Resumen: Mirabel fue elegida por la magia como la sucesora de la abuela Alma, pero también por un viejo enemigo de los Madrigal para saldar cuentas pendientes.

Notas:

1) Los personajes no me pertenecen. Los personajes de Encanto son propiedad de quien tenga los derechos (¿Disney?)

2) Este fic fue realizado sin fines de lucro, solo por diversión.

SUCESIÓN

CAPITULO 15

Casa de los Garza

La mañana siguiente

Juancho vio con una sonrisa a sus dos hermanos tan empalagosamente felices a la hora del desayuno, canturreando en voz baja cada uno su propia melodía. A él le parecía que todo ese asunto era muy tonto, pero los dos estaban enamorados y tan distraídos que Juancho pudo servirse dos veces su ración diaria de café sin que ninguno de los dos lo notara.

Si era sincero, el novio de Lucy no le caía muy bien. Parecía que hacía feliz a su hermana, pero tenía un no sé qué que le molestaba a Juancho. O quizá era solo el hecho de que tuvo una mala primera impresión de él porque ayudó a Lucía a quitarle la taza gigante de café cuando creyó que no lo estaban mirando. Como sea, para este momento él ya estaba harto de los "Adrian hizo esto"o "Adrian dijo el otro" que su hermana mayor repetía constantemente. Él hubiera preferido a Camilo como cuñado, pero no se podía tener todo en la vida.

Mirabel, en cambio, era su persona preferida de todo el Encanto junto con Camilo, y el hecho de que Matías fuera su novio lo ponía más feliz de lo que podía describir. Ella también le quitaba su café, pero era paciente con él a pesar de que era un niño (cosa que los otros mayores no solían ser) y lo tomaba en serio cuando hablaba con ella. Lo mejor de todo era que parecía que Mirabel y Matías estaban hechos el uno para el otro, y siempre se les veía muy felices.

Esa mañana Juancho vio a sus hermanos y a su abuelo sentarse a la mesa con idénticas sonrisas bobas, haciéndolo rodar los ojos y gruñir en voz alta. Gabriel le dio unas palmaditas en la cabeza con una sonrisa, sabiendo que su nieto encontraba todo eso tonto.

-Es ridículo, abuelo- dijo Juancho cuando sus hermanos se levantaron de la mesa, Matías se había atado el cabello y tomado su delantal para salir a la forja, y Lucía había salido a ayudar al molinero en su trabajo.

-Lo sé, Juanchito, pero están enamorados. Ya tendrás tu oportunidad de ser ridículo cuando seas mayor y te enamores- dijo Gabriel. El niño asintió sin muchas ganas, más resignado que otra cosa- ya sé que extrañas pasar tiempo con ellos, pero puedes ir a jugar con Alejandra y Cecilia. O con Antonio. Ahora, apresúrate para que no llegues tarde a la escuela-

Juancho asintió y dejó su taza de café vacía sobre la mesa para apresurarse a ponerse los zapatos y salir corriendo a la escuela. En el camino vio a los Madrigal pasar para llevar a cabo sus actividades diarias. Vio a Isabela ayudando a los floreros, a Luisa moviendo un edificio de lugar y a Camilo durmiendo al bebé de la señora Quiroga en sus brazos. Todos los Madrigal estaban ahí salvo Bruno, Agustín, Mirabel y la señora Alma.

Aquello no le pareció extraño, últimamente Mirabel pasaba las mañanas en casa, y todo el mundo especulaba porqué. Algunos decían que la abuela la tenía castigada en casa por alguna razón, otros que Mirabel estaba prendiendo a utilizar algún don secreto que los Madrigal no querían revelar al mundo aún, y otros que estaba enferma y que quería ocultar ese hecho, ya que la habían visto pálida en el pasado.

Juancho no sabía y Matías, que era la única persona que podría saberlo, se negaba a decirle nada al respecto de ella.

Vio a Camilo arrullando al bebé y se acercó a él antes de pasar a la escuela.

