Prompt dado por NoemiNeko95 (wattpad)

Yuuri es un otaku y Viktor un delicuente.

Advertencias: Bullying (abuso físico) y sangre.


Yuuri Katsuki no era un chico afortunado y eso lo sabía desde siempre.

Desde que nació fue un niño enfermizo. Gran parte de su vida se la pasó enfermo por una u otra razón, y por ello, rara vez asistía a la escuela y debía mantener sus estudios con tutores privados. Su familia eran las únicas personas con las que realmente interactuaba.

La única manera en la que Yuuri podía distraerse de su soledad era viendo animes en la televisión o leer mangas, así que prácticamente creció siendo un otaku sin que nadie le dijera que sufriría por ello cuando fuese mayor. Así que, cuando su salud mejoró considerablemente y pudo asistir a la preparatoria, rápidamente se convirtió en el raro de su grupo.

Aunque no todo era tan malo. Casi todos en su clase eran buenos chicos, y cuando se burlaban de él casi siempre se trataban de simples bromas que con el tiempo aprendió que se hacían entre todos para todos, no sólo hacía él, aún así, jamás logró entablan alguna amistad más allá del compañerismo.

Y cuando pasó a la universidad se sorprendió que las cosas fueran diferentes, pero en el sentido de que todo fue a peor. Le resultaba preocupante el hecho de que una banda de tres hombres, que no tenía ni idea de quienes se trataban, comenzaron a seguirlo después de clases hasta casi llegar a su casa y que nadie parecía tener intenciones de ayudarlo. Estos hombres habían reconocido en Yuuri a un eslabón débil y que sería una presa fácil para cualquiera que fueran sus intenciones.

Los primeros días no pasó mucho mas que lo persiguieran también por los pasillos de la escuela y hacerlo sentir intimidado, y por desgracia, éstos tenían un aspecto tan peligroso que ni los profesores se atrevían a detenerlos. Pasando una semana, comenzaron a hostigarlo con palabras, provocando que Yuuri caminara más aprisa con miedo y estos se divirtieran acechándolo. Y así continuaron las cosas durante un par de semanas más, hasta que un fatídico día la banda fue más lejos y le quitaron la mochila para tirar sus cosas al piso, y entre sus pertenencias se encontraban algunos mangas.

"Oh, ¡es un otaku!" Dijo uno de ellos, el que llevaba gafas oscuras, con un grito triunfante, como si hubiese encontrando una mina de oro.

"¡Sabía que había algo raro en él!" Dijo otro, uno castaño, golpeándose una de sus palmas con un puño y evidentemente preparándose para lanzar un golpe. "No nos agradan los asquerosos otakus como tú."

A este punto Yuuri ya estaba temblando de miedo, tratando de recoger sus cosas con prisa y metiéndolas de vuelta a la mochila. A causa de la persecución temprana se habían alejado considerablemente de la universidad como para intentar pedir ayuda, y a esas horas de la tarde no solía pasar gente por esa calle. Estaba totalmente solo y a su merced.

"Para que veas que no somos tan malos..." Comenzó a decir el tercero, el rubio (quien Yuuri imaginó que sería el líder), caminando lentamente hacia él y mostrando sus dientes en una mueca que fallaba en pretender ser una sonrisa amistosa. "Te daremos tres segundos para correr... Tres... Dos..." Yuuri ni siquiera tuvo tiempo de pensar en cerrar su mochila, y como pudo y tambaleándose, se levantó del pavimento e hizo lo que le dijeron. "...Uno."

Yuuri no necesitó mirar hacia atrás para saber que aquellos hombres le pisaban los talones de cerca. Y por más que intentaba acelerar el paso, lo único que conseguía era a que sus pulmones se vaciaran más rápido y le rogaran a que se detuviera por aire, mas eso no era una opción viable.

Y cuando menos se lo esperó, una mano jaló su mochila y lo hizo caer boca arriba en el suelo. Yuuri inmediatamente sintió el impacto de piernas ajenas contra su frágil cuerpo al tiempo que se contraía para protegerse a sí mismo con sus extremidades. Sin embargo, apenas pasaron unos segundos y unos pocos golpes cuando el grupo se detuvo de pronto.

