Capítulo 10.- Entre el pasado y el futuro.

(SI ME EQUIVOQUE EN ALGUNA COSA DIGANME XD )

Esa mañana Lucy se levantó a la hora acostumbrada y realizó la misma rutina, sin embargo esta vez había algo diferente en ella, un sentimiento que destilaba por los poros y que se reflejaba en sus ojos marrones y su sonrisa: la felicidad.

Se sentía inmensamente feliz por saber que sería madre, que dentro de ella había una pequeña niña formándose.

Se pasó varios minutos observándose en el espejo, pero no para ver cómo se veía con ese atuendo o si combinaba o no; esta vez se dedicó a contemplar su vientre e imaginárselo abultado.

De hecho en ese momento vio que su vientre había crecido un poco desde la última vez. Su niña crecía rápido y de seguro muy pronto ya no le quedaría su ropa, pero no le importaba subir los kilos que fueran con tal de tener a un bebé entre sus brazos.

Después salió de la casa para ir a su trabajo.

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Natsu estaba en el jardín botánico de la universidad, le gustaba ir a cuidar las plantas antes del horario de clases.

Aunque esta vez no se concentraba tanto como quisiera, ya que todavía las imágenes de la noche que pasó con Lucy no se le olvidaban.

—Profesor. —la voz suave de una mujer de cabello largo de color negro, lo sacó de sus pensamientos.

—¿Qué sucede Akira? —preguntó el chico a su asistente.

—Aquí está el informe que me pidió. —respondió entregándole un folder beige.

—Gracias. —dijo Natsu tomando el sobre.

—¿Le sucede algo? —preguntó la chica preocupada, pues no lo veía tan concentrado en sus plantas como era costumbre.

—No. —respondió Natsu volviendo a examinar el bonsái que tenía enfrente.

—Profesor recuerde que puede contar conmigo para lo que necesite. —le comentó ella con un leve sonrojo que por supuesto él no vio.

Natsu volteó a verla y el corazón de Akira comenzó a latir rápidamente.

—Ahora que lo mencionas quisiera que por favor prepararas las diapositivas para mi clase, te dejé las notas en mi escritorio. —tras decir eso Natsu comenzó a escribir las observaciones sobre el bonsái.

Akira suspiró y se retiró del lugar.

—Él es tan distraído. —murmuró Akira caminando hacia la puerta. —No se da cuenta de nada.

Natsu estaba terminando de escribir sus observaciones cuando sintió a alguien junto a él. Volteó y se encontró con la figura de Gray que lo miraba fijamente.

—Gray ¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendido, pues él no acostumbraba llegar a esa hora.

Gray seguía indeciso pues no se sentía cómodo en la posición en la que se encontraba. Pero Natsu era un buen sujeto e iba contra sus principios dejar que siguiera atormentado por algo de lo que no era del todo culpable.

—Necesito hablar contigo. —Natsu seguía confundido. —de Lucy. —agregó con tranquilidad. Tranquilidad que asustó a Natsu.

—Gray yo lo siento. —dijo nervioso mientras se ponía de pie para mirar a la cara al director de la facultad y hermano de la mujer con la que había pasado una noche. —No quise que pasara eso, no entiendo que me pasó...

—No fue tu culpa. —lo interrumpió Gray. —también ella tuvo algo que ver. —agregó, no podía decirle que en realidad casi todo era culpa de la locura de su hermana.

Natsu se extrañó por el comentario.

—No me malentiendas. No digo que lo que pasó estuvo bien. —dijo Gray, después de todo seguía siendo un hermano mayor algo celoso. — pero tampoco se me hace justo que te estés atormentado por algo que pasó por consentimiento de los dos. No es como si fueras un violador o algo así.

Gray siguió hablando con Natsu y logró disminuir su culpa. No obstante el chico de cabello rosa seguía con la intención de asumir su responsabilidad por lo ocurrido.

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Rukia estaba en su oficina escogiendo algunas fotos para un reportaje cuando empezó a escuchar las risas y cuchicheos de sus subordinados, así que salió para averiguar que pasaba. Los encontró a todos rodeando la mesa de juntas.

—¡Están hermosas! —exclamó Senna.

—Pero se me hace muy exagerado. —dijo Loke.

