Disclaimer los personajes no son mios, no gano nada con esto...
SPOLIERS SEXTO LIBRO
Hera despertó de pronto al notar una molesta frialdad en la cama. Abrió lentamente los ojos, y comprobó como Severus ya no se encontraba a su lado. Se levantó tapándose con la sábana y se acercó a la ventana observando ahora su antigua casa desde otra perspectiva.
- Veo que ya has despertado- oyó a un inseguro Severus desde la puerta.
Hera se giró sonriendo, y avanzando hacia él lo besó tiernamente en los labios. Un beso al que Severus respondió agarrándola por la cintura y apretándola más contra él.
- Creo que necesito una ducha- lo interrumpió la joven buscando con la vista sus ropas desperdigada por la habitación.
-Toma- le dijo Snape entregándolo algunas ropas perfectamente dobladas- He recogido algunas de tus ropas en el pasillo y salita- añadió sonriendo pícaramente.
Hera sonrió y tomando las ropas de manos del cruel mortifago se dispuso a ponerse medianamente decente. Severus no se movió de donde estaba y si no fuera porque para Hera eso era imposible, diría que su ex – profesor estaba visiblemente nervioso.
- Quédate aquí- soltó de pronto- Es mejor que correr de un lado a otro de la calle- intentó justificarse.
- ¿Y si tienes "visitas"?- preguntó Hera sonriendo.
- No tengo una gran vida social como ya habrás comprobado- dijo retóricamente- Y siempre podrías esconderte en alguna parte de la casa, mis visitas no suelen pasar de la salita.
Severus la miró fijamente.
- Pero entiendo que no quieras venir a vivir con un cretino como yo- siguió de pronto sorprendiendo a la joven mientras agachaba la cabeza.
Hera rió en alto.
- ¿Siempre atacas primero antes de ser atacado?- le preguntó- ¿Crees que si te siguiera considerando un cretino habría pasado la noche contigo?
- Soy vulnerable- confesó de pronto- Tú me haces ser vulnerable y eso no me gusta.
La joven se acercó a él, y lo volvió a besar tiernamente intentando trasmitirle en ese beso toda la confianza que él no poseía en sí mismo.
- Voy a buscar mis cosas, vuelvo en un momento-le respondió Hera.
Severus observó como la joven bajaba las escaleras y se desplazó hacia la ventana para comprobar como Hera entraba en su casa. Por un momento se preguntó si la joven no estaría tentada de huir, de coger todas sus cosas y salir por esa famosa puerta de atrás que él no conocía pero que ella era muy hábil para utilizar.
Se movió indeciso de uno a otro lado de la habitación, mientras intentaba apaciguar sus nervios. Ella vendría, le había dicho que venía.
Observó de pronto como la puerta se abría y Hera salía a través de ella con una simple mochila en su hombro. Aquel día no fue a la puerta de la cocina sino que se paró delante de la puerta principal. Severus le abrió sonriente y Hera entró en la casa con la mano de Severus en su hombro sin saber muy bien que hacia allí, sin saber muy bien si ese era el camino correcto.
Nada cambió en las semanas posteriores y entre Hera y Severus se instaló una agradable rutina, solo rota en contadas ocasiones por las llamadas de Lord Voldemort a su vasallo. Hera lo acompañaba en todos y cada uno de esos encuentros, y terriblemente nerviosa lo esperaba a las afueras del bosque, sintiendo como por cada minuto que Snape pasaba allí dentro su corazón se rompía más.
Una situación que contrastaba con su vida en Spinners End. Hera y Severus estaban a gusto juntos, y eso se demostraba en sus apacibles charlas o en sus agradables momentos de silencio compartidos. Severus pasaba mucho rato observando a la joven preguntándose si todo aquello no sería una locura, algo tan irreal como maravilloso. Hera por su parte estaba muy asustada, nunca se había sentido así, sabía que lo que compartía con Snape era único, pero a pesar de ello eso no le impedía tener miedo, preguntarse muchas veces si todo esto tenia sentido si podía realmente estar pasando.
