La música es la musa:

Canción para este capítulo: Sweet Escape, Gwen Stafani

Letra: "If I could escape, and recreate a place as my own world."

Capítulo 7

Cuidado con lo que dices

Al otro día, cuando bajó a desayunar, tres estudiantes (todos de Gryffindor) la llamaron por nombres hirientes mientras pasaban corriendo por su lado. Hermione simplemente decidió ignorarlos, pero cuando se sentó con Theo en la mesa de Slytherin y un Ravenclaw la llamó "La puta del mortífago", supo que ignorar eso no era una opción.

Antes de que Theo pudiera decir algo, se puso de pie y le dijo con mucha frialdad. - ¿Te importaría repetir eso? –

El chico se sonrojó un poco y le dijo alto: - ¡Eres la puta de un mortífago! –

Se escucharon jadeos alrededor del Gran Comedor y Hermione observó como Ginny se ponía de pie y la detuvo con una mano. - No te puedo hechizar. Sin embargo, puedo hacerte entender que ese lenguaje no es aceptable. –

Agitó su varita y la boca del chico se llenó de pompas de jabón. El amigo del chico la miró molesto. – ¡Dijiste que no podías hechizarnos! –

Hermione se sentó, luciendo aburrida. - Es un encantamiento, no un hechizo. –

Theo soltó una carcajada y Hermione se giró para sonreírle. Él le guiñó un ojo y le sirvió una copa con jugo de calabaza. - Bien hecho, hermanita. –

Hermione resopló y bebió su jugo, observando como el chico corría a la mesa de Ravenclaw para que sus compañeros de casa pudieran deshacer el encantamiento. Miró la mesa de los profesores y observó que McGonagall parecía furiosa, pero no con ella, sino con los dos Ravenclaw. Cuando finalmente posó su mirada en Hermione, le asintió una vez, dejándole saber que aprobaba lo que había hecho. Hermione esbozó una media sonrisa y volvió a escuchar a Theo quejarse de su horario.

Draco apareció y se sentó a su lado, ella le sonrió un poco con los ojos nublados y le sirvió una taza de té.

- ¿Azúcar? ¿Crema? –

Draco negó con la cabeza y tomó la taza que ella le ofrecía, gruñendo cuando la luz del sol que se asomaba por la ventana llegó a su mesa.

- Es malditamente temprano. –

Hermione se rió y tomó su propio té. - ¿No eres una persona mañanera? –

Draco volvió a gruñir y luego levantó la mirada, escaneando el salón antes de decir - ¿Por qué Ravenclaw nos está mirando hoy? –

Theo resopló y sonrió de medio lado. - Hermione encantó una de sus bocas para que fuera lavada con jabón. –

Los ojos de Draco se abrieron como platos cuando la miró. - ¿Por qué? –

Hermione suspiró, dándole una mirada significativa a Theo. – Tenía la boca sucia. –

Theo gruñó pero miró hacia otro lado y Draco se enderezó en su asiento, mucho más despierto de repente. - Hermione, ¿Cómo estaba su boca sucia? –

Ella le sonrió y le dijo. - ¿Tostada? –

En ese momento, un chico de sexto año la delató. - Ese chico de cabello rubio en el medio de la mesa de Ravenclaw la llamó "puta de los mortífagos". –

Draco se puso de pie y gritó. - ¿¡QUÉ?! –

Hermione agarró su túnica, tratando de tirar de él hacia abajo. - ¡Malfoy! ¡Maldita sea, Draco, siéntate! –

Él le hizo caso y se dejó caer en su asiento pero respiraba con dificultad; él también había derramado su té. Hermione limpió el desorden y le sirvió otra taza.

- Lo pude manejar. ¿Podemos dejarlo ahora? –

Draco estaba gruñendo y murmurando por lo bajo así que se volvió a Theo suplicante.

Theo suspiró y negó con la cabeza. - Es una cosa de honor, Hermione. –

Ella continuó mirándolo. - Theo, esa tontería del "honor" es la razón por la que me enviaron a vivir con muggles en primer lugar. –

Theo palideció pero luego dijo. - No es lo mismo, Hermione. -

Draco estuvo durante todo el desayuno fulminando a la mesa de Ravenclaw con la mirada.

