Disclaimer los personajes no son mios, no gano nada con esto, solamente lo hago para divertirme...
SPOLIERS SEXTO LIBRO
Hera no salió de casa en los días siguientes no sabía como poder enfrentar la situación y evitó encontrarse con Snape. Aunque eso no le impidió observarlo sigilosamente en varias ocasiones preguntándose que podía estar pasando por su cabeza.
Severus por su parte no estaba tampoco en sus mejores días. Al día siguiente de Navidad se había levantado con una impresionante resaca que había mejorado con una simple poción, el problema era que su actitud del día anterior no podía borrarse. Recordaba una y otra vez la conversación que había mantenido con la joven, una conversación que nunca debió de haber sostenido.
El mortifago había descubierto hacía varias semanas que su "protectora" era Hera Dumbledore, pero no había tenido valor de enfrentarla. Tenía miedo que eso los separase, Severus era consciente de las dificultades que había tenido que superar la joven para llegar a llevarse medianamente bien con él. El ex – profesor no era tan tonto como para saber que los siete años que habían pasado en Hogwarts habían sido difíciles para ambos, especialmente para ella. Severus se había convertido en un profesor implacable con la joven, y no le había permitido ningún fallo ni en sus clases ni fuera de ellas. Había disfrutado castigándola y ahora sin saber exactamente porque se sentía culpable.
Ella había llegado a Hogwarts dieciséis años antes sin saber quien era, sin tener ni idea exactamente que significaba apellidarse Dumbledore. Su vuelta trajo también a Percival, su padre y a su loco abuelo Aberforth de vuelta. En menos tiempo del esperado, los Dumbledore volvían a ser una familia, todos reunidos alrededor de la joven Hera. Y él, nadie se había acordado de Snape, a nadie le había importado lo que sentía. Severus había aprendido a ver en Minerva y Albus una nueva familia y en aquel momento creyó que la auténtica venía arrebatársela.
Nunca se planteó que se pude querer a muchas personas a la vez, y que Minerva y Albus nunca se habían olvidado de él, pero aún así no pudo evitarlo y cargó con toda la culpa a la joven nieta de Minerva que pago la rabia y la frustración que el mortifago sentía.
Ahora sabía que se había equivocado, en estos meses, en que ella no era para él nada más que una simple desconocida permitió que se fuera acercando a su frío corazón. Se había permitido el lujo de darle una oportunidad a la mujer que se preocupada por él y se había descubierto así mismo disfrutando de sus comentarios, de sus extrañas ideas y de sus simples y triviales conversaciones. Cuando entendió que hablaba con la nieta de Minerva, sus sentimientos cambiaron y su admiración por la joven aumentó, conduciéndolo a un extraño sentimiento hacia ella, ella era capaz de vencer todo el odio que sentía. Le gustaba pensar que ella preocupaba por él, le importaba lo que le pasara.
Se sintió tan sólo el día de nochebuena cuando ella se largó a pasar las fiestas con sus familiares. Había pensando en irla a buscar y quizás convencerla para que le descubriera quien era en realidad. Pero ella llegó antes, y le dijo que se iba. Severus aún recordaba en dolor acerado que lo atravesó en ese momento y sin dudarlo usó su mejor defensa atacarla previamente. Cuando ella se fue notó el dolor de la soledad y ahogó sus penas en alcohol. No esperaba que volviera y cuando lo hizo su lengua fue más rápida que su mente y aunque sabía que quizás se arrepentiría de ello, tal y como estaba haciendo ahora, no dudó en dejarle entrever parte de sus sentimientos a la joven.
Hera se levantó poco antes del amanecer aquel día, era fin de año y como en las noches anteriores había dormido sólo unas horas. Se acercó a la ventana y comprobó que seguía nevando tal y como estaba haciendo durante todo el invierno, pudo percibir un movimiento en la casa de enfrente y no se sorprendió de que Severus pudiera dormir tan poco como ella.
