Nueve
Capitulo 6
"¿paz y tranquilidad?"
Esa mañana se había levantado a darse un baño. A pesar de sentir algo de malestar en el estomago su sueño había sido perfectamente tranquilo. Ese era el día de visita al ginecólogo y estaba emocionada por ver aquella pequeña pantallita ¿cómo estaría su pequeño visitante?
se pasó el jabón por el vientre y sintió un gran alivio. En los últimos días había sentido bastante comezón en el abdomen, ni las diez cremas que Makoto le había recomendado para prevenir las estrías calmaban su incomodidad, solo sentir el suave roce de su esponja y aquel jabón cremoso calmaban un poco aquel malestar.
Disfrutaba la ducha, aun cuando ya no sentía tanto sueño como antes seguía sintiéndose algo aletargada.
Salió de la regadera envolviéndose en su toalla favorita que le ajustaba un poco el estómago. Al parecer pronto necesitaría una toalla más grande. Se miró frente al espejo y vio su rostro sonriente; si, estaba feliz y ligeramente sonrojada, aunque ese sonrojo posiblemente era debido a la noche anterior, si...la noche anterior.
Una sonrisa maliciosa se colgó del rostro de Rei y rió para sí. "Oh, la noche de anoche..."
comenzó a ponerse crema en el cuerpo; Los brazos, el pecho, el vientre, las piernas y luego se irguió mirándose al espejo. Había descubierto una de las huellas de la noche apasionada que disfrutó, notando en su cuello una marca obscura, "Darien..."
buscó su ropa interior y comenzó a vestirse y volvió a verse al espejo y algo llamó su atención, sus caderas lucían distintas, ligeramente más anchas así que decidió comprobar una idea que no le agradaba del todo.
Caminó hacia la báscula y se pasó en ella sin respirar. Cuando vio el resultado palideció ¡cinco kilos más! Pesaba cinco kilos más que hace doce semanas, ¿por qué?
Tuvo que sujetarse de la pared para no caer. Santo cielo... años atrás, cuando esperaba a su primer hijo no tuvo un aumento tan atemorizante de peso.
Justo era decir que se sentía diferente, muy diferente. ¿qué había cambiado?
- Querida...-La llamó una voz desde la puerta, el dueño de esta se acercó poco a poco- ¿estás bien?
Ella asintió mirando hacia la nada.
- Estás pálida- Murmura Darien enfrentando su mirada con la de ella
- Estoy bien...tal vez un poco desvelada
- Lo siento- Se encoje de hombros el pelinegro pero con una sonrisa pícara en los labios.
- Me gustó "anoche", ¿podemos repetirlo "hoy"?- Pide ella relajando un poco su rostro, él le regala una sonrisa de satisfacción y la abraza.
- Claro que si, "hoy" "mañana" "siempre"- Responde él- Te amo, Hobijin...
sus labios se unieron con suavidad pero al solo contacto su beso se hizo más apasionado, más hambriento y los brazos de él se enredaron en el cuerpo de Rei, acariciando su espalda y provocándole un recorrido eléctrico, luego mudó sus caricias a las caderas y Rei se separó de prisa.
- Tenemos cita con el doctor Kepner, no lo olvides.
- Siempre podemos moverla un poco...-Ofrece él enredándose en la cintura de Rei
- No me incites de ese modo, Darien...
Él suspira y se rinde decepcionado.
- Anda, ve a vestirte. Prepararé algo de desayunar.
- Bien.
Luego del desayuno los dos parten con rumbo al consultorio. Darien ha desayunado huevos fritos con tocino, pero Rei apenas y ha probado su yogurt. En ésta ocasión no es debido al malestar que provoca su embarazo, sino al escandaloso aumento de peso que ha tenido. Sabe que aun le falta mucho por cambiar, pero la sola idea de terminar como un globo la aterra, la aterra más de lo que puede reconocer.
Ya en el consultorio y vestida con aquella fea bata se encuentra tumbada en la camilla de revisión. Un gel frío recorre su vientre mientras su compañero inseparable le sujeta la mano ¿qué haría sin ese hombre a su lado? bueno...tal vez no estaría ahora tumbada en una camilla con la bata más horrible que ha usado jamás y pesando cinco kilos más de lo normal, pero también seguramente no sería tan feliz.
El médico analiza una y otra vez la pantallita, luce serio ¿preocupado tal vez? Rei mira a Darien y Darien mira a Rei, los dos están confundidos y aunque nadie dice nada, también están aterrados, no es la primer mala noticia que tienen que enfrentar.
- ¿qué pasa, doctor?- Pregunta la futura madre con el miedo en cada palabra
- Bueno...es que nos hemos encontrado con una sorpresa. Bueno...no exactamente una sorpresa, pero creo que estamos confirmando lo que ya venía viendo desde la consulta anterior.
- Doctor, al grano- Exige Darien con nerviosismo.
EL médico frunce el ceño y luego lo relaja regalándoles una sonrisa al matrimonio Shields.
- Bueno, calma, calma. No pasa nada grave. Lo que ocurre es...
Una pausa, luego el matrimonio Shields se pone molesto y mira con ojos amenazantes al hombre ante ellos.
- Bien, sin rodeos. Rei...desde tu consulta anterior vi algo extraño en tu ultrasonido, algo...fuera de lo normal.
