Upss... debía haber subido esto ayer. Qué memoria la mía. (A partir de ahora, subiré un capi cada martes, siempre que pueda)

Seguid con las reviews, hacedme feliz. Bueno, a Aurora la perdono porque sé que está "ocupada". Ya sabes a qué me refiero. Jeje, qué mala soy¿eh?

10.

-Le dejaste ir.

Raven bajó la cabeza, en silencio. Odiaba sentirse culpable, pero no podía evitarlo. Lo cierto era que lo había hecho mal, fatal. No se podía dejar a Eric Lensherr solo con un niño, por el amor de Dios. De no haberse sentido tan vulnerable tras la conversación, habría encerrado a Mike en su habitación hasta que Eric se hubiera largado. Pero no. Se olvidó de eso.

-Le dejaste ir.- repitió Summer, fuera de sí, pero demasiado furiosa para gritar.

-No lo dejé ir. Si lo hubiera sabido, nunca habría dejado que Mike se fuera con él.

-¡Tiene siete años, Raven¡No se puede dejar solo con un desconocido a un niño de siete años!

No es un desconocido, se dijo Raven. No lo expresó en voz alta, sólo lo pensó. Para ella no eran un desconocido. Era un traidor, pero no un desconocido.

-¿Dónde demonios estabas?- volvió a preguntar Summer, con la misma intensidad que si aquello fuera un interrogatorio. Para ella, lo era.

-Subí a mi habitación, un momento, estaba segura de que se largaría, nunca se me habría pasado por la cabeza que Mike...

-¡Mike habla con todo el mundo, joder!- su hermana la interrumpió.- ¡Habló contigo cuando llegaste, sin haberte visto nunca, con el tío del hospital, con los dependientes de las tiendas, con el cartero, hay que tener siempre veinte mil ojos con él!

Le dirigió una mirada furiosa a Raven, buscando una manera más de reprocharle, y al final se giró bruscamente y desapareció por la puerta de la cocina. Su hermana la siguió, sin atreverse a decir nada, ni a tocarla. Nada que hiciera conseguiría que pareciera menos culpable. Se quedó en el dintel, observando cómo Summer se servía un vaso de agua, supuso que intentando tranquilizarse, y después, de espaldas a ella, apoyaba ambas manos en la encimera y permanecía allí, inmóvil. Se atrevió a dar dos pasos hacia el centro de la habitación, justo antes de oír un sollozo ahogado y ver los hombros de Summer estremecerse, rítimicamente. Se acercó a ella, a abrazarla para darle ánimos, para darle la esperanza de que todo saldría bien. Summer no la dejó, la apartó de un manotazo y se fue a llorar a la esquina junto a la puerta trasera.

-Lo siento.- murmuró Raven, aunque sabía que era inútil.

-¿Que lo sientes?- Summer se volvió. Las lágrimas habían formado una mancha oscura de rímel en torno a sus ojos.- ¿Y eso de qué me sirve?

Raven no dijo nada. Bajó la mirada. No soportaba ver a su hermana así, otra vez el rechazo, otra vez el odio, definitivamente no. Dios, debería haberlo sabido, debería haber intuido que Eric actuaría así, era su maravillosa manera de hacer las cosas. Todo vale en el amor y en la guerra. El fin justifica los medios, y todas esas chorradas. Debía haberse dado cuenta de que haría cualquier cosa para que ella regresara, incluso si tenía que chantajearla para ello, incluso si tenía que obligarla, hacerla volver a su lado por la fuerza. Ahora te intereso, Eric, pensó. Ahora sí que te intereso.

-¡Acabo de perder a mi hijo, se lo ha llevado un sádico loco simplemente porque no podías echarle un maldito vistazo mientras yo estaba fuera!- gritó Summer.

Sí, que gritara, que se desahogara y entonces lo vería todo con más claridad. Raven esperó a que terminaran los gritos. En realidad, tenía mucho que decir, tanto que no sabía por dónde empezar, pero prefería que Summer se agotara hasta el punto de que lo único de lo que le quedaran ganas fuera de escuchar.

-¿Sabes qué? Esto se ha acabado. Voy a llamar ahora mismo a la policía. Dejemos que los profesionales se encarguen de esto.- ésta se secó los ojos distraídamente y enfiló hacia la sala de estar, en busca del teléfono. Su hermana la detuvo, interponiéndose entre ella y la puerta.