Vivían solos en un mundo construido por ellos mismos, pero si alguien los hubiera podido observar podría haber creído que eran un matrimonio casi perfecto. Discutían por tonterías pero siempre encontraban un momento para la reconciliación, un momento para la ternura. A veces para ambos era como volver al pasado como ser de nuevo el profesor y la alumna que se demostraban un odio intenso e implacable. Pero en este caso uno de los dos siempre acababa buscando al otro para finalizar sonriéndose mutuamente.
Severus encontraba mucho más cortas sus noches, y el insomnio había desaparecido. Además ambos gustaban de perder algunos minutos de sus mañanas en cama, abrazados. El frío mortifago se preguntaba muchas veces que sucedería cuando la guerra terminase, si ella seguiría a su lado, si realmente no lo estaba utilizando para obtener más información sobre su bando para después desaparecer de su vida., algo para lo que el ex - profesor no creía estar preparado. Hera tampoco sabía lo que les depararía el futuro pero no tenía fuerzas para enfrentarlo ahora.
Severus se despertó tarde aquel día, la noche anterior se habían quedado hablando hasta altas horas de la mañana, intentado buscarle sentido a algunas actitudes del señor Oscuro, algunos hechos que al mismo mortifago le parecían extrañas. Se dio una ducha rápida, y vistiéndose más cómodamente a lo que solía hacerlo antes bajó a la planta inferior. Un agradable y tierno de sol de primavera intentaba vencer las nubes invernales, y por primera vez Severus se vio a si mismo deseando poder disfrutar de su tibieza sobre su propia piel. Sonrió meditando sobre lo mucho que había cambiado su vida en estos últimos meses, y como lo que él creyó que sería el peor año de su vida se había convertido en algo absolutamente extraordinario.
Oyó ruido en la cocina y se dirigió hacia ella. Allí de pie estaba Hera preparando el desayuno. La joven se revolvió al oírlo y le sonrío dulcemente.
- Buenos días Severus- le dijo.
- Buenos días.
La saludó mientras la abrazaba por la cintura y la besaba tiernamente en el cuello. Hera se estremeció ante el contacto de los labios de Severus contra su piel y se giró para recibir uno igual en sus labios. Y siempre era igual, un beso de buenos días, uno de buenas noches y una infinidad de besos y caricias robados a lo largo del día. Una infinidad de besos y caricias que se prodigaban una y otra vez, cada noche, disfrutando de ella como si fuera la última.
La noche los encontró sentados en la sala, en completo silencio. De repente las defensas de la casa saltaron.
-Viene alguien- susurró Hera.
Severus solo asintió pero con una leve inclinación de cabeza le indicó que se desplazara a la parte superior de la casa.
- Escucha- la interrumpió antes de que saliera por la puerta- Pase lo que pase no bajes, me oyes pase lo que pase. Y si ves peligro huye. La habitación del fondo tiene una ventana que da a la parte de atrás, huye por ella.
Hera no le respondió,
- Prométemelo- insistió Snape.
- Te lo prometo- susurró la joven.
Hera subió corriendo las escaleras que la llevaban al primer piso y allí se sentó agazapada esperando a que la visita llegara.
Severus abrió la puerta y sonrió a ambas hermanas Black.
- Narcisa, Beatrix, qué sorpresa- saludó irónicamente.
Ambas mujeres saludaron escuetamente al mortifago, aunque Narcisa mucho más efusivamente que su hermana. Los tres pasaron a la salita, donde Severus les indicó que tomaran asiento en el gran sofá. Tomó asiento delante de ellas y sonriendo hipócritamente esperó pacientemente hasta que la Sra. Malfoy empezó a hablar.
-Necesito tu ayuda Severus- le dijo.
- ¿Otra vez?- preguntó el aludido.- Y supongo que tu hermana sigue sin estar de acuerdo con nuestra "amistad".
- No veo en que podrías ayudarnos, Snape- soltó la morena.
- Es Lucius, sigue en Azkaban- empezó Narcisa sin hacer caso a la interrupción de su hermana- Y yo no puedo evitar preocuparme por él. Es mi marido. Y Draco necesita un padre.
