La casa estaba hecha un caos y todo comenzó por una llamada de red flu. La orden del fénix estaba reunida y llena de pánico cuando Tonks informó que Harry se había escapado.

Sirius mantuvo su mente calmada, necesitaba estar calmado para permanecer en la reunión.

Dirigió la mirada a su amigo, el único que quedó. Sus ojos dorados estaban enfocados en el, podía ver la preocupación y la angustia reflejando sus ojos, una que sin duda sus ojos grises tambien tienen.

Su cachorro estaba desaparecido, ¿Había escapado o fue secuestrado?

Dirigió su mirada a Mundungus Fletcher, quien no había vigilado a Harry como se suponía que lo haría y ahora no sabían dónde estaba.

Una parte de su mente estaba feliz de que su cachorro escapara, él igual quería hacerlo y sin embargo se quedó por Remus. Ambos habían estado solos por 12 años, no iba a dejarlo ahora.

Una lechuza marrón ingresó a la discusión de los medios, todos se quedaron callados al verla, Dumbledore llevó su mano a la carta en las garras de la lechuza, pero se alejó con un fuerte sonido de enojo.

La lechuza voló hasta Sirius donde la dejó caer en sus manos antes de alejarse por dónde vino.

— ¿Una carta para ti? – preguntó el curioso Remus.

Sirius vio con sospecha la carta, nadie debería ser capaz de enviarle cartas estando bajo un fidelius, mejor que nadie sabía lo imposible a no ser que supieras el secreto.

— Eso parece. – dijo mientras tomaba la carta.

— Tal vez debería revisarla primero, para asegurarnos de que no hay nada sospechoso. – dijo Albus con su voz tan insípida para los oídos de Sirius.

— Creo que soy capaz de revisar mi propia correspondencia. – gruñó mientras llevaba la carta hacía su pecho.

— Lo dudo Black, después de todo Azkaban te dejó más... – Snape fue interrumpido por Remus.

— Una palabra más Severus, solo una más y tendremos una conversación en la próxima luna llena. – Había algo en el tono de Remus que se sentía más salvaje de lo usual. Tal vez se debió al estrés de la próxima luna llena a 3 días de distancia o el hecho de que Harry estaba desaparecido o los dos al mismo tiempo.

Remus no sabía a ciencia cierta cuál era el motivo principal y no le importaba, su lobo interno estaba salvaje y clamaba por sangre.

— Severus, Remus. – llamó al orden Dumbledore. — Solo me preocupo Sirius, eso es todo.

— Está es mi casa Albus, incluso bajo el fidelius las protecciones de este lugar no dejarán entrar nada que lastime o influya mágicamente a un Black. – Respondió Sirius antes de ver correctamente el sobre.

El sello era dorado con una gran "G" en medio junto a una hacha y lo que parecían ser galeones, era el sello de Gringotts.

Abrió la carta y tuvo que enderezarse en su asiento ante las palabras que estaba viendo.

Lord Black,

De acuerdo a las instrucciones que se le han dado al banco, hemos comenzado el procedimiento para la absolución de los cargos por los que se encuentran acusados.

Tenemos pruebas que al fin han sido liberadas para demostrar su inocencia. La orden que se nos ha dado es la contratación de un abogado para la entrega de documentación sellada por el desaparecido Lord James Potter y el manejo de su caso.

Gringotts se enorgullece de ayudar a sus clientes más importantes y la familia Black sigue siendo una de las primeras familias en confiarnos sus riquezas.

Nuestro socio que ha decidido liberar las pruebas puede ser localizado por medio del banco, no obstante cualquier método para rastrearlo le eliminará este privilegio tal y como él lo ha estipulado.

Griphook,

Gerente de cuentas mayores.

Sirius se inclinó sobre el pergamino intentando procesar el contenido, el resto de los presentes se vieron curiosos por la forma en que Sirius reaccionó.

Remus se acercó a Sirius y lo vio antes de obtener el permiso para leer el contenido.

El más joven abrió los ojos ante la sorpresa, sus ojos dorados conectando a los grises de su amigo. Ambos teniendo una conversación completa sin necesidad de palabras.

La sensación de alivio relajó sus cuerpos, solo había una persona que podría haber liberado el testamento de James luego de que el Ministerio lo sellará y era el siguiente Lord Potter en línea y solo podía ser Harry.

Si Harry había estado en Gringotts eso quería decir que no había sido secuestrado, su cachorro se había escapado y si bien aún estaban preocupados, algo en sus mentes les dijo que estaba bien.

