Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de Catriana.
xxx
Por mucho que odiara el pueblo y todo lo relacionado con él; mirarlo a través del último piso del complejo de apartamentos y ver un amplio espacio en contraste a los pequeños confines de su casa, su prisión, era un espectáculo que realmente podía apreciar. Ya se sentía mil veces menos claustrofóbico.
Sasuke estaba de pie en el balcón, sus oscuros ojos captaron la escena frente a él, tenía con una expresión neutral. Sin embargo, sus pensamientos eran todo menos serenos.
«—Sí, quiero estar contigo.»
Aunque probablemente no debería, escuchar esas palabras le produjo sentimientos encontrados y la felicidad no fue una de ellos. Apoyó las manos en la barandilla, con la mente llena de confusión. Cuando sintió una firma familiar de chakra, inclinó la cabeza y entrecerró los ojos.
—¿Vienes a ver cómo estoy?
—Aw, no seas así, bastardo —el Hokage se cruzó de brazos mientras caminaba para unirse al Uchiha. Los ojos azules lo miraron—. ¿Te dieron el resumen?
Él asintió.
—Solo puedo salir de noche, estoy restringido en ciertas áreas, si no llevo escolta, todavía no puedo salir del pueblo, bla, bla, bla —agitó la mano con desdén—. Básicamente, tengo la ciudadanía limitada.
—Sí. Lo siento, no pude hacer más; fue difícil conseguir todo eso.
El Uchiha se encogió de hombros.
—Es mejor que vivir en esa caja.
Siguieron en silencio, pero parecía como si Naruto estuviera esperando que dijera algo más. Cuando no lo hizo, el rubio le dio una mirada.
—¿Qué hay de Hinata?
Algo duro se retorció en su estómago y evitó la mirada del Hokage.
—¿Qué hay con ella? —¿Qué se suponía que tenía que decir él?
Naruto le dio una mirada divertida.
—Pensé que la única razón por la que hacías esto era porque querías estar con ella —frunció el ceño—. ¿No estabas diciendo eso...?
—No —Sasuke continuó mirando hacia el pueblo—. Yo solo... —frunciendo el ceño, se pasó la mano por el cabello, absolutamente frustrado. Había demasiados pensamientos en su cabeza y estaba cansado de contenerlo todo. Miró hacia el cielo—. Odio esto —admitió y los ojos de Naruto se agrandaron.
—¿Qué quieres decir? —sonaba confundido y preocupado—Estás tratando de decir…
—No sé lo que estoy diciendo —el moreno espetó—. Ha pasado un año desde que me trajeron aquí y desde que la conocí, de una forma u otra, ella ha tenido algún tipo de efecto extraño sobre mí. Luché, lo negué y finalmente me derrumbé. Estoy cansado de luchar, pero eso no significa que esto me guste.
Admitir que tenía sentimientos por Hinata había hecho poco para terminar con su confusión. En todo caso, comenzaron a surgir otras emociones y ninguna de ellas fue positiva. Sabía que quería estar con ella. Además, no era como si tuviera control real sobre sus sentimientos, ya que, si lo tuviera, no hubiera permitido que ella se acercara tanto a él. Estaba en desacuerdo consigo mismo y se alegraba de haber podido alejarse unos días de ella para intentar calmarse y orientarse.
«—El amor no es algo que busques, es solo algo que simplemente sucede.»
—No quiero estar enamorado de ella —dijo finalmente y el rubio lo miró en estado de shock. Sasuke realmente no sabía lo que estaba diciendo, pero necesitaba expresar sus pensamientos y sentimientos a alguien porque ciertamente no era capaz de encontrarle ningún sentido a dichas emociones—. No quiero estar enamorado de nadie.
Sasuke levantó la mano, la miró con indiferencia y apretó el puño.
—Todo lo que amo se muere.
Y ahí estaba. Ahora finalmente entendía por qué, honestamente, no quería sentir algo por ella. Tenía dichas emociones, lo sabía, pero si tuviera la opción, se encogería de hombros y se iría.
—Sasuke… —el moreno no miró al rubio, sabiendo que si lo hacía vería tristeza y lástima, y no lo quería eso.
