Hola sí me di cuenta que me pase de lanza xD ¡CASI TRES AÑOS QUE NO HABÍA ACTUALIZADO! WAAAAAA no tengo perdón de Dios *Lo dice la que se queja de lo que tardan los escritores en actualizar* TwT\)
Bueno, ya como prometí aquí os traigo el nuevo capítulo, saben estuve demasiado estresada, pero ahora que ya terminaré la carrera, solo me concentraría en:
1 Encontrar otro trabajo
2 Terminar mis idiomas TuT Sí aun me falta un camino largo, pero, descubrí que escribir me relaja demasiado así que trataré de actualizar más seguido todos mis fics ^^
Ahora si que les conté mis penas empecemos con el capítulo ^^/
AVISENME SI ME EQUIVOQUE EN ALGO... YA ME DI CUENTA QUE SE ME VA LA ONDA Y LOS NOMBRES :'V ASÍ QUE NO SEAN MALOS VALE XD
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Capítulo 11.- La desesperación de Yukino y la determinación de Natsu.
Era una bella mañana, el cielo azul era adornado por algunas nubes blancas y esponjosas que tomaban variedad de formas gracias al viento, las calles de la ciudad lucían un poco ajetreadas a esas horas de la tarde.
Lucy miraba a través de la ventana de cristal el gran bullicio que se formaba por el embotellamiento vehicular y como las personas caminaban presurosas por las aceras.
Suspiró pesadamente. Seguía inquieta por lo que había pasado en la oficina de Natsu el día anterior. Él se había mostrado muy indiferente hacía ella y le preocupaba que no la llamara más.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por los golpes a la puerta. Ella se giró al mismo tiempo que indicaba que podían entrar.
Era Hibiki con una gran sonrisa.
—Abajo te están buscando. —le informó, omitiendo a propósito la persona que la buscaba.
—¿Quién? —preguntó ella un poco ansiosa. —Vamos, dilo de una vez. —agregó ante el mutismo del fotógrafo y gran amigo.
—Natsu Dragneel, dijo que tiene algo importante que decirte.
Lucy sonrió y sus ojos brillaron por la alegría. Hibiki la miró de forma perspicaz.
—De seguro si pudo salvar el árbol. —comentó para sí misma. —tengo que invitarlo a comer.
Tomó su bolsa y caminó a prisa hacia la puerta, bajo la atenta mirada de su amigo.
—Te ves muy feliz. —dijo Hibiki cuando ella estaba por abrir la puerta. —¿Será que de verdad te gusta ese chico?
Lucy giró para verlo.
—Claro que no, sólo me alegra que pudiera salvar el árbol. —Comentó ella. —Además por supuesto que estoy feliz, porque estoy más cerca de conseguir a mi hija.
Lucy volvió a girarse y salió por la puerta.
Hibiki únicamente sonrió.
Lucy bajó a encontrarse con él en el lobby de la empresa.
Al ver el Bonsái en buen estado se alegró.
—¡Realmente lo salvaste! —exclamó emocionada al acercarse al árbol. Natsu iba a disculparse por cambiarlo, pero ella se adelantó. —así solía ser. —dijo mientras tocaba algunas hojas. —lo he cuidado tanto que hasta sé cuántas hojas tiene.
Natsu la miró sonreír y no quiso decirle la verdad.
—En serio que eres el mejor botánico de Japón. —le comentó Lucy.
Natsu se rió avergonzado. NT: (^w^ imagínense la hermosa sonrisa de nuestro Nasho ¬u¬)
Y por primera vez Lucy pensó que tenía una bella y contagiosa sonrisa.
—Te invito a comer para celebrar. —le dijo Lucy esperando que aceptara.
—De acuerdo. —respondió Natsu, pues quería pasar más tiempo con ella y que le disipara una duda que tenía.
Natsu y Lucy fueron a un pequeño restaurante para comer, se la pasaron hablando de varios temas, hasta que llegaron al punto medular.
— ¿Por qué no te has casado? —preguntó ella en la sobremesa. —Eres un chico guapo, amable e inteligente. Supongo que deben de haber muchas chicas tras de ti.
