Debido a un fanart que hice para un promtp de tumblr, donde Viktor y Yuuri cambian de cuerpo, muchas personas me pidieron escribir este fanfic xD
Pueden encontrar el fanart en mi tumblr o facebook.
Tumblr: rhapeseuhans
Fabebook: rhapeseuhansface
Prompt: Soulmates. Cuando el menor de las almas gemelas cumple 21 años, él y su soulmates cambiarán de cuerpo por un día.
Notas: En este AU Yuuri no es patinador artístico, pero Viktor todavía lo es.
Cuando Yuuri se fue a dormir la noche un día antes de su cumpleaños número 21, definitivamente esperaba despertar en un lugar desconocido, pues sabía de antemano que estaría dentro del cuerpo de otra persona, es decir, el de su alma gemela.
Pero el día de su cumpleaños, Yuuri despertó sobresaltado debido a una lengua paseando sobre rostro, y por un momento pensó que se trataba de su propio poodle. Y antes de que pudiera entristecerse con la idea de que él se trataba del mayor de los dos y que seguramente tendría que esperar unos años más para conocer a su alma gemela (o en el peor de los casos, que su alma gemela estuviera muerta); el japonés abrió pesadamente sus párpados y, sin anteojos, logró divisar la clara imagen de, sí, un poodle, pero que era demasiado grande como para ser su pequeño Vicchan.
El perro lo lamió de nuevo y Yuuri de pronto se sintió más despierto, entendiendo enseguida que no se encontraba en su propia casa y que aquel simpático poodle no era el suyo. La habitación en la cual se encontraba estaba bastante a oscuras, muy a pesar de que la pantalla del celular (bloqueado) que encontró en la mesita de noche le decía que era casi medio día.
Nervioso, acarició al poodle mientras buscaba por la habitación alguna pista sobre la apariencia de su alma gemela. Pero al no encontrar fotografías o algún objeto para reflejarse, decisión levantarse para ir al baño. Seguro que allí habría un espejo.
No obstante, cuando Yuuri puso un pie fuera de la cama, se dio cuenta que estaba completamente desnudo.
Oh...
Su alma gemela era un hombre... Un hombre quien tenía un cuerpo bastante bien trabajado. Pectorales prominentes, abdomen marcado y muslos torneados.
Yuuri pudo sentir sus mejillas arder al máximo y rápidamente se llevó las manos a la cara para no ver más de lo necesario. Quizás este hombre era su alma gemela, pero eso no significaba que el japonés tenía derecho a ver su cuerpo sin ropa.
El poodle gimió al notarlo tan tenso y le lamió las manos, y Yuuri sonrió agradecido. Bien, al menos su alma gemela tenía buen gusto en perros.
Se levantó de la cama y buscó algo de ropa con prisa, pues hacía bastante frío, y podía ver por la ventaba que estaba nevando (aunque parecía ser que la casa tenía la calefacción encendida). Y tras encontrar un pantalón y una camisa en un cajón, fue al baño a buscar el espejo.
Yuuri por un momento se preocupó de que su alma gemela, al ser obviamente el mayor de los dos, se hubiese cansado de esperarlo o pensando que no existía y se hubiese buscando otra pareja. Yuuri sabía que algunas almas gemelas no tenían problemas con acostarse con otras personas mientras esperaban a su destinado, así que el japonés siempre mantuvo eso en mente y tratar de no molestarse si resultaba que su destinado había tenido amoríos previos (pues también cabía la posibilidad de que su relación no funcionara y terminaran siendo más bien ser mejores amigos).
Por otra parte, a Yuuri le habían enseñado ser respetuoso con su 'lazo del destino', por lo tanto, sería de mala educación mantener algún tipo de relación amorosa con otra persona que no fuese su pareja destinada. Además, Yuuri jamás se había sentido atraído por otras personas en primer lugar (quizás un inocente crush con alguna celebridad, ¡pero todo mundo los tenía!); pues, por alguna razón que no lo lograba comprender, siempre sintió que su lazo sería especial y que no necesitaba a terceros en su vida. Así que nunca tuvo problemas en seguir esa norma.
Ah. Yuuri también esperaba a que su alma gemela no estuviese asustado por despertar en una cama ajena. Por suerte, su familia esperaba la llegada del nuevo invitado, y el moreno había previsto todo y buscado miles de maneras de llamar a casa por si despertaba en algún país desconocido. Y su pareja en definitiva no parecía ser japonés.