—La venganza fue mi objetivo, la única cosa por la que viví desde que tenía siete años. Fue todo por lo que viví. Era algo que podía controlar. No hay control de esto y no lo quiero. No quiero enamorarme o estar enamorado por ningún motivo, porque, de todos modos, me lo quitaran.
Sasuke se sentía tan agotado. Mental, física, emocionalmente; deseó una vez más que Naruto lo hubiera dejado muerto, porque vivir era...
Por el rabillo del ojo, vio a Naruto agarrar algo que colgaba de su cuello. Un colgante.
—Sabes —su voz era baja y había una sonrisa triste en su rostro—. La persona que me dio esto... Todos los que amaba también murieron. Cuando les daba el colgante, era como si estuviera maldito, porque morían poco después. Ella también había cerrado su corazón y probablemente por las mismas razones. Es difícil querer volver a amar cuando te lo han quitado todo; es más fácil huir de nuestros miedos que enfrentarlos —suspiró—. ¿Pero sabes qué? Le hice una promesa, la misma promesa que ya le habían hecho y ella le dio una oportunidad; me dio la oportunidad.
El Hokage sonrió.
—Le prometí que me convertiría en Hokage, así que no podía morir antes de eso —levantó el colgante—. Todavía estoy aquí y cumplí mi promesa —los ojos azules se volvieron hacia el pueblo—. La vida es una apuesta, ¿sabes? Para bien o para mal, creo que el punto es que se supone que debemos vivir. Tal vez termine en tristeza, tal vez termine en que seas feliz. Pero no lo sabrá hasta que lo intentes.
Cuando Sasuke continuó en silencio, Naruto puso una mano en su hombro.
—Escucha, Hinata... Es una gran persona. Demonios, es increíble porque te aguanta —ignoró el oscuro resplandor que se disparó en su dirección—. Algunas cosas merecen el riesgo.
La respuesta de Naruto lo sorprendió.
—Una vez me preguntaste si había sentido algo por Sakura —la mirada de Sasuke era impasible mientras se enfocaba en el rubio—. ¿Alguna vez intentaste devolver los sentimientos de Hinata? —no estaba seguro de por qué lo estaba preguntando, solo que quería saberlo.
Su sorpresa se convirtió rápidamente en culpa y desvió la mirada.
—Creo... Tal vez... —suspiró—. Tal vez si ella hubiera dicho algo hace años, no lo sé. Cuando finalmente se confesó, mis sentimientos por Sakura eran… —se calló y el Uchiha no presionó; no quería.
—Ni siquiera sé si la amo; solo sé que quiero que ella esté conmigo —el Uchiha negó—. ¿Y eso qué significa? —ni siquiera sabía lo que se suponía que debía hacer; no tenía idea de cómo ser un novio. Tenía la noción general de cómo complacer sexualmente a una mujer, aunque de mala gana, ¿pero tener una relación real? La última "relación" que se había permitido tener fue con sus antiguos compañeros y se había disuelto años atrás.
—Nadie te obligará a hacer esto —Naruto frunció el ceño pensativo—. Si realmente te sientes así, tal vez deberías reprimirte un poco. Hinata es una chica muy agradable; estoy a favor de esto porque quiero que ustedes dos sean felices, pero no quiero que salgan lastimados. El consejo ya cree que estás aquí porque quieres cooperar. Nadie sabe de tu relación con Hinata...
—No —sacudió la cabeza—. Hay muchas cosas que no sé o que me confunden, pero lo único que sé es que... —ella me pertenece—. Perderla por la muerte o por otra persona... Es lo mismo —ella no estaría más en su vida, ya no sería parte de ella. A pesar de sus dudas, sabía que no había vuelta atrás. La quería, no iba a dejarla ir.
—¿Así que terminar con otro chico es peor que morir? ¿Decidiste recibir esa bala? —el rubio lo miró como si estuviera un poco fuera de lugar—. Eres un tipo realmente celoso, ¿verdad?
El Uchiha se enfureció ante la acusación.
—No soy celoso... ¿Sabes qué? —cuando el otro hombre comenzó a reír, contempló brevemente el estrangularlo—. Eres un idiota.
