Prólogo:

-aaaaaaaaaaa- personaje hablando
-aaaaaaaaaaa- personaje pensando
-aaaaaaaaaaa- invocación o ser sobrenatural hablando
-aaaaaaaaaaa- invocación o ser sobrenatural pensando

RENUNCIA DE DERECHOS: Naruto no me pertenece, desde luego. Si así fuese, su último arco habría sido muchísimo mejor (no habría sido difícil) y boruto se habría quedado encerrado en lo más profundo del trauma de su mangaka actual. Solo me pertenece esta historia, y no autorizo a nadie a plagiarla.


Yaoi. Dícese del género de manga de carácter homosexual. O más bien de la forma de enfocar el pairing dentro de ese manga. En mi opinión, no desmerece la obra, al menos no más que un pairing no yaoi. Si la pareja está mal construida, da igual que sea hetero que homosexual, dará al lector ganas de arrancarse los ojos y llamar al autor reclamando por el tiempo perdido. En resumen, este narrador no tiene problema con el yaoi, pero siempre que esté bien construido. Pero, como aquí va a ser imposible esto último, lo voy a dejar claro: esto no es una obra yaoi. Sé que lo estás deseando, amable lector, sé que estás deseando que al fin Naruto y Sasuke se confiesen su secreto amor mutuo pero, como dije antes… no hay un buen yaoi si no hay una buena construcción de pairing. Y, por desgracia, estamos ante los dos protagonistas más inútiles de la historia en cuanto a amor se refiere. Así que lee tranquilo: todo detalle yaoi que captes en esta historia sale de tu siniestra imaginación.

Todo tuvo comienzo en konoha. Konoha, la konoha que todos conocemos, la gran aldea shinobi, la gran potencia militar del continente. Konoha siempre había estado a la vanguardia del progreso: se fundó antes que el resto gracias al primer hokage, se organizó eficientemente antes que el resto gracias al segundo, se asentó como potencia dominante gracias al tercero, sobrevivió al mayor atentado de la historia de la humanidad gracias al cuarto e hizo historia en el ámbito médico gracias a la quinta. En este momento, el sexto hokage, kakashi hatake, disfrutaba de una aldea próspera y en paz, en la que eran comunes los festivales, ferias o mercados artesanales, como el que estaba aconteciendo en un apartado parque de la aldea. Un parque lleno de bellos puestos de productos de segunda mano, ropa, comida casera… un lugar perfecto para entretenerse. Como estaba haciendo en ese momento nuestro protagonista, naruto uzumaki, junto a su novia.

-¡Sakura chan! ¿Quieres que compre algo de algodón de azúcar?- preguntó el ninja rubio mientras abrazaba por detrás a su novia de pelo rosado. La curiosa pareja destacaba entre la multitud: no era solo el metro noventa del uzumaki, ni el pelo rosado largo de la kunoichi, ni las tres marcas parecidas a bigotes de zorro del jinchuriki, ni que ambos fuesen célebres héroes de guerra… ni tan siquiera el chándal naranja con rayas negras del rubio. Era más bien su forma de actuar. Se les veía de verdad relajados, felices. Destacaban por envidia sana del resto, realmente.
-Siempre que ves un puesto de algodón de azúcar me compras una ración…- contestó divertida Sakura, dejándose abrazar con cariño. Se sentía tan bien así… protegida, querida, con esa fuente de agradable calor acompañándola en ese paseo matutino aprovechando el buen día. Naruto contuvo una sonrisa antes de contestar.
-Es que… veo su color, y me acuerdo de tu pelo…- Sakura no pudo contener una carcajada ante esa razón para comprar siempre algodón de azúcar.