Natsu se sonrió.
—Juguemos el juego de verdad o castigo, ese que les gusta jugar a los estudiantes. —comentó Natsu, él también quería respuestas por parte de ella.
—Está bien, el que no responda tendrá que beberse una copa de licor. — sentenció Lucy y Natsu aceptó.
Así que mandaron a traer una botella de licor y Natsu llenó ambas copas.
—¿Por qué no te has casado? —se adelantó a preguntar Lucy.
—Porque no he encontrado a la mujer adecuada. —respondió Natsu. —No he encontrado a nadie que me guste.
—Entonces debes de ser muy exigente. —comentó Lucy sonriendo.
—¿Cómo son tus gustos? —preguntó él.
Lucy tomó un trago.
No quería hablar de eso, o terminaría diciendo que lo que no quería era un hombre golpeador e infiel, así como su padre. Natsu no entendió el porqué de su silencio, pero lo respeto.
Natsu llenó su copa.
—¿De verdad esa noche fue tu primera vez? —preguntó ella curiosa.
—Sí. —volvió a responder avergonzado. —¿Por qué mentiste al decir que ese árbol era regalo de tu madre? —preguntó.
—¿Cómo sabes que mentí? —preguntó sorprendida.
—El árbol que te traje no es el mismo que tú me diste, no pude hacer nada por él y se secó, pensé que te darías cuenta en cuanto lo vieras.
—Es cierto, mentí porque quería verte.
—¿Por qué querías verme? —preguntó Natsu intrigado.
Lucy le sonrió y volvió a tomar su copa. No podía decirle que era porque quería llevarlo a la cama otra vez.
Natsu sonrió mientras volvía a llenarle la copa.
—El día que nos conocimos, cuando caímos al agua ¿Fue en realidad un accidente?
Lucy lo miró y parpadeó varias veces, luego volvió a tomar el contenido de su copa.
—Sabes. —dijo ella mientras dejaba la copa sobre la mesa. —ya no quiero seguir jugando, haces preguntas molestas.
Natsu volvió a sonreír, ella lucía tan adorable haciendo gestos.
Después Natsu pagó la cuenta y caminaron por las calles viendo el paisaje. De repente se dejaba sentir la brisa nocturna permitiéndoles oler distintas fragancias.
—Natsu, discúlpame por lo que te dije la otra vez. —dijo ella seria. —no quería ser grosera, pero me sorprendió mucho que quisieras casarte conmigo por sólo una noche.
—Sí, creo que es raro. —comentó él viendo hacia el frente. —pero esos son los valores que me inculcaron en mi familia.
—Debe de ser una gran familia. —murmuró Lucy viéndolo.
—Así es. —Natsu también la volteó a ver y le sonrió.
—Entonces ¿quedamos como amigos de nuevo? —preguntó ella.
—Sí.
Lucy esta vez haría las cosas un poco más lentas, aunque la disculpa que pidió si fue sincera. Debía admitir que el chico era buena persona, y a su lado se la pasaba bien.
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Ya ha pasado un mes desde entonces, Lucy y Natsu se frecuentaban seguido para platicar o ir a algún sitio. Ella esperaba una buena oportunidad para realizar su plan.
Natsu cada vez se sentía más a gusto con ella y a medida que la conocía lo que sentía por ella se hacía más fuerte.
Yukino no se decidió a llevar a cabo el plan de Juvia por miedo, sin embargo al pasar los días y ver que Sting seguía decidido a divorciarse de ella, la desesperación la llevó a aceptar.
Gray no estaba de acuerdo, de hecho había estado enojado con su esposa por varios días. Pero como siempre no se pudo negar a Juvia y terminó apoyando su loca idea.
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Esa noche Lucy y Natsu salieron a un restaurante a cenar y entre plática y plática bebieron de más.
Una muchacha con falda negra corta y una blusa de tirantes pasó cerca de Natsu y le dio una mirada seductora, Natsu no se dio cuenta ya que veía a Lucy.
—Esa muchacha te coqueteó. —dijo Lucy.