—Entonces, qué me dijiste —dijo entre risas—. Es que a pesar de que tienes dudas, miedos y que crees que ella no vale la pena el riesgo —le dio al moreno una mirada maliciosa—. Dices que no eres el que está celoso ni nada...
Sorprendido, Sasuke se dio cuenta de la trampa en la que acababa de entrar y frunció el ceño, mirando hacia otro lado.
—Supongo —se negó a admitir que estaba celoso de Hinata. Los celos eran para idiotas inseguros y no tenía ninguna razón para ser inseguro ni era un idiota—. Estoy aquí, ¿no? No voy a luchar contra mis sentimientos, incluso si me hacen sentir incómodo —frunció el ceño—. La pregunta es si se queda o no.
—Hmm… Tienes un punto… —el rubio levantó las manos en gesto pacificador cuando Sasuke dio un paso amenazante hacia él—. ¡Solo digo! Quiero decir, a pesar de lo que piensen las fans, no eres exactamente un Príncipe Azul.
—Vete al infierno.
Riendo, Naruto se inclinó un poco hacia atrás.
—¿Quieres que te dé algún consejo sobre citas?
La ceja de Sasuke se movió.
—Como si realmente necesitara tu ayuda con algo así —lo hacía, pero su orgullo no le permitiría hundirse tan bajo como para pedirle consejo a Naruto sobre chicas. Nunca más podría volver a llamarse hombre si lo hacía.
Los ojos azules se pusieron en blanco.
—Lo que sea, bastardo —hizo una pausa—. Felicitaciones.
—¿Qué? —el moreno parpadeó.
Naruto le dio una gran sonrisa.
—A las chicas les gustan los cumplidos. Incluso cuando se ven horribles, les dices que se ven hermosas y te amarán para siempre.
—Eso es... La cosa más tonta que he escuchado —murmuró Sasuke—. Pensé que a las chicas no les gustaba cuando les mentías.
El rubio resopló.
—Eso es mentira. No le mientas en cosas importantes, claro, pero sí en cualquier cosa que sepas que ella querrá escuchar. Miente si tienes que hacerlo. Créeme, la vida será mucho más fácil si lo haces. ¡Oh, sí! —chasqueó los dedos—. ¡Sé espontáneo!
El Uchiha obviamente estaba confundido.
—¿De qué estás hablando? ¿Espontáneo?
—¡Sí! Quiero decir... Simplemente, haz cosas dulces al azar como comprarle algo, llevarla a un lugar romántico, cocinar la cena o lo que sea. A las chicas realmente les gustan esas cosas.
—... Has estado leyendo y escribiendo muchos de esos libros porno —Sasuke parecía escéptico—. Suenas tan cursi como ellos —no había absolutamente ninguna opción de que él hiciera cosas como esas sin parecer un tonto.
Naruto le dio otra mirada astuta.
—¿Cómo sabes que son cursis si no los lees?
Sasuke iba a hablar, pero su rostro comenzó a arder. Volvió a apartar la mirada.
—No es que la gente no hablara de esos tontos libros o algo así. Lo que escuché sonaba estúpido, eso es todo.
—Uh, huh —Naruto decidió darle un respiro a su antiguo compañero de equipo, especialmente porque estaba empezando a parecer un asesino—. De todos modos, lo último, pero más importante. Sé que esto va a ser muy difícil para ti…
No fue hasta que Sasuke abrió la boca que se dio cuenta de que una vez más había caído en una trampa. Malditas sean sus reacciones automáticas.
—Cualquier cosa que puedas hacer, yo puedo hacerlas mejor.
—Sé cariñoso —su sonrisa prácticamente se ensanchó cuando el Uchiha palideció; mirando a Naruto como si fuera una especie de fantasma—. Y no me refiero al sexo, aunque eso siempre es bueno también —era obvio que estaba disfrutando haciendo que el arrogante Uchiha se sintiera incómodo—. Abrazos, tomarse de la mano, besarse —arrastró la última palabra, dándole un codazo al otro hombre—. Todas esas cosas realmente suaves de las que siempre te quejabas cuando se trataba de chicas.