Naruto uzumaki, su novio, era así, un niño encerrado en el cuerpo de un atractivo hombre adulto. Le amaba por ser así, a pesar de que, a veces, su novio la sacase de quicio. Su relación había tardado un tiempo en prosperar: de niños, Sakura estaba obsesionada con Sasuke uchiha, y no le dio bola a naruto. Se excusaba en las hormonas de adolescente, en que era muy inmadura, en que Sasuke era el clásico caso de chico guapo malote que necesitaba un ángel salvador (estereotipo irresistible para cualquier mujer adolescente)… pero lo cierto es que fue muy cruel con su actual novio. Estuvo mal, y todavía se arrepentía de ello. Esa culpabilidad fue un lastre cuando sasuke uchiha desertó de la aldea: naruto se esforzó de verdad en hacerla feliz, en facilitarle la vida, y se fue con ello ganando a pulso cada centímetro del corazón de la ojijade, una conquista tan difícil como merecida… pero Sakura no se podía perdonar haber tratado mal a ese chico tan bueno.

Por eso, tras acabar la guerra, no dio el paso. Y naruto, desgraciadamente, anduvo algo distraído esos años… los halagos, el reconocimiento mundial… el rubio no estaba acostumbrado. Como tampoco lo estaba a que las mujeres, tras años de despreciarle y negarle hasta la hora, ahora literalmente se derritiesen ante una mirada de esos ojos azules. Naruto tuvo algunas "amigas especiales" mientras Sakura haruno rumiaba esa culpa (y unos celos tan espectaculares que el hospital la obligaba a tomarse días libres cuando naruto presentaba en sociedad una nueva pareja, así evitaban tener más heridos). Ambos intentaron rehacer su vida sin el otro, conocer a otras personas, naruto incluso tuvo una novia seria entre tanta amante, pero… no puedes patinar en el hielo cuesta arriba. Te acabas cayendo y te deslizas hasta donde debes estar. Ambos se acabaron confesando su amor mutuo y, a partir de ahí, todo fue como la seda. Ahora era común verlos paseando juntos, queriéndose, riendo… incluso se habían mudado juntos al complejo uzumaki. Una historia con final feliz… pero este es el inicio de la historia, no el final. Algo tiene que pasar.

-Baka, ahora no me apetece algodón de azúcar…- puede que baka significase tonto para el resto del mundo, pero realmente era el mote cariñoso con el que la ojijade se refería a su novio, un baka diferente. Significaba "mi tontorrón incapaz de hacerme infeliz".- Además, ya te tengo a ti para lo dulce.- declaró la fémina, de verdad enternecida con el gesto de su novio. La pareja paró un instante, suspirando sakura con fuerza.- Se me hace raro estar tan relajada, tan… desocupada. Voy a tener que hacerte caso más a menudo…
-Ya te dije que los clones de sombra son una bendición dattebayo.- repuso con emoción el rubio.

Porque si, la razón de la relajación y tiempo libre de sakura haruno era naruto uzumaki. O más concretamente, su técnica estrella, el kage bunshin o clon de sombras. El rubio era célebre por tener la habilidad de clonarse empleando chakra. Invocaba clones a centenares que cumplían sus encargos con eficiencia, clones que además enviaban sus recuerdos al rubio tras disolverse. Una herramienta de éxito que pronto trató de enseñar a usar a su novia. Sakura haruno, a pesar de que era muy feliz con su vida, era una adicta al trabajo, y eso a veces conllevaba que llegase al hogar uzumaki cansada. Agotada más bien. El jinchuriki quiso que su novia tuviese más tiempo libre para divertirse y relajarse, y ¿qué mejor manera que convocando clones para ayudarla en el trabajo? Así podría trabajar y divertirse al mismo tiempo. Sin contar el uso que le podrían dar a esos clones en el dormitorio… naruto prácticamente se moría de hemorragias nasales tan solo con pensar en un harem de sakuras chanes esperándole en casa.

Al principio, la haruno se mostró reticente… Sakura sabía que era una técnica muy difícil, ni por asomo podría igualar el nivel de naruto uzumaki en su uso… ni con el byakugou no in podría tener el chakra suficiente. Eso sin contar que había observado que algunos de los clones del rubio a veces se comportaban de forma… rara. Pero al poco vio las ventajas de aprender esa técnica. No podría aprenderla para convocar cien copias, pero si media decena, suficientes como para abarcar todo el trabajo que quería hacer y estar con su adorado novio. Además, gracias a su excelente control de chakra, ninguno de sus clones había mostrado anomalías más allá de algunas emociones algo acentuadas. Ahora mismo, la pareja disfrutaba de un día libre mientras los clones de naruto hacían misiones en el extranjero y dos clones de la ojijade se encargaban de una operación en el hospital mientras otros dos atendían a nuevos pacientes. Un gran avance en su vida, y todo gracias a una gran idea del ojiazul.

