Nueve

CAPITULO 4

"Un pequeño latido"

Aquella mañana se despertó muy temprano, el cielo aun tenía destellos naranja mezclados con azul. Ella apenas consiguió librarse de aquellas cadenas de piel que la aprisionaban con la misma necesidad de todos los días desde hace cinco años.

Entró al baño de la habitación encendiendo la luz, un mes había pasado luego de recibir esa noticia que les cambiara la vida, un mes en el que había estado escondiéndose de sus amigos, de su familia, mes en el que prácticamente no se había parado por la agencia, cualquier precaución era poca para asegurarse que ese embarazo corriera sin contratiempos, les había costado tanto trabajo, había sido tan larga la espera que todo valía la pena con tal de no correr riesgos.

Se paró de perfil ante aquel espejo levantando un poco la blusa de su pijama, todo lucía exactamente igual ¿entonces por qué se sentía tan diferente?

- Así que aquí estabas…- Se escucha la voz de Darien que la observa recargado desde el arco de la puerta del baño

- ¿Te desperté?

- Si, me despertó tu ausencia- Responde él caminando hasta ponerse a las espaldas de su mujer y abrazarla observándola a través del espejo.

- No podía dormir- Murmura Rei mientras las manos del músico recorren su abdomen cariñosamente.

- Aun es tan pequeño ¿verdad?

- Si, y ya nos ha cambiado la vida- Asegura él mientras besa el cuello de la chica- Vuelve a la cama…

- Ya no tengo sueño- Explica la modelo.

Él la levantó del suelo abrazándola con delicadeza caminando de nueva cuenta a la habitación.

- No precisamente necesitas dormir- susurró él a su oído mientras la depositaba suavemente sobre el colchón y besaba la comisura de aquellos labios rojos.

- Darien hoy no…

- Está bien- Acepta resignado el pelinegro tumbándose del otro lado de la cama- ¿saldrás hoy?

- No lo creo. Aun no me siento del todo bien. Esperaré un poco más- Responde la pelinegra acurrucándose en los brazos de él.

- Al menos deberías de buscar a Makoto, ayer me fue a buscar a la disquera amenazándome con acusarme de "secuestro de amigas"- contó el ojiazul arrancando una sonrisa de ella- Temo que lo cumpla

- No, aun no es tiempo. Si Makoto me ve seguramente deducirá que algo le oculto y tendría que contarle- explica Rei cerrando sus ojos.

- No termino de estar de acuerdo con que ocultemos la noticia, menos a los chicos y a nuestras familias.

- Créeme, es lo mejor. Estoy harta de esas miradas de lástima cada que…- Ella no terminó la frase, no era necesario.

- Esta vez no será así, te lo aseguro- Promete Darien.

- ¿y cómo lo sabes? Hemos pasado demasiadas veces por esto. No quiero tener que explicar nada si las cosas no pasan como esperábamos. – Refunfuña ella.

- Ya te lo dije, ahora no pasará, pero si tu así lo deseas, guardaremos un poco más el secreto, aunque te advierto que los Hansford se molestarán por habérselos ocultado- Amenaza él.

- Lo sé. Pero correré el riesgo

- Recuerda que Mako está extremadamente hormonal…

- No me preocupa, Si se pone agresiva sé que siempre estarás tu para salir al rescate- Bromea Rei besando los labios de él de forma fugaz.

- Es que tienes la mala costumbre de meterte en problemas, querida…

- Lo sé, pero tal vez si no fuera por todos esos problemas en los que me meto tú y yo no estaríamos juntos ahora- recapitula ella.

- Tal vez, y tal vez si no fueras tan terca no hubieras tenido necesidad de meterte en tantos problemas- Ríe él.

- Vamos, la pasamos bien….

- A tu lado siempre la paso bien, linda…

6 años atrás:

El viaje de Nueva York a Italia fue todo lo accidentado y terrible que pudo ser. Makoto había tenido aquellas terribles nauseas y arcadas que la acompañaban desde antes de saber de su embarazo por lo que había pasado medio vuelo metida en el baño del avión.

Rei Creyó que todo estaría bien cuando tocaran tierra, pero se equivocó.