—Eso lo dices porque no eres romántico. —reprochó Nozomi.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Lucy con curiosidad. Kiyone y Senna se apartaron de la mesa y dejaron ver un gran ramo de tulipanes rojos, rosas y naranjas, puesto dentro de un bote de plástico.

Lucy se acercó para ver las flores, calculó que eran casi dos docenas. Volteó a ver a Nozomi y le sonrió.

—Estas son para ti ¿verdad? —preguntó, pero no dio tiempo para una contestación. —Pero creo que este chico exagera bastante, deberías dejarlo, puede que te espante a tus demás pretendientes. —le dijo Lucy.

Nozomi se rió.

— Pero da la casualidad de que son para ti. —dijo extendiéndole un sobre blanco que iba con las flores y que había tomado para leerlo.

Lucy lo agarró y vio que efectivamente eran para ella y que se las había mandado Natsu.

—Y también vino con esto. —comentó Kiyone extendiéndole un sobre bolsa.

—Bueno regresen a trabajar. —dijo Lucy incómoda y se dio la media vuelta. Natsu la había puesto en una mala situación.

Las tres chicas comenzaron a reír lo más bajo posible.

Lucy entró a su oficina y se sentó tras su escritorio, abrió el sobre y se sorprendió al ver que era una carpeta negra.

Con curiosidad la comenzó a hojear. Era todo el expediente de Natsu, contenía su acta de nacimiento, su historial académico, clínico, los datos de su familia y varias fotos de su vida.

—Qué raro es este chico. —murmuró ella mientras cerraba la carpeta.

En ese momento sonó su celular, era Natsu que le pidió encontrarse para platicar, por supuesto aceptó, ya que quería dejarle en claro que ella no estaba interesada en él.

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Lucy y Natsu se citaron en una cafetería del centro. Se sentaron en la terraza para disfrutar del fresco y de la vista del parque que estaba cruzando la calle.

—¿Por qué me enviaste los tulipanes y tu expediente? —preguntó ella después de que el mesero les llevara los cafés que habían ordenado.

—Creo que la noche pasada cometí un error. —dijo viéndola a los ojos. —No sé lo que me pasó, me dejé llevar.

—¿Acaso estas diciendo que quieres reparar el error? —preguntó ella con sorpresa.

—Como hombre creo que si pasamos una noche juntos debo tomar la responsabilidad. —le dijo serio, siguiendo los valores inculcados en su familia.

Lucy mostró confusión.

—¿Acaso quieres casarte conmigo? —preguntó ella.

—Sí. —dijo Natsu.

Lucy comenzó a reírse de forma burlona. En realidad se le hacía un buen gesto de su parte, pero ella debía alejarlo.

—Discúlpame pero no estoy interesada. —comentó ella.

—¿Acaso lo que pasó entre nosotros no tiene importancia para ti? —preguntó Natsu.

Porque para él si la tenía. Al principio sólo creía que quería reparar el daño por la culpa, porque él había sido el causante de todo, pero la plática que tuvo con Gray le hizo ver que en realidad sentía algo más por Lucy.

—Claro que no. —respondió Lucy. —fue sólo una noche más. No sé si no te diste cuenta, pero no has sido el primer hombre en mi vida, y tampoco has sido el mejor. —A Natsu le dolieron las palabras de Lucy. De hecho a ella también le dolían decirlas, porque no quería lastimarlo. —Mira olvida esa absurda idea de casarte conmigo, no te sientas culpable que ya hasta olvidé el asunto. Ya no estamos en los tiempos antiguos en los que era una obligación llegar virgen al matrimonio. Es más no creo que esta haya sido tu primera vez.

Natsu se quedó en silencio y desvió la mirada avergonzado.

—¡Oh por Dios! —exclamó Lucy sorprendida. —Si era tu primera vez. — dijo incrédula.

Y Lucy ocultó muy bien el sentimiento de culpa y el remordimiento. Nunca pensó que pasaría esa situación, pero todo la hacía por su hija.

Natsu no podía expresar con palabras como se sentía, en parte se sentía humillado y dolido. Muchos de sus amigos le habían hecho bromas por su decisión de no tener sexo con alguna mujer antes del matrimonio, pero él no las tomaba en cuenta ya que sus ideas tenían cimientos firmes.

Sin embargo Lucy fue como el temblor que es capaz de derribar hasta el edificio más resistente. Ella fue capaz de desviar su atención del trabajo y el estudio, y le dolía que a ella le fuera tan indiferente.