Natsu vio a la chica rápidamente y luego volvió su atención a Lucy.
—No me digas que no te llamó la atención. —comentó incrédula.
Natsu le hizo una seña para que se acercara más a él. Ella así lo hizo y sus rostros estaban a pocos centímetros de distancia.
—Sabes, a mí la ropa corta no me parece sexi. —le reveló. —ni siquiera los trajes de baño.
Lucy abrió la boca por la sorpresa.
—Entonces ¿Qué ropa te parece sexi? —preguntó interesada regresando a su posición inicial.
Natsu rió antes de contestar, esta vez por efecto del alcohol no mostraba vergüenza.
—Los kimonos. —dijo él. —los kimonos me parecen sexis.
Lucy se rió a carcajadas, algunas personas voltearon a verlos por un momento. Pero a ellos dos nos les importó.
—Pero el kimono es tradicional ¿Qué tiene de sexi?
—No lo sé. —dijo él después de beber de su copa alzándose de hombros. —pero me gusta. —Lucy también bebió licor.
—Tengo una idea. —señaló Lucy. —¿Qué te parece si te hago un desfile de kimonos? —preguntó divertida. —tengo algunos que te pueden gustar.
Si la conciencia de Natsu no hubiera estado ahogada por el alcohol, se hubiera negado rotundamente, pues no cometería el mismo error dos veces.
—De acuerdo. —sonrió complacido.
Si Lucy hubiera estado en su sano juicio, esa habría sido otra de sus tácticas para seducir a Natsu y conseguir su objetivo de tener una hija, pero como en realidad su razón estaba durmiendo a causa del exceso de alcohol en su sangre, simplemente lo propuso por pura diversión.
Media hora más tarde Natsu estaba sentado en la cama, dentro de la habitación de Lucy, esperando por ella.
Ella entró al cuarto vistiendo un hermoso kimono rosa pastel con motivos florales en blanco y rosa fuerte, el obi era rojo con amarillo. El cabello de Lucy estaba recogido con unos palillos adornado con flores rosas.
—¿Cómo luzco? —preguntó divertida mientras daba una vuelta lentamente.
—Hermosa. —contestó Natsu mirándola atentamente.
Lucy rió con diversión.
Natsu se puso de pie y se acercó a ella. Se quedaron un rato contemplándose mutuamente, hasta que Lucy comenzó a desamarrarse el obi.
Natsu no resistió más y tomándola sorpresivamente de la cara, la besó. Lucy soltó el obi y abrazó a Natsu.
El beso se fue haciendo más intenso pero tuvieron que separarse cuando se les acabó el aire, Natsu aprovechó para cambiar de lugar con Lucy y en medio de otro beso la llevó hasta la cama, en donde cayó sobre ella.
De besarla en la boca pasó a besarla en el cuello, y entre beso y beso la ropa de los dos terminó en el suelo o encima de los muebles, la verdad no les importaba donde caían.
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Los rayos de sol se colaban a través de la ventana y daban de lleno en la cara de Lucy, ella abrió los ojos lentamente, se giró hacia el otro lado y cerró los ojos, pero los abrió enseguida cuando proceso que junto a ella estaba el cuerpo de Natsu.
Se incorporó de golpe, pero sin hacer ruido, para comprobar que Natsu dormía boca arriba.
Su cara de sorpresa fue más evidente aún. Con un suspiró se despegó la sabana y vio que estaba desnuda, preocupada y asustada alzó la sábana del chico y verificó que también estaba desnudo.
Lucy quiso gritar pero se aguantó para no despertarlo. No era posible que se hubiera acostado con él estando los dos borrachos.
Natsu se movió, pues estaba a punto de despertar, y Lucy volvió a hacerse la dormida.
El chico abrió los ojos y enseguida desconoció el lugar, al ver hacia un lado y descubrir a Lucy se sentó asustado.
Cerró los ojos y suspiró pesadamente, se levantó de la cama y después de recoger su ropa entró al baño a cambiarse y echarse un poco de agua en la cara.