Un chofer pasó por ellas para moverlas de Roma a Nápoles donde tomaron un Ferri que las conduciría a aquella paradisiaca Isla que Rei tanto quería "Capri".

El viaje hubiera sido de ensueño si la actriz no la hubiera pasado mareada por el movimiento del barco, Rei pensó que no había sido después de todo una buena idea dar vacaciones a Amy y Mina, lidiar con una actriz embarazada con achaques no era nada divertido como tampoco fue meter ellas solas una docena de maletas en aquella pequeña camioneta que era su transporte para llegar a la casa que habían rentado, aun así. Cuando llegaron a su destino final la modelo se sintió liberada al ver desde lo alto de aquel lugar el cielo azul de la Toscana, el paraíso.

- ¡Por fin!- Gritó la castaña tumbándose boca abajo en el primer sofá que se encontró. ¡tierra!

- Mako, no fue tan terrible- Se burla la pelinegra.

- Tal vez para ti no, pero intenta aventarte un viajecito de estos con un parásito en el estómago

- Mako, no le digas así.

-Ya te dije que ni siquiera sé si voy a tenerlo. Mi vida era tan perfecta hasta antes de conocer a ese rubio idiota- Vocifera la castaña sin abrir los ojos.

-No lo considerabas idiota hace un par de semanas

- Hasta ese momento No lo sabía. Maldito embustero- Reniega la ojiverde cubriéndose la cabeza con un cojín.

- Hablando de embusteros, ¿te conté quién revivió?- Intenta cambiar de tema la pelinegra.

- No, dime ¿quién?

- Jeditte

- ¡ese hijo de…

- Mako-chan…¿qué hemos dicho sobre maldecir?

- Bra bra bra. Ese idiota lo merece. ¿cómo se atreve a regresar luego de todo lo que te hizo? No me dirás que lo aceptaste de nuevo.

- No, no lo acepté, de hecho le dejé un mensaje muy claro en su entrepierna de mis sentimientos por él- Se ríe Rei.

- Vale, las clases de defensa personal te sirvieron- Deduce maliciosa la castaña incorporándose en el sillón- Que gusto que las aplicaras en ese idiota.

-Creo que si leyéramos revistas hubiéramos visto las fotos de mis muestras de afecto a Jeditte- Supone ella.

-No. Seguro esas páginas las acapararon las fotos del galán con el que saliste de la fiesta- Aclara con toda la malicia del mundo la de ojos verdes mientras Rei pone cara de sorprendida- Vamos, no te pongas así, pude verte llegar al edificio aquella noche con el cantante...

-Solo fue amable- Se defiende la de ojos amatista.

-No no no, tu eres amable con el botones, con él…no sé. Había química

- Estás loca- Se indigna Rei cruzándose de brazos.

- Claro que no.Si hubieras visto tu cara cuando te ayudó a bajar de la motocicleta…ambos destilaban miel, querida-Se burla ella.

- No pienso volver a empatarme con tipos aparentemente encantadores. Aprendí la lección, Mako-chan.

-No compares a Darien Shieldscon Jeditte Smith. Darien se ve que es un buen tipo

- Que sale con Serena Smith…

- No estás segura de que eso sea cien por ciento cierto…

- Y tampoco lo estoy de que sea mentira

-Buen punto.

-Mako, ya no quiero hablar de chicos. Te propongo algo- Ofrece Rei- Vamos a desintoxicarnos, Ni Jeditte, ni Andrew y mucho menos Darien Shields. Solo disfrutemos de la Toscana ¿te parece?

- Por mi está perfecto, acepto- Se alegra la castaña

-Es un trato

- Claro…-El rostro de Makoto se descompuso- Si me permites, tengo que ir a vomitar por milésima vez ¡maldición, debí deshacerme de esto en cuanto me enteré!

La castaña corrió buscando el baño en aquella casa veraniega, si en definitiva no estaba de muy buen humor últimamente pero aun así era la mejor compañía, o lo sería en cuanto se relajara un poco.

Época actual:

Estar sobre aquella camilla la ponía a temblar. Una extraña sensación de emoción y miedo la envolvía cada que aquel gel frío le llenaba el vientre, el hombre a su lado pareció leer su mente por que presionó con fuerzas su pequeña mano entre las suyas invitándola a sonreír, algo en esos ojos le daba paz, mucha paz.