-¡Hola, Camilo!- exclamó Juancho- ¿dónde está Mirabel?-

-Ah, ella se quedó en casita, tenía cosas que hacer- dijo Camilo guiñándole un ojo- ah, antes de que lo olvide, mi abuela dijo que quiere hablar con Lucy esta tarde, cuando tenga oportunidad de ir a la casa-

-¿Uh?- dijo Juancho. ¿La señora Alma quería hablar con su hermana?¿Por qué?¿Había hecho algo malo? Quiso que Camilo le dijera porqué, pero ya era tarde y decidió dejarlo para apresurarse a llegar a la escuela.

x-x-x

Casita

Esa tarde

Lucía estaba tan sorprendida como Juancho cuando éste le dio la noticia de que la señora Alma necesitaba hablar con ella tan pronto como pudiera. Aunque ya sabía que la matriarca de los Madrigal había cambiado últimamente, seguía siendo la líder del pueblo y una persona imponente en todo el sentido de la palabra.

Tan pronto como regresó a casa y se cambió de su vestido lleno de harina, Lucy se dirigió a casita. Justo antes de salir, su abuelo le había dado una palmadita en la espalda, diciéndole que no era la gran cosa y que iba a estar bien antes de que saliera.

-Hola casita- dijo la joven con una sonrisa al llegar- me dieron un recado de que la señora Alma quería hablar conmigo-

Las puertas de la casa se abrieron para dejarla pasar, y Lucía entró para buscar a la abuela. La casa estaba vacía pero había un ruido en la cocina. Agustín y Bruno estaban charlando en el comedor, así que se acercó para avisarles que ya estaba ahí.

-Deberían dejar de actuar como si fuera a deshacerse de pronto, ella es más fuerte de lo que los dos creen- escuchó decir a Bruno.

-Lo sé, pero no entiendes que…- dijo Agustín, pero en eso se percató de la presencia de Lucía- ¡Lucy!-

-Lo siento, señor Bruno, señor Agustín. Mi hermano me dijo que la señora Alma quería hablar conmigo- dijo la recién llegada.

-Ah sí, yo te acompaño- dijo Agustín poniéndose de pie sin sonreír. Bruno solo rodó los ojos sin decir nada y se levantó también antes de cambiar su expresión y sonreír amablemente a la muchacha.

Los tres subieron al segundo piso y Agustín llamó a la puerta de la abuela. Ésta se abrió y aparecieron tanto la señora Alma como Mirabel, la segunda tenía un aspecto cansado y quizá un poco incómodo, frotándose la frente repetidamente como si le doliera la cabeza.

-Hola Lucy- dijo Mirabel apretando los ojos sin dejar de frotarse la frente- discúlpame, necesito sentarme-

-Vamos, mariposita, te acompaño- Lucía vio a Bruno tomarla de los brazos y guiarla hacia su habitación, seguramente para hacerla recostarse un rato, seguidos de Agustín con un plato con buñuelos.

Lucía miró preocupada a su mejor amiga, preguntándose por qué se veía enferma y eso la hizo recordar la conversación entre Bruno y Agustín, y esa preocupación hizo que por un momento se olvidara de la razón por la que estaba ahí, pero la señora Alma puso una mano en su hombro con una sonrisa amable.

-Pasa por favor- dijo Alma haciéndola entrar a su propia habitación mientras tanto. Lucía obedeció y entró a la habitación, viendo en el interior una pequeña sala de estar. Por indicación de la mujer mayor, ella tomó asiento en uno de los sillones pequeños y la señora Alma hizo lo mismo.

-¿Que…quería verme, señora Alma?- dijo Lucía un poco nerviosa.

-Sí, hay un asunto del que quiero hablar contigo. O mejor dicho, advertirte- dijo la abuela.

-¿Sobre qué?-

-Sobre ese muchacho que estás frecuentando, Adrián Marfil- dijo la señora Alma.

Lucía sintió un feo vuelco al escuchar eso. Tenía poco tiempo saliendo con Adrian, y en ningún momento había notado algo malo en él, sino todo lo contrario. Debió haber mostrado su miedo, porque la señora Alma le puso una mano en el hombro.

-Tranquila, no te estamos acusando de nada, ni a él tampoco- dijo la mujer mayor- quiero explicarte para que entiendas porqué estamos tan preocupados porque lo frecuentes. Después de todo, eres la mejor amiga de Mirabel-

La joven asintió distraídamente.

