Este promtp fue inspirado en el anime "De yakuza a Amo de casa" xD
Aunque en este caso Viktor es más bien un mafioso ruso que terminó en Japón... Y sí, sé que en las Reglas puse que no consideraría los AU de mafia, pero en este caso, al igual que en el anime, Viktor está retirado por lo que no pasan cosas turbias en este fic xD
Advertencias: Makkachin es de Yuuri.
Viktor Nikiforov no tuvo una vida plena ni sana sino hasta que logró llegar a los 26 años con vida… Literalmente.
Tiempo atrás había sido una pieza clave dentro la mafia rusa, no tan importante como un líder, pero sí algo más valioso que un simple peón; la mano derecha del Pakhan. Su adolescencia estuvo llena de misiones, sangre, y desconfianza; y un régimen estricto de entrenamiento, estudios y no amantes para evitar lazos que supusieran un riesgo para su posición. Aunque Viktor se las arregló para tener amantes esporádicos, hombres y mujeres parte de su organización, quienes terminaban pereciendo de una u otra manera a manos enemigas. Por suerte, no amó a ninguno de ellos.
Y si alguien le hubiese preguntado que si era feliz con aquella vida, él se habría encogido de hombros y contestado que 'Tal vez'.
Pero ahora, con 28 años recién cumplidos, Viktor podía asegurar que su vida estaba llena de Amor y Vida gracias a su esposo Yuuri.
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Viktor canturreaba y movía alegremente las caderas mientras golpeaba las chuletas de cerdo con un mazo de cocina. Paró un momento para acariciar la cabeza de Makkachin, quien lo miraba con curiosidad tumbado en el suelo. Entonces se lavó las manos de nuevo, y se dispuso a empanizar las chuletas con harina antes de rebozarlas con huevo batido dentro de un cuenco, después colocó las chuletas en aceite hirviendo.
Viktor sonrió complacido mientras veía las chuletas crujir.
Era un día importante, ¡su primer aniversario de bodas con su amado Yuuri! Viktor lo había estado planeando cuidadosamente por semanas para que todo resultara perfecto.
Había decorado el pasillo con pétalos de rosas azules (el color favorito de Yuuri), puesto velas rojas y copas de vidrio sobre la mesa para crear ambiente; también consiguió una botella de vino, sake y varios ramune de sabores (no estaba en sus planes emborracharse), incluso había horneado el postre él mismo (un pastel con forma de poodle). Además, había preparado el platillo favorito de su esposo, Katsudon (usando la receta que le confió su suegra) y conseguido el mejor regalo del mundo para su Yuuri (una figura de acción de Edición limitada de un personaje de algún videojuego que le gustaba a su esposo, según su cuñada Mari).
Viktor estaba tan distraído imaginando la cara de felicidad de su esposo que no se dio cuenta que se había caído la harina al piso sino hasta que vio a Makkachin corriendo de un lado a otro, divertido, y manchando todo a su alrededor con sus patitas.
Un año atrás Viktor habría gritado y entrado en pánico ante el desastre. No obstante, ya no era esa persona débil e insegura que no sabía ni usar una escobilla de mano; por lo que se aseguró el mandil, se subió las mangas hasta el codo, y rápidamente se deshizo del polvo blanco con un simple blandeo de su escoba, dejando una vez más brillante el piso de madera y a su poodle sin manchas.
Viktor dio un suspiro de alivio y se felicitó a sí mismo por su buen trabajo, recordando sacar a tiempo las chuletas del sartén para que no se quemaran.
Yuuri llegaría a casa en cualquier momento, ¡todo debía ser perfecto!
Para desgracia de la pareja, no pudieron celebrar su aniversario de bodas en una isla paradisíaca o en un fino restaurante porque Yuuri debía quedarse a trabajar horas extra, pues el videojuego en el que su equipo estuvo trabajando los últimos meses saldría el próximo mes. Ser diseñador de videojuegos era más exigente de lo que uno podría pensar.