—Bueno, me tengo que ir. —comentó ella poniéndose de pie. Natsu no hizo nada para detenerla.

—("Lo siento Natsu").—pensó Lucy mientras se iba. —Pero mi hija sólo vivirá conmigo. —murmuró tocándose el vientre.

Después regresó a su trabajo.

Natsu permaneció un rato más en la cafetería pensando en lo sucedido, y tratando de calmar el dolor que estaba sintiendo.

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Lucy estaba en su trabajo cuando comenzó a sentir un dolor intenso en su vientre.

—¡Ay! —dijo agarrándose el vientre. Sintió que algo líquido salía de su vagina y comenzó a asustarse.

De inmediato fue al baño y vio que tenía un poco de sangre. Se llevó una mano la boca para ahogar un grito de dolor y miedo.

—Mi bebé. —susurró asustada y llorando.

Tenía mucho miedo de que algo le pasara a su hija, se moriría se llegase a perderla.

No perdió tiempo y fue a una clínica cercana. Pasó de inmediato al consultorio de una doctora, era una señora de mediana edad y aspecto amable. Ella le mandó a hacer algunos análisis y cuando estuvieron los resultados la pasó a su consultorio.

—¿Cómo está mi bebé? —preguntó Lucy. —¿por qué estoy sangrando? —preguntó desesperada.

La doctora la vio con gesto comprensivo.

—Sólo estas menstruando. —le informó la doctora.

—¿Eso es posible estando embarazada? —preguntó con sorpresa.

—Sí es posible en algunos casos. —le informó la señora. —pero lamentablemente tu no estas embarazada. —dijo con pena

—Pero me hice la prueba de embarazo y salió positiva.

Lucy se negaba a creer lo que le dijo la doctora, eso no podía ser posible.

—¿Cuánto tiempo esperaste para hacerte la prueba? —indagó la doctora.

—Esa misma noche. —respondió Lucy y la doctora movió la cabeza negativamente.

Pero no podía culparla de su desesperación, ella quería con toda el alma tener una hija y por eso no pudo aguantar las ganas de hacerse la prueba, y cuando vio un resultado positivo se alegró tanto que se olvidó de usar la razón.

—Por lo menos se debe esperar dieciocho días para realizarse la prueba. —le informó la doctora.

—Pero tengo nauseas matutinas, no puedo comer lo que quiero y mi vientre creció. —dijo Lucy.

—Hija lo siento, pero eso sólo está en tu imaginación. —le comentó la doctora. —lo más seguro es que sólo es un embarazo psicológico debido a tus inmensas ganas de ser madre y por eso creíste ver el resultado positivo.

Lucy se levantó de la silla y salió del consultorio con el alma y corazón destrozados.

Le era muy doloroso despertar de ese sueño. Lloró amargamente durante todo el camino hacia su casa, y aún en la noche siguió llorando sobre su almohada.

Abrazó al Embajador Alga, recordando la reconfortante y cálida sensación que experimentó cuando Umi se quedó con ella. Esa sensación que no volvería a sentir.

Llevó una mano sobre su vientre y aunque nunca estuvo ocupado, ahora lo sentía más vacío que nunca. Por fin el cansancio la venció y se quedó dormida.

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A la mañana siguiente Lucy se encontraba en la silla de su oficina mirando al techo, ya estaba más calmada y ahora estaba pensando en que debería hacer.

Loke tocó un par de veces a la puerta y luego entró a la oficina con unas fotografías en una mano y un pequeño bonsái en la otra, el cual parecía enfermo ya que tenía hojas amarillentas.

Dejó ambas cosas sobre el escritorio y se sentó en la silla de cuero negro.

—¿Qué tienes Lucy? —preguntó preocupado. —Deberías de estar feliz por tu embarazo.

Ella bajó la cabeza para verlo.

—No estoy embarazada, fue una falsa alarma. —comentó seria, pero tranquila.

—Lo siento, sé lo que debes de estar sintiendo. —respondió Loke de forma sincera.

—Ya estoy mejor. —dijo ella. —Ahora lo que me preocupa es que tendré que seducirlo de nuevo.

—¿Te refieres a Natsu? —preguntó desconcertado el chico.

—Por supuesto, es obvio que él tiene que ser el padre de mi hija. —comentó preocupada. —pero le dije cosas feas y de seguro está molesto conmigo, no sé qué haré para conquistarlo otra vez.