Hera reconocía una fuerte atracción por ese hombre, y cuanto más tiempo pasaba con él, más comenzaba a dudar de su culpabilidad en el asesinato del director. La joven estaba desarrollando por él un fuerte sentimiento de protección y cada vez le molestaba más el hecho de no saber lo que le sucedía en el interior de la casa de Voldemort, y eso no era conveniente, no en su situación. Había sido entrenada para luchar en la guerra, y no podía, no debía permitir que unos sentimientos que no tenían que estar allí la distrajesen.
Pasó el día caminando de un lado a otro de la casa, gastando si cabe más las ya gastadas tablas del suelo. Se sentía nerviosa, nerviosa y vulnerable. La tarde cayó rápido, y Hera decidió que sería un buen momento para intentar poner su vida en orden, para intentar solucionar los problemas que no había podido soluciones a lo largo de esta semana. Se vistió de nuevo con su capa negra pero esta vez no se puso el pasamontañas, simplemente se colocó la capucha sobre la cabeza, y decidida bajó las escaleras hacia la calle. Cerró la puerta con calma permitiendo que Severus fuese consciente de su salida, se giró hacia la casa para comprobar que sus movimientos eran seguidos por una fría mirada desde la ventana de la planta inferior. No miró ni una sola vez más atrás y con una decisión fuera de lo común, comenzó a caminar calle abajo.
Severus observó a la joven saliendo de su casa, por un momento se preguntó si iría hacia él, pero después la vio caminar calle abajo sin mirar ni una sola vez atrás. Se maldijo por haber puesto sus esperanzas en ella, por creer que lo único que necesitaba era tiempo. Se giró y tomó entre sus manos un vaso de whisky de fuego, por un momento sus recuerdos volvieron a él, su última borrachera y lo que ella provocó, esta sensación de vulnerabilidad que sentía ahora. Tiró el vaso al suelo y maldiciendo se dispuso a celebrar su propio fin de año.
Hera se dirigió a Hogsmeade del mismo modo que había hecho sólo una semana antes. Su abuelo la vio entrar en la taberna y la miró fijamente, echó a los pocos clientes que quedaban aún en el bar y subió las escaleras de dos en dos. Entró en la última de las habitaciones y allí sentada en un sofá llorando copiosamente en los brazos de Minerva, que se había quedado para pasar las fiestas, estaba Hera.
Aberforth percibió la angustia de Minerva y por un momento se preguntó que le podía estar sucediendo a su nieta, la actual directora de Hogwarts seguía masajeando circularmente la espalda de Hera hasta que esta comenzó a calmarse sustituyendo sus lágrimas por pequeños sollozos.
- Hera cariño¿qué te sucede?- le preguntó preocupada su abuela- Por favor dinos que te sucede.
Hera se incorporó y limpiándose las lágrimas miró fijamente a sus abuelos que la observaban preocupados.
-No puedo- empezó de pronto- No puedo seguir, hasta ahora he estado haciendo algo pero no creo que pueda seguir con ello.
Aberforth y Minerva se miraron extrañados no tenían ni idea de lo que les estaba hablando su nieta.
- Hera ¿qué está pasando?- le preguntó Aberforth.
- No puedo deciros nada, pero esto me está superando. No puedo, no puedo dejar de pensar en él- empezó Hera- Me gusta estar con él, charlar con él, no lo entiendo.
- ¿Quién es él?- se extrañó Minerva.
- Nadie importante, pero no lo sé. Es tan difícil, cuando estoy sola pienso en él, cuando estoy con él sigo pensando en él y eso no puedo permitirlo, no puedo ser vulnerable.
- Hera estás enamorada- afirmó su abuelo.
- No, no lo estoy, es sólo que me siento sola y…- intentó razonar la joven.
- Estás enamorada- afirmó una voz que conocía demasiado bien.
