenía el cabello bastante largo, le llegaba prácticamente a las rodillas, lacio y largo con un leve tono morado, sus ojos eran de un tono púrpura con una flor de loto negra en ellos, vestía lo que parecía ser una especie de top blanco con adornos dorados que hacía que sus enormes pechos se movieran cada vez que se movía, tenía encima lo que parecía ser una especie de kimono celeste, azul y dorado, el obi morado se ataba a su cintura suavemente, mostrando una figura bastante tonificada, junto a eso estaba el hecho de que llevaba una enorme espada negra en una mano, comiendo lo que había en la ofrenda con la otra.

Tenía una apariencia un tanto… tonificada, los músculos en sus brazos y piernas eran bastante marcados, y tenía una cara que aunque hermosa, no parecía tener ningún tipo de expresión femenina.

Masticando la carne de pescado en su boca, la pelinegra vio alrededor donde estaba, antes de que sus ojos se pusieran sobre el pelirrojo parándose sobre la estatua—¿Tu?...¡Tu! ¡Bastardo! ¿¡Qué haces tú aquí!?

—Siendo atacado por una pequeña mierda ingrata e impaciente aparentemente— declaró el pelirrojo estirando la espalda y gruñendo con fuerzas, no por alguna clase de dolor, sino al notar quien era la que estaba allí.

—¡No estoy siendo ingrata, sólo vine cuando alguien finalmente me dejó una buena ofrenda digna de ser comida!

—…Eres un celestial, por amor a padre, no necesitas comer. ¿Qué haces viniendo en persona para pedir las ofrendas de un clan en específico?— pregunto el Okami frotándose la frente.

La pelinegra se bajó del altar y se cruzó de brazos, haciendo que sus pechos se vieran más grandes que ya de por sí—Es un clan ayudado por nuestra familia desde su ancestro. No espero que alguien como tú entienda eso.

—No, no, no, no. Eso está bien y todo, pero no explica porque vienes por ofrendas, eres un ser cósmico, no necesitas comer— gruño el pelirrojo frotándose la frente.

—Eso viniendo del tipo que se robó el sake, los melocotones y las píldoras de cultivo de la inmortalidad— comento la mujer llamada Susanoo cruzándose de brazos y viéndole con una ceja alzada.

—Como si tú harías lo mismo si tuvieras la oportunidad.

—…Hey, jodete.

—Si, eso suena más al Susanoo que conozco— comento el pelirrojo simplemente antes de ver cómo la familia Uchiha se encontraba anonadada por lo que estaban viendo—…Ummmm… puedo explicar esto.

La pelinegra con una enorme espada negra se giró para verles—Uhhh, interesante, estos deben de ser los últimos Uchiha que quedan en esta aldea, dos tienen caras de constipados, una parece una concubina y la otra… Oh, irónico— comento viendo a los mellizos, a Mikoto y finalmente a Hitomi—. Dime algo, Na…— el Ojiazul le tapo la boca de golpe a su… ¿Hermana? Antes de que dijera algo, haciendo que está le viera con el ceño fruncido.

—No… me llames así… frente a ellos— le susurro en un tono de voz tan bajo que solamente Susanoo le escucho

La Ojimorada simplemente rodó los ojos antes de darle un golpe en el estómago con el codo, no fue suficiente para que se encogiera de dolor pero si para que la soltará—Como sea, Okami, ¿Puedo preguntar qué haces en mi terreno?

—Tratando de ser alguien respetuoso y tranquilo en un lugar dedicado a la adoración hacia ti… y tú siendo tu aparentemente quieres joder eso— comento el pelirrojo al tiempo que su hermana simplemente caminaba hacia los Uchiha.

—Si, suena como el tipo de tonterías que tú haces en tu tiempo libre— comento antes de chasquear sus dedos enfrente de Mikoto.

Está parpadeo visiblemente, viendo directo a los ojos morados de la mujer enfrente suyo… era bastante más alta que ella—…¿Q-Que…?

—Tu, eres la matriarca de este clan, la mayor y la última que queda para lo que me importa— declaró la pelinegra seriamente.

—Yo… si, ¿Quién eres t…?

—Okey, primero, si vas a hablarme, intenta no tartamudear, odio a la gente que se repite una y otra vez por no tener los testículos para decir las cosas directamente, segundo. Mi nombre es Susanoo-no-Mikoto, deidad de la tormenta, las mareas, la guerra, la pestilencia, etc. Mate un montón de gente para que me llamen así, y conocí a su primer ancestro cuando era una larva, y le ayude, así que mejor sean agradecidos.

—Pero… eres una mujer— comento Sasuke anonadado por lo que veía.

Se crispo apenas los ojos de la deidad fueron puestos encima suyo—Y tu bien podrías ser una considerando lo miedoso que eres, larga historia, creación de dioses con mi hermana la sabionda, la perra se puso de lista conmigo y no me lo tomé bien.

—Mataste a sus caballos sagrados, mataste a una de sus tejedoras sagradas, literalmente te cagaste sobre su comida sagrada, y eso fue en los primeros cinco minutos— comento el pelirrojo con obviedad detrás de ella—. No tomártelo bien empezó cuando lanzaste el caballo.

—¡Nadie te pregunto!— gruño rápidamente la pelinegra antes de aclarar su garganta—. Bueno, en fin, también era lo que ustedes podrían llamar un poco… ¿Cuál es la palabra? No me caían bien las mujeres, así que un par de idioteces después, me quitaron varias cosas, entre ellas mi enorme, gruesa y…

—¡Susanoo!— grito de golpe el pelirrojo asqueado por dónde iba la conversación.

—Bien, bien, maldita sea, que manera de arruinar las partes interesantes. Saltando detalles, me redimí, volví con mis hermanas, ahora siendo yo una hermana también, pero no era del tipo que se ponía a pintarse las uñas y hacer cosas femeninas… no importa lo mucho que Amaterasu diga lo contrario— Naruto tosió sobre su mano con una leve risa para molestia de la diosa de las tormentas—. Así que estuve con una armadura bastante grande, y dado que mi cara no cambio tanto mas allá de perder la barba, la gente le seguía adorando como una deidad hombre cada vez que venía al plano terrenal, a ese imbécil le tomo años darse cuenta que era una mujer.

—…Espera, espera, espera un maldito minuto, ¿¡Ustedes dos se conocen!?— Satsuki pregunto de golpe apuntando a Naruto y Susanoo.

