Prompt: Cuando dos almas gemelas tienen una relación estable, son visitados por la versión joven de uno de ellos.

Este es un prompt que se utiliza mucho en el fandom gringo de YOI, y casi siempre es Viktor de 16 años el que aparece. Así que quise hacer algo diferente y que fuera Yuuri de 12 años el lo que los visita :D

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Yuuri Katsuki-Nikiforov se miraba a sí mismo, pero no delante de un espejo como uno normalmente haría, sino que miraba a una versión mucha más joven de sí mismo, la cual probablemente tendría 10 años de edad; y que había aparecido a mitad de la sala de su departamento por arte de magia.

Debido al rostro de terror con el que el pequeño Yuuri lo miraba, el Yuuri adulto supo que el niño seguramente se hubiese echado a llorar sino fuera porque Makkachin, al verlo, corrió y se le echó encima para lamerle la cara.

Ahora el pequeño Yuuri sonreía y acariciaba al poodle con confianza, pero la mirada tímida hacia su contraparte adulta continuaba sostenida. No obstante, tras percatarse de la otra persona en la habitación, sus ojos marrones se dirigieron esporádicamente al hombre de cabello plateado, quien también lo miraba de vuelta con curiosidad.

El Yuuri adulto dio un suspiro largo y se llevó una mano a la sien, pensando en que, si no fuera porque de pronto recordó una vieja leyenda Japonesa, seguramente pensaría que Viktor habría encontrado a un niño japonés igualito a él e intentaba jugarle una broma.

"Yuuri." Dijo Viktor sin quitar la vista de la versión joven de su esposo, y ambos Yuuri se volvieron a verlo. "Espero no equivocarme, pero he visto los suficientes animes como para saber que esto es 'algo japonés'."

"… Sí, yo también creo que esto es algo que sólo sucede en Japón." Contestó el moreno mayor mientras se acomodaba los anteojos. "He escuchado de esto antes. Sucede que, cuando las 'almas gemelas' tienen una relación estable, tienen la visita de la versión joven de uno de ellos. Y no me preguntes por qué sucede, realmente no lo sé. Incluso cuando mis padres me contaron que se les apareció la versión niña de mi madre, pensé que lo decían en broma." Dijo encogiéndose de hombros "Y aunque estemos en Rusia, supongo que también nos afecta porque soy Japonés."

"¿Almas… gemelas?" Repitió Viktor, parpadeando con lentitud, al mismo tiempo que se le formaba una gran sonrisa en forma de corazón. "¡Yuuri! ¡¿Quieres decir que tú y yo somos almas gemelas!?" Exclamó llevándose una mano al pecho y ojos llorosos. "¡Oh, por dios! ¡Estoy casado con mi alma gemela!" Entonces corrió hacia su esposo para abrazarlo y besarlo en los labios con efusividad.

El Yuuri menor se ruborizó y apartó la mirada, abrazándose a Makkachin para esconder su carita roja en el pelaje café.

"¡Vi-Viktor! ¡Ha-hay niños presentes!" Dijo señalándose 'a sí mismo'.

"¿Viktoru?" El niño por fin habló, alzando un poco la mirada, con lo que el Yuuri mayor se dio cuenta que estuvieron todo el rato hablando en ruso y que obviamente el niño no los habría entendido. "¿Él es el Viktoru quien yo creo que es?"

"¿Oh? ¿A esa edad ya me conocías, Yuuri?" Inquirió Viktor en japonés mientras se apartaba del Yuuri adulto para acercarse al pequeño y arrodillarse frente a él, sorprendiendo así al niño quien tardó un par de segundos en entender que su ídolo hablaba en su mismo idioma. "Qué raro. Creí que eras un poco más grande la primera vez que me viste patinar."

"Um… Tengo 12 años." Murmuró el pequeño, ruborizándose de nuevo.

"Oh… Yo también pensé que tenía menos edad." Dijo el Yuuri adulto con sorpresa. No se recordaba así mismo tan pequeño. Pero quizás debía ser por los 5 años qué pasó en América, donde los adolescentes parecían y se vestían como adultos, igual que los adolescentes rusos.

"¡Awww! ¡Pero si pareces un pequeñín de 8 años!" Dijo Viktor enternecido. "Los japoneses y su maravillosa eterna juventud. ¡Qué envida!"

"¿En…en verdad eres Viktoru Nikiforofu?" Inquirió con timidez, y el de cabello plateado asintió mientras picaba una de sus mejillas con curiosidad. "Oh… Es decir que soy el alma gemela de Viktoru Nikiforofu." Dijo, sorpresivamente con sus ojos marrones brillando y una sonrisa complacida.

Oh. Yuuri se dio cuenta que su 'yo' del pasado debía tener fresca la leyenda en su memoria. Y eso explicaba por qué se había tranquilizado enseguida luego de aparecer en casa de 'dos extraños' y un poodle… Y al parecer el pequeño Yuuri aún no conocía a Makkachin (lo cual fue gran alivio puesto que no preguntaría por Vicchan).