Lucy seguía haciéndose la dormida, no entendía porque se sentía tan avergonzada si no era su primera vez, pero lo cierto era que no quería verlo para no hablar de lo sucedido.
Natsu salió del baño más tranquilo, esta vez no sentía remordimientos a pesar del modo en que sucedieron las cosas.
Vio a Lucy dormir y sonrió. Y en ese momento lo aceptó, sus sentimientos por ella eran fuertes, por primera vez se había enamorado.
Antes de irse le dejó una nota sobre el buró.
Lucy al escucharlo salir de la habitación se sentó en la cama y tomó la nota que había dejado.
"Encontré a la mujer que me gusta"
—¿Pero quién te dijo que te enamoraras de mí? —preguntó con enfado sosteniendo la nota en la mano.
Ahora no sabía que haría si él le decía otra vez que se haría responsable y se casaría con ella.
—Esto tiene que terminar de una vez. —se dijo, no podía seguir adelante, sería muy peligroso e incómodo para ella.
Después se levantó de la cama, se metió a bañar, se vistió y se fue a su oficina.
Pero, sentada tras su escritorio, no podía concentrarse así que le habló a Juvia para comentarle lo sucedido.
—¿Tuvieron relaciones en ese estado? —preguntó sorprendida Juvia del otro lado del teléfono.
—Sí. —comentó afligida Lucy. —y tengo miedo de quedar embarazada porque no nos cuidamos.
Ella quería al mejor bebé y que tal si ahora por concebirla en estado de ebriedad afectaba su genética.
—Pues claro, y en ese caso seguramente el bebé nacerá con una botella de sake en las manos. —dijo Juvia sonriendo.
—¡Voy a colgar! —dijo Lucy molesta, sin permitir a Juvia que se disculpara por la broma.
Lucy estuvo muy pensativa toda la mañana.
/X/X/X/X/X/X/X/X/
En la noche Gray, Juvia y Yukino estaban en un restaurante de la ciudad, los niños se habían quedado al cuidado de Lucy.
—¿En verdad creen que lo del novio falso funcionará? —preguntó Yukino asustada, pues esa noche estaban esperando la llegada del hombre que Juvia había elegido para ser el novio falso de ella.
—Pues no estoy seguro. —comentó Gray. —pero al menos te revelará que siente Sting por ti.
—Y si no funciona al menos será una buena venganza al hacerle creer que andas con alguien más joven. —declaró Juvia.
—Pero ¿Dónde vamos a encontrar ese hombre? —preguntó Yukino.
—Ya lo tenemos. —dijo la chica de ojos negros con una gran sonrisa. —Es un joven muy guapo, podría afirmar que más que Sting, es inteligente, educado, con buen nivel económico, en resumen es perfecto, perfecto. —hizo énfasis en lo último.
—Juvia. —Gray sintió que era mucha emoción de su parte.
—Bueno, pero no tan perfecto como mi querido esposo. —dijo sonriéndole a Gray.
—De todas formas no sé si vaya a aceptar ayudarlas, yo sólo le pedí que viniera, pero no pienso pedirle que intervenga en esto. —comentó Gray.
Yukino bajó la vista y comenzó a jugar sus manos. Todo esto le daba miedo, no sabría cómo comportarse delante de otro hombre o sobre todo si tendría el valor de actuar como la novia de otro hombre delante de su esposo.
Pero la desesperación por perder a Sting era más grande.
En ese momento un chico de alta estatura, de ojos cafés y cabello negro, en puntas hacia atrás y con un pequeño fleco del lado izquierdo, se acercó a su mesa.
—¡Buenas noches! —saludó. —Gray pensé que hablaríamos sobre el trabajo y por eso vine. —comentó de forma sincera.
—En realidad yo le pedí que te citara aquí. —informó Juvia. —siéntate por favor. —le pidió.
Rogue no entendía sobre que quería hablar la esposa de Gray con él, pero aun así se sentó para escucharla.
Gray le platicó lo que pasaba con Yukino y su deseo de que él se hiciera pasar por su novio falso para darle celos a su esposo. Él la escuchó con atención y en silencio.
