Seth pasó un buen rato platicando con Remilia, no hubo intentos de cortejo, simplemente hablaron como amigos de distintas cosas, más que nada el conocimiento que el pelinegro tiene sobre su mundo y que ella tenía cierta curiosidad, pensaba que iba a ser mucho peor, quitando el intento de haberse bañado juntos, el resto ha sido bastante tranquilo, en ese momento soltó un bostezo.

- No sé si aguante toda la noche… quizás deba ir a dormir… - Al avanzar por los pasillos observó algo, y es que la punta de un sombrero estaba sobresaliendo de una maceta y eso era algo totalmente distinguible a metros, no necesitó pensar más de cinco segundos para saber de quien se trataba. Se acercó con sigilo mientras agarró este y lo tomó.

- Oye, no agarres mi sombrero-ze. – Ella salió, viendo al pelinegro. - … Seth-san…

- No podía ser nadie más que tu Marisa.

- ¿Qué haces aquí? Era mi oportunidad perfecta-ze.

- Hice la promesa a Remilia de quedarme una noche en la mansión, veo que intentabas robar libros nuevamente. – En eso ella sonrió de forma nerviosa.

- Esto… es una broma-ze.

- Llamaré a Sakuya. – Cuando estaba por irse, la rubia sujetó a Seth de la pierna.

- ¡Por favor, no lo hagas, esta vez tengo una buena razón para hacerlo, es de vida o muerte-ze! – Se veía desesperada y como no la había visto así antes, quizás debería darle el beneficio de la duda y escucharla.

- Bien… ¿Qué hiciste?

- Bueno… verás, mientras intentaba replicar un hechizo de uno de los libros que tomé prestado, lo que hace este es una forma de multiplicar organismos pequeños y lo intenté con un hongo, debo decir que funcionó… pero demasiado bien… y lo peor… este hongo tiene una propiedad de poseer seres vivos y controlarlos-ze.

- Y este hongo… ¿Dónde está? – Preguntó el pelinegro.

- … Aquí. – Y entonces señaló a una hada maid la cual tenía justamente un hongo en su cabeza y se movía contra su voluntad, Seth no expresó nada, solo miró fijamente a Marisa la cual tenía una sonrisa nerviosa.

- Dime ¿por qué una hada está infectada?

- Parece que fue a mi taller sin querer y botó la muestra, ahora que lo posee, parece que volvió y la seguí, por eso estoy aquí y según el volumen del libro que tomé, el hechizo para deshacerlo está en el siguiente libro-ze.

- … Entiendo… - Se masajeó la sien. – No pensé que en mi noche de relajación, viviría un apocalipsis zombie improvisado, pero ya me contaste todo… te ayudaré a resolverlo. – Ella sonrió.

- ¿En serio? Eres el mejor amigo que podría tener-ze.

- Pero esto debemos hacerlo en secreto… nadie en la mansión debe enterarse, si Remilia, Patchouli o Sakuya se enteran que trajiste un hongo altamente infectante a la mansión, no saldrás viva de esta. – Ella tragó saliva en ese momento.

- E-Entiendo, máxima discreción-ze. – Seth asintió.

- Ahora, lo que debemos hacer es conseguir ese libro ¿sabes cuál es?

- Claro, reconozco bien la portada-ze.

- Entonces hagamos esto… por ahora ¿Qué será de esa hada?

- No podemos tocarla directamente, si lo hacemos, seremos infectados-ze.

- Entiendo… haré esto. – En ese momento imaginó un frasco por detrás y lo sacó. – Metamos a esta hada dentro de este frasco para que no haga daño y guardémosla en un sitio, así no habrá peligro de que suceda algo peor.

- Que buena idea Seth-san, esto será lo mejor-ze.

En ese momento Seth hizo levitar el frasco y abrió la tapa, ya entonces viendo al hada infectada, hizo el movimiento rápido para atraparla dentro y sellarlo, esta intentó librarse sin éxito alguno. Ya entonces lo puso en un sitio donde nadie pueda verlo, escondiéndolo bien detrás de un ropero.

- Listo, ahora vamos por ese libro.

- Entendido-ze. – Con un saludo militar de la bruja. Los dos se pusieron en movimiento a la biblioteca, en ese momento un par de hadas estaban pasando.

- Hay que limpiar aquí. – Mientras hacían su trabajo, una de ellas movió el ropero y entonces vio el frasco. - ¿Y esto? Hay un hada dentro. – Se acercó para abrirlo…


Seth y Marisa iban en camino a la biblioteca de Patchouli, siempre escondiendo a la bruja para que no se den cuenta de su presencia, pudieron llegar en ese momento, en eso se detuvieron.

- Lo más seguro es que Patchouli esté dentro, así que no hagas ningún ruido, si te quedas tras mi espalda, podrás pasar sin ser detectada.

- Eso espero-ze, solo yo conozco la portada. – Señaló la rubia. Así entonces abrió la puerta lentamente, como siempre había algo de movimiento pero de noche era mínimo y se observaba que la bibliotecaria no estaba dentro.

- Oh Seth. – Koakuma se dio cuenta de la presencia del pelinegro. - ¿Vienes a leer algo?