Pero Viktor lo entendía. Sabía que su Yuuri era testarudo y que estaba cumpliendo su sueño de crear juegos aun si eso le costara tiempo de sueño y vida personal.
Además, si no fuera por su Yuuri, Viktor no habría encontrado su propio sueño, aquella meta que le faltó por descubrir en su vida anterior…
¡Ser el mejor Amo de casa del mundo!
Cuidar de Yuuri y de Makkachin lo hacía sentir útil, feliz y completo. Era su destino.
Y mientras esperaba a que el arroz se cosiera al tiempo que preparaba las cebollas con salsa de soja para el tonkatsu, Viktor recordó lo sucedido hace dos años atrás.
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Viktor no estaba seguro cómo, quizás fue debido a algún malentendido a causa de su poco conocimiento del idioma japonés, pero sólo tenía unas pocas horas que su avión privado aterrizó en Tokyo y de pronto estaba siendo perseguido por un grupo de yakuzas con los que se suponía que haría negocios. Durante la persecución recibió varios disparos, algunos dándole en lugares vitales, pero logró escapar gracias a un arranque de adrenalina que lo llevó a un callejón lleno de basura donde pudo esconderse abrigado por la oscuridad de la noche.
Cansado, sin tener las fuerzas suficientes para sacar el celular de sus pantalones y pedir ayuda, el peliplateado cerró los ojos, siendo su último acto consciente implorar a cualquier divinidad que estuviera dispuesta a escucharlo por una segunda oportunidad.
Una campanita sonó y Viktor apagó la llama bajo el arroz, después puso a coser el tonkatsu junto a las cebollas y agregó más huevos batidos.
Viktor aún no había despertado por completo cuando sintió una larga lengua pasar repetidas veces por su cara. Al lograr abrir los ojos vio sentado junto a él a un adorable poodle que lo miraba con la infinita inocencia de un cachorro. Viktor sonrió.
"¡Aa-ah! ¡No hagas eso!" Escuchó a una voz tambaleante exclamar, y cuando Viktor giró un poco la cabeza para mirar mejor, un hombre japonés jalaba al perro del collar para apartarlo de la cama. "Makkachin, ya te he dicho que no lamas a la gente en la cara. Es grosero."
El poodle se limitó a ladrar una vez pero continuó moviendo felizmente la cola, no entendiendo nada de lo que su humano le decía. Viktor quiso preguntar quiénes eran y dónde estaban, pero el dolor de las heridas, aparentemente ya cerradas, nubló su mente.
"¿Eres un ángel?" Preguntó a cambio, aunque sin darse cuenta que lo había preguntado en ruso.
El hombre de cabello negro se giró a verlo con sorpresa.
"¡O-oh! ¡Estás despierto! ¡Qui-quiero decir! ¡Hola! Me llamo Katsuki Yuuri." El hombre japonés se arrodilló a su lado en la cama, y no tardó en hacerle las preguntas pertinentes.
¿Sabes japonés? ¿Inglés?
¿Cómo te llamas?
¿Cómo te sientes?
¿Puedes decirme lo que pasó? Makkachin te encontró en un callejón…
Viktor dio un suspiró de resignación y decidió contestar en inglés, que era mejor que su poco japonés. Le debía al lindo chico una explicación honesta por haber cuidado de él, sin mencionar que las heridas de balas difícilmente podrían tener una explicación inocente. Además, cabía la posibilidad de que los yakuzas aún lo estuvieran buscando, así que le devolvería el favor al adorable japonés salvando su vida cuando este lo botara en otro callejón…
Cuando el Katsudon estuvo listo, Viktor fue a su habitación a cambiarse de ropa a algo más adecuado para la ocasión, una camisa negra y los pantalones negros que acentuaban su trasero (que sabía que Yuuri amaba porque más de una vez lo atrapó mirando). También le puso un gorrito de fiesta a Makkachin.
No obstante, Yuuri, aunque evidentemente asustado, lo entendió y le permitió quedarse en su casa, dormir en su cama (mientras él dormía en el sofá), comer su comida, y compartió a su perro y lo poco que tenía con él, incluso no quiso cobrarle por el costo del médico a domicilio.