Este miro a la pelinegra más fuerte allí, como esperando que no dijera alguna clase de idioteces—Si, peleábamos a menudo hasta que se ganó el derecho a que le llamara mi hermano— declaró cruzándose de brazos simplemente.

—Tu… ¿Peleaban contra una deidad hasta que te llamaron uno de ellos?— pregunto de repente Sasuke, no siendo capaz de entender bien lo que pasaba allí.

—…Esencialmente— se encogió de hombros, no era mentira técnicamente pero no era la verdad completa.

—¿¡Y crees que nos vamos a tragar esa mierda!? ¿¡Una loca viene en un rayo, destruye un templo sagrado y se hace llamar una de nuestras deidades protectoras, y lo vamos a creer así como así!?— grito de golpe Satsuki.

Susanoo alzo una mano al aire, haciendo que las nubes en el cielo de toda la aldea girarán en una forma de remolino alrededor de dónde estaban, extendiéndose hasta donde alcanzará la vista, antes de que un rayo cayera justo a un par de metros de Satsuki.

El estruendo casi les deja sordos a varios y con los ojos abiertos en gran medida, sudando frío—¿Quieres una demostración más grande? Por qué puedo hacer que su continente entero tenga un día lluvioso— mencionó arrogante la diosa inflando el pecho.

Naruto suspiro, escuchando como Satsuki estaba con el aire saliendo de sus pulmones, y el resto de Uchihas estaban congelados en dónde estaban, incapaces de procesar lo que acababan de ver—Hey, tu, la de las marcas en la cara y las grandes tetas— dijo Susanoo al tiempo que caminaba hacia Hitomi.

—Yo… ¿Qué desea de mi, Susanoo-sama?— Hitomi no era una de las mejores Kunoichis de la aldea por nada, sabía cómo mantenerse con la cabeza fría, pero no había forma de que su entrenamiento le mostrará como afrontar a una deidad.

—Mmm, no una pequeña malcriada arrogante por lo que veo, interesante. Parece ser que tú tienes dos cosas que son únicas entre tu clan, la primera son los regales que tienes en tus ojos… la segunda siendo la posible enfermedad que se te está formando en los pulmones

Naruto parpadeó al escuchar eso antes de fruncir el ceño de repente, sus ojos se volvieron de color morado al tiempo que miro al pecho de la hermana mayor entre los Uchiha. Era… una enfermedad extraña, parecía que estaba carcomiendo de manera literal los pulmones de ella, lentamente, apenas y había iniciado pero no se miraba saludable mantener eso por mucho tiempo.

La familia Uchiha se vio entre si por eso—Solo… mi familia y mi doctor saben de eso, ¿Cómo es que…?

—Mis ojos son más únicos y mejores de los que cualquiera de los de ustedes lo serán, puedo verte prácticamente desnuda... y no, no me refiero a verte sin ropa, sino a más como verte sin piel, músculos y demás para notar tu interior— comento Susanoo simplemente, moviendo la cabeza a un lado—. Aunque si puedo verte desnuda si quiero y debo decir que… ¡Au!— soltó cuando Naruto le dio un zape desde atrás.

—Es una enfermedad prácticamente incurable para la medicina que hay en las naciones elementales, ¿Me equivocó?— pregunto el pelirrojo mientras la Uchiha asentía de manera reticente, confusa—. Bueno… supongo que debo añadirlo a mi lista de gente a la cual debo de ayudar… Cosmos debe de estar molesta de que no hemos hecho nada interesante en un tiempo— murmuró la última parte para si mismo.

—…¿Q-Que eres?— pregunto de repente Mikoto confusa—. Conoces a una deidad, eres un Uzumaki puro, y miras a las cosas que alguien tiene como daño irreparable y dices que es algo que debas ayudar.

—Es un tipo bastante raro, el hecho de que ustedes básicamente deberían estar arrodillados en nuestra presencia con la cabeza al suelo dice mucho de él— el pelirrojo rodo los ojos, la arrogancia de Susanoo era solamente sobrepasada por el dolor de cabeza que le daba lidiar con ella—. Además, ¿Uzumaki? ¿El tipo con el remolino y el Ramen? ¿Su clan está vivo todavía?

—Algo así— el pelirrojo se encogió de hombros.

—Supongo que está bien, era un clan poderoso, no se merecería terminar en el más oscuro y terrible vacío.

De repente, como si eso le invocara de alguna manera, un pelinegro de ojos rojos apareció a un lado de Naruto apoyando su brazo sobre el codo de su hermano mayor—Hey bro, hey Susy.

—Hey Mery…— la pelinegra saludo antes de abrir los ojos y girarse para ver a quien acababa de llegar—… ¡Mierda!

—Esto es la masacre de Issval de nuevo— comentó el Ojiazul tomándose la cara con molestia.

—Las flamas los consumirán a ustedes y sus pecados— declaró el fantasma de Kagutsuchi justo sobre la cabeza de los tres hermanos presentes.

Susanoo simplemente alzo la cabeza y agitó la espada—¡Tu vete de aquí, este no es tu puto asunto debilucho de mierda!— gruño antes de suspirar cuando vio a los dos hermanos—. Hey, Meryo… ¿Qué haces aquí?

—Ya sabes, disfrutando de ser un chico joven en el apogeo de mi juventud.

La diosa cerro los ojos ante eso, con un tick cruzando su ojo por eso—Oh, jaja. Que gracioso, otro chiste acerca de que ahora soy mujer cuando era hombre, ¿Algo nuevo que me quieras contar?

—Estoy pensando en casarme— dijo el Ojirrojo con una sonrisa mientras Naruto le pasaba un brazo por los hombros para darle un abrazo con una sonrisa.

La actitud enojada de la diosa paso a una de sorpresa por unos instantes—…Awwwww…

A la distancia, las actuales guardaespaldas acosadoras del pelirrojo estaban en un techo en uno de los edificios, viendo con unos binoculares lo que pasaba a la distancia—Una mujer extraña con un Jutsu para hacer que el clima cambie acaba de aparecer— comento Meiko, la que estaba usando los binoculares para ver lo que estaba pasando, el estruendo de relámpagos antes les había dejado completamente anonadadas, y confundidas de lo que estaban pasando—. No entendí mucho más allá de que ella dijo algo acerca de grueso y largo, y de que el pelinegro que acaba de aparecer se va a casar.

—Wow, parecen bastante felices por ello— Unchou menciono cuando le pidió los binoculares notando la hermandad de los tres.

Korra se quedó callada, sintiendo una extraña sensación surcar su espina dorsal al tiempo que veía a la pelinegra que acababa de aparecer—Sumeragi, ¿Usted que cree acerca de esa mujer…? ¿Sumeragi?

