Nueve

Capitulo 3

"buenas noticias"

La mañana era ideal para pasarla afuera, tal vez en central park haciendo un día de campo. Más ese no era el caso para ella que en esa mañana tan perfecta se encontraba entre paredes blancas esperando su turno en el doctor, a su lado un pelinegro hojeaba una revista. Rei intentó ponerse de pie para emprender la huída aprovechando el interés del muchacho en su lectura y su aparente distracción.

- Ni siquiera lo intentes, sé dónde vives- Amenazó él sin retirar la vista de su lectura, una entrevista a la bella modelo "Rei Hino".

- ¿pero cómo supiste que yo?

- No intentes escapar, Sabes que eso no te funciona muy bien- le recuerda él.

- En verdad veo totalmente innecesario que estemos aquí, Darien.

- Si lo es, ya ha pasado una semana desde que empezaste a sentirte mal y resaca no es- Asegura él.

- ¿lo dice el doctor?-Interroga maliciosa la pelinegra.

- He visto demasiado "ER" "Greys Anatomy" y "misterios médicos", querida. Me puedo dar una idea- Responde solemne el músico.

- ¿por qué no ves demasiados programas de "hágalo usted mismo" ?el grifo de la cocina sigue goteando- Reclama Rei.

- No. Eso hay que dejarlo a un profesional, Hobijin.

Rei llevó su mano a la frente y negó con la cabeza. Definitivamente Darien no tenía remedio.

Antes de que la malhumorada muchacha pudiera reclamar algo más, la enfermera apareció indicándole que podía pasar al consultorio.

La pelinegra pasó al consultorio casi empujada por su pareja, era más que evidente que su visita no era voluntaria.

El médico hizo a Rei un sinfín de preguntas sobre sus hábitos de salud: horas de sueño, alimentación, ejercicios y claro, recibió un reverendo regaño por sus múltiples descuidos y su mala alimentación.

Ordenó que le hicieran a la muchacha un sinfín de análisis para asegurarse que ella no tuviera anemia o algún problema a consecuencia de su deficiente alimentación recomendándole que evitara ayunar tanto y subiera su ingesta calórica de acuerdo con su ritmo de vida, por lo que regresando a casa el celador de la modelo preparó un desayuno para un ejército o como bromeaba él, para la mitad de los Hansford.

Huevos Benedictinos, fruta picada, jugo de naranja, tocino, hot cakes, café, yogurt y leche con chocolate fueron la creación del cantante mientras Rei lo observaba anonadada sentada en la barra de la cocina.

- Servida, Señora. Espero que termines todo lo que te preparé- Pide él.

- ¿estás loco?- Ríe nerviosamente la muchacha- ¡Claro que no! Es demasiado, eso no cabe en mi estomago, Darien.

- El doctor dijo que comieras bien. Y vas a terminar tu desayuno- Asegura él.

- Pero no dijo que terminara con toda la comida de Manhattan- Corrige ella tomando un vaso de jugo de naranja.

- Rei, no tomarás solo jugo. Te sacaron sangre, necesitas recuperarte- Amenaza él.

- El que no puede ver la sangre eres tu- Se burla ella.

- No te burles, Hobijin. Te recuerdo que eres la esposa de un hematofóbico-se queja el cantante.- al menos desde que nació Sayuri.

- Mmhmm. Si, ni hablar. Algún defecto debías de tener- Se rinde ella- Quien me manda a elegir a mi pareja por Su apariencia y lo bueno en la cama.

- Oye, No vas a convencerme halagándome, debes comer algo, anda- Insiste él.

- Bien, bien…-Se rinde Rei.

- La fruta no cuenta- Se adelanta él.

- Bien , comeré esos huevos benedictinos- Acepta ella tomando la creación de Darien y degustándola un poquito, pero su cara se descompuso corriendo al baño a devolver lo poco que había caído en su estómago.

El pelinegro se apresuró a acompañara con un vaso de agua. Le sorprendió el nivel de las arcadas, sobre todo porque prácticamente no había comido nada. Él se sentó a sus espaldas mientras ella se recargaba en él, el músico acarició la cabellera azabache de su pareja luego de que ella enjuagara su boca y cerrara sus ojos, no le era nada grato sentirse así. Ya se sentía debilitada luego de tantos días.

- Espero que el doctor identifique con los análisis lo que tengo, estoy harta de sentirme así- Confiesa Rei mientras recarga su espalda en el pecho de su pareja.

- Verás que si- Promete el pelinegro- Aunque…Rei.

- ¿qué?- Responde rendida la muchacha sin abrir sus ojos amatista.

- ¿No crees que tu malestar pueda deberse a otra cosa?-Pregunta él a su mujer que abre los ojos sorprendida y girándose para enfrentar su mirada a la de él.

- ¿de qué hablas?

- Rei...Creo que sabes de lo que hablo. Sé que no quieres hablar de ello pero. Creo que todo concuerda...Hay una fecha que no has marcado en el calendario, tus nauseas, tus mareos, tu mal humor.

- ¡oye, no tengo mal humor!- Golpea la muchacha las costillas de su pareja.

- Si, si lo tienes. Pero creo que la causa de todo esto puede ser...

- ¿crees que estoy embarazada, Darien? Es imposible. He tomado cientos de hormonas, recetas chinas, herbolaria, técnicas de meditación y nada ha funcionado. ¿por qué crees que ahora que desistimos llegará así como por arte de magia un bebé?

- Porque así pasa algunas veces, linda...

- Claro que no. Todos dicen que así pasa, pero lo dicen para que no te preocupes. ¿a quién conoces que le pase así?

- ¿a Makoto? ella no se preocupa y mira...ésta navidad gastaré más en regalos para los pequeños Hansford que en mi regalo "de mi para mi"- Se queja él.

- No es para tanto. Además, ellos no cuentan. Makoto nunca ha tenido problemas para embarazarse- le recuerda ella.

- Anda, salgamos de dudas- Pide él caminando al botiquín y tomando una prueba de embarazo y entregándola a Rei.

- No quiero.

- Rei, tenemos que salir de dudas- Insiste él.

- Darien, no. Ya basta. Estoy cansada de todo, ya comprendí que tu y yo no tendremos un bebé nunca. Déjalo así ¿quieres?

- No. Ya te dijeron los doctores que no hay ninguna razón física para la que no puedas embarazarte, Hobijin. Tal vez esta vez es real.

- ¡ya no quiero ilusionarme!-Grita elle con desesperación mientras las lagrimas fluyen por sus ojos.

- Bien, es una corazonada. Hazlo por mi ¿quieres?-Suplica el pelinegro- por favor...

- Bien. Lo haré- Acepta de mala gana la pelinegra poniéndose de pie con ayuda de su pareja y luego lo empujó fuera del baño.

Ella sacó la prueba de su envoltorio. Se había hecho tantas que ya no necesitaba leer las instrucciones. Orinó sobre ésta y la colocó de mala gana sobre el lavamanos. Luego de enjuagar sus manos salió del baño hacia la habitación sin esperar al resultado. No se detendría a hacerse ilusiones de nueva cuenta. No esperaría un nuevo resultado que terminara siendo negativo por lo que se tiró en la cama para intentar dormir un poco, un par de minutos después sintió que alguien la movía sobre los cobertores.

- Rei...-La llamó Darien con seriedad.

- Déjame- Pidió ella sin destapar su rostro.

- Rei...-Volvió a moverla él.

- ¿qué?- Se descubrió ella casi vuelta un demonio- ¿qué quieres?