Al abrir la puerta del baño y prender la luz, Yuuri se sobresaltó al reconocer al hombre frente a él, y, debido a su paranoia, lo primero en que pensó es que su alma gemela... ¡se había acostado con Viktor Nikiforov!
No obstante, al darse cuenta que Viktor Nikiforov lo miraba de vuelta con horror y sin moverse, hizo que Yuuri se decidiera por alzar una mano y tratar de tocar a su ídolo como una confirmación de algo que había comenzado a sospechar..., y tras sentir el frío de un cristal, se dio cuenta que se trataba del espejo que estaba buscando.
Oh...OH...
Viktor Nikiforov era... su... alma gemela...
Es decir, Viktor Nikiforov, su ídolo y la celebridad con quien tenía un inocente crush desde los 12 años de edad..., estaba en Japón, en su casa, en su habitación...la cual sus paredes estaban llenas de sus posters de él que Yuuri había olvidado descolgar la noche anterior para no asustar a su alma gemela...
Yuuri gritó.
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Cuando Viktor despertó en su propia cama a los 21 años, se entristeció de saber que él era mayor que su alma gemela, pues eso significaba que tenía que esperar una cantidad indefinida de años más para conocerla (si es que no estaba muerta).
Cada año que pasaba sin su alma gemela, Viktor se sentía cada vez más solo. Y a pesar de que la prensa y sus fans solían verlo como un playboy, la verdad era que el peliplateado era un romántico empedernido (y virgen aún) que esperaba tener su primer beso y su primera vez con su pareja destinada y casarse con él o ella.
Pues, de alguna manera, Viktor sabía que su alma gemela sería la persona que amaría el resto de su vida y por eso no necesitaba el drama extra de tener amantes fugases. Y esperaba a que su destinado pensase igual que él. Aunque si resultaba que su alma gemela no era virgen... bueno, Viktor lo entendería sin rencores. Pero pediría a cambio miles de besos como perdón.
Así que Viktor realmente no esperaba despertar un día con la vista borrosa y con la lengua de un cachorro sobre su rostro, y aunque no podría ver con claridad; el peso, el pelaje y la estatura del perro le decían que debía ser un poodle cachorro (¿o quizás un poodle miniatura?), cosa que pudo confirmar tras un par de minutos que se le ocurrió buscar un par de lentes sobre el colchón, encontrándolos al lado de la almohada.
Wow... ¡Por fin había sucedido! ¡Por fin conocería a su alma gemela!
Debido a la falta de busto y el evidente bulto entre sus piernas Viktor supo que su destinado era un hombre. Y su corazón latía de alegría mientras acariciaba al pequeño poodle, pensando que su alma gemela tenía buen gusto en perros y que aquél pequeñín se llevaría genial con Makkachin.
La siguiente sorpresa que Viktor se llevó al voltear por la habitación en busca de un espejo, es que se vio a sí mismo pegado en las paredes.
Oh. Su alma gemela era un fan de él...
Si el peliplateado hubiese entrado en la habitación de cualquier otro fan, lo habría encontrado espeluznante. No obstante, si su alma gemela tenía un tan evidente crush hacía él, debía ser a causa de su lazo del destino. Viktor se ruborizó y se sintió halagado ante la idea.
Cuando el ruso se decidió por salir de la habitación para buscar un espejo, se dio cuenta que debía encontrarse en otro país debido a la decoración estilo asiática. Pero antes de que se pusiera a conjeturar en dónde exactamente se encontraba, apareció frente a él una mujer regordeta que también usaba lentes, la cual vestía una especie de... ¿kimono rosa?; la cual le sonrió y le dijo algo en un idioma que reconoció más no entendió.
Oh. Debía encontrarse en Japón.
¡Oh! ¡El Grand Prix Final de ese año sería en Japón!... ¡Y dentro de dos semanas!
"¿Inglés?" Inquirió Viktor, sintiendo inmediatamente una profunda adoración hacia la suave pero varonil voz de su alma gemela.
"¡Oh! ¿Eres el alma gemela de Yuuri?" Inquirió la mujer con una sonrisa. Su inglés estaba algo mal pronunciado, pero era entendible. "Mi nombre es Katsuki Hiroko, soy la madre de Yuuri."
"Yuuri..." Viktor saboreó el nombre de su destinado mientras sentía su corazón derretirse. ¡Incluso su nombre sonaba bonito!
"¿Y cuál es tu nombre?"
"Viktor Nikiforov." Contestó, y rió al ver que la mujer parecía reconocer su nombre.
