La música es mi musa:

Canción para este capítulo: Feel Again, One Republic

Letra: But with you, I feel again. Yeah with you, I can feel again.

Capítulo 9

La venganza es dulce

Al día siguiente, Hermione se sentó para cenar y miró a su alrededor algo sorprendida. La mitad de la mesa de Ravenclaw estaba vacía.

-¿Dónde están todos? – preguntó con curiosidad.

Su hermano la miró inocentemente. – Estamos todos aquí, amor. –

Hermione negó con la cabeza y se volvió hacia la mesa de Ravenclaw. - Al menos la mitad de la mesa de Ravenclaw falta. –, reflexionó, mirando de un lado a otro la mesa.

Draco gruño y le pasó un poco de jugo. - Hmm, que interesante eso. – dijo con la misma inocencia.

Hermione entrecerró los ojos, pero él simplemente le sonrió y le sirvió un plato con comida.

- Llegarás tarde, será mejor que comas. ¿No tienes algún grupo de estudio esta noche con Ginny? – le dijo guiñandole un ojo antes de girarse a hablar con otro chico de Slytherin cuyo nombre no podía recordar.

Hermione quería insistir en el tema, pero él tenía razón, iba a llegar tarde, así que tomando el tenedor comió lo más rápido que pudo.

Al otro día, en el almuerzo, un gran grupo de Hufflepuff's estaban ausentes. Los ojos de Hermione se entrecerraron mientras se sentaba en la mesa.

-Theodore. – dijo suavemente.

Se giró, sonriéndole. - ¿Si, mi hermana favorita? –

- ¿Qué hiciste? –

El chico la miró escandalizado y adoptó un tono de sufrimiento. - ¿A qué te refieres? –

Ella lo fulminó con la mirada y se giró hacia Draco que estaba sentándose en ese preciso instante. Ella sabía que tenía que ser él porque era el único que se sentaba junto a ella además de Theo.

- Draco, ¿Qué hiciste? –

Él puso una mano dramáticamente en su corazón, luciendo herido, antes de sonreírle. – Acabo de llegar. ¿Cómo pude haber hecho algo? –

Ella soltó un suspiro y miró a Zabini que estaba sentado frente a ella, luciendo tan inocente como los otros. - No hice nada –, le dijo en un tono aburrido.

Hermione se puso de pie, llevándose con ella un sándwich. - Bien. Tengo que ir a la biblioteca. –

Theo suspiró, tomando su sándwich también. - La acompañaré. – dijo con cansancio.

Hermione le dedicó una mirada endemoniada. - No necesito que me lleves a la maldita biblioteca. ¡Puedo cuidar de mí misma! -

Ella tiró de su bolso y salió tan furiosa como un basilisco, sabiendo que estaba exagerando pero odiando que le estuvieran ocultando secretos. Ella sabía que algo estaba pasando. Todos los Hufflepuff 's que la habían insultado en el último mes y medio habían desaparecido.

•••

Draco la vio salir furiosa con una pequeña sonrisa en su rostro mientras Zabini preguntaba: - ¿Está en esos días del mes? –

Theo se atragantó con la comida y lo fulminó con la mirada. – Ni siquiera menciones eso. -

Zabini comenzó a reírse, pero se detuvo cuando Ginny Weasley se sentó con ellos, mirándolos a todos.

-Si hicieron lo que yo creo y no me involucraron en el complot, ¡Los voy a hechizar hasta el olvido! –

Draco le inclinó hacia adelante, con su rostro lleno de alegría. - ¿Qué vamos a hacer? –

Theo suspiró y luego le sonrió. - Creo que las pastillas vomitivas deberían hacer el trabajo otra vez, de esa forma sería fácil culpar a algún virus que esté regándose por las salas comunes. Ya les dimos las pastillas para la fiebre. –

La sonrisa de Ginny era amplia. - ¡Brillante! ¿Cómo las están transfigurando? –

Draco se encogió de hombros. - Le dijimos a nuestros elfos que las pusieran en sus copas… siendo invisibles, por supuesto. –

Ginny lucía muy impresionada. - Eso es simplemente ruin. Déjame ver la lista, así puedo añadir a alguien que aún no tengan. –

Draco miró a Theo, quien asintió, entonces le pasó la lista.

