Habían pasado varios días desde que Naofumi recibió el título de gobernador del pueblo natal de Raphtalia. Durante esos días, él supervisaba todas las operaciones, asegurándose que todo marchara bien, ya fuera por el entrenamiento de los nuevos soldados con la señora mayor que le ayudó durante la penúltima ola, la cual estaba a punto de ser azotada; el entrenamiento que le daba Raphtalia a los pescadores y los constructores que edificaban las casas, graneros y otros edificios de funcionalidades similares.
A su lado estaba Filo, quien alegremente lo seguía. Conforme supervisaba, observaba el buen ritmo el que iban las restauraciones.
Pasaron los días y llegó el momento en el que dichas restauraciones y progresos terminaron. Mientras pasaba el "check-in", Naofumi empezó a oír rumores sobre bandidos que sorpresivamente habían sido encontrados con ataduras en manos y pies. Disimuladamente comenzó a oír las conversaciones ajenas que se trataban de esos rumores para saber más.
—"¿Bandidos encontrados con ataduras?"—Se pregunta Naofumi mentalmente, algo confundido.
—"¿Pasa algo Amo?"—Le pregunta Filo, curiosa por la cara de intriga que expresaba
—"No, nada"—Responde Naofumi, evitando que ella se intrigara.
Sin más, decide seguir supervisando a todo el territorio, con la intriga por saber sobre el responsable de dicha acción que consideraba "heroica".
Entretanto, en otros tres puntos de un bosque cerca de Seyaette, varios bandidos se encontraban armados hasta los dientes con espadas, lanzas, hachas y cuchillos. A su parecer, tenían planeado asaltar el pueblo durante las restauraciones. No obstante, como los otros bandidos, fueron sorprendidos y rodeados por kunai.
—"¿Qué pasa?"—Se pregunta temeroso uno de los bandidos.
A unos cuantos metros, como caído del cielo, aparece un tipo encapuchado, cuya mano sostenía una especie de vara.
Sumidos por el temor, juntaron valor y empezaron a correr hacia él, con tal de atacarlo. A pesar de sus intenciones agresivas, el tipo encapuchado rápidamente los dejó inconscientes al atacar puntos vulnerables. Teniéndolos en ese estado, los amarra y se retira, como un rayo.
Regresando con Naofumi, conforme oía más y más sobre los bandidos amarrados, se iba intrigando más. En su última revisión, logró oír sobre un tipo encapuchado que usaba una vara negra de metal y lanzaba cuchillos del mismo color con forma rara.
—"¿Cuchillos raros?"—Se pregunta Naofumi, algo pensativo.
—"¿Pasa algo amo Naofumi?"—Le cuestiona Raphtalia, algo curiosa al verlo pensativo.
—"Raphtalia ¿Has oído los rumores?".
—"¿Rumores? ¿Habla de los que tratan de aquella persona encapuchada que ha estado luchando contra bandidos?".
Él asiente.
—"Se oyen algo aterradores"—Comenta Raphtalia, algo preocupada—"Pero si usted irá a investigarlos, iré con usted".
—"De acuerdo"—Acepta Naofumi, con su expresión seria.
Estando de acuerdo, Naofumi y Raphtalia deciden salir del pueblo, no sin antes de avisar a algunos de sus aliados más cercanos, en busca de la verdad acerca de los bandidos atrapados por cuerdas, dando por seguro que no estarían atados sin alguien responsable.
Tan pronto como llegaron, empezaron a caminar, quitando hojas y otros obstáculos que se les aparecía. Conforme avanzaban en el bosque, más espesa era la flora.
—"¿Tan espeso era el bosque?—Le preguntaba Naofumi a Raphtalia, quejándose por la cantidad de árboles y hojas con las que chocaba contra su cara.
—"¡Espere, Naofumi-sama!"—Le advierte Raphtalia—"¿No será que tendríamos que investigar afuera del bosque?".
—"No lo creo"—Niega el héroe del escudo, analizando lo que le decía la Raccoon—"Siguiendo los rumores que hablan de ellos, son noqueados y posteriormente atados. Es imposible que se encuentren atados sin alguien que los haga". "Aunque, me sorprende que los soldados que se entrenan en Seayette no me digan nada. Tsh".