Ginny se apresuró a acercarse, su rostro enrojecido. - Iba a restar puntos y hechizarlos, pero creo que tu forma de hacerlo funcionó mejor. –, le dijo en un susurro feroz.

Hermione asintió y luego suspiró. - No podemos hechizarlos, pero tenemos permitido usar encantamientos, así que pensé que un Scourgify podría funcionar. –

Neville llegó hasta ellos con su rostro enojado y un brazo alrededor de Luna. - Lo que hicieron no estuvo bien, Hermione. –

Ella solo se encogió de hombros. - Iba a suceder de todas formas. Solo mantén la calma y trata de ignorarlos, Neville. -

Luna dijo soñadoramente. - Creo que Hermione tiene razón. Deberíamos ignorarlos. Es lo que yo hago. –

Hermione le sonrió a Luna y les dedicó a Neville y Ginny una mirada de advertencia. - Puedo manejar algunas burlas e insultos, chicos. –

La cara de Ginny seguía contraída por la rabia, pero asintió - ¿Cómo te están tratando las serpientes? –

Hermione se encogió de hombros. - Bien. Pero ya no soy una sangre sucia, ¿Verdad? -

Ginny se encogió. - No digas esa palabra, Hermione. –

Hermione suspiró. - Lo siento. -

Ginny le devolvió el suspiro y se fue hacia su clase de Transformaciones.

•••

Las primeras semanas del trimestre pasaron rápidamente. Hermione estaba abrumada por la carga de trabajo que les daban y también tenía que lidiar con su nuevo hermano, que demandaba mucha atención. Como ninguno de los dos tenía familia, asumió que él estaba tan solo como ella y no lo echó cuando se aparecía en su sala común o la siguió en la biblioteca y ella comió todas las comidas con él.

Los insultos continuaron, a pesar de que todos eran mucho menos intensos que la vez que el chico de Ravenclaw la llamó "puta". Hermione los ignoraba e incluso encontraba algunos de ellos divertidos. En general, los perpetradores no le decían nada a la cara. Nunca sobrevivirían una guerra de insultos ingeniosos contra Hermione.

Estaba en la biblioteca cuando un Hufflepuff hizo un comentario grosero sobre su padre. Hermione le había preguntado dulcemente a la chica que a cuál de los padres se refería: el que la había abandonado y ella nunca había conocido, o al que se vio obligada a borrarle la memoria para mantenerlo a salvo.

La chica de Hufflepuff había palidecido y lucía un poco enferma mientras se alejaba corriendo. Theo, que la acompañaba, resopló y sonrió; prácticamente la dejaba manejar este tipo de cosas. Después de todo, lo hacía con mucho estilo.

- La chica estará llorando en su almohada esta noche. –, dijo, levantando la vista de su ensayo de pociones.

Hermione gruñó y se encogió de hombros. - Si estás tratando de hacerme sentir culpable, estás perdiendo tu tiempo y el mío. –

Theo le gruñó de regreso e hizo a un lado su ensayo. - Sí, lo sé. Muy Slytherin de tu parte, por cierto, hermanita, comportarte de esa forma y la falta de culpa. –

Hermione se encogió de hombros. - Dejé de sentirme culpable una vez que me llamaron puta. Si quieren jugar este juego conmigo, será mejor que estén preparados para las consecuencias. – Ella agitó una mano hacia él descartando el tema. – Entonces, ¿Cómo van las prácticas de Quidditch? –

Theo sonrió. - Bien, tenemos un gran equipo este año. Vas a apoyarnos cuando juguemos contra Hufflepuff, ¿No? –

Hermione suspiró, resignada a su destino. - Sí, querido hermano, lo haré. Pero estarás solo cuando se enfrenten a Gryffindor. –

Theo aceptó ante eso y enrolló el pergamino donde había escrito su ensayo. - Me voy a dormir. ¿Te escolto hasta tu torre? –

Hermione miró su libro y gimió. - No, estaré aquí por lo menos otra hora o dos más. –

Theo sacudió la cabeza y respondió. - Bien, alguien pasará por ti a la media noche. -

Hermione no discutió el punto. Theo había decidido que no era seguro para ella deambular por el castillo por la noche sola, ya que casi había sido hechizada por un estudiante la primera semana. Hermione no tenía la energía para discutir con él sobre eso, así que había aceptado. Desde entonces uno de los tres chicos de octavo año de Slytherin la acompañaban de vuelta a su torre desde la biblioteca. Usualmente era Theo, pero algunas veces había sido Zabini y unas pocas más había sido Draco.