- Pero yo no puedo hacer nada por Lucius- le dijo Severus.
-Si puedes. Nuestro Señor Oscuro ha mandado varias partidas a Azkaban para liberar a sus mortifagos, pero Lucius sigue allí- le explicó – Para él aun no ha cumplido suficiente castigo por el fallo en el ministerio.
- Y la eficiencia de Draco en su misión el año pasado tampoco ayuda- le espetó su hermana- No deberías haber sido tan blanda con tu hijo.
- Basta- las interrumpió Severus- ¿Y qué te hace pensar que yo puedo interceder por Lucius¿O qué quiero interceder por él?
- Fuisteis amigos- le dijo Narcisa.
Snape enarcó una ceja en señal de duda, considerar a Lucius uno de sus amigos no entraba en sus planes. Sonrió meneando la cabeza a ambos lados.
- Amigos, una bonita palabra que para tu marido siempre careció de las implicaciones que se suponía que tendría- añadió fríamente – Pero veré lo que puedo hacer, Draco es mi ahijado y por lo tanto tengo una deuda con él, y estoy de acuerdo contigo en que necesita un padre que lo mantenga lo suficientemente alejado de su "querida" tía.- concluyó sonriéndole a Beatrix.
- Siempre tan encantador Snape- le respondió la cruel mortifaga- Como te veo tan interesado en la seguridad de Narcisa y su familia, supongo que no te importará que pasemos aquí la noche, es que es muy tarde y puede ser peligroso para dos mujeres indefensas como nosotras.
Severus ahogó una especie de risa ante el adjetivo indefensa asociado a Beatrix Lestrange mientras ganaba tiempo para pensar una excusa. Por un momento pensó en despedirlas fríamente como él acostumbraba a hacer, pero quizás si Hera seguía allí…
- Me encantaría, pero soy un hombre y como comprenderéis tengo una ciertas necesidades- les sonrió- Arriba tengo a alguien esperando por mí, y ya he perdido todo este magnífico tiempo con vosotras. Si me disculpáis.
- Mientes- le espetó Beatrix- Te quieres deshacer de nosotras pero estás más solo que la una.
Severus solamente miró hacia arriba, una invitación que la entrometida de la Sra. Lestrange no podía ignorar.
- Beatrix es su vida- intentó frenarla su hermana.
Pero Beatrix ya no la oía subía corriendo las escaleras.
Hera por su parte había oído toda la conversación, agazapada en la parte superior de las escaleras. No se sorprendió de la frialdad y sarcasmo de Beatrix, sabía como se las gastaba la cruel mortifaga. Lo que si la sorprendió fue el juego en el que se involucró Severus, la revelar su presencia en el piso superior, no sabía porque lo hacía pero decidió confiar en él. Sigilosamente se dirigió hacia la habitación y con un rápido hechizo se desnudó. Se dejó caer con la ropa interior sobre la cama, colocando su pelo sobre su cara y fingiendo como dormía.
Oyó los pasos de Beatrix apurados y como estos se frenaban al llegar a la puerta, mientras la mujer aguantaba la respiración. Narcisa y Severus se acercaron poco después.
- No tienes mal gusto Snape- soltó Beatrix-¿no estará muerta? Creo saber cuales eran tus gustos, y no hay muchas mujeres que los aguanten.
- ¿Y perderme el gusto de disfrutar de un cuerpo como el de ella?- rió Severus- No querida Beatrix, ella es mi mejor diversión- concluyó soltando una carcajada.
Hera no pudo evitar un escalofrío ante las palabras del mortifago aunque quisiera pensar que eran falsas. Oyó como la señora Lestrange bufaba y salía corriendo de allí, seguida por su humilde hermana que murmuró una simple despedida.
La joven no se movió, esperando pacientemente un movimiento por parte de Snape, este esperó a que las barreras de protección volvieran a estar en su sitio, indicando que no había nadie en los alrededores. Lentamente se acercó a la cama y se sentó en ella. Hera no se movió, Severus la tomó por el hombro y la giró, sintiendo el peso de los ojos de la joven sobre él.