-No puedes.- dijo.

-Estás completamente loca. Siempre lo has estado.- le incriminó Summer mientras se hacía a un lado.

-No lo estoy. Llamar a la policía no servirá de nada.- La mirada de su hermana se clavó en ella, en una mezcla de incredulidad y rabia.- Le conozco.

-¿A quién?

-Al hombre que se ha llevado a Mike.

Summer pareció perder el equilibrio tras esa confesión. Se arrastró hasta la mesa y se dejó caer, apoyada contra ella. Estaba pálida. Sólo Dios sabía lo que estaba pensando.

-Lo conozco desde hace mucho tiempo. Pensé que ya habías caído...- prosiguió.- Cuando ha dicho lo de "su alumna más aventajada".

-No.- la voz de Summer no tenía ninguna inflexión, era neutra, como si no tuviera fuerzas para expresar ninguna emoción.- Estaba demasiado nerviosa para escuchar lo que decía.

-Ha venido a verme... esta tarde... le he echado con cajas destempladas. Creo que por eso se ha llevado a Mike...

-¿Quién es¿Un ex novio?

Ojalá fuera tan sencillo como eso, pensó Raven.

-No sabría decirte. Es cierto que hemos vivido juntos durante mucho tiempo... desde que me fui de casa, pero no ha habido nada en realidad. Podría decir en realidad que era como un buen amigo, un protector. Y un mentor, me enseñó a hacer muchas cosas- tragó saliva.-Con mi mutación.

-¿Por qué no me hablaste nunca de él?

-Porque creí que pensarías que me había ido con un hombre mayor por dinero, qué sé yo...

Lo cierto era que la historia había empezado así. Hacía dos semanas que había perdido su enésimo empleo, el dinero se había acabado y en ningún sitio querían darle trabajo, no tenía dónde quedarse, y de repente una noche entró en un restaurante pijo a preguntar si necesitaban camareras o ayudantes de cocina, y vio la enorme cantidad de hombres maduros, solos, sentados en el bar tomando una copa y esperando una mesa libre para cenar. Pidió permiso para entrar al servicio, tuvo la suerte de que no se lo negaran (no estaba muy bien vestida, pero llevaba una camisa blanca medio formal y no dejaba de ser una chica guapa). Allí intentó hacer algo con su cuerpo. No lo dominaba del todo, pero si se concentraba mucho lograría afinar la cintura, hacer que los pechos crecieran un poquito, dejar de parecer una niña. Todos esos tipos estaban desesperados por una compañera de cena, y quién sabía si de algo más. En un principio la idea le había repugnado, pero después pensó que no sería tan malo: cena cara, un apartamento o un hotel de lujo, un baño de espuma, quizá algo de dinero, todo por aguantar que intentaran "seducirla". Sólo esa vez, no pensaba dedicarse a ello. Pero para salir del paso, podía hacerlo. Quizá imaginar la cara de Richard Gere la ayudaría. Salió del baño y tomó asiento en uno de los taburetes de la barra, junto a uno de aquellos hombres, un tipo alto y delgado vestido con ropa cara inglesa, ojos azules y pelo canoso. Intentó sonreírle provocativamente y en ese instante todos los cambios que había hecho en su figura, con los nervios, se desvanecieron. Él sonrió, comprensivo, y le dijo: mutante, y mimética. Ella asintió y allí empezó todo.

-Además, a él no le gustaba mucho que tuviera relación contigo... quería apartarme de ese mundo sórdido en el que estaba metida, de trabajos de mierda, estaciones de servicio, desgraciados a mi alrededor, incluso de ti, porque eras mi eslabón con mi pasado. Pensaba que merecía algo mejor, que tenía potencial, que podía ser mucho más. Él fue quien me enseñó a controlar mi mutación. Podía hacer cosas fascinantes, pasarme por quien quisiera, modular mi voz y mi aspecto para ser igual que quien hiciera falta.

Summer la miraba, atónita. Parecía que nada de aquello le cabía en la cabeza.

-Estuve con él todo este tiempo- continuó Raven- hasta que me dejó tirada. Porque ya no era mutante. No le servía.

-Hijo de puta.- murmuró Summer. Era su expresión favorita para dirigirse a Eric.- Lo sabía. Por eso voy a llamar a la policía igual.

-No lo hagas. Te he dicho que no servirá de nada.