Ella se asustó al ver el rostro pálido del pelinegro frente a ella.

- ¿qué pasa, Darien?- Interrogó la joven asustada al toparse con los ojos zafiro cristalizados de su esposo.

- Vamos a ser papás...-Susurra él entregándole la prueba de embarazo.

- ¿qué?

Nueva York 6 años atrás:

El regreso a casa había sido menos accidentado que el camino de ida, Rei y Darien no habían discutido pero Mina se había encargado de hablar durante todo el viaje y contar las aventuras bochornosas de las dos muchachas que curiosamente todo el camino estuvieron sin decir una palabra, como era de esperarse Mina fue a la primera que dejaron en su casa.

El rubio ojiverde acompañó a la castaña y su compañera hasta el departamento, Darien se ofreció a ayudar con su maleta a la muchacha de ojos amatista pero esta se negó y lo hizo ella misma. Cuando Makoto y Rei estuvieron finalmente en su departamento la pelinegra la observó inquisitivamente.

- ¿qué tanto me ves, Rei?- Pregunta la de ojos verdes.

- Así que Andrew solo es una aventura…-Se burla la de cabello negro.

- Bueno…eso era- Se encoje de hombros la castaña- Pero ahora…

- ¿Ahora?

- Ahora es algo más- Confiesa la castaña dejándose caer pesadamente sobre el sillón- Me dijo que dejará a su esposa.

- ¿de verdad?- pregunta extrañada la de ojos amatista mientras saca del refrigerador un bote de helado de queso con zarzamora- ¿quieres?

- Mmhhmm, Se ve delicioso ¿ya no tenemos de menta con chocolate?- Pregunta Makoto mientras toma el envase de helado

- ¿ya olvidaste que te lo terminaste?- Responde casi como reclamo la pelinegra.

- Cierto…-Ríe la actriz probando el helado de su amiga, su rostro se descompuso casi al instante y corrió al baño más cercano a devolver el estómago.

La pelinegra se puso de pie y con toda la calma del mundo fue a la cocina por un vaso de agua y se dirigió al baño a alcanzar a su amiga que estaba pálida como una pastilla. Sin decir nada le entregó el vaso de agua y se sentó en la tina analizando a la alta castaña.

- Mako-chan…aquí algo no anda bien- Evidencia la pelinegra.

- ¿de qué hablas? Todo está de maravilla- miente la actriz con su cara metida aun en el retrete.

- Creo que te das una idea ¿no lo has pensado?- Pregunta la de ojos amatista.

- No…no me doy una idea- Miente de nuevo la de ojos verdes.

- Mako-chan…-La llama la modelo- Tu y yo siempre tenemos el periodo por las mismas fechas, y éste mes no me robaste tampones…

- Es un simple retraso por estrés- minimiza la alta.

- No…no lo creo. Son varias cosas, amiga. ¿por qué no salimos de la duda?- Propone la pelinegra.

- No, no haré nada de eso porque todo son suposiciones tuyas, Rei intrigas Hino- Se cruza de brazos Makoto.

- Bueno…Tápame la boca, demuéstrame que son intrigas mías- Reta la modelo.

-¿cómo?

Rei no dijo nada y salió del baño entrando a su habitación, algunos ruidos se escucharon, el caos era algo común en su habitación, luego de escuchar que un par de cosas se quebraron regresó con un test casero de embarazo.

- Con una de estas- Entrega la pelinegra la pequeña caja.

- ¿tú por qué tienes una de estas?-Interroga arqueando la ceja derecha la ojiverde.

- Una nunca sabe- Desvía la mirada la pelinegra recordando la vez que tuvo un retraso de más de un mes y vio su vida pasar en un segundo, si, definitivamente nunca tuvo más miedo, tanto que compró tres cajas de cada marca en el mercado, cuando dos de ellas dieron negativo el color regresó a su rostro aquella vez- Supuse que algún día las necesitarías.

- Claro- Responde incrédula la pelicastaña.

- Anda, no desvíes las cosas. Haz tu prueba y salgamos de dudas- Regaña la japonesa.

- Bien. Pero solo es para que dejes de molestarme- acepta de mala gana la castaña.

Diez minutos después y luego de ocho de escuchar a su amiga renegar desde el interior del baño, Rei y Makoto se encontraban en la sala esperando el resultado, la castaña cambiaba una y otra vez los canales del televisor mientras la pelinegra hojeaba una revista para matar el tiempo.

- ¡Makoto, ya basta! Vas a volverme loca- Explota Rei- Deja en paz el pobre televisor.

- Tú tienes la culpa, ya me metiste la duda-Se queja Makoto.

- Deberías de estar culpando a alguien más…-Reniega la pelinegra dejando de lado la revista y mirando su reloj- Ya pasó el tiempo de espera.

- ¿y?- Le pregunta la castaña ansiosa mientras su compañera de departamento toma la prueba.

- Ten…-Entregó con palidez la pelinegra, Makoto sintió que la sangre se le fue a los talones cuando no vio ironía, ni la burla que comúnmente acompañaba a su amiga, tardó solo un par de segundos para averiguar el por qué…

Departamento de Andrew Hansford, hace seis años:

El departamento de Andrew Hansford generalmente era zona de guerra, para su sorpresa al regresar a casa no lucía tal cual lo había dejado ¿la señora de la limpieza tal vez? No…no era el día, ¿entonces quién podría haber sido?

- ¡Andrew, querido!- Lo saludó una mujer de larga cabellera castaña y ojos verdes.

- Reika…-Llama sorprendido el rubio.

- Vaya, parece que no te da gusto verme, amor- Llama la señora Hansford abrazando al rubio.

- No..no es eso, Reika. Es que no te esperaba aquí tan pronto.

- Terminamos las grabaciones así que tomé el primer vuelo a Nueva York que encontré, te extrañaba tanto- asegura la castaña mientras besa al rubio antes de que pueda decir nada más.

- Reika, yo…-Nombra Andrew

- ¿hablamos luego?

- Andrew. Acabo de llegar, no te veo feliz

- Si estoy feliz es solo que…estoy sorprendido

- ¿sorprendido?

- ¿Sabes qué? Olvidé algo en mi coche, iré por algo de cenar ¿quieres comida griega? Iré por ella ¡te veo después!

El Rubio tomó sus llaves y salió corriendo sin poder decir nada más, si alguna vez se había quedado sin palabras había sido ahora.

departamento de Rei Hino y Makoto Kino, seis años atras:

Luego de que a la castaña le diera un infarto tras descubrir el resultado de su prueba de embarazo ambas amigas estaban tumbadas en el sofá de la sala observando aquel pequeño artefacto que le había cambiado la vida a la más alta de las dos, Rei fue quien decidió romper el silencio.

- ¿qué harás?

- No sé.

- ¿se lo dirás a Andrew?- Cuestiona Rei.

- Imagino que sí…-Responde aun en shock la actriz.

- ¿imaginas que si? ¡debe de saberlo!- Regaña la pelinegra- es el padre.

- Sí, pero tú sabes que es casado y…

- Pero te dijo que la dejaría ¿no?- Encara la de pelo negro.

- Si, pero…No quiero que ese sea el motivo, ¿me explico? No quiero que esté conmigo por obligación- Cuenta la ojiverde.

- Mako-chan. Andrew te ama. Sabes que no estaba muy de acuerdo en tu relación. Pero estos días en la playa, observando cómo te ve, como te trata….Ese chico está enamorado, Mako-chan. Creo que aunque no era algo esperado, él se pondrá feliz con la noticia.

- ¿tú lo crees?- Observa la alta a su amiga.

