Baby Stone.

Capítulo quince: Rencor en el mundo de piedra.

-¿Qué?-

-Quiero el divorcio, Senku.- repitió con calma, cruzando las piernas mientras se relajaba en su silla.

Oh, la alegría de ver esa sonrisa arrogante suya completamente destrozada era tanta que apenas podía contener sus ganas de restregarle su triunfo en la cara a ese bastardo. Él obviamente no esperaba esto, aunque en parte la sorprendía que no lo haya visto venir pero bueno, eso solo lo hacía más satisfactorio.

No dejó de sonreír mientras veía el rostro de Senku pasar por distintas emociones, sorpresa, incredulidad, confusión, enojo, pánico y horror, hasta acabar con una mueca de indiferencia completamente falsa. Era la primera vez que Kohaku lo veía pasar por tantas emociones juntas en solo un par de segundos, de hecho era la primera vez que lo veía mostrar tantas emociones y punto.

-Me niego.- dijo rotundamente.

Habiendo anticipado ya esa respuesta, Kohaku solo se rió entre dientes.

-El divorcio aquí no funciona como en tu tiempo, Senku.- Yuzuriha le había contado eso de que necesitaban un contrato escrito en papeles y la firma de ambos, claro que le costó entenderlo, pero la chica había tenido paciencia al explicárselo. –Eso tú deberías saberlo muy bien, ya que te divorciaste de Ruri-nee.- él hizo una mueca ante eso. –Todo lo que se necesita en la aldea Ishigami para un divorcio es que uno de los dos anuncié ante un grupo pequeño o grande de gente que ya no quiere el matrimonio y asunto resuelto.- él apretó los labios, con sus ojos mirándola con obvia irritación. Irritación porque ella lo estaba superando. ¡Ella superando a Senku! Ja, esto era nuevo, y le encantaba. –O sea que sí salgó ahora mismo y gritó que ya no quiero seguir casada contigo, no hay nada que puedas hacer para impedírmelo, incluso aunque seas el jefe.- se enderezó en su silla y se cruzó de brazos, sonriendo victoriosa.

-Ah, ya veo.- de pronto, también sonrió. –Entonces, ¿por qué no lo has hecho aún?- esa pregunta la congeló en su sitio. –Incluso a estas horas hay gente trabajando en el barco. Sí tanto quieres el divorcio ¿por qué no lo has anunciado todavía?-

Kohaku se quedó con la boca abierta, sin saber cómo contestar a eso. ¿Por qué no lo había hecho aún? Simplemente porque quería restregárselo en la cara… no, no es cierto. Ella quería ver sí él haría algo para impedírselo, esa era la verdad… y no había forma de que lo admitiera.

La arrogancia volvió a los ojos del hombre al verla boquiabierta y sin saber qué decirle, y eso hizo su sangre hervir.

Al diablo con su plan inicial.

-Pues lo haré ahora.- se levantó de golpe, cuidando no despertar a su hija, y se encaminó a la puerta con paso decidido. –Cuida a Tsukiku, volveré en un parpadeo y ya no…-

-¡Espera!- él también se levantó de golpe y corrió hacia ella para tomar su muñeca antes de que abriera la puerta. Kohaku volteó a verlo con una mirada feroz y él rápidamente la soltó. –Espera.- retrocedió un par de pasos, alzando las manos como instándola a mantener la calma. –Lo siento, lo siento. Hablemos sobre esto. Sin sarcasmo, sin bromas, sin estupideces. Solos tú y yo como padres de una niña de tres meses. Hablemos.- ella lo miró con el ceño fruncido y él suspiró. –Por favor, Kohaku, hablemos sobre esto.- masculló entre dientes. Pero bueno, al menos dijo por favor.

-¿Qué hay para hablar?- se cruzó de brazos. –Ya no quiero estar casada contigo, Senku. Quiero que te vayas de mi casa.- él volvió a apretar los labios.

-¿Y qué pasará con nuestra mocosa? ¿La cuidaras tú sola?- llevó sus manos a su cintura, mirándola con escepticismo. –Es mi hija también, Kohaku, y sabes que me necesita.-

-Lo sé.- por supuesto, había pensado en eso. –Y claro que podrás seguir visitándola cuando quieras, incluso puedes pasar todo el día aquí si quieres. Pero luego te largas y duermes en otro sitio, no me importa dónde. Solo quiero que te vayas.- se abrazó a sí misma.