Hera se giró para observar como su padre la miraba sonriente desde la puerta. Su padre se acercó a ella y tras besarla en las dos mejillas saludó también a sus padres.
- Así que mi hija está enamorada y no quiere reconocerlo- sonrió Percival sentándose en el sofá cómodamente.
- No, no lo estoy, es sólo que me siento sola.
- No, no lo es, y tú lo sabes sino no estarías aquí- siguió su padre- Sabes que no es un simple sentimiento de soledad lo que te ha hecho buscar compañía. Siempre has sido muy fuerte para eso. Te has enamorado y por algún motivo no aceptas ese sentimiento.
- Porqué no es correcto, con él no es correcto- respondió Hera.
- Si tu corazón lo ha elegido entonces si es correcto.
Hera cerró los ojos aguantando las ganas de llorar de nuevo.
- El amor llega cuando menos lo esperamos- empezó su abuela- Puede durar unos días, unas semanas o toda la vida, pero eso no es importante, sino el disfrutar de él. Puedes atesorar con él los mejores días de tu vida, las mejores semanas o la mejor vida, pero para ello debes disfrutarlo.
- No niegues tus sentimientos Hera- continuó su abuelo sonriendo a Minerva- Tu abuela tiene razón, lo mejor del amor es saberlo aprovechar cuando llega, si vives renunciando a él, no vives, sino sufres y cuando descubres que ya no está contigo es cuando eres consciente de todo lo que has perdido, de todos esos momentos que podías guardar y que decidiste tirar por la borda. El amor es difícil de entender, pero es maravilloso, el amor es lo único que no debemos racionalizar sino solamente sentir.
La joven asintió levemente y sonriendo besó a sus abuelos y a su padre.
-Creo que deberíamos celebrar la entrada del nuevo año- sonrió Hera.
Los cuatro pasaron una agradable velada, tan agradable como la Navidad, volvieron a convertirse en una familia unida, aunque igual que en las celebraciones anteriores, Hera tuvo en muchos momentos la sensación de notar la falta de Albus. El año nuevo, les trajo un alegre brindis y las mejores felicitaciones para el año entrante.
- Supongo que tienes a alguien con quien celebrar este día¿verdad?- preguntó su padre.
Hera sonrió alegremente y tras despedirse de su familia, salió corriendo de Hogsmeade, quizás todo fuera demasiado complicado, pero tal y como decían sus abuelos, merecía la pena lamentarse por haber vivido y no por no haberlo hecho.
Llegó corriendo a Spinner's End y sin molestarse en ocultar sus pasos comenzó a andar apuradamente hacia la casa del profesor Snape. No le importó que pudieran saltar las barreras de protección, ella quería llegar hasta allí, y quería que él lo supiera.
Severus notó como alguien se saltaba las barreras y se sorprendió de que Hera corriera apurada hacia su casa. Por un momento se preguntó si pasaría algo, pero había algo extraño en todo aquello y su preparación le decía que podía estar tranquilo, comenzó a bajar las escaleras que llevaban a la planta baja.
Hera no frenó su carrera hasta llegar a la puerta de la cocina, puso su mano sobre el pomo e intentó girarlo para descubrir que este estaba cerrado. Maldijo por lo bajo, y tal como acostumbraba a hacer cuando su relación con Severus había sido fluida petó tres veces a la puerta. Esta se abrió lentamente y la joven se extrañó de no encontrar a Snape tras la misma. Cerró con cuidado y avanzó hacia la salita. Severus llegaba en ese momento procedente del piso superior. Se paró en la puerta contraria a donde se encontraba la joven y la miró por un momento interrogante.
- Feliz Año profesor- saludó Hera visiblemente nerviosa para intentar romper el hielo.
- Feliz Año- le respondió Severus sorprendido- ¿Ha venido corriendo para felicitarme el año¿O pensaba encontrarme otra vez en un lamentable estado de embriaguez?- concluyó irónico.