—No —sacudió la cabeza—. No hay forma de que haga esa mierda. Absolutamente no —ni siquiera podía creer que hubiera hombres que realmente hicieran esas cosas. Sasuke no consideró la sesión de besos que ya habían tenido como parte de las cosas que dijo su amigo; aunque había querido tener sexo con ella, así de simple. La había deseado durante meses. Y no consideraba "cariñoso" intentar tener sexo con alguien. No de la forma en que Naruto lo estaba describiendo.
Desafortunadamente, no había forma de que hiciera otro intento. Uno, lo había hecho mientras estaba muy estresado. Dos, tenerla desmayada justo en ese momento fue... Frustrante. Él se había ocupado de su problema, aunque la ducha fría no habría servido. De todos modos, eso no era algo que quisiera repetir.
El rubio suspiró como si estuviera lidiando con un niño problemático. Hizo que Sasuke quisiera golpearlo.
—Amigo, recuerda, si tú no lo haces, alguien más lo hará. Hinata es una chica bonita; apuesto a que, si quisiera, podría tener un montón de chicos tratando de hacerla perder el control.
—Pueden intentarlo —murmuró en voz baja—. Como sea. Obviamente, ella no ha sido rechazada por mí y no he sido exactamente amable.
Naruto se encogió de hombros.
—Lo que digas, bastardo —se apartó la manga—. De todos modos, será mejor que me vaya; le prometí a Sakura que estaría en casa pronto.
—Tch —Sasuke frunció el ceño—. Suenas completamente dominado.
La risa del rubio lo hizo sentir incómodo como si supiera algo que él no sabía. Cuando llegó a la puerta se detuvo, miró a Sasuke y luego se rio entre dientes de nuevo, sacudiendo la cabeza. "Pobre, pobre bastardo". La puerta se cerró con un suave clic, dejando al Uchiha preguntándose en qué demonios se había metido.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Incómodo era el mejor término para describir su situación actual.
Maldito Naruto por poner toda esa basura en su cabeza. Eso había sido incómodo, ya que realmente no tenía idea de cómo ser un novio, pero sabía un poco más ahora después de todo lo que habían hablado.
Hinata llegó poco después de que Naruto se hubiera ido, se fue por el balcón, por el hecho de que ser visto por el frente parecería sospechoso. Cuando la vio, él se quedó sin aliento y su corazón hizo esa cosa divertida. Y con las palabras del rubio frescas en su mente, encontró su rostro calentándose. Odiaba actuar de forma tan ridícula. No era un niño, no debería estar reaccionando así.
Él miró las bolsas de plástico que ella sostenía, lo que la hizo sonrojarse hermosamente ante el escrutinio.
—Yo um... —ella miró hacia abajo y Sasuke se encontró con ganas de caminar hacia ella y... Bueno, no estaba del todo seguro, solo que quería hacer algo... Cariñoso.
Naruto no se tomaba en serio toda esa mierda, ¿verdad? No había manera.
—¿Puedo usar tu cocina? —preguntó cortésmente, levantando un poco las bolsas—. Estaba pensando que tal vez podría... ¿Cocinar la cena? —ella miró hacia abajo y él se sintió un poco más relajado al ver que ella se sentía tan incómoda como él.
—Sí —señaló con el pulgar—. Es por allá —se sintió... Tan estúpido. ¿Qué pasó con todas sus bravuconadas de hace unos días? Por supuesto, había estado un poco emocionado en ese momento, lo que lo había hecho reaccionar de forma extraña. El haberle permitido su libertad lo había calmado considerablemente, aunque sus sentimientos por ella eran los mismos.
Todavía estaba inseguro sobre y había un miedo profundamente arraigado en su interior al permitir que alguien lo afectara. Cualquier cosa podría pasarle a ella y luego él tendría que pasar de nuevo por el dolor de perder a alguien a quien amaba...
Espera. Él no la amaba, no realmente. Le gustaba, lo admitía, pero ¿amor?
«—¿A quién estoy engañando? —pensó miserablemente mientras la miraba—. Ella es la primera chica por la que he tenido sentimientos y estoy haciendo todo esto por ella. Si esto no es amor, pues es algo cercano a eso.»