"Yo…yo… ¡Soy tu mayor fan!" Gritó el niño de pronto, haciendo sobresaltar a ambos adultos que no esperaban tal declaración y menos dicha con tanta devoción.

El peliplateado dejó de picar su mejilla, y a cambio miró al pequeño con sus ojos azules bien abiertos. Una mezcla de emociones se volcaba en el pecho de Viktor. No sólo acababa de enterarse de que Yuuri era su alma gemela, sino que ahora podía confirmar que su esposo había sido su más grande fan desde niño. Y eso lo hacía sentirse extremadamente feliz.

"Oh, por Dios… ¡Eres adorable!" Viktor tomó al Yuuri menor entre sus brazos y lo estrujó con afecto. El pequeño tardó un par de segundos en devolver el abrazo. "Yuuri, ¿podemos adoptarte?"

Ante aquello, el Yuuri mayor rió.

"No, lo siento." Sacudió la cabeza. "Además, estoy seguro que mi versión niño se irá en cualquier momento. Por lo que recuerdo, esta 'visita' no debería durar más que unas horas."

"Aww, qué pena." El peliplateado dio un suspiro de decepción, pero pronto volvió a sonreír. "¡Oh! ¿Puedo mostrarle tus medallas? ¿Crees que cambie el futuro si las ve?"

"Uh…" Se llevó un dedo al mentón y miró al techo, un hábito que se le había pegado de su esposo. "Creo que no pasará nada. Hasta donde yo sé, nosotros sí recordaremos la visita, pero él no... Así que no creo que cambie el futuro." Dijo Yuuri intentando sonar seguro, pero debía admitir que tenía un poco de miedo de ver cómo reaccionaría su 'yo' del pasado tras ver un poco de su futuro.

¿Tenía expectativas de sí mismo a esa edad? No lo recordaba.

"¿Mis…medallas?" Repitió el Yuuri pequeño con incredulidad. "Medallas en… ¿patinaje sobre hielo?"

"¡Sí! ¡Mi Yuuri tiene tres medallas de oro y una de plata en los Grand Prix Final!" Dijo Viktor con orgullo, y el Yuuri menor hizo un sonido de admiración. "Espera. Esto es confuso. Ustedes dos son mis Yuuris." Sin dejar de abrazar al niño, igual se llevó un dedo a la barbilla mientras pensaba. "¡Ya sé! A ti te diré Yuu-chan, ¿de acuerdo?"

"Sí, está bien." Yuu-chan sonrió y asintió. Pero dio un pequeño grito de impresión cuando Viktor se levantó del piso y lo cargó.

"Yuuri, solnyshko, ¿podrías llamar a Yurio y decirle que se cancela su entrenamiento de hoy mientras le muestro a Yuu-chan nuestras medallas?"

"Claro. Pero creo que Yurio no estará feliz con eso." Dijo, y rió mientras fue a buscar su celular en su habitación.

"¿Quién es Yurio?" Escuchó a Yuu-chan preguntar mientras se dirigían al cuarto de los trofeos con Makkachin tras ellos.

Luego de llamar a Yurio y darle una vaga explicación de por qué no habría entrenamiento ese día, y tras recibir improperios y gritos de parte del rubio, Yuuri colgó la llamada y fue a buscar a su esposo y al niño.

"Ah, ¡me veo tan genial! ¿Realmente usaré tu traje de Juniors?" Exclamó Yuu-chan, y Yuuri, alarmado, se apresuró a la habitación.

"¡Viktor! ¡No le muestres la rutina de Eros!" Advirtió en ruso mientras atravesaba la puerta a pasos apresurados, pero su esposo rió.

"Sólo le mostré una foto." Respondió aún en japonés, con dicha imagen en la pantalla de su celular para luego guardarlo de vuelta al bolsillo de su pantalón. Entonces tomó una de las medallas de oro de las vitrinas y la colgó en el cuello del menor, quien se ruborizó. "Y sí, Yuu-chan, te verás muy apuesto y genial cuando crezcas." Besó su mejilla y el niño rió.

Tras ver aquella escena, Yuuri no pudo evitar enternecerse. La mirada suave y la sonrisa brillante que Viktor le dedicaba a su contraparte menor era probablemente lo más adorable que el hombre japonés había visto hacer a su esposo desde hacía mucho tiempo. Era casi el mismo rostro que ponía al jugar con Makkachin. Pero Yuuri entendió que aquello tenía un significado distinto.

Viktor y Yuuri tenían tres años de casados, y ya habían conversado sobre tener hijos. Sin embargo, no habían llegado aún a ningún acuerdo debido a la distracción de los entrenamientos. No obstante, Viktor, a sus 31 años, ya estaba retirado del patinaje artístico; pero seguía siendo su coach y ahora el de Yurio (bajo supervisión de Yakov), y Yuuri, a punto de cumplir los 28 años, estaba en su última temporada, por lo que sabía que, al estar ambos retirados, volverían a tocar ese tema pronto.