- Si, si lo creo. Estoy segura. Pero no te atormentes; lo que tenga que pasar pasará. Ahora ve a dormir un poco ¿quieres? Te hará bien. Yo te pediré algo de comer.

- Creí que me cocinarías algo- Arquea la ceja la castaña.

- Te quiero lo suficiente como para no hacerlo- Explica Rei soltando una risita y haciendo que su amiga suelte una carcajada- Así me gusta verte. Anda, ahora ve a descansar y deja en mis manos y en el de la sección telefónica lo de la comida.

- Gracias…

Makoto se puso de pie tomando aquel objeto que le había cambiado la vida caminando hacia su habitación. Tal vez necesitaba dormir, pero no lo logró. Una y otra vez dibujaba en su cabeza los posibles escenarios, las posibles reacciones de Andrew ante la noticia que iba a darle.

Luego de comer una sopa de fideos chinos preparada (comprada) por Rei, y devolver la mitad de ella en el inodoro Makoto intentó dormir, pasando la noche en vela. Aun con los ánimos de su compañera de cuarto le aterraba la reacción del rubio.

Durante la mañana intentó desayunar pero el destino de su pan tostado fue el mismo que el de la sopa del día anterior. A últimas fechas era poco lo que le caía bien a su estomago aunque ahora ya sabía por qué.

Subió a la limosina que pasó a su casa por ella, respiró aliviada al pensar que faltaban solo unos días para terminar aquella película. Así no tendría problemas ni nada que explicar a los productores que posiblemente se molestarían al saber que durante la promoción de la película tendrían que cargar con una Makoto un poco más rebosante que de costumbre, pero al menos no afectaría con la grabación.

Las grabaciones del día corrieron sin mayores contratiempos, para su buena suerte fuera de las nauseas al oler las donas del set no tuvo otro achaque y pasaron todo el día grabando las escenas, aunque no sabía si era su imaginación pero aquel corset le apretaba más que de costumbre.

Le pareció muy extraño que Andrew no la mirase directamente a los ojos. Si, estaban de acuerdo en fingir que nada pasaba, pero ese día estaba más serio de lo normal, no entendía el porqué, pero todo eso le daba mala espina.

Cuando terminaron de grabar y todos fueron a sus camerinos, le extrañó que Andrew no estuviese ya adentro como era su costumbre. Mandó a Amy a buscarle unas alitas a la bbq al lugar más lejano de los estudios, pero Andrew no entró jamás por lo que decidió tomar la iniciativa. No pasaría otro día más con la duda. Tenía que saber la reacción de Andrew y la iba a descubrir en ese mismo instante.

Sin quitarse aquel vestido con el que apenas cabía por las puertas decidió caminar hacia el camerino del Rubio, se sorprendió de toparse con Reika Nishimura en los pasillos. Jamás la había visto en persona, era un poco más grande que ella y se percató que el parecido entre ambas era evidente.

Makoto fingió ir a buscar agua y pasó de largo sin tocar en el camerino de Andrew, pero se quedó lo suficientemente cerca para ver a Reika entrar a aquél camerino y colgarse del cuello del rubio, para ser un hombre que iba a divorciarse la recibió con bastante agrado.

Cuando la puerta del camerino de Andrew se cerró, Makoto se apresuró a regresar el suyo para tomar sus cosas y salir de ahí, argumentó tener un dolor de cabeza terrible y se vio totalmente indispuesta a seguir grabando; para su mala suerte aquella tarde Rei no había trabajado y se encontraba en la cocina, no intentaba cocinar, más bien buscaba por toda la cocina el destapa corchos, la cocina era uno de los lugares de la casa que la pelinegra no solía visitar a menudo, menos aún saber qué había en cada cajón de la cocina.

- Mako, ¡qué sorpresa!- Saluda Rei mientras descorcha una botella de vino tinto- No te esperaba hoy en casa

La castaña solo se limitó a dejarse caer pesadamente en el sofá, Rei supo que algo no andaba nada bien.

- ¿qué pasa?

- Reika Regresó- Cuenta la castaña.

- ¿la esposa de Andrew?- Pregunta Rei mientras da un sorbo a su copa.

- Si, justo ella. Hoy fue a visitar a Andrew al set- Cuenta la castaña.

- Y seguro no le dijiste nada a Andrew- Deduce la de ojos amatista.

- ¿para qué? Debiste ver como la recibió, ¡debiste ver lo que nos parecemos!- Dice la castaña

- Mako…

- Creo que Andrew solo buscaba un sustituto para ella, Rei. – cuenta con tristeza la castaña.

- No, no creo. Pero sea como sea, necesitas hablar con él, decirle lo que está pasando.

- No, no lo haré- asegura la alta.

- Debes hacerlo. Es su hijo-Le recuerda la pelinegra.

- No sé lo que haré, Rei.

- Habla con él- Sugiere la chica japonesa- tal vez solo es un mal entendido y tal vez…

Rei no pudo terminar su frase porque un par de golpes en la puerta la interrumpieron, se puso de pie para abrir y se sorprendió al ver al rubio del que hablaban parado en la puerta, con una expresión que no le gustó nada.

- Andrew…-Lo saludó- Pasa por favor.

- Hola, Rei. Mako…

- Chicos, los dejo- Se apresura a decir Rei- justo en éste momento recordé que tengo que ir a la tintorería, mañana tengo un evento y Mina olvidó ir por mi vestido. Te quedas en tu casa, Andrew…

- Gracias.

Rei tomó sus llaves, su bolso y salió lo más rápido que pudo. Las cosas no estaban del todo bien, lo sentía. Pero no era su papel el quedarse y prefirió dejarlos a solas para que hablaran.

Cuando Andrew y Makoto se quedaron a solas él se quedó parado justo donde lo dejó la pelinegra, con el rostro serio, con el rostro desencajado. Un nudo en el estómago de Makoto le avisó que algo no estaba bien.

- ¿no piensas sentarte?- Preguntó ella para romper el silencio.

- Aquí estoy bien….gracias.

- Entonces dime, ¿a qué has venido?- Encara ella.

- Reika volvió, Mako…

- Si, la pude ver entrar a tu camerino- Confirma ella- ¿y?

- Mako…yo…

- Ya veo. No vas a dejarla ¿verdad?- Deduce la castaña intentando detener las lágrimas de sus ojos.

- No lo sé, Mako. Es que al volver a verla, no lo sé… No sé qué haré…

- Te lo facilito- Sonríe Makoto haciendo uso de sus mejores dotes histriónicas- Quédate con ella y lo tuyo y lo mío jamás pasó.

- Mako, por favor

- No estarás pensando que nos veamos a escondidas ¿verdad?- Interroga ella- Una cosa fue tener un romance clandestino con ella lejos de aquí y otra jugar a las escondidas. Además, ya no tenemos escenas juntos y no tenemos por qué volver a encontrarnos. Yo no voy a ser tu juguete.

- Jamás te pediría eso- Se ofende él.

- Bueno. Entonces no lo hagas. Tú por tú lado, yo por el mío y se acabó. Fue un lindo juego ¿no?

- ¿juego?-Interroga él ofendido.

- Si, juego. Un juego, Andrew. No pensarías que me tomé en serio nuestro jueguito ¿o sí?- Cuestiona ella soltando una carcajada.

Los ojos de Andrew se llenaron de sangre al escuchar a aquella muchacha reír a carcajadas y después de no haberse podido mover se apresuró a acercarse a ella y sujetarla de los hombros.