-¿Cuál es el problema con él?- dijo Lucía en una voz tan baja que era casi imposible escuchar.

La señora Alma se levantó y tomó una placa verde que Lucía reconoció como una visión de Bruno Madrigal. Aquello la asustó aún más.

-Espero que esto quede entre nosotros y no lo compartas con nadie, ni siquiera con tu hermano mayor o tu abuelo- dijo Alma sentándose a su lado y mostrándole la visión. Lucía vio con horror una mano extendida sobre Mirabel, quien estaba de rodillas y llorando- Bruno tuvo esta visión-

¿Ese era el futuro de su mejor amiga? ¿Iba a terminar llorando en algún lugar desconocido? Un feo escalofrío la recorrió.

-¿Qué tiene que ver Adrián en todo esto?- dijo Lucía.

-Escucha, esta primera parte es una historia que tu abuelo conoce muy bien, porque sucedió el día antes de su boda- dijo Alma- un hombre intentó asesinar a la mayor parte de mi familia y quedarse con el control del Encanto. Por suerte logramos detenerlo antes de que lo lograra, y como consecuencia expulsamos a ese hombre, pero juró venganza contra nosotros. Y el apellido de ese hombre era Marfil-

Lucía abrió la boca y luego la cerró con horror. Alguien expulsado del Encanto con el mismo apellido, Adrián le había dicho que él había vivido cerca del Encanto toda su vida y sabía de su existencia antes de que se abrieran las montañas. ¿Era posible…?

-¿Ustedes… ustedes creen que Adrián…?- comenzó a preguntar ella. Alma asintió y señaló la fotografía en la imagen.

-El hombre que hizo todo eso era éste, en la fotografía- dijo Alma- así que creemos que alguno de sus descendientes es el que le hará esto a Mirabel en el futuro-

Lucía cayó en cuenta de lo peligroso que era estar saliendo con la persona que probablemente le haría daño a su mejor amiga. ¿Por qué Mirabel no le había dicho nada antes? ¿Esa era la razón por la que los Madrigal habían pedido que ella y Ricardo estuvieran atentos y cuidaran de ella cuando ellos estuvieran ocupados?

-¿Eso significa que… Adrián me está usando para obtener información de Mirabel?- dijo ella horrorizada, sintiendo como si su corazón se rompiera antes de recordar de algo importante- pero él no me ha preguntado nada sobre ella. O sobre ustedes. No parece estar interesado siquiera en ustedes o sus poderes cuando los menciono-

-Eso lo sabemos, Dolores lo ha estado monitorizando- dijo Alma con calma- no ha habido nada sospechoso en él, pero sería bueno que tuvieras cuidado en tus interacciones con él. No le digas nada sobre Mirabel, la familia o incluso la visión que te acabo de mostrar. Realmente espero que él no sea la persona de la visión, pero es mejor que estés alerta. Lo siento mucho. Lucy-

La muchacha se sentía terrible. No tenía idea de lo que estaba pasando y estaba horrorizada de todo lo que había sucedido sin que ella lo supiera. La idea de que Adrián la estuviera usando para hacerle daño a Mirabel o a su familia estaba rompiendo su corazón.

-Gra…gracias por avisarme- dijo ella parpadeando para que no se notaran sus lágrimas.

-¿Puedo confiar en que guardarás el secreto?- dijo la abuela.

-Por supuesto, señora- dijo Lucía.

Lucía abrió la puerta para salir al pasillo superior y se encontró con Mirabel, quien estaba siendo sostenida por Bruno por los hombros.

-Mirabel, no seas terca, es obvio que te duele la cabeza…-

Pero Mirabel se soltó de él y abrazó a su mejor amiga. Lucía dejó escapar un gemido de tristeza y su amiga la apretó con más fuerza. Después de un rato de abrazarse, Lucía sintió a Mirabel gemir de dolor, y por fin entre ella y Bruno la convencieron a ir a su habitación. Agustín les llevó arepas que Julieta había dejado en su casa.

-Mirabel, tienes que descansar. Te ves terrible- dijo Lucía haciéndola recostarse en su cama- deberías comer algo-

-Tú no te ves mucho mejor- dijo Mirabel.

-Escucha a tu amiga, mariposita. Sé que eres más fuerte de lo que aparentas, pero de nada sirve fingir que estás bien- dijo Bruno antes de salir de la habitación junto con Agustín.