La pelinegra que simplemente se encontraba sentada mirando a otro lado de repente se había crispado de golpe, las manos hundidas sobre la roca al tiempo que sombras salían de las puntas de sus dedos clavándose sobre la roca, sus cabello estaba crispado prácticamente como picos y sus ojos brillando en morado más brillante que antes, titilando en rojo incluso.

La pelimorada de ojos negros y ella no se parecían en nada más allá de tener el mismo color de ojos y pelo, pero no era eso lo que le tenía así.

Naruto era alguien que podría llamar confiable, su amigo incluso, pero él tenía una cosa totalmente diferente. Daba siempre una sensación de tranquilidad, una sensación que hacía fácil que entraras en confianza con él, apenas y podías encontrar algo que te hiciera desconfiar o que no te agradará.

Esa… cosa, era diferente.

La energía cósmica era una energía omnipresente que existía dónde fuera, impermeable completamente en toda la existencia. A menos que estuvieras entrenado en su uso, no podías sentirla, pero Mikane podía sentir una sensación absolutamente contraria a Naruto en esa mujer.

Muerte, guerra, violencia, era la sensación que más fácil podría describir viendo al ser cósmico enfrente de ella, algo que era activamente malicioso, su poder y el de Naruto no estaban demasiado lejos entre si, pero Naruto no se sentía como si fuera a arrancarte la cabeza por capricho.

El aliento se le salió de los pulmones cuando miro en su dirección.

Esos ojos morados con una flor negra alrededor de la pupila se miraban como si pudieran ver directamente dentro de su alma.

Apenas se vieron a los ojos por unos segundos, pero para ella se sintió como una eternidad en la que no podía respirar.

Luego volvió a mirar enfrente suyo, como si hubiera perdido interés, haciendo que la pelinegra pudiera respirar nuevamente.

—Te pateó el culo, una mestiza Yokai, un montón de hojalata y una MILF con un par de Shikigamis— comento Susanoo viendo al Ojiazul cruzada de brazos—. De no ser porque vi el combate diría que me estas jodiendo, lo cual me recuerda, aparentemente tiene algo contra nosotros, algo acerca de que un ser cósmico mato a su madre biológica y su madre adoptiva la crio para que odiara a los nuestros.

—…¿Usaste psicometría en ella?— pregunto el pelirrojo frunciendo el ceño viendo a su hermana mayor, quien simplemente se encogió de hombros.

—Deja de ser un bebé, que tú no lo quieras usar en todos no es mi problema, pero quería saber porque las sombras a mi alrededor se mueven como si me quisieran atacar, y la cantidad de portales invisibles que nos rodean— declaró la pelinegra simplemente—. Honestamente, me parecen patéticas que tienen rencor contra algo que ni siquiera le importa a cualquiera de nosotros, tampoco es como que tengan el poder para hacerme algo, y probablemente se aprovecharán de como eres.

—Dejando de lado que te pones a usar el Noryokugan para ver la vida de otras personas, no sabes por lo que han pasado para esa actitud— declaró el pelirrojo llevándose una mano a la frente.

—Literalmente eso es lo que hice, vi su vida entera, la de su madre, y la de su madre adoptiva juntas en una sola sentada. Créeme, hermano, estoy segura que ninguno de nosotros les importa la vida o muerte de una puta de las sombras que jugó dónde no debería— mascullo la Ojimorada con desdén.

Naruto se quedó callado unos segundos al escuchar eso, antes de inhalar y suspirar.

Una onda de choque vino un instante después y Susanoo estaba a unos cuantos centímetros de que su cabeza diera contra el suelo, un moretón en la mejilla y algo de sangre cayendo de su labio al tiempo que se enderezaba, moviendo el cuello de un lado a otro—Bien, me merecía eso supongo, eres demasiado dulce con tus problemas de todas formas— declaró pasando su pulgar por la sangre que tenía y el moretón sanando en segundos.

— Es bueno ver qué sigues siendo tu, Susanoo— menciono el pelirrojo agitando la mano un poco.

La psicometría era una habilidad que le permitía a un usuario del Noryokugan ver completamente el pasado de alguien, cada pequeño detalle, cada cosa por simple o mínima que fuera, era recolectada en la memoria, y podía ser usado no solamente en un objetivo, sino en las personas en los recuerdos, haciendo que básicamente no pudiera haber secretos en lo más mínimo, pudiendo saber todo de alguien sin necesidad de conocerle.

Naruto no le gustaba usar esa habilidad a menos que tuviera, se sentía bastante como violar la privacidad de alguien absolutamente.

Susanoo era un ser cósmico que ejemplificaba la guerra, no le importaba. Su temperamento problemático era legendario en el reino de los dioses.

El Okami podía entender que la familia Yakumo tenía algo en contra de los seres cósmicos, la entera razón de que eran así algunas con él, sinceramente, no podía entenderlo. Él era incapaz de juzgar a toda una raza por los pecados que alguien en específico cometió, no era alguien que le dijera a otros que sentir, pero era alguien capaz de entender que Mikane y Yukari habían pasado por cosas difíciles por eso.

No sé debía malentender.

Si Mikane y Yukari de repente vinieran a atacar a Susanoo solamente por ser quien era, Naruto se enfrentaría contra ellas y está vez no dudaría en atacar con todo lo que tenía.

Era alguien capaz de ser comprensivo, pero era su familia de quien hablaba allí.

Su molesta, estresante y cansadora familia, pero su familia a final de cuentas.

—…Iré a hablarle a Tsukuyomi, Amaterasu y todos los demás acerca de esto, Meryo. Espero estés listo para la mejor fiesta que puedas imaginar, más que nunca en tu vida— declaró la pelinegra al tiempo que el pelinegro simplemente alzaba el pulgar con una sonrisa—. Y tú, Okami. Más vale que te prepares para que tus hermanas te den una visita a fondo— declaró la Ojimorada con una sonrisa descarada.

—No hay una cantidad de preparación que me prepare para eso— declaró el pelirrojo recibiendo un bufido con sorna de la diosa de las tormentas.

—Te veré luego entonces, Okami. Tal vez la siguiente vez que te vea no estarás bajo la correa de una mestiza y una loca que juzga lo que no entiende— Naruto suspiro, incluso las palabras de despedida de Susanoo eran agresivas.