-¿Visitarla?- gruñó entre dientes. –Es mi hija, no tengo por qué visitarla cuando…- cerró la boca de golpe, callándose a último momento lo que sea que haya querido decir. –Kohaku, estás siendo irracional. Ella es demasiado pequeña, nos necesita a ambos.- cambió el rumbo de su argumento. –Yo soy el que sabrá cómo atenderla al instante sí algo le sucede, estoy aquí por su bien, no porque quiera.-

-Oh, ¿entonces no quieres?- lo miró más furiosa que nunca.

Él gimió, frotándose las sienes.

-No es lo que quise decir.- negó con la cabeza. -¿Qué harás sí le pasa algo en la noche, cuando todo el mundo esté durmiendo y yo no esté aquí? ¿Correrás con ella a buscarme, o la dejarás sola para ir por tu cuenta sí es que es peligroso moverla? ¿Siquiera sabrás cómo actuar? Lo que quieres no es seguro para Tsukiku.-

-Pero tú dormirás en la choza científica de Chrome ¿o no? Eso es muy cerca. Además muchas personas duermen cerca de aquí, solo debo gritar muy fuerte y despertaré a medio reino científico. Y sabes que gritó muy fuerte.- siempre tuvo buenos pulmones. Él la miró con los ojos muy abiertos. -¿Qué? Es cierto.- no entendía el por qué de su mirada fija.

-Sí… lo sé.- tosió incómodamente. –Pero aun así no apruebo lo que quieres. Sería más seguro para ella tenerme aquí.-

-Pues sí tanto insistes en que no debo estar sola, entonces puedo pedirle a Ruri-nee, Jasper y Turquoise que se muden aquí conmigo.- también había pensado en eso por adelantado. Incluso aunque podía ser difícil convencerlos, estaba segura de que al final querrían ayudarla con su bebita.

-¿Por qué molestarse cuando estoy más que dispuesto a quedarme aquí?- gruñó entre dientes.

-¡Porque yo no te quiero aquí!- gritó enardecida, pero luego se tapó la boca y ambos miraron al cesto de su hija. Ella solo se revolvió un poco, pero no por suerte no se despertó. Suspiró aliviada y continuó hablando. –No me vas a convencer, Senku, quiero que te vayas y quiero que sea hoy.- volvió a cruzarse de brazos.

-Absolutamente no.- también cruzó los brazos. –Estás siendo infantil e irracional. Estás anteponiendo lo que tú quieres en vez de lo que es mejor para Tsukiku.-

-¡Claro que no hago eso!- lo miró profundamente indignada. –Tú dijiste que sí me estresó voy a hacerle mal, y tú me estresas.-

La ceja del científico comenzó a temblar incontrolablemente.

-¿Tan ofendida estás de que no quiera tener sexo contigo? Bien entonces, conviérteme en tu esclavo sexual sí quieres, pero no tomes decisiones precipitadas solo por…- calló cuando ella le volteó el rostro con una bofetada, y no solo le volteó el rostro, también volteó todo su cuerpo y lo hizo caer al suelo, ya que no se molestó para nada en controlar su fuerza, no después de lo que le dijo.

-¡No quiero que vuelvas a tocarme NUNCA! ¡NUNCA, SENKU, NUNCA!- apretó los puños y los dientes con rabia, conteniéndose de darle una paliza para acompañar a esa bofetada. Por supuesto, eso fue demasiado para su bebé, que de inmediato despertó y comenzó a chillar asustada. Eso ablandó el corazón de Kohaku de inmediato, pero no lo suficiente. –No se trata del sexo, se trata de que tú no me respetas. Y no voy a permitir que nadie vea como mi esposo a un hombre así.- dijo con un nudo en la garganta mientras se encaminaba al cesto de su pequeña y la tomaba en brazos, meciéndola para dormirla cuando ella rechazó beber del pecho. -¿Sabes? No me arrepiento de tener a mi hija… solo de que tú seas su padre.- cerró los ojos para contenerse de llorar, sin ver su reacción a esas palabras tan duras que realmente no quería decir, pero era lo único que se le ocurrió que tal vez podría hacerle ver lo mucho que lo detestaba ahora mismo.

Él se mantuvo en silencio mientras ella respiraba hondo para alejar las lágrimas, hasta que finalmente lo escuchó ponerse en pie y caminar en dirección a las escaleras. Volteó a verlo, pero él estaba evitando mirarla, con su mano ahuecando su mejilla inflamada por la bofetada.

