Primero pedir disculpas por el retraso pero he estado de viaje y no he podido publicar.

Disclaimer los personajes no son mios no gano nada con esto y bla bla bla.

SPOLIERS SEXTO LIBRO

Hera cruzó apurada la distancia que separaba ambas casas y con su habitual decisión se dirigió a la puerta de la cocina. Petó débilmente y esperó a que Severus le abriera, si este se sorprendió de encontrar allí la joven no lo manifestó, simplemente se alejó de la puerta y la dejó pasar. Hera se giró en el medio de la cocina, sin querer entrar en la salita donde tantas conversaciones habían mantenido.

- Me voy- dijo bruscamente.

Severus la miró fijamente y la joven creyó entrever una pequeña muestra de sorpresa y miedo, aunque no podía estar totalmente segura.

- Vaya veo que no era la adecuada para el trabajo- respondió Snape volviendo al frío tratamiento de usted que habían abandonado en las últimas semanas- Se ha rendido pronto.

Hera enarcó una ceja, aunque para Snape su gesto pasara desapercibido debajo del pasamontañas.

- Mañana es Navidad como sabrá profesor Snape, y tenía intención de pasar las fiestas con mi familia- explicó ella sonriendo sarcásticamente y usando un tono de voz tan frío como el de él - Así que si tiene algún problema no estaré del otro lado de la calle. ¿Piensa pasar estas fechas con alguien?

Severus se maldijo por haberse puesto en evidencia delante de ella, indicarle que de verdad le interesaba su presencia en su vida, o por lo menos en aquella extraña vida que él estaba obligado a llevar.

- No, supongo que sus "amigos" no son de los que celebran este tipo de fechas-continuó sin dejarlo responder a él- Pero si ha decidido montar otro tipo de numerito con su compañera Lestrange o algunos de los otros, le recuerdo que no estaré en la casa de enfrente preparada para intervenir.

- Le agradezco su preocupación por mi, pero no creo que me sea necesaria entonces como no lo ha sido hasta ahora- logró decir sarcásticamente-Si lo considera oportuno no vuelva después, no creo que la necesite más.

Hera no se sorprendió de la reacción de Snape, lo conocía lo suficiente para saber que ese era el Severus que ella conocía. Sonrió tristemente y sin decir nada más se decidió a salir de aquella casa. Snape le cortó la retirada.

- ¿Tanta prisa tiene?- siguió fríamente el estoico mortifago- ¿No quiere ni siquiera tomar una última copa conmigo como acostumbraba estas semanas?

- Creo que debería irme profesor- evitó responde a las preguntas la joven intentando pasar de nuevo a través de la puerta.

- Si, creo que será lo mejor¿verdad Srta. Dumbledore?- soltó de pronto Severus moviéndose hacia la salita que había al lado de la cocina.

Hera se quedó inmóvil, sabía que tarde o temprano llegaría este momento, ella misma había observado como Severus iba avanzando poco a poco en sus averiguaciones, como sonreía ante algunas de las respuestas dadas por la joven y como enarcaba las cejas en señal de entendimiento en algunas ocasiones. Ahora parada en la cocina, con la mano en el pomo de la puerta no estaba tan segura de todo, había observado la frialdad en su rostro al increparla, y sabía que en solo un momento había acabado con varias semanas de entendimiento, y realmente eso era lo que Hera esperaba. Durante estas semanas Snape intentó varias veces que ella se mostrase tal cual era, pero la joven sabía que eso podía romper la extraña estabilidad que habían alcanzado y se lo había repetido a él una y otra vez. En estos momentos Hera sabía que no se había equivocado.

Con un extraño dolor alojado en su pecho salió por la puerta de la cocina, sin mirar ni una sola vez atrás, sin preocuparse de lo que podía estar pasando por la cabeza del profesor Snape.

Severus la observó alejarse a lo largo de la calle, sus pisadas habían quedado marcadas en la nieve, y el estoico mortifago permaneció varias horas mirando como la nieve las iba cubriendo lentamente. Se giró bruscamente y pegó un puñetazo en la primera pared, este año sabía lo que era pasar solo una Navidad.

Hera llegó poco antes del anochecer a Hogsmeade, se encontraba extrañamente fuera de lugar, era como si ella no debiera estar allí. Observó la tristeza que acompañaba al pueblo, y por un momento la Navidad se le hizo más cuesta arriba de lo que nunca habría pensado. Sus pasos la llevaron hasta la Taberna Cabeza de Cerdo que seguía conservando su cártel semi-roto en la pared y ese aspecto lúgubre y desafortunado que la convertían en uno de los bares menos frecuentados de aquel pueblo. Entró lentamente, observando a tres magos de dudosa reputación sentados en una esquina disfrutando de una acalorada discusión.