- Muy bien, aquí está- Jala la atención de la pareja el doctor Kepner sacándolos de sus pensamientos- Aun es muy pequeño pero ha crecido desde la última vez.

- ¿en serio está bien, Doctor?- Lo interroga la futura madre.

- Claro, Señora Shields. Todo va de maravilla- Tranquiliza el hombre de bata blanca mientras la pareja comparte una mirada de emoción- ¿quieren escuchar su corazón?

- Por supuesto- responde el ojiazul sin poder contener su emoción.

- Aquí vamos.

El médico encendió el sonido del ultrasonido mientras recorría el abdomen de la modelo lentamente, la pareja estaba sin habla, conmovida de escuchar aquel latido, tan pequeño y tan fuerte a la vez ¿sería que ésta ocasión concretarían su sueño?

El estómago de Rei aquella mañana no estaba en guerra con su cuerpo por lo que fueron a desayunar a un lugar nuevo del que les habían hablado mucho, era tal la felicidad de ella tanto por la buena noticia como por su estómago que optó por pedir un enorme baguette con gambas, champiñones jamón de pavo e increíblemente para Darien también con carne, hacía tanto tiempo que no veía a su mujer comiendo carne que se quedó sorprendido, gratamente sorprendido porque él pudo deleitarse con su hamburguesa doble con papas y doble queso sin recibir aquella mirada recriminatoria de Rei, aquella mañana nada ni nadie importaba más allá de ellos.

A pesar de haber dicho que todo marchaba de maravilla, Rei prefirió regresar a casa luego de ir a desayunar, lo suyo era un autoexilio, pero cualquier precaución era poca.

Entraron a su cómodo departamento, si, justo aquel lugar que para ambos era su pedacito de cielo en la tierra y tras cerrar la puerta lejos de la mirada de los curiosos vecinos él aprisionó la aun pequeña cintura de la pelinegra para robarle un beso de esos que te quitan el aliento.

-¿y esto?

-No lo sé…Solo porque sí- Responde él con toda la tranquilidad del mundo liberando de su abrazo a Rei y caminando un par de pasos.

-Mmhhmm- Reniega ella alcanzándole y besándolo con la misma intensidad que él lo hiciera segundos atrás.

-¿y eso por qué?- Pregunta ahora él fascinado.

-"No lo sé…Solo porque sí"- Regresa ella apresurándose a alejar sus pasos de él, acción que no tiene mucho éxito ya que es interceptada por el músico que la aprisiona entre sus brazos, ella se cuelga de su cuello y lo empuja sobre el sofá de la sala cayendo sobre su torso, ella comenzó a desabotonar la camisa azul del pelinegro.

-Creí que no estabas de humor- Murmura él buscando el cierre de la falda de la modelo.

-De repente lo estoy…

Las intenciones de ella se vieron pausadas cuando escucharon el golpeteo en la puerta de la casa, ella arqueó la ceja por un segundo pero comenzó a morder el cuello de él, clavando sus colmillos en la pálida piel de él.

- ¿quieres que abra?- Pregunta él muy a su pesar.

- Mmmhhmm, no. Si no hacemos mucho ruido se irán- le susurra ella al oído.

- ¡Rei y Darien Shields!- Gritó una voz hormonal del otro lado de la puerta- Sé que están ahí.

- Es Makoto- Explica él en un susurro.

- Es una treta, lo hace solo para descubrir si estamos aquí- Explica la joven mientras comienza a soltar la hebilla del pantalón de él.

- Rei, Darien. Sé que están ahí. William me dijo que acaban de entrar, si no me abren la puerta la derribaré- Amenaza la castaña.

- Creo que no me queda de otra- se rinde la joven- Es capaz de derribar la puerta.

Ella se puso de pie mientras el ojiazul se abotonaba la camisa, no le molestaba que Makoto fuera de visita, pero ese día de verdad que le arruinó la tarde.

- Hola, Mako- Saludó la joven a su amiga con naturalidad.