-Cierto…- concedió la haruno, para girarse y acercarse a los labios del jinchuriki.- Y te lo voy a agradecer otra vez esta noche con dos de mis ayudantes…- le susurró al oído, para luego devorar sus labios con fiereza. Era el fuego que residía dentro de la kunoichi, unas llamas que encendía naruto con cada detalle que tenía con ella. La joven jamás había estado con alguien que la valorase tanto como naruto, por eso se derretía con cada detalle del uzumaki. Un fuego que naruto estaba encantado de avivar pero que, ahora mismo, tendría que controlar para asegurarse de que su novia estuviese bien.
-Ya sabes… ummm… que yo encantado, pero…- el joven consiguió separarse de esos labios un instante, y sacar a colación su preocupación.- ¿seguro que lo harás por agradecimiento y no por… lo que ocurrió con el teme hace unos días?

Si, tenía que sacar el tema. Ese tema incómodo que tenía a Sakura haruno, y a todas las demás mujeres del continente si había que ser sinceros, sudando frío. Todo comenzó un día cualquiera de esa semana. Todo ocurría en una aparente normalidad: los shinobi cumplían sus misiones, los civiles disfrutaban de un descanso en su jornada laboral, los perros ladraban, los pájaros piaban… ah, y los dos shinobi más fuertes de la historia de la humanidad luchaban en el campo de entrenamiento número siete. Podría parecer algo extraordinario, pero realmente era algo muy habitual. Sasuke uchiha visitaba en escasas ocasiones la hoja pero, cuando lo hacía, no perdía la oportunidad de enfrentarse en un combate con su mejor amigo y gran rival. La excusa siempre era ridícula, por cierto, ambos eran incapaces de reconocer que estaban deseando tener un duelo: esta vez, luchaban por una desafortunada comparación entre el ramen y los tomates, ¿Cuál era mejor plato?

El numeroso público de la citada pelea intentaba obviar la acalorada, ridícula y anticlimática discusión entre los dos dioses shinobi y centrarse en el espectáculo. Los hombres alucinaban con las impresionantes técnicas de los dos guerreros, con esos rayos, técnicas de chakra dorado, clones… Y las mujeres… kami santo, alucinaban con algo más. A la erótica del poder de estas dos leyendas shinobi había que añadir algo más: eran dos puñeteros portentos de la belleza. Por un lado, naruto uzumaki: metro noventa de músculo trabajado y estético, pelo rubio ligeramente largo, ojos de un profundo azul como el mar, piel tostada con algunos tatuajes uzumaki y una sonrisa deslumbrante. Por otro lado, sasuke uchiha: un poco más alto que el rubio, de semblante serio y rostro armonioso, pelo negro largo, una musculatura también delineada y trabajada y una estética de chico malo que hacía estragos entre el público femenino desde la academia. Hasta en eso competían.

Todo el público femenino suspiraba cada vez que los dos guerreros tensaban sus músculos, adoptaban alguna pose de combate o simplemente permitían al sol hacer brillar el sudor que delineaba su piel. Incluida sakura haruno, allí presente. Oficialmente, era la médico encargada de curarlos en cuanto acabasen su enésima discusión. Extraoficialmente… estaba más caliente que el sol de verano. Por un lado, su novio en el modo baka invencible… cada vez que sonreía sagazmente en esa pelea la hacía temblar las piernas… esa noche iba a dejarle agotado en el dormitorio. Y por otro, sasuke uchiha, su declarado amor de la adolescencia. Vale que jamás podría tener algo con él tras conocerlo más a fondo… sasuke era alguien uraño y desagradable con el género femenino, aunque fuese su amigo, no eran compatibles… pero, físicamente, era claramente su tipo. Kami santo, qué suerte tuvo por ser destinada al equipo 7 con semejantes monumentos, ino ardía de envidia a su lado en ese momento. En definitiva, el público femenino asistía a un espectáculo inmejorable… hasta que ocurrió el desastre.