Al pasar los días la condición de Viktor mejoró y quiso ayudar a Yuuri en todo lo que pudiera como una manera de regresar el favor. No podía trabajar debido a las heridas ni arriesgarse a salir de casa por los yakuzas, por lo que el moreno le dio otra opción.
"Uh... ¿Puedes barrer el piso mientras lavo la ropa?" Sugirió un poco inseguro, con una sonrisa apenada. Viktor hizo un saludo militar y tomó la escoba.
Grave error.
En toda su vida el peliplateado jamás había tocado ninguna clase de producto de limpieza ni por casualidad, pues vivió con el Pakhan Yakov Felstman en su mansión llena de sirvientes, los cuales hacían todo por ellos. Ese día Viktor terminó rompiendo un jarrón, tres platos de vidrio, cortándose un dedo con los platos de vidrio, quemando la cena, y de alguna manera le hizo un hoyo al techo con el trapeador.
A pesar de que el hombre japonés parecía exasperado debido a lo torpe que era el hombre ruso, Yuuri siempre lo reprendió con amabilidad, guiándolo y enseñándole la manera correcta de hacer los quehaceres del hogar, incluso las cosas más pequeñas y sencillas. Fue imposible para Viktor no enamorarse de él.
"Todos merecen una segunda oportunidad." Fue lo que Yuuri contestó cuando Viktor le preguntó por qué era tan bueno con él.
Entonces supo que Yuuri no era un ángel, Yuuri era algo mejor que un ángel; era el amor de su vida.
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A las ocho en punto, un cansado Yuuri atravesó la puerta de entrada de su apartamento, dejando caer sus zapatos en el recibidor antes de cambiarlos por las cómodas pantuflas.
"Estoy en casa." Murmuró antes de bostezar, y pronto fue atacado por su animado esposo y su poodle, quienes saltaron sobre él para saludarlo y llenarle la cara de besos y saliva canina.
A pesar del cansancio, el hombre japonés sonrió. Le dio una palmadita en la cabeza a Makkachin, teniendo cuidado de no tirarle el gorrito, y devolvió los besos a Viktor.
"Bienvenido a casa y feliz aniversario, solnyshko." Susurró Viktor junto a su oído, abrazándolo con fuerza.
"Feliz aniversario, Vitya." Apoyó una mejilla contra su hombro y suspiró. "Huele delicioso."
"Hice Katsudon." Respondió con su gran sonrisa en forma de corazón.
"Oh, en realidad me refería a ti."
"Yuuuuri." El peliplateado rio, sintiendo sus mejillas colorearse. "Primero es la cena y después el postre, ¿recuerdas?" Besó juguetonamente su nariz y el japonés entonces se ruborizó también. "Ve a darte un baño. Ya te preparé la tina con agua caliente y te dejé ropa lista en la cama. Makkachin y yo te esperamos en el comedor."
Yuuri asintió y fue al cuarto de baño, no sin antes compartir otro cariñoso beso con su esposo y darle las gracias.
Cuando Viktor se dio la vuelta para volver a la cocina y terminar de alistar todo, alguien tocó a la puerta.
El primer instinto del ruso fue mirar por la mirilla, pensando que podría tratarse de alguno de sus vecinos que necesitaba ingredientes o algo prestado, o quizás un vendedor. Sin embargo, Viktor reconsideró la hora y el hecho de que reconocía las pisadas de cada uno de los inquilinos de los apartamos. Y no escuchó pisadas.
Recordando su entrenamiento, Viktor apagó las luces del vestíbulo, caminó despacio hacia el armario y tomó su pistola, asegurándose de que estuviera cargada, y regresó a la puerta. Rezó porque solo se tratara del viento haciendo ruidos, pero una segunda tanda de golpes destruyó su teoría.
El peliplateado se quedó en silencio, esperando a quien quiera que estuviera afuera se rindiera o al menos se identificara… La perilla comenzó a girar.