Sin más, deciden seguir con su camino. Finalmente, logran salir de entre tantos árboles y logran encontrar un lugar que parecía ser un gran santuario, llenos de animales de diferentes tipos: Caninos, Reptiles, Insectos, Felinos, mustélidos, entre otros, como herbívoros, que también servían en la cadena alimenticia (Planta-Herbívoro-carnívoro). Salvo el acto natural violento que seguía dicha cadena, todo se encontraba en paz, incluso contaba con un gran lago. Ambos se maravillaban ante la belleza y armonía que se postraba ante sus propios ojos.
—"¡Qué bonito está aquí Naofumi-sama!"—Comenta Raphtalia, admirando la vista.
De pronto, los felinos y caninos más grandes, siendo estos una manada de lobos, zorros, tigres y leones, sintieron sus presencias. No dudaron en mostrar su aura llena de hostilidad.
—"¿Qué diablos pasa?"—Se pregunta Naofumi, al sentir el aura hostil de los animales, haciendo que se pusieran a la defensiva, al igual Raphtalia.
De repente, un tigre blanco, más grande que los otros, se abalanzó contra Naofumi, poniendo su gran pata sobre él.
Raphtalia se apresuró a desenvainar su espada, pero cuando quiso atacar, una persona encapuchada desvió el ataque con una especie de bastón y la desarmó, abrumándola con un fuerte golpe de viento. Al verse desesperada.
—"¡Hey tú! ¿Quién eres?"—Le pregunta hostilmente Naofumi. De repente, el tipo, sin poder identificarse, voltea hacia el tigre blanco cuya pata seguía sobre él, lo cual le sorprende
—"Byakko, suéltalo"—Le ordena el tipo repentinamente, mientras se quita la capucha que dificultaba su identificación. Tan pronto como se le ordenó, el gran tigre blanco quita su pata del pecho de Naofumi, permitiendo levantarse.
Una vez levantado, voltea hacia el tipo que recientemente se quitó la capucha. Logra ver su cabello alborotado negro con mechones rojos y plateados, y sus ojos con iris roja y una especie de patrón particular.
—"Qué ojos tan penetrantes"—Piensa Naofumi, al sentirse levemente abrumado.
—"Bienvenidos al 'Santuario', Héroe del escudo y compañera"—Le dice el tipo, con una expresión seria.
—"¿Quién es usted?"—Le pregunta de repente Raphtalia, mientras levanta su espada y la envaina, al ver que no había más peligro, pero tenía curiosidad sobre la identidad de aquel tipo.
De repente, el tipo extiende el brazo zurdo, que sostenía el bastón largo y como consecuencia, logra ver la manera en la que este se repliega hasta quedar del tamaño de su mano, haciéndolo más compacto para guardarlo.
—"Síganme"—Les pide el tipo, dando media vuelta y empezando a caminar. Donde no había nada más que pasto, apareció una especie de mansión, lo que sorprendió mucho a Naofumi y Raphtalia. Por otra parte, el gran tigre blanco caminaba a lado del tipo de la capa con capucha.
Para más sorpresa, la manada de lobos lo rodean. Dos de ellos golpean suavemente, con su hocico, la espalda de ambos, buscando la manera para que ellos lo siguieran. Sin tener otra opción, deciden seguir la petición del tipo del bastón.
Al llegar a la entrada de la mansión, el tipo abre la puerta y le permite la entrada a Raphtalia y Naofumi.
—"Adentro tendrán las respuestas"—Les indica el tipo.
Entrando a la sala principal de la mansión, Naofumi y Raphtalia se encuentran con una especie de "sala", con todo y sillones. La manada de lobos que los escoltaban se retiran al verse innecesarios, a excepción de un par: uno plateado y uno de pelaje negro con blanco.
—"Ya que estamos aquí, ¿Te presentarás?"—Le pregunta Naofumi, intentando no perder la paciencia.
—"Siéntense"—Les dice el tipo, con firmeza.