- Para mí lo nuestro no es un juego, Makoto- Reclama él acercando su rostro al de ella.

Andrew tenía la respiración entrecortada, Makoto sintió su corazón latir aceleradamente pero logró controlarse para no demostrarle al rubio.

- Para mí sí lo fue. Pero ya me aburrí, Andrew. El sexo contigo es divertido, lo acepto. Pero no me gustan las complicaciones así que Mejor aquí termina todo- Sugiere ella mirando con maldad al rubio.

- Estás mintiendo

- No. No lo hago así que, si no te molesta quisiera que te fueras. Tengo una cita- Dice ella enfatizando la palabra "cita"- y debo arreglarme.

- Todavía no terminamos y ya me estás dejando por otro- Se enfurece él sacudiendo a la joven de la coleta alta.

- Tengo necesidades.- Se justifica ella entre risas.

- ¡mientes, tú no podrías hacerme ésto!

- Piensa lo que quieras, querido. Pero por favor, vete. Tú solo me gustabas para una cosa y ahora ya no me sirves así que…

-No puedo creer que seas así- Se enoja él poniéndose de pie.

- Pues lo soy. Lamento que hasta ahora te dieras cuenta, querido…

- Adiós, Makoto…

El rubio salió del departamento con el alma adolorida. Esperaba otra reacción de Makoto, esperaba que le doliera tanto como a él el terminar esa relación.

Ella por su parte, al saberse sola, al verlo partir no pudo más que dejar de fingir y dejar correr aquellas lágrimas amargas de dolor que le destrozaban el alma.

Época actual:

Una mujer de larga cabellera negra con los ojos cristalizados seguía anonadada al ver el pequeño artefacto que había cambiado su vida. Un hombre de profundos ojos azules sentado a su lado sobre la cama la sujetaba por la cintura.

- ¿estás bien?- Preguntó él casi en un susurro como si temiera que ella fuera a romperse en cualquier momento.

- Si…mejor que nunca- Respondió ella en el mismo tono mientras un par de lágrimas corrían por sus mejillas en silencio.

- Lloras…solo te he visto llorar dos veces en la vida y ninguna de ellas fue por algo bueno- recuerda él.

- Esto es diferente, es que…no me la creo, no quiero moverme, no quiero que sea un sueño, Darien…

- No lo es, Hobijin- tranquiliza él atrayéndola hacia su pecho- no lo es…

-Tengo miedo…-Confiesa la de ojos amatista mostrando una vulnerabilidad poco común en ella.

- No lo tengas. Es real, linda. Por fin sucedió.

- ¿y si es una falsa alarma? ¿Cómo otras veces?

-:Salgamos de dudas- ofrece el pelinegro poniéndose de pie y tomando la mano de ella- vamos con el doctor

- Darien, no…-susurra la modelo.

-Hōbijin, solo hay una forma de salir de dudas y lo sabes ¿verdad?

- Sí, pero…

- Pero nada, anda…ve a darte un baño mientras yo llamo a la agencia para avisar que no irás- Indica el músico mientras ayuda a ponerse de pie a la mujer de ojos amatista- sin peros…

- Bien…-acepta con falsa molestia la modelo- pero tendrás que llevarme a desayunar después.

- A donde tú pidas…

Él salió de la habitación con rumbo a la sala. Ella aun dudaba si bajar de la cama o no, temía que al poner los pies en el suelo la realidad la alcanzara. Había esperado tanto ese momento, había soñado tanto con que eso pasara que la aterraba estar soñando de nuevo.

La espera en el consultorio fue la más larga, la más aterradora que había tenido que soportar en muchos años. Ella generalmente era dueña de sus nervios, pero no ese día, no en ese momento, no con ese tema.

Cada que Rei estaba nerviosa, cada que algo la agobiaba ella jugueteaba con las yemas de sus dedos, éste día no era la excepción. Él lo sabía y tomó su mano entrelazándola con la suya en señal de apoyo, ambos morían de nervios.

Cuando la enfermera les indicó que era su turno de entrar prácticamente tuvieron que arrancar a la pelinegra de su asiento, ella estaba congelada por el miedo.

Las batas quirúrgicas son capaces de quitar la honra a cualquier persona, enseñar el trasero no es algo que levante el ánimo de los pacientes, Rei no era la excepción.

El gel era helado, aun así ella no sintió en lo más mínimo el frío ya que se encontraba helada de miedo, Darien lo notó y tomó su mano sujetándola con fuerzas, ambos estaban igual de nerviosos, solo que en el cuerpo de Rei el miedo era más evidente, el miedo a que todo fuera una falsa alarma.

- Si, sus sospechas eran ciertas- murmuró el hombre ensartado en bata blanca mientras señalaba la pantalla del ultrasonido- Felicidades, Rei, Darien. Van a ser papás.

- ¿está seguro, doctor?- Preguntó la pelinegra aun incrédula.

- Si, es muy pequeño aun pero no hay duda, el nuevo miembro de la familia Shields viene en camino- Aseguró el médico mientras señalaba la pantalla.

Aquel hombre había sido testigo de la espera, las desilusiones y las ansias de aquel matrimonio por ser padres. Fue el doctor Kepner quien atendió el primer embarazo de Rei y quien les dio la terrible noticia de la pérdida anterior. Él estuvo con ellos todas esas ocasiones que el ultrasonido arrojó respuestas negativas, también otras tantas en las que como ahora había un pequeño Shields en el vientre de Rei para que unos cuantos días después el cuerpo de la pelinegra no lograra retenerlo y quedaran con el corazón y aún más destrozado que en un principio.

- ¿y está todo bien?- preguntó el futuro padre emocionado.

- Si, hasta el momento si. Todo luce bien- Tranquiliza él a la pareja mientras ayudan a la mujer de ojos amatista a sentarse en la mesa.

-Iré a cambiarme- les dice ella mientras se pone de pie y entra al vestidor dejando a solas a Darien y al médico.

- ¿de verdad está todo bien, doctor?- Insistió Darien.

- Sí, Señor Shields. Todo parece indicar que ésta vez todo va de maravilla- Responde emocionado el médico.

- ¿es gracioso, no? Después de tantos tratamientos e intentos Solo ocurrió- Murmura el emocionado hombre de ojos azules.

- A veces pasa, cuando la madre se relaja, simplemente ocurre- Explica el doctor.

- ¿algún cuidado especial, alimentación, algo más que deba hacer?- Pregunta el músico con genuino interés, al mismo tiempo Rei salía del vestidor.

- Ninguno. Todo parece estar de maravilla- Tranquiliza el hombre de bata- Solo le recetaré algo para las nauseas, un complejo vitamínico y…

- ¿y?- Pregunta ansiosa la mujer de ojos amatista.

- Y a pesar de verse todo de maravilla, recomendaría, tomando en cuenta las experiencias anteriores que reposaras por unos días.- Pide él.- Sabes que el primer trimestre es el más delicado.

- No se preocupe, Doctor. Yo me encargaré de que siga las indicaciones- Promete serio el pelinegro.

- ¡oye!- Se queja ella.

- Sé que así será- responde el médico sin poder evitar dejar escapar una leve risa mientras extiende la receta a la pareja- Los veo aquí el próximo mes.

- Aquí estaremos, doctor Kepner- Promete el hombre de ojos azules.

Ambos salieron en silencio del consultorio, trataban de asimilar esa noticia que les había cambiado la vida. Subieron al auto y Darien sin preguntar a dónde manejó hasta aquel restaurante de comida vegetariana en el que tanto le gustaba desayunar a Rei. No es que fuera vegetariana pero en definitiva los desayunos de aquel lugar valían la pena y él sabía que a ella le encantaba ir con Makoto a aquel lugar. Luego de pedir unos jugos y ensaladas de fruta para empezar a desayunar él tomó su mano para sacarla del letargo en el que se encontraba.