Viktor rápidamente se apoyó contra la pared, haciéndole una señal a Makkachin para que se mantuviera callado. Entonces alargó una mano a la perilla con la intención de quitar el seguro.
El intruso no sería muy inteligente si decidiera caer en una trampa tan obvia, y a Viktor no le importaba esconder un cuerpo si eso aseguraba la seguridad de su esposo...
"¡VIKTOR! ¡Abre la maldita puerta! ¡Sé que estás ahí!" Chilló una voz familiar al otro lado, en ruso.
"¿Yuri?" Inquirió con sorpresa, con los ojos bien abiertos. Viktor bajó el arma, encendió de nuevo la luz y abrió la puerta.
Un joven adulto enseguida entró echando humos y pisoteando con fuerza el piso de madera para imponer su presencia. Viktor parpadeó y cerró la puerta tras de él.
"¡No puedo creer que estés vivo!"
"Quítate los zapatos." Pidió Viktor, posando las manos sobre las caderas, mirando a su repentino invitado con reproche.
"¡Todos pensamos que te habían matado los yaku-... Espera ¿Qué?" El rubio lo miró con confusión.
"Siempre tengo pantuflas extras." Viktor sacó un par de pantuflas del armario y se las entregó.
El rubio resopló pero hizo caso, se quitó los zapatos y se puso las pantuflas. Seguir las reglas de una casa ajena era parte de su entrenamiento.
Viktor sonrió. Al parecer Yuri no había cambiado en nada…, aunque era un poco más alto.
"¡Viktor! ¿Está todo bien?" Yuuri le gritó desde la tina, y la preocupación en su voz era tan evidente que el peliplateado se apresuró en contestar.
"¡Todo está perfecto, solnyshko! ¡Es sólo un excompañero de trabajo, lo despacharé pronto!"
"Pff. No solamente fingiste tu muerte sino que también encontraste un nuevo amante..." Comentó cruzado de brazos, frunciendo el ceño.
"¿Amante?¿Qué? ¡No!" Sonrió y alzó su mano derecha para mostrar su anillo. "¡Yuuri es mi esposo! Hoy es nuestro primer aniversario, de hecho. Así que si puede esperar hasta mañana lo que sea que vas a decir..." Dijo mientras señalaba la salida de manera muy poco disimulada.
"¿¡Tu esposo!?" Exclamó horrorizado. "¿¡Te casaste con Katsuki Yuuri!? ¡¿Acaso no es uno de los tipos que intentó matarte?! ¡¿Te tiene como su esposo bajo amenaza?! ¿Es un líder yakuza, cierto? Revisé sus archivos y no vi nada raro en él, debe estar amañado."
Viktor comenzó a reír, divertido, y el ruso rubio lo miró con desconcierto.
"No hay nada raro con los archivos de mi Yuuri porque es un simple civil. ¿Lo vigilaste, cierto? Así que ya debes saber que es un simple Desarrollador de videojuegos y que lo más ilegal que ha hecho fue una vez pasarse un semáforo en rojo porque se estaba quedando dormido al volante." Yuri rodó los ojos pero asintió. "Mi Yuuri lo único que hizo fue cuidar de mí cuando esos yakuzas me confundieron con otro tipo, que por cierto, ya se disculparon conmigo y me dieron una canasta de frutas como compensación. Los japoneses son extremadamente serviciales, ¿lo sabías?"
"¡Eso no explica por qué en sus archivos no dice que está casado contigo! ¿Él sabe que eres parte de la mafia rusa, cierto?" Inquirió en voz baja, no estando seguro de que planeaba hacer Viktor con su supuesto 'esposo'.
"Por supuesto que lo sabe." Afirmó, por fin mostrando seriedad. "Mi Yuuri sabe todo sobre mi pasado y ha sido muy comprensivo al respecto. Y claro que en sus archivos dice que estamos casados, probablemente fuiste tú en el que no leyó su Estado civil ni revisaste mi nuevo pasaporte. Ahora todos me conocen como Katsuki Viktor, por cierto." Guiñó un ojo y el rostro del rubio enrojeció de ira.