"¡Oh! ¿Cómo el patinador que tanto admira?... ¿Tú eres ese Viktor?" El ruso asintió vehementemente con la cabeza y Hiroko rió. "¡Oh! ¡Yuuri estará tan feliz de saberlo! ¿Ya lo viste?" Viktor sacudió la cabeza para negarlo. "Ven. Hay un espejo en el baño."
Cuando Viktor se miró al espejo, no esperaba quedar inmediatamente prendado con el aspecto de su destinado. Su alma gemela tenía ojos color chocolate, mejilla algo redondas, y un cuerpo más bien rechoncho, aunque no tanto como para considerarlo gordo. No obstante, su trasero y sus piernas se sentían bastante firmes, por lo que seguro Yuuri debía practicar algún deporte... Seguramente patinaje sobre hielo.
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Yuuri seguía sufriendo una especie de ataque de pánico en el baño cuando escuchó el celular de Viktor sonar desde la habitación. Al principio no estaba seguro de querer contestar por si se trataba de alguna llamada en ruso que no sabría cómo contestar. Pero tras reconocer su propio número de teléfono en la pantalla, supo que su alma gemela lo estaba llamando (Yuuri había dejado desbloqueado su celular para ese propósito). Y, con algo de miedo, contestó.
"¡Yuuuuri! ¡Estoy tan feliz de que existas!" Escuchó decir a Viktor en inglés con su propia voz, pero aun así aquello fue suficiente para que el corazón del japonés saltara. "¿Yuuri? ¿Estás allí?" Inquirió preocupado al no recibir una respuesta luego de varios segundos.
"...Umm...Sí. Aquí estoy, Viktor." Yuuri se ruborizó al escuchar la voz del peliplateado. Oh, dios... ¡Sonaba muchísimo mejor que en las entrevistas que veía en Internet!
"Oh, Yuuri. ¡Eres muy lindo! ¡Y tu familia es muy amable! Tu madre dijo que eres instructor de patinaje, ¡y tu poodle es adorable! ¡Ya tenemos dos cosas importantes en común! Y también dijo que me prepararía tu platillo favorito, katsudon, para la hora de la comida y me aseguró que me gustará tanto como a ti." Dijo con voz cantarina, y Yuuri pensó que debía seguir soñando. Todo era tan perfecto... "Por cierto, toqué tu trasero, ¡es muy suave! Y tuve que tocar tu pene cuando fui al baño. Espero que no te moleste. ¡Ah! Pero está bien si quieres tocar mi cuerpo también, eh."... De acuerdo. Yuuri no esperaba a que Viktor fuese tan directo. "Y...Lamento que no haya nadie en mi departamento para recibirte. He esperado muchos años por ti y... bueno. No te esperaba hoy."
El japonés se sobresaltó al escucharlo tan serio de pronto, pero se enterneció al darse cuenta de que Viktor estaba preocupado por él.
"No hay problema. Makkachin está conmigo." Replicó con una sonrisa, y el poodle ladró como confirmación.
"Ah. Es cierto." Viktor rió. "Yuuri, tendré que colgarte un momento para hablar con mi coach y darle la noticia sobre el cambio de cuerpos, y que me disculpe por faltar al entrenamiento. Además, estoy seguro que Yakov enviará a alguien para que cuide de ti en mi lugar."
"¡Oh, es verdad! ¡El Grand Prix Final es dentro de dos semanas y necesitas entrenar! L-lo siento tanto, Viktor. No era mi intención interferir con tu entrenamiento."
"No te preocupes por eso, Yuuri. Un día menos de entrenamiento no me afectará. Además, pienso venir a Japón la próxima semana para pasar tiempo juntos antes del Grand Prix. Será en Fukuoka, ¿recuerdas? Y tu madre me dijo que Fukuoka está a pocas horas de dónde vives, y que ya habías comprado un boleto para asistir. Incluso tu amiga Yuuko me dijo que estaría feliz de prestarme el Ice Castle para entrenar durante esos días. Por cierto, ¿tu amiga está bien? Cuando le dije quién era comenzó a gritar y a sangrarle la nariz."
"Oh. Ya conociste Yuuko... Sí, ella es así. No te preocupes. Yuuko y yo somos fans tuyos desde que éramos niños." Yuuri admitió con algo de vergüenza. Pues se imaginó que su familia y Yuuko ya se habría encargado de decirle a Viktor sobre su fanatismo hacia él.
"¡Entiendo! Por cierto, Yuuri, amo cómo decoraste tu habitación." Dijo y rió.