—Lucy creo que deberías de dejar esto como esta. —comentó el chico.

—No puedo Loke.

—Bueno pues en lo que piensas que harás, iré a ver si alguien me puede ayudar con el bonsái. —dijo Renji agarrando una rama del árbol. —Sin querer tiré agua caliente sobre él y ahora se está volviendo amarillo.

A Rukia le brillaron los ojos, pues acababa de tener una idea.

—Renji ¿te acuerdas de lo que me debes? —preguntó ella. Renji asintió, como olvidarlo, fue una vez que él se accidentó y ella corrió con los gastos de todo el tratamiento. Ella al principio se negó a cobrarle, pero él no quiso y desde entonces le había estado dando pequeños abonos.

—Puedes olvidarte de pagarme si me permites usar tu bonsái. —le dijo con una sonrisa.

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En la tarde Lucy fue a la facultad de ciencias y buscó el cubículo de Natsu, llevaba el árbol que le pidió a Loke.

Tocó a la puerta y después de la indicación de Natsu entró en la habitación poniendo cara de preocupación.

—Hola. —lo saludó seria.

Natsu la volteó a ver serio y de inmediato volvió su vista a la computadora. Su expresión era de indiferencia.

—("¿Tan rápido se olvidó de mi"?) — se cuestionó la chica. —("pues ya veremos quién puede más").

Con pasos lentos se acercó a un costado del escritorio de Natsu y colocó la maceta con el árbol. Natsu entonces le prestó atención, pues le pareció extraño.

Lucy entonces se arrodilló y lo miró con suplica.

—¡Por favor, sálvalo! —pidió. —Salva a este árbol. —su expresión denotaba tristeza. Natsu se quedó viéndola serio. —Este árbol lo plantamos mi madre, mi hermano y yo, y cuando ella murió lo dejó a nuestro cuidado como promesa de que siempre estaría con nosotros. —habló Lucy con voz entrecortada y los ojos llorosos.

Estaba segura que de ser actriz se ganaría un Oscar.

—Por eso te pido que lo salves, si le pasa algo y mi hermano y yo nos quedaremos muy tristes por haberle fallado a nuestra madre.

Natsu se levantó del asiento y caminó hacia ella.

— Te entiendo. —le dijo él. —pero por favor levántate.

—Si me prometes que lo salvarás me levantaré.

Natsu la tomó de los brazos para levantarla, pero ella se resistió.

—Sólo levántate. —le dijo él forcejeando con ella para que se levantara, ella se aferró a su brazo.

En ese momento la puerta se abrió y entró Akira acompañada de otra muchacha. Se sorprendieron al ver la escena.

—Lamentamos interrumpir. —dijeron al unísono y volvieron a salir cerrando la puerta.

—No pensé que al profesor le gustaran las relaciones sadomasoquistas. —Lucy y Natsu escucharon los cuchicheos de las chicas. Natsu se apenó y la soltó, Lucy contuvo la risa.

—Levántate por favor. —volvió a pedir Natsu.

—Pero prométeme que salvarás al bonsái.

Natsu suspiró.

—Está bien, lo prometo.

Lucy entonces se levantó del suelo.

—Gracias. —le dijo Lucy tímidamente. Natsu le dio la espalda.

Lucy hizo una mueca de disgusto y la mímica de apuñalarlo por la espalda, no contaba que en la pared de enfrente había un espejo. Natsu la vio cuando tenía el puño levantado.

Ella apenada bajó la mano de inmediato.

—Entonces esperaré a que me des noticias favorables. —le dijo ella y se dio la media vuelta para salir de la habitación. Natsu la vio a través del espejo.

El verla sólo removió aquellos sentimientos de tristeza y dolor.

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Mientras tanto Yukino llegó al hospital en el que trabajaba su esposo, llevando consigo al pequeño Seth que estaba emocionado por ir a ver a su papá.

Seth ya se sabía el camino hasta el cuarto de médicos así que se adelantó a su mamá. En el camino lo saludaron varios de los colegas de su padre, pues varias veces él lo había llevado al trabajo o a reuniones con sus compañeros de trabajo.

Seth entró corriendo al cuarto de médicos.