- Era necesario- dijo escuetamente levantándose dispuesto a irse.
- ¿Por qué?- preguntó Hera visiblemente molesta- ¿Es mi cuerpo el que quieres¿Sólo eso?
- No y lo sabes. Pero para ellas, era eso, tu cuerpo- siguió sin mirarla.
- No necesitabas decir que estaba aquí- lo encaró levantándose de la cama.
- Si- respondió Snape perdiéndose en sus pensamientos- Beatrix fue mi amante, y siempre pensó que eso le confería cierto poder sobre mí. Ahora sabe que no es así.
Hera no dijo nada más, se quedó allí, semidesnuda en el medio de la habitación, buscando el modo de encajar esa información. Severus comenzó a andar hacia la puerta.
- Entre ella y yo, fue sólo sexo- dijo sin mirarla- Nunca hubo amor.
El estoico mortifago salió por la puerta, dejando si cabe más confundida a la joven, preguntándose porque de pronto el hombre distinguía entre sexo y amor. Hera se preguntó que había querido decir con "nunca hubo amor", ¿ahora si lo había? Se preguntó mentalmente. Nunca se habría imaginado al cruel profesor de pociones enfrascado en una relación amorosa y menos confesando su amor incondicional a la luz de las velas, pero ahora. Ellos tenían algo, y ambos sabían que era más que sexo, que era algo más que la necesidad de satisfacer una necesidad mutua, pero llamarlo amor...
Hera se visitó lentamente, recordando los celos mal escondidos de Beatrix en su voz, su actitud airada y molesta. Había sido sustituida en la vida de Severus y eso le molestaba, no le molestaba el haberlo perdido, le molestaba simplemente el hecho de perder ante alguien. Por un momento se preguntó que tipo de vida podrían haber llevado los mortifagos para acabar en esta situación, pero eso era algo que a ella no le importaba. Eso formaba parte de su pasado, igual que las críticas y burlas que ella había recibido del jefe de las serpientes en la escuela, ahora Hera estaba dispuesta a olvidar eso, estaba dispuesta a construir un futuro con el nuevo Severus que se mostraba ante ella, con el Severus que ella consideraba el auténtico.
Sonriendo se dispuso a bajar las escaleras, sabía donde encontraría a Snape, sentado en el sofá rumiando sus acciones, esperando que ella diera un nuevo paso, porque él era tan cobarde en esto que no era capaz de enfrentarse a Hera, no era capaz de enfrentar un posible rechazo por parte de la joven.
Hera se paró en el marco de la puerta, observando los anchos hombros de Severus. Este notó su presencia, y se giró con una extraña mirada.
- ¿No quieres pasar a charlar un rato?- le preguntó alargando las palabras mientras se preparaba para un posible ataque.
La joven sonrió y sin dejar de mirarlo empezó a caminar hacia él. Severus se removió incómodo en el sofá pero no por ello dejó de mirar a Hera. Esta siguió sonriendo y sin decir ni una palabra se sentó sobre él, quedando ambos frente a frente. Fue consciente de cómo el estoico mortifago contenía la respiración, ella misma se sentía extrañamente nerviosa. Bajó sus labios hasta unirlos contra los de su ex – profesor, y delineó con su lengua el contorno de su boca. Severus entreabrió los labios disfrutando de las sensaciones que recorrían su cuerpo, Hera no se hizo de rogar y tan sensualmente como estaba introdujo su lengua en su boca. Ambos unieron sus lenguas, bailaron juntos al son de una música que sólo ellos escuchaban.
Severus intentó entonces abrazar a la joven descubriendo que no podía moverse, abrió los ojos bruscamente para encontrarse con la mirada traviesa de Hera que lo observaba sonriendo. La joven continuó aplicando una leve tortura al mortifago, besando su cuello, mordiendo los lóbulos de sus orejas, mientras él indefenso se dejaba hacer. Ahogaba sus gemidos, con su respiración entrecortada mientras Hera dibujaba ahora con besos, ahora con caricias cada contorno de su cuerpo.
