Baby Stone.
Capítulo ocho: Decisiones en el mundo de piedra.
Después de mimar mucho a su hija abrazándola, dándole besos en todo su lindo rostro y diciéndole lo mucho que la amaba, esta finalmente se quedó dormida y Kohaku pudo ponerla en su cesto y descansar por un momento hasta que Ruri y su padre llegaron a hacerle una visita.
-¿Y por qué tengo que ponerme esta cosa en las manos otra vez?- preguntó malhumorado su padre después de aplicarse el desinfectante que Senku hizo para ellos.
-Traes bacterias portadoras de enfermedades desde el exterior, aparentemente. Incluso aunque escuche a mi hija llorando a gritos me tomé un momento para usarlo antes de entrar a la casa.- explicó Kohaku con cansancio. –Es por su seguridad.-
-Bueno, si Senku lo dijo entonces debe ser verdad, supongo.- reconoció a regañadientes.
Las hermanas sonrieron, felices de ver lo mucho que su padre confiaba en Senku ahora después de todo lo que él hizo por la aldea.
-¿Y por qué estaba llorando a gritos?- preguntó Ruri un poco preocupada.
La menor se cruzó de brazos con una mueca molesta.
-Fue culpa de Senku, él la asustó con una de sus caras de científico loco.- sí no le debiera a su hija y su propia vida le habría dado una buena paliza.
-Bueno, los bebés se asustan fácilmente.- dijo su padre, sorprendiendo a sus dos hijas. –Ustedes también se asustaban por tonterías como las aves o las cabezas de pescado.- rió tiernamente ante el recuerdo, pero luego pareció deprimirse. –También Ruri se asustaba por mí cuando alzaba la voz, aunque solo durante sus primeros meses de vida.- sus hombros se desplomaron ante el recuerdo.
-Tal vez deberías hablar con Senku y darle algunos consejos.- sugirió Ruri con una sonrisa.
-¿YO darle consejos a SENKU?- Kokuyo la miró con la boca abierta.
-¿Senku necesitando consejos?- Kohaku también se quedó boquiabierta.
-Ya sé que él sabe prácticamente toda la historia de la humanidad, pero sigue siendo un padre primerizo, y es tradición ayudar a los padres primerizos con consejos ¿no es así?-
-Bueno, sí, pero…- el hombre se revolvió incómodo. –Dudó mucho decirle algo que él no sepa ya.- se llevó un dedo a la barbilla. –Pero pueden decirle que sí alguna vez necesita un consejo solo tiene que acudir a mí ¿de acuerdo?-
Ruri suspiró y asintió, pero Kohaku se quedó pensativa. ¿Realmente había algo que Senku no sabía hacer? Dicen que ser padre es muy difícil pero seguro que él tenía algún dato científico para ayudarlo a sobrellevarlo. Hmm, tal vez debería preguntarle al respecto, ya que últimamente pasaban tanto tiempo juntos.
Luego de que su familia se marchara, Kohaku se quedó observando a su hija un tiempo hasta que Francois llegó con la comida "rica en hierro" que preparó para ella.
-¡Mmm! ¡Esto es realmente delicioso, Francois! ¡Muchas gracias!- agradeció con la boca llena.
-No es nada. Asegúrate de comer todo para recuperarte adecuadamente.- sonrió con calma.
Después de devorarse la comida y pedir un segundo plato, Tsukiku se despertó estallando en llanto cuando estaba a medio terminar.
-Oh, no.- dejó el plato a un lado y se puso en pie, pero Francois levantó una mano.
-Permíteme.- se acercó al cesto de la pequeña y la tomó en brazos, meciéndola suavemente. Kohaku se quedó con la boca abierta cuando su hija se calmó casi al instante, ¡no hacía eso ni con Senku! –Termina de comer. La cuidare mientras tanto.-
-M-muchas gracias.- sonrió todavía un poco aturdida, volviendo a tomar su plato. –No sabía que fueras tan buena con los bebés.- comentó impresionada al ver que su hija poco a poco se estaba quedando dormida.
-Muchas veces cuidar a los hijos de mis jefes era parte de mi trabajo, realmente nunca tuve que lidiar mucho con bebés pero siempre estuve preparada para cuando llegara la ocasión.- sonrió suavemente.
-Siempre preparada ¿eh?- rió nerviosamente antes de llevarse otro bocado a la boca, con una idea dándole vueltas por la mente. -¿Cómo era… criar bebés en la época moderna?- preguntó cuando la curiosidad se hizo demasiado fuerte como para soportarla.
-No era una tarea fácil.- dijo Francois luego de una pequeña pausa. –Incluso con todos los servicios, información y atenciones al alcance de la mano de los padres, criar un hijo siempre ha sido y siempre será una tarea que requiere un esfuerzo agotador y una gran fuerza mental. He…- vaciló por un momento, antes de suspirar y volver a hablar. –He tenido compañeras de trabajo que se desvivían a sí mismas trabajando por criar a sus hijos por su cuenta, ya que no contaban con el apoyo de un marido. Era muy difícil para ellas.- la miró de reojo por un segundo antes de bajar la mirada a la bebita en sus brazos. –Imaginó que criar niños en este mundo sin todos los medios con los que contábamos antes debe ser mucho más aterrador, y el ver que Senku-sama entiende eso y a pesar de todas sus responsabilidades les proporciona la mejor atención posible me hace respetarlo mucho más de muchas formas.- sonrió y depositó a la niña ahora dormida de regreso en su cesto. –Y, por supuesto, tú también has demostrado una fuerza inquebrantable. Tu deseo de seguir adelante superara cualquier obstáculo.- se acercó a ella y tomó su plato ahora vacio. –Ustedes son buenos padres, y estoy segura de que lo serían también en la época moderna o en cualquier otra era.- le ofreció una amable sonrisa.
Por alguna razón, esas palabras realmente llegaron al corazón de Kohaku.
-Gracias.- le sonrió sinceramente.
Poco después de que Francois se marchara Tsukiku volvió a despertarse y la amamantó hasta que se quedó dormida una vez más. Le sorprendía que pudiera dormir tanto pero según Senku eso era normal así que no lo pensó demasiado.
Estaba a punto de dormirse cuando Senku regresó a la casa arrastrando los pies y con rostro de que estaba al borde de la muerte por agotamiento. Hubiera sentido lastima por él de no haber estado todavía un poco enojada por lo que pasó anteriormente con su hija.
-Construir la cubierta superior fue un poco más problemático de lo que pensé…- murmuró él fantasmalmente antes de colapsar en la cama junto a donde ella estaba sentada. -¿No tuviste problemas, verdad?- preguntó apenas volteándola a ver. Ella negó con la cabeza y él suspiró. –Bien. Entonces creo que dormiré un poco.- sus ojos se cerraron lentamente.
-Debería patearte al suelo, pero también estoy cansada.- bostezó y se recostó a su lado.
Las respiraciones de ambos se acompasaron mientras lentamente caían dormidos… y en ese momento un chillido estridente resonó en la habitación, provocando que ambos se sienten de golpe, con los ojos muy abiertos.
Compartieron una mirada llena de frustración, antes de suspirar y arrastrarse miserablemente fuera de la cama para ir a atender lo que sea que le estuviera pasando a su pequeña hija.
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Suika se sentó cómodamente en medio de Ruri y Yuzuriha, escuchando su conversación con Gen, Chrome y Taiju sobre la fiesta que se celebraría en el próximo mes en honor a la hija de Senku y Kohaku.
-Me alegra mucho que ella esté mejorando tan rápido, sin duda superó las expectativas de todos.- dijo Yuzuriha felizmente cuando comenzaron a hablar sobre el estado de salud de la nueva mamá de la aldea.
-Ella siempre fue una persona muy saludable, a diferencia de mí.- Ruri rió levemente. –Aun así tiene que seguir descansando al menos hasta fin de mes, según lo que dijo Senku.-
-Los cual nos dará el tiempo suficiente para planear una buena fiesta.- Gen sonrió emocionado. –Ruri-chan, esperaba que pudieras convencer a tu padre de cedernos una buena dotación de sake para este propósito. Aunque planeó prestarles una parte de mi dotación de cola ya que es una ocasión tan especial. Solo una pequeña parte, claro.-
-Que generoso.- Chrome lo miró con gotitas resbalando por su sien. –Desde que Senku te enseñó a hacerla por tu cuenta y el viejo Kaseki te hizo muchas botellas has estado acaparando los refrigeradores llenándolas con esas cosas. Temó que el día en el que llegué el momento de salvar a Tsukasa lo encontremos rodeados de botellas de cola.-
-Creo que sería una forma maravillosa de revivir, rodeado de tal delicia.- canturreó Gen con estrellas en los ojos.
-Sí yo fuera Mirai te golpearía.-
-Creo que nos estamos desviando del tema.- Yuzuriha alzó las manos, intentando devolver la conversación a su curso original. –No estoy segura de sí sea buena idea tener alcohol en una fiesta para bebés…-
-El alcohol es para animar las cosas para los adultos, por supuesto. Aunque yo beberé cola, mayormente.- el mentalista seguía emocionado por su bebida favorita.
-Proporcionaremos alcohol.- dijo Ruri finalmente. –Pero poco. No quisiera que haya problemas de borrachos frente a la pequeña.- murmuró preocupada.
-Bueno, fue por un problema de borrachos que ella existe en primer lugar.- Gen rió traviesamente.
-¿Qué significa eso?- preguntó Suika confundida.
-Uh… perdona, los niños no deberían saber ese tipo de cosas.- se adelantó para palmear su cabeza, o más bien la cascara de su sandia.
-Entonces habrá alcohol pero poco. ¿Será un solo barril?- inquirió Yuzuriha anotando en una libreta que le habían hecho recientemente con ese material llamado papel.
-Al menos que sean dos.- exigió Gen.
-Dos serán, entonces.- acordó Ruri. –Probablemente muchos aldeanos y personas de la era moderna quieran unirse a la celebración, así que no es excesivo.-
-¿Podemos tener nachos en la fiesta?- preguntó Taiju emocionado, confundiendo a Suika.
-¿Nachos?- no recordaba haber escuchado esa palabra antes.
-Pues… habría que preguntarle a Francois, pero creo que será mejor darle prioridad a otras comidas, Taiju-kun.- Yuzuriha lo miró con una sonrisa y gotitas bajando por su sien. –Habrá que armar un gran banquete. Estoy ocupada con la confección de las velas de repuesto, de otro modo me gustaría ayudar a cocinar, habrá que buscar otros candidatos. Aun así me haré un tiempo para preparar las decoraciones para la fiesta y tejerle más vestiditos, sombreritos y zapatitos.- sonrió con ternura.
-¡La pequeña Tsukiku se verá aún más hermosa gracias a tus esfuerzos, Yuzuriha!- gritó Taiju entusiasmado.
-En la aldea, cuando nace un nuevo bebé, se acostumbra, por parte de los hombres, a salir de cacería y regalar todo lo cazado a la nueva familia, la carne y las pieles. Y por parte de las mujeres a moldear vasijas, tejer mantas y recolectar frutos y flores, aunque esto último depende de la estación.- comentó Ruri, llamando la atención de los tres de la era moderna. –Y también está la ronda de consejos para padres primerizos.- agregó.
-¿Ronda de consejos?- los tres de la era moderna parecieron confundidos en la misma medida que interesados.
-Las ancianas y madres en la aldea ya tuvieron su ronda de consejos con Kohaku cuando seguía embarazada, pero Senku no ha tenido la suya con los ancianos y padres de la aldea, será porque realmente no tiene un momento determinado para realizarse o quizás porque todos asumen que él ya lo sabe todo.- sopesó pensativa. –De todas formas, aunque no le digan nada que no sepa ya, creo que será buena idea que se haga una ronda de consejos en su honor, más porque es el jefe.-
-No creo que eso le guste.- opinó Chrome con una mueca. –Me han obligado a presenciar algunas cuantas rondas de consejos y es terriblemente aburrido, típica conversación de ancianos. Sería mejor que invierta ese tiempo ayudando en el barco. Ya ha estado lo suficientemente lejos de eso las últimas semanas.- murmuró casi haciendo pucheros. –P-pero sí Ruri insiste entonces está bien, creo…-
Ante el nervioso intento del científico por sonar más amable, Ruri sonrió enternecida y Suika sonrió al verlos. No entendía mucho de romance, pero le gustaba ver personas felices y enamoradas. Había cierto brillo especial en los ojos de las personas que se amaban de esa forma. Chrome y Ruri siempre se miraron así desde que ella tenía memoria. Incluso con sus ojos borrosos era obvio. Igual Taiju y Yuzuriha se miraban con ese mismo brillo especial desde que los conocía.
-Entonces Ruri-chan se encargara de las bebidas y será la principal organizadora de los eventos de la fiesta. Yuzuriha-chan se encargará de la decoración. Taiju-chan nos ayudara con cualquier trabajo pesado que pueda presentarse.- ante las palabras de Gen, el aludido asintió entusiasmado. –Chrome-chan se encargará de que Senku-chan no se entere de lo que planeamos o seguramente querrá detenernos.- Chrome abrió la boca viéndose como si quisiera protestar, pero miró de reojo a Ruri y finalmente se calló y asintió. –Y yo me encargaré de buscar ayuda para la cocina y cualquier otra cosa que involucre reclutar o convencer gente.-
-¿Qué hará Suika? ¡Suika quiere ayudar!- miró esperanzada a los mayores, esperando que le dijeran qué papel jugaría.
-Uh…-
-¡Por supuesto! ¡Suika-chan tiene una misión muy importante!- Gen se acercó a ella y palmeó su cabeza. –Verás, queremos hacerles muchos regalos a Senku-chan y Kohaku-chan por su linda y encantadora princesita, pero no sabemos exactamente qué quieren. ¿Crees que la gran detective Suika-sama pueda descubrirlo para nosotros? ¡Así sabremos qué darles para hacerles la mejor fiesta de todas!- ante las palabras del mentalista, la niña de inmediato se emocionó.
-¡Claro! ¡Lo lograré! ¡Voy a ser útil para hacer felices a Senku, Kohaku y Tsukiku!- brincó en su lugar felizmente ante las sonrisas de todos los presentes. -¡Empezaré a investigar ahora mismo!- sin perder tiempo se marchó, sin escuchar lo último de la conversación entre los mayores.
-¿Realmente vamos a hacerles regalos a Senku y Kohaku? ¿No que los regalos eran solo para la niña?- inquirió Chrome.
-Bueno, no lo planeaba inicialmente, pero sería buena idea tener algo para amainar el disgusto de esos dos cuando descubran que planeamos una fiesta a sus espaldas ¿no creen?- a pesar de sus palabras, todos comprendieron que lo hacía más por hacer feliz a Suika que por realmente tener un plan para la estabilidad de la fiesta.
Y todos estuvieron perfectamente de acuerdo con él.
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Ishigami Tsukiku cumplió dos semanas de vida y a los pocos días sus padres terminaron de empacar todas sus cosas para mudarse a la nueva casa que su abuelo Kokuyo había mandado a hacer para ellos.
Kohaku aún no había visto la casa, pero por lo que Senku decía era más grande que las casas normales en la aldea, y también diferente. ¿Pero diferente en qué sentido? No podía imaginarlo. Aunque eso no era nada nuevo, casi nunca podía imaginar las cosas que él creaba.
Una vez terminaron de empacar, Taiju y Nikki cargaron sus cosas y se encaminaron fuera de la aldea en dirección al laboratorio de Senku donde a pocos metros los esperaba su nueva casa.
-Yo podría haber cargado mis cosas, ya sabes. Ya no estoy tan débil.- seguía sintiéndose cansada como nunca antes pero cargar un poco de equipaje no se veía como la gran cosa.
-Es mejor que no te esfuerces cuando no es necesario.- dijo Senku en medio de un bostezo. Ayer se quedó hasta tarde trabajando en el barco y luego su hija casi no los dejó dormir, y como hoy era el día en el que se mudarían tuvo que despertarse temprano. –No corres peligro, claro, pero para recuperarte adecuadamente el mayor reposo posible es necesario, incluso tratándose de una leona.- ante eso último, Kohaku se mordió la lengua para evitar gritarle, ya que su hija estaba dormida en ese momento. –Además llevaras a la mocosa y yo llevaré mis planos, así que necesitábamos ayuda de cualquier forma.-
-Bien, bien, entiendo.- suspiró, resignada. -¿Y quién llevara las cosas de la bebé?- ya habían llevado unas cuantas pero faltaban.
-Taiju, por eso estamos esperando a que regresé.-
Antes de que Kohaku pudiera contestar, un gimoteo la hizo correr a la cesta de su bebé, donde encontró a su hija despierta mirando frenéticamente a todas partes.
-¿Ya tienes hambre de nuevo?- se inclinó para cargarla y bajó su vestido para darle del pecho. -¿Es normal que como tanto?- le preguntó curiosa a Senku, que bostezó antes de contestarle.
-Hay que alimentar a un recién nacido siempre que lo demande, en la cantidad que quiera. Y sí es amamantado en vez de tomar biberón es casi imposible estar sobrealimentándolo, y de todos modos se notaría rápidamente a través de las heces, su peso o sí vomitara de más, así que no te preocupes por eso. Es perfectamente normal.- la tranquilizó perezosamente.
-Ya veo.- sonrió mientras observaba a su hija, luego le entró la duda de algo. –Oye, Senku… ¿Qué es biberón?-
-Recipiente cilíndrico mayormente transparente, que puede ser de cristal o plástico, con una tetina en su extremo, cuyo uso se efectúa para la lactancia artificial de bebés o crías de mamíferos.- soltó monótonamente, con sus ojos fijos en los planos que estaba apilando en una bolsa.
-A-ah… ya veo.- sonrió con gotitas bajando por su sien, insegura de sí había entendido o no.
-¡Senku!- de pronto Taiju llegó gritando en un susurro. –Ya… ¡Oh, está despierta! ¡Hola, princesita!- se acercó a la bebita todavía gritando a susurros y le sonrió enormemente, aunque la pequeña no le prestó mucha atención, más concentrada en succionar del pecho de su madre.
-Hasta que llegas, grandulón. Lo último que debes llevarte son el cesto de la mocosa y esas bolsas junto a este. Y trata de no romper nada.- murmuró Senku secamente, tomando rápidamente sus últimos planos y guardándolos con algo de brusquedad en la bolsa. –Vámonos de una vez antes de que el calor empeore. Kohaku, asegúrate de cubrirla del sol en el camino hacia allá. Los baños de sol son importantes, más por el hecho de que todavía no se deshace por completo de la ictericia, pero a esta hora no es recomendable que…- ella lo interrumpió con voz llena de irritación.
-Ya lo sé, Senku, ya lo sé.- se lo había dicho al menos veinte veces en la última hora… en serio.
Los dos hombres salieron de la casa y Kohaku los siguió a paso lento, echándole una última mirada a su habitación antes de suspirar y caminar fuera extendiendo la manta para protegerla del sol y que no se viera mucho de su pecho al descubierto pues su hija no había terminado de comer aún.
Se alejaron solo unos pocos metros antes de que su bebé se apartara de su pecho y girara su cabeza como para mirar más allá de su madre, pero ella la mantuvo abrazada a su pecho y con la manta cubriéndole completamente la cabeza para evitarle el contacto con el sol y evitarse el regaño de Senku.
En su camino hacia el puente, varias mujeres se le acercaron.
-¡Oh! ¿Esa es la hija del jefe?-
-¿Podemos verla, si?-
-¡Por favor, aunque sea un poco!-
Abrumada, la joven madre miró al científico, que dudó por un momento antes de suspirar y asentir con pesadez.
-Claro.- Kohaku sonrió amablemente y se colocó a la sombra de una vivienda para descubrir la manta y enseñar el rostro curioso de su hija, que de inmediato comenzó a mirar en todas direcciones hasta detenerse en el rostro de las mujeres mirándola atentamente.
-¡AWWW! ¡Qué lindura!-
-¿Su nombre es Tsukiku, verdad? ¡Hola, Tsukiku-chan!-
-¡Se parece mucho a su padre!-
-¡Es tan pequeñita!-
-¿Puedo cargarla? ¿Por favor, sí?-
-Ehh…- antes de que Kohaku pudiera pensarlo más Senku interrumpió la conversación.
-Tenemos que irnos.- ignorando los gimoteos descontentos de las mujeres, colocó una mano en su espalda y la alentó a seguir su camino cuando volvió a cubrir a la niña con su manta.
Cruzaron el puente y se dirigieron hacia donde estaba el laboratorio.
Habían pasado un par de meses desde que Kohaku estuvo por allí, ya que en los últimos meses de su embarazo estuvo prácticamente encerrada en la aldea, y sí que había cambiado bastante. Había muchos menos árboles que antes, y mucha menos vegetación, el suelo estaba casi desprovisto de césped y no podía oír a las aves ni tampoco veía animales pequeños o insectos cercanos.
-Este sitio ha cambiado mucho…- no pudo evitar decir mientras caminaban.
-Tuvimos que talar muchos árboles para hacer más espacio y usar la madera, eso más la constante quema de químicos y metales pesados tiende a ahuyentar a los animales.- Senku sonrió secamente. –La destrucción del paisaje es una consecuencia común de la urbanización, y nos queda mucho por urbanizar así que ve acostumbrándote a esta vista.-
-¿En tu época no habían muchos bosques, cierto?- preguntó recordando sus palabras de casas extendidas por cientos de kilómetros y construcciones tan grandes que llegaban a los cielos y ciudades miles de veces más grandes que su aldea.
-Comparado a lo que hay ahora, no, ni la décima parte.- se rascó la oreja con su mano libre. –No todo era color de rosa en la era moderna, teníamos casi domada a la madre naturaleza, incluso puede ser que haya sido nuestra tendencia destructiva al medio ambiente el principal motivo o uno de los motivos por el cual alguien decidió petrificar a la humanidad, aunque es una suposición descarada y sin fundamento alguno.- sonrió con una mirada feroz en sus ojos. Kohaku pudo notar sus dientes apretados de más.
-¿Tú qué crees?- preguntó en un susurro.
-¿Cuál creo que fue el motivo de la petrificación?- ladeó la cabeza, pensando por un momento, antes de sonreír y lanzar una áspera carcajada. –Je, lo que crea es irrelevante. Podría hacer diez billones de suposiciones y no servirían de nada. Lo importante es encontrar la forma de entender las reglas detrás de esta fantasía absurda sacada de Dragon Quest, manipularla a nuestro antojo y revertir sus efectos. Y lo haremos. ¿No es emocionante?- sonrió enormemente con los ojos fijos en el camino delante de él.
Kohaku lo miró en silencio, impresionada por su inquebrantable voluntad de seguir hacia adelante no importa qué. Incluso él no entendía cómo era posible petrificar gente. Senku sabía tanto de la petrificación como lo que ella sabia del tal Dragon Quest, pero no se rendiría hasta entenderlo y voltearlo a su beneficio por más que le costara años. Él no se rendiría.
Sonrió y bajó la mirada hacia su hija, que a este punto ya estaba nuevamente dormida.
-Tienes un padre maravilloso, ¿lo sabes, verdad?- susurró abrazando a la pequeña más contra sí.
Notó que había hablado un poco más fuerte de lo que pretendía y se tensó de inmediato, mirando de reojo a Senku. Él no dio ninguna señal de haberla escuchado y ella se relajó un poco, pero entonces vio algo que la dejó con la boca abierta.
-Llegamos.- él señaló orgullosamente a la casa a varios metros de distancia de su laboratorio.
En verdad no era nada como las casas de la aldea. ¡Era mucho más grande! Tenía un diseño más cuadrado y dos techos triangulares, parecía dividida en cuatro secciones, dos abajo y dos arriba. La parte este de la casa era mucho más pequeña y un poco más baja que la parte oeste, tenía una cerca alrededor con una parte que se abría para permitirles el paso y también tenía una puerta grande y ventanas que parecían tener una especie de vidrio en ellas, quién sabe por qué.
-¿S-seguro que eso es una casa?- preguntó nerviosamente, sin poder creer lo que veían sus ojos por más que lo tuviera delante.
-Por supuesto, es una cabaña de madera reforzada con cal. No es tan moderna pero servirá. ¡Vamos, entra!- él entró sin mirar atrás.
Kohaku lo siguió con un poco de duda.
-Al fin llegan.- Nikki los recibió en la puerta. –No estaba segura de donde dejar el equipaje.-
-Segunda puerta a la derecha del piso superior.- dijo Senku distraídamente, dejando la bolsa con sus planos en una mesa redonda en medio de la primera habitación a la que llegaron.
-Entendido.- ella se retiró subiendo por unas escaleras muy grandes por donde Taiju estaba bajando en ese momento.
-¡Senku! ¡Ya dejé todo en la habitación de tu hija! Fue muy fácil encontrarla ya que era la única con una cuna.- dijo felizmente, de nuevo gritando solo a susurros. Era realmente dulce de su parte controlar su naturaleza escandalosa para no asustar a la bebita.
-Veo que por fin usas el cerebro, grandulón. Gracias por tu ayuda, ahora lárgate a trabajar en el barco.- prácticamente lo echó agitando una mano despectivamente.
-¡Si, señor! Ah, y felicidades por la nueva casa. Con permiso.- se despidió de ambos y rápidamente se marchó.
-Muy bien, leona, primero dejemos a la mocosa en su nueva cuna y te daré un recorrido por la casa para que puedas llorar de alegría.- rodando los ojos, Kohaku siguió a Senku por las escaleras y llegaron a un segundo piso donde entraron a la primera habitación que se encontraba al doblar hacia la derecha.
-¿Cómo es que el techo también es el piso? ¿No se caerá, verdad?- abrazó más a su hija mientras él abría la puerta para que pasara.
-No, las paredes están especialmente diseñadas para soportar el peso de la estructura superior. Es algo muy sencillo, ya tenían la mayoría hecha para el final del invierno, terminaron hace poco solo porque también debían concentrarse en el barco.- explicó rápidamente. –Es perfectamente seguro, sino no las traería aquí ¿no crees?-
-Supongo.- miró con agradó la habitación de su hija. Las paredes estaban pintadas de verde con algunas flores rosas aquí y allá, y había un armario como esos donde Senku almacenaba sus cosas en el laboratorio, pero más pequeño. Todavía había que desempacar sus cosas. –Este lugar se ve muy bien. Las flores son un lindo detalle.-
-G-gracias…- Nikki asomó la cabeza desde afuera, con un pequeño rubor en el rostro.
-Yo debería agradecerte.- sonrió nerviosamente, sin dejar de sorprenderse por el hecho de que esta mujer tan fuerte fuera mucho más femenina que ella.
-Justo a tiempo, Nikki. ¿Podrías vigilar a nuestra mocosa mientras le enseñó la casa a Kohaku? Solo será un tiempo y luego podrás volver a trabajar en el barco.-
-Eh… oh, claro. Me gustan los bebés- les sonrió con un poco de duda mientras veía a Kohaku colocar a la niña en la cuna.
-Llama sí se despierta, aunque no creo que lo haga, acaba de dormirse.-
-Seguro.- jaló una silla cercana y se sentó junto a la cuna. –Diviértanse.-
Senku y Kohaku salieron de la habitación y ella miró interrogante a todas direcciones mientras bajaban de regresó al primer piso, examinando el piso-techo, notando que había maderas en vertical más grandes y separadas por debajo de las maderas horizontales más pequeñas, más pegadas y más numerosas.
-Esta es la cocina. Con estufa a gas.- palmeó con orgullo una maquina metálica parecida al horno que hizo antes. –Claro que no es para usarse todos los días, pero servirá para situaciones específicas. En estas estanterías hay utensilios de cocina y… mira.- se acercó a unas tablas de madera pegadas a la pared y tomó cierto objeto cilíndrico de cristal con algo en su extremo. –Esto es un biberón.- se lo colocó en una de sus manos.
-Ohh…- miró impresionada el objeto.
-Y esto es un extractor.- presionó otro objeto aún más extraño en forma de tuvo con algo en su extremo en su otra mano.
-¿Qué cosa?-
-Sirve para extraer la leche materna de tu pecho.- dijo con sencillez, indiferente a su estremecimiento.
-¡¿Por qué querría algo así?!-
-Imagina que en unas semanas, cuando estés recuperada y la mocosa más grande, tienes que hacer algo que te llevara un par de horas y debes dejarla a mi cuidado o al cuidado de otra persona. De repente tiene hambre y tú no estás ¿cómo la alimentamos?-
…Ok, otro punto para Senku en la larga lista que llevaba cerrándole la boca con sus argumentos científicos.
-Ya entiendo. Esta cosa es muy útil.- lo devolvió cuidadosamente a su lugar junto con el biberón.
Le mostró otras habitaciones, jactándose de los lujos que le había adjuntado a la casa y agotándola mentalmente con largas explicaciones de cómo fueron hechas alguna de esas cosas, luego regresaron al primer piso y antes de ir a la habitación donde dormía su hija vigilada por Nikki le mostró la habitación junto a esta.
-Y esta es tu habitación. Con un nuevo colchón pero hecho del mismo material que el otro, así que no te preocupes por tu comodidad.- Kohaku miró con anhelo la cama el doble de grande de la que tenía antes, ya deseando dormir allí por el resto del día… o por las horas que su hija le permitiera.
Había un armario más grande allí y varios estantes, también una silla y una mesa pequeña. Y…
-Oye, Senku… Sí esta es mi habitación ¿por qué tus cosas están aquí también?- preguntó curiosa al notar las bolsas.
-Porque es más conveniente permanecer juntos por el momento.- dijo en medio de un bostezo. –Así será más fácil tomar turnos por la noche sí es que se despierta solo por necesitar un cambio de pañal, en ese caso yo me ocuparía y tú podrías seguir durmiendo, pero si tiene hambre iras tú y yo podré dormir más. Es más práctico.-
-Oh.- bien, otro punto para él y su lógica.
-También tenemos otras dos habitaciones, pero por el momento no tienen camas, no como esta, así que me quedaré aquí momentáneamente.- agregó.
-¿Y cuánto tiempo será exactamente?-
-Unos meses, no estoy seguro… Aunque de todos modos el barco estará listo pronto.- entrecerró los ojos, haciendo una mueca. –Muy pronto, de hecho, probablemente en otoño sí el ritmo se mantiene.-
Los dos se quedaron en silencio, él con la mirada fija en la pared y ella mirándolo con los ojos muy abiertos.
Tragando saliva, Kohaku decidió hablar de este tema que habían estado evitando durante tanto tiempo a pesar de que siempre estuvo en el fondo de sus mentes.
-Senku… ¿Qué pasara cuando el barco esté terminado?- preguntó con voz temblorosa. -¿Qué pasara con nuestra hija?-
Él tardó un momento en responder, desviando su mirada de la pared al techo.
-Voy a ir de una forma u otra, apenas el barco esté terminado. Eso es inevitable.- declaró firmemente. –Pero tú no tienes por qué hacerlo…- esas palabras provocaron que ella lo mire fijamente. –La mocosa te necesita más que nosotros, eso es un hecho. Sería el curso de acción lógico que te quedes aquí.-
-¿De verdad?- sonrió secamente. -¿Incluso aunque yo soy tu mejor guerrero, Senku?- él se quedó en silencio y ella agregó un punto a su cortísima lista de haberle cerrado la boca a Senku con su razonamiento. –No sabemos a qué te enfrentaras, y con Tsukasa congelado yo soy tu mejor carta en el área de pelea.- cerró los ojos. –Preferiría quedarme, por supuesto, pero entiendo que puedo ser un punto clave para el éxito de esta misión.- abrió los ojos y lo miró con pesar. -¿De verdad… falta tan poco tiempo?- indagó con voz apenas audible, abrazándose a sí misma como sí ya pudiera sentir la ausencia de su bebé en sus brazos.
-Según mis cálculos, sí.- suspiró. –Y tú aún no te recuperas por completo. Apenas te recompongas, sí es que decides ir al final, deberás comenzar a entrenar para volver a ponerte en forma inmediatamente sí es que de verdad quieres llamarte a ti misma mi mejor guerrero.- sonrió amargamente. –O sea que tienes dos semanas más para tomar tu decisión, Kohaku. ¿Te quedas con nuestra hija o vienes con nosotros?- de pronto su sonrisa desapareció y la miró con seriedad mortal. –Sí eligieras venir… podría pasar hasta un año o más antes de que vuelvas a verla. O también existe la posibilidad… de que nunca volvamos a verla.- ante esas palabras, ella se congeló.
¿Un año o más sin ver a su hija? ¿No volver a verla? Ni siquiera podía imaginarlo, las manos le temblaron con solo pensarlo y hasta sintió nauseas.
-Yo…- tragó saliva, replanteándose absolutamente todo en lo que había estado pensando respecto a este dilema.
-Piénsalo.- él la interrumpió, pasando junto a ella para dirigirse a la puerta de su habitación. –Tienes dos semanas. La decisión depende únicamente de ti.- sin decir más se marchó, dejándola allí parada.
Le tomó un momento recomponerse, y una vez lo hizo no perdió tiempo y corrió a la habitación donde su pequeña dormía, sin poder contener el impulso de tenerla cerca, abrazarla y no dejarla ir.
Al entrar a la habitación se dio cuenta de que Nikki ya no estaba, y Senku estaba parado junto a la cuna sosteniendo a su hija a pesar de que ella seguía profundamente dormida. Apenas verla, sin decir nada, se acercó y le entregó a la niña, para luego marcharse murmurando algo acerca del barco y sus planos.
Kohaku ni siquiera le prestó atención, más concentrada en sentir la calidez de su bebé en sus brazos.
¿Qué debería decidir?
Dos semanas era un periodo muy corto de tiempo, y ella tenía muchísimo en que pensar.
¿Qué decidir?...
Continuara...
Holaaaa! :D
Finalmente salí de este corto hiatus repentino xP Lamento no haber dado un mejor aviso de cuanto iba a tardar pero fue necesario :'c Traigo cap larguito para compensar uwu
Por fin ya estoy libre y espero poder actualizar pronto n.n Espero...
Diez billones de gracias por todos sus reviews hermosos y a las personas q se preocuparon por esperar este fic! Me mantuvieron con muchas ansias de continuarlo apenas tuviera tiempo para ello :'D
Ojala q este cap les haya gustado y espero pronto traerles otro! Gracias por su paciencia! :3
COMENTEN! *o*
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