- ¿qué?- Dice en un hilo de voz la pelinegra que no puede ocultar el temor.
- ¿qué es lo que pasa?- Pregunta seco y pálido el pelinegro mientras sujeta con fuerza la mano de su mujer- ¿le pasa algo a nuestro bebé?
- Es que lo que pasa es que ese término está mal usado, Señor Shields Dice con voz suave el médico y una sonrisa, ve turbarse el rostro de ambos padres y decide dar por terminada su tortura. Ese hombre si que disfruta creando suspenso- creo que sería mejor utilizar el término "nuestros bebés"
Los ojos de los pelinegros se abren lo más posible. Se han quedado sin palabras y Rei más que Darien lucen pálidos y se miran incrédulos.
- ¿bebés?- Articula Rei con dificultad
- así es, señora Shields. El mes pasado noté que podíamos estar en presencia de un embarazo múltiple. Pero tomando en cuenta los eventos pasados...preferí esperar a estar seguro. Y ahora lo estoy. Felicidades...veo dos pequeños corazones
- Dos...-Repite la pálida mujer totalmente en shock
- Si, aquí están. Son dos, de eso no hay duda- cuenta sonriente el médico- Imagino que habrá notado algo diferente en comparación a las veces anteriores
- Aumenté de peso...demasiado- Confiesa Rei mirando a la pantalla con rostro inexpresivo.
El músico observó el rostro de su pareja. Ahora entendía por qué la había encontrado así esa mañana.
- Luces hermosa- anima él apretando la suave mano de ella cariñosamente
- fuera de eso, creo que todo va muy bien. Le recomiendo comer sanamente, dormir bien, estar relajada. Es importante que esté relajada para que todo vaya bien, señora Shields
Rei continúa muda y fría, muy fría.
- No se preocupe, doctor. Yo me encargare de que esta terca mujer se cuide lo mejor posible- Promete solemne el pelinegro
Regreso a casa, ninguno de los dos habló. Esperaban encontrarse en la consulta con el sexo del bebé, pero jamás con la sorpresa de que venía por paquete doble. Rei estaba verdaderamente aterrada y Darien aún estaba intentando digerir la noticia.
- Senda noticia, ¿verdad?- Dice Darien cuando por fin consiguen entrar al departamento
Ella asiente pero no dice nada. Su rostro sigue inexpresivo y eso es lo que más le asusta a él.
- Rei, háblame, por favor...
Ella lo mira y entra a la casa, directamente al dormitorio donde se deshace de pantalón y blusa y se ensarta en un camisón. Justo en ese momento siente que todo le estorba, que todo está de más.
- Rei...-Insiste él
La bella modelo lo observa y luego se tumba en la cama enredándose en las cobijas. Él se quita los zapatos y la sigue, enredándose en otra frazada frente a ella.
- Hola- Saludó él enfrentando sus ojos a los de ella
- Hola- Regresa muy quedito la pelinegra regalando una sonrisa que no le llega a los ojos.
- me asustas...-Confiesa preocupado el pelinegro mientras lleva una mano a la mejilla de ella, está fría- No sé lo que pasa en esa cabecita loca y eso me asusta...
- Tengo miedo...-Termina por confesar Rei. Finalmente ahí está, está asustada
- oh, linda...
La distancia prudente es rota y él aprisiona el cuerpo de ella entre sus brazos. Era tan extraño verla vulnerable. Rei nunca aceptaba tener miedo, . Rei nunca aceptaba que algo que algo estaba fuera de su control y escucharla confesarlo lo hacía tener sentimientos encontrados. Tenía deseos de contarle que él también estaba aterrado, pero en ese momento eran más sus deseos y su necesidad por protegerla.
- Estaremos bien, lo prometo- Dice con tal convicción el pelinegro que la contagia, que la hace sentir que todo estará bien.
- Tal vez deba creerte- Susurra Rei mientras recuesta su cabeza en el pecho de él
- Deberías...cuando me propongo algo lo consigo
Ella sonrió y besó fugazmente los labios de Darien. Debía darle crédito por esas palabras y por hacerla sentir tan bien.
- Tienes razón, cuando te propones algo lo consigues...
- Lo aprendí de la mejor- Murmura Darien casi como un secreto
- aprendiste muy bien...
Milán, Italia, seis años atrás:
La pelinegra mujer había sufrido bastante para poder quedarse dormida, a su mente venían una y otra vez aquellos labios, aquella sonrisa, pero sobre todo, aquellos ojos azules que le ponían a temblar.
Se incorporó con trabajo de la cama y se metió a la ducha, no sin antes poner su reproductor de música en altavoz para poder escuchar una canción ¿el cantante a elegir? Darien Shields, moría por escuchar esa voz, adoraba escucharle cantar.
El baño la despertó y salió envuelta en su bata de toalla, aun perdida en sus pensamientos, en sus recuerdos y en ese sueño que…le encantó.
Al llegar al tocador se giró asustada percatándose de que una figura la observaba desde debajo de las cobijas que se movían y se incorporaba lentamente, ella pegó un grito de terror, luego descubrió de quién se trataba.
- ¡Mina!- Nombra molesta ella- ¡me asustaste!
- Una pequeña bromita- se ríe la rubia descubriéndose totalmente.
- ¿cómo pudiste entrar?
- Les dije que era tu asistente y me esperabas. No tuve ningún problema.