Hera miró al tabernero que se encontraba tras la barra y este le devolvió una cálida sonrisa, la joven no tardó mucho en notarse abrazada por unos fuertes brazos.

-Hola mi niña- la saludó su abuelo.- No sabes las ganas que tenía de verte de nuevo.

- Yo también abuelo, yo también- le respondió Hera a su abuelo devolviéndole su abrazo.

Ambos permanecieron abrazados un par de minutos disfrutando de la cercanía que no habían podido tener durante estos últimos meses.

-Vete subiendo, voy a echar a estos de aquí- le dijo señalando a los magos sentados en la taberna-La mesa ya está preparada.

Hera subió las escaleras sonriendo al escuchar los gritos de su abuelo, y se dirigió hacia la gran sala al final del primer piso donde solían celebrar sus mejores fiestas familiares. Abrió la puerta lentamente observando la mesa perfectamente dispuesta, con las velas, y demás adornos navideños incluidos varias ramas de muerdago colgando del techo. Hera observó la perfecta disposición de los platos de los cuatro platos y se sorprendió de no ser solo tres, normalmente las fiestas se reducían a su padre, su abuelo y ella misma.

- Cuatro platos- susurró casi para si misma.

-Creo que tu abuelo nos tiene un invitado sorpresa- le respondió una voz muy conocida a sus espaldas.

Hera se giró y con una gran sonrisa se lanzó a los brazos de su padre. Percival abrazó fuertemente a su hija y por un momento creyó que su pequeña volvía a estar en sus brazos. Padre e hija se separaron sonriendo y sintiéndose observados se giraron mirando hacia la puerta. Aberforth los miraba alegremente.

- Veo que ya habéis observado que tenemos otro invitado- les dijo- Es una amiga mía, ella no sabe que vosotros también estáis invitados, por favor espero que me ayudéis a hacer una agradable cena.

-¿Una amiga?- sonrió su nieta.

- Si, sólo es una amiga- respondió muy serio su abuelo.

Hera y Percival se sorprendieron de la seriedad que mostraba normalmente el normalmente loco y alegre hermano de Albus. Ambos se miraron nuevamente intentando averiguar quien podía ser. Un ruido en la puerta los interrumpió, allí recortada contra el umbral estaba Minerva McGonagall, mirándolos a todos ligeramente asustada. Percival fue el primero en reaccionar y dirigiéndose hacia su madre la abrazó fuertemente mientras le deseaba unas muy felices fiestas. Minerva le devolvió el abrazo emocionándose visiblemente.

Hera avanzó también lentamente, todavía preocupada por la posible reacción de su abuela. Esta la miró fijamente y rompiendo el espacio que la separaba de su nieta la abrazó, la joven sintió entonces la presencia de su abuela como nunca lo había sentido hasta ahora, sintió todo su cariño fluyendo hacia ella y se lamentó de no haber podido disfrutar antes de estas sensaciones.

Los cuatro se sentaron a la mesa, y tras unos minutos de indecisión y miedo una agradable conversación se instaló entre todos. Por un momento, fue como si fueran una verdadera familia, como si durante toda la vida hubieran vivido como tal. Hablaron sobre temas triviales, y más de una vez las bromas de Aberforth los hicieron reír ampliamente.

- ¿Por qué no has pasado la navidad en Hogwarts?- preguntó Hera extrañada.

­- No hay nadie allí. Este año hemos recibido menos alumnos, y muchos no volverán tras las vacaciones de Navidad – explicó Minerva tristemente- Le di vacaciones al profesorado, todos querían pasar estos días con sus familias.

- Este es un mal año para todos- dijo Percival.

- Pero, perder un curso en Hogwarts no es la solución- añadió Hera- ¿no ven que así no acabarán nunca su formación como magos y brujas?

- No exactamente, cuando un joven pierde un año en teoría no puede volver a recuperarlo, pero siempre que presente una causa justificada para perder un año, se le puede volver a aceptar en el colegio- le explicó Minerva- Y creo que este último año es algo más que una causa justificada para perder la escolaridad.

- ¿y Potter dónde pasa estas fiestas?- preguntó Hera preocupada por el supuesto salvador del mundo mágico.