—Siento mucho la situación de la señora. —comentó Rogue al terminar de escuchar. —sin embargo no quiero inmiscuirme en ese tipo de cosas.
—Está bien, no hay problema. —dijo Gray entendiendo perfectamente su postura.
Después de eso el compañero de Gray prefirió retirarse.
Yukino perdió su última esperanza para hacer que su esposo regresara con ella.
Esa noche otra vez lloró amargamente sobre su almohada.
Sentía una gran opresión en el pecho, era un dolor tan grande que llegó a pensar que lo mejor era quedarse dormida para siempre, para no volver a sentirlo.
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A la mañana siguiente Yukino aprovechó que su hijo estaba en la escuela para ir a nadar un rato a la alberca de un centro deportivo del que era miembro.
Le gustaba mucho nadar pues le ayudaba a tranquilizarse y olvidarse de sus penas y preocupaciones, pero últimamente casi no iba pues lo de su esposo la tenía demasiado triste.
Pero esa mañana sintió que debería ir, que quizá nadando un rato pudiera pensar con mayor claridad que es lo que tenía que hacer.
Yukino se metió al agua y una sensación reconfortante la embargó, lentamente se fue sumergiendo en el agua hasta el fondo y se quedó quieta.
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Rogue Cheney tenía varias horas libres ese día, así que decidió ir a nadar un rato, cuál fue su sorpresa y susto al ver una chica sumergida en la alberca.
—Kaoru. —llamó a los gritos. —Kaoru.
—¿Qué pasa? —un chico de cabello negro y ojos azules llegó corriendo.
—Hay una mujer muerta en la alberca. —gritó asustado señalando el lugar donde estaba Yukino.
En ese momento ella se incorporó quedando fuera del agua de la cintura para arriba. Él la reconoció de inmediato.
—¿Qué le pasa? —le preguntó enojado. —¿por qué quiere morir tan temprano?
Yukino lo miró con confusión.
—Si quiere morir váyase a otro lugar. —le dijo molesto.
Yukino se ofendió ante el comentario.
—¡Claro que quiero morir! —le gritó ella. —el dolor que siento por perder a mi esposo es muy grande, pero no tengo el valor para hacerlo, además tengo un hijo y por él no puedo morir. Estar bajo el agua me ayuda a tranquilizarme y poner en orden mis ideas.
Dicho esto Yukino salió de la alberca y se fue a los vestidores a cambiarse.
Rogue se sintió mal por haberle dicho aquello y más cuando se enteró que ella era miembro del centro deportivo e iba con frecuencia.
Que tonto había sido al pensar que deseaba suicidarse.
Quería hacer algo para reparar su falta, así que se fue a cambiar rápidamente y luego espero a Yukino en la salida para invitarla a desayunar como disculpa.
Fueron a una pequeña cafetería a unas cuadras del deportivo. A esas horas de la mañana había pocos clientes, sólo dos mesas cercanas a la ventana estaban ocupadas.
—Lo siento. —dijo Rogue sentado frente a ella. Yukino estaba cabizbaja y con el semblante triste. —Es que ayer en la noche me contaste su historia y hoy la vi en el fondo de la alberca así que me asusté y por eso te dije cosas desagradables.
Ella sintió la penetrante mirada del chico y alzó la cara. Sus ojos cafés reflejaban sinceridad.
—Mi esposo y yo tenemos nueve años de matrimonio y sé que nos casamos muy enamorados por eso cuando me enteré que él tenía otra mujer, me sentí muy mal. —Yukino irradiaba tristeza, sus ojos ya no tenían brillo y amenazaban con llorar. —Hice cosas de las que me arrepiento por conseguir que se quedara conmigo, por esa misma desesperación te pedí que actuaras como mi novio para darle celos. —comentó Yukino volviendo a agachar la vista. —De hecho a veces he llegado a sentirme muy cansada y he deseado cerrar los ojos y dormir para siempre, pero como ya te dije tengo un hijo al que no puedo dejar solo.
Rogue sentía pena y tristeza por ella. Le conmovía ver el dolor con el que se expresaba.
