Baby Stone.
Capítulo siete: Precauciones en el mundo de piedra.
Kohaku se despertó al escuchar el llanto de su bebé, tomándose un momento para frotarse los ojos antes de sonreír y bajar su vestido para darle del pecho. La miró por un momento antes de notar a Senku en la misma silla de antes, solo que ahora en vez de trabajar estaba comiendo algo que olía delicioso.
-Al fin despiertan.- murmuró él limpiándose la boca con un pañuelo antes de voltear a verlas de lleno. –Estaba a punto de despertarlas yo mismo. La mocosa no puede pasar más de cuatro horas sin alimentarse.-
-Ya veo. ¿Cuándo te despertaste?- todavía tenía ojeras, pero se veía mejor que antes.
-Hace unos veinte minutos, la partera vino a entregarme más pañales de tela.-
-¿Ya hay que cambiarla?- se puso un poco nerviosa. Esa era una de las partes que la tenían preocupada.
-Ya se orinó antes mientras seguías inconsciente, pero no debe tardar mucho para que vuelva a hacerlo, también pronto empezará a defecar.- ella se tensó. La parte de cambiar pañales la tenía muy nerviosa, y más desde que Senku añadió aún más complicaciones al método de las mujeres mayores. –No te preocupes, yo me ocuparé de eso por el momento.-
-¿De verdad?- lo miró aliviada, y muy agradecida de que ayudara tanto con su hija.
-Claro.- sonrió ladinamente. –Necesitó examinar el color, la consistencia y la frecuencia de la orina y heces, también debó pesar los pañales para comprobar la cantidad y tomar nota de todo. Como no tengo forma de darle todos los cuidados y hacerle todos los análisis que debería, esto es lo mejor que puedo ofrecerle a esa pequeña leona. También debo prestar especial atención al trozo del cordón umbilical en su ombligo y limpiarla con paños húmedos.-
-Ah, ya veo.- sonrió, aunque no lo había entendido del todo. –Debí suponer que también era por una razón científica…- murmuró con gotitas bajando por su frente, preguntándose si había algo que él no hiciera con propósitos científicos ocultos.
-Por supuesto, y también es con propósitos científicos que vamos a mudarnos juntos.- dijo de pronto.
Kohaku se estremeció, provocando que su hija se separara de su pecho y comenzara a lloriquear. La acomodó para que bebiera correctamente como le enseñaron y volteó para mirar mal al científico.
-¡¿Cómo que nos mudaremos juntos?! ¡¿Por qué siempre haces cosas sin decírmelo?!- no le molestaba la parte de vivir con él, solo su tendencia a nunca notificarle lo que estaba planeando hasta el último momento.
-Esta vez no me eches la culpa a mí, leona, fue tu padre quien mandó a hacer una casa especialmente para nosotros junto a mi laboratorio, aunque lo descubrí casi de inmediato y ya que planeaba hacer una casa medianamente grande decidí agregar mis propios toques a los planos. Ya está casi lista, solo dales otra semana y nos mudaremos allí con la mocosa.-
-Realmente me hubiera gustado que lo dijeras antes, Senku.- lo miró mal.
-No necesitabas preocuparte por eso.- agitó una mano para restarle importancia al asunto. –Preocúpate por la mocosa, parece que ya necesita que la cambies al otro pecho, y no olvides hacerla eructar.-
-¡Ya lo sé!- las ancianas se lo habían dicho al menos mil veces.
Cuando finalmente terminó de alimentar a su hija, Senku se la quitó de los brazos antes de que pudiera dormirse, entregándole su comida de paso, y procedió a hacerle todas las pruebas que necesitaba mientras Kohaku se ocupaba de llenarse la boca. Una vez terminó de examinarla y ella de comer le devolvió a la niña malhumorada que ahora lloriqueaba levemente. La pequeña bebió un poco más del pecho antes de finalmente caer profundamente dormida.