"¿QUÉ? ¡No puedes estar hablando en serio! ¡¿Tomaste su apellido?! Argh… Eso explica cómo has podido pasar desapercibido por tanto tiempo…"
"Síiii." Sonrió y aplaudió. "Aunque realmente no pensé en eso cuando tomé el apellido de mi adorado esposo. Además, ¿en serio crees que Yakov no sabe que fingí mi muerte?" Inquirió mirando con curiosidad al menor.
"... ¿A qué te refieres? Yakov incluso te mandó a hacer una lápida e hizo un funeral… Aunque yo nunca creí que estuvieses muerto..." Terminó de decir en voz baja, mirando hacia el piso.
"Yuri…" El peliplateado posó una mano sobre su hombro derecho y suspiró. "Yakov tiene ojos y oídos en todas partes del mundo, y yo lo único que hice fue tirar mi celular a un rio y no avisarle a nadie que estaba con vida. Si él decidió decirles a todos que yo estaba muerto, es porque seguro sabe que no le seré más de utilidad y que aquí tengo una vida nueva con mi Yuuri." El poodle a su lado ladró y Viktor acarició sus orejas. "Ah, sí, y con Makkachin."
"Ah… Entiendo. Creo…" El rubio asintió, sin saber qué más decir.
"Pero agradezco que te hayas tomado el tiempo de buscarme. Sabía que yo te agradaba."
"¡Só-sólo quería cerciorarme de que en verdad estuvieras muerto! ¡Nunca encontraron tu cuerpo y necesitaba asegurarme de que yo sería el siguiente Pakhan sin ti apareciendo de pronto! ¡Eso es todo!" Exclamó cada vez más rojo.
"Ya veo." Replicó fingiendo creerle. Entonces sacó un paquete de galletas con forma de animalitos del bolsillo de su traje. "Toma. Las hice para mi Yuuri, pero creo que tú las necesitas más, y a mi Yuuri no le molesta compartir."
"... Gracias." El rubio aceptó las galletas y rápidamente comenzó a comerlas. No había comido nada en todo el día por estar vigilando al esposo de Viktor y tenía demasiada hambre como para hacerse del rogar.
"Uhm, Viktor." Llamó débilmente el moreno desde el pasillo, mirando tímidamente a los rusos.
"¡Oh, solnyshko! Ven aquí, te presento a…"
"Me voy. Lamento las molestias." Yuri se dio vuelta y se quitó las pantuflas para volver a ponerse su calzado.
"¿Uh? Pero, Yuri, creí que te gustaría quedarte unos minutos más…"
"Ya te lo dije, sólo vine a ver si estabas vivo o muerto con mis propios ojos." Respondió mirándolo de soslayo. "Estás vivo y no piensas regresar a Rusia, ¿cierto?" Viktor asintió despacio. "Entonces eres inutil para mí. Lo mejor será que no volvamos a vernos. Disfruta de tu aniversario." Abrió la puerta, pero antes de irse miró a Yuuri con dureza. "Y tú, más vale que cuides de Viktor o tendrás a la mafia rusa tras de ti. Recuerda que sé dónde vives."
La puerta se cerró y el japonés miró a su esposo con confusión.
"Vitya… ¿tu amigo de la mafia acaba de amenazarme?" Inquirió, boquiabierto y un poco tembloroso.
"Sí." Respondió con su sonrisa en forma de corazón, no entendiendo el problema. "Pero no te preocupes, solnyshko. Sé que cuidarás muy bien de mí y yo jamás dejaré que nada malo te pase." Besó gentilmente una de sus mejillas y tomó sus manos para guiarlo al comedor y poder comenzar su romántica velada. El poodle trotó felizmente tras ellos.
La cena de aniversario fue un éxito.
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Semanas más tarde.
Yuuri estaba cansado, estresado, nervioso y sobre todo, hambriento.