—Así que no te preocupes que no pienso suicidarme. —le dijo ella con una triste sonrisa. —gracias por escucharme. —dijo poniéndose de pie. —debo irme.
Se despidió con la mano, él sólo asintió con la cabeza y la vio marcharse.
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—Pronto realizaré un desfile de modas para dar a conocer mi nueva colección. —comentó. —y quiero que tu participes en ella como modelo.
Juvia lo miró pensativa, esa mañana estaba decidida a realizar las labores del hogar y después salir pero el día no fue muy bien cuando tocaron a su puerta, Kirio una famosa diseñadora con quién anteriormente Juvia había trabajado la necesitaba para el espectáculo.
—Antes de que me digas que no, piénsalo. —Kirio tomó la palabra de nuevo. —no creo que no extrañes estar sobre la pasarela, los reflectores, los aplausos y las miradas de admiración.
Juvia suspiró.
—Lo pensaré. —le respondió.
—Bien. —dijo Kirio. — ("Será mejor que no le diga todavía que Lyon participará") —pensó la chica.
Después las dos se pusieron al corriente de sus vidas.
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En la tarde Lucy estaba reunida con las demás chicas en la sala de juntas, cuando alguien llamó a la puerta y entró.
Ella se sorprendió al ver a Natsu.
—Buenas tardes. —saludó el chico.
—¡Buenas tardes! —saludaron Kiyone, Senna y Nozomi con una sonrisa.
—Lucy vine a invitarte a comer. —dijo el chico de forma nerviosa.
Las chicas sin nada de discreción voltearon a ver a su jefa con curiosidad.
Lucy se incomodó un poco y se puso de pie.
—Sí, está bien. —dijo Lucy saliendo de la sala de juntas. Enseguida las chicas comenzaron a reírse y comentar entre ellas lo guapo que estaba Natsu y la suerte que tenía Lucy.
Lucy comía con desesperación, le daba tremendas mordidas al trozo de carne. Quería que Natsu se decepcionara de ella. Pero él la veía divertido.
—Me gusta que tengas buen apetito. —le comentó él. —¿Quieres que te pida algo de sake?
—No. —respondió Lucy.
—¿No confías en mí? —preguntó él.
—No confió en mi misma. —Lucy dejó de comer y puso el hueso sin carne, en el plato.
—Nunca me había comportado así antes, no sé qué es lo que me pasa contigo que no logró controlarme. —confesó él. —Pero creo que es nuestro destino.
Lucy se preocupó al oírlo hablar, Natsu se mostraba muy cómodo con lo que había pasado, pero ella no podía permitir que la situación siguiera complicándose, tenía que alejarlo aunque eso implicara tener que buscar a otro candidato para donar su esperma.
(Inserte meme *híjole, creo que eso no se va a poder xD*)
— Natsu, para ser honesta cuando te vi en televisión creí que eras un hombre guapo, con mucho encanto y personalidad. —Natsu sonrió, su ego estaba creciendo. —cuando te traté más vi que eres alguien amable y atento. Así que me pregunté que se sentiría estar con un hombre así.
—¿Por eso trataste de seducirme? —preguntó Natsu con inquietud.
—Sí, pero me decepcioné un poco.
—¿Por qué?
—No sé si debería decírtelo. —comentó ella con fingida pena. —bueno, es que el sexo no fue tan bueno.
Natsu se quedó mirándola sorprendido y anonadado. Lucy aprovechó el momento para irse del lugar.
—Bien creo que eso fue suficiente para que no me busque más. —se dijo mientras caminaba por la banqueta en dirección a su trabajo. Pero en cuanto salió Natsu corrió tras ella, y en ese momento se colocó junto a ella.
— Apenas lo he hecho dos veces. —le reprochó. —nadie es tan bueno desde el principio.
Lucy siguió caminando sin voltear a verlo.
—También sabía que te estaba decepcionando, pero prometo mejorar. —Lucy no daba crédito a lo que escuchaba. —leeré libros sobre eso y me esforzaré más para la próxima.