- Si no es molestia para Patchouli.

- Para nada, ella está descansando en estos momentos, así que solo yo y unas cuantas hadas hacemos guardia a estas horas, puedes pasar y leer lo que quieras. – Respondió con una sonrisa.

- Entiendo, gracias. – Una vez agradeció, Pasó y siempre con Marisa detrás de él, ya que nadie los vio, finalmente pudo salir.

- Eso fue fácil-ze, quizás la próxima vez puedas…

- No. – La interrumpió antes de que terminara, ella hizo un puchero.

- Eres malo-ze… pero solo porque es una ocasión especial, es mejor buscar ese libro-ze. – Se pusieron en movimiento para encontrar ese libro entre los estantes, siempre evitando que las hadas guardianas o Koakuma les encontraran, fue algo de unos cuantos minutos cuando… - Lo encontré-ze.

- Veamos. – Se acercó a Marisa para observa el libro que empezó a recorrer las páginas en busca de ese hechizo, ya conforme fue pasando, finalmente llegó a este.

- Aquí está… entiendo, parece que tenemos que cortar las raíces de los hongos para que estén libres de su control… con un cuchillo incandescente-ze.

- Para eso tenemos mi espada. – Señaló Seth. – Al usarla y encenderla en fuego, eso no representará algún problema.

- Excelente, ahora solo debemos de regresar a donde guardamos al hada y… - En ese momento empezó a ocurrir algo y se escucharon disparos afuera, los dos se miraron al rostro. – Algo sucede-ze.

- Vamos. – Se movieron a la salida de la biblioteca y entonces observaron el panorama, múltiples hadas infectadas con el hongo, causando desastres en los pasillos.

- ¿Qué pasó-ze?

- Seth. – Sakuya apareció en ese momento y entonces vio a Marisa. - ¿Qué hace aquí la bruja?

- Eso no importa ahora ¿puedes explicarme? – Pidió saber el pelinegro.

- … No sé cuando pasó, pero estas hadas empezaron a atacar de repente y tienen ese hongo en sus cabezas, parece que, al ser tocadas, se infectan.

- … Parece que unas incautas lo descubrieron…

- ¿Saben que es todo esto? – Pidió saber la maid.

- Sí… justamente por eso Marisa está aquí y sabemos como acabar con todo esto. – Respondió Seth.

- Entonces hagan algo, están destruyendo la mansión. – Respondió la peligris, Seth sacó su espada.

- No necesitas pedírmelo… también puedes ayudar ¿puedes darme un cuchillo?

- Claro. – Sakuya sacó uno de sus cuchillos bajo su falda y se lo dio a Seth, lo que hizo a continuación fue crear una llama en su mano y entonces empezó a imbuir el fuego en esta, Marisa vio todo con asombro, ya entonces el cuchillo se encendió con la llama a su alrededor.

- Debes cortar las protuberancias como hongos con esto, solo así podrán ser libres.

- … Entiendo, me pondré en acción. – Ella comenzó a moverse para cortar los hongos de las hadas, Seth también sacó su espada.

- Me encargaré de estas igual.

- Claro-ze, yo observaré desde aquí. – Marisa se quedó a un lado mientras comenzaron a acabar con los hongos de las hadas que los controlaban, al menos como eran débiles, no hubo problema alguno mientras fueron acabando con estos.

- Ese debe ser el último. – Sakuya pudo acabar con el último en ese momento. – Están todos libres.

- Ese parece ser el caso. – Seth también terminó, Marisa se acercó a ambos.

- Buen trabajo, realmente lo hicieron muy bien-ze.

- Ahora… señorita Marisa. – El tono de voz de Sakuya implicaba molestia, eso le trajo escalofríos a la bruja. – Será mejor que me explique como es que empezó todo esto.

- Bueno… por donde empiezo… pues lo que sucedió es…

En ese momento ocurrió un temblor en la mansión que alertó a los presentes en ese momento, Sakuya se puso seria.

- Vino de la habitación se la señorita Flandre. – Señaló la maid. Se movieron rápidamente hacia donde estaba esta, abriendo la puerta. - ¿Señorita Flandre?

- Oh… Sakuya, Seth, son ustedes. – La rubia se dio la vuelta y ella tenía un hongo sobre su cabeza igual. – Algo me pasa, tengo ganas de destruirlo todo, es raro ¿no lo creen?

- … Flandre, quédate quieta y no hagas nada, vamos a ayudarte. – Comentó Seth, la vampira rubia ladeó su cabeza.

- ¿Eh? Pero si no siento nada… solo quiero acabar con todo y matarlos, es una sensación divertida.

- Señorita Flandre, si destruye la mansión, Remilia-sama.

- Eso es mucho mejor, si logro obtener más poder, Remilia-oneesama puede alegrarse, Seth, Sakuya, quiero acabar con ustedes. – Múltiples balas fueron disparadas hacia ellos, teniendo que esquivarlos.

- ¿Qué le sucede-ze? – Preguntó Marisa.

- El hongo debió aumentar sus impulsos autodestructivos. – Respondió Seth como una posibilidad. – Es peor que ella esté infectada.