- ¿Hola? ¿hola?- Entra al departamento la castaña entre gruñidos buscando directamente el congelador para sacar el helado y el chocolate.

- Mi helado…- Se entristece el cantante ganándose la mirada acusativa de su mujer y de la ojiverde- Mi helado es todo tuyo, Makoto, es más…iré a traerles más.

Darien caminó hacia la puerta del departamento para apresurarse a escapar de la ira de la actriz, pero su voz lo detuvo.

- Darien…no olvides cerrar tu cremallera.

Él se encogió de hombros y Rei tosió ligeramente. Cuando ambas se quedaron solas la modelo rompió el silencio.

- Y Dime, Makoto ¿qué te trae por aquí?

- Nada, solo vine a asegurarme de que aun estés viva- Bufa la alta mientras toma su bolso- Pero ya que veo que no has muerto, puedo irme.

- Mako-chan …-Llama Rei a su amiga que estaba a punto de salir

-¿qué? Solo quería asegurarme de que estuvieras bien. Es obvio que no te interesa ver a tu amiga de toda la vida- Chantajea la castaña.

- Mako-chan, no digas eso- Se encoje de hombros la de ojos amatista- Anda, quédate. Te invito un poco del helado de Darien.

- ¿Sacarás el de chocolate belga que esconde tras los vegetales?- Medita la alta, Rei asiente- Bien…pero le pondrás crema batida y chocolate líquido

- Con chispas de chocolate y cereza- Completa Rei caminando a la cocina y preparando el helado de su amiga, ella sacó un yogurt bebible para sí.

- Gracias…-Acepta la castaña mientras se sienta con su copa de helado en el sofá de la sala de Rei- ¿me dirás qué ocurre? ¿o me seguirás mintiendo?

- No puedo hablar, Mako- Se apena la de ojos amatista.

- Ya veo, no confías en mi- Reclama Makoto.

- No es eso, es que…

- Olvídalo- Murmura la de ojos verdes dejando su copa de helado sobre la mesa- Mejor me voy.

- Mako- Chan. No te vayas- Pide Rei a la castaña que caminaba hacia la puerta de la casa- ¡Estoy embarazada!

La alta señora Hansford se quedó parada de espaldas al escuchar la voz de su amiga, luego se giró boquiabierta.

-¿qué?- Pregunta emocionada la alta.

-Tengo ocho semanas- confiesa la de ojos amatista a su confidente.

- ¡Rei, es una gran noticia!- Brinca emocionada la alta corriendo a abrazar a la de cabellos negros- ¿por qué diablos no me habías contado nada? Yo te lo cuento todo siempre. Eres la primera en saber siempre todo ¿por qué no contarme?

- Es que…-Duda Rei- es que no quería decir nada hasta estar segura de que todo estuviera bien.

-Rei, todo estará bien. No te preocupes- Tranquiliza la alta.

-No lo sabemos, Mako-chan. Hemos pasado por esto tantas veces que…

- Que no quisiste que todos nos emocionáramos ¿verdad?- Deduce la ojiverde.

- Así es. Es que…no me la creo, Mako-chan- Confiesa Rei- Hemos pasado por tanto: tratamientos, inseminaciones, hasta métodos alternativos y nada funcionó y ahora, justo ahora que nos dimos por vencidos simplemente…pasó.

- He escuchado que es algo muy común, Rei. No debes preocuparte.

- Me da miedo, me aterra que solo nos ilusionemos, como tantas otras veces-Explica la mujer de ojos amatista.

- No te preocupes. Yo tengo un sensor increíble para todo esto y créeme. Todo saldrá bien.- Promete la bella señora Hansford.

-No lo sabemos.

- Saldrá bien. Te lo aseguro- insistió la castaña- Ahora solo es cuestión de cuidarte un poco y claro, tenemos tantas cosas que hacer. Llamaremos a Jean Paul para que venga a tomar medidas para los nuevos muebles y…

- Mako-Chan, no- Pide Rei- nadie más debe de saber de esto. Al menos no hasta que tengamos la seguridad de que no hay peligro.

- Bien, bien. Acepto, pero te apuesto a que nada malo pasará.- Pronostica la alta- Ahora, lo primero que vamos a hacer es mimarte, tu ponte cómoda que yo te prepararé una pasta para comer que uff, te encantará.