- ¿estás bien?- Le preguntó nuevamente.

- No lo sé…Es que…no lo puedo creer, Darien. Luego de tantos tratamientos, tantas pruebas, luego de rendirnos simplemente pasó…

- El doctor Kepner dice que es algo muy común. Que a muchas parejas les ocurre como a nosotros- Cuenta él.

- Es que es increíble.- Sigue sorprendida la pelinegra.

- No tanto- Responde él guiñándole un ojo mientras la mesera llega a dejar los platos con fruta- Imagino que querrás llamarle a Makoto para contarle la noticia

- No.

- ¿qué?- Se sorprende él.

- No quiero que nadie sepa, Darien.- Responde con seriedad la mujer de pupilas amatista.

- ¿pero qué dices?- Arquea la ceja el hombre de ojos azules.

-No quiero que nadie sepa nada aun- Explica ella notando como el ceño del hombre ante sus ojos se frunce- Entiéndeme. No quiero que pase como antes, creo que lo mejor será no decir nada por el momento.

-Pero el doctor dice que todo está bien- Alega él.

- Pero todo estuvo bien otras veces y sabes lo que pasó-Le recuerda Rei- Por favor…Solo un par de meses más.

- Bien…yo no diré nada. Pero te advierto que Makoto se molestará contigo y también conmigo y quizás me golpee por el coraje y tiene la mano pesada, además. Recuerda que las mentiras no traen nada bueno.

-A veces si- Recuerda ella sonriendo coquetamente al músico. Él sonrió al darse cuenta que luego de seis años aquella sonrisa podría hacerlo sonrojar o sonreír a su voluntad…

Nueva York 6 años atrás:

Dos jóvenes amigas paseaban por el centro comercial. Luego de ir al doctor a confirmar el embarazo de Makoto Rei le había sugerido ir de compras a relajarse y comer algo. La castaña pidió una hamburguesa inmensa con papas y refresco grandes, Rei no daba abasto al apetito inusitado de su amiga pero temió por su vida y se limitó a observarla mientras disfrutaba una ensalada con pollo y un vaso de agua mineral.

- ¿de verdad solo vas a comer eso?- Pregunta Makoto sin dejar de morder su hamburguesa.

- Si, no tengo mucho apetito

- Tú nunca tienes apetito- Bufa Makoto.

- Y creo que hoy tú tienes apetito por dos- Se ríe la pelinegra al ver la hamburguesa con doble carne y queso casi extinta.

-Cuando estoy molesta o deprimida o nerviosa me dan ansias por comer y hoy, querida amiga tengo las tres cosas.

-Calma- anima Rei tomando la mano de su amiga castaña- Estaremos bien, amiga. Aunque creo que debiste decirle la verdad a Andrew.

-No. Que él se quede con Reika y a mí que me deje en paz. No lo necesito- Aclara orgullosa la actriz.

- Pero no solo hablamos de ti, Mako-chan- Le recuerda la de ojos amatista- Hay alguien más de por medio que es el menos culpable de todo este caos.

- Ni siquiera sé si lo tendré, Rei- Confiesa la castaña haciendo a un lado su hamburguesa, extrañamente el apetito se le fue.

-¿cómo?- Se sorprende la modelo

-Como lo escuchas, no sé si lo tendré. No estaba en mis planes, no es el mejor momento, ahora con mi carrera tal vez no sea buena idea ser madre- explica Makoto a la chica ante ella.

-Mako-chan…

-¡no me veas así! Es cierto.

-Creo que estás molesta- Le dice la modelo.

- ¡claro que estoy molesta! Andrew me vio la cara de idiota. Y yo tan idiota me dejé engañar. No quiero nada de él, menos un lastre- Se enoja la castaña.

-Mako…

-¿qué? No vengas a hablarme de moral ni a hablarme de…

-No te hablaré de nada. Solo te pido que lo pienses un poco. Ahora estás molesta y tienes mil emociones en la cabeza. Es tu decisión, solo no tomes decisiones estando así de enojada ¿quieres?- Sugiere la de ojos amatista.- yo te apoyaré en lo que tu decidas.

Makoto se quedó en silencio al escuchar las palabras de su amiga y confidente. Le habían llegado muy profundo.

-Está bien…me tomaré unas semanas para pensarlo ¿contenta?- Bufa la alta.

-Si, contenta. ¿quieres ir de compras?- ofrece Rei.

-No…la verdad es que muero de sueño, me iré a la casa. El medicamento que me dieron para las nauseas es bueno pero me ha dado sueño.

-Bueno, entonces vámonos-Apoya mientras se pone de pie la chica de ojos amatista.

- No, tú querías comprar algunas cosas. Mejo haz tus compras y te veo allá ¿te parece?- Pide la castaña

- Puedo comprarlas luego.

- La verdad quiero pensar muchas cosas….

- Bien…te veré más tarde en casas.

- crees que de regreso puedas llevarme…

- ¿tu helado de menta con chocolate?- Completa Rei- Cuenta con ello.

Makoto se puso de pie dejando sola a su amiga de cabello negro. Rei prefirió no insistir, sabía que la castaña necesitaba estar sola y pensar muchas cosas así que eligió quedarse en la plaza a hacer algunas compras.

Zapatos, bolsos y vestidos llenaban sus bolsas cuando se encontró con una tienda que vendía artículos para bebé, a la que no pudo dejar de entrar.

Un pequeño mameluco color azul la atrajo en seguida. Pensó en detenerse y solo comprar eso, pero una vez adentro le compró las cobijas, los zapatos, gorritos y guantes que hicieran juego, estaba segura que a Makoto le encantarían.

Luego de pagar una obscena suma en aquel exclusivo lugar salió satisfecha.

Salió con dos bolsas más de las que llevaba en un principio y sin darse cuenta de por dónde iba chocó con una persona cayendo los dos al piso, ella sobre él .

-Lo lamento tanto, señor.- Se disculpó Rei- No vi por dónde iba y…. ¿tú?

-No te disculpes, linda. Puedes caer sobre mi cuando lo desees- responde con una sonrisa pícara el músico pelinegro bajo ella mientras la sujetaba de la cintura con fuerza.

-¡suéltame!- Reniega ella forcejeando para librarse de aquel abrazo.

- ¿te das cuenta que el destino conspira para que estemos juntos?- Evidencia él mientras ayuda a Rei a recoger sus cosas.

-Creo que hoy me levanté con mala suerte- bufa ella.

-En cambio yo me levanté con la mejor suerte del mundo- Responde el músico de ojos azules- vaya…interesante

Darien tomó entre sus manos una pequeña panti de encajes en color negro.

- Muy interesante- Insistió él observando a Rei que se sonrojó y arrebató la prenda de las manos al músico.

-Trae acá.- Arrebató la modelo la prenda al hombre de ojos azules.

Darien rió de buena gana al ver la reacción de la muchacha. Nada le parecía más gracioso que una modelo acostumbrada a tener cientos de ojos sobre ella se sonrojara con una prenda.

- Arruinas mi día- Bufó ella alejándose del pelinegro con sus bolsas.

Darien la observó alejarse enojada. Un extraño placer despertaba en él cada que la veía rabiar, simplemente se conformaba con despertar un sentimiento en ella, fuera el que fuera.