Lucía se volvió a Mirabel y puso una mano en su hombro. Su mejor amiga estaba incómoda, aún apretando los ojos, pero aún no comía nada. En vez de eso, abrió los ojos hacia ella con una mirada preocupada.

-Lo siento mucho, Lucy. Sé que estás muy ilusionada con él- dijo Mirabel.

-No te preocupes, Mira. No voy a hablar con él de ti ni de ninguna persona de tu familia- dijo Lucía tomando sus manos- te lo prometo-

-Lo sé, confío en ti- dijo Mirabel.

-Gracias, pero a hora tienes que comer- dijo ella casi metiéndole la arepa en la boca.

Una vez que se aseguró que su amiga comió y se comenzó a sentir mejor, Lucía decidió dejarla descansar y regresó a casa aún pensando en lo que acababa de ver y escuchar en casa de los Madrigal. No quería renunciar a Adrián, ella estaba segura de que el muchacho no era capaz de hacerle daño a nadie, mucho menos tener un plan maquiavélico para secuestrar a Mirabel, pero también tomaría en cuenta la advertencia de Alma y tendría cuidado con sus palabras.

Cuando regreso a casa su abuelo la miró extrañado.

-¿Todo bien, mija?- dijo Gabriel.

-Sí, abuelito, todo bien- dijo ella- voy a descansar, terminé muy cansada-

Antes de que su abuelo pudiera preguntar, Lucía subió a su habitación y se dejó caer en la cama, ya sin suprimir sus ganas de echarse a llorar.

x-x-x

Comedor

Esa noche

Los Madrigal, más Mariano y Amelia, se reunieron a cenar esa noche como siempre. Dolores estaba más que feliz a pesar de todo lo que estaba pasando en su familia. Era evidente que los mayores estaban muy preocupados, como si un peligro invisible estuviera pendiendo sobre ellos y principalmente sobre Mirabel.

Dolores sabía bien porqué se preocupaban, sabía bien sobre la visión de Bruno y que Mirabel sería atacada, pero si Dolores sabía algo sobre sus visiones es que no solían estar en orden ni significar siempre lo que la gente piensa. Bruno había visto a Mariano comprometido con otra, pero eso no significaba que ese sería el final de la historia. Y ahora ella estaba feliz a su lado. Bruno se había disculpado con ella cuando regresó, y le había agradecido por haber guardado su secreto.

Entendía bien porqué una persona que quisiera herir a los Madrigal atacaría principalmente a Mirabel: era la más vulnerable, ya que no tenía poderes para defenderse como los otros, y ya era más que evidente que ella era la nueva protectora de la vela. A pesar de no tener un don, era la que tenía más magia en su persona y era fácilmente subestimada. Ella había descubierto las grietas en casita, había visto las fracturas en la familia y había traído de regreso la magia.

Solo que esa noche se podía sentir la tensión. Había escuchado a la abuela hablar con Pepa sobre Amelia y Camilo, que alguien le había dicho que los había visto juntos fuera del pueblo y tomados de la mano. Sabía que su hermano estaba siendo cuidadoso y discreto, y había escuchado esa discusión que tuvo con Mirabel cuando ella y Matías los vieron, pero era cuestión de tiempo para que los mayores descubrieran su secreto.

Y en esos momentos ninguno de los dos tenían idea de lo que se les venía encima.

Agustín también había estado tenso últimamente. No le gustaba que su hija estuviera siendo sometida a toda esa presión de parte de la abuela, aunque no era nada comparada a como era antes. Y Dolores sabía que Mirabel era quien se sometía a ese entrenamiento, forzándose a sí misma para no decepcionar a nadie, pero sus migrañas eran cada vez más menores, excepto cuando se forzaba a sí misma a continuar y eso tenía preocupado a Agustín.

Vio que tía Julieta terminó de servir la cena y se sentó a la mesa. Mejor se iba poniendo sus tapones para los oídos que Mariano le había regalado, porque esto se iba a poner intenso tan pronto como comenzara la conversación.