Había sido un mes difícil. Pronto sería el lanzamiento del videojuego en el que su equipo había estado trabajando por meses. Sólo faltaba pulirlo y arreglar los posibles errores que pudieran encontrar los jugadores antes de enviarlo a producir en masa, y ese era el último día para hacerlo, por lo que Yuuri había salido de casa desde temprano, antes del amanecer, para tener más tiempo y asegurarse con calma de que todo estuviera bien, pero a cambio no tuvo tiempo de desayunar ni darle los buenos días a su esposo.
Viktor…
Yuuri recargó la cabeza sobre su escritorio y suspiró.
Si no fuera por el hombre ruso que encontró casi muerto en un basurero 2 años atrás, su sueño de crear su propio juego no se habría cumplido.
'Aria's Fantasy' era un juego que Yuuri había presentado muchas veces a su compañía, sin embargo, a pesar de las buenas críticas, siempre fue rechazado para su desarrollo. Sus jefes insistían en que la trama era buena pero muy cliché, pues el personaje principal, Aria, era 'mudo', es decir, no interactuaba genuinamente con otros personajes, y tampoco tenía motivaciones más allá de salvar a su pueblito natal del villano.
Entonces conoció a Viktor.
Yuuri sabía que meterse en asuntos de la yakuza era peligroso, pero los aullidos de ayuda de Makkachin lo convencieron de recoger al desconocido. Y resultó ser la mejor decisión de su vida.
Tras despertar luego de varios días durmiendo, el peliplateado le confió su vida pasada y el cómo todo lo que hizo en la mafia lo llevó a una vida de soledad, arrepentimientos y alcohol, mucho alcohol, así que el hombre japonés hizo todo lo posible por ayudar a Viktor a rehacer su vida, sin sospechar que acabarían enamorándose.
El día que se dieron su primer beso, Yuuri tuvo un gran momento de inspiración y reescribió gran parte del juego, agregando a un nuevo personaje, Eros, que al igual que el Dios de la mitología griega, tenía alas parecidas a las de un ángel sin ser un ángel. Aria y Eros entonces se encontrarían, se convertirían en amigos, eventualmente amantes, y juntos derrotaron al mal. Cuando Yuuri presentó la versión modificada, enseguida fue dada luz verde y consiguió estar a la cabeza del proyecto.
Yuuri suspiró de nuevo, dándose cuenta de pronto que últimamente pasaba más tiempo en la oficina que en casa y había relegado todas las tareas del hogar a su esposo en vez de distribuirlos de manera equitativa como era costumbre. Aquello lo hizo sentirse como un parásito, pues llegar cansado a casa no era una excusa para no contribuir. Pediría disculpas a Viktor y buscaría una manera de compensarle todo cuando el ajetreo terminara.
El moreno entonces estiró los brazos, y estaba a punto de continuar trabajando cuando el teléfono de su oficina sonó.
"Katsuki-san, hay un… uh, extranjero que dice ser su esposo y está esperando por usted en la recepción." Dijo brevemente y en tono de duda la recepcionista.
Yuuri dejó lo que estaba haciendo, sin siquiera colgar el teléfono, y enseguida corrió al ascensor para encontrarse con su esposo en el primer piso.
"¡Vitya!" Exclamó feliz y sorprendido de verlo allí. Viktor vestía su característico traje negro y gafas oscuras, aunque cargaba consigo una pequeña caja en una mano y en la otra la correa de Makkachin.
"¡Solnyshko!" Saludó efusivamente el peliplateado antes de lanzarse sobre su esposo para abrazarlo. Makkachin también saltó y apoyó las patas delanteras sobre sus caderas para recibir caricias en la cabeza.
La pareja se mantuvo abrazada casi un minuto. Yuuri normalmente le habría recordado al hombre ruso que en Japón las muestras de afecto en lugares públicos eran muy mal vistas, sin embargo, decidió disfrutar de su compañía un rato, sintiendo disminuir su estrés entre sus brazos. Aunque le molestaba un poco las miradas curiosas de sus colegas y la gente de otras áreas que asomaban sus cabezas para ver mejor al peliplateado. Yuuri estaba muy consciente de que su esposo era terriblemente apuesto.
