VII

PROBANDO MATRIMONIO

EL PEOR CASTIGO

POR: Gaiasole

"..." Pensamientos

PERSONAJES DE J. K ROWLING

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Mis presentimientos la mayor parte del tiempo son acertados y ese día no tenía porque ser la excepción. Desde el momento que pise el despacho de Minerva aquella mañana a petición de esta y pude ver a Potter y a Black a primeras horas de la mañana antes de desayunar ya quiere decir que el día va ir mal, más que mal, ¡Terriblemente mal, catastróficamente mal, exorbitantemente mal! Vale, captaron el mensaje, no exageremos pelirroja.

¡Pero que espanto! No me eh presentado. Mucho gusto, soy Lily Evans, voy al quinto curso de magia y hechicería en el colegio Hogwarts y mi casa es la casa de los valientes; Gryffindor, aun recuerdo cuando el sombrero me selecciono para esa casa y me tuve que ir a sentar a lado de ese chico de profundos ojos marrón que me escudriñaban sin compasión. Y que en cinco cursos no lo había dejado de hacer. Pero bueno, el caso no es recordar viejos tiempos, si no tiempos presentes los únicos donde existimos.

—¡Buenos días profesora Mcgonagall! Cada día amanece usted más hermosa.

—¡Es verdad!- siguió Sirius a James— ¡Si fuera ochenta años más joven!

—¡Canuto!- le tapo la boca— no es hora de bromas Canuto.

—¿Qué quiere Potter?- les miro Minerva con aprensión tamborileando con sus dedos sobre el escritorio de roble.

—Vera querida profesora hace un día excelente.

—Para usted todos los viernes son días excelentes Potter, la sola posibilidad de no tener clases lo hace día excelente para usted.

—Pues la verdad si pero sabrá que este en especial es hermoso para volar sobre el campo de Quidditch así que…

—Tenga Potter- le entrego un pergamino— deje sus alabanzas para los demás profesores y ahora fuera Black, usted se queda Potter.

—¿Cómo?- se freno James que hizo caer a Sirius por lo abrupto de su parada. Los dos habían tirado a correr nada más al recibir el pergamino.

—¡Ah señorita Evans, ya esta aquí!- hasta ese momento Mcgonagall había notado mi presencia al igual que Black y Potter que me miraban interrogantes— Por favor tome asiento y usted Black, ¿Por qué lo sigo viendo en mi despacho?

—¿Por qué todavía no me voy?

—¡Pero que astucia Black!

—Gracias- sonrió Sirius contento.

—¡No entiende que se vaya!

—¡Que genio!- salio Sirius ofendido con el pergamino en sus manos.

Pasaron unos largos minutos en los que yo y Potter estábamos sentados frente a la jefa de nuestra casa que revisaba unos pergaminos y de vez en cuando sorbía un poco de te y ya en tres ocasiones nos había ofrecido galletitas que ninguno de los dos aceptamos. Potter me miraba de forma asustadiza y de no se donde me paso un pergamino sin que Minerva lo notara.

Lily querida, ¿Me acusaste por el beso de ayer?

Porque gustoso recibiré en todo caso el castigo.

Tuyo, James. Besos. Muack, muack.

No habría que describirles mi sorpresa al leer semejante cosa, al parecer a Potter le pareció muy gracioso pues me dio una de esos sonrisas cínicas y me guiño un ojo lanzando un beso al aire a lo que yo amablemente correspondí aventándole el arrugado pergamino a la cara, hasta entonces Minerva alzo la vista.

—Esta castigado Potter.

—¡Que, pero que hice!

—¿Le parece poco lo que le hizo a Snape?

—Pero ese ya es asunto viejo.

—No para el profesorado Potter además hasta ahora el castigo estaba pendiente. Y si me va a decir porque solo usted, no se preocupe que Black y… ¡OH que vergüenza!- se llevo las manos a la cara una horrorizada maestra de transformaciones una mueca exagerada si me lo preguntan—nuestro prefecto Remus Lupin que estoy segura fue corrompido por usted que se encargo de nublar su buen juicio, ambos serán castigados por Slurghon.