Sasuke no estaba seguro de cómo se sentía al respecto, además de vulnerable. Débil, incluso. Se había despojado de todas sus debilidades en el pasado y ahora aquí estaba, dando la bienvenida a otra.
Ella eventualmente iba a morir... Eventualmente, ella le será arrancada, siempre sucedía. Ahora se sentía estúpido, pero por una razón completamente diferente.
«—Algunas cosas merecen el riesgo.»
Realmente lo esperaba; le haría sentir menos como si estuviera cometiendo uno de los mayores errores de su vida.
Con las palabras de Naruto sobre chicas y relaciones dando vueltas en su cabeza, se encontró caminando hacia el umbral de su cocina para observar a Hinata. Su departamento no era muy grande; de hecho, se parecía a su antiguo apartamento, al que tuvo antes de que abandonara el pueblo. Un sofá, una televisión, dormitorio con baño. Había una pequeña habitación que supuso era para invitados, era más como un armario y otro baño fuera de su habitación. La cocina tenía una pared que se abría como una barra hacia la sala de estar.
No le tomó mucho tiempo encontrar ollas y sartenes, y su pequeña casa rápidamente comenzó a llenarse con los deliciosos aromas de su cocina. Apoyado en el marco, la miró por un momento, observando su largo cabello y la forma en que tarareaba para sí misma. Hinata le recordaba tanto a su madre que a veces era casi doloroso.
Sintiéndose un poco extraño, acortó la distancia, tratando de ignorar las palabras de Naruto, en lo cual fallo. ¿Realmente le gustaría que él dijera e hiciera cosas estúpidas y suaves? La idea era ridícula y no tenía idea de por qué lo intentaría; él parecía gustarle tal como era.
«—Si no lo haces, alguien más lo hará.»
Maldito seas, Naruto. La idea de que otro, un tipo más sensible, la hiciera perder la cabeza, era demasiado. Con las mejillas rojas, torpemente le puso las manos sobre los hombros, haciéndola saltar. Sus ojos volaron hacia él mientras se giraba, una acción que la hizo presionarse contra él. Su rostro enrojeció y él se obligó a parecer indiferente a pesar de su evidente vergüenza.
—Oye —miró lo que estaba haciendo—. ¿Qué es lo que estás…? —su mirada oscura parpadeó y comenzó. Ahora todo lo que podía pensar era en lo suave que se sentía y en lo bonita que le parecía.
Ni siquiera se había dado cuenta de que la había besado hasta que sintió que ella le rodeaba el cuello con los brazos. Sus brazos se envolvieron alrededor de su esbelta figura, sus ojos oscuros se entrecerraron mientras sus labios se movían sobre los de ella. Las manos se deslizaron por su espalda y la atrajo hacia sí. Sintiendo el sabor de algo dulce mientras las lenguas se movían lentamente una contra otra. Sasuke se preguntó brevemente qué era lo que ella comía, que le hacía saber dulce. En realidad, no le importaba, solo tenía curiosidad.
Apoyándola en el mostrador, su mano se movió por su cabello, disfrutando de la sensación de los sedosos mechones. Todo en ella se sentía bien y natural y los sentimientos que se movían a través de él no eran completamente de naturaleza sexual.
«—¿Qué me está haciendo esta chica?»
Echándose hacia atrás, mantuvo sus brazos alrededor de ella y vaciló antes de hablar.
—Tú... Eh... Te ves realmente... —suspiró con irritación. Definitivamente, iba a asesinar al Hokage si se equivocaba en esto—. Linda.
El Uchiha había esperado que se riera de él o que le dieran una mirada divertida. En cambio, parpadeó como una lechuza, su rostro se volvió de un interesante tono rojo, y apartó la mirada. Ella estaba sonriendo, aunque era obvio, ya que sus palabras fueron muy vergonzosas. Sintiéndose tonto y avergonzado, comenzó a retroceder.
—Perdón —él murmuró. Ese maldito idiota; probablemente había dicho toda esa mierda para incitarlo a hacer el ridículo.
—Oh... N-no, yo solo... —se llevó las manos al rostro y siguió evitando su mirada—. N-nadie me ha dicho que yo soy...