"Es él..." Susurró el castaño con voz temblorosa.

"¿Qué hacemos?" Inquirió el de gafas oscuras.

"Seguimos con nuestros asuntos" Les reprendió el rubio. "Además, no estamos en su territorio"

"¡Hey!" Yuuri escuchó una cuarta voz varonil. Tenía que pertenecer a la persona por la cual los otros tres se habían detenido. "Tres contra uno no es una pelea muy justa que digamos."

Yuuri se atrevió a abrir los párpados y logró distinguir de manera borrosa a una figura alta e imponente que parecía sostener...¿un bate? Yuuri aprovechó que sus abusadores lo estaban ignorando para buscar sus anteojos y secarse algunas lágrimas. Entonces pudo reconocer a un hombre entallado en un traje completamente negro que hacía resaltar su cabello de plata, tez pálida y sus fieros ojos azules.

"Eso no te importa." Replicó el rubio intentando sonar duro, pero su voz oscilaba.

"Sí, tienes razón, no me importa." El peliplateado mostró una sonrisa maliciosa, y a Yuuri casi se le detiene el corazón. El hombre era inhumanamente apuesto, lo cual hacía un extraño (mas no menos atractivo) contraste con su voz juguetona. "Pero pienso que es de cobardes rodear a una sola persona que no tiene intenciones de luchar, ¿no creen? ¿Qué tal si mejor pelean conmigo? Si me ganan, lo pueden seguir molestando. Pero si yo gano, lo dejarán en paz para siempre." Alzó el bate y lo dirigió hacia ellos, sin haber dejado de sonreír.

El líder de la banda miró al hombre y después bajó su mirada hacia Yuuri, quien se sobresaltó y volvió a cerrar los ojos y a cubrirse.

"No lo vale. Vámonos de aquí."

Yuuri pronto escuchó varios pares de zapatos alejarse de él al tiempo que otro par se acercaba.

"¿Te encuentras bien?" Oh, era la voz del peliplateado, aunque esta vez sonaba bastante cerca y preocupaba por alguna razón.

Yuuri abrió sus ojos marrones, y por puro instinto se sentó y retrocedió antes de que el peliplateado pudiera poner una mano enguantada sobre él.

"Descuida. No te haré daño." Se arrodilló frente a él y le sonrió, pero esta vez de manera amigable, tanto que Yuuri levantó su mirada y se encontró con que sus ojos azules se habían suavizado, aunque Yuuri no podía parar de temblar por la adrenalina.

"Uh... Gracias por...eh... ayudarme." Dijo, no estando realmente seguro si esa fue su intención, pero de cualquier forma lo había salvado.

"¡Oh! No hay de qué. Simplemente no podía permitir que esos idiotas continuaran lastimando a un chico tan lindo como tú." Yuuri se paralizó ante sus palabras. ¿Acaso el hombre estaba coqueteando con él o simplemente era su manera normal de hablar? "Ah, ¡estás sangrando!" Exclamó con un poco de pánico. Y antes de que el moreno pudiera reaccionar, éste dejó caer el bate al suelo y tomó el pañuelo magenta del frente de su traje y lo puso contra la nariz de Yuuri a la vez que con su otra mano sostenía su cabeza.

Estuvieron en esa posición por casi un minuto en el que el moreno estuvo más ocupado sintiendo cómo la sangre brotaba por sus fosas nasales y su cuerpo comenzaba a doler por los golpes, además de que se dio cuenta de que el pañuelo debía ser de seda, mas el otro no parecía preocuparle que se arruinara. El hombre no lo soltó hasta que se cercioró que se había detenido la hemorragia.

"Por cierto, se te cayó esto." Comentó el peliplateado al tiempo que de los bolsillos interiores de su traje sacaba un libro que Yuuri enseguida reconoció como uno de sus mangas. Debió habérsele caído durante la persecución.

"Oh...umm... gracias de nuevo... eh..." Yuuri estuvo a punto de llamarlo por su nombre mas se dio cuenta que no tenía idea de cuál era.