- Supongo que en casa de los Weasly- respondió Minerva desconcertada- Él no ha asistido este año a Hogwarts.

- Pero…- se extrañó Hera.

- Potter es mayor de edad, al igual que la Srta. Granger y el Sr. Weasly- empezó su padre- Ellos han decidido no asistir a Hogwarts este año, es su decisión. No podemos hacer nada.

- Yo pensé…

- No lo lleva bien, es como cargar el peso del mundo sobre el cuerpo de un joven- intentó explicarle su abuela- Siempre le hemos pedido demasiado, y ahora él busca su propio camino.

- El ministerio le ha concedido privilegios especiales a la casa de los Weasly- siguió su padre- Potter y sus amigos han estado seguros hasta ahora.

- ¿Han pasado allí todos estos meses?

- No, realmente el joven Potter nos ha salido especialmente activo- sonrió Percival- ha realizado demasiadas excursiones, aunque creo que eso ya lo sabes- dijo mirando para su hija- Ahora pasan también algunas temporadas con Charlie, el mayor de los Weasly tiene un pequeño piso en Londres, y parece ser que los jóvenes encuentran más diversión allí que en la madriguera.

Hera asintió entendiendo por un momento la extraña situación que debía estar viviendo Harry, apoyado de manera incondicional por sus dos amigos. La noche se alargó más que de costumbre, y a altas horas de la madrugada, los cuatro decidieron irse a sus habitaciones dispuestos a descansar. Habían pasado una agradable velada, mañana era Navidad y los cuatro querían volver a disfrutar de su mutua compañía.

El día de Navidad todo transcurrió agradablemente, no sólo la mañana y la comida, sino también la sobremesa. Aún así hubo momentos silenciosos en los cuales analizaron los problemas a los que se enfrentaban. Por primera vez Minerva les habló de la muerte de Albus, y de sus propios sentimientos, reconoció la intensidad de los mismos por el antiguo director, y como intentaba superar su muerte de la mejor manera posible. Además estaban sus propios sentimientos por Snape, su antiguo colega, el hombre al que había aprendido a apreciar, había aprendido a leer entre sus sarcasmos e ironías la preocupación y el miedo por las personas a las que apreciaba. Conocía de primera mano la unión que el ex – mortifago mantenía con el antiguo director y no sabía a que atenerse.

Hera intuyó en algunos momentos las dudas de Minerva frente a la situación que se había generado, asumía que Albus había muerto, los había dejado pero no podía creer que Severus lo había matado. La joven se preguntó que le dirían si supiera que ella era ahora su "protectora" por mandato de Albus y que a ella misma le costaba asumir la culpabilidad de su bastardo profesor.

Poco después de las cinco Hera se disculpó y abandonó la casa antes las risas de su padre que ironizó sobre el noviete que se debía haber echado la joven, para abandonar así a su familiar el día de navidad.

Hera llegó a Spinner's End cuando ya oscurecía, comenzó a andar lentamente sin saber muy bien como enfrentar a Snape. Había tenido una corazonada, y había querido volver a junto Severus pero ahora no estaba tan seguro de haber tomado la decisión correcta. Llegó delante de la casa de su ex – profesor, y miró a todas las ventanas, preguntándose donde estaría Snape, pero este no daba señales de vida. Eso extrañó a la joven que decidida se dirigió hacia la puerta de la cocina, las barreras ante intrusos no saltaron, y la puerta se abrió al mover simplemente el pomo. Hera se preocupó y empuñando su varita entró decidida en la casa. La imagen que se presentó ante ella era entre triste y cómica. La sala estaba llena de botellas de whisky de fuego y el normalmente serio mortifago se encontraba tirado en un sofá con una sarcástica sonrisa en su rostro e intentando enfocar a su visita.

- No te quejes he bajado las defensas por si alguien quería venir a visitarme, si no lo hubiera hecho, no hubieras podido entrar a desearme feliz Navidad- intentó vocalizar lentamente mientras levantaba otro vaso de whisky dispuesto a brindar imaginariamente- Feliz Navidad Srta. Dumbledore.

- Está borracho- afirmó la joven- ¿No cree que no es conveniente que en esta situación esté en este estado?

- Estaba celebrando la Navidad, me sentía solo y mi única compañía era el whisky. Hasta el Señor Oscuro tiene una fiesta privada esta noche, una fiesta a la que no puedo asistir por seguridad- siguió Snape- ¿Cómo lo hubieras celebrado tú? Pensé que te ibas de verdad que no volverías y quería olvidarlo.