Todavía pasados unos días era difícil averiguar qué pasó exactamente. Algunos dicen que Sasuke atrajo a naruto llevado por el deseo. Otros, en cambio, afirman sin dudas que fue el rubio el que se abalanzó sobre él, llevado por la lujuria. Ambos juran y perjuran que fue un accidente, pero en el fondo es solo su palabra contra la del resto. Lo único seguro es que, tras tropezar el uchiha con una piedra cercana mientras combatían en taijutsu, ambos contendientes acabaron en el suelo. Las féminas presentes pasaron de un chillido de excitación a un silencio sepulcral tras transcurrir unos segundos. Los dos pechos sudados de los shinobi, contactando, frotándose con fuerza… sus rostros a centímetros, intercambiando aliento a través de sus labios entreabiertos… sus ojos cruzando miradas de incredulidad, ya fuese de inocente o de excitante incredulidad… ambos en el suelo, pegados, a un paso de "cambiar de equipo"…

Naruto afirmó que fue por los nervios y las prisas, pero lo cierto es que sus manos se deslizaron por el interior de la yukata del vengador, surcando cada ápice de esa piel perlada por el sudor. Sasuke gritó a diestro y siniestro que no rodeó a naruto con sus piernas para atraerlo para sí, si no que intentó alejarlo de una patada, con tal mala suerte que falló por la inercia de la caída. Lo único seguro es que esos segundos se hicieron eternos. Eternos para unos visiblemente abochornados sasuke y naruto, que consiguieron al fin levantarse y separarse, ambos furiosamente sonrojados y sin poder mirarse. Eternos también para las féminas presentes, que sufrieron en sus carnes el cambio radical de registro en el espectáculo, uno que las hizo tragar aterradas. Y eternos sobre todo para una paralizada Sakura haruno, que sintió como un escalofrío muy humano recorrió su espalda con sadismo. ¿Y si, en lugar de ser sasuke uchiha el sobrante en el triángulo amoroso del equipo 7, era ella? Lo cierto es que ni ino yamanaka se atrevió a bromear con ello. Que los dos hombres más atractivos del continente pudiesen ser homosexuales aterraba a cada mujer.