Parpadeo al sentir los brazos de la pelinegra alrededor de su cuello y le abrazo, hablándole al oído con una sonrisa—La próxima vez, espero una mejor ofrenda— le gruño levemente de manera ronca antes de desaparecer en un trueno que le impacto.

Las nubes de tormenta que antes de habían vuelto negras se deshicieron apenas ella se fue, haciendo al pelirrojo suspirar largamente antes de girar la cabeza en la dirección en dónde Susanoo había estado mirando, sabía lo que estaba allí.

Noto a Mikane dejar de estar tensada, respirando agitada por unos segundos, antes de crear una brecha a un lado de ella e irse rápidamente.

Naruto se pasó una mano por la cara ante eso.

Yeeeeuuup, toda una reunión familiar usual. Pensó el pelirrojo suspirando antes de ver a la familia Uchiha—Tengo que pedirles que por favor no digan nada al respecto de esto, prometo explicarles de esto lo más pronto posible… sólo no ahora— declaró el Okami rascándose la nuca incómodo.

—Luego coqueteas con las chicas cuervo, ahora mismo mataría por un Takoyaki—comento el pelinegro frotandose el estómago.

—Issei, haz matado por menos.

—Si, pero… Aún así quiero Takoyakis.

—Te voy a preparar unos, te tengo que presentar mi casa, tengo que asegurarme que no rompas nada y encima de eso, tengo que… sacar algo.

—Ominoso, bueno, me tienes que presentar el lugar, creo que acabo de dejar a tu líder cagandose en su escritorio.

El pelirrojo cerro los ojos ante la imagen mental de Danzo haciendo… eso—Por favor que sea una broma, por favor que sea una broma, por favor que sea una broma.

—No lo es.

—¡AGGGGFGGGHHH!


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Kuninotokotachi era uno de los Jutsus Espacio-Tiempo más poderosos y útiles que Naruto tenía, había sido uno de los primeros que había creado, siendo todavía ahora algo que usaba constantemente.

El bolsillo de Kuninotokotachi (Kuninotokotachi no Kaichū) era una dimensión única a la que accede Kuninotokotachi, el cuerpo de Naruto podía actuar como la entrada y salida principal de dicha dimensión. Cualquier cosa con la que entrará en contacto podía almacenarse instantáneamente dentro de dicho espacio a voluntad, atrapándolas en un estado de Estasis (Shikai), y Naruto tenía una enorme cantidad de cosas allí adentro.

Algunas eran guardadas allí de manera sentimental, habían cosas que Naruto apreciaba lo suficiente como para guardarlas eternamente en una dimensión sin tiempo, pero la mayoría de cosas que estaban allí eran armas, Naruto mantenía una cantidad de armamento de diferentes tipos, tanto las que había hecho él mismo como las que había encontrado en algún lado, y las que simplemente se había robado.

Pero había una cosa allí que era única entre el prácticamente infinito armamento.

Una esfera enorme de color negro con símbolos dorados en ella, lo suficientemente grande como para que Naruto se viera empequeñecido por ella.

Esa era… bueno, era su hogar.

Lo cual era irónico porque estaba adentro de su casa.

Era una esfera que mezclaba la tecnología, magia, y misticismo de los dioses, demonios y muchas otras cosas que Naruto había encontrado a lo largo de sus años sirviendo a Izanagi, una obra maestra absoluta, reconocía la firma de energía de Naruto específicamente, y sólo permitía la entrada a aquellos que fueran marcados por él.

Adentro, la esfera tenía una dimensión única, un vacío infinito en dónde Naruto había hecho uso de sus habilidades de creación de materia, y sus conocimientos en tecnología y distintas energías para crear una fortaleza adentro, que gracias a las autómatas creados por el propio Okami, siempre estaba creciendo y siendo mantenida en perfecto estado.

Naruto no la había sacado en un largo, largo tiempo.

La había dejado adentro de su cuarto, prácticamente dejaba una cantidad enorme de espacio en un lado del cuarto, pasando a dar casi al techo.

Inhaló profundamente.

Sus dedos pasaron por el metal indestructible y las venas de energía arcanas de la esfera.

—…le he fallado a mucha gente…— murmuró en voz baja antes de poner su mano en el centro de la esfera con una mirad que no mostraba ninguna emoción—…Me voy a asegurar de acabar con eso.

Los dedos de Naruto se pusieron sobre la superficie dorada, y giró sus dedos, como si fuera el cerro de una llave, la esfera formó lo que parecía ser una especie de portal dorado, que el Okami empezó a entrar.

Un piso de color metálico con luces de color rojo estaba a sus pies, mostrando un enorme y largo pasillo cuyas luces se encendían cada vez que entraba adentro de la fortaleza.

[Bienvenido a casa, Kamael]

Una voz masculina y robótica hablo desde todos lados, haciendo a Naruto quedarse callado al escuchar ese nombre después de tanto tiempo.

En la cábala, en el árbol sefirot de la vida, Kamael era el ángel de la fuerza, de la justicia, y de la furia divina. Las flamas de Dios mismo para purificar el pecado, era el Gevurah, justo en el centro de los diez sefirot.

Era algo de hecho bastante curioso.

El Chakravartin era llamado también Qmuʼēl, que en lenguaje divino se podría traducir como "criado por Dios", el Gevurah era relacionado con el color rojo, y el número que le correspondía era 216, 6 multiplicado por 6 multiplicado por 6..

Era irónico considerando su cercanía con lo demoniaco, como si todo cayera junto como una irónica broma de su padre.

Miro como llegaba a lo que parecía una intersección de tres vías.

Por un lado estaban cosas como su jardín, una enorme colección y cuidado de algunas de las plantas y cosas que Naruto tenía de favoritas, en ese lado también estaban las reservas de comida, algunos lugares de meditación y relajación que Naruto no había visitado en un tiempo.

Del otro lado estaba la armería, la forja, unos campos de entrenamiento –específicamente creados para él– y otras cosas que Naruto no creía necesitar por ahora.

Al frente, estaba el lugar a dónde debía ir.

Era… un enorme cuarto.

Solo eso, no estaba particularmente lleno de algo particularmente vistoso, tenía una colección de libros de diferentes idiomas en unas estanterías, unos cuantos instrumentos estaban al lado de dicha estantería, del otro lado también había varios discos junto a una toca discos bastante antiguo, y lo que parecía ser una especie de sillón que tenía una cantidad enorme de cuadernos y hojas de papel tiradas.

Allí… era donde Naruto pasaba su tiempo libre.

Suspiro algo avergonzado.