Su sorpresa fue genuina.
—¿Nadie? —incluso antes de darse cuenta de sus sentimientos por ella, pensó que era bonita. No hermosa, como creía ahora. Un poco promedio, tal vez, pero definitivamente nunca fea. ¿Eso significaba que estaba complacida con el cumplido? Debería... ¿Decir otro? O tal vez...
«—¡Esto es tan estúpido! —todo esto era increíblemente frustrante y estúpido y realmente quería...»
—G... Gracias —sus suaves palabras lo sacaron de sus pensamientos—. Sasuke-kun.
Él ya estaba lo suficientemente sonrojado como para que ella se diera cuenta de cómo lo afectó, el hecho de que finalmente se dirigiera a él de manera menos formal. Una parte de él se sentía emocionado de que finalmente lo estuviera tratando como a los demás; ella siempre lo había mantenido a cierta distancia emocional y ahora podía admitir que eso lo molestaba. Sasuke se había sentido infantil por eso, él había querido que ella lo tratara como a los demás, había querido sentir que significaba algo para ella. Sabía la razón ahora, aunque en ese momento había estado confundido.
—Sí —resistió el impulso de rascarse la nuca como cierto rubio idiota—. Te... Dejaré que vuelvas a cocinar.
Ella le dedicó una pequeña y recatada sonrisa que calentó el corazón y lo hizo sentir raro.
—Bueno.
Salió a la sala de estar sintiéndose raro. Se sentía avergonzado, feliz, frustrado, confundido y un poco asustado. No fue mucho, pero la hizo feliz con su cumplido, lo que lo hizo sentir bien, pero eso también significaba que ahora ella estaba afectando aún más su corazón.
Cuanto más se acercaba a ella, más vulnerable se volvía. Más fácil sería para él volver a lastimarse. Pero ahuyentarla estaba fuera de discusión, ya lo había hecho una vez...
Espera.
Dejó de moverse y se quedó de pie en medio de la habitación mientras un rayo de color púrpura oscuro destellaba en su mente. Recién ahora había recordado algo de hace mucho tiempo; un año después de la masacre de su clan. Con su excelente memoria, rápidamente pudo evocarlo y se preguntó cómo pudo haber olvidado ese encuentro de hace casi diez años.
—Otousan... Okaasan... Todos... —estaba sentado en la orilla del lago, con el rostro enterrado en sus brazos. Incluso después de un año, todavía no podía dejar de llorar cada vez que pensaba en ellos. Las imágenes del Tsukuyomi de Itachi lo perseguían cada vez que cerraba los ojos o dormía. Constantemente escuchaba sus gritos y súplicas, veía sus ojos sin vida.
«—¿Por qué? —reflexionó no por primera o última vez—. Aniki, no entiendo... No...»
No quedaba nada más que un enorme agujero donde había estado su corazón y sabía que nunca volvería a llenarse. Estaba tan solo. Haría cualquier cosa por ver la mirada severa de su padre o sentir los brazos de su madre. Sus pesadillas eran constantes, sin embargo, cuando despertaba no habría nada. Nadie vendría a preguntarle si estaba bien, nadie lo abrazaría y le diría que todo estaría bien.
Nunca volvería a estar bien. Todos lo miraban con lástima y tristeza, y él lo odiaba, los odiaba. No quería su compasión o tristeza. Ellos no entendían su dolor; probablemente opinaban que bueno que no les paso eso a ellos. Todos eran falsos, ninguno se preocupaba realmente por él, especialmente esas chicas estúpidas que lo adulaban. Su familia había sido la única que lo había querido y cuidado. Y ahora todos estaban muertos.
Podía escuchar a su madre, rogarle a su hermano que los perdonara, que la perdonara y solo pudo ver con impotencia cómo la asesinaba sin piedad, como a los demás. No hubo vacilación en el ataque de su hermano, ningún remordimiento. Una y otra vez, las imágenes que se había visto obligado a revivir golpeaban su mente hasta que creyó que se iba a volver loco.
«—Por favor, no me dejen. No quiero estar solo. Por favor regrese.»