-Camilo, creo que nos debes una explicación a la familia- dijo de pronto la abuela, y esa fue la señal de que Dolores necesitaba para ponerse los tapones. Mariano lo notó y se puso alerta en caso de que necesitara ayudar a su esposa cubriéndole los oídos. Camilo, mientras tanto, fingió demencia.

-¿De qué hablas, abuela?- dijo el muchacho.

-De que nos dimos cuenta de lo que tú y Amelia han estado haciendo todos estos días- dijo la abuela. Amelia dio un respingo y Camilo tenía una expresión culpable. Miró de reojo a Mirabel, quien estaba tan preocupada como él, y a la misma Dolores, quien sacudió la cabeza.

-No sé de qué…- el muchacho siguió fingiendo no entender, pero Dolores sabía que ya era demasiado tarde.

FLASH

CRACK

Un relámpago resonó en el comedor y todos se volvieron a Pepa preocupados.

-No mientas, Camilo, sabes bastante bien de qué estamos hablando. Una persona nos reportó que los vio a los dos tomados de la mano- dijo la mujer mientras que Félix trataba de tranquilizarla para que no causara una tormenta.

-Calma, Pepi, nuestro muchacho se enamoró, no es la gran cosa- dijo Félix.

-Es la gran cosa cuando la muchacha el cuestión vive bajo el mismo techo- dijo la abuela- esto no es correcto y los dos lo sabía, por eso nos lo ocultaron-

Camilo y Amelia se miraron asustados, pero él finalmente frunció el entrecejo desafiante y tomó la mano de la joven antes de volverse a su familia.

-Sí, lo ocultamos porque ya sabía que iban a reaccionar así- dijo Camilo seriamente- no quería que echaran a Amelia de la casa por mi culpa-

-No seas dramático, Camilo. Amelia puede vivir con otra familia en el Encanto, no es como que la estemos echando a la calle- dijo la abuela- de hecho, la señora Guzmán se ofreció a recibirla desde que…-

-Lo lamento, señora Alma, no debimos ocultárselo- interrumpió Amelia cabizbaja con algunas lágrimas en los ojos. Dolores vio a Mirabel, quien estaba sentada del otro lado de la muchacha, poner una mano en el hombro de ella- pero no hemos hecho nada indebido. Camilo nunca ha entrado a mi habitación ni yo a la suya…-

Pero Dolores vio que su abuela estaba decidida.

-Eso no importa, la gente va a hablar y va a arruinar tu reputación, Amelia. Estamos haciendo esto por tu bien, para protegerla- dijo la abuela- después de cenar iré a hablar con la señora Guzmán para ver si puedes irte con ella esta misma noche…-

-¿Qué?¡No puedes hacerle eso, abuela!- exclamó Camilo golpeando la mesa y poniéndose de pie. El muchacho tenía lágrimas en sus ojos de la frustración, y esta vez Dolores sí tuvo que cubrirse los oídos.

-¡No me digas que puedo hacer y que no, jovencito!- dijo la abuela comenzando a perder la paciencia.

-Abuela, yo sabía sobre ellos dos, y te puedo asegurar que no han hecho nada indebido en este tiempo- dijo Dolores con calma tratando de defender a su hermano.

-Y tú deberías estar vigilando a las posibles amenazas, no estar cuidando a tu hermano como si fuera un bebé- dijo la abuela- lo estoy haciendo por el bien de…-

Pero esta vez fue el turno de Mirabel de golpear la mesa y ponerse de pie. Sabiendo lo que venía, instintivamente Mariano cubrió los oídos de su esposa con sus manos.

-¡NO!- dijo Mirabel en voz alta- Amelia no se va a ningún lado-

CRACK

Otro trueno que indicaba que Pepa no estaba nada feliz por ese arranque, pero Mirabel no pareció intimidada por ello. La abuela se quedó congelada al ver a la muchacha apoyar a Camilo, no que fuera tan extraño, esos dos eran los mejores amigos desde siempre.

-Mirabel, no creo que entiendas…- comenzó a decir la abuela.