-Todo parece ir perfectamente.- dijo Senku mientras depositaba a su hija en su cesto. –La pequeña cachorra de la leona es diez billones por ciento saludable. Aumenta los gramos necesarios por día y no presenta ninguna anomalía, nada que temer.-
-Menos mal.- sonrió aliviada, decidiendo ignorar su comentario de "leona". Seguía sin entender mucho de lo que decía pero cuando Senku aseguraba que todo estaría bien, Kohaku nunca tenía ni una duda en su mente de que todo realmente estaría bien. –Supongo que seguiré durmiendo, todavía me siento un poco cansada.- se frotó los ojos. -¿Tú qué piensas hacer? Todavía te ves cansado.-
-Planeaba seguir trabajando en los planos del barco, los motores y la estructura ya están listos pero nos queda mucho trabajo pendiente con el equipamiento, el laboratorio, el invernadero, la sala de comunicación, y cientos de pequeños detalles que no podemos pasar por alto. Necesito asegurarme de…- bostezó en medio de su diatriba, provocando que ella lo mirara con ojos entrecerrados. –Bien, tal vez sea mejor que duerma al menos otro par de horas antes de volver al trabajo.- se frotó los ojos.
-Así me gusta.- sonrió complacida. –Puedes dormir aquí de nuevo sí quieres, realmente no me importa.- hizo un espacio en su cama.
-Tu colchón es mucho más cómodo que el mío, así que creo que aceptaré.- se encogió de hombros, pero luego volvió a mirar a sus planos. –Solo dame unos minutos, terminaré con esta ecuación e iré.- rodando los ojos, Kohaku se acurrucó entre las mantas y cerró sus ojos cansados, sin dormirse sino hasta que varios minutos después Senku se recostó a su lado, dándole la espalda.
No se quejaba.
Despertó horas después por el llanto de su hija.
Senku, a pesar de sus palabras de que solo dormiría unas horas, estaba desmayado en su cama junto a ella y parecía que no iba despertar por lo menos en otro par de horas, así que se levantó cuidadosamente de la cama evitando despertarlo y caminó hasta la cesta de su hija ignorando las punzadas leves de dolor en su bajo vientre y el entumecimiento general de sus músculos por haber estado tan inactiva en los últimos días.
Tomó a su pequeña en brazos y observó por una ventana que ya había amanecido no hace mucho. Abrió levemente la ventana para dejar entrar más luz y al hacerlo y voltear a ver a su hija para amamantarla, jadeó horrorizada al notar algo que llenó su corazón de infinita preocupación.
-¡Senku!- presa del pánico, corrió a la cama haciendo caso omiso del dolor punzante y la protesta de sus músculos y sacudió el hombro del científico, que se revolvió y abrió sus ojos inyectados de sangre por descansar tan mal, mirándola con confusión. -¡Senku, es nuestra hija! ¡Está diferente, está enferma! ¡Se ve realmente mal! ¡Ella no estaba así antes!- gritó con lágrimas en los ojos.
Él se sentó de golpe y tomó a la pequeña llorosa de sus brazos, examinándola con ojo crítico.
-¡¿Qué tiene?! ¡¿Qué pasa?!- preguntó frenético.
-¡Solo mírala!- abrió otra ventana para dejar entrar más sol. -¡Mira su piel! ¡Es de color amarillo! ¡Ayer no estaba así! ¡¿Qué le pasa?! ¡¿Qué demonios le pasa a mi bebé, Senku?!-
Senku entrecerró los ojos, parándose más a la luz del sol para ver mejor a la niña. Después de unos minutos, su postura se relajó y soltó un enorme suspiro.
-Me asustaste, leona.- negó con la cabeza. –Tranquila, esto es solo ictericia leve, es… algo bastante común en bebés prematuros como la nuestra. Es un trastorno hepático que suele deberse a la falta de maduración del hígado. La piel se pone amarilla debido a que tiene un alto nivel de bilirrubina en la sangre, una sustancia amarilla que el cuerpo produce cuando reemplaza los glóbulos rojos viejos. El hígado debería ayudar a descomponer esta sustancia pero le tomará un tiempo volverse lo suficientemente eficaz para eliminarla a través de las heces.- le devolvió a la bebita y rascó su oreja con indiferencia. –No es nada serio, ni siquiera necesita tratamiento a menos que se torne muy grave.- de repente su expresión se agravó. –Aun así la monitoreare más, con más minuciosidad, ya que el riesgo existe. Gracias por avisarme apenas lo notaste y por favor asegúrate de estar muy atenta a su piel y cualquier cosa que te resulte extraña, incluso sí es solo un mal presentimiento sin ningún tipo de fundamento. Todo dímelo.-
Kohaku tragó saliva y asintió, para luego darse a la tarea de amamantar a su hija que no dejaba de lloriquear.
-No lo entiendo muy bien, pero confió en lo que dices, Senku. Me aseguraré de contarte todo lo que encuentre extraño.-
Él sonrió.
-Cuento contigo.-
.