"¿Eh?" Oh. Los posters... "¡Aaaah! ¡Debes pensar que soy un raro!" Yuuri se llevó una mano a la cara para tapar su vergüenza, mientras que con la otra seguía sosteniendo el celular de Viktor.
"Por supuesto que no, Yuuri. En realidad lo encuentro adorable. Es obvio que nuestro lazo te hizo saber de alguna manera que yo era tu destinado y por eso eres mi más ferviente fan." Dijo con voz tan melosa que el japonés podía sentir la miel resbalar por sus oídos, al mismo tiempo que bastante alivio. "En realidad, encontraría descorazonador que tuvieras posters de otras personas pero no de mí."
"Ya veo. Es bueno saberlo... Entonces... ¿Realmente estás seguro de querer pasar una semana conmigo en Japón? No quiero ser una distracción..."
"¡Por supuesto, Yuuri! He esperado toda mi vida para conocerte. Y a juzgar por lo que he visto hasta ahora, pienso que ya estoy enamorado de ti." Ah. Yuuri podía perfectamente imaginar la sonrisa la cara de Viktor, y por un momento deseó que aquella llamada fuese una videollamada. Hasta que recordó que se vería a sí mismo sonreír y eso sería raro. "A menos, claro, que ya tengas a alguien más..."
"¡No, no, no! ¡Tú eres el único al que quiero!" Exclamó Yuuri antes de si quiera ponerse a pensar en lo que iba a decir. Y cuando se dio cuenta de lo que dijo, terminó con el rostro completamente ruborizado y pensando que Viktor se asustaría. No obstante, parece que aquello fue lo correcto en expresar, puesto que pudo escuchar al ruso reír con deleite.
"También eres al único al que quiero, Yuuri. Puedo sentir que nuestro lazo es fuerte. Y cuando nos veamos cara a cara, te pediré apropiadamente que me dejes cortejarte."
Yuuri sintió que se le saldría el corazón del pecho tras escuchar tales palabras. Seguía sin poder creer que Viktor Nikiforov fuese su alma gemela. Pero, como había dicho el ruso, el hecho de haber sido su fan desde tan temprana edad debía ser una prueba de ello.
Además, Yuuri conocía más casos bastante extraordinarios sobre almas gemelas que se atraían mutuamente sin saber que lo eran. Por ejemplo, Yuuko y Takeshi, que desde niños se gustaban y se terminaron casando a los 18 años debido al embarazo no planeado de Yuuko. Y cuando Takeshi cumplió 21, no se sorprendió cuando despertó en el cuerpo de su esposa.
Yuuri no estaba seguro de cómo su relación con Viktor podría funcionar, siendo que ambos vivían en diferentes países. Pero decidió que eso sería algo que tendrían que hablar juntos si es que creían que su relación valdría la pena.
Luego de unos minutos más de conversación, Viktor colgó y prometió llamarle más tarde, y eso hizo. Hablaron durante casi todo el día, sólo colgando cuando debía comer o ir al baño, o cuando Yakov Feltsman y Yuri Plisetsky se presentaron al departamento de Viktor para hacerle compañía a Yuuri.
Los rusos le advirtieron con seriedad al japonés que no se sorprendiera si Viktor intentaba pedirle matrimonio enseguida. Yuuri sólo rió, pues no era raro que algunas almas gemelas se casaran tras pocos días de conocerse (sus padres así lo hicieron), y se olvidó de la advertencia pocos días después.
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Como lo había prometido, Viktor llegó a Hasetsu una semana antes del GPF. Y lo primero que hizo al ver a Yuuri en el aeropuerto, fue abrazarlo y besarlo en la mejilla. Entonces esperaron por su equipaje y por Makkachin. Yakov y sus compañeros de pista, quienes también participarían en el evento (tanto en la rama femenina como en juniors), irían directo a Fukuoka dentro de unos días más, mientras que Viktor, Yuuri y los Katsuki se reuniría con ellos después (Viktor insistió en conseguirles boletos a sus suegros y a su cuñada).
La prensa no tardó enterarse que Viktor Nikiforov se encontraba en Japón para reunirse con su destinado, pues el mismo peliplateado había posteado en sus redes sociales, tan sólo un día después del cambio de cuerpo, que ya conocía a su futuro esposo, sin olvidarse de subir una selfie de él mismo dentro del cuerpo de Yuuri y etiquetarlo. Yuuri, aunque con algo de más de pudor, hizo lo mismo por insistencia de Viktor.