Vivir para siempre tenía el problema de aburrirse rápido, y buscar hacer algo para no volverse loco era una cosa que Naruto estaba acostumbrado, tenía una colección de sus músicas favoritas, los libros que más le gustaban, sus intentos fallidos de dibujo.

Dato curioso, antes de hacer un arma, hacia el diseño en uno de dichos pergaminos y cuadernos.

Suspiro de nuevo.

Agradecía que nadie pudiera ver allí, estaba lleno de varias cosas ridículos.

Pero lo que venía a continuación no era algo que fuera particularmente vergonzoso… bueno, en parte lo era, pero no como las otras cosas.

Debajo suyo estaba un patrón de círculos con vidrio de color azul y símbolos dorados en el suelo, el pelirrojo dio una pisada con la punta del pie, y se volvió morado de repente.

Uno de los círculos de mayor tamaño de abrió justo enfrente del Okami, rebelando por lo que había venido.

Una armadura.

Era una armadura de color oscuro, algo grisácea, tenía una tela de color rojo con símbolos dorados alrededor de la cintura, con lo que parecían ser varios bolsas pequeñas alrededor de la cintura y un bolso café en la parte trasera, tenía atada a la cintura lo que parecía ser pequeñas cuchillas a un lado, una enorme cuchilla doble sobresalía de ambos brazos, retraídas hacia adentro, una X formada con una tela roja roída y antigua estaba en el pecho, sobre uno de los hombros estaba un gran cañón sobre el hombro, el casco parecía ser la cabeza de un dragón, con dos grandes cuernos formándose encima, y entre las mandíbulas del casco estaba una especie de vidrio negro.

Hizo una mueca viendo a la armadura que estaba enfrente suyo.

Esa cosa era el equivalente a Naruto de una resaca sólo por verlo.

Una armadura hecha con materiales y tecnología de distintas dimensiones, creada específicamente por y para él mismo, con la capacidad para que Naruto pudiera pelear sin ningún compromiso en lo más mínimo por lo que le rodeaba.

Esa cosa era…

—Pase una etapa bastante deprimente contigo— comento mientras agarraba el casco y limpiaba una marca justo por arriba del visor—…Bueno, aparentemente nos vamos de viaje de nuevo, también me llevaré una de estas canciones, enserio que tengo que ver si hay alguien a quien le guste afuera— comento distraídamente al tiempo que empezaba a ponerse la armadura lentamente, tocando una parte del casco, el vidrio se retrajo y el casco se abrió como si fuera una mandíbula de verdad—. Enserio no extraño usar esto— comento antes de mover uno de los brazos a una parte de abajo y pasar el dedo por lo que parecía un sello.

La armadura de repente desapareció, haciendo que Naruto se viera como si no se hubiera puesto nada encima. Muy bien, al menos así no voy a parecer un gigantesco raro caminando por doquier con placas y placas de metal dónde la mayor protección son placas de cerámita y lo que sea que usen en las antiguas armaduras shinobi.

El pelirrojo se estiró levemente.

Pensando en eso, les debería hacer a los demás unas armaduras…. Y debería sacar a Ino y Sakura del bosque de la muerte si todavía están vivas.

Naruto simplemente camino por dónde había venido, y vio el portal dorado formándose en la entrada a la fortaleza. Apenas salió, lo primero que hizo fue volver a meter dicha esfera de regreso a su dimensión de bolsillo—Y también debería de buscar donde dejar esa cosa… tal vez se la pueda dar a Issei como regalo de bodas— comento al aire estirándose levemente—. Oh, y también se que estás allí, Yokai de las fronteras.

Como si sus palabras de repente causarán algo, un montón de ojos rojos aparecieron alrededor suyo al tiempo que la luz en todo el cuarto parecía irse de repente, haciendo que Naruto se quedará callado ante la sensación de instinto asesino centrado únicamente en su presencia. No cambio de expresión hasta que vio a la rubia aparecer enfrente suyo con una expresión sombría en su cara—¿Qué fue lo que sucedió antes?— pregunto Yukari en un gruñido que trataba de controlar el sonido gutural que trataba de salir de su garganta.

—Mi hermano… hermana, Susanoo, dios de las tormentas, la guerra y otras cosas— comento el pelirrojo tranquilamente, estirando el brazo levemente—. Lamento la actitud y lo que dijo antes, es el más temperamental de mis hermanos, y el más irrespetuoso… bueno, está Issei pero él no es tan bastardo.

—Dame una buena razón por la que no debería tomar a mi hija y largarme de esta dimensión después de ver el tipo de criaturas que tienes por familia, aguantarte a ti, un mestizo entre demonio, humano y esas… criaturas… es una cosa, pero dejar a mi hija cerca de algo si es algo que no voy a permitir— declaró la rubia haciendo que el Okami se quedará callado escuchando eso.

Se quedó pensando en que responder antes de encogerse de hombros—Adelante— dijo estirando los hombros—. Eres libre de hacer lo que tú decidas hacer con tu familia, aunque estaría algo decepcionado de no poder ver a Mikane de nuevo, es también su decisión si quiere irse— declaró serenamente.

—Esa cosa pudo haber matado a mi hija y a ti no te habría importado.

—Ambos sabemos cómo son las cosas aquí, Yukari Yakumo— declaró el pelirrojo caminando hasta ponerse enfrente de la madre de Mikane cara a cara—. Si Susanoo les quisiera muertos, no hay nada que pudieran hacer para detenerlo, ninguno de ustedes. Es más poderosa de lo que yo soy actualmente, al menos por ahora, no lo hizo, ustedes son las que estaban considerando atacarle simplemente por aparecer. Si Susanoo les intentará atacar o matar, le detendría. Si ustedes atacan a alguien de mi familia, yo les atacó a ustedes.

La rubia bufo al escuchar eso—Y pensar que tú hablas tanto e intentas ser diferente al tumulto de criaturas de las que tú estirpe forma parte.

Naruto rodo los ojos por eso—Mira… ya me contaste acerca de lo que le pasó a tu amiga, a la madre de Mikane, lamento que algo así les pasará, no voy a intentar convencerte de que el pecado de un ser cósmico en específico no condena a toda la raza, pero voy a decirte bien esto, para todo lo que importa, Susanoo no mentía. En el gran esquema de las cosas, una Yokai, de un planeta, en la gran cantidad de planes, galaxias y universos que existen en toda la creación, no les importa a los morros en lo más mínimo, para ellos esa agresividad que tienen es algo que ni siquiera les importa lo suficiente para hacerlo.

—¿Tratas de insultar la memoria de Mikami, Chakravartin?