-Entiendo bastante bien tu punto- la interrumpió Mirabel alzando aún más la voz- pero parece que tú eres la que no entiende. Amelia no tiene a nadie más que a nosotros, y ahora nosotros somos su familia, no podemos echarla nada más así a otra casa, eso fracturaría nuestra familia y haría que nos dividamos de nuevo…-

Al parecer eso fue suficiente para que la abuela se quedara sin argumentos. Mirabel se relajó un poco al ver que había tomado en cuenta lo que dijo. Camilo la miraba como si no pudiera creer que nuevamente su prima se enfrentará a la abuela, y sobre todo por él. Pepa no parecía convencida.

-Mamá, no creo que lo que Mirabel dice…-

-Espera un momento, Pepa- intervino Julieta- Mirabel tiene razón. No podemos echar a Amelia de la casa, ya es como de nuestra familia-

-Sí, pero no es correcto que esté aquí cuando Camilo…-

-Ella tiene solo catorce años, Pepa, no podemos hacerle eso- intervino Bruno- podemos poner reglas para ellos y no pasará nada malo-

CRACK

Dolores sonrió levemente. Ahora que la abuela había dudado, Julieta y Bruno se atrevieron a intervenir también, o quizá fue que el argumento de Mirabel los convenció con su argumento. Y sabía que tendrían éxito.

-Bien, supongo que tienen razón- dijo la abuela en un tono resignado- pero tiene que haber reglas-

-Ya sabemos, no entrar a las habitaciones del otro- dijo Camilo cruzándose de brazos- no somos niños, ya sabemos lo que no debemos hacer-

-Camilo…- dijo Félix en tono de advertencia al ver que la nube de Pepa estaba creciendo. La abuela se apretó el puente nasal.

-Camilo, espero que merezcas la confianza que todos en esta familia están poniendo en ti y en Amelia- dijo la abuela seriamente- y que no traigas ningún deshonor al apellido Madrigal-

-Jamás, abuela- dijo el muchacho seriamente. Amelia asintió también.

-Bien, entonces supongo que el tema está concluido- dijo la abuela.

Todos respiraron aliviados porque habían comenzando a encariñarse con Amelia y no querían tener que enviarla a otra casa. Como había dicho Julieta, ya era parte de la familia. Mirabel celebró la decisión abrazando a Camilo y a Amelia al mismo tiempo.

-Gracias, Mira- dijo el muchacho en un susurro.

Dolores miró alrededor. Su mamá no estaba muy contenta, a juzgar por la nube sobre sus cabezas, pero estaba serena y no enojada, quizá en parte gracias a que Félix estaba tranquilizándola. Julieta y Agustín miraban orgullosos a Mirabel, al igual que sus hermanas y Bruno. Antonio estaba aliviado, al igual que Camilo.

Mariano, quien había permanecido en silencio durante todo ese tiempo, decidió romper la tensión.

-Este postre es excelente, señora Julieta. Muchas gracias- dijo de pronto. A Antonio se le escapó una risita ante el intento del joven de aliviar la tensión y el resto de la mesa se relajó un poco, de hecho hasta la nube de Pepa desapareció. Dolores le dio un beso en la mejilla en agradecimiento.

x-x-x

Plaza del pueblo

Dos días después

Ahora que no tenían que esconderse de nadie, Camilo y Amelia caminaron juntos en la plaza tomados de la mano sin simular que no se gustaban. Habían ido al café de doña Eloísa y se habían sentado juntos para compartir una pequeña tarta que la ancianita les regaló.

-Es muy amable, doña Eloísa- dijo Camilo.

-Es lo menos que puedo hacer por ustedes- dijo la ancianita- después de que te esfuerzas cuidando a todos los niños, incluida mi nietecita Alejandra casi todos los días-

-No es nada, Alejandra es una niña muy dulce- sonrió el muchacho- gracias de nuevo por la tarta-

Amelia sonrió al ver el intercambio y puso sus manos sobre las de Camilo con cariño, haciendo que el muchacho se volviera de regreso a ella.

-Es lindo poder hacer esto sin tener que escondernos de tu familia, me sentía mal haciendo eso- dijo Amelia- veo que eres muy popular en el pueblo-

-No es para tanto, la verdad es que me divierto mucho al cuidarlos, no es tanto trabajo- dijo Camilo- no me gusta tanto cuidar a los bebes, eso sí. No tengo nada en contra de ellos, pero muchas veces me vomitan encima…-

Amelia no pudo evitar reír en voz baja.