El chico se sacudió cuando escuchó algo en la distancia. Rápidamente, se frotó el rostro, tratando de ocultar sus lágrimas. La ira reemplazó rápidamente a la tristeza.
—¿Quién está ahí? —demando. Si era una de esas tontas chicas, definitivamente le iba a dar una paliza. Hoy no estaba de humor para eso.
Lo que emergió de los arbustos lo sorprendió. Era una chica, incluso era de su clase y parecía igualmente sorprendida de verlo allí. Llevaba un conjunto shinobi de color púrpura oscuro que combinaba con el color de su cabello y sus ojos blancos estaban llenos de lágrimas.
Ojos blancos...
—Eres una Hyūga —sus ojos se entrecerraron, esperando a que ella comenzara a chillar o algo igualmente molesto como lo hacían todas las otras chicas.
Se sorprendió de nuevo cuando ella se secó el rostro y apartó la mirada.
—L-lo siento yo... No sabía que alguien estaría aquí...
—¿Por qué estás llorando? —no estaba seguro de por qué preguntaba, ni siquiera conocía a esta chica. Ella no parecía ser una de sus muchas admiradoras, así que tal vez fue por eso.
La pregunta hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas una vez más.
—O-otousan...
Algo duro le atravesó el estómago ante la mención de la palabra padre. Ella estaba llorando, ¿tal vez había pasado algo?
—¿Está muerto? —para él, esa era la única razón lógica para su llanto.
—N-no, yo solo... —negó con la cabeza, hipando mientras miraba el suelo—. Le sigo fallando...
La sensación aumentó y comenzó a sentirse mal del estómago. Su propio padre nunca había parecido muy impresionado con él en comparación a su aniki. Había habido muchas ocasiones en las que también se había sentido como un fracaso porque no había estado al nivel de habilidad de Itachi cuando tenía esa edad.
Entonces su pecho comenzó a sentirse apretado y la ira burbujeó a través de él. Al menos ella aún tenía un padre, una familia.
—¡Para de llorar! —le espetó y ella saltó, con los ojos muy abiertos—. ¡Si no quieres fallarle, no lo hagas! ¡Entrena más duro y deja de sentir lástima de ti misma! —se dio cuenta de que le estaba diciendo las mismas palabras que se decía a sí mismo todos los días y desvió la mirada. La sensación de calor aumentaba cuanto más pensaba en su padre, más vívidos se volvían los recuerdos de su muerte.
—Si quieres... Hacerlo feliz, hazlo... —se sentía mareado y su estómago se sentía como si fuera a estallar—. Porque un día podrías despertarte y... Todos se habrán ido.
Las imágenes se volvieron abrumadoras, se encontró sobre sus rodillas y manos mientras comenzaba a vaciar el contenido de su estómago en el lago. Fue vagamente consciente de que ella hizo un pequeño ruido y luego nada. Lágrimas frescas ardían detrás de sus párpados y luchó por mantenerlas a raya mientras su estómago se estremecía y se sacudía unas cuantas veces más.
Había estado tosiendo cuando sintió que algo cálido comenzaba a frotar su espalda y su cabello. Por el rabillo del ojo, vio púrpura oscuro cuando la chica se arrodilló a su lado. Lentamente, la miró con ojos enrojecidos. Parecía muy nerviosa e insegura.
—Mi... Okaasan solía hacer esto cuando yo... No me sentía bien —ella le explicó y él notó la botella de agua en su otra mano. La chica de cabello corto le dio una pequeña sonrisa nerviosa—. E-ella cantaba y me decía "está bien Hinata-chan, todo estará bien y muy pronto te sentirás mejor". Eso... S-siempre me hizo sentir mejor. E-entonces... Yo... —le ofreció la botella de agua—. Espero que se sienta mejor muy pronto. Espero... Que las cosas mejoren.
El chico la miró conmocionado. Nadie se le había acercado como esta chica. Su dolor y simpatía, eran sinceros. Tenía miedo y estaba nerviosa, pero todavía lo hizo... Por él...
