Ya había oscurecido y Bakura seguía encerrado en un mismo pensamiento: Ryou y como siempre, parecía que los panoramas lo relajaban un poco, a pesar de esa ruda actitud

-No puedo olvidarte, debo olvidarte, ¡alejarme de ti!

Se escuchaban pasos en el pasto.

-Otra vez tu-dijo Bakura viendo a Marik-¿Podrías irte?

-Quiero ayudarte Bakura

-¿Ayudarme? ¡No necesito tu ayuda!

-Nunca vas a cambiar…

Un susurró escuchó-¿Bakura?

-¿Ryou?

-Te lo digo, ¡estas alucinando!

-No, yo no… no… no… ¡no!-balbuceaba y una lagrima resbaló en su mejilla

-¿Estas bien?

-No puedo dejar de pensar en él-sollozaba-y ahora por mi culpa, su vida peligra y yo aquí, como un cobarde.

Marik se acercó a él y lo abrazó –Todo va a estar bien-le dijo mientras Bakura lloraba en su regazo.

-Pero ¿como decirle? ¿Cómo? Espera, ¿que estoy haciendo? ¡No!-gritó y echó a correr.

Era una situación confusa y horrible, Bakura corría para una propia salvación, o una propia huida, ni el lo sabía. Su único pensamiento era escapar de aquel mundo. No volverlo a ver, pero al mismo tiempo si, entonces ¿Qué era?

Mientras corría podía sentir el aire frió entrar en sus pulmones. Sabía que sus problemas no desaparecerían aunque corriera lejos. No sabia como reaccionar, Ryou se estaba debatiendo entra la vida y la muerte, y ¿el que hacia? Correr. Correr como un cobarde, como un estupido.

-Basta…basta…eres un tormento…deja mi mente en paz- pensaba Bakura mientras apartaba a la gente de su camino.

Se detuvo por un momento para respirar aire, estaba agotado. Se recargo en una pared y cerro los ojos.

-Bakura, no te preocupes, me voy a morir, por fin serás feliz- le decía un débil Ryou, acostado en una cama de hospital. El aparato que lo mantenía con vida ya no marcaba nada, Bakura veía como su hikari se iba de el…-

-¡No! ¡Ryou! Lo siento- gritaba Bakura, pero todo era en vano. Su luz se había extinguido.

Lagrimas recorrieron las mejillas blancas de Bakura, rápidamente abrió los ojos. Se había quedado dormido, en plena calle. Pero eso no importaba, su sueño…era lo que le preocupaba. ¿Qué pasaría si Ryou se fuera para siempre? A un lugar al que jamás lo podría traer de vuelta. Si tan solo Ryou no se hubiera metido cuando trato de matarse…ahora ya no sentiría nada.

-¡Basta! No puedo mas con esto…- se levanto de la acera y se dirigió al hospital.

Abrió la puerta cuidadosamente, no quería despertar a Ryou. Parecía flotar en agua, sus pasos no se oían…todo estaba en silencio. Al acercarse a la camilla pudo ver a Ryou…a su Ryou dormido. Parecía un ángel, un ángel derrotado. Miro la maquina, el corazón de Ryou estaba haciendo un esfuerzo por seguir funcionando. Los latidos eran débiles pero constantes.

Bakura acaricio un mechón de pelo de el albino pequeño, era sedoso y largo. Durante un momento se iba a recostar sobre su pecho, pero la venda que traía en ese sitio le recordó el porque estaba en el hospital.

Se acerco a los labios de Ryou y lo beso. Fue un beso corto y sin sentido, pues Ryou jamás te enteraría de lo sucedido.

-Si tan solo tuviera el valor para…- susurro Bakura, antes de que unas lagrimas se le escaparan. Lentamente camino hacia la puerta, no soportaba estar enfrente de Ryou.

Ryou entre abrió un ojo, y débilmente le dijo a Bakura –¿Para que Bakura? Dime…dímelo-

Bakura se quedo congelado, la mano que estaba sobre la perilla lentamente descendió.

-Es ahora o nunca…- pensó Bakura.