—¡Papá! —gritó emocionado a la vez que se arrojaba a los brazos de su padre, que estaba sentado en uno de los sillones. —Hola. —saludó a Minerva, que estaba sentada en el otro sillón.

— Seth ¿viniste solo? — preguntó Sting al tiempo que se lo sentaba en una de las piernas.

—Claro que no. —respondió Minerva. —De seguro su mamá está aquí. —dijo poniéndose de pie. —Es mejor que me vaya para no tener problemas.

Sting asintió y la peli negra caminó hacia la entrada, pero se topó con Yukino que le cerró el paso.

—No te vayas, tenemos que hablar. — y tomándola del brazo la arrastró a donde estaba Sting con su hijo y la arrojó sobre el sillón.

— Seth está aquí. —dijo Sting, no quería que ella dijera algo impertinente. El niño veía a su mamá sin entender nada.

—Sí, lo traje para que me respondas en frente de él. —dijo Yukino enojada. Quería ver si su esposo era capaz de dejarla en frente de su hijo. —¿Nos dejaras? ¿Nos abandonaras por esa mujer? —preguntó. —¿abandonaras a tu hijo por ella?

Sting paró a su hijo y él también se puso de pie.

—Hijo, debo hablar con tu mamá, espéranos afuera. —le pidió tomándolo de los hombros.

Seth se separó de su padre y se colocó junto a su mamá.

—No, quiero escuchar. —dijo enfadado.

—Sé que amas a tu hijo, por eso por él debes de recapacitar y quedarte con nosotros. —pidió Yukino, sus ojos comenzaban a ponerse rojos.

—Yukino, no hagas esto. —pidió Sting. Minerva se sentía incómoda por la situación.

—Estoy herida y desesperada. —gritó Yukino. —¿Qué quieres que haga?, él es lo único que me queda para retenerte, lo sé y eso me duele.

—Mamá, tú y papá están peleando por esa mujer. —declaró el niño señalando a Minerva.

Ella se sintió mal y comprendió que no debería estar ahí, así que se levantó del asiento y caminó hacia la puerta.

Sting intentó seguirla pues no quería que las cosas se tornaran más dolorosas, lo mejor era hablar a solas con Yukino, pero Seth se le abrazó de las piernas.

—Papá, no me dejes. —pidió el niño. —no dejes a mamá. — Seth lloraba desconsolado aferrándose a su padre como si su vida dependiera de ello.

—Cariño no puedes lastimar a Seth así, no lo abandones. —pidió Yukino llorando. Su llanto sólo hizo que su hijo llorara más fuerte.

—Papá no me dejes de querer.

Sting la miró con enfado y luego cargó a su hijo en brazos, él se aferró al cuello de su padre y enredo sus piernas en su abdomen.

— Seth, yo te amo. —le dijo su padre. —eso no va a cambiar nunca, ni siquiera si no vivimos en la misma casa.

El niño seguía llorando ocultando su cabeza en el hueco del cuello del médico.

Yukino intentó acercarse a ellos, pero Sting con la mirada le dio a entender que no lo hiciera. Ella se sintió peor.

Esa tarde Sting se llevó a su hijo a un hotel para platicar con él y tratar de hacerle entender que siempre sería su padre y las razones de porque no podía estar con su mamá.

Yukino al quedarse sola en el cuarto de médicos se soltó a llorar amargamente, estaba desesperada, pues ni siquiera por su hijo su esposo regresó con ella.

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En la noche Yukino y Lucy se reunieron en casa de Juvia.

Lucy les contó que en realidad no estaba embarazada, pero que no se daba por vencida, que de nuevo seduciría a Natsu. Yukino les contó lo que pasó con su hijo.

—¿Pero realmente eres tan estúpida? —preguntó Gray exaltado, poniéndose de pie y azotando los puños sobre la mesa.

Las tres chicas estaban asustadas por su expresión tan enojada.

—¿Cómo pudiste exponer a Seth a esa situación? —preguntó de nuevo Gray. —Es tu hijo y no te importó usarlo y hacerlo llorar con tal de que Sting se quedara contigo. —Gray realmente estaba molesto, por eso nadie se atrevía a hablar, Yukino comenzó a llorar en silencio. —¿Por qué no pensaste en lo culpable que él se podría sentir si no lograba retener a su padre?

Lucy y Juvia lo miraron con dolor y comprensión.

Lucy entendía el comportamiento de su hermano, pues los dos pasaron por esa situación.