- Claro- Bufa ella mientras empieza a arreglarse sentándose en el tocador- No te esperaba hasta en un par de días, tenías días libres.
- Me aburrí mucho en Nueva York. Además, me encanta estar en Milán- Cuenta la rubia- ¿y tú qué hiciste?
Una sonrisa intentó ocultarse entre los labios de Rei, más no el brillo en sus ojos.
- Nada, solo pasear…-Mintió
- Si, claro- Bufa mina tumbándose sobre la cama y sacando unas revistas de su bolso- ¿qué haremos hoy?
- Aun no tengo que presentarme a ensayar, podemos dar un paseo por la ciudad- Murmura Rei mientras se maquilla
- Sin museos, por favor- Suplicó la rubia, Rei pone los ojos en blanco, su amiga no era la persona más culta del mundo.
- Bien…algo podremos hacer
- Mira quién está en Italia también- Sonríe divertida la rubia mientras se pone de pie mostrando una revista a su amiga- ¡Darien Shields! Mira
La rubia entregó la revista a su amiga que se la arrebató. En las fotos podía verse el pelinegro en un velero con Serena Smith, navegando por el mediterráneo muy felices.
- Ella…-Susurra Rei con cierta amargura.
- ¿te pasa algo?- Se extraña Mina
- Nada. Anda, démonos prisa, me cambio y nos vamos- Minimiza Rei
- ¿no vamos a desayunar?
- Podemos desayunar algo fuera, no tardaré- Dice Rei mientras se pone de pie y camina hacia el vestidor.
Rei entró al vestidor y cuando se aseguró de estar lejos de la mirada inquisidora de su rubia asistente se recargó en las puertas permitiéndose liberar solo un par de lágrimas, si, solo un par. Las últimas, no volvería a llorar por Darien Shields ni por ningún otro hombre.
Las compras fueron la elección de ambas ese día luego de tomar el desayuno en un acogedor restaurante cerca de Il Museo Del Duomo. Rei pidió un omelet con champiñones y espinacas mientras Mina unos hot cakes con tocino y maple, nunca era temprano para tomar una buena comida según ella.
Rei se había decidido a ponerse un vestido amarillo con unas plataformas color paja a juego con su sombrero, esa mañana era bastante calurosa, Italia tenía un clima bastante peculiar.
El día se les fue de compras, bolsas y bolsas de compras, algunas, las más grandes fueron enviadas directamente al hotel para que ellas no tuvieran que cargar, otra más las llevaban ellas en mano. Luego de salir de una tienda de chanel, Rei sintió una mano que tiró de su brazo con fuerzas, se giró molesta, cuando se dio cuenta de quien se trataba, se enojó aún más.
- ¡tú!- Nombra Rei con coraje
- ¡Tú!- Regresa el cantante en el mismo tono.
- ¡suéltame!- Exige ella apartando aquel brazo de ella.
- ¡llevo todo el día buscándote como un idiota!- acusa el de ojos azules- Quedé de pasar por ti para ir al museo y cuando voy resulta que no estabas
- Tenía otros planes y no soy la responsable de tus deficiencias mentales- Minimiza ella dándole la espalda y caminando- vamos Mina.
Ambas chicas siguieron su camino, Mina se encogió de hombros, extrañamente no tenía palabras para decir, se había quedado gélida con la reacción de Rei; Si, tal vez la chica tenía mal carácter, pero esa mirada de hielo no se la había dedicado nunca a nadie.
- ¿a dónde crees que vas?- Se indigna él caminando tras de la mujer de mirada de hielo
- Lejos de ti ¿no se nota?
- ¡tú y yo tenemos planes, Rei!
-A mí no me interesa tener nada que ver ni que hacer contigo- Responde la chica acelerando el paso y si observar siquiera al pelinegro.
-Pues a mí sí.
-Pues adivina qué ¡no me interesa lo que tú quieras!- se voltea Rei con los ojos llameantes- Ve a molestar a alguien más
La pelinegra se giró y continuó su camino a paso veloz a pesar de las zapatillas altas, a Mina le era difícil seguirla
-Ah, ¡ahora te molesto!-Reclamó él siguiéndole el paso.
-¡Sí, Me molestas!- Gritó ella encolerizada- Me molesta tu presencia.
-Ayer no te molestaba mi presencia…es más, creo que te encantó- Dice en tono coqueto el de ojos azules regalándole una sonrisa cínica y coqueta.
- ¿encantarme?- Se para en seco la joven y se gira totalmente enfurecida- Escúchame bien, "Casanova". No voy a ser una más de tus conquistas a la lista ¿quieres divertirte? ¡Busca a alguien más! Seguro encontrarás a alguna otra incauta para que te acompañe a navegar por el Mediterráneo.
-¿qué?- Se extraña él.
-¡Aléjate de mí o me veré obligada a usar mi gas pimienta!- Amenaza Rei- De prisa, Mina.
-Si…-Se sorprende la rubia
Ambas jóvenes se alejaron a paso veloz de esas calles. Darien se había quedado pasmado, decidió no seguirla, no era el gas pimienta lo que le preocupaba sino el coraje en aquellos ojos, aunque algo tenía que pensar para que ella volviera a mirarlo como el día anterior, como la noche anterior.