Hera continuó bajando, y sin perder el contacto visual con él comenzó a quitarle la capa. Desabotonó uno a uno los botones, lamiéndose de manera casual los labios mientras lo hacía. Severus notaba su creciente erección aprisionada contra el pantalón, pero no podía moverse, algo que a pesar de todo le parecía excitante. La capa fue tirada al suelo, y Hera comenzó a hacer lo mismo con la camisa blanca, cada botón desabrochado dejaba ver una parte de la piel, una parte con la que la joven jugaba. Se paró en los pezones, lamiéndolos, chupándolos hasta que consiguió que se pusieran duros. Descendió hasta la entrepierna, mirándola fijamente durante un rato, Severus bufó ante la lentitud de la joven y esta se rió abiertamente.
Desabrochó el pantalón notando un gran abultamiento bajo él, Snape contuvo la respiración, y Hera siguió su acometida. Sacó el pene de Severus y lo miró fijamente, lo besó en la punta y lo acarició tiernamente. El mortifago estaba totalmente entregado, se había acostado con esa mujer, habían disfrutado de sus cuerpos una y otra vez, pero nunca se había sentido tan desnudo como en estos momentos. Hera se introdujo el miembro de Severus en la boca y comenzó a mordisquearlo, lamerlo, succionarlo. Snape quiso mover de nuevo los brazos pero descubrió que seguía merced de aquella mujer, aún así podía mover sus caderas, elevarlas, buscar un mayor contacto.
La respiración de Severus se hizo mucho más errática y Hera supo que no le quedaba mucho para terminar. Se levantó ignorando el gruñido de molestia que surgió del hombre y parándose delante de él, comenzó a desnudarse lentamente. Severus no apartó la vista ni un solo momento y disfrutó de la visión del cuerpo de la joven desnudándose para él.
Hera, ya totalmente desnuda se acercó a él, se colocó encima de nuevo, como había hecho cuando llegó a la salita y sentándose se dejó penetrar. Severus exhaló un suspiro de satisfacción mientras la joven se curvaba hacia atrás para empalarse más profundamente. El mortifago notó como el hechizo que lo mantenía inmóvil era retirado y pasó sus brazos tras la espalda de Hera. Ambos comenzaron a moverse frenéticamente, ahogando los gemidos de placer en el cuerpo del otro, en la piel del otro. Hera creyó tocar el cielo con las manos y su cuerpo se contrajo al sufrir un orgasmo, Severus notó entonces la estrechez que lo envolvía y se vino en ese mismo momento.
Ambos permanecieron un rato en ese estado, desnudos, cansados, abrazados, Severus aún dentro de Hera.
El mortifago miró fijamente a la joven, se perdió en sus profundos ojos, quería abrirse a ella… Hera lo percibió y posando su mano sobre sus labios no se lo permitió.
- Todo es mucho más fácil si no nos decimos nada más- le dijo.
Severus asintió y sin dejar de abrazarla la levantó en el aire para llevarla a la habitación. El ex – profesor notó como brotaban lágrimas de los ojos de la joven, y se sorprendió al notar que el mismo estaba también llorando. La tumbó sobre la cama, la besó dulcemente y ambos se quedaron profundamente dormidos.
Melliza: Me alegro que al final la espera haya tenido su recompensa… en fin, en realidad mis lemons tardan un poco más, pero como esta vez he hecho un fic mas corto todo va mas rápido.
amsp14 : Lo del asesinato del director es un problema que aún deben solucionar ambos… pero si pesa un poco en la relación.
Malu Snape Rickman: No sé, pero creo que la familia no espera a Severus como compañero de Hera pero habrá que esperar acontecimientos. Falta un te amo, si y faltan aun muchas cosas mas.
§µ£ §NAP£: me alegro que te haya gustado y si yo también quiero ser Hera… jeje.
HoneyBeeM: No la vida para ellos no se presenta de color de rosa… aún queda mucho camino por andar pero… a veces la vida nos sorprende.
Replika : Me alegro que te este gustando la historia, y sobre todo que gracias a ella vayas recordando cosas (como que Albus tenia un hermano).Gracias a tods por los reviews y saludos