Ambos, confundidos y sin tener ninguna opción, prosiguen a sentarse. De igual manera, el tipo encapuchado se quita la capa y la coloca sobre un perchero a lado de uno de los sillones, dejando ver su atuendo, el cual se asimilaba al de Ren, pero este era negro con detalles rojos y plateados, aparte de no tener armadura en lo absoluto, y su guantes no tenían cubiertos los dedos. Lo que más les daba curiosidad era las dos espadas que cargaba en la espalda, aun más dudas sobre la razón de no haberlas usado contra ellos. También podían notar diferentes armas, y algunas de estas las conocía Naofumi, pero para Raphtalia eran muy raras.
Finalmente, él se sienta.
—"Bien, primero y antes que nada"—dice el tipo de cabello alborotado negro/rojo/plateado, dando a conocer su nombre—"Yo soy Yisugo".
—"Es un gusto, Yisugo-san"—Le regresa Raphtalia, con una reverencia.
—"Ustedes son Naofumi y Raphtalia"—Deduce Yisugo, manteniendo su expresión seria, sorprendiendo a ambos—"Seguramente se preguntarán por qué sé sus nombres".
Ambos se quedaban circunspectos, esperando el momento para que él revelara sus cartas, pues tenían muchas dudas.
—"Procedamos"—Empieza Yisugo—"Soy un Guardián oculto, protector de este Santuario que posee portales secretos de emergencia. Al mismo tiempo, el don del 'Armero'. Me había enterado de la invocación de los cuatro héroes sagrados, también me enteré de toda esta faramalla en tu contra por parte del rey, la zorra de la primera princesa y la supuesta iglesia de los tres héroes. Lamentablemente, no habría podido ayudar dada mi posición de Guardián. Lo bueno es que al final pudieron resolver todo. Sin embargo. Las olas son mucho más fuertes y destructivas. Vi la última, por medio de mi esfera. Me hubiera gustado ayudar, pero mi posición no me ha dejado. También se me ha hecho frustrante que, aun después de aquella pelea contra el Pontífice, los héroes idiotas aun se peleen por estupideces".
—"¿No eres tú el que ha hecho tantas capturas de bandidos alrededor de este bosque?"—Le pregunta sorprendido Naofumi—"Aparte ¿Cómo es que has podido vigilar todo desde aquí?.
—"En cierta manera sí"—Responde Yisugo, haciendo una pequeña sonrisa arrogante—"Como habrán visto, en este Santuario viven varias familias de animales. Yo, a los cinco años desarrollé un don para comunicarme telepáticamente con algunos de ellos. Ellos me ayudan a limpiar y atrapar a bandidos que usan este bosque como parte de sus planes para su delincuencia. Aunque me encargué de los más recientes". En ese momento, se le aparecen, sobre sus hombros, un par de hurones—"Les he enseñado a amarrar, mientras son noqueados por los hurones".
—"¿Piensas quedarte aquí por el resto de tu vida?"—Le vuelve a preguntar Naofumi, poniéndose serio—"Se nota que tienes habilidad, considerando que desarmaste a Raphtalia".
—"¡Yisugo-sama!"—Dijo una voz de origen desconocido, interrumpiendo la "charla"—"Ya terminé mi entrenamiento".
—"¡Cierto!"—Exclama Yisugo, al oír la voz que lo llamaba, como si recordara algo—"Raphtalia, creo que estás a punto de recibir maravillosas noticias".
—"¿De qué está hablando?"—Le cuestiona la Raccoon, sin saber de lo que a él se refería.
En eso, aparece una mujer semi-humana que conservaba ciertos rasgos iguales a la amiga de la infancia de Raphtalia: Rifana, solo que más crecida.
—"Rifana...Chan ¿E-en verdad eres...tú?"—Le pregunta Raphtalia, sin poder creer que fuera ella. Esta por su parte, también se le llenaron los ojos de lágrimas de felicidad.
—"Sí, Raphtalia-chan, soy yo"—Responde Rifana, también con lágrimas. Sin soportar tantas emociones, ambas se abrazan fuertemente.
Entretanto, Naofumi y Yisugo:
—"¿Cómo es que está viva?"—Le pregunta Naofumi, admirando tales hechos pasando.