—El que quieras a tu esposo de vuelta no te da derecho a manipular los sentimientos de tu hijo. —declaró Gray un poco menos alterado. —Tú sabes bien que Sting tiene problemas contigo, no con su hijo.

—Lo sé y lo siento, no pensé en el daño que le provocaría a mi hijo.

—Ese es el problema, los padres casi nunca reparan en los hijos. —Gray dio media vuelta y caminó hacia su cuarto.

—Discúlpalo. —pidió Juvia. —Es que estos temas le afectan mucho y además Gray quiere mucho a Seth y se preocupa por él.

Yukino se llevó las manos a la cara y siguió llorando.

—Es que estaba... estoy desesperada. —se corrigió Yukino. —No quiero perder a Sting.

—A pesar de todo ¿lo perdonarías? —preguntó Lucy sorprendida.

Yukino se descubrió el rostro y alzó la cara.

—Sí. Yo no puedo vivir sin él.

—Pero no creo que haya forma de que él regrese contigo. —comentó Lucy.

—Bueno, quizá haya una. —intervino la morena. Lucy le dio una mirada de reproche. —Pues somos amigas y hay que apoyarla, además si con lo que les voy a decir Sting no reacciona Yukino tendrá que entender que definitivamente no tiene oportunidad con él.

—¿Y qué es lo que propones? —preguntó Lucy.

—Que le de celos. —informó ella. —Con tu hermano funcionó muy bien.

—¿Pero cómo hago eso? —preguntó Yukino.

—Pues tendrías que fingir que tienes un romance también. —comentó Juvia.

—Si sigue sintiendo algo por ti, reaccionara. Pero si no lo hace entonces tendrás que olvidarte de él. —dijo Lucy.

Yukino asintió, quizá no era buena idea, pero no se le ocurría otra forma de hacer regresar a su esposo.

—¿Pero en donde encontraremos un novio falso? —preguntó Lucy.

—Pues Gray tiene varios conocidos, mañana le preguntaremos a él. —comentó Juvia.

Lucy y Juvia se fueron a sus casas, las dos tenían mucho en que pensar.

La primera en la manera de volverse a ganar la confianza de Natsu, la segunda en si debía seguir adelante con el plan que proponía Juvia o no.

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Al día siguiente Natsu estaba en el invernadero examinando el Bonsái de Lucy, se lamentó el que no tuviera remedio, se había secado completamente.

Como recordó que ese era un preciado recuerdo de la mamá de Lucy se preocupó por la reacción que ella pudiera tener, quiso compensarla en algo, así que plantó en la maceta un nuevo Bonsái, sabía que no sería lo mismo para Lucy pero al menos podía ser un consuelo.

Mientras salía de la universidad, se topó con Gray y se disculpó con él por no haber salvado el árbol de su mamá. Gray se sorprendió, pero no dijo nada ya que intuía que Lucy de nuevo había tenido algo que ver.

Después Natsu fue a buscar a Lucy a su oficina.

Ella se alegró al escuchar que había ido a buscarla y bajó a encontrarse con él muy animada.

Al ver el Bonsái sonrió.

—¡Realmente lo salvaste! —exclamó emocionada al acercarse al árbol. Natsu iba a disculparse por cambiarlo, pero ella se adelantó. —así solía ser. —dijo mientras tocaba algunas hojas. —lo he cuidado tanto que hasta sé cuántas hojas tiene.

Natsu la miró sonreír y no quiso decirle la verdad.

—En serio que eres el mejor botánico de Japón. —le comentó Lucy.

Natsu se rió avergonzado.

Y por primera vez Lucy pensó que tenía una bella y contagiosa sonrisa.

—Te invitó a comer para celebrar. —le dio Lucy. Esperando que aceptara.

—De acuerdo. —respondió Natsu.

Después los dos salieron en busca de un lugar para comer, ignorando las cosas que ese día pasarían y que cambiarían sus vidas para siempre.

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Hola Kaede muestra nuevamente señales de vida, a una semana de entrar a la Uni decide volver actualizar este fic, espero que les haya gustado y les pido paciencia para el próximo capítulo...

Kaede se despide y les desea un lindo día o noche, coman sanamente y tomen mucha agua, espero verlos pronto OuO

*Neko-vampiro se inclina y se da a la fuga*

Kaede los quiere -w-