La joven lo miró fijamente, sabía que Snape tenía que estar dolido con la actitud de ella tras su confesión, y era normal. Respirando profundamente se sacó la capucha descubriéndose ante el mortifago.
- Lo siento, pero todo esto me superaba- dijo con lágrimas en los ojos.
Severus no sabía que responder a la joven, el mismo se veía desbordado por todo aquello, no sabía como podían haber llegado a esta situación, no después del odio que se profesaban. Le impactó en ver los ojos de la joven anegados de lágrimas.
Dio un paso hacia delante en señal de reconocimiento observando como la joven también lo daba. Para Snape eso fue más que suficiente y rechazando todas las creencias que había tenido hasta entonces la tomó por la cintura y posó sus labios sobre los de Hera tal y como había hecho el día que ella lo encontró borracho. Esta vez ella no se separó, Severus no estaba borracho, ambos sabían lo que hacían y eran conscientes de lo que su acto podía conllevar.
Hera se dejó acariciar por las manos expertas de Severus, que subían y bajaban por su espalda mientras devoraba con fervor su boca. La lengua del mortifago le pidió permiso para entrar y ella se lo concedió gustosa, emitiendo un pequeño grito cuando fue mordida dulcemente en el labio inferior. La joven tampoco estaba quieta y sus manos ya habían logrado desabrochar la larga túnica de Snape y esta yacía en el suelo a los pies de su dueño. Severus se separó de ella un momento mientras ambos tomaban aire. Quizás buscando en las sensaciones que las embargaban el último atisbo de cordura antes de perderse definitivamente en la locura.
-Hera- susurró Snape provocando sin querer un estremecimiento en la joven.
Hera no le respondió simplemente posó uno de sus dedos sobre los labios de su ex – profesor para que este no siguiera hablando, Severus entendió el gesto y tomó dentro de su boca el dedo de Hera, lamiéndolo, besándolo. La joven creyó derretirse con sólo ese gesto y se apoyó contra el mortifago disfrutando del calor que emanaba bajo su ropa.
Se miraron nuevamente y en una locura frenética por sentirse comenzaron a desvestirse mientras avanzaban escaleras arriba hacia el dormitorio de Severus.
Snape había retirado la camiseta y el pantalón de la joven y no tenía muy claro el momento en que ella había hecho lo propio con su camisa y su pantalón. Habían llegado a la cima de las escaleras y ahora Severus la empujaba hacia su cuarto, deseoso de poder besar y saborear ese cuerpo en mayor profundidad.
Hera cayó sobre la cama notando inmediatamente el peso de Snape sobre ella, disfrutando del contacto de la blanca piel del mortifago sobre la suya propia, del latir acelerado de ambos pechos. Severus comenzó a recorrer con su boca el cuerpo de la joven extrayendo a su paso pequeños gemidos de satisfacción, disfrutó del contacto de su lengua con sus pezones y la dureza que adquirieron los mismos con sus caricias.
Hera curvó su cuerpo hacia atrás buscando un mayor contacto con Severus, gimiendo ante las diestras caricias del hombre. Snape esbozó una pilla sonrisa mientras continuaba su ataque a la anatomía de la joven, siguió desplazándose hacia abajo sin dejar de masajear sus pechos con sus manos. Su boca llegó ante la zona más erógena de Hera, y comenzó a soplar sobre él lentamente. La joven leona se curvó más si cabe buscando un contacto con el hombre que la atormentaba sobre ella.
Severus rió al observar las reacciones de la joven pero sin permitirle levantarse le sacó lentamente las bragas y comenzó a lamer lentamente el clítoris de Hera. La srta. Dumbledore creyó que tocaba el cielo con las manos y se preguntó como un hombre tan frío e impenetrable podía llegar a ser tan cálido como lo estaba siendo Snape. Pero no tenía tiempo para pensar, sus sensaciones no le permitían hacerlo.