Después de exhaustivas horas trabajando en el barco, Chrome y Kaseki se hallaron estancados en la colocación de la estructura de la cubierta superior rodeando al segundo mástil y uno de los motores donde se suponía que dentro iría la sala de comunicación, uno de los agregados en los planos de Senku que no estaba en el modelo y cuando trataron de construirlo una parte considerable se derrumbó casi destruyendo el piso de la cubierta inferior. Como Ryusui no tenía idea de qué estaba causando el problema, Kaseki dijo que lo mejor era ir a buscar a Senku.
-Pero él está con Kohaku y su hija.- murmuró Taiju prácticamente haciendo pucheros mientras trabajaban para reparar el daño de los destrozos a la cubierta.
-Es cierto, le prometí que nos encargaríamos de todo mientras cuidaba de ellas.- dijo Ryusui con un suspiro. –Pero esta es una emergencia, no sé que pudo haber salido mal, y él es el único que puede ayudarnos.- por una vez no se veía nada feliz consigo mismo.
-La pobrecita tiene solo seis días de vida y ya tenemos que quitarle a su padre, me siento avergonzado de mi incompetencia.- los ánimos del viejo Kaseki estaban por los suelos después del fracaso de la construcción de la cubierta superior.
-No se preocupen, apuesto a que la gorila puede prestárnoslo por un par de horas para resolver este problema.- Chrome no entendía por qué estaban haciendo tanto drama al respecto. –Iré por él.- decidió, ya dándose la vuelta para partir en dirección a la casa de la hermana de su preciada Ruri.
-¡Dile que lo sentimos pero es una emergencia!-
Chrome bufó. Sabía que los recién nacidos eran un asunto delicado y todo eso, pero tampoco era como sí Senku tuviera que restringirse a una habitación y dedicar su entera atención a la mini gorila ¿verdad? Normalmente eran las mujeres las que se encargaban de los asuntos relacionados con bebés y ese tipo de cosas.
-¡Oye, Senku!- abrió la puerta de la casa de Kohaku de golpe, solo para estremecerse cuando un agudo chillido penetró hasta lo más profundo de sus tímpanos.
-¡Chrome, miserable, voy a matarte!- Senku le plantó cara con una mueca de ira. -¡Incluso Taiju sabe que no puedes entrar así al lugar donde duerme un bebé!- gritó molesto, solo para que el chillido se volviera aun más insoportable. –Maldición, justo cuando Kohaku no está…- se frotó las sienes con frustración.
-¿Eh? ¿Cómo que no está? ¿No que no podían dejarla sola?-
-¿Qué no me ves aquí, idiota?- se cruzó de brazos. –Esa leona realmente es sorprendente, se despertó sintiéndose mucho mejor en la mañana y estuvo todo el día insistiéndome que la dejé ir a caminar aunque sea por unos minutos para estirar los músculos. Se lo permití hace dos minutos con cincuenta y siete segundos después de que amamantara y durmiera a la niña cuando tú llegas haciendo un escándalo digno de una manada de jabalíes con diarrea. ¿Qué demonios se supone que haces aquí, de todos modos?- preguntó mientras se encaminaba al cesto de la niña y la tomaba en brazos.
-Tenemos problemas con el barco, necesitamos tu ayuda, así que me enviaron a buscarte.- murmuró, un poco aturdido al ver a su amigo meciendo suavemente a un bebé. Era su hija y todo, pero nunca lo imaginó del tipo… paternal.
-Tendremos que esperar a que Kohaku regresé, de todos modos ya no es necesario que me quedé a vigilarlas constantemente, ya que casi ha pasado una semana.-
-¿Y entonces por qué te quedas? Te necesitamos en el barco.- hizo una mueca.
-Aunque no es absolutamente necesario, todavía prefiero tomar precauciones. En este mundo de piedra es mucho más conveniente prevenir las enfermedades antes que tener que pasar por el problema de curarlas, y en el caso de una recién nacida prematura debemos ser diez billones de veces más cuidadosos, su organismo es aún más inmaduro de lo que ya debería haber sido y ya ha presentado un trastorno hepático que debo monitorear a pesar de que no es grave.- siguió meciendo a la niña, que ahora solo hipaba.
-Ya veo. Pero sí podrás volver a ayudar con el barco cuando crezca más ¿verdad?-
-Claro, pero tendrán que darme por lo menos otra semana y con un horario muy limitado. ¿Qué pasa con el barco?- preguntó una vez la niña dejó de llorar y comenzó a chuparse el pulgar, mirando a todos lados con sus grandes ojitos azules.