Caminó sus pasos de regreso al hotel y se encontró con un puesto de revistas, lo mejor era comprar algo para leer ya que de pronto no le apetecía salir a recorrer Milán, su mirada se posó en el apartado de revistas del corazón, y de repente lo supo, tomó una de esas revistas y la hojeó entre sus manos, pagando el importe de ella y caminando con ésta de regreso al hotel, analizaba una y otra vez las fotos, "si, esto debió de ser" murmuró para sí mismo. Ahora imaginaba cuál era el origen de la molestia de aquella diosa de fuego.
Los ensayos eran extenuantes pero aun así la chica asiática tenía bastantes energías, las suficientes como para dejar rendidas a las demás y ensayar una y otra vez, para desgracia de todos estaba de pésimo humor aquel día y bufaba con cada equivocación de las compañeras, camarógrafos o maquillistas, no era común ver tales actitudes en ella, por lo que solo se miraban entre unos y otros preguntándose en silencio a qué se debía el mal humor de esa chica.
-Rei, ¿qué te ocurre?- La interroga Mina extrañada mientras le entrega su botella de agua- Estás insoportable hoy.
-No estoy insoportable, es solo que todo mundo se ha decidido a hacer mal las cosas hoy- Asegura la de ojos amatista.
Mina la observa con mirada confundida y Rei se encoje de hombros.
-Tienes razón, creo que es porque no dormí bien- Se disculpa la modelo.
-¿será eso? ¿o tendrá algo que ver con ese cantante sexy con el que discutiste ayer?- Divertida interroga la rubia.
-¡qué! ¿ese patán y yo?-Se indigna Rei- ¡estás demente! No hay nada entre nosotros.
-Para no haber nada está muy interesado observándote- Se divierte la rubia mientras señala al pelinegro que está sentado entre las sillas del público.
-¿Quién lo dejó entrar a los ensayos?- Se molesta Rei mirando fugazmente hacia donde señala Mina, él la está observando y le dedica una sonrisa cínica y un saludo con la mano.
-Rei…es un ensayo al aire libre y no es el único que mira- Explica la de ojos azules señalando a todos los mirones, en su mayoría hombres - Es guapo ¿verdad?
-Si te parecen guapos los chicos arrogantes- Se encoge de hombros la pelinegra dándose media vuelta- Volveré a ensayar
Rei dio media vuelta perdiéndose entre los camerinos improvisados al lado de la pasarela. Diez minutos después salió ensartada en un pequeño bikini color rojo y unas sandalias altas del mismo color. Más de uno se quedó boquiabierto al verla deslizarse por la pasarela, entre ellos Darien Shields quien tuvo un destello turbio en sus ojos zafiro.
Conforme la pelinegra avanzaba por la pasarela robaba suspiros y comentarios lascivos de los italianos mirones que estaban alrededor de la pasarela, la intensidad y volumen de los comentarios fueron aumentando a cada paso andado por la de ojos amatista, ella permanecía indiferente a aquellos comentarios, pero quien la conociera notaría una ligera torcedura en su boca perfecta, nada a lo que no estuviera acostumbrada.
Ella pudo observar al alto cantante ponerse de pie a paso veloz, llegando de donde estaba sentado hasta donde Rei estaba, cuando menos se dio cuenta, sus brazos tiraron de ella bajándola de un solo movimiento de la pasarela, haciéndola caer sobre sus brazos. Y cubriéndola con su chaqueta.
- ¿qué crees que haces? ¡suéltame, animal!- Reniega ella
-No- Responde con voz fúnebre el pelinegro caminando del lado opuesto de la pasarela.
- ¡bájame, bestia!- exige ella golpeando el pecho del ojiazul
-Si sigues insultándome y golpeándome menos te voy a bajar- Amenaza con serenidad el pelinegro sin dejar de caminar a grandes zancadas
-¡no voy a hacer lo que tú quieras!- Se enoja la pelinegra forcejeando e intentando en vano librarse de aquel abrazo.
- Que mujer más terca- Bufa él y de un solo movimiento giró a la joven cargándola en uno de sus hombros.
-No soy un bulto- Reniega ella sintiendo como la sangre se le abotagaba en la cabeza- Ni un objeto
-No pienso que lo seas, Rei- explica él mientras sigue caminando sin bajar la velocidad de sus pasos- Pero no podía quedarme ahí parado sin hacer nada, viendo como esos idiotas te veían de ese modo, como te hablaban de ese modo.
La sorpresa y el rubor llegaron al rostro porcelana de Rei, cualquiera pudo haber pensado que era por la posición en la que se encontraba, pero no, no era así. A pesar de que esas palabras la hicieron sentir una opresión en el corazón, las imágenes de él navegando y abrazando a aquella rubia la hicieron prontamente recordar su postura y volvió a enojarse.
-No es asunto tuyo- Se cruzó de brazos la chica frunciendo el ceño.
-Todo lo tuyo es asunto mío, Rei…- Asegura él con convicción.
-Pues no debería serlo. No quiero que lo sea ¿quieres preocuparte por alguien más? Preocúpate por esa rubia de coletas con la que sales o por quien te dé la gana pero a mí, a mi me dejas en paz- Gruñe ella.
Darien sonrió al escuchar de aquellos labios finalmente el reclamo que estaba esperando, ahora lo confirmaba. Si, su coraje era por aquella revista que había encontrado el día anterior a la venta.