—Profesora- le interrumpí— ¿Y yo que tengo que ver en todo esto?

—Ah si señorita Evans, usted será la encargada de cuidar que Potter cumpla su castigo.

—¿Qué castigo es ese y porque Evans me tiene que cuidar?

—Su castigo Potter es quedarse este sábado a recoger y clasificar toda la sección de libros viejos que mantenemos guardados en la biblioteca, la señorita Evans se encargara de cuidarlo.

—¡Este sábado!- se levanto James enfadado— ¡No este sábado no se puede!

—Dumbledore lo decidió y si pretende ir a reclamar pierde su tiempo Potter porque el director se fue de viaje anoche.

—¡Es injusto!

—No es quien para hablar de justicia Potter- la profesora puso una cara desdeñosa cuando James hubo salido del despacho azotando la puerta.

Y yo sabía la razón del enojo de James, era por Ámbar, no tanto la ida a Hogsmade si no que justo este sábado era su cita con la chica mononeural. Estaba enfadado porque no podría ir con ella y yo me sentía también enfadada pero ya no estaba segura de la razón.

Me sentí repentinamente triste al ver como el salio iracundo del despacho, seguramente prefería mil veces estar ese sábado con una chica tan hermosa como Ámbar y no con alguien tan simple como Lily Evans. Y eso que a diario me proclamaba amor, a penas ayer me había robado un beso y ahora la sola idea de estar conmigo era el peor castigo para él.

—No te sientas mal Lily, sabes que Potter a veces no se da cuenta de sus meteduras de pata.

—¿Pero es que algún merodeador lo hace?- abrió la boca Nicole asiendo un ademán de sorpresa y asombro.

—No se porque me importa, yo se que eso del amor que me proclama Potter no es más que una broma para él- mis amigas me vieron de forma triste de la misma forma que estuve todo ese viernes hasta llegar el sábado y con él un castigo que tendría que vigilar.

Desganada baje a desayunar como siempre con Natalia y Nicole acompañándome pero esta vez llevaba a Harry, era sábado supuestamente le tocaba cuidarlo a James pero como estaríamos en el castigo juntos daba lo mismo. Minerva me había dicho muy claramente que el castigo terminaría hasta las dos de la tarde y según lo que sin querer había escuchado la cita de Potter era al medio día.

—¡Pasaras casi cuatro horas con Potter, pero que espanto Lily!

—No ayudas nada a mejorar el ánimo de Lily- le reclamo Natalia a Nicole.

—Perdona Lily, pero en parte es tu culpa mira que aceptar las órdenes de Minerva cuando se supone que el castigo es para Potter, ¡No para ti!

—No hay que verlo necesariamente como un castigo- intervino Natalia— Más bien velo como la oportunidad perfecta para que tu y él se empiecen a llevar mejor.

No pude evitar reír ante la cara de desagrado que le había puesto la rubia a la siempre amable castaña y que comenzó con una larga platica de los pocos pros y muchos contras de tener un castigo con la cabecilla de los merodeadores. De cierta forma Nicole tenía razón el castigo también iba a ser para mi al tener que aguantar seguramente el mal genio de Potter, pero ni hablar ya le había dicho a la jefa de la casa que lo haría. La hora del desayuno había terminado y en todo ese tiempo los merodeadores no habían ido a desayunar; raro, aun mas conociendo el paladar de Remus.

—¡Lily!- escuche mi nombre y me gire para encontrarme cara a cara con Potter y no pude evitar sorprenderme.

Eh de admitir que en cinco años que llevo conociendo a Potter jamás le había visto mayor atractivo que ese cabello negro indomable, razón por la cual no lograba entender porque tenía un club de fans pero ahora viéndolo bien, James era realmente guapo, mucho muy guapo. Se acerco a mí con una gran sonrisa y con sus ojos marrón brillando intensamente.

—Hola Lily- me saludo con una voz ronca.

¡Sentí la boca seca, completamente seca y la cara ardiendo! De pronto mis jeans y mi cazadora de Brujas de Mcbeth me hacían sentir avergonzada, ¡Ni hablar de mis zapatillas desgastadas!