-No logramos construir la cubierta superior, la estructura se cayó a medio hacer.-
-Ah, sí, imaginé que podrían tener problemas con esa parte, pero no pensé que iban a construirla aún, avanzan más rápido de lo que creí.- sonrió ladinamente.
-Te he dicho muchas veces que no nos subestimes.- Chrome no pudo evitar hinchar el pecho con orgullo.
-Como sea, el problema debe ser la tensión máxima sobre la ménsula y su estructura en voladizo, por lo que hay que tener en cuenta el peso de los materiales y la longitud de los vanos intermedios. Puede resolverse fácilmente con una ecuación muy sencilla, pero tendré que echarle un vistazo y hablar con Kaseki primero, para estar seguro.-
-Ya está medio dormida.- señaló el científico aventurero al ver a la niña bostezar. -¿Podemos irnos cuando se duerma? Solo se quedaría sola unos momentos hasta que Kohaku regresé.-
Senku se tomó un momento para mirarlo como sí él fuera peor que Hyoga antes de rodar los ojos y hablar con voz llena de acidez.
-Nunca hay que dejar a un recién nacido solo, idiota. Puede pasarle literalmente cualquier cosa y Kohaku nos cortaría la garganta a los dos, y eso solo sí tenemos suerte y elige darnos una muerte rápida.-
Chrome se estremeció, tragando saliva.
-Bien, esperemos, tampoco puede tardar tanto.- rió nerviosamente, sentándose en el suelo con las piernas cruzadas. -¿O tal vez podría llamar a Ruri? Es su sobrina, después de todo.- sugirió después de aburrirse tras varios minutos.
-No tiene caso, Kohaku regresará pronto.-
-¿Cómo es que todavía no se duerme?- miró con una mueca a la niña somnolienta pero muy despierta.
-Debe estar nerviosa, esta es la primera vez que no tiene a su madre en la misma habitación con ella y tú eres una cara extraña que no conoce, supongo.- murmuró con desinterés, todavía meciendo a la niña pero con desgano, probablemente ya cansado aunque ella no debiera pesar más de tres kilos.
-Los bebés parecen ser un dolor de cabeza.- sus hombros se desplomaron.
¿Ruri querría hijos algún día?
-Son un dolor de cabeza, y un dolor de brazos también.- sonrió secamente.
-Oye, Senku…- dudó en hablar por un momento, preguntándose sí el tema era demasiado insensible ¡pero este era Senku! No era un desalmado pero definitivamente no era sensible por donde lo vieras. -¿Cómo fue que… cómo llegaste a... esto?- hizo extraños ademanes con las manos, sin estar seguro de cómo expresarse. –Kohaku y tú… Nunca parecieron interesados el uno en el otro ¡ella hasta me ofreció casarnos sí Ruri terminaba con Kinro o Ginro como consolación solo porque se parecen! Ustedes nunca entendieron nada de romance y de repente ¡ZAS! Tienen una hija.- y un matrimonio forzado, pero eso fue por Kokuyo.
-¿Qué ella te ofreció qué?...- hizo una mueca. –Justo cuando pensé que esa leona no podría ser más ilógica…- rodó los ojos. -¿Qué clase de pobre excusa de razonamiento es ese?-
-No cambies de tema.- entrecerró los ojos. –Dime, Senku… ¿Cómo es que Kohaku y tú llegaron a tener una hija?-
-Ah…- alzó las cejas con una pequeña sonrisa maliciosa. –No sabía que fueras tan inocente, Chrome.- de repente sonrió con otra de sus sonrisas diabólicamente burlonas. –Verás, cuando un hombre y una mujer están absurda y ridículamente sobrecargados de hormonas como la testosterona, estrógeno, progesterona, oxitocina y…-
Antes de que Chrome pudiera gritarle que no se refería a eso y definitivamente NO quería detalles sobre la concepción de Tsukiku, un pequeño sollozó hizo a Senku callarse y ambos bajaron la vista hacia la niña, que tenía los ojos muy abiertos fijos en su padre y los labios temblorosos. Apretó sus pequeñas manos en puñitos y comenzó a chillar ruidosamente, retorciéndose y agitando sus bracitos.
Muy en contra de su voluntad, Chrome sintió su corazón derretirse de inmediato. ¿Por qué estaba llorando de ese modo tan de repente? Rápidamente repasó los hechos y armó una hipótesis, que al tornarse dolorosamente obvia lo hizo mirar mal a Senku que torpemente intentaba calmar a la niña meciéndola.