—Mmm, no… tal vez no. Pero quiero que pienses en algo detenidamente— el pelirrojo acerco su cara a la de Yukari lentamente, viéndola detenidamente a los ojos al tiempo que marcas negras aparecían sobre su cara con sus ojos brillando en dorado y anaranjado—. Si tocas los míos, haré lo mismo que tú haz estado jodiendo una y otra vez, y ambos sabemos cómo terminará eso para ti.

—…— la rubia se quedó callada unos segundos, girándose para ver al pelirrojo por unos segundos, frunciendo el ceño y parpadeando repetidamente… no parecía sorprendida o intimidada por lo que había dicho—…¿Sukuna?

—…¿Eh?

—Hablas del mismo modo y con el mismo tono que Ryomen Sukuna… ¿Cómo?

Naruto alzo una ceja al escuchar eso, buscando detenidamente—…No tengo memorias de ti.

—Kyūshiki… la octava conciencia te permite conectarte con tus vidas pasadas… ¿Fuiste El Ryomen Sukuna en tu vida pasada?— pregunto atónita la rubia.

—Si, Ryomen Sukuna, Rey de los Yokai de la época Heian, ¿Qué tiene que ver con…? Ohhhh— soltó el pelirrojo cuando finalmente conecto los puntos.

La rubia parecía atónita más que nada—Fuiste la razón de que los Yokais proliferaran por tanto tiempo, en mi universo Gensokyo no sería lo que es ahora sin la cantidad de cosas que trajiste con tu nacimiento y muerte… pensar que terminarías convertido en… está cosa.

—Pues tu tampoco eres una Tenyoo, fronteras. Digo, memorias y experiencias de mi vida actual dejadas de lado, en fuerza y apariencia te habría vuelto la reina de Yokais en mi época— comento el pelirrojo mirando de arriba abajo el cuerpo de Yukari—. Aunque parece que después de esa muerte desarrollaron unas extrañas magias y habilidades para… ughh… ugggghhh— Naruto se dio un golpe en la cara de repente y espabilo—. Oh padre, en serio que no debería dejarme llevar por las experiencias de ese cabron en particular, las imágenes mentales en mi cabeza me atormentaran por semanas.

La rubia se rió levemente por eso—Aunque verte sufrir siempre me da algo de gusto, la nueva información que tengo me ha dejado con cosas que pensar, no espero que entiendas que no me importa en lo más mínimo lo que pase, solo me importa que mi hija se encuentre bien, si tengo que hacer un trato con el diablo, no me importa.

—Mi tío probablemente vendría a saludar antes que hacer un trato contigo, lo cual irónicamente no es algo que a ninguno de los dos nos gustaría, así que, ahora que hemos mantenido las cosas claras, tengo cosas que hacer— declaro dándose la vuelta sintiendo como ella abría un portal detrás suyo.

Justo cuando abrió la puerta, miro como estaba su hermano entrando y masticando unos Takoyakis con una sonrisa—Mmm, ya sido un tiempo desde la última vez que como los Takoyakis que hacías, les siguen faltando algo de consistencia a la salsa— comento el pelinegro mientras el pelirrojo rodaba los ojos con una sonrisa.

—Trata tu de adivinar cómo sabe eso sin paladar, las comidas las hago por instinto y adivinando que tanto sería lo necesario— comento el pelirrojo cruzándose de brazos—. Voy a necesitar tu ayuda con algo ahora mismo hermano, algo en lo que ambos tenemos experiencia. Matar a los bastardos de unos hijos de puta que conocemos personalmente.

—Me convenciste en matar— declaró su hermano chocando los cinco con el pelirrojo.


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—¡No puedo creer que nos dejaras a las dos en ese lugar de mala muerte por todo un día!

—¿Enserio? ¿Qué parte de mi personalidad que haz conocido hasta ahora te dice que no haría algo así?— pregunto el pelirrojo caminando con Sakura e Ino cada una al lado suyo, estaban quejándose de él bastante, el hecho de que Naruto no tuviera que lidiar con sus padres le decía que ellas por lo menos tuvieron suficiente ímpetu para no ir a quejarse con sus padres.

Eso o no se había encontrado con ellos todavía.

—Si, si, si, muévanse ya, sus equipos están listos para la misión y tengo que ir con ustedes, lo que me recuerda, no porque estén en misión significa que ustedes dejarán de entrenar.

—Ya no estoy tan segura de formar parte de este entrenamiento.

—Puedes salirte cuando quieras.

—¿E-Enserio?

—¡Ja, ja! No— se rió el pelirrojo justo cuando entro en las puertas de la torre Hokage, entrando para ver cómo enfrente del escritorio del Hokage estaban tres equipos… bueno, las o menos.

El pelirrojo vio que estaba el equipo de Asuma al cual Ino rápidamente fue, y de un lado estaba el equipo de Sakura, quien ella de manera más reticente se dirigió.

Luego llegó a ver al equipo siete, conocía a Kiba y Shino, ellos dos habían querido pelear contra él de manera repetida después de que les pateara el trasero en repetidas ocasiones en sus entrenamientos, pero la que no había conocido era la única chica del grupo.

Era una Hyuga.

Tenía cabello de color azul oscuro, algo largo, ojos blancos con un toque de lavanda, más allá de que tenía unos pechos bastante grandes para su edad, estaba el detalle en que vestía con un top de malla, una chaqueta morada y blanca, unos shorts negros y botas de tacón de kunoichi negras.

A diferencia de la mayoría de mujeres que había conocido ahora ella no se le quedó viendo arriba y abajo, en vez de eso se le quedó viendo directamente a la cara con una expresión malhumorada.

Hmm, curiosa, tal vez me agrade a futuro. Pensó el pelirrojo al tiempo que caminaba enfrente de los equipos para ver a Danzo, se miraba más… pálido que de costumbre, haciendo que el Okami se aguantará las ganas de sonreír, por lo menos se tomaba las misiones con algo de seriedad, las que le importaban que lo hiciera cabía aclarar—Aun no recibimos los detalles de la misión ni quién es nuestro cliente, así que, me gustaría empezar lo más rápido posible.

—Oh, ¿Pero cuál es la prisa, joven shinobi?— el Okami se quedó callado cuando escucho a una voz sedosa detrás suyo, haciendo que se girara para ver cómo por la puerta entraba una mujer de cabello grisáceo y ojos de color rosado, vestía un kimono de color rosado bastante lujoso, y decorado, con un porte recto y tranquilo, la suave sonrisa en su cara haciendo que el pelirrojo alzará una ceja.