- Para estar dentro del medio me sorprende que creas todo lo que ves en las revistas, Rei- se sonríe coqueto el pelinegro- Pero me conforta saber que estás celosa, creo que eso significa que te importo ¿verdad?
- Claro que no- Niega ella cruzándose de brazos- Por mi puedes hacer lo que te pegue la gana con quien tú quieras.
-No suena así, Rei…-Dice con voz aterciopelada el cantante.
-Bájame- Vuelve a insistir la pelinegra intentando ocultar su molestia y su indignación.
-No- Responde inmediatamente él- Además, recuerda que soy un animal, una bestia. Los animales no entienden muchas cosas.
-Darien…-Llama con voz indignada pero ya no tan furiosa
Él suspira y gira a la pelinegra colocándola de nuevo entre sus brazos, pero sin bajarla al suelo.
-Bájame- Insiste ella suavizando la voz a un tono que lo deja boquiabierto.
-Aunque quisiera, que no quiero- Dice él mirándola con esos profundos ojos azules de una forma que la hace estremecer- No creo que sea la mejor idea, Rei. El pavimento está caliente y tu descalza
-¿descalza?- Se extraña ella y se da cuenta que en el forcejeo sus sandalias altas cayeron en algún lugar de las calles de Milán
-Además…no sé si lo recuerdes, pero bajo mi chaqueta solo traes ese traje de baño, muy sexy por cierto- Explica el pelinegro con un tono de coquetería en las pupilas, extrañamente ella siente el rubor en sus mejillas instantáneamente.
Rei se quedó milagrosamente en silencio por un buen tiempo. Sin darse cuenta se aferró al cuello de él ¿qué le pasaba cuando estaba frente a él? Ese hombre podía hacerla enfurecer y temblar en un solo momento.
Ya no le preocupaba mucho a donde iban y había dejado de molestarle, incluso le agradaba la cercanía con aquel hombre, aunque mantenía su careta de mujer dura lo más que podía.
- Llegamos- Dice él luego de pararse ante una tienda de ropa para abrir la puerta y entrar.
-¿qué?- se sorprende ella.
-A pesar de que el espectáculo es bastante bueno dudo que te sientas cómoda andando así por las calles de Milán y aunque yo estaría encantado de cargarte por toda la eternidad tú no estás tan feliz con la idea, así que...creo que no es mala idea que compremos algo de ropa- Ofrece él depositando con suavidad a la pelinegra descalza.
-¿compremos? No conjugues ningún verbo conmigo. Yo voy a…-Rei se revisó, se había olvidado que solo portaba el traje de baño cuando fue sacada abruptamente de los ensayos y no traía consigo celular, cartera, nada…
-¿decías?- Pregunta con sonrisa triunfal el pelinegro.
Rei pone los ojos en blanco y camina hacia los percheros.
-Ni te creas que esto se va a quedar así, voy a pagarte en cuanto llegue a la cartera y también el vestido que me enviaste- Asegura Rei tomando varios vestidos y unas zapatillas.
- ¿por qué eres tan terca, Rei?- Reclama él caminando detrás de la muchacha hasta los probadores.
-No quiero nada que venga de ti- Responde ella recuperando su papel de chica dura entrando a un probador mientras él se dejaba caer pesadamente en un sofá cercano.
-¿te es tan difícil aceptar una muestra de afecto de alguien más?- Reclama Darien llevándose las manos a la frente.
-No. Lo que me es difícil es aceptar algo de un hombre como tú. Falso, mentiroso, hipócrita, dos caras y un gran actor- Escupe ella mientras sale del probador con un vestido ajustado rojo y unas zapatillas altas de color negro.
-¿qué? ¿y puedo saber que hice para ganar semejante lista de calificativos?- Interroga Darien poniéndose de pie para estar frente a ella, ambos se miran con coraje.
- ¡Tú sabes a lo que me refiero!- Refunfuña ella subiendo el tono de voz.
-Te refieres a las malditas fotos de la revista ¿verdad?-Interroga Darien indignado- ¡por favor, Rei! Entre Serena y yo no hay nada, eran solo unas fotos para una campaña de unos nuevos perfumes de Hombre y mujer, estábamos grabando un comercial.
-¡ay, por favor! ¿qué clase de idiota crees que soy, Darien?- Se enoja ella
-¡te estoy diciendo la verdad! Por eso me ausenté de Capri un par de días. Estábamos viendo los detalles de la campaña- Explica con desesperación el pelinegro
-Aja
- ¡Rei!- Se desespera él llevándose las manos al cabello y tirando de él, jamás había conocido a una mujer tan terca y desesperante- ¡por qué eres tan terca!
-¡Darien!- Se escucha una voz que interrumpe la acalorada discusión. Los dos se giran y se encuentran con un hombre afroamericano vestido con camisa rosa y pantalones grises. Cuando lo reconocen él se acerca a saludar- Darien, Rei. Qué alegría verlos juntos no sabía que se conocían.
-Jean paul- Se extraña Rei- ¿conoces a Darien?
Jean Paul era un reconocido diseñador de imagen. Era más que lógico que más de una vez ella hubiera trabajado con él ¿pero con el salvaje que tenía frente a ella? Él no era precisamente alguien que usara de un diseñador de imagen.
-Si, querida. ¡Claro que lo conozco! Nos conocimos hace un par de días mientras filmábamos los comerciales de un nuevo perfume.- Explica el diseñador mientras se acerca a la pelinegra y le habla al oído- Por cierto, tiene unos abdominales de miedo.