— ¿Y bien? – preguntó Molly curiosa. — ¿Quién es la carta?

Sirius dudo un momento antes de ver a la orden curiosa por el contenido de la carta.

— Una carta de Gringotts, han encontrado pruebas lo suficientemente buenas para absolver mis cargos. – Respondió Sirius analizando las expresiones de todos.

Snape bufó, una reacción que era esperable de su parte. Molly sonrió junto a su esposo, parecían realmente felices por la noticia. Kingsley asintió y al igual que Ojo loco no pareció afectarles ni bien ni mal. Nymphadora disfrutada de la misma manera que los Weasley. El único que hizo algo que lo desconcertó fue Dumbledore quién frunció el ceño un momento antes de felicitarlo por las buenas noticias.

Aquel comportamiento levantó alertas en la mente de Sirius quién vio a Remus el cual parecía haber captado lo mismo que él.


La casa se movía de forma silenciosa y suave, Harry no sabría que se estaban moviendo si no fuera por la ventana lateral de la sala principal que mostraba el cambio de paisaje conforme avanzaban.

Los baúles se trasladaron a la biblioteca donde Harry y Neville se dieron la tarea de examinar los libros que habían en el baúl.

Desde oclumancia y legeremancia hasta alquimia y duelo, pasando por pociones, runas, transformaciones y encantamientos. Había tantas materias que estudiar, pero lo que más atesoró Harry fueron los diarios que su madre le había dejado con todo su conocimiento sobre la videncia.

Ciertamente Harry nunca había sentido que tenía el poder de ver el futuro o algo por el estilo, no creía tener el don como las cartas de su madre decían.

Habia aceptado tomar adivinación porque Ron lo habia convencido de hacerlo junto al hecho de ser una nota fácil y lo habia sido. Interpretar hojas de té fue divertido y las figuras de humo de las bolas de cristal graciosas, pero no vio ningún hecho que considerase el futuro.

— ¿A donde iremos primero Harry? – preguntó Neville entrando a la biblioteca con un vaso de agua en su mano.

El pelinegro sonrió a su amigo al verlo entrar dejando atrás el libro de adivinación para tomar el vaso con agua.

— Estoy pensando en iniciar en Francia o tal vez Italia, podríamos visitar la Torre Eiffel o los canales de Venecia. Nunca he estado en la playa, bueno salvo cuando el tío Vernon intentó evitar que recibiera mi carta y nos llevara a esa cabaña en medio del mar...

Neville frunció el seño ante lo que dijo Harry pero no comentó nada al ver como su amigo se callaba abruptamente después de procesar lo que había dicho.

— Cualquier lugar es perfecto Harry. – agregó rápidamente. — En todo caso organicemos lo suficiente para nunca retroceder, pero si avanzar. Necesitamos un mapa...

Harry asintió ante la propuesta del rubio y se acercó a las estanterías donde Dobby había colocado los libros turísticos que había comprado cuando compro la casa. En el paquete que había conseguido venía un mapa del mundo así como mapas de los países con sus ciudades resaltadas, los asentamientos mágicos estaban resaltados en un brillo dorado lo que permitía identificar rápidamente su ubicación.

Diez ubicaciones se marcaron en el mapa unas horas después, los puntos rojos continuaron a lo largo del gran papel marcando futuros destinos, ambos adolescentes emocionados por lo que sucedería.

Una imagen borrosa apareció en su mente, la torre Eiffel en su máxima expresión y una cafetería pequeña pero acogedora a solo unos metros de distancia.

— Será perfecto. – murmuró Harry, sus ojos brillando emocionados.


El primer libro que Harry comenzó a leer fue acerca de su habilidad, fue algo interesante de leer pero no le dio la claridad que pensaba que le daría.

Habia demasiados niveles de videncia, cada uno tenia métodos particulares y no habia forma de saber cual nivel y que método serviría hasta probarlas. Desde cartas hasta bolas de cristal, leer hojas de té, en la sangre, con huesos, en sueños, sensaciones o trances.

El libro decía que la claridad de las visiones influía en el método adecuado y que cada vidente era capaz de ver incluso sin el enfoque.

— ¿Que método probarás primero, Harry? – le preguntó Neville cuando el pelinegro compartió lo que habia aprendido con Neville.

— Probaré las hojas de té o tal vez la bola de cristal, ya las habia intentado en adivinación pero realmente no puse mucho esfuerzo en ello... – contestó Harry. — En estos momentos la profesora Trelawney sería muy útil.

