-¿Cómo me puedes traer así? ¿Qué es lo que te hace tan especial? Será tu ternura o tu belleza lo que me hace querer tenerte solo para mí…-
Pensaba Bakura mientras tocaba la tersa mejilla de Ryou. Era siempre la misma rutina desde hace meses. Bakura esperaba a que su hikari durmiera para poder acercársele, susurrarle y tocarlo. Veía cada detalle de él, la forma en la que respiraba, la posición en la que dormía, todo…ningún detalle se le escapaba.
Se empezaba a convertir en una pequeña obsesión, Bakura le dedicaba todos sus pensamientos al pequeño albino. Pero pese a lo que sentía, había otra cosa que impedía que algo pudiera suceder. El orgullo de Bakura. No iba a permitir que lo vieran con alguien, no iba a dejar que sus enemigos lo vieran amando alguien. No era parte de su naturaleza…el era un Yami, maldad pura, no había espacio para poder amar.
Aunque se estuviera asfixiando en sus pensamientos, aunque siguiera desvelándose preguntándose el porque le tenia afecto a Ryou, no iba a ceder. Nadie se iba a enterar de este amor secreto. Era un reto de resistencia y Bakura no pensaba acabar derrotado en el…
-¿Bakura? Baku…ra…
Sus ojos se entreabrían
-¿Que…? Que… Te he dicho mil veces que no me despiertes
-Es que yo…
-No has entendido ¿verdad?-le dijo incorporándose de la cama
-Te preparé el desayuno
-No tengo hambre
Era su rutina diaria, a la que Ryou ya se encontraba acostumbrado, ver a su yami enfadarse por cualquier percance. Mientras él regresaba a la cocina, Bakura tomó unas prendas de su armario y se cambió. Con pasos silenciosos se acercó a la cocina y lo veía, dio un suspiro y se dirigió a la puerta.
-¿A donde vas?
-No te interesa, sigue comiendo-le comentó y cerró la puerta
Él se quedo pensativo, pero a pesar del carácter de Bakura, él nunca se oponía a las cortas respuestas que le daba su yami. Sin embargo, esta vez quiso buscarlo.
Salió de la casa y se encaminó derecho. Sabia muy bien donde encontrarlo.
-Maldita sea-dijo pateando un bote de basura-¿Por qué siento esto?
En ese momento escuchó que alguien se acercaba
-¿Bakura?
-Marik… ¿que haces aquí?
-Es lo mismo que quería preguntarte-dijo acercándose a él
-¿Que quisiste decir con, porque siento esto?
-¡No lo sé Marik! ¡Ya lárgate!
-Ryou
Bakura lo ignoró y salió del callejón donde se encontraba
Mientras su hikari iba caminando por la misma calle, y chocó con él
-¡Apártate!
-Pero, Bakura…
-¡No! ¡No quiero tus palabras tontas y ridículas! ¿Por qué no simplemente el mundo puede darme paz por un momento?
-Hoy te noto algo diferente
Bakura frunció el ceño, -No seas tonto, estoy igual que siempre, déjame en paz-
Ryou volteo a ver a su yami, solo se le quedo viendo…no dijo nada.
-Esos ojos…no…deja de verme, te lo ordena ¡deja de verme!-
Bakura no pudo soportar la tortura que sus pensamientos le daban, como un cobarde se arranco a correr, pensando que esto alejaría a Ryou por siempre de el, pero Bakura sabia que eso era una mentira, al llegar a casa se encontraría de nuevo con el y el ciclo volvería a comenzar.
Bakura estaba debajo de un puente, un lugar tranquilo pero el paisaje se opacaba cuando pensaba en Ryou. Una sombra apareció detrás de el, pensando que era Ryou trato de levantarse y alejarse de el, pero la mano que le toco el hombro poseía una fuerza que el albino no tenia.