Hera lo miró fijamente intentando averiguar que quería decir exactamente con sus palabras.

- Le recomiendo que esté callado profesor, podría decir algo de lo que se podría arrepentir – le aconsejó la joven mientras lo hacia levitar con un hechizo.

- No me voy a arrepentir de nada, o por lo menos no de nada que no sea la resaca- sonrió Snape- llevas cinco meses conmigo, aunque en los dos primeros no supe que estabas allí. Y me gustas, si me gustas.- se repitió más para si mismo que para la joven.

- Profesor…- lo intentó interrumpir Hera.

- Ya va siendo hora que reconozca mis sentimientos, me gustas, me gusta charlar contigo. Me gusta tu compañía. Tenía pensado pasar la Navidad contigo y de repente viniste y me dijiste que te ibas¿cómo crees que me sentí?- se confesó Severus- Me sentí vulnerable y nunca me había sentido así, créeme, pensé que te perdía y me asusté.

Hera no respondió no podía, ella misma no podía lidiar con sus sentimientos hacia el Severus Snape que había conocido estos últimos meses, el cruel mortifago que escondía su dolor bajo una coraza de indiferencia y frialdad. Llegaron a las habitaciones del profesor y la joven se dispuso a quitarle la capa sin decirle nada más.

-Creo que es hora de que empiece a dormir profesor- dijo la joven - Me lo agradecerá.

Hera se giró dispuesta a abandonar la habitación.

- Mírame de nuevo- la interrumpió Severus- Y dime si sigues viendo al cretino y bastardo profesor de pociones.

-No, no lo sigo viendo pero creo que no se encuentra en el mejor estado para discutir esto.

- Si no estuviera en este estado no estaría discutiendo esto- indicó el mortifago- Vente a vivir conmigo, esta casa está mejor preparada que la tuya, sería más cómodo para ambos. Y no me sentiría tan asquerosamente solo.

Hera meneó negativamente la cabeza, ya había tenido demasiadas emociones por un día y no creía que la situación que estaban viviendo les hicieran ningún bien, ni a Severus ni a Hera. Girándose de nuevo, se acercó a su ex – profesor, y sacando la varita se sentó en el borde de la cama. Miró fijamente a Snape y este fijo también su vista en ella, se observaron insistentemente durante unos segundos hasta que Severus se acercó hacia delante y posó sus labios en los de su ex – alumna, Hera respondió al beso por inercia, pero el olor a alcohol le recordó donde se encontraba, Severus estaba totalmente borracho, y sin control de sus propias acciones. La joven levantó entonces su varita.

- Mañana me lo agradecerá- dijo antes de susurrar un hechizo. –Feliz Navidad profesor.

Severus quedó inmediatamente dormido y Hera se decidió a abandonar la casa. Salió al exterior todavía abrumada por todo lo que había pasado allí dentro. Sabía que necesitaba tiempo para asimilar todo aquello y que al día siguiente cuando Severus se despertara y fuera consciente de lo que había hecho, el estoico mortifago se sentiría desconcertado. Hera tenía miedo de las posibles reacciones de Snape y también de las suyas propias. Cerró los ojos disfrutando del frío del exterior en su rostro, cerró la puerta y sacando su varita conjuró un hechizo de protección para la casa. Caminó lentamente hacia su casa, subió las escaleras y quitándose la ropa se tiró sobre el camastro. No tenía sueño, no podía dormir, no esa noche no podía.

Reviews

Natalia: Snape y ella han tenido una peculiar relación… como siempre tiene el profesor de pociones con sus gryffindors, ahora siempre nos quedará la duda, de verdad los odia o debe fingirlo.

Malu Snape Rickman: Habrá lemon habrá y creo que bastante, tengo que reconocer que me gustó escribir esa parte para este fic, fue como si desde el principio estuvieran destinados.

HoneyBeeM: Hola, no creo que vaya a poner un motivo concreto de la mala relación entre Severus y Hera, simplemente ella era gryffindor y eso es suficiente para el oscuro profesor. Me alegra que te siga gustando.

Melliza: No es exactamente mi alterego pero te puedo asegurar que no me importaría lo más minimo estar en su lugar.

amsp14: Él se niega que una persona como Hera a la que ha tratado mal sea capaz de demostrar por él tanto interés… pero todo de andara.

§µ£ §NAP£: Me alegro que te guste mi fic, una hace lo que puede… espero que me sigas leyendo. Yo también envidio a Hera.

Gracias a tods por los reviews y saludos.