"No puedo creerlo…" Murmuraba con asosmbro Yuu-chan mientras sostenía entre sus manitas "su" medalla de oro ganada en el Grand Prix Final del año anterior, con una sonrisa adornando su rostro. "¡Esto es tan genial! ¡No sólo voy a competir contra Viktoru, sino que también es mi alma gemela, mi coach e incluso seré mejor que él!"

Yuuri se llevó las manos a la cara, muerto de vergüenza, mientras que Viktor reía encantado. Yuu-chan aún era pequeño y no tenía un filtro social sobre lo que estaba bien decir o no en voz alta.

Yuuri no sentía ser mejor patinador que su esposo, pues sólo tenía tres medallas de oro (sin contar las Nacionales y Worlds, y aun así Viktor seguía teniendo más logros), pero tampoco se sentía inferior a él. Yuuri ya había aprendido a no compararse con nadie y a valorarse más a sí mismo. Y tal vez había veces en que su ansiedad lo hacía dudar, pero su esposo siempre estaba feliz de recordarle que él seguía siendo el mejor patinador de Japón y que lo amaba de manera incondicional.

Viktor continuó mostrando a Yuu-chan las medallas y trofeos que ambos patinadores poseían y llenaban la habitación entera, mientras que Yuuri los miraba divertido, sin querer intervenir demasiado.

Yuuri no tenía preguntas que hacerse a sí mismo, y las preguntas que Yuu-chan pudiese tener respecto a él, Viktor se encargaba de contestarlas antes de que el japonés mayor pudiese abrir la boca. Además, Yuuri podía intuir que su contraparte menor estaba teniendo el mejor momento de su corta vida y, aunque seguramente lo olvidaría, Viktor seguro que lo recordaría por siempre.

"Parece que alguien tiene hambre." Canturreó Viktor juguetón tras oía el estómago del niño gruñir, y Yuu-chan, ruborizado por vergüenza, asintió con la cabeza. "Yuuri, ¿qué tal si haces katsudon para nuestro pequeño invitado? Sé que no deberías comerlo durante el entrenamiento, pero hoy es un día especial."

Yuuri ni siquiera dudó en decir que sí, pues amaba el katsudon y nunca perdería oportunidad de comerlo aunque eso significase tener que trabajar extra para perder ese peso, sobretodo porque el rostro de Yuu-chan se iluminó al escuchar el nombre del platillo.

Yuuri dejó que Viktor continuara haciéndose cargo del menor y fue a la cocina. Alrededor de una hora más tarde los llamó a comer. Y mientras disfrutaban del katsudon, el hombre japonés pudo ver cómo Viktor ahora le hacía preguntas a Yuu-chan, desde cosas tan sencillas como su color favorito, sus pasatiempos, los animes que le gustaba ver, hasta pedirle que le contara anécdotas sobre sobre su familia. El niño contestaba cosas que Yuuri honestamente ya no recordaba, pero que se sintió bien de recordarlas… aunque eso supusiese tener que oírse a sí mismo fanboyando por su esposo.

"Tengo sueño…" Murmuró Yuu-chan con un bostezo cuando terminaron de comer, y Viktor lo guio al sillón para que se recostara, y tardó mucho en cerrar sus ojitos para quedarse dormido.

De alguna manera, Yuuri supo que la visita ya había terminado.

"Aww… No aparece en las fotos…" Comentó Viktor con decepción tras intentar tomarle una foto al menor, pero la cámara no lo captó. Entonces se sentó junto a Yuu-chan y acarició su cabello negro hasta que éste comenzó a desvanecerse…

Cuando el niño desapareció justo de la misma manera que había aparecido frente a ellos, el peliplateado dio un suspiro que Yuuri entendió que era de nostalgia.

"¿Viktor?" Yuuri se sentó a su lado, justo donde previamente había estado su contraparte menor, y lo abrazó de la cintura.

"Yuuri…" Recostó su cabeza sobre el hombro de su esposo y suspiró de nuevo. "Quiero un bebé." Yuuri inmediatamente se tensó, porque no esperaba ese comentario. Aunque enseguida se relajó de nuevo con lo siguiente que escuchó. "Un bebé con tu cara, con tus ojos… o con tu cabello."

"Oh… Te refieres a… ¿conseguir un vientre de alquiler?"

"Sí…" Alzó sus ojos azules y miró a Yuuri con todo el amor que sentía por él. "Sé que la última vez hablamos de adopción, pero… realmente quiero un mini Yuuri. Un bebé que sea tuyo."

Yuuri sonrió, alargó una mano y acarició la mejilla izquierda de su esposo con dulzura.

"Pues tenemos un pequeño problema aquí; yo quiero un mini Viktor." El peliplateado rió.

"Podemos tener dos. Uno tuyo y uno mío. Ahora que ambos estaremos retirados, tendremos más tiempo para una familia grande. Pero quiero a mi chibi Yuuri primero." Condicionó antes de besar al moreno, quién regresó gustoso el beso. "¿Estás de acuerdo con eso?"

"Yo… En verdad me gusta esa idea." Dijo con sinceridad, y ambos sonrieron.

Para cuando Yuuri consiguió su cuarta y última medalla de oro en un Grand Prix Final, un bebé ya venía en camino.