Retazos de mi vida
Nunca fue decisión del destino
Por: Jenny Anderson.
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi, ella es inmensamente rica, yo no, esto es sin fines de lucro solo de entretenimiento.
Personajes/Parejas: Serena Tsukino, Seiya Kou; Darien Chiba/Serena Tsukino,
Unilateral Seiya/Serena,
Resumen: Para Serena todo era muy claro, sabía a quién quería y eso era suficiente.
Beta: Sol Levine
Palabras: 973
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Odiaba lo mucho que hablaban de la friendzone. Detestaba la manera en que Yaten la miraba cuando Seiya hacia algo por ella, la manera en que los ojos de Amy parecían juzgarla si Seiya aparecía de pronto con algún dulce y ella lo aceptaba. La desesperaban las frases veladas que Taiki soltaba acerca de las "mujeres aprovechadas".
Pero lo que más la descolocaba era el sentimiento de inseguridad que generaban en ella aquellas palabras, como si fuera alguna especie de bruja poniendo en constantes pruebas a Seiya para ganar su afecto. Era absurdo, ella quería a Seiya de la manera en que adoraba a Mina o Rei; y no era ajena a los sentimientos del cantante, pero tampoco podía hacer nada con ellos. Seiya había confesado, ella había rechazado.
Habían quedado como amigos.
Así que cuando Seiya le hablaba para contarle sobre su nuevo disco o la etiquetaba en Instagram, Serena no veía actos de amor, veía actos de amistad. De la misma manera en que escuchaba los largos monólogos de Minako, comentaba el estado de Facebook de Lita, o quedaba para tomar un café con Rei. Pero todos esos pequeños momentos y detalles que alimentaban su amistad parecían tomar un tinte diferente para los demás cuando se trataba del mediano de los Kou.
Y ella lo odiaba. Odiaba responder alguna nota de voz del chico entre risas para después encontrar miradas de reproche en los ojos de sus amigas. ¿Era su culpa que todo lo que tenía para ofrecer a Seiya fuese su amistad? Odiaba aún más que no fuera Seiya quien la hiciera sentir así, sino el resto de la gente.
Odiaba sentir la mirada de Yaten cuando Seiya la invitaba a algún evento y ella aceptaba. Seiya no parecía molesto por el resultado ni por su amistad; sin embargo, el resto de la gente aparentemente sí.
Lo que odiaba aún más era llegar a casa y encontrar alguna nota maliciosa sobre la insulsa rubia que acompañaba al guapísimo Seiya Kou y quien además, tenía la cara dura de tenerlo en la friendzone.
¿Era su culpa que Seiya hubiera aceptado su amistad?
Incluso Sammy lanzaba de vez en vez algún comentario nada velado acerca de lo mucho que salía con Seiya y lo poco que lo hacía con Darien, pero su hermano no vivía más en su casa y no tenía cómo saber acerca de los extensos correos electrónicos que ella y Darien compartían, de los mensajes que intercambiaban a lo largo del día o de la llamada de buenas noches que era ritual para ambos antes de que Serena se fuera dormir. Darién podía mantenerse aparentemente funcional con solo 4 horas de sueño al día.
Sammy no podía saber que no necesitaban estar físicamente en contacto todo el tiempo para estar felices en su relación. Tampoco qué hacía tiempo que ella había decidido que no estaba dispuesta vivir una vida sin Darién. Podría, por supuesto, pero no quería. Había tenido bastantes vistazos de lo que sería su vida sin Darién como para saber que no deseaba esa vida. Y había tomado su decisión mucho antes de conocer a Seiya, incluso antes de conocer a Rini. Serena había decidido, luego de su lucha con Alan y Ann, que una vida sin Darien no era una opción.
Podía imaginar una vida sin Seiya, y aunque era una realidad triste, podría vivirla sin problemas. Así había vivido durante el tiempo que los hermanos habían viajado a su planeta, y había sido una realidad con la que ella no había tenido problemas.
En cambio, pensar en una vida sin Darien… Se paraba su respiración de sólo pensarlo.
—Nunca fue cosa del destino. –dijo por fin una tarde, mientras caminaba rumbo a casa en compañía del cantante.
Éste la miró desconcertado, sin entender qué tenía que ver esa frase con su conversación, pero había aprendido que Serena podía llevar varias conversaciones a la vez, en diferentes tiempos, y que él no necesitaba estar precisamente presente para que estas ocurrieran.
La mente de la joven trabajaba de maneras que incluso Seiya no terminaba de entender.
—¿Qué exactamente nunca fue cosa del destino? —preguntó.
—Darién y yo.
Seiya no pudo evitar la mueca que evidentemente significaba que no creía del todo en las palabras de la princesa de la luna.
—Eso no es lo que dicen tus amigas —respondió.
Como tampoco pudo evitar la amargura que se colaba en sus palabras. Podía haber aceptado que ella nunca sería para él, pero eso no quería decir que estuviese del todo resignado.
Serena se detuvo, haciendo que él lo hiciera también. Se miraron a los ojos.
—Nunca se los dije —dijo—. Para ellas todo lo mío con Darien es como una prolongación de lo que tenían Endimyon y Serenity, pero yo no soy Serenity ni Darien es Endimyion, hay muchas diferencias y aprendimos a querernos como Serena y Darien. Llegamos a la conclusión de que no queríamos vivir nuestras vidas lejos del uno del otro.
Seiya parpadeó. Las palabras de Serena tenían todo el sentido del mundo, claro, lo que no entendía era la razón por lo que era relevante ahora.
—He sido plenamente consciente que tú elección es Darién desde hace mucho, Bombón, ¿Por qué es relevante ahora?
Serena miró al cielo.
—No te estoy poniendo a prueba. No estoy siendo cruel deliberadamente. Lo único que puedo ofrecer es mi amistad Seiya.
Él asintió con la cabeza, sonriendo.
—Eso lo sé, Bombón. Sé que siempre vas a elegirlo a él.
Serena asintió con la cabeza y retomó el camino para continuar con su conversación anterior. Seiya tardó un momento en seguirla.
La cosa era bastante simple realmente: Ella había elegido a Darién y él la ha elegido a ella, incluso si eso significaba solamente ser su mejor amigo.
Y esa había sido su decisión.
Notas de la autora.
Otras de esas cositas que tenía ganas de escribir. Un día de estos prometo dejar de maltratar tanto a Seiya. Por cierto odio todo ese concepto de la dichosa friendzone y con odio jarocho.