Al mirar hacia un costado se sorprendió. Rei había olvidado una bolsa, no cualquiera, una de ABC Carpet Home que solo vendía cosas para bebé. Había leído la biografía de la modelo en internet. No tenía hermanos ni familia cercana tan joven como para tener hijos, entonces… ¿a quién podrían pertenecer esas ropas? ¿Para quién las había comprado?

estudios de producción hace seis años:

Makoto había pasado los peores días de su vida grabando el final de aquella película. Se las había ingeniado para controlar sus nauseas frente a todos para evitar sospechas.

No había sido difícil que la gente de producción no sospechara de sus problemas con Andrew, antes de todo discutían. Ahora luego de haber terminado la relación seguían discutiendo solo que sin actuar.

Luego de haber grabado la última escena donde la castaña se besaba con su rubio protagonista Makoto se encerró en su camerino. Por fin todo había terminado, por fin podría dejar de atormentarse viendo a Andrew todos los días sin poder besarlo, sin poder abrazarlo, sin poder contarle aquel secreto que los unía. Sin darse cuenta, casi sin percatarse las lágrimas comenzaron a brotar por sus ojos color jade, se contemplaba ante el espejo del tocador pero no reconocía a la mujer ante ella.

- Mako… ¿estás bien?- Se escuchó la voz de Amy a sus espaldas que entraba con un frapuchino para su jefa.

-Claro que si, ¿por qué lo preguntas?-Miente la castaña secando sus lágrimas.

-Estás llorando.- Evidencia la peliazúl.

-Es que siempre que terminamos un proyecto me pongo nostálgica, lo sabes- Vuelve a mentir la actriz.

-Si, es verdad. Pero creo que tu tristeza es por Andrew ¿verdad?- Encara la chica de cabello corto entregando el vaso de café a su jefa.

-¿por qué tendría que estar yo triste por Andrew?- Se indigna la castaña.

- Makoto. Dame algo de crédito- Pide Amy sentándose en el sofá- Recuerda que trabajo como tu asistente en mis vacaciones de la escuela de medicina, no soy tonta. Desde un inicio me di cuenta de la relación que tienes con Andrew.

- Amy yo…

-Y debes estar triste por que regresó su esposa ¿verdad?

- Sabía que ocurriría algún día- Cuenta la ojiverde.

-Pero no por eso deja de doler ¿no es así?

- No te preocupes, estaré bien- minimiza la alta.

- ¿y le dirás lo de tu embarazo?- Pregunta la chica de corto cabello azul.

-¿cómo?- Se congela la actriz.

- Makoto, sabes que estudio medicina. Me he dado cuenta, éste mes no tuve que ir a comprar tus tampones ni tus pastillas para los cólicos y por el contrario has estado más malhumorada, con sueño y esas nauseas matutinas que...No hay que ser un genio.

- Te pido que no se lo digas a nadie por favor, Amy. Yo...

- No te preocupes, seré discreta. Aunque espero que ya hayas ido con el doctor a revisarte porque es importante que tengas cuidados prenatales y...

- ni siquiera sé si voy a tenerlo, Amy.

- ¿cómo dices? Estás bromeando, ¿verdad?

- ¿por qué Rei y tú me preguntan lo mismo? ¿qué tiene de malo que lo esté pensando?

-Que tú no eres así. Siempre has querido tener una familia, Makoto, ¿lo olvidas?- Le recuerda la asistente- No sé como pienses arreglar el tema de Andrew, pero esto es lo que siempre quisiste...

-Amy...

-Piénsalo, Makoto.- Pide la asistente- Iré a llevar tu vestido a las chicas de vestuario. Creo que ya no vas a necesitarlo...

La castaña se quedó en silencio a solas contemplando su reflejo en el espejo. ¿Qué demonios estaba haciendo?

Un par de golpes en la puerta la hicieron regresar sus mente a la realidad, antes de invitar a pasar a la persona del otro lado de la puerta ésta se abrió mostrando a un rubio hombre de ojos verdes que ella conocía muy bien.

- Andrew…-Nombró con amargura

-Hola.-Saludó él entrando y acercándose a la chica.

- ¿qué haces aquí?

- Vine a hablar contigo…-Respondió él poniendo sus manos en los hombros desnudos de Makoto.

-Yo no quiero hablar contigo.- Reniega la castaña poniéndose de pie y alejándose de Andrew tomando su chaqueta- Creo que ya quedó todo claro entre tú y yo.

-No, Makoto. Estábamos enojados los dos. Nos ofendimos y…

-No, Andrew. Nos dijimos la verdad. Eso es todo- Explica con seriedad la muchacha castaña- por favor vete. No quiero volver a hablar contigo a menos que sea estrictamente necesario y por asuntos de trabajo, no más.

- Makoto…-Se entristeció el rubio.

-Bien. Si no te vas, me iré yo…

Ella tomó su bolso y caminó hacia la puerta donde fue detenida por Andrew ella lo miró con rencor y se soltó con furia de su agarre saliendo de allí. Tal vez no tenía idea de qué haría con el bebé que esperaba, pero en definitiva sabía que no quería nada más con Andrew.

--000--

Aquel día Rei tuvo la suerte de salir temprano de la agencia de modelos. Le habían dado la noticia de que iría a hacer unas fotos para un perfume en la toscana aprovechando que tenía una invitación especial para participar en la semana de la moda en Milán. ¿Qué significaba eso? Solo una cosa: compras.

El verano se aproximaba y si lo iba a pasar en Italia necesitaba ropa cómoda y fresca para divertirse. En definitiva Italia era uno de sus países favoritos.

Andando entre tantas tiendas entró a Seraphine, una tienda especializada en ropa de premamá que tenía ropa muy linda a comprarle a su mejor amiga y confidente un traje de baño especial para embarazadas. Sabiendo que las grabaciones habían terminado pensaba convencerla para acompañarla a aquel viaje, tal vez le serviría para pensar las cosas el alejarse de todo.

Luego de gastar una buena cifra en ropa de verano decidió que era tiempo para tomarse un descanso, tal vez un helado en Central park le caería de maravilla.

Un helado de queso con zarzamora y por qué no una bola extra de chocolate amargo fueron su elección. Se sentó en una banca bajo un árbol con sus compras de la tarde, pero justo como cuando llega tu sopa y contiene una mosca, el helado de Rei se vio arruinado por una persona.

- Hola, muñeca- Escuchó que la llamaban a sus espaldas. Ella conocía de sobra esa voz.

- Jeditte…-Bufó Rei descubriendo su mirada amatista nublada por unos lentes de sol.

- Que grata sorpresa encontrarte aquí y…así- Remarca él al ver el pequeño short que usaba aquella calurosa tarde la bella muchacha.

- Para mí la sorpresa no es grata, Jeditte. Así que si no te molesta…arruinas mi paisaje- Refunfuña la pelinegra bajando sus gafas de sol.

- Antes te encantaba verme ¿lo olvidas?- le recuerda el rubio.

' Si, es verdad…pero todos cometemos errores…- Se burla la modelo.

- Para haber sido un error para ti, creo que la pasaste bastante bien conmigo, en mi cama ¿o te dio amnesia?- Se burla Jeditte a carcajada abierta.

- Eres un patán- Se molesta la muchacha poniéndose de pie y tomando sus bolsas.

- Tal vez, pero no olvides que éste patán te encantaba, ¿o quieres que te lo recuerde?- Cuestiona él acercándose a Rei.

- ¡aléjate!- lo empuja ella con molestia.