-¡Esto es tu culpa, bastardo!- gritó en un susurro. -¡Tu cara debió haberle dado miedo! ¡La asustaste!- lo señaló acusadoramente.
-¿Ahh? Eso no tiene ni un milímetro de sentido.- le frunció el ceño. –Estuve con ella todo el tiempo desde que nació, ya debería estar completamente acostumbrada a mi cara.-
-Bueno, pero no ha visto esa sonrisa de loco antes ¿verdad? Hazla otra vez.- pidió para comprobar su hipótesis.
-Eso es ridículo. ¿Verdad, Tsukiku?- hizo la misma sonrisa que antes, solo para estremecerse cuando ella estalló en gritos aún peores.
-¡JA! ¡Te lo dije!- sonrió triunfante, luego se llevó una mano a la boca para sofocar sus carcajadas. -¡Jajaja! ¡Tu hija le tiene miedo a tu cara, Senku! ¡Jajaja!- no pudo evitar burlarse de él.
-¡Cállate!- gruñó irritado, luego miró a la bebita con el ceño fruncido. –Tsk, eres tan irracional como tu madre. Tienes exactamente la misma cara que yo, podrías asustarte a ti misma con un espejo. Bueno, tienes la nariz de tu madre, pero por lo demás la genética te ha maldecido con mi apariencia. El funcionamiento de tu amígdala cerebral es ridículamente absurdo.- habló con la niña ante la mirada confundida de Chrome. ¿No era irracional hablarle a un bebé, ya que no podían entenderte? Bueno, él también había hablado con bebés antes, pero nunca lo esperó de Senku.
La pequeña siguió llorando desconsoladamente y ambos hombres ya estaban comenzando a entrar en pánico, Chrome estaba a punto de correr a gritar por toda la aldea cuando la puerta se abrió de golpe.
-¡Kohaku!- exclamó alegremente al verla jadeando en la puerta, solo para que ella lo apartara de un golpe casi enviándolo a volar en su camino a tomar a su hija en sus brazos.
-¡¿Qué le pasa?! ¡¿Por qué está llorando tanto?!- preguntó bajando una de las tiras de su vestido para amamantarla, aunque por suerte estaba de espaldas a Chrome y él no vio nada que podría provocar que ella le dé una paliza más tarde.
Con la llegada de su madre, la pequeña rápidamente se calmó y comenzó a mamar del pecho. Al ver que Senku no decía nada, el otro científico decidió intervenir.
-Senku hizo una cara aterradora y la asustó.- lo delató sin importarle su mirada traicionada.
El rostro de Kohaku se volvió tan espeluznantemente amenazador que Chrome se encogió sobre sí mismo casi echando espuma por la boca en un ataque de puro terror a pesar de que la mirada no iba dirigida a él.
-No fue apropósito. ¿Cómo demonios iba a saber que se asusta por cosas tan ridículas?- incluso Senku estaba sudando un poco ante la furia asesina de la gorila.
-Solo no vuelvas a hacerlo y ya.- siseó ella entre dientes. –Imaginó que Chrome está aquí por algo del barco ¡así que largó!- el ex hechicero no lo pensó dos veces y salió corriendo hacia la puerta.
-Bien, pero regresaré en un par de horas. Sí necesitas algo manda a alguien a buscarme, estaré en la zona de construcción del barco.- dijo Senku con sequedad antes de seguir al otro chico.
A Chrome le tomó un momento dejar de tener escalofríos al estar frente a la verdadera ira de la gorila, pero una vez tomó grandes respiraciones y se secó el sudor de la frente, miró a Senku con curiosidad.
-¿Y no vas a contestar mis preguntas?- insistió mientras se acercaban a la zona de construcción del barco.
-¿Qué preguntas?- lo miró inocentemente, o lo más inocente que Senku podría lucir.
Antes de que Chrome pudiera rememorar lo que había preguntado exactamente, fueron abordados por Kaseki y Ryusui que los arrastraron al barco para resolver el problema de la cubierta superior y los dos se olvidaron completamente de lo que habían estado hablando para concentrarse en su preciada ciencia.
Continuara...
Holaaaa! :D
No planeaba actualizar tan pronto pero sus reviews me llenan de demasiados ánimos y no puedo resistir la tentación de escribir más y más de este fic xP
Espero q este cap les haya gustado y no sé cuando vuelva a actualizar, pero los amo con todo el kokoro! :'D
COMENTEN! *o*
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