-No es necesario, Mako- chan

- Claro que lo es. Y tu no me vas a dar la contra ¿tienes idea de lo molesto que es tener los pies hinchados como yo? No me des la contra, amiga mía- Amenaza Makoto

- Bien, no lo haré…

Rei se acomodó en el sofá envolviéndose en la manta que tenía a su lado. Makoto siempre había estado a su lado, en el pasado cuando perdió a su primogénito no se despegó de ella en absoluto, recordaba lo preocupada que estuvo junto a Darien velándola junto a la cama del hospital en aquella ocasión;tal vez Rei no tenía hermanas pero en definitiva si hubiera tenido alguna le gustaría que hubiera sido como Makoto…

Seis años atrás:

Llevaban una semana de haber llegado a Capri. En esos días la bella actriz se había relajado bastante, tal vez algo tenía que ver que sus achaques prácticamente habían desaparecido desde que llegaron a aquella isla paradisiaca.

Aquella mañana las dos chicas salieron de la casa para comprar las cosas de la comida, Rei sabía que a Makoto le relajaba bastante el cocinar así que no sufrió en lo absoluto cuando la actriz comenzó a experimentar sus pastas estilo italiano.

El mercadito de Capri era como trasladarse a otros tiempos. En Nueva York y en Tokio las cosas eran muy diferente por eso Capri les cautivaba tanto.

En lo que la muchacha castaña decidía qué compraría para preparar de comer, Rei aprovechó para alejarse un poco y ver algunas artesanías, tal vez comprar un poco de Limoncello para acompañar sus comidas.

Rei caminaba por los múltiples puestos disfrutando de los perfumes y las muestras de panes quesos y frutas que la gente le obsequiaba, en definitiva los italianos eran bastante amables.

Un alto muchacho de resplandeciente cabellera negra caminaba entre la multitud, sabía lo que buscaba y sus ojos azules se iluminaron al encontrarlo:

Una muchacha de ojos amatista y larga cabellera negra que se encontraba ligeramente inclinada disfrutando del aroma de uno de los perfumes locales, definitivamente cada que la veía sentía la misma emoción que el día que la conoció.

- Me habían dicho que Capri era un paraíso, pero no lo creí hasta que vi que tiene ángeles- Susurra él en su oído, ella se queda paralizada por un par de segundos.

- Tú…-Murmura Rei .¿qué haces aquí?

-Vacaciones- Explica Darien con cinismo.

-No es posible que hasta aquí te encuentre- Reniega la muchacha

-Es el destino…

-Destino, aja- Duda la pelinegra- No creo en el destino, Darien. Y si puedo escapar de él, lo haré…

Rei se dio media vuelta para alejarse de aquel muchacho que se le aparecía en cada sitio a donde ella iba.

-Espera, te invito un helado- Intentó detener él.

-Claro que no

-Por favor, no seas así- Pide el músico.

- Bien…- Acepta Rei- Si logras dar conmigo, acepto

-¿pero dónde te hospedas?- Pregunta él.

- Ese es tu trabajo…Averígualo…

Rei se apresuró a salir de aquel mercado, Darien intentó seguirla, pero aquella muchacha se le escabullía como el agua entre las manos, aun así no se rendiría tan fácilmente.

La bella actriz de cabellos castaños había comprado casi todo lo que requería para la comida, desde que sus achaques se habían ido sus ánimos y ganas de cocinar y sobre todo de comer le habían regresado así que fue a una pequeña tienda a comprar lo único que le faltaba algunos hongos portobello para su creación de ese día, se alejó un poco del bullicio y entró a su tienda favorita, un pequeño lugar que vendía vegetales frescos y pan artesanal.

Compró sus insumos y salió a la calle para volver a casa. Hacía un buen rato que había perdido de vista a Rei que seguro una vez más estaba en algún lugar haciendo compras de las artesanías del lugar. Optó por no buscarla, seguro regresaría a casa sin ningún problema.

Al doblar la calle se topó con una niña que prácticamente se abalanzó sobre ella, una niña de cabellos rubios y ondulados con ojos verdes, muy similares a los suyos, Makoto por reflejo la sujetó encontrándose con su tierna sonrisa.