— Un paso a la vez, Harry.

— Un paso a la vez.


Edward "Ted" Tonks se consideraba un hombre que era difícil de sorprender, nada lo habia hecho sorprenderse más que cuando Andrómeda Black aceptó tener una cita con él y luego salir con el para después casarse sabiendo que seria expulsada de su familia, creyó que más allá de eso no habría nada sorprendente.

No obstante, lo que hizo que tropezara mental como físicamente se encontraba en la mesa de la cocina, el desayuno había sido desplazado en cuanto vio el sello de Gringotts impreso en el pergamino.

Un gerente de cuentas mayores le había escrito, algo impensable considerando que era un simple hijo de muggles y su esposa una repudiada, los duendes que manejaban esas cuentas nunca se dirigieron a nadie mas que a los dueños de bóvedas familiares.

— ¿Está todo bien cariño? – preguntó Andrómeda a su esposo ante su reacción.

— Un gerente de cuentas mayores me ha escrito. –contestó Ted abriendo el sobre con extremo cuidado.

Abogado Edward Tonks,

Está misiva es enviada como forma de establecer un servicio con usted y su oficina legal.

Mi cliente fue muy específico en obtener sus servicios como abogado mágico. El precio por sus servicios será debidamente pagado.

No obstante, el precio que mi cliente está dispuesto a pagar corresponde al nivel de dificultad que tendría el caso que llevará a tribunales si decidiera aceptarlo.

Quisiera tener una reunión para establecer los términos y hablar sobre la situación en la que mi cliente se ha visto envuelto.

Debo hacerle constar que a pesar de que estoy enviando está misiva en nombre de mi cliente, el suyo es simplemente un beneficiario de este acuerdo.

Contáctese conmigo a la mayor brevedad posible con una hora y día, le pido encarecidamente que desocupe su agenda en caso de que decida aceptar. El lugar de reunión será el banco mágico Gringotts para asegurar la confidencialidad de mi cliente.

Griphook,

Gerente de cuentas mayores.

Ted levantó su vista de la misiva para suspirar y comer una de las tres rosquillas que su esposa le permitía comer solo los jueves.

El contenido de la carta era lo suficientemente claro para señalar la razón por la que escribía, pero lo mínimamente informativo sobre el posible caso que querían que llevara a juicio.

Andrómeda leyó la carta por encima de la cabeza de su esposo, algo que sus modales no le permitían hacer pero que su curiosidad inhibihia para saber la razón por la que su esposo se veía tan renuente.

Una expresión de sorpresa se extendió por su rostro ante el nombre del remitente, por supuesto conocía el nombre del duende que había enviado la carta a su esposo.

Griphook era uno de los cinco duendes que dirigían las cuentas de las familias más prestigiosas y adineradas de la sociedad.

Recuerdos de su adolescencia vinieron a su mente, la voz de su padre quejándose de que Griphook había rechazado la solicitud para volverse gerente de cuentas de los Lestrenge a favor de seguir a Potter. Si cerraba los ojos, Andrómeda, aún podía sentir el mueble de cuero negro donde había estado sentada bordando mientras su padre se paseaba por el salón familiar.

— Es el gerente de cuentas de la familia Potter. – murmuró Andrómeda tomando asiento junto a su esposo. — Creo que la propuesta de trabajo vendrá del Lord Potter en funciones.

— ¿Hablas de Harry Potter? El joven acaba de cumplir su décima quinta vuelta al sol, debió volverse Lord Potter ese día. – continuó Ted recordando una de las tantas leyes que involucraban la herencia de los sangre pura. — ¿Qué problema legal podría tener Harry Potter que involucre un abogado?

— Piensa en el contenido de la carta Ted. – le dijo Andrómeda. — Tu prospecto a cliente es un beneficiario de los movimientos del joven Lord.

Ted pensó en lo que dijo su esposa detalladamente y en los posibles escenarios que tendría esa reunión así como los problemas o beneficios que tendría si aceptaba el caso.

Había demasiados espacios en blanco, lo suficientes para incomodarlo, pero tenía la sensación de que esté caso podría marcar la diferencia de alguna manera para mejor.

— Tendremos que cancelar ese día de picnic, mi estrella. – comentó Ted a su esposa quien sonrió con cariño.

— Esto te saldrá muy caro, cariño. – contestó de vuelta.

— Pagaré el precio.