Rei escucha esas palabras y se sonroja ligeramente. Claro que recordaba esos abdominales y un poco más.
- También estaba Serena Smith que es insufrible, no se le quitaba de encima a ese chico. No la culpo pero él no estaba interesado- Cuenta mientras le guiña un ojo a la chica- ahora entiendo el porqué.
El pelinegro miraba a la chica de ojos amatista con rostro de reproche. Ella se encogió de hombros. Por primera vez en mucho tiempo ella no tenía nada que decir.
-¿Lo ves?- Murmura entre dientes e intentando ocultar el reproche en su rostro.
Ella desvió la mirada. Era la primera vez en mucho tiempo que su sexto sentido le fallaba y no le gustaba nada. No le gustaba no tener la razón.
- ¿nos vamos?- Pide Rei encogida de hombros. Jamás se sintió más apenada luego de montarle semejante pataleta al ojiazul.
-Claro…
-Nos vemos, Jean Paul
-Te veo mañana en el desfile, linda- Se despide emocionado el hombre afroamericano
-Adiós- Se despide casi en un susurro la pelinegra.
Luego de pagar las cosas los dos salieron de aquella tienda. Estaban en un lugar no muy común de Milán. Rei siempre había llegado en auto a aquella parte y jamás se había movido a pie. Generalmente en Milán solo se movía en el centro, entre museos y tiendas y todo lo demás lo hacía en auto con el chofer que le asignaban. Si Rei hubiera decidido regresar sola por su lado al hotel lo más posible es que se hubiera perdido.
Entraron a una cafetería donde él pidió un expreso y ella pidió otro pero una mirada de desaprobación del ojiazúl – Maldita Makoto- Dijo para sí misma. Tenía que arreglar ese desperfecto pronto. Pidió un té de frutas salvajes y unas madalenas de moras azules, él pidió una rebanada de pastel de cuatro chocolates que lucía bastante rica. Cuando los dos estuvieron a solas él inició la conversación.
-El pastel de aquí es exquisito.- Murmura
-Se ve delicioso.
-¿quieres un poco?- Ofrece él, ella niega con la cabeza- Eres una persona muy extraña, Rei. Si mal no recuerdo tu apetito es bastante bueno, al menos lo fue el día que me dejaste plantado y cuando las invité a cenar.
Rei sonríe ligeramente. Sí, recordaba eso. El día que él entró empapado de pies a cabeza ella tenía comida suficiente para un equipo de fut bol sobre el sofá y era porque estaba furiosa y deprimida. Y el día que fueron a cenar a Capri seguía molesta con él. Ahora que lo pensaba cuando sus emociones estaban en desequilibrio siempre terminaba pagándoselas la comida.
-No tengo mucha hambre- responde ella volviendo a la realidad
-Debes comer y lo sabes- Dice con voz preocupada el pelinegro- Estoy casi seguro de que no has comido nada hoy ¿verdad?
- Me comí una barra de frutas por la mañana- Murmura ella
-Iré a pedirte algo de comer, algo más sustancioso- Dice él poniéndose de pie sin dar tiempo a que ella pueda hacer reclamo alguno.
Rei miró alejarse a aquel hombre que aunque no lo aceptara la ponía bastante nerviosa ¿qué había en él? Si, lo aceptaba, era atractivo. Pero ella estaba acostumbrada a tratar con chicos atractivos y ninguno de ellos la había hecho sentir así y eso la asustaba mucho.
Volvió a la realidad cuando vio aparecer esa sonrisa con una bandeja que contenía dos platos con huevos estrellados con tocino y hot cakes, otros dos platitos con fruta y yogurt. Puso un plato ante ella y el otro lo tomó para él dejando la fruta de lado.
-Yo estoy hambriento, casi como si hubiera cargado algo bastante pesado durante un buen rato- Bromea él mientras ataca su desayuno.
-Entonces creo que tomaré la fruta- Refunfuña ella mientras hace a un lado su plato para tomar la fruta con yogurt- Además yo no te pedí que me cargaras.
-No me estoy quejando- Se ríe él- Ya te dije, te cargaría por todo Milán y hasta el fin del mundo.
Un silencio en la mesa y luego Rei clava sus ojos amatista en el pedazo de melón en su tenedor para meterlo a su boca, el chico frente a ella ríe divertido.
-Oye…-Interrumpe ella- creo que te debo una disculpa…por ser tan hostil.
-No me molesta tu hostilidad- Responde tranquilo el alto mientras ella frunce el ceño extrañada- Me molesta tu falta de confianza, Rei.
Ella se incomoda. En verdad había cometido un error tras otro con este pobre individuo, parecía que estaba programada para ello.
- No me gustan las mentiras, Rei. No me gusta que me mientan y tampoco me gusta mentir. Entre Serena Smith y yo no hay nada, hubiera bastado con que me preguntaras para decírtelo.
- No me interesa si hay algo entre ella y tu o no. –Refunfuña a la defensiva la pelinegra.
-Pues no lo parece. Pero si no es así igual te lo pongo sobre la mesa, Rei. No hay nada entre Serena y yo y la verdad no me interesa tener nada con ella. Si, es una chica guapa pero no es mi tipo.
-Así que te parece guapa- murmura entre dientes la pelinegra intentando ocultar la tensión en su mandíbula.