—Luces muy linda esta mañana.

—Adulador- le dije y observe su sonrisa juguetona. James era guapo, atractivo y tenía estilo a la hora de vestir pero jamás imagine que tuviera un estilo tan sofisticado, no iba con él.

—¿Qué tanto me miras Lily?

—Tu atuendo.

—¿No te gusta?

—No sabía que tenias buen gusto para vestir Potter, es solo que me sorprendiste- dije observando su atuendo que hacia lucir a Potter tan varonil y tan sumamente parecido al de Lucius Malfoy que siempre nos restregaba a todos su ropa fina y costosa.

—No sabía que te gustara esta clase de ropa- me sonrió— ¿Te gusta lo que ves Lily?

—No me gusta Potter, ¿Qué te dio por ponerte algo que no va contigo?

James pareció quedarse sorprendido mientras yo me marchaba de ahí para entrar a la biblioteca, un momento más cerca de Potter y le diría que estaba hecho un bombón que no le pedía nada a mi novio idealizado y totalmente ficticio, esta cabeza estaba realmente confundida, ¿Qué haces cuando ves a un chico que supera a tu hombre ideal? Una vez más me tuve que detener al haberme llamado por segunda vez.

—¡Lily! Se que no es este mi estilo pero Sirius y Remus insistieron, me dijeron que a Ámbar le encantan los hombre con ropa de marca tu ya sabes que la moda le encanta a las chicas

—¿Pretendes ser alguien mas solo por ella?

—¡No soy alguien más!

—El atuendo no te hace Potter deberías explicarle eso a tu nueva conquista- me aleje de ahí hasta la biblioteca justo a tiempo para quitarme una lagrima de mis ojos cuando James entro detrás de mi a la biblioteca.

—¿Estas bien?

—¡No obvio no estoy bien Potter! Tengo que pasar todo un sábado contigo.

—Venga Lily, que solo será hasta el medio día.

—¿Medio día? Minerva no te dijo que…

—¡Potter, Evans síganme!- llego la señora Pince interrumpiéndome.

—¿Decirme que Lily?- me susurro a lo que yo mande a callarlo.

—Aquí tiene su trabajo Potter, ¡Es todo suya!

—¡Esto es una injusticia!- le grito James a la bibliotecaria pero esta ni se inmuto y miren que odio decir esto pero estoy de acuerdo con Potter. El lugar a donde nos había traído estaba repleto de polvo, libros, oscuridad y un mechero que apenas si iluminaba algo.

—Todo esto es culpa tuya Potter.

—¿Qué? Tu también Lily, no se cansan de cargarme culpas- se giro a verme ofuscado.

—Lo mejor será que empieces- dije yéndome a sentar a una silla con Harry en brazos.

—¿No me piensas ayudar Lily?

—¡Debes estar loco!- me eche a reír al ver su rostro desencajado en la penumbra que estábamos.

—Bueno, entonces debieras por lo menos estarte atenta al reloj de lo contrario se me hará tarde para mi cita.

—¿Es muy importante para ti?- le dije viendo como comenzaba arremangarse la manga de su camisa y tomaba un par de libros.

—Por supuesto, ¿Sabes lo difícil que es esa chica?

—Si es difícil, ¿Por qué quieres salir con ella?

—Porque me gusta y porque siempre es bueno distraerse, venga Lily que a penas si tenemos quince años, ella en cambio ya tiene la mayoría de edad y es muy guapa.

—"Si guapa y hueca"- me remarque mentalmente— "Que hacer Harry se ve que tiene deseos de ir, su castigo termina hasta las dos y si le digo que no puede irse me va a odiar y yo también me voy a odiar y lo se porque me conozco".

—Lily, cuéntame algo. El silencio es escandalosamente espantoso.

—¿Por qué tendría que contarte algo yo a ti Potter?

—Porque las pocas veces que hemos hablado lo eh disfrutado- decía revisando unos libros— claro esas veces que no terminas pegándome, insultándome o lanzándome algo al rostro y eso incluye miradas asesinas marca registrada Evans y de uso exclusivo para Potter.