-…- Sakura suspiró con fuerza tras oír la pregunta, apoyando su frente en el pecho. Otra cosa que adoraba de su novio, que la conocía perfectamente. Y si gracias a ese conocimiento descubría que su amada sakura chan estaba inquieta por algo, se preocupaba por hacerla feliz. ¿Cómo no amarlo? ¿Y cómo no preocuparse después de ver… eso?- lo siento cariño… intento abstraerme, pero… es que no puedo.- Naruto respondió rodando los ojos y reuniendo cada ápice de su paciencia.
-Sakura chan, por favor… que fue un accidente, y el que más abochornado está por eso soy yo…- se excusó el jinchuriki, para luego tomar el rostro de la ojijade con suavidad entre sus manos y levantarlo para que le pudiese mirar.- Sakura chan, soy heterosexual…- la dio un beso.- y, lo más importante, estoy enamorado de ti hasta las trancas… desde los cinco años además.- la dio otro beso, y la joven no pudo evitar sonreír. Aquí el rubio decidió recurrir a un arma infalible para acabar con las dudas de su novia: su sentido del humor.- Además… ¿con el teme? Creo que me merezco algo mejor…- ambos se rieron por la ocurrencia. Otro aspecto de naruto que adoraba sakura: ella era una persona a veces demasiado tensa, se tomaba todo en serio… naruto, en cambio, se tomaba la vida de forma mucho más relajada, y se lo transmitía a ella. Y, de paso, la ayudaba a sacar también su propio sentido del humor a flote.
-Lo dices porque te le imaginas exactamente igual que ahora, pero con pechos…- comentó divertida la haruno, apretando los labios naruto para evitar reírse. Justo en el clavo: el fem sasuke que se imaginaba naruto era una mujer de metro noventa, barbilla varonil, hombros anchos, musculatura marcada y dos tetas mal pegadas. Incluso conservaba esa voz áspera. Sasuko lo llamaba. Tras unos segundos riendo, sakura trató de dejar el tema zanjado.- lo siento baka… es que, cada vez que me acuerdo, me quedo intranquila… eres… eres mi primer novio serio, y espero que el único…- Si, sakura haruno tenía un gran defecto, fruto de los continuos rechazos que sufrió en su adolescencia: era insegura en asuntos del amor. Y, ahora que se había abierto al mismo, temía que le rompiesen el corazón. Temor que naruto quería exterminar de la faz de la tierra.
-Sakura chan… soy tu novio, y seré tu novio hasta que me muera, o te canses de mi…- declaró con fiereza, besando la frente de la ojijade con ternura mientras su novia se dejaba tranquilizar. Kami santo, qué bien se le daba a su novio eso, por cierto… quizás era el fruto de conocerse desde los cinco años, y de haber sido el principal objetivo de las iras de la kunoichi… Naruto sabía qué tecla tocar.- Nos casaremos y tendremos muchos hijos… ojalá una decena de niñas de pelo rosa para que cuiden de su tou chan cuando se haga mayor…- Sakura se rio por el comentario.
-¿me vas a hacer pasar por diez partos, baka? Además… no estaría mal algún niño de pelo rubio…- confesó, sonriendo naruto de vuelta.
-ya lo negociaremos…- dijo el rubio, para luego sonreír maliciosamente.- por lo pronto… he pensado que, ya que tienes tantas ganas de premiarme con clones…- ¿ganas? Recapitulemos: una técnica que permitía a naruto acostarse varias veces con la mujer de sus sueños hasta agotarse, lo cual era difícil teniendo en cuenta que era la persona con más energía del mundo; y que, además, transmitía a sakura cada orgasmo de sus clones al disolverlos, dándole tal ración de sexo que solo le faltaba levitar de camino al hospital. AMBOS tenían ganas.- Podríamos acabar de ver rápido este mercadillo, volver a casa y… divertirnos…
-…- Sakura lo captó al vuelo. Realmente estaba deseando hacerlo desde el principio, solo estaban paseando por el mercado por hacer tiempo y por el qué dirán, pero vamos… ese uso de la técnica de clones de sombras era adictivo. La kunoichi se mordió el índice con suavidad, su gesto cuando estaba excitada, y naruto lo captó también al vuelo.- ¿es que necesitas que te aclare dudas sobre tus gustos?
-Oh si… necesito que me recuerdes por qué me gustan las mujeres…- le siguió la corriente el rubio, notando sus pantalones hacerse cada vez más pequeños por culpa de "su amigo". También lo notó la fémina, que tuvo que respirar hondo para no sonrojarse demasiado. Bufff, qué pedazo de novio tenía…- Además, no queda mucho por ver, solo un par de tenderetes de arte y… ¿PERO QUÉ COJONES?- Vale, el cambio de registro de naruto en cuanto se fijó en uno de los tenderetes que quedaban no se lo esperaba Sakura. Literalmente, cambió de una sonrisa traviesa y una excitación palpable a la cara de asco y consternación más marcada que había visto en su vida. En serio, era raro ver a alguien tan jovial y animado como naruto ponerse así. Ni tan siquiera dio explicaciones a su novia antes de separarse e ir como una exhalación al citado tenderete. Lo hizo tan rápido que a la haruno apenas le dio tiempo a comprender lo que sucedía, y solo pudo abrirse paso entre la clientela. Estaba abarrotado, no pudo ni ver qué vendían, naruto lo logró únicamente por su privilegiada altura.
-Buenos días, uzumaki sama.- El encargado del tenderete, tras unos segundos de sorpresa, pudo rehacerse y recibir con honores a la mayor celebridad de konoha. Era un regalo del cielo tenerle ahí tras un día de excelentes ventas, estaba claro que estaba en racha.- Es un honor ten…
-Ni honor ni leches, ¿SE PUEDE SABER QUÉ COJONES ESTÁ VENDIENDO?