No creía que fuera necesario y normalmente se quejaba de ello, pero últimamente había estado esperando que Draco apareciera. Se sorprendió bastante al descubrir que lo encontraba fascinante. Tenía modales impecables, era educado e ingenioso y siempre la hacía reír sin importar lo cansada o estresada que estuviera.

La noche anterior, él la había escoltado de vuelta y ella se había quedado casi sin aliento cuando había puesto su mano en su espalda baja mientras se movían para evitar la última trampa que había puesto Peeves en un pasillo.

Todos los días, comía sentada junto a él y estaba comenzando a pensar que él utilizó un hechizo con ella. Siempre sabía dónde se sentaba y se sentía ansiosa si él llegaba tarde.

Sin embargo, era muy cuidadoso con ella en público; él nunca la tocaba, estaba a solas con ella e incluso no le hablaba si no estaban en grupo. Eso le molestaba, aunque no estaba segura de por qué.

Precisamente a medianoche, se giró para ver a Draco entrando a la biblioteca con el rostro puesto en su cuidadosa e impasible máscara. Ella le dio una pequeña sonrisa mientras terminaba de recoger sus cosas.

- No tienes que hacer esto, lo sabes. –

Él se encogió de hombros y le quitó el bolso de las manos, haciéndole gestos para que caminara tras él. - Mantén tu varita afuera, en el camino me crucé con algunos de séptimo curso. –

Hermione frunció el ceño pero hizo lo que le decía, notando que él tenía su varita afuera también, sosteniéndola flojamente en su mano izquierda. Se mantuvo cerca de ella mientras recorrían los pasillos para llegar al retrato que custodiaba la Sala Común de Gryffindor.

No se encontraron a nadie en el camino y ella se dio el placer de suspirar con alivio mientras tomaba su bolso y le sonreía. Él la estaba observando de cerca.

De repente, le pasó un dedo por debajo de sus ojos. - No estás durmiendo lo suficiente, Granger. – le dijo suavemente.

Ella suspiró, era desesperante para ella que casi nunca la llamara por su nombre de pila. Pero cuando lo hacía, la sensación era increíble. No era como si ella no suspirara cuando él la llamaba "Granger" con su sexy y suave voz.

Sin embargo, aún estaba delineando los oscuros círculos bajo sus ojos y ella le dedicó un pequeño encogimiento de hombros y luego dijo - Pesadillas. –

Draco la miró, sus ojos ensanchándose y luego asintió, hablando con un tono suave y calmado. - Yo también las tengo, siempre la misma. –

Hermione se estremeció. - Las…las mías cambian, pero el miedo es el mismo. ¿Sobre qué son las tuyas? –

Él la miró y se sonrojó un poco antes de dar un paso atrás y decir: - Tú, siendo torturada en mi casa y yo sin poder detenerlo. -

La boca de Hermione se abrió, pero antes de que pudiera decir algo, él se giró y se alejó rápidamente por el pasillo. Se giró y se encontró a la Dama Gorda dándole una larga mirada. Finalmente, la anciana dijo: - Ese joven le gusta, Srta. Granger. -

Hermione la miró boquiabierta y luego dijo la contraseña para luego correr hasta su habitación.

•••

Nota:

Holi, holi, sé que me desaparecí pero les traje un pequeño regalo por navidad, año nuevo, el día de los reyes magos y obvio mis vacaciones de las traducciones. Hoy les daré 4 capítulos traducidos, espero que hayan pasado súper lindo estás fiestas y que todo sea alegría y paz en este año nuevo.

Att.:

Garde