Su rostro comenzó a calentarse cuando realmente miró a la chica. Tenía grandes ojos blancos, piel pálida y una sonrisa amable. Su sonrisa le recordó a su madre y él miró la botella de agua, una pequeña sonrisa emergió en su rostro. Aunque no se sentiría mejor y no estaba bien; ella fue la primera persona en decir esas palabras y decirlas en serio.
Cuando alcanzó la botella de agua, volvió a mirarla. Ella era realmente bonita y de repente sintió que su corazón comenzaba a latir muy rápido. Esta chica era agradable y tal vez...
El miedo se apoderó de él cuando se dio cuenta de lo que estaba empezando a sentir. ¡No! ¡Nunca más! Se hizo una promesa, un juramento. Cualquiera que se volviera cercano a él, simplemente terminaría muriendo. Esta chica tenía que irse, no quería tener nada que ver con ella.
—¡No me toques! —extendió el brazo y le quitó la botella de agua de la mano. Ella se sentó de nuevo y él se puso de pie, mirándola—. ¿De dónde saliste de todos modos? ¡Fuera de aquí! ¡Piérdete!
Ella gritó, sus manos volaron a su boca. Sus ojos estaban muy abiertos por el miedo y la confusión.
—¡Dije que te vayas! —le gritó y ella se puso de pie tambaleándose, con lágrimas en los ojos—. ¡No te vuelvas a acercar nunca más! ¡Me enferma verte! ¡Solo vete!
Cayó de rodillas cuando ella finalmente salió corriendo, su mirada oscura se centró en la botella con agua que sin duda había traído de la máquina expendedora cercana. Lentamente, la alcanzó, pero luego se detuvo. No, él necesitaba endurecer su corazón y por eso debía olvidarla a ella y a este incidente. Nunca más permitiría que alguien se le acercara.
Habían pasado diez años desde ese día; se preguntó si Hinata siquiera lo recordaba. Probablemente no, ciertamente él no lo había hecho hasta ahora. Después de eso, había hecho todo lo posible para evitarla e ignorarla y, finalmente, se había consumido a tal punto por la venganza que se había olvidado por completo de las breves emociones que había sentido por la tímida chica. Ella había sido la primera y única chica de la que se había enamorado, incluso entonces.
¿Qué significaba eso, ahora que estaban juntos? Incluso en ese entonces había sido cruel con ella y ahora que lo pensaba, lo había hecho por las mismas razones. La última vez la había ahuyentado, ¿terminaría haciéndolo de nuevo?
Las palabras de Naruto comenzaron a regresar y un tipo diferente de miedo se apoderó de él. ¿Y si ella no moría, pero él la apartaba y ella corría a los brazos de otro chico? ¿Y si él se convertía en la razón por la que la perdía? Había perdido a una de las personas más importantes para él debido a su propia ignorancia y acciones. Y ese sentimiento... No quería volver a sentirse así nunca más. Todavía le dolía y lo haría hasta que muriera.
—¡S-Sasuke-kun! —el grito de sorpresa de Hinata se interrumpió cuando él rápidamente acortó la distancia y la atrajo hacia un beso; puso sus brazos alrededor de su cuerpo.
Todavía estaba increíblemente confundido y asustado, pero la idea de perderla era algo que no podía soportar. Para bien o para mal, ella era suya y no la iba a dejar ir; no le importaba lo que tuviera que hacer.
Echándose hacia atrás, sostuvo su rostro entre sus manos.
—Hinata, quédate conmigo esta noche.
Podría perderla por muerte, pero ciertamente no iba a suceder porque él era un idiota. Ese fue un error que no repetiría.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Notas: ¡Hola! ¿Qué tal? Baia baia, me tarde un poco con este capítulo. Pero todos ustedes ya saben que estuve trabajando en otras cosas. Luego se me juntaron muchos pendientes y pos… Siento que me muerto del estrés, bueno, no tanto como para morir, pero si estoy bien estresada con todos mis pendientes.
Espero les gustara el capítulo. Y también paso de decirles que esta historia esta próxima a terminar. Lo sé, es un aviso algo abrupto, pero sin darme cuenta el tiempo se pasó volando y simplemente llegamos a este punto. Bueno, eso seria todo por ahora. Nos estamos leyendo. Cuídense.
Naoko Ichigo