Los días que pasaron juntos, Viktor no se separó de Yuuri más que en contadas ocasiones. Conversaron, tuvieron citas y pasearon a sus poodles juntos. Hiroko y Toshiya adoraron de inmediato a su yerno, y Mari aceptó al ruso sin problemas. Las personas en Hasetsu eran bastante amables, así que rara vez Viktor era detenido por fans para pedir autógrafos.
Yuuri se sorprendió a sí mismo no sintiéndose tan cohíbo ante la presencia de Viktor cuando tuvieron que desnudarse para entrar al onsen de su familia juntos. Tal vez era debido a que ya había visto a Viktor desnudo antes, o porque ya estaba acostumbrado a compartir las aguas termales con desconocidos. Pero en lo que sí tuvo algo de reparos fue al momento de compartir su habitación. Debido a la falta de espacio y porque simplemente no podía dejar que su alma gemela durmiera en un hotel, Viktor dormía con él en su habitación. Pero Yuuri usaba el futón para dormir en el piso.
"Soy Japonés. Ya he dormido en futones muchas veces antes. Estoy acostumbrado." Le aseguró Yuuri con una sonrisa mientras se acomodaba en el futon. Viktor lo mirada haciendo pucheros desde la cama.
"Pero, Yuuuuuuri. Somos novios y almas gemelas. Deberíamos dormir juntos." Se quejó en el ceño fruncido, aunque lo decía más para verlo ruborizado. No era su intención presionar al menor y Yuuri lo sabía.
"No hasta que nos casemos." Respondió en broma y con una risita, y Viktor le sonrió de vuelta.
Cuando iban al Ice Castle, Yuuko cerraba la pista para que solamente Viktor y los alumnos de Yuuri pudieran entrenar. El moreno instruía a niños pequeños que no conocían a la estrella del patinaje Viktor Nikiforov, así que el peliplateado podía entrenar en una parte de la pista sin temor a ser acechado por fans. Cuando terminaban las clases, Viktor le pedía a Yuuri que patinara a su lado, tomados de la mano. Al ruso incluso le gustaba fingir que no sabía patinar y echarse sobre japonés con la excusa de que se estaba resbalando en el hielo.
"Yuuri, ven a Rusia conmigo." Dijo el peliplateado un día antes de que tuviera que ir Fukuoka. Y Yuuri se detuvo de patinar para verlo con sorpresa. "Ahora que estamos juntos, no quiero estar separado de ti." Tomó una de las manos del moreno y besó sus nudillos, haciéndolo ruborizar. "Yakov dice que puedes trabajar en la pista donde entreno. Y puedes traer a Vicchan."
"Yo... tampoco quiero estar separado de ti, Viktor." Confesó con una sonrisa tímida. Yuuri ya había conversado con su familia sobre la posibilidad de una mudanza para estar con su alma gemela, y sus padres apoyaron totalmente esa decisión. "Pero tomará algo de tiempo antes de que los trámites para la mudanza estén listos, aunque creo que las almas gemelas tienen prioridad. O eso leí en algún lugar..."
"¡Yuuri!" Viktor lo tomó de las caderas y junto sus frentes para continuar después hablando en susurros. "Casémonos después del Grand Prix. Ganaré mi cuarta medalla de oro para ti como muestra de mi amor."
"Viktor..." Yuuri mentiría si dijera que no tenía dudas al respecto de su relación con su alma gemela, pero al mismo tiempo podía ver la manera en que Viktor lo miraba con tanta devoción; la misma devoción que Yuuri sentía por él. "...Sí. Me casaré contigo incluso si quedas en sexto lugar." Contestó de manera juguetona. Y Viktor fingió ofenderse.
"¡Yuuri! ¡Qué poca fe me tienes! Haz destrozado mi autoestima. Más vale que hagas algo al respecto para arreglarlo." Dijo siguiendo el juego mientras hacía pucheros y se llevaba una mano al pecho de manera dramática. Entonces Yuuri lo tomó de las mejillas y juntó sus labios.
"¿Eso fue suficiente?" Inquirió el japonés, con su rostro totalmente rojo, sorprendido de sí mismo por su acto tan atrevido. Viktor lo miró con sus ojos azules brillando, sus mejillas también ruborizadas y sintiéndose cada vez más enamorado de su alma gemela.
"...No sé. Creo que necesito más besos por si acaso." Replicó, y posó sus labios sobre los de Yuuri para compartir más besos mientras se abrazaban.
Luego de que Viktor ganara el Grand Prix Final por cuarta ocasión, se casó con Yuuri pocos meses después.