Ginny sonrió y sacó su pluma para añadir cinco nombres más. - Olvidaron tres águilas y dos Huff's. Atáquenlos mañana para así confundirlos. –

Theo soltó una carcajada. - Hecho.

Al otro día se pudo ver que alrededor de 30 estudiantes tuvieron que salir corriendo de sus clases por malestar estomacal. Aunque la mayoría de ellos eran Gryffindor, algunos de otras casas también estaban incluidos. La única casa que parecía no estar afectada era Slytherin. Cuando les preguntaron, simplemente se encogieron de hombros y dijeron que posiblemente se debía a su perfecta salud. Después de todo, ellos tampoco habían tenido fiebre esa semana. ¿Quizás estaba pasando algo alrededor de las otras salas comunes?

La directora envió a los elfos a limpiar a cabalidad las salas comunes e intentó mostrar el mayor enojo posible. Como sea, teniendo una buena idea de lo que estaba pasando, no encontraba una forma de intervenir.

•••

Desde ese momento, cosas extrañas le pasaban a cualquiera que fuera grosero con Hermione. El Ejército de Dumbledore se pasaba información por medio de sus monedas. Por lo general, en un simple cambio de clase, el problema se resolvía de una manera muy Slytherin. Draco se tomó el tiempo de explicarle la situación a Neville. Viniendo de una familia sangre pura, el chico entendía perfectamente lo que sucedía. Ginny les aseguró a todos que McGonagall iba a hacerse de la vista gorda siempre y cuando nadie resultara gravemente herido. Theo les dijo que la directora quería que lo manejaran en silencio. Todos asintieron y Michael Corner hizo monedas para los chicos de Slytherin de octavo año.

Al principio, las monedas se calentaban por lo menos tres o cuatro veces entre clases. Después de que había pasado aproximadamente una semana, bajó notablemente a una o dos veces y después de dos semanas era una vez a la semana era una vez al día, si acaso.

Si Hermione se dio cuenta de lo que estaba pasando, no dijo nada. Madam Pomfrey finalmente había exigido saber que le estaba pasando a sus estudiantes, pero después de una pequeña conversación con Draco, quien usó su encanto Malfoy para su ventaja y el hecho de que a Poppy siempre le había agradado Hermione, la enfermera comenzó a rechazar a los estudiantes de su enfermería, si el hechizo que utilizaban en ellos era inofensivo. De hecho, la enfermera pasó un buen rato diciéndoles que necesitaban comenzar a trabajar con sus compañeros de casa y amigos para encontrar un contra hechizo.

Minerva asintió y sonrió cuando había escuchado a la enfermera contarle aquello. - Estoy de acuerdo, Poppy; esta es una buena lección práctica para ellos. – Luego susurró: - ¿No son los estudiantes más jóvenes, verdad? –

Poppy lucía ofendida. - Por supuesto que no, Minerva. Todos los de cuarto año en adelante. –

La sonrisa de Minerva era resplandeciente. - Bien. Continúa, entonces. -

Una vez los estudiantes descubrieron que Madam Pomfrey no los iba a ayudarlos si eran hechizados, los ataques contra Hermione cesaron.

•••

Neville había convertido, sin duda, la Sala de los Menesteres en el santuario de los estudiantes de octavo año, tal como había predicho Hermione, y el primer día que ninguna de las monedas ardió con el nombre de alguien que haya insultado a Hermione, organizó una fiesta en la sala, invitando a todos los Slytherin.