"Yuuri, sé que te importa tu trabajo, pero no olvides cuidar de ti mismo, ¿de acuerdo? Te fuiste sin desayunar y apuesto a que tampoco preparaste un bento." Regañó gentilmente el peliplateado con un puchero adorable y Yuuri sonrió apenado. "Lamento haber venido sin avisar, pero me imaginé que no habrías comido nada y te preparé algo durante mis clases de cocina. Toma." Levantó la caja y Yuuri la recibió con cuidado.
"Ah, Viktor. No debiste molestarte…" Dijo por pura cortesía, pero su estómago en realidad dolía debido al hambre. "Gracias." Le dio un rápido beso en la mejilla y Viktor se ruborizó, complacido, al igual que los rostros de las personas que los miraban de manera muy poco disimulada.
"No hay de qué. Lo hice con mucho cariño para ti, solnyshko." Se quitó un momento las gafas oscuras y guiñó uno de sus ojos azules. Yuuri pudo escuchar suspiros que no eran suyos. "Makka y yo te esperamos en casa. No llegues muy tarde. ¡Dasvidania!" Se dio la vuelta y salió del edificio, con ojos ajenos siguiendo sus pasos.
"Ka-Katsuki-san..." Habló Minami, uno de sus compañeros más nuevos y que trabajaba en el mismo proyecto. "¿Ese es… tu esposo?"
"Ah, sí. Él es Vitya, er, quiero decir, Viktor. Mi esposo." Respondió un poco nervioso. Yuuri era bastante reservado por lo que rara vez hablaba de su vida privada.
"No sabía que Katsuki estaba casado…" Escuchó a alguien decir entre la multitud.
"Su esposo es muy sexy. Apuesto a que es uno de esos rusos que mandas pedir por correo." Dijo alguien más, a quien claramente no le importaba si el moreno escuchaba.
"Aww. Se ven adorables juntos." Dijo una tercera voz, esta vez femenina.
Yuuri suspiró. Por suerte había aprendido de Viktor a que debía ignorar los comentarios de las personas que no le importaban.
"... Se parece mucho a Eros." Comentó Minami de pronto, apoyando una mano sobre su mentón, pensativo, entonces sus ojos marrones brillaron con entusiasmo. "¡¿Te inspiraste en él para crearlo, cierto?!"
Yuuri se sobresaltó pero no tardó en asentir.
"Sí." Respondió con las mejillas cada vez más rojas. No tenía sentido negarlo. Eros estaba totalmente inspirado en Viktor, la única diferencia entre ellos eran las alas y el cabello largo.
"¿Y él lo sabe?"
"Uh, no." Replicó despacio, dándose cuenta que de hecho no se lo había mencionado a Viktor. "Es… algo así como una sorpresa, supongo." A Viktor le gustaban las sorpresas, quizás aquello podría ser parte de sus disculpas.
"¡Oh, ya veo! ¿Sabes? Sería genial si el juego se volviera famoso y Viktor-san hiciera cosplay de Eros. Apuesto a que a los fans les encantará saber que uno de los personajes principales fue inspirado en el esposo del creador."
"Sí, eso sería genial." Yuuri sonrió. Entonces regresó al elevador, mirando con hambre el bento que le fue preparado con tanto amor.
Yuuri estaba seguro que a Viktor le encantaría esa idea, incluso sabía que llegaría tan lejos como confeccionar su propio cosplay, pues recientemente había aprendido a tejer y a coser para remendar la ropa. Además, unos meses atrás lo había acompañado a una convención de anime, en la cual muchos otakus le pidieron tomarse fotos con él a pesar de ir vestido con su ropa usual. Aparentemente Viktor se parecía a algún personaje de anime y todos pensaban que iba con cosplay de yakuza.
Si les gusto este AU, es posible que luego haga otra versión pero esta vez con Yuuri como yakuza~
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