-¿Y por qué no?- empezaba a ponerse furiosa de nuevo.

-Supongo que te acordarás de la destrucción del Golden Gate hace unas semanas.- Summer asintió, extrañada.- Bueno... pues era él.

Esta vez sí que fue demasiado para Summer. Le fallaron las rodillas y cayó sentada en una de las sillas, boquiabierta. Parecía a punto de desmayarse. Completamente derrotada. Comprensible. Su hijo estaba en manos de un delincuente peligroso.

-Tranquilízate.- Raven le frotó los hombros, en un intento de hacerla reaccionar.- No es tan malo, nada más que un traidor.

-No te entiendo. Te dejó tirada en cuanto decidiste tomar la Cura, ha secuestrado a mi hijo, participado en uno de los mayores atentados de la historia, y aún lo defiendes.

-Él ha sido lo único que tuve durante años. Me acogió, me enseñó, me ofreció su apoyo... Yo le importaba.

-¡Pues supéralo¡Ahora tienes una familia¡Me tienes a mí¡Siempre me tuviste a mí¡No tenías por qué haberte ido con él!

El humor de Summer oscilaba entre arrebatos de rabia y de agotamiento. Raven pensó que no merecía la pena seguir hablando, que era mejor actuar. Por muchas explicaciones que le diera, nunca llegaría a entenderlo. Le dio una palmada tranquilizadora en el hombro y echó a andar hacia la puerta trasera.

-¿Adónde vas?

-Adonde tendría que haber ido desde el principio. Voy a volver con él. Estoy segura de que así nos devolverá a Mike.

Summer se puso en pie de repente. Ahora parecía sentirse un poco culpable, abocando a su hermana a regresar con una persona a la que prefería no volver a ver en su vida.

-¿Estás segura de que nos lo devolverá?- preguntó, con un rastro de duda en la voz.

-Estoy segura de que se lo ha llevado para hacernos presión.- afirmó Raven.

-Entonces... debería haberlo mencionado en la llamada telefónica.

Raven se detuvo. Era cierto. Eric nunca se había destacado por ser disimulado. Si quería algo, si tenía una intención, lo soltaba así, a menos que fuera por razones eminentemente estratégicas. Aquí no había nada de estrategia. Ya le había dicho mil veces que la necesitaba a su lado. Si hubiera querido que se fuera con él a cambio de Mike, se habría limitado a repetirlo la vez mil y una.

-Además- dijo Summer- ya no eres mutante, no le sirves.

-Me temo que no has leído el periódico últimamente¿verdad?

-Pues no... he estado muy ocupada.

Raven se concentró. Aunque la mutación empezaba a regresar lentamente, débil, creía que podría hacerlo. Cerró los ojos. Un segundo más tarde, oyó el grito ahogado de su hermana. Como la primera vez que la había visto. Summer frente a Summer. Dos personas idénticas.

-Dios mío.- murmuró.

-Ya lo ves. Sigo siendo mutante. La Cura fue un fracaso.

-Dios...- repitió Summer. La miraba con recelo. Aún le impresionaba muchísimo.- Dios...

-Ya lo ves. Vuelvo a ser mutante. Por eso me quiere.

Increíble. Incluso la voz sonaba igual.

-Vale, bien¿pero puedes volver a...?

A su imagen normal, de acuerdo. Raven asintió con la cabeza. Tardó sus buenos treinta segundos en recobrar su propio aspecto, y cuando lo hizo descubrió que su hermana había estado con los ojos cerrados todo el tiempo. No llegaría a acostumbrarse. Extraño que llevara tan bien la mutación de su hijo, y la de su hermana, aunque fuera mucho más espectacular, la impresionara tanto. Debía de haberse quedado traumatizada por ella en la adolescencia, o algo así.

De repente la asaltó una sospecha. Una sospecha que se le reflejó en el rostro y aterrorizó a su hermana por enésima vez en la noche.

-¿Qué pasa?- preguntó.

-Puede que no sea por eso por lo que se ha llevado a Mike.

No necesitó decir una palabra más. El gesto de Summer era de profunda desesperación, de dolor. Apoyó los codos en la mesa y enterró la cara entre las manos. Su mayor miedo acababa de hacerse realidad.

-No.- dijo, la voz le raspaba en la garganta, como si ahogara un sollozo.- Se lo ha llevado porque es mutante.