- Vamos, nena. Ya fue mucho para estar enojada conmigo. Ya perdóname, podemos ir a mi departamento…

- Ni loca.

- Te pones difícil pero sabes que terminarás cediendo. Por qué no nos saltamos todo éste teatro y…

- ¡déjame, Jeditte!

- ¡déjala!- Se escuchó una tercera voz que se acercaba. El cantante Darien Shields se acercó empujando al rubio de ojos de hielo y soltándole un gancho derecho haciéndolo caer al suelo con el helado de Rei sobre su cabeza.

- No te metas, niñito- Amenazó Jeditte.

- Deja a la señorita o verás los puños de éste niñito en tu rostro y dudo que les agrades mucho a las chicas con el rostro morado.

- Bien, bien. Me voy, no quiero problemas, a fin de cuentas, Rei siempre termina buscándome.- Explicó el rubio entre risas- hasta pronto, muñeca, sabes donde vivo…

- Imbécil-Escupió Darien viendo como el rubio se alejaba de prisa de Central Park- ¿estás bien?

-Si, no me ocurre nada- Responde la modelo sobando su muñeca, estaba enrojecida por el agarre de Jeditte.- no debiste meterte, yo pude resolverlo sola. Estaba por patearle el trasero.

- No estoy muy de acuerdo en eso, pero vamos. Te llevo a tu casa- Le dice él a la chica tomando todas las bolsas de sus compras.

- No es necesario, gracias- Se niega la joven- Estoy muy cerca de casa.

- Vamos. No te pongas ruda. Si quieres veme como un esclavo carga bolsas- Ofrece con voz serena el pelinegro, al ver que Rei arquea la ceja con agrado continúa caminando- Aunque te costará.

- Los esclavos no cobran- alega ella.

- Soy un esclavo especial…

- Los esclavos no hablan- Bromea Rei arrancando una sonrisa de Darien- Bien… ¿Qué pides?

- ¿puedo pensarlo en el camino?

- De acuerdo, pero no abuses…

Rei caminó dos pasos delante de Darien con aquel porte que robaba corazones sobre la pasarela, era sorprendente que una chica tan pequeña en estatura fuera capaz de paralizar a quien la viera pasar. El músico no pudo dejar pasar por alto la reacción que la gruñona muchacha generaba a su alrededor, atraía las miradas de cuanto individuo la veía pasar, o al menos así lo percibía él, incluso cuando llegaron a la zona de autos fue capaz de paralizar el tráfico y Darien casi juraba que ella fue la responsable de un choque que ocurrió segundos después, aunque nadie juzgaría a los automovilistas. Sacrificó su deseo de observarla flotar por las calles a una estudiada distancia por tomarla del brazo. En un inicio vio el recelo en sus pupilas amatista, pero extrañamente ella terminó por ceder. No cuestionó el porqué, solo disfrutó del momento, del caminar con ella de su brazo, la sensación era por mucho más emocionante que el contemplarla, incluso juraba que podía sentir fluir la electricidad por sus poros y por un segundo pensó que Rei sintió lo mismo por que notó su rostro ligeramente perturbado al contacto de sus manos y luego ¿un sonrojo en sus mejillas?

Caminaron en Silencio hasta el departamento que Rei compartía con Makoto. Tal vez siendo otra la situación lo hubiera dejado afuera, pero se sentía en deuda con ese peculiar príncipe así que lo invitó a pasar y le ofreció un poco de helado de menta con chocolate propiedad de la actriz. Era lo menos que podía hacer.

- Ten…-Le entregó la copa con el helado.

- Gracias…está delicioso.

- Es de Makoto, siempre tiene de éste helado en la nevera.

- Entonces las visitaré más seguido- responde con rapidez el pelinegro.

Rei solo sonrió. ¿Le agradaría la idea? No lo sabía. Un extraño silencio se creó entre ambos, pero curiosamente no era incomodo. Ella se disponía a decir algo cuando el teléfono sonó. Como era costumbre, Makoto había olvidado poner el teléfono en su lugar y Rei tuvo que excusarse para ir a buscarlo a la jungla que era la habitación de la actriz dejando a solas a Darien en la sala.

Él admiraba las fotografías de aquellas dos muchachas. Makoto era bella pero Rei, Rei simplemente le llenaba las pupilas.

Las compras de Rei llamaban su atención. Hace menos de una semana la había visto con un conjunto de bolsas en el centro comercial, parecía que la segunda actividad favorita de Rei era las compras, la primera de seguro era detener el mundo con su mirada.

Su atención fue atraída por una bolsa en colores pastel. Casi todas eran de colores vivos, pero una de ellas lucía demasiado tierna, con riesgo de que le arrancaran la mano exploró aquella bolsa sacando ¿un traje de baño de maternidad?

Ahora lo entendía, El pequeño mameluco, ahora el traje de baño y esa discusión con aquel patán hacía unos instantes en Central Park. Su lógica no podía fallar. Los pasos de Rei acercándose lo hicieron devolver el traje de baño a la bolsa y fingir que nada pasaba.

- Era mi agente- Responde la chica.

- ¿todo bien?- pregunta Darien observando que no se veía muy complacida con la llamada, ella se tumbó en el sofá junto a él

- Debo ir a una cena de gala ésta noche.

- No luces muy contenta…-Evidencia él.

- No lo estoy. Se supone que tendría unos días libres hasta antes de partir a Italia.

- ¿te vas a Italia?- Preguntó con preocupación el muchacho.

- Si, estaré una temporada por allá.

- Es una lástima- Dejó escapar el muchacho.

- Lo tomaré como vacaciones. Renté una casa en Capri, deberías de conocerlo, es tan hermoso. Un pedacito del paraíso en la tierra- Explica Rei.

- Me encantaría…-Responde él clavando sus orbes azules en los amatista de ella, y de nuevo esa corriente de electricidad corriendo por su sangre.

Aquel extraño momento fue interrumpido por el torbellino de Makoto Kino que apareció de repente arrojando cuanta cosa encontraba a su paso. Maldecía en francés como solía hacer cada que estaba furiosa.

La castaña tomó la copa de helado sobre la mesa ratona y entró a su habitación sin dejar de maldecir un solo segundo.

- Creo que es mejor que me vaya- Menciona Darien poniéndose de pie

- Gracias por todo, Darien- Agradece la muchacha extendiendo su mano.

- Cuando quieras te ayudo a quitarte de encima alimañas y a cargar tus compras…

Rei iba a articular algo, pero decidió no hacerlo y acompañó al muchacho hasta la puerta, prefería no romper el encanto. Instantes después corrió a la habitación de la castaña que con furia sacaba un montón de cosas de sus cajones.

- ¿qué te ocurre?- Cuestiona la modelo mientras ve como la castaña tira en un cartón fotografías y obsequios que Andrew le había dado.

- ¡Ese idiota!

- Andrew, ¿verdad?- Deduce la pelinegra- pero no te hace bien enojarte, Makoto. Lo sabes.

- ¡cómo quisiera no ver a ese idiota por el resto de mi vida!- Refunfuña la actriz.

- Tranquila…No te hace bien molestarte- Insiste Rei- ¿no te gustaría tomarte unas vacaciones? Tus grabaciones terminaron, no tienes proyecto en puerta…

- Habla…-se interesa Makoto.

- Debo viajar a Italia…No sé si te interese, Pero renté una villa en Capri.

- Capri…-Sonríe la actriz.

- Yo debo hacer unas pasarelas y grabar unos comerciales pero tú podrías pasarla tomando el sol de la Toscana…- Ofrece Rei mostrando el bañador que había comprado para su amiga- Anda, no quiero estar sola allá.