Nadie le dijo a Hermione que estaban celebrando y ella estaba tan emocionada de ver a su hermano y amigos siendo aceptados por sus amigos que realmente no le importó porque estaban todos tan felices. Aunque las tres chicas de Slytherin todavía se mantenían solas, les sonreían a todos y se unían a las conversaciones de los demás.

Theo le sonrió mientras ella se sentaba a su lado, bebiendo su whiskey de fuego. - ¿Me engañan mis ojos? ¿Es esa mi hermana, la sabelotodo, bebiendo en la escuela? –

Hermione resopló en su bebida y miró a su hermano con los ojos en blanco. - Oh, cállate, Theo. Rompo las reglas, ya sabes. –

Draco se sentó a su lado en el sofá y bufó. - No, no lo haces, Granger. –

Hermione estaba a punto de defenderse cuando Ginny se les unió y dijo con voz risueña, - No la conocen bien si piensan eso. Mione rompe las reglas todo el tiempo, de verdad, solo necesita una buena razón para hacerlo. –

Theo se sentó, luciendo muy intrigado. - Cuéntanos. –

Hermione gimió incómoda. - ¿Podemos no hacer esto? – le preguntó a Ginny en tono suplicante.

Zabini llegó - ¿Que estamos haciendo? –

Draco sonrió. - La chica comadreja estaba a punto de contarnos de cuántas maneras Hermione ha roto las reglas. –

Neville se sentó, poniendo a Luna sobre sus rodillas y se rió entre dientes. - El tiempo no es suficiente para hacer eso, ¿Verdad? –

Hermione se sonrojó y fulminó a Ginny con la mirada, quien comenzó a reír y unió sus manos al nivel de su barbilla. - Veamos… ¿Por dónde debo empezar? –

Neville fue el primero en hablar. - ¿Qué tal sobre el primer año y el trol? –

Hermione gimió y se hundió en su silla, cubriendo sus ojos con su brazo mientras Neville le contaba a todos acerca de su pelea con el trol en primer año.

Al final de la noche, los Slytherin que estaban en el salón la miraban impresionados.

Draco estaba en shock. - ¿Realmente luchaste con un trol de la montaña en primer año? –

Pansy Parkinson lo interrumpió. - Me gustaría hablar acerca del hechizo que le destruyó la cara a la chica, porque fue simplemente brillante. –

Zabini asentía a lo que decía, su rostro mostrando impresión y admiración. – A ella se le ocurrieron esas monedas en quinto año. Eso es magia muy seria. –

Michael Corner asentía energéticamente. - ¡Eso fue lo que dije! –

Tracey Davies entonces habló. - ¿Podemos hablar sobre como todos ustedes pueden hacer un patronus? ¡Porque es realmente increíble! –

Ernie MacMillan le sonrió. - Podemos enseñarles, si quieren. -

Al final de la noche, los miembros del Ejército de Dumbledore prometieron enseñar a los Slytherin a realizar un patronus y todos se fueron a la cama con buena vibra.

Theo tenía su brazo alrededor de los hombros de Hermione cuando se fueron; estaba un poco ebrio y tenía una sonrisa tonta en el rostro mientras ella le sonreía.

- Hermione, eres fantástica. –

Hermione se rió y le entregó su hermano a Zabini, quien rodó los ojos. - Vamos hermano, vamos a dormir. –

Ella todavía estaba sonriendo cuando sintió un brazo en su hombro. Se giró para encontrarse a Draco mirándola, con un rostro bastante pensativo. Ella levantó una ceja y él sacudió la cabeza.

- Theo tiene razón. Eres realmente asombrosa. – dijo en voz baja.

Hermione se sonrojó y sintió su pulso acelerarse. - ¿Me acompañas de regreso a la torre? – le preguntó casi sin aliento.

Él asintió e hicieron su camino en silencio. Cuando Hermione llegó a su cama, no podía dejar de desear que él hubiese tratado de tocarla o algo antes de dejarla en el retrato de su torre.

Había cosas que no funcionaban cuando eras bastante caballero, pensó la chica con irritación antes de quedarse dormida.