-Si quieres, la próxima vez te ayudo a cuidar niños, no me molesta…- dijo la muchacha antes de borrar su sonrisa.

-¿Qué pasó, Ame?- dijo Camilo frunciendo el entrecejo.

-Nada, es eso que me hizo recordar sobre mi vida… antes- dijo ella. El muchacho se mordió el labio. No era extraño que de pronto Amelia se pusiera triste al recordar los horrores que había vivido durante la guerra que se había llevado a su familia. Movió su silla para colocarla junto a ella y la abrazó.

-Está bien… ¿quieres hablar de eso?- dijo Camilo.

-Yo… había una mujer que ayudaba en mi casa. Y ella tuvo un bebé hace un par de años, yo a veces le ayudaba a cuidarlo- dijo Amelia- pero ella fue la que nos traicionó y abrió la puerta para que… ellos atacaran mi hogar-

Camilo siguió abrazándola, dándole la oportunidad de esconder su rostro hasta que se compuso.

-Has sido muy valiente, Ame- le dijo el muchacho en un susurro.

-Gracias, Cami- dijo ella en un susurro.

El muchacho le sonrió, hizo como si estornudara y cambió de aspecto con su cara completamente desarreglada, lo que hizo que Amelia estallara en carcajadas tan fuertes que llamaron la atención de los demás en el café y se echaran a reír también. Camilo sacudió su cabeza con fuerza y regresó a la normalidad justo a tiempo para que la joven dejara de reír y besara su nariz.

La pareja terminó su tarta y sus cafés, y se pusieron de pie para salir tras agradecer a la señora Eloísa. Una vez afuera, los dos se tomaron de la mano y se dispusieron a regresar a casita cuando una muchacha se acerco a ellos, empujó a Amelia a un lado (haciéndola soltar a Camilo) y se lanzó al cuello del chico Madrigal.

-¡Camilo!- exclamó la recién llegada con voz chillona que hizo que ambos hicieron una mueca. Estaban seguros que si Dolores estuviera ahí, sus oídos hubieran sangrado- hace mucho que no pasas tiempo conmigo-

-Ugh, ¡déjame, Mónica!- dijo Camilo arrugando la nariz y soltándose de ella. La aludida no se dio por vencida y volvió a abrazarlo- ¡dije que me dejes!-

-Ay, no seas tan malo- dijo Monica como si Camilo estuviera jugando y no lo dijera en serio.

Amelia miraba la escena confundida sin saber que pensar de lo que estaba pasando. Camilo estaba visiblemente incómodo pero la chica no lo escuchaba.

-¡Te está diciendo que lo sueltes! ¿Estás sorda o no entiendes instrucciones simples?- dijo Amelia.

-Ugh, no te metas, extranjera- dijo Mónica mirándola con desprecio- los verdaderos habitantes del Encanto estamos hablando-

-¡No le hables así!- dijo Camilo soltándose finalmente de ella y transformándose en Luisa para que no volviera a hacerlo- Amelia es habitante del Encanto como todos nosotros…-

-¡Ella no nació aquí!- escupió Mónica señalándola.

-¡Mi abuela y mis padres tampoco!- exclamó el muchacho- ¿estás diciendo que mi abuela no es una verdadera habitante del Encanto?-

-No, claro que no, es diferente…-

-No lo es- dijo Camilo- el Encanto es un sitio donde las personas que son perseguidas pueden vivir en paz. Y tú vas a dejar a Amelia en paz-

Camilo regresó a su aspecto normal y tomó la mano de Amelia para regresar con ella a casita, ignorando la mirada furiosa de Mónica hacia los dos. El muchacho no lo sabía, pero ella había sido quien los descubrió y los acusó con la abuela unos días antes.

Pero en ese momento no sabían nada, y pronto se olvidaron del incidente con Mónica para seguir disfrutando su tarde.

x-x-x

CONTINUARÁ…

¡Hola a todos! El secreto de Camilo se descubrió pero Mirabel y el resto de la familia abogaron para que dejaran a Amelia quedarse en casita. Mientras tanto, Lucy recibió una advertencia sobre Adrian. No voy a dar spoliers, solo puedo decir que esta es la calma antes de la tormenta.

Muchas gracias por sus reviews. Abrazos.

Abby L.