Sakura pudo concentrarse en el problema nada más oír el reclamo de su novio. Y lo que vio la dejó petrificada, acabando con todo el buen trabajo para calmarla de naruto. Se trataba de un puesto ambulante de arte. Se podían ver pinturas amateur, cuadros de puestas de sol, de animales pintados a acuarela… pero eso era lo minoritario. La mayor parte del tenderete, el cual estaba abarrotado de clientes buscando precisamente eso por cierto, estaba ocupado por pinturas yaoi. Pinturas que representaban a dos hombres en poses eróticas… uno moreno y alto, y otro rubio y también alto. Si, lo habéis adivinado, la razón del enfado y del horror de naruto era que ÉL ERA EL PROTAGONISTA junto al teme. Y que parecían estar vendiéndose como churros, ya puestos… casi tuvo que arrebatarle una a un cliente para poder seguir reclamando.

La imagen en cuestión mostraba a Sasuke uchiha sobre el césped del campo de entrenamiento, vestido con su ropa habitual, con naruto encima. Una clara representación del incidente de hace unos días… con ligeros retoques. Nimios eh, casi imperceptibles: a diferencia de la realidad, naruto estaba desnudo, penetrando salvajemente a sasuke con la cara de vicio más marcada que la ojijade había visto en su vida, mientras sasuke gemía al aire como si la vida le fuese en ello y se aferraba al césped con sus manos libres mientras sus piernas envolvían al ojiazul. Sakura consiguió hacerse con la pintura entre aspaviento y aspaviento del frenético rubio, que no sabía si destruir el tenderete, morirse de la vergüenza o sacar a su novia de allí antes de que se deprimiese. Sakura se había quedado helada viendo la pintura descrita, mientras se podía oír desde un tenderete del fondo la canción "The sound of silence". Literalmente, la pobre fémina estaba bloqueada, para desesperación del rubio, que veía cómo su trabajo de motivación (y su ración de sexo) se iban a la mierda.

-U… uzumaki sama, son… son imágenes en su honor, las he recibido esta mañana… ¿no le gustan?- preguntó el confuso vendedor, casi tirándose de los pelos el ojiazul.

-¿Gustarme? Pero, ¿Cómo me va a gustar esto? ¡Que salgo follándome a un tío! Encima mi amigo… un momento, ¿qué es eso que salpica mi pecho aquí?

-Ah, es el semen de uchiha sama bañándole en medio del orgasmo, la técnica está muy lograda, casi parece que...

-AGGGHHHH, ¡NO SIGA!- gritó desesperado el jinchuriki, a punto de convertirse en una estatua de sal. Mientras, a su espalda, un comprador intentó llamar la atención del comerciante.

-Tendero, ¿cuánto por la de la felación mutua en un sesenta y nueve?- preguntó, pero naruto fue el más rápido, movido por el pánico.

-¡NADA! ¡NO ESTÁN EN VENTA!- chilló, convocando una decena de clones que se afanaron en apartar a la gran multitud que quería hacerse con esos cuadros. Para su horror, se estaban vendiendo como churros… tenía que cortar esto de raíz.- ¡DÉMELOS TODOS! Hasta los que tenga en reserva… ¡TODOS!- en ese instante, el rubio se acordó que, si bien él era el principal afectado junto a sasuke, había otra víctima en este macabro juego de pinturas yaoi.- Sakura chan, ¡te juro que no tengo ni puta idea de dónde ha salido esto!- se excusó, intentando evitar el trauma de la haruno, pero solo había que mirarla para saber que el daño ya estaba hecho. Como la víctima de un naufragio, una pálida sakura se aferraba a la pintura yaoi que vieron en primer lugar, en un total estado de shock.

-Com… cómprame al menos esta antes de fugarte con sasuke… así podré verla con mis gatos cuando sea vieja y esté sola…- murmuró con la mirada perdida en el cuadro, intentando naruto despertarla. Porque, para más desgracia, le parecía bonita dentro del horror que sentía por ver a su novio haciendo esas cosas. Iba a necesitar terapia después de esto…