-Sayuri- Llamó a la mujer una voz femenina acercándose a Makoto y a la pequeña.

-Hola- Saluda la actriz.

-Hola- Regresa una mujer de cabellos rubios y ondulados.

-¿es tuya?

-Si, su nombre es Sayuri- Explica la mujer abrazando a la pequeña- Es muy inquieta. Yo soy Lucía, encantada.

- Makoto Kino, mucho gusto- Se presenta la alta.

- No eres de aquí ¿verdad?

-No. Vine de vacaciones con una amiga. Estaremos una temporada en Capri- Cuenta la castaña.

- Ya veo. Entonces deberás ir a "La fontana" Es mi Pizzería, te invitaré Una Pizza, no es por nada pero es la mejor de la Isla.

-Claro que iré- Se emociona la castaña.

-Bueno, Sayuri y yo debemos irnos. Debemos ir a la pizzería, pero no dejes de visitarme.

-Te prometo que iré- Asegura la actriz.

-Ah, por cierto. Felicidades- Dice la Italiana.

- ¿felicidades? ¿porqué?- Se extraña la ojiverde.

-Por tu bebé

La rubia mujer se aleja de prisa con la niña de la mano. Makoto se queda paralizada, sorprendida por las palabras de aquella chica, a nadie le había contado de su embarazo, a nadie salvo a Rei que dudaba hubiera dicho algo y menos a una desconocida ¿será que ya era evidente?

Se llevó las manos al abdomen, seguía tan plano como en la mañana. No entendía nada, pero aquellas palabras la habían hecho estremecer.

Regresó a casa aun consternada por aquellas palabras, al entrar a la casa se encontró a su amiga y confidente leyendo una revista cómodamente acomodada en el futon de la terraza.

-Qué bueno que llegas- Se alegra Rei.

-Supuse que me habías abandonado, hice bien en no buscarte- Explica Makoto tumbándose junto a su amiga en aquél futón.

-Sabes que me encantan las artesanías. He comprado una botella de Limoncello que…que no podrás probar ahorita pronto- Se burla Rei pero Makoto no le sigue el juego- Mako-Chan ¿estás bien?

-¿yo? Claro que estoy bien ¿porqué no habría de estarlo?- Finge sonreír la actriz.

- Mako…

-Oye, hoy prácticamente no he pensado en Andrew, ya es ventaja ¿no?

-¿No crees que te sentirías mejor si hablaras con Andrew?- Sugiere Rei.

-No. De Andrew no quiero volver a saber nada. No sé aun si conservaré a este bebé o no. Pero en definitiva a Andrew no lo quiero más en nuestras vidas.

Rei Sonrió al ver a su amiga hablar así. Ya no era "el problema" "ésta cosa"o "el estorbo". Desde que los achaques de Makoto habían disminuido también su aversión por aquel pequeño, conocía a su amiga y casi tenía la seguridad de que desistiría de abortar.

-¿Objeciones?- Refunfuña la alta.

-Ninguna. Pero será mejor que no hagas compromisos para ésta tarde. Hablé con la señora Leone y me recomendó un doctor para ti, tenemos cita a las cinco.

-No estoy enferma- Alega Makoto.

-No. Pero necesitas que un doctor te revise. Ha pasado más de un mes desde que fuiste al doctor el Nueva York- Le recuerda Rei- Tu salud y la de tu bebé no es asunto de juego, Mako-Chan.

-Ya te dije que ni siquiera sé si lo quiero conservar- Refunfuña la alta.

-Aun así. Debes cuidarte y que un médico te revise y te de opciones si es tu idea interrumpir las cosas, aun así irás al médico y no quiero reclamos. Iremos a tu cita- Amenaza Rei- y no cederé en esto. ¿objeciones?

-Te odio- Gruñe la ojiverde

-No lo creo. Pero buen intento. Iré a darme una ducha, creo que una buena forma para que te relajes sería preparando esa pasta que te queda deliciosa- Se saborea la modelo.