-Si. Pero no tanto como tu- Completa él con una sonrisa de oreja a oreja que hace sentir un extraño calor por todo el cuerpo a la de ojos amatista. Sí, ahí estaba ella de nuevo perdiendo el piso por él y se molestó consigo misma.
-Tienes algo de perejil entre los dientes- Dice ella con una sonrisa maliciosa haciendo que él cierre la boca inmediatamente. Él toma el servilletero plateado y revisa sus dientes apenado.
- ¡no es cierto!
- No. Pero fue divertido ver tu cara.
- Qué simpática, Hino- Fingió ofenderse él mientras una risa triunfal se escapa de los labios de Rei- Creo que me debes una.
-Que vengativo.
-Es lo justo ¿no?- Coquetea él.
- ¿y qué propones?
-Bueno, tenemos una cena pendiente y también un paseo por la ciudad. Creo que tomaré la segunda opción.
-En vista de que he sido secuestrada. Creo que no tengo planes para el resto del día- Dice ella fingiéndose molesta- acepto el paseo por la ciudad.
- Perfecto- Sonríe emocionado él.
Luego del desayuno salieron de la cafetería para comenzar su paseo por la ciudad. Rei mostró con maestría la parte histórica de la ciudad que le faltaba y el peligro se dejó guiar, amaba conocer esa faceta en aquella mujer, definitivamente no sólo era una cara bonita.
Caída la noche y luego de terminar completamente rendida por el paseo, ambos volvieron a su hotel, se habían quedado en silencio conforme se acercaba el final de su paseo, los dos estaban cohibidos y eso era bastante extraño.
Llegaron a la puerta de la Suit de la chica japonesa y ésta jugueteaba con las llaves ¿Rei Hino, nerviosa? Era algo digno de ver.
-Servida, señorita- rompe el silencio el alto sonriendo embelesado a la joven de ojos amatista- Sana, salva y…vestida
Una risa se escapa de los labios de Rei y ambos se relajan.
-Gracias por eso último- Dice sincera ella- Te pagaré.
- No es necesario, lo hice con gusto- Murmura con el rostro ligeramente turbado el pelinegro- Por favor…acéptalo.
Rei duda un segundo pero luego asiente y sonríe.
-Bien…Gracias- Dice arrastrando las palabras de sus labios, no estaba acostumbrada a esas cosas- ¿irás mañana al desfile?
Él sonríe y se acerca un poco más a ella, acariciando suavemente su rostro, ambos pudieron sentir una corriente eléctrica recorrerles.
-No me lo perdería por nada del mundo- Confiesa con voz ronca el de ojos azules, ella se sonroja al escuchar esas palabras tan sencillas y la distancia se acorta un poco más.
- ¿podrías controlar un poco tus impulsos y no sacarme del desfile como hoy?- Bromea Rei intentando reír un poco, pero luce nerviosa.
Una sonrisa divertida se cuelga de aquellos labios y luego un brillo zafiro en sus pupilas.
- Lo intentaré- ofrece él.
-Bárbaro- Ofende ella en un tono muy diferente al de unas horas antes, ahora sonríe y lo mira con un brillo especial en su rostro.
- Terca- Regresa él en un tono aterciopelado.
Ella lo mira con un brillo en las pupilas, el mismo que tiene él. La distancia que los separa es cada vez más corta, ambos eran atraídos por una fuerza de gravedad ajena a ellos y sus labios se rozaron suavemente, él entrelazó sus brazos en la estrella cintura y ella enredó sus dedos en la cabellera negra de él. Pero su beso fue interrumpido por un ruido detrás de la puerta de la habitación de Rei.
Ambos se soltaron de su abrazo y él arrebató las llaves de las manos de ella abriendo la puerta y poniéndose delante de ella para protegerla. Para su sorpresa detrás de la puerta no encontraron un ladrón ni una maleta caída. Eran Makoto y Minako las que se sobaban la frente luego de sentir el golpe de la puerta en sus rostros. Mina tenía la forma de un vaso marcada en la oreja y la castaña tenía marcada la mirilla en el rostro, no había que buscar mucho para saber lo que había ocurrido.
-¡Mina, Mako!- Regaña Rei mirando a sus amigas en el suelo
-Hola- Saluda la castaña con naturalidad mientras Mina aún se talla la oreja.
-¿qué estaban haciendo?- Regaña la de ojos amatista
-¿nosotras?- Ríe nerviosa la rubia- pues….nada
- ¿qué estaban haciendo ustedes?- Interroga divertida la cínica castaña mirando divertida a los recién llegados.
-¿Nosotros?- Responde trémula la pelinegra- Pues….nada.
- Será mejor que las deje- Se despide el pelinegro y camina hacia Rei acercando su rostro al de ella- Te veo mañana…
Rei asiente y luego él sale de la habitación cerrando la puerta. Cuántas promesas pueden ocultarse en tres simples palabras…
-Así que ya no es "el patán" murmura divertida la rubia.
- Ni "el maldito idiota"- disfruta apoyando la castaña ganándose de la recién llegada una mirada amenazante.
-Cierren la boca
-Jugábamos cartas ¿quieres jugar?- Invita la rubia señalando la cama de la modelo que estaba llena de comida chatarra y contaba con dos juegos abandonados de cartas.