—Son miradas asesinas marca registrada Evans y no son de uso exclusivo para Potter, no eres tan especial como para tener algo exclusivo de mi parte Potter.

—Que dureza Lily, yo que soy pura miel contigo- hizo ademán de dolerle el pecho mientras subía un par de libros a uno de los libreros dispuestos y que previamente había limpiado con ayuda de la varita.

—Miel, tu eres todo menos miel Potter.

—Es que no me conoces Lily, pero puedo llegar a ser de lo más dulce. Sin claro, llegar a empalagarte pero si con un claro deseo de querer más- me guiño un ojo al acercarse al mechero y tomar más libros— Soy un ángel, cariño.

—¡No me llames cariño!

—Esta bien, amor.

—¡Tampoco Amor!

—Tus deseos son ordenes, princesa.

—¡Mucho menos por titulo nobiliario!

—No te alteres muñeca.

—¡Mucho menos muñeca!

—Te comprendo leona.

—¡No, leona tampoco!

—Pero bebe…

—¡El único bebe aquí es Harry y tu le estas quitando el lugar James!

—Claro que no mi bebe tiene su lugar y nadie se lo puede quitar, ¿De acuerdo, corazón?

—¡Es que no puedes decirme de otra forma que no sea mi nombre!- decía ya bastante alterada.

—¡Es que no puedes aceptar un cumplido de mi parte Lily!

—¡No es eso!- retrocedí, ni siquiera me había dado cuenta cuando me levante pero de pronto James ya estaba encarándome.

—¡Entonces que es Lily!- me acerco tomándome por la cintura— ¿Es que de veras te molesta tanto mi sola existencia?

¡Pero a este loco que le pasaba! Pensaba yo al ver su mirada triste y su voz vacilante susurrándome al oído mientras recargaba su rostro en mi hombro haciéndome cosquillas con su respiración. Y si el estaba loco yo lo estaba más al abrazarle con el rostro colorado haciendo juego con mi cabello y con ese corazón acelerado.

—Nunca me ah molestado James.

—¡Lo sabía!- se despego de mi sonriendo desmesuradamente y volviendo a su trabajo dejándome como una tabla por no decir como una idiota con los brazos extendidos.

—¡Odio a tu padre!- le dije a Harry sentándome de nuevo en la silla mientras oía la risa de James.

—¡No es verdad Harry!- tomo Potter al huevo entre sus manos levantándolo— Lo que tu madre no termina de entender es que solo se puede odiar a lo que hemos querido, ese mi pequeño Harry es el error de tu madre al decir que me odia.

Y como siempre ahí estaba ese maldito arrogante quedándose con la ultima palabra haciéndome odiar a mi, a el y al resto del mundo.

—Estoy cansado- dijo Potter pasados unos cuarenta minutos en los cuales ya empezaba a disfrutar el silencio.

—Deberías apurarte- dije viendo mi reloj que marcaba las doce menos cuarto.

—Quiero dos naranjadas y unos bocadillos.

—Síguelos queriendo Potter porque…- tuve que morderme la lengua al ver que lo que el había dicho aparecía en la mesa.

—Ten- me tendió uno de los vasos y el plato con bocadillos a los cuales me negué— Ves Lily, la ventaja de tener contactos en las cocinas

—¿Tu conoces a los elfos?- pregunte sorprendida y al momento me reprendí por mi pregunta tonta.

—Pues claro, ¿Qué tantos otros contactos puedes tener en la cocina?

—Potter, date prisa o llegaras tarde a tu cita solo falten quince minutos.

—¡Quince, merlín que voy tarde!- dijo tomando su saco y saliendo mientras yo colocaba a Harry en la silla y me acercaba para continuar con el trabajo de James— ¡No me digas nada Harry!

Deje al huevo colocado en la silla y me sentí mal al regañar al pobre Harry pero me sentí aun peor al ver que estaba regañando a un huevo que era hijo mió y de James. Esto del matrimonio era más complicado de lo que pensaba.