—Asumo que usted es nuestra cliente señorita…

—Hanako Yagami, por favor, no tengan tantas formalidades conmigo— comento ella al tiempo que Naruto notaba las miradas que todos le daban a ella, unos segundos antes de ver cómo los que le rodeaban se arrodillaban de repente.

—Okami— le hablo Danzo en un tono de voz severo—. Ella es la Daimyō del País de las Cuatro Estaciones, y una de las personas con más dinero de todas las naciones elementales— informo, esperando que Naruto siguiera lo mínimo de etiqueta necesaria para arrodillarse.

El pelirrojo simplemente se giró a verle con una ceja alzada, para luego encogerse de hombros—¿Cuál es la misión que tenemos que hacer?— pregunto entonces con un tono de voz neutro.

—Oh, vaya, no me esperaba este tipo de actitud de un… ¿Qué eres tú exactamente, querido? ¿Un Genin tal vez?— pregunto ella, no sonaba particularmente burlona, sonaba genuinamente curiosa, lo que decía mucho de como buscaba tocar algún punto débil en Naruto.

Este simplemente se mantuvo firme—Actualmente soy un Capitán Jōnin, gracias a que el Hokage me ascendió directamente después de algunas misiones importantes.

—Espera, ¿Te saltaste ser Chūnin y ser Jōnin normal? ¡Eres de nuestra edad!— reclamo Kiba, antes de callarse al entender que hablo fuera de lugar.

El pelirrojo se encogió de hombros—¿Qué clase de idiota sería si después de todas las cosas que he hecho siguiera como Genin?— pregunto genuinamente curioso, antes de crisparse levemente por eso—. Siento que me dispare en el pie al decir eso.

—Muy bien, Capitán— mencionó la pelinegra caminando para ver al pelirrojo cara a cara, ella era bastante alta, así que Naruto podía darle el mérito de ser de las pocas personas que era capaz de hacer algo así—. Me gustaría recordarle que su lugar incluso como una fuerza importante en esta aldea, es mínimo compa ando con las fuerzas que puedo reunir yo misma, podría pedir la ayuda de otras naciones para esta misión, después de todo, pedí específicamente que me diera a sus mejores Shinobi para esta misión, y me encuentro con un adolescente que apenas está subiendo los rangos— dijo con un deje de decepción en su voz, agitando la cabeza.

—Yagami-san— incluso los que le rodeaban se crisparon por la manera con apenas respeto que llamo a la Daimyō—. Lamento informarle que mi respeto no es algo que usted pueda lanzar dinero para conseguir, me arrodillare ante usted, cuando pueda hacer que me arrodille, mientras tanto, me gustaría saber el objetivo de nuestra misión, lo único que me interesa a mí es terminar con esto de la manera más rápida posible.

La pelinegra de ojos rosados se le quedó viendo fijamente.

Naruto estaba con las manos detrás de su espalda, respondiendo a su mirada de manera fija, sin una sola muestra de intimidarse o siquiera darle importancia.

Naruto era un guerrero primero que nada, podría quemar la economía entera de un país, literalmente. La cantidad de tesoros que tenía en su Bolsillo de Kunitokotachi era suficiente como para que no importará la cantidad de dinero que alguien tuviera, él siempre tendría más.

Así que, no intimidarse por el dinero de alguien era algo que Naruto podía hacer fácilmente. Los títulos de noblezas importaban poco cuando eras el hijo del Dios de Dioses.

Lo que Naruto respetaba era la fuerza y convicción, ya fuera en grupo o individual.

Las únicas personas que respetaba lo suficiente como para arrodillarse por ellos eran su hermano, quien en esos momentos estaba volando sobre la aldea esperando que le llamara, Mikane que se encontraba en algún lado en lo profundo del océano, y bueno, en parte respetaba también a la madre de esta, pero no sé arrodillaría enfrente de la mujer… ella se aprovecharía de eso.

Su respetó era algo que se habían ganado de una forma u otra, no que se lo había dado directamente de nacimiento.

La mujer llamada Hanako simplemente inhaló profundamente, antes de sonreír de manera leve—La misión es bastante simple, un… culto se ha encontrado generando caos y disturbios en una de mis provincias, la misión que tienen es de localizar a los de dicha secta… y acabar con todos ellos por cualquier método necesario.

El pelirrojo miro el pergamino en dónde venía el resto de información acerca de la misión.

Las letras y fotos desaparecieron de su campo de visión apenas noto un símbolo en específico.

—Se hacen llamar, Jashin Inner Sanctum. El santuario interno de Jashin

Los ojos de Naruto se quedaron fijos en el círculo con un triángulo invertido en él, bastante simple, pero lejos de ser algo que nunca antes había visto, era algo que había contemplado una cantidad enorme de veces.

Las palabras de Hanako cayeron en oídos sordos después de que el pelirrojo termino de ver todo lo que necesitaba—¿La misión está clara?— pregunto Danzo a sus soldados, quienes todos excepto Naruto asintieron y se fueron para preparar lo que necesitarían en su viaje.

—¿Te vas a quedar allí o vas a hacer algo…? Que no sea torturarnos, claro— dijo Sakura al notar como Naruto no se movía en lo más mínimo.

—Adelántense, hay algo que yo tengo que hacer antes de ir— comento el pelirrojo pasando a un lado de la Yagami, quien simplemente le dio una sonrisa tranquila al tiempo que salía de la torre Hokage.

Naruto cerro los ojos apenas salió del edificio, asegurándose de que no hubiera nada cerca, y poniendo una barrera de sonido alrededor suyo.

Podía sentirlo en su mente todavía, fresco como el primer día que lo había conocido. Cabello platinado, ojos dorados, esclerótica negra, la siempre constante sonrisa en su cara, esa tranquilidad que parecía venir de otro mundo.

Los dientes del Okami crujieron entre si al tiempo que sus ojos brillaban en rojo yamarillo.

Y̴̡̧̛͎̳̭̟̜͉͕̮̻͖̟̊̓̈́̒̑͐̈́̋͆͘͘͠Ų̵̡̢̛̪̝̭̥̤̳͓̠͓͕̬̿̎́̒́̋͊͊̓̐͠͝͠I̴̧̬͔̦̹͔̼̻͕̳̐̓́̓̐̀͂̽̄̈́̓̔͑͘͜͠S̴̢̛̛̬̫̪̈́͒̀̅̍̕͝Ḩ̸̢̛̰̫̙̤̯̮̬̤͚̙͓̳̎̓̇͒͑̈̌̊͌̑͝I̵̛̯̯̠͓͖͔̜̽͆̌̆͐K̶̢̦̗͕͖̳̮̜͎̖̙͇̮̐̿̔̇I̸̡̧̛̗̺͉̬͓̙̞͇͕͆̅̈̂̓̊̔͂̂̃̚


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Dime algo… antes de que me vaya.