- Creí que estabas a dieta

-Estamos en Italia ¿Quién puede estar a dieta aquí?- Bromea Rei mientras se pone de pie para ir a su habitación, Makoto se quedó vociferando maldiciones en Japonés pero accedió a preparar la pasta.

Las dos jóvenes comieron animadamente y luego de un par de maldiciones de Makoto ambas se dirigieron con el Doctor Fabel quien realizó el ultrasonido de la actriz. Era la semana número doce según les informó el médico que les permitió escuchar el pequeño latido de esa nueva vida. No fue necesario decir mucho, incluso la mujer que siempre tenía algo que decir se había quedado sin palabras y así siguió hasta llegar a casa, incluso no puso la menor queja al escuchar la indicación de la modelo sobre que saldrían a cenar, definitivamente la mente de Makoto estaba en otro sitio.

Llegada la noche Rei salió de su habitación ataviada en un vestido playero rojo y unas sandalias que eran ideales para aquel clima tan caluroso de la Toscana. Makoto la esperaba enfundada en un ajustado vestido rosa palo con encajes en color hueso, ambas lucían despampanantes.

- Waw, alguien está de buen humor para arreglarse- celebró la chica de ojos amatista.

-Bueno, tengo que aprovechar mi perfecto cuerpo, seguramente no tardaré en perder mi cintura, así que pienso lucirlo mientras me sea posible- Asegura la alta.

-Makoto…eso quiere decir que…

-Creo que éste pequeño no tiene la culpa de que su padre sea un idiota ¿no?- Rehuelle la mujer de ojos verdes.

-Totalmente de acuerdo- Apoya Rei.

-Lo haré yo sola, Rei. No necesito a Andrew para absolutamente nada- asegura la castaña- Ahora date prisa, muero de hambre y hay un lugar que me dijeron que es bastante bueno.

-Vamos entonces- Se emociona Rei.

Las dos chicas se encaminaron a la puerta, solo que antes de poder abrirla escucharon un par de golpes, ambas se miraron extrañadas. Ninguna esperaba visita pero de igual forma abrieron encontrándose con un alto hombre de cabellos negros y ojos azules en la puerta.

-¡Tú!- Se sorprende Rei.

- Hola- Saluda coqueto el pelinegro mientras la modelo rola los ojos- Prometiste que aceptarías salir conmigo si descubría donde vives

- ¿Quién rayos eres, la CIA?- Reniega la chica

-Solo un tipo desesperado, ¿sabes? No hablo tan bien el Italiano y tu eres una de las pocas personas en ésta isla que hablan inglés, así que… tu compañía me es conveniente- Explica él.

-¿conveniente?- Se indigna la pelinegra al ser catalogada como quien elige un plan de seguros médicos- ¿así que conveniente?

-Si, solo conveniente. No me gustar estar solo- cuenta él.

-Perfecto, ya que no te gusta estar solo…-Dice maliciosa la pelinegra- Mako-chan. Esta noche la cena corre por cortesía del señor Shields ¿no es genial?

-Me encanta la idea- Apoya la compinche- pero démonos prisa, muero de hambre, señor Shields. Espero que su tarjeta de crédito tenga un límite alto, mi amiga y yo morimos de hambre.

-No te preocupes por eso, Makoto. Para mí será un placer invitarles a cenar- asegura él ofreciendo su brazo a la chica encinta- ¿nos vamos?

-¡Claro!- Se emociona la actriz.

Rei soltó un par de maldiciones y caminó detrás de su amiga y aquel chico de ojos azules, ¿por qué tenía que encontrarse a Darien Shields por todo el globo terráqueo? ¿Es que acaso él era su karma? No lo sabía, pero estaba dispuesta a pedir el platillo más caro de la carta solo para hacerlo rabiar un poco.

Esa noche fueron a buscar el restaurante "La fontana" del que le había hecho la invitación aquella misteriosa y Makoto sonrió al ver corriendo en el patio a aquella niña rubia, ella no sabía pero habia sido el punto que la había hecho decidir quedarse con eso que crecía en su abdomen y que si llegaba a ser una niña le encantaria llamarla Sayuri.