—"Yo la rescaté"—Explica Yisugo, con su cara seria, mientras acariciaba ambos hurones—"Bueno, fue indirectamente, porque fue una especie de 'grupo' de mis compañeros hurones, bajo mis órdenes, la que la rescató. Empleé un par de hechizos: uno donde replicara la imagen de los esqueletos de Rifana y otro para transportarla a ella y a mis compañeros al santuario. Aunque, lamento no haber salvado a los otros. Lamentablemente no podía dejar que el gobernador idiota de aquel entonces notara anormalidades, por lo que decidí rescatarla solo a ella, por el momento. Me alegró ver que ustedes pudieron rescatarlos".
Al poder procesar la información que él le daba, regresó a la pregunta antes que Rifana interrumpiera, pero antes, Raphtalia se separó del abrazo de Rifana y se arrodilló hacia Yisugo, quien se sorprendió.
—"Gracias... muchas gracias Yisugo-san. Me ha regresado una parte de la felicidad que hace mucho tiempo me fue arrebatada"—Le dice la Raccoon, aun arrodillada.
De algún modo Yisugo sintió como un pinchazo en el corazón, producto de un sentimiento cálido que le pasaba por todo el cuerpo y le aumentaba la frecuencia cardíaca.
—"De algún modo ese sentimiento te motiva a pelear ¿No?"—Le dice Naofumi, con una sonrisa levemente arrogante—"Únetenos. Combatamos a las olas".
Raphtalia se sorprendió bastante al ver que su amo le pedía a alguien que se le uniera, dada la parte de la historia en la que fue engañado, humillado e incriminado le dio motivos para no confiar en nadie.
Rifana, por otro lado, sonrió al ver que tenía la oportunidad de poder luchar a lado del héroe del escudo. No dudó en empezar a insistirle para que aceptara la oferta de Naofumi.
—"Harás un bien mayor ayudándolo"—Le dice una voz en su cabeza, un tanto grave—"No creo que tengas que
—"¡Byakko!"—Dice mentalmente Yisugo, volteando hacia el gran tigre blanco, al igual que los otros, notando que dicho tigre lo veía fijamente
—"Le he pasado el mensaje a Fenrir, Silver, Kuro, Shiro, Galaga, Kokuyou, Orochimaru, Nemea, Anubis e Hidrax"—Le explica telepáticamente Byakko—"También están de acuerdo. Incluso quieren apuntarse para ayudar. De igual manera yo también deseo apuntarme. Nos podríamos transportar por medio del mundo astral, así que no se preocupe de eso".
Yisugo se preocupó tanto como le daba un alivio. Se encontraba en un gran conflicto sobre dejar el santuario para ayudar a Naofumi, o quedarse y seguir protegiéndolo.
—"Algún día llegará el momento en el que tengas que tomar la decisión sobre dejar el Santuario y ayudar a combatir las Olas o quedarte a seguir protegiendo el Santuario"—Resonaba en la cabeza de Yisugo—"No importa lo que decidas, el Santuario siempre estará aquí, y siempre estará protegido, estés en él o no. Has creado un vínculo con todos los animales de este Santuario. Entenderán, a su tiempo, que usted deberá irse, y decidirán protegerlo en su ausencia".
—"¿Pasa algo, Yisugo?"—Le pregunta Naofumi, al ver su cara llena de conflicto.
—"Solo recordaba unas palabras que alguien me dijo hace tiempo, antes de morir"—Aclara Yisugo.
En eso, varios monos vestidos con diferentes atuendos que parecían ninjas, guerreros shaolin y samurai se aparecieron alrededor de la sala, colgándose de diferentes puntos estructurales con sus colas.
—"Nosotros protegeremos el santuario"—Le dice uno de los que vestían atuendo de ninja—"No se preocupe. Además, siempre podrá volver".
Al ver la determinación de sus compañeros, se dio cuenta que en realidad deseaba luchar contra las Olas. Le generaba curiosidad investigar sus orígenes. Tomando eso en cuenta, se levanta, lleno de determinación y voltea hacia Naofumi—"Acepto".
Todos se alegraron al ver que él había decidido. En ese mismo momento, tres serpientes, un par de lobos (blanco con negro y plateado), un par de panteras (blanca y negra), un león, un zorro de nueve colas y un gran perro negro entran a la mansión.