Hera se levantó de pronto al notar como Severus dejaba de disfrutar con ella y se permitía observarla fijamente. La joven se sorprendió de la mirada de deseo y ternura que vio en los ojos de su amante y alentada por estas sensaciones se dispuso a retribuirle al hombre todos los cuidados recibidos. Besó tiernamente sus labios delineando con s lengua lo labios de Severus, sus manos comenzaron entonces a vagar por su cuerpo semidesnudo, despojándolo de las ropas que aún conservaba puesta. Tumbo a su ex - profesor sobre la cama y comenzó a besar y a acariciar cada centímetro de la piel blanquecina del mortifago. Lamió su costado, su vientre, disfrutó de las sensaciones que esto causaba en su amante, y se extrañó que un estoico mortifago al servicio de Voldemort fuese capaz de perder así la razón por unas caricias, por sentirse simplemente querido.
Siguió descendiendo, hacia la entrepierna de Severus, besando cada parte de sus muslos, negándose a darle lo que el hombre deseaba. Oyó el gemido de frustración en los labios de Snape al no sentirse saciado donde él quería y Hera no pudo evitar una sonrisa de satisfacción. Para ella era impensable imaginar a su cretino y bastardo profesor rogando bajo sus atenciones. Severus, se estaba excitando como nunca antes lo había hecho, sentía su sangre fluir por sus venas como si fuera un líquido caliente y espeso. Hera le dedicaba a cada trozo de su cuerpo una atención sin límites. Sin querer dilatar más el tiempo tomó a Hera de las manos y la atrajo hacia arriba, ella se sentó sobre él y elevándose lentamente se introdujo el miembro de Severus en el interior. Ambos amantes se comenzaron a mover acompasadamente, aumentando el ritmo de sus embestidas al ritmo de sus jadeos. Snape disfrutaba acariciando con sus manos los pechos de la joven, mientras esta se movía sobre él con su larga melena cayendo sobre sus hombros.
Severus notó como la vagina de la joven se contraía mientras ella gritaba su nombre, su miembro se notó de pronto aprisionado en aquellas paredes lo que lo llevó al orgasmo.
Ambos se separaron, mirándose una vez más. Severus lanzó un hechizo limpiador sobre ambos y girándose ambos se abrazaron tiernamente. Hera no intentó irse, sabía que Snape no se lo permitiría. Sonriendo se acurrucó contra el cuerpo de su amante, un cuerpo que desprendía un cálido y reconfortante calor.
- Feliz Año nuevo Hera- susurró Severus en su oído.
- Feliz Año nuevo Severus- contestó Hera llamándolo por su nombre por primera vez en su vida.
Ambos se durmieron poco después, todavía acunados por la magia del momento que habían compartido.
Reviews:
Melliza: Espero que la espera no haya sido larga… todas queremos ser Hera.
Sirenitus: Hola, siento tus problemas para cargar las páginas pero debe ser un problema de fanfiction, porque yo también los tengo a la hora de leer los reviews. Me alegra que te guste.
amsp14: Severus y Hera han empezado un acercamiento, es verdad, el único problema es que él estaba borracho… bueno algo que se solucionó como has podido comprobar. Sobre Minerva, para mi siempre ha sido una mujer enigmática… nunca supe con sinceridad de que bando está.
Malu Snape Rickman: Ya ves el alcohol hace milagros y hasta Severus se rinde ante sus efectos, eso sí, la mañana siguiente o los días siguientes prometían ser caldeados, Hera debe luchar contra lo que sabe y Severus contra lo que ha largado sin motivo.
HoneyBeeM: Gracias por tus comentarios, me alegra que te haya gustado el capítulo en especial porque no tenia muy claro si lo estaba escribiendo correctamente, vamos plasmando correctamente los sentimientos de cada uno de ellos.
Gracias a tods por los reviews y saludos.