Por otra parte, muchacha pelinegra se encargó de pedir una langosta a la salsa de limón con el vino más caro de la carta, Makoto pidió una igual solo que con un spaguetti con mariscos que costaba más de lo que el pelinegro hubiera imaginado, esas chicas sí que sabían pedir cosas caras.

A él fuera de molestarle le causó gracia la acción de sus acompañantes que degustaban con agrado aquella cena, Makoto lo hacía con más desesperación que su compañera de casa, pero no dejaba de fascinarle el ver el apetito de Rei, salvo la noche en que la encontró en su casa con un ejército de guarniciones nunca la había visto comer tan animada.

A pesar de estar los tres en la mesa, Rei prácticamente no cruzó palabra con su anfitrión y fue Makoto quien llevó la voz cantante en aquella cena, las cosas no mejoraron cuando Rei intentó pedir una botella de Vino y Darien pidió que se les cambiara por Soda, ella prácticamente intentó asesinar al músico pero su amiga logró detenerla a tiempo.

La cena se extendió por horas hasta que les indicaron que cerrarían el restaurante, el muchacho de ojos azules se ofreció a llevar a las chicas a casa, Rei se negó, pero fue Makoto la que aceptó de buena gana, ese chico ya se había echado a la bolsa a la actriz.

-Servidas, Señoritas- Comentó el alto chico- Ahora creo que debo irme.

-¿Irás a tu hotel?- Pregunta interesada la castaña mientras Rei refunfuña en Japonés a su amiga que deje de ser tan amable.

- Me estoy quedando en un mesón, pero creo que deberé dormir en la plaza, ya excedí la hora máxima de entrada, no me abrirán- Contesta Darien apenado.

-¿en la plaza? Ay, claro que no. Quédate aquí- Ofrece la castaña.

-¿qué? ¿aquí?- Se indigna la de ojos amatista hablando casi por primera vez en la noche.

- Claro que aquí, Rei. Se la debemos, es lo menos que podemos hacer ¿no lo crees?- Dice Makoto- Además, no pensarás que él pase la noche como vagabundo durmiendo en una banca.

-Dicen que es bueno para la espalda- defiende Rei mientras su amiga la observa arqueando la ceja- Bueno, pero tu te encargas, no es mi invitado.

La pelinegra entró a la casa ignorando al huésped, había una fuerza superior en ella que la hacía querer estar lo más lejos posible de él.

Makoto arregló el sofá de la sala para que el pelinegro pudiera quedarse allí, era un chico bastante amable, si no fuera porque era amigo entrañable de aquel maldito rubio consideraría tenerlo como amigo.

Darien se instaló en aquel sofá que tenía que aceptarlo, era bastante cómodo. Podía jurar que una de sus almohadas había sido extraída de la habitación de Rei ya que pudo oler aquel fino aroma a incienso y fresas que asociaba con la belleza asiática.

Muy de madrugada, casi al amanecer pudo escuchar a alguien vomitar en el interior de las habitaciones, seguramente era Rei porque un buen rato después la vio bajar las escaleras con el rostro pálido como una aspirina, él se fingió dormido para poder apreciarla en su habitad natural, como a las fieras de los documentales.

La joven de cabello negro abrió el refrigerador extrayendo unos cuantos limones y agua fría, la vio agregarle unas cucharaditas de bicarbonato y beberlo de un tajo, seguramente su estomago no se encontraba del todo bien porque la vio preparar otro vaso igual para subirlo a su habitación, a él le parecía agradable encontrarse con el lado vulnerable de la mujer de hielo y le encantaba.

Hola

Aquí yo de nuevo publicando un cachito de mi fic de relax que es Nueve. Espero ustedes lo estén disfrutando tanto como yo disfruto escribirlo porque en serio me hace reír bastante lo que pasan estos cuatro personajes.

mil y un gracias a:

Irais por dejar su review puntual y sonante y animar tanto a esta historia.

Matona:

gracias por estar en la maquinacion y la medición de cosas tan simples e importantes como "¿cuantos dientes puedes tumbar de una patada?" mil gracias

Rei- videl:

espero que este capitulo sea de tu agrado

lector silencioso:

hazme saber si te gustó este capitulo .

Los veo tan pronto como termine el capítulo 12.

los quiere

Lamaga