—"¿Quiénes son ellos?"—Le pregunta de repente Naofumi, algo desconcertado.
—"Serán nuestros nuevos compañeros"—Contesta Yisugo, empezando a presentarlos—"Fenrir (lobo negro con blanco); Silver (Lobo plateado); Galaga, Kokuyou, Orochimaru (las tres serpientes: un par de cobras [Galaga y Kokuyou] y una mamba negra [Orochimaru], la cual era más larga que las primeras dos); Anubis (Gran perro negro); Shiro (Pantera blanca); Kuro (Pantera negra); Nemea (Gran león); Kyubi (Zorro de nueve colas) y pues, ya conocen a Byakko (el gran tigre blanco)". Los animales se reverencian, antes de que círculos mágicos alrededor de ellos los hicieran desaparecer.
—"Fueron al mundo astral"—Le informa Yisugo anticipadamente—"Son mis familiares espirituales".
Tras pasar toda la "celebración", Naofumi y Raphtalia deciden quedarse y marcharse al siguiente día. Mientras Raphtalia acompaña a Rifana para ponerse al día, Naofumi decide seguir hablando con Yisugo, pues tenía dudas sobre este santuario del que nadie ha sabido:
—"Yisugo"—Le llama Naofumi, teniendo curiosidad por algo—"Dijiste que había portales ¿Para qué son? Y este Santuario ¿Por qué está tan escondido? ¿Por qué hay tantos animales aquí?".
—"Convocará a viejos amigos, muy poderosos, que he conocido a lo largo del tiempo, para ayudarnos si el mundo llega a tener una crisis que ni los héroes puedan afrontar"—Explica Yisugo—"También mantiene en paz a estos animales salvajes. Son parte de los protectores del mundo. Lo defenderán si el mundo es obligado a afrontar una crisis. Tienen la misma función que los portales. Le servirán como una especie de 'refuerzo' que ayudará a afrontar las calamidades que amenacen al mundo. Y la razón por la que está tan escondido: para que nadie sepa de ellos. Tanto aliados como enemigos. Así podrán atacar por sorpresa al enemigo y derrotarlo fácilmente".
—"Pero ¿Las olas no son consideradas como crisis de esos mundos?".
—"Las olas no son lo preocupante aquí"—Aclara el tipo de cabello alborotado negro/rojo/plateado—"Este ejército de animales espera la última ola, la ola donde aparecerá el ser que las provoca. Seguramente, cuando ese ser aparezca, los portales se activarán, trayendo a aquellos amigos y nos ayudarán a confrontarlo".
—"¿Quieres decir que puede haber un ser que está provocando las olas llenas de monstruos?"—Le pregunta Naofumi, algo sorprendido.
—"No lo sé"—Contesta Yisugo—"Pero este Santuario contiene a los animales y criaturas aguerridas que nos ayudarán cuando llegue el momento de la última ola".
—"Bueno, mañana nos espera un pequeño viaje"—Finaliza Naofumi, retirándose a una de las habitaciones para descansar. Yisugo, por su parte, también se dirige a su habitación con tal de descansar y prepararse para su nuevo viaje".
Por otra parte, con Raphtalia y Rifana:
—"¿Cómo es viajar con el héroe del escudo, Raphtalia-chan?"—Le pregunta Rifana, con mucha curiosidad.
Raphtalia, muy animada, le empieza a contar sobre su vida y viajes con Naofumi: la manera en la que lo conoció, como ellos luchaban contra las olas, cuando criaron a Filo. Tanto las partes tristes, como las felices, le contó. Entre más le contaba, más ansiaba que llegara el siguiente día para iniciar su nuevo viaje. Finalmente llegó la parte en la que logran recuperar la aldea donde habían crecido. Finalmente, llega el turno de Rifana sobre su vida en el santuario, la manera en la que Yisugo la curó tanto mental como físicamente, la forma en la que la consolaba cuando tenía pesadillas sobre sus torturas frecuentes y los momentos en los que la empezó a entrenar con el bastón largo y las espadas.
Para cuando terminaron de hablar a causa del cansancio, ambas se acuestan en la cama y terminan dormidas, esperando el nuevo día.
Esta historia continuará