"Viktor Nikiforov." Proveió al verlo dudar, y estuvo por entregarle el manga en la mano con la que no sostenía el pañuelo hasta que leyó el número del volumen. "¡¿Eeeh?! ¡Tienes el tomo 5! ¡Ayer intenté comprarlo pero estaba agotado! ¡¿Me lo prestas?!" Rogó con sus ojos azules brillando y Yuuri miró hacia todos lados, pensando en que alguien debía estarle gastando una broma.

Simplemente no podía ser posible que Viktor Nikiforov, quien según rumores se trataba del líder de una peligrosa banda que aterrorizaba a los estudiantes de su universidad, concretamente mas bien a los comercios cercanos a ésta; leyera el mismo manga shoujo que él. Para colmo, ese manga era bastante malo. Si Yuuri continuaba comprándolo era solamente por tener algo que leer. Aunque eso era algo que obviamente no le iba a decir...

"Oh, ¡cla-claro!" Sonrió de manera forzada, pensando en que no quería nada tener que ver con un delincuente. "De hecho..., te lo regalo como agradecimiento." Al terminar de decir aquello, el hombre lo miró con sus pestañas plateadas bien abiertas, y por un momento Yuuri creyó haberlo ofendido y se preparó mentalmente para volver a hacer funcionar sus piernas, mas desistió al percatarse que la sonrisa de Viktor se había ensanchado tanto que parecía un corazón.

"¡Gracias!" Abrazó el libro contra su pecho. "¡Nadie me habían regalado un manga antes! ¿Cómo te llamas?"

"Um... Yuuri Katsuki." Contestó tras unos segundos de dudar, pues sabía que no tenía sentido tratar de esconderlo porque seguro que Viktor encontraría la manera de saber si mentía.

"Yuuri..." Repitió con un dedo sobre sus labios, como si lo saboreara. Entonces se puso en pie y le ofreció una mano. "Yuuri, ¿puedes caminar?"

Yuuri aceptó la mano para no ser grosero, pero cuando intentó levantarse, su estómago dolió y volvió a sentarse. El peliplateado ahora lo ayudó a levantarse, permitiéndole al moreno apoyar un brazo sobre sus hombros y éste lo tomó de la cadera, y comenzaron a caminar tras haberle pedido la dirección de su casa, sin haberlo soltado.

Durante el camino Yuuri se mantuvo callando, pensando en cómo de mala debía ser su fortuna para haber sido acechado por un grupo de delincuentes para luego haber sido rescatado por una especie de mafioso, todo esto mientras que Viktor conversaba animadamente sobre sus mangas y animes favoritos y el moreno asentía de vez en cuando para hacerle saber que lo escuchaba.

Al llegar a su casa, Viktor le pidió que le prestara su celular. Yuuri ni siquiera se preguntó para que lo quería cuando lo sacó inmediatamente de su pantalón. Y cuando lo tuvo de vuelta, vio que Viktor había ingresado un nuevo contacto, Vitya «3

"Estaremos en contacto, Yuuri." Dijo asiendo una de sus manos para besar sus nudillos. Yuuri se ruborizó y de inmediato la quitó. "Por desgracia, ahora mismo tengo otros asuntos que atender." Dijo señalando con su mirada azul el bate que llevaba, lo que hizo que Yuuri al fin se diera cuenta de que estaba cubierto de manchas rojas ya secas (que sea pintura, rogó).

"A-ah, espera. Tu pañuelo..." Dijo, intentando fingir que no había ocurrido nada de lo anterior.

"Quédatelo como recuerdo de nuestro primer encuentro, así lo haré yo con el manga." Dijo con una sonrisa que Yuuri juraría que parecía afectuosa antes de comenzar a caminar. No obstante, tras unos cuantos pasos, se detuvo y se giró para mirar al moreno de soslayo. "Ah, Yuuri, si alguien intenta molestarte de nuevo, sólo diles que eres mi novio." Guiñó el ojo que no tapaba su cabello y siguió caminando.

"Ah... ¿Eh?... ¡¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?!"

Yuuri Katsuki no era un chico afortunado y eso lo sabía desde siempre, pero eso era algo de lo que jamás se había quejado y no estaba seguro de si debía comenzar a hacerlo ahora.


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