-Yo paso- Dice Rei quitándose los zapatos
-Si, haces bien- murmura la rubia acomodándose en la cama mientras Rei camina hacia su armario- Ya sabes, bien lo dicen: Afortunada en el amor y buena para el juego"
- Mina, es al revés "Afortunada en el juego, desafortunada en el amor" - Regaña Makoto negando con la cabeza
- Como sea- minimiza la chica de ojos azules.- Suenas a Amy,
Rei sigue metida en el armario y ahora sale con unos pantalones cortos y una blusa sin mangas. Las mira con ojos de pocos amigos y luego las ignora para caminar a su tocador y sentarse en el taburete para desmaquillarse.
-Ese tipo está loco por ti, Rei- dice la castaña mientras revisa sus cartas.
-Solo es un amigo.
-Aja- reniega Mina
-Un amigo no te rapta de esa forma tan apasionada de los ensayos, amiga- dice la castaña mientras Mina suelta una carcajada.
- ¡Mina, le contaste!- Regaña Rei mirando a través del espejo a la rubia con ojos furiosos.
-Si- Confiesa despreocupada la asistente- Si no lo sabía por mí lo sabría por las revistas ¿viste cuántas personas los fotografiaron cuando salieron? ¡fue tan divertido!
- No creo que haya visto mucho, Mina. Tal vez el piso- Deduce la castaña y las dos sueltan una carcajada al unísono.
-Ustedes dos son insoportables cuando se lo proponen- Reniega Rei cuando finalmente ha terminado de desmaquillarse y se sienta en la cama arrebatando una bolsa de palomitas a la castaña.
-Oye, aquí somos dos y tenemos hambre- Regaña la castaña intentando recuperar sin suerte su golosina.
-No me harás sentir culpable- Amenaza Rei mientras saca del frigobar una botella de vodka- tu me debes una y grande, Makoto Kino.
La castaña ríe a carcajadas cuando cae en cuentas de lo que le habla su compinche. Mina las mira sin entender nada.
-No entiendo- Dice la rubia
-De alguna fea y enferma manera Makoto se las ha arreglado para usarme de su chivo expiatorio con esto de su embarazo- Dice Rei mientras da un trago a su botella de Vodka- Mina, Pide que mañana pongan vino tinto en el refrigerador.
-Entendido
-Ay, vamos. Rei, ha sido divertido ver como Darien se preocupa tanto por ti
-No es divertido. Gracias a tu mentira ese tipo no me deja tomar alcohol ni beber café expreso cuando está frente a mi ¡y es exageradamente cuidadoso!
-Vamos, no puede serlo tanto- Intenta defender la rubia.
- ¡cuando se quedó en la casa no me dejó cargar las almohadas del futón!- Se frustra la modelo
-Bien, no tiene lucha.- Se encoge de hombros la rubia- Pero en su defensa es tierno.
-Es cierto, Rei. Un buen tipo, no como el idiota de Andrew- Bufa intentando ocultar su cólera la castaña.
un silencio incómodo se siente en la habitación.
-Por cierto, hace un par de días nos encontramos con Andrew- Cuenta la rubia metiéndose un puñado de papas fritas a la boca.
El silencio de nuevo de parte de las otras dos presentes.
-Se veía preocupado por ti, Mako-Chan- Cuenta Mina
-No lo creo…
- Es verdad, se veía desesperado, Mako. Se veía destrozado- Confiesa con pena y seriedad la rubia.
- No quiero hablar de eso, Mina.
-Mako-Chan… ¿no crees que deberías hablar con Andrew? Ustedes tienen mucho que aclarar.
-No y no quiero hablar de esto ahora- Reniega la castaña
-Pero, Mako…
-Tengo sueño, me iré a dormir- Se pone de pie la castaña caminando hacia la puerta- Buenas noches.
Rei y Mina se quedan en silencio, no les agradaba ver así a su amiga.
- ¿crees que estará bien?- Pregunta apenada la de ojos azules
-Creo que necesita tiempo para pensar las cosas, Mina…
-Tienes razón- Sonríe la asistente- Creo que yo también me iré a dormir. Mañana será un día pesado, buenas noches, Rei…
-Buenas noches, Mina.
La pelinegra se quedó a solas observando el caos en su cuarto. "ese par" bufó mientras recogía restos de comida de su cama. Luego un ruido en la puerta la hizo girarse y caminar hacia ella. La abrió y no encontró a nadie. Pero un aroma suave y seductor llamó su atención. En el piso había un ramo de lirios casa blanca y junto a ella una nota:
"el mejor día de mi vida. Gracias por ello"
Rei volteó hacia todos lados pero no había nadie cerca por lo que se permitió tomar las flores, disfrutar su aroma y soñar un poco ese momento. "si, también el mío"...
Hola
aquí yo de nuevo dejando.un cachito más de Nueve. Les.cuento que ya está terminada de escribir y son 12 capítulos así que esta historia si tiene final :)
gracias a todos los que me regalan sus bellos Reviews que me motivan a no dejar de publicar:)
Gracias Litakino1987 por tus reviews y se que amas 9 tanto como yo
Irais Hotaru gracias por las porras y seguir la historia que no me había animado a seguir escribiendo
Jamesbirdsong:
Thank you 4 Your Review, I hope you Enjoy this chapter too
chicos nos.vemos.pronto y gracias a todos por sus lecturas
La Maga