Habla.

—██… ¿Cómo es que él te hirió?

Jigoku Ootsutsuki era uno de los primeros Ootsutsuki en tener existencia en el universo, directo descendiente de la diosa que había traído la guerra de los cielos, poderoso como él solo era capaz, pero incluso él no era capaz de entender que tan poderoso y antiguo era su maestro.

Su maestro que se encontraba en un enorme tanque cubierto por una sustancia de color verde viscosa, y conectado a una cantidad enorme de tubos que soltaban Chakra Curativo en cantidades demenciales para mantenerle todavía vivo.

El respirador cubría bastante de su cara y cráneo, pero por un segundo, Jigoku pensó que vio algo como arrepentimiento y vergüenza en el rostro de su amo—Él no moría con nada… Él simplemente no moría. La única manera de lograr matarme de manera definitiva habría sido cruzar el umbral entre la vida y la muerte, y lo hizo, el instante en que la oportunidad se mostró.

Jigoku no dijo nada en lo más mínimo, escuchando las palabras de su amo con una atención que un niño tenía ante las enseñanzas de su padre.

El Poder del Samsara contra el poder de la muerte misma, un poder mayor no sería suficiente para derrotarme, sólo para matarme y retrasar lo inevitable, tomo mi fuerza, la volvió parte de su esencia y lo siguiente que pude saber fue tenía su espada atravesando mi torso. Falló. Ataque con la lanza entonces.

Jigoku miro alrededor de la habitación.

Allí, guardada a un lado del enorme tanque de curación que su maestro estaba usando, se encontraba una lanza enorme, oscura y carmesí, con incontables runas como las estrellas en el cielo, en un idioma que ni los primeros y más poderosos seres que nacieron en el universo eran capaces de entender.

Él no murió con eso, Infierno. Estaba abierto como un cadáver, desmembrado y partido en dos por el arma que traía la muerte a todo, pero él todavía vivía.

No le pidió a su maestro continuar, en vez de eso, usando sus habilidades mentales, conecto sus mentes nuevamente.

Cerro los ojos, dejando que el tercero fuera aquel que le dijera lo que había pasado.

Allí estaban.

Rodeados de una destrucción como el cosmos no había visto desde el momento de nacimiento.

Los escombros de mundos les rodeaban, montañas de millones de cadáveres pavimentaban el suelo de la fortaleza negra en la que estaban, oscuridad, tierra y distintos colores estaban rodeando todo lo que era la existencia para ellos.

Pero lo que prevalecía era el rojo.

Rojo, en el suelo, decorando el suelo y alrededor del cuerpo de un Ootsutsuki de ropas rojas, blancas y negras.

Rojo, en la espada de color dorada, celeste y platicada que giraba como una cadena de ADN, atravesando el pecho de su señor.

Rojo, en los ojos de Ne-Jashinyoepketoah, el dios de la violencia, cubriendo su mirada.

Rojo, que no paraba de soltar mientras la mitad de un Ootsutsuki se levantaba usando los brazos y trataba de impulsarse, tratando de agarrar su espada, tratando de enterrarla más adentro.

Jashin estaba arrodillado, como un sirviente de Kisshoten, la espada todavía en su pecho.

Allí, al final, se veía cada uno de sus años, con las líneas del tiempo crujiendo en sus rostros.

Miró hacia arriba, hacia el techo ornamentado de la cámara, sus ojos se alzaron como en reverencia a la diosa que había amado hace tanto.

La mano del Ootsutsuki caído tembló, todavía sacudiéndose, buscando su espada caída.

No— murmuró Jashin con dulzura fraternal, a través del correr de su sangre y el latido de su pecho—. No…Se acabó. Duerme ahora, en el fracaso que te has ganado.

Con un gruñido gutural, impropio de si mismo, el Ootsutsuki de ojos dorados saco la espada que le atravesaba, hecha con el metal que mataba a su gente y bendecida en el Chakra que corría al suyo, un arma hecha para matarle específicamente, blandida por el único que era capaz de matarlo.

Y fallo.

El tocar la espada hacia que sus manos ardieran, pero la lanza negra en sus manos fue la elegí para apuntarle a la cabeza a su enemigo.

—██— dijo el dios de la violencia, con los labios oscurecidos por su propia sangre—. Esta lanza ha matado a incontables celestiales. Hirió al Khan Carmesí hasta su encierro. Le habría ahorrado el sabor de tu vida. Si solo pudieras haber visto lo que yo he visto.

El amado por la diosa, el primero en oponerse a el Deshacedor, la oscuridad debajo del árbol de dios, el paladín de los dioses, hablo entonces, en una boca llena de coágulos de sangre de heridas que su regeneración sería incapaz de recuperar jamás, asegurándose de que sus palabras llegarán con una temblorosa, sanguinolenta claridad.

Sin importar lo que pase, jamás vas a lograr tu ambición. Vas a morir, y no por la gloria de aquellos que veías en lo más alto. Vas a caer por tus propios errores. Vas a morir como haz vivido. Equivocado. En horror. Sin nada. Avergonzado… Hggnng… Aaaahhhhhhhhh…

Las últimas palabras de aquel hombre fueron también las últimas, con un último aire saliendo de sus pulmones, se llevó su alma con él.

Sus ojos se abrieron lentamente viendo el amanecer de un nuevo día, recordando lo que había pasado hace tanto tiempo, en un mundo lejano al suyo, más allá de las estrellas de esa galaxia.

Inhaló profundamente.

Las cosas se estaban desenvolviendo más rápido de lo que pensó que harían, pero solo significaba que tendría que hacer lo que buscaba de manera más rápida de lo que creyó antes.

Akatsuki estaba lenta pero constante llegando a su límite de utilidad, no es como si importará a final de cuentas.

Miro el sol en el cielo, tan pequeña comparada con lo que alguna vez fue la estrella de su mundo, y entre sus dedos estaba el pequeño punto blanco que subía en las montañas.

—Dios de Dioses… Dioses del Caos… Ustedes me envían sus heraldos— dijo con una sonrisa al tiempo que un aura de color oscura empezaba a cubrirlo—. Yo les enviaré el mío.