- Bien…creo que me sacrificaré- Acepta Makoto tomando el bañador- Aunque no sé si ocuparé éste bañador o uno de los que ya tengo, Rei…

- Esa es tu decisión. Solo lo compré en caso de que llegues a necesitarlo ¿apoco no está bellísimo?

- Si…divino.

- Bien. Yo debo empezar a arreglarme, tengo una gala más tarde, ve pensando qué más vas a llevar a Italia.

Rei salió de la habitación de su amiga dejándola a solas. Cuando Makoto se supo sola corrió a su closet, días atrás Rei le había obsequiado algunas cosas y a pesar de jurar y perjurar que no estaba convencida de tener ese bebé se había quedado con las cosas.

Sacó unos pequeños zapatitos azules de una de las bolsas y los observó con ternura ¿sería buena idea?

--000--

Para Rei asistir a las fiestas que su agente le sugería no era agradable, de hecho ni siquiera le agradaban las fiestas, pero el muy cabeza dura había acordado que Rei acudiría a una fiesta de blanco y negro que uno de los magnates de moda había organizado solo para elevar su ego. Ella lo detestaba, iba al menos a tres fiestas de blanco y negro en el año.

Aquella noche Rei lucía despampanante, un ceñido vestido blanco con el cabello recogido fueron su elección. Parecía que ese día estaba decidida a dar la contra al resto de las damas y los invitados ya que ellos en su mayoría iban de negro, ella parecía literalmente un pequeño arroz en un cazo con judías negras.

Con su sonrisa perfecta pero sufriendo de lo lindo Rei saludaba a cuanta persona se le acercaba, cuando un mesero se acercó a ofrecerle una copa de champagne no dudó en tomarla y beberla para tomar una segunda de la misma bandeja, pero su mano fue detenida por otra que le quitó la flauta de sus dedos, su ceño se frunció y su rostro terminó de desencajarse cuando se dio cuenta de quien se trataba.

- Tenías que ser tu…-Murmura de mala gana la modelo.

- También a mi me da gusto verte, Rei- Regresa el muchacho pelinegro bebiéndose la copa de la chica asiática.

- No puedo creer que te encuentre hasta en la sopa- Vocifera ella.

- ¿y no te gustaría comerte un buen plato de sopa?- Ofrece el músico con malicia mientras ella se da media vuelta y toma una tercer copa de champagne intentando beberla sin éxito, también le es arrebatada de las manos.

- Oye, consigue tu propio alcohol- Se molesta la chica.

- No deberías de estar tomando en tu estado- regaña él

- ¿en mi estado? ¿cuál es mi estado, Darien?

- ¡Darien!- Lo llamó una voz bastante conocida por ambos- Querido, que gusto que vinieras, me estoy aburriendo mucho, es una fiesta de vejestorios.

- Serena…-nombra encogiéndose de hombros el cantante.

- Nunca antes de hoy me dio tanto gusto verte, Serena. Te dejo con Darien- Dice la pelinegra arrebatando su copa de champagne de las manos varoniles de él- nos vemos…

Él intentó decir algo más pero le fue imposible porque un monólogo sobre el costo y el diseñador del vestido de la rubia fueron el tema de toda la noche, imposible acercarse siguiera a Rei que se paseaba con elegancia por aquel salón como un lindo pez en el mar.

Rei se comportó a la altura, a pesar de estar aburrida no lo dio a notar, hasta que se desapareció al balcón, tanta gente la agobiaba y solo unos instantes más y podría volver a casa.

Abrió su pequeño bolso y sacó uno de esos cigarros mentolados, encendiéndolo.

- Así que aquí te habías metido- la interrumpe un hombre a sus espaldas, ella se gira para confirmar que quien le hablaba era la última persona que quería ver en el mundo.

- Jeditte…

- Vamos, muñeca. No luces contenta- Se burla él tomando el cigarrillo de Rei y fumando de él.

- ¿Tengo que estarlo?

- Claro, aun te pongo a temblar ¿no es así?- Supone el rubio con malicia.

- Creo que te sobreestimas- Asegura la muchacha arrebatando su cigarrillo al rubio.

- ¿De verdad lo crees? Porque yo no.- Se ríe cínicamente el hombre de los ojos de hielo.

Rei no tuvo tiempo de reaccionar, el Rubio se abalanzó sobre ella besándola a la fuerza, pero Rei no era una chica débil e indefensa, tal vez había pasado su vida en los mejores internados del mundo, pero claro que sabía defenderse.

Una patada certera en la entrepierna del rubio lo dejó caer de rodillas sin poder articular palabra alguna, al darse media vuelta se encontró con una mirada zafiro observándola sorprendido.

- Darien…

- Me acerqué para ayudarte, pero creo que tienes la situación controlada- Comenta el muchacho mientras voltea a ver al rubio que estaba sin poder moverse.

- Si, así es. Sé defenderme sola- Responde orgullosa la chica- Me voy a casa.

- Yo te llevo- Se apresuró a responder el cantante

- Alguien te espera, no lo olvides- recalca la muchacha de ojos amatista.

- Nadie me espera y creo que mi ayuda te serviría de mucho. Has creado un alboroto interesante- Felicita el joven de ojos azules señalándole a los invitados que tenían su vista puesta en el balcón, y en el edificio de enfrente algunos paparazzis enfocándolos con las cámaras- No te será fácil salir de aquí.

Él ofreció su mano a la chica que dudó un segundo pero terminó por tomarla para salir por las puertas de servicio del edificio.

Casi queda atónita cuando se encuentra con una motocicleta en lugar de un automóvil, pero Darien tenía toda la razón, cuando llegaron al estacionamiento una horda de periodistas los esperaban listos con sus cámaras y micrófonos. Tardaron solo un par de segundos en colocarse los cascos y subir a la motocicleta, no hubo carro que pudiera alcanzarles.

Arribaron al edificio de la joven media hora después. En cualquier día corriente Darien habría llegado en muchísimo menos pero no pudo evitar tomar la ruta larga y manejar más despacio para disfrutar de la cercanía de aquella modelo y el delicioso aroma a incienso y fresas que emanaba.

- Gracias…-Murmuró Rei cuando bajó de aquella motocicleta.

- Encantado…

Él observó a la muchacha entrar al edificio, no sabía si era ese suave aroma lo que lo volvía loco, o sus ojos o su voz, o tal vez toda ella, pero algo había en Rei que le paralizaba los sentidos…


¡Hola!

pues yo aquí con otra más de estas entregas que tanto me gustan, nueve es una historia ligera, suavecita que me ayuda a relajarme aunque a veces lo más sencillo es lo más complicado, no se crean que no, a pesar de ello amo 9, aunque he tardado demasiado en retomarla.

les tengo una noticia, no se si sea buena, no sé si sea mala pero mi idea inicial cuando concebi 9 era que tuviera 9 capítulos y no será así. De momento 9 tiene 10 capítulos y creo que llegará a 11 o 12, no estoy segura de ello, espero que no les ponga triste la noticia.

por otra parte quiero agradecer a:

Matona: gracias por las porras, los ánimos y la presión para que actualice 9 que se que también te divierte, creo que este capitulo un poquito menos por el regreso de Reika.

Irais:

gracias por leerme, dejarme mis reviews y animarme a pesar de tu agenda de mamá.

Rei Videl:

me hace muy feliz saber de tí y que te esté gustando 9, apenas hoy vi tu review pero me hizo muy feliz.

Lector silencioso:

gracias por leer en silencio, anímate a comentar