- Tenemos que liberarla ahora. – Sakuya fue para atacar al hongo que poseía a Flandre, pero los distintos ataques y rayos que lanzaba la vampira impedían que pudiera acercarse.

- Mientras esté disparando sin control alguno, no será fácil siquiera estar cerca. – Seth volvió a esquivar los ataques de Flandre, ella realmente estaba desatada, destruyendo toda su habitación en el proceso.

- Siento que puedo acabar con el mundo aquí y ahora. – Empezó a reír como desquiciada, en ese momento la puerta se abrió.

- Escuché algo de alboroto ahora mismo.

- Remilia-oneesama. – Observó a la peliazul que estaba al frente. – Te estaba esperando, quiero que estés orgullosa de mí. – Voló hacia ella.

- ¡Remilia-sama, Flandre-sama está descontrolada, tenga cuidado! – Advirtió Sakuya, la ama de la mansión se quedó quieta mientras Flandre iba a toda velocidad.

- ¡Onee-sama!

- Mi querida hermanita… contrólate. – En ese momento Remilia sujetó la cabeza de Flandre y la impactó contra el suelo, formando un cráter, Sakuya y Marisa quedaron asombradas. – No sé qué esté pasando pero, no sigas causando destrucción a la mansión, a menos que quieras un castigo.

- Remilia… el hongo en su cabeza es el causante de todo. – Señaló Seth, ella vio la protuberancia sobre su cabeza.

- Entiendo… - Ella lo tomó como si nada y arrancó sin sufrir algún tipo de efecto. – Listo.

- Ella… realmente lo arrancó como una planta cualquiera… - Marisa seguía sin salir de su asombro.

- Me duele… Remilia-oneesama ¿hice algo? – Flandre se recuperó en ese momento, la peliazul sonrió y abrazó a su hermanita, acariciando su cabeza.

- Nada Flandre, solo estuve un poco preocupada pero estás bien.

- Onee-sama… se preocupó por mí. – Sonrió mientras se dejaba consentir, al menos todo había terminado.

- Menos mal que este problema acabó, ya entonces mi trabajo aquí ha terminado-ze. – Marisa estuvo por irse pero entonces la agarraron del hombro, volteó a ver lentamente, encontrando el rostro de Sakuya.

- Señorita Marisa… tenemos mucho de qué hablar y no la dejaré irse… - Solo pudo tragar saliva, lo que le esperaba no iba a ser bonito.


El sol empezó a salir, Seth ya estaba en la entrada de la mansión, dispuesto a irse, Sakuya le acompañó pero igual estaban Remilia y Flandre.

- Gracias por haberme hecho compañía durante la noche Seth. – Respondió Remilia. – Fue de mi agrado tenerte como invitado en la mansión.

- Yo igual, quiero que juguemos otro día. – Expresó Flandre con una sonrisa.

- No fue nada, acabó siendo parte de la promesa pero no me disgustó para nada, puede que vuelva en otra ocasión.

- Me alegra saberlo, ya si algún día te decides, podrías firmar papeles de matrimonio conmigo y la mansión será tuya. – Soltó un guiño. Eso trajo un aura de celos a Sakuya.

- Por cierto, Sakuya ¿Qué hiciste con Marisa? – Preguntó Seth, la maid recuperó la compostura.

- Solo tuve una pequeña charla con ella acerca de este incidente, logré que me prometiera nunca volver a utilizar el hechizo que aprendió… y que me devuelva los libros que tomó de la señorita Patchouli correspondientes a todo esto.

- Todo terminó bien al final. – Asintió Seth satisfecho. – Es momento de irme… estoy cansado y creo que dormiré unas horas.

- Nos vemos Seth, espero tu visita otro día.

- ¡Adiós Seth!

Una vez se despidieron de él, este se fue volando, recostado en la nube mientras soltaba un bostezo.

"Te quedaste despierto toda la noche"

- No podía hacer nada… ese incidente y luego otras cosas me mantuvieron despierto… pero creo que fue algo bueno, son buenas personas en la mansión…

"¿Lo consideras una posibilidad?"

- Sigo pensando en Remilia como una niña, ella puede tener un aura de madurez pero tiene sus momentos de niña… es más como una hermana menor, una que siempre quise tener.

"La verdad, estas chicas sufrirán intentando seducirte"

- No ando muy apurado… ahora solo quiero dormir, espero lleguemos rápido.

Esa noche en la mansión terminó, aunque hubo problemas al respecto, fue una experiencia interesante para Seth y pudo congeniar mejor con los habitantes, ya más días calmados esperaban para él y sus actividades diarias.


Pre-version: Gracias por leer, espero sigas disfrutando del fic.

ya terminamos la parte de la mansión y sí que Marisa trajo problemas a esta, pero ya fue algo que pudieron resolver y Remilia salvó una situación bastante crítica, ya ahora estoy pensando si avanzar al siguiente incidente para presentar a nuevos personajes o hacer algo más autoconclusivo, pero me voy decantando por la primera opción, ya veremos que saldrá para el siguiente cap. Saludos.