—¡Detente! —gritó Lucy mientras se paraba de golpe. Lo volteó a ver. —No habrá próxima vez, ya te dije que sólo quería saber que se sentía acostarse con alguien como tú y ya que sacié mi curiosidad, no me interesas más.
Lucy apretó los puños y comenzó a caminar.
En verdad que ese chico era molesto.
—Lucy. —la llamó él a su espalda. Ella se detuvo.—Ya no creeré en lo que me digas.
Natsu caminó hasta ponerse a su lado nuevamente. Ella guardó silencio.
—Desde que nos conocimos me has mentido.
Lucy se enfadó, Natsu le estaba haciendo las cosas muy difíciles.
—Claro que sí, todo ha sido una mentira. —respondió ella. —además tú has sido el número diecisiete y el peor. —mintió, pero estaba desesperada.
Estaba asustada, no quería tener otra relación. La única relación más o menos estable que tuvo fue Loke y de todas formas no había salido bien, ya que ella no quería casarse, no quería algo serio.
Natsu volvió a sorprenderse pero mostró incredulidad.
—¿El diecisiete?
—Sí, ¿Quieres conocer a mi amante número dieciséis? —preguntó Lucy.
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—Te daré el divorcio dentro de un año, en ese tiempo tienes que vivir en esta casa pero ninguno de los dos interferirá en la vida del otro.
Yukino miró con firmeza a Sting, era parte de su plan, así cuando encontrara a su novio falso Sting estaría enterado de lo que pasaba con ellos.
Sting se puso serio.
—No creo que sea buena idea.
—Si no aceptas no te daré el divorcio. —sentenció Yukino.
A Sting no le quedó más remedio que aceptar.
Por supuesto que Minerva se enfadó cuando se enteró porque intuía que Yukino quería hacer algo para que Sting volviera con ella.
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Natsu dejó pasar un par de días antes de ver de nuevo a Lucy. Esa tarde la invitó a pasear, ella aceptó decidida a terminar esa situación de una vez por todas.
Él la llevó a un zoológico y se la pasaron muy bien disfrutando de ver a los animales.
Cuando iban de regreso Natsu tocó el tema sensible.
—Lucy yo quiero hacerte feliz. —le dijo el viéndola a los ojos.
—Lo dices por tu sentido de la responsabilidad. —comentó ella. — porque crees que debes casarte conmigo por la noche que pasamos juntos.
—No es por eso que te lo digo. —le replicó él.
—No importa por lo que sea. —lo interrumpió. —Sé que eres un buen hombre, pero no me interesa el matrimonio. En este momento lo más importante es mi trabajo, soy feliz con eso.
—¿De verdad eres feliz? —preguntó Natsu.
—Sí. —respondió ella. —Y ya no quiero hablar más de este tema.
Los días siguientes Lucy estuvo evitando a Natsu, sin embargo él no se dio por vencido y todos los días le enviaba flores a su trabajo.
Pero en los últimos días, además de la molestia ocasionada por el chico, ella experimento ciertas circunstancias que la pusieron a pensar, pues tenía nauseas, sueño y un par de veces se mareó.
Como no quiso arriesgarse a un mal resultado, esta vez fue directo a una clínica.
Mientras esperaba a los resultados estuvo muy impaciente y nerviosa. Por fin la doctora la invitó a pasar y le reveló el resultado de los análisis.
—La felicito, está embarazada. —dijo con una sonrisa la doctora. Pero Lucy no mostró felicidad, sino angustia. —¿Pensé que estaría feliz?
—Es que el día que lo concebí estaba muy tomada. —dijo con angustia. —me da miedo que haya algún problema.
—Su hijo está bien, despreocúpese. —le dijo la doctora.
Lucy entonces sonrió y las lágrimas de felicidad no se hicieron esperar.
Estaba embarazada, dentro de ella había una vida creciendo. Su sueño se había hecho realdad, no podía estar más feliz.
BIEN
DENME CHANCE DE ACABAR UNOS TRABAJOS Y SUBIRÉ EL SIGUIENTE CAPÍTULO ^^
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAPÍTULO ^^