-Iré a empacar mis cosas.- murmuró en voz baja, antes de desaparecer escaleras arriba.

Kohaku asintió, a pesar de que él no podía verla.

Funcionó. Ella ganó la discusión, Senku no pudo convencerla de lo contrario. Ella lo venció por una vez.

Sonrió, a pesar de que realmente se sentía miserable.

Se sentó en una silla y comenzó a cantar en voz baja para su bebé, que se veía soñolienta pero no lograba dormirse aún. Volvió a ofrecerle el pecho, pero siguió rechazándolo y comenzó a chupar su pulgar, mirando a todas partes con sus ojitos azules.

Después de media hora, Senku bajó del segundo piso cargando con varias bolsas, sus planos y su almohada bajo el brazo, por alguna extraña razón.

Él las miró por un momento. La pequeña seguía despierta, pero estaba mirando a su mano, sin notar la presencia de su padre. El hombre sonrió secamente y agitó una mano hacia ellas, para luego ajustar sus bolsas sobre sus hombros y dirigirse a la puerta sin mirar atrás.

Justo entonces, mientras Kohaku intentaba no mirarlo, Tsukiku finalmente lo notó y le extendió un brazo, gimoteando algo inentendible. Cuando él no la escuchó y siguió avanzando a la puerta, ella comenzó a chillar otra vez, provocando que los dos la miraran sorprendidos. Senku de inmediato arrojó sus cosas al suelo sin contemplaciones y caminó rápidamente hacia ella, intentando tomarla en brazos, sin embargo, Kohaku retrocedió un paso, impidiéndoselo.

Ignorando la mirada incrédula de Senku, abrazó a su bebé más cerca de su pecho y empezó a susurrarle palabras tranquilizadoras.

-Tranquila, bebé, papá tiene que irse. Él volverá pronto para visitarte y podrán pasar todo el tiempo que quieran juntos. Después.- le lanzó una mala mirada por encima del hombro, para luego mirar a la puerta y volver a mirarlo, dándole la clara señal de "largo". Él rodó los ojos y volvió sobre sus pasos, pero Tsukiku empezó a chillar aún peor, deteniéndolo. –Vamos, hermosa, él volverá luego. Y tú te quedaras con mami ¿no es genial?- un poco preocupada, volvió a cantar mientras la mecía un poco más.

Ella siguió llorando, agitando los brazos.

Senku se acercó otra vez.

-Suficiente, leona. Quiero estar conmigo, ya dámela.- estiró los brazos.

-No. Te dije que te vayas.- retrocedió, negándose a dársela por el momento. –Vamos, bebé, tranquila. Mami está aquí.- sonrió temblorosamente, porque ella no dejaba de mirar a Senku y estirarle los brazos. Ok, suficiente. –Ya, está bien, tú ganas…- suspiró profundamente y por fin se la entregó.

Él la abrazó contra su pecho y le sonrió, a lo que ella le devolvió la sonrisa y estiró las manos hacia arriba. Él se inclinó y ella tomó uno de los mechones de su cabello, intentando llevárselo a la boca y obviamente provocándole dolor al estar tirando de su cabello, pero él no se quejó a pesar de su mueca de incomodidad.

Muy a su pesar, Kohaku no pudo evitar soltar una risita.

Eventualmente, Tsukiku decidió que después de todo no quería comerse el cabello de su padre y lo soltó, apoyándose sobre su pecho y babeando toda su ropa. Senku hizo una mueca de asco, pero simplemente se sentó y la dejó babear su ropa hasta que se cansó y le tendió los brazos a Kohaku, que de inmediato la tomó en brazos. Ella se acurrucó contra su pecho y se durmió rápidamente.

Después de colocarla en su cesto y acariciar sus mejillas, volteó a ver a Senku, sin poder evitar reírse un poco al verlo intentando secarse la baba de su cabello y su ropa. Él notó su mirada y abandonó su tarea, mirándola seriamente.

-Una semana.- dijo de pronto.

-¿Eh?-

-Te propongo un trato.- se puso en pie y se acercó a ella. –No te divorcies de mí por una semana, pero yo me iré de aquí hoy de todos modos. Viviré en la choza científica como antes y vendré a visitar a la mocosa cuando se me apetezca. Actuaremos como divorciados sin estarlo realmente por una semana. Sí después de esa semana Tsukiku está perfectamente bien, tanto en salud como en su estado de ánimo, entonces pide el divorcio sin siquiera avisarme sí quieres.- tomó aire. –Pero sí pasa algo con ella. Entonces tendrás que aguantarme por otro par de años, leona, porque ella es mucho más importante que cualquier conflicto que podamos tener entre nosotros y lo sabes.- la miró mortalmente serio. -¿O acaso no piensas lo mismo que yo?-

Ella apretó los puños.

Quería abofetearlo de nuevo, incluso aunque la marca de su anterior bofetada todavía se veía morada y fea, pero la verdad es que no podía estar en desacuerdo con su punto. Lo que decía era razonable, como siempre. Esta vez realmente creyó que lo tenía, pero ese bastardo inteligente encontró la forma de darle vuelta a su juego y de nuevo tenía el control de la situación.

Porque Kohaku haría lo que sea por su hija, y lamentablemente esa pequeña chiquilla adorable amaba a su papá, y sí separarlos le hacía daño de alguna forma no podría perdonárselo. Pero…

-Nos queda poco tiempo con ella de todos modos.- murmuró, abrazándose a sí misma. -¿No sería mejor que empiece a… desapegarse? Y sí traigo a Ruri y sus guardias aquí ¿no sería mejor para que se acostumbre a ellos?-

-Tienes un buen argumento allí, pero aquí te tengo otro.- alzó un dedo. –Varios, en realidad. Primero, tiene tres meses recién cumplidos. Cuando nos vayamos tendrá aproximadamente seis meses, parece poco pero la diferencia es enorme. Segundo, sí vamos a instarla a que tenga más confianza con quienes la cuidaran y se desligue un poco de nosotros, debe ser poco a poco. Hacerlo de golpe la estresará e incluso puede que cause el efecto contrario al que queremos y sienta aversión por las personas que según su punto de vista la alejan de nosotros. Tercero, realmente no es mejor que se desapegue de ningún vinculo que esté comenzando a formar, incluso cuando nos vayamos en el barco tendremos el teléfono para al menos hablarle y ya será más grande, pero sí la hacemos pasar por algo como eso ahora podría generar un trauma que mantendrá por el resto de su vida respecto a las relaciones con la gente.-

Los hombros de Kohaku se desplomaron.

Mierda, parecía que esto del divorcio no era buena idea después de todo. Aunque no es como que quiera que ellos no vuelvan a verse ni nada, solo que Senku ya no viva allí y dejen de referirse a ellos como marido y mujer, pero ¿cómo reaccionaría Tsukiku a no tener a su padre por las noches? Lo que él proponía era un buen método para saberlo.

Quería seguir adelante con el divorcio, de hecho todavía estaba haciendo esfuerzos para no matarlo ahora mismo, pero es verdad que lo más importante era su hija así que realmente no tenía otra opción más que acceder a su propuesta llena de lógica al estilo Senku.

-Una semana.- asintió, suspirando. –Sí en una semana ella está bien, entonces anunciaré nuestro divorcio a todo el reino científico.- decidió. –Pero quiero que te largues ahora.- puede que haya accedido a su propuesta, pero aún no quería verle la cara.

Él hizo una mueca, desviando su mirada a su hija durmiendo pacíficamente en su cesto.

-Volveré del trabajo a la hora de siempre. Y recuerda que puedes llamarme sí me necesitas.- frotando su cuello con cansancio, volvió a encaminarse a la puerta, recogió todas sus cosas y se marchó sin mirar atrás, probablemente a la choza de Chrome.

Kohaku suspiró, sintiéndose más relajada ahora que él no estaba.

No fue una victoria, aún, pero al menos estaba en ese rumbo. Solo necesitaba que Tsukiku demuestre estar cómoda con este nuevo estilo de vida y podría deshacerse de Senku de una vez por todas, sin que el bastardo pueda hacer nada al respecto para impedírselo.

"¿Tan ofendida estás de que no quiera tener sexo contigo?"

Apretó los puños al recordar esas palabras, todavía sin poder creer el descaro de ese miserable. Debería haberle dado un rodillazo en la cara en vez de una simple bofetada, romperle la nariz y tirarle un par de dientes como se lo merecía. ¿Cómo se atrevía a tener las agallas de pedirle continuar con este matrimonio ficticio y después hablarle de ese modo, humillarla y faltarle el respeto así? Ya estaba harta de que la tratará como a una mujer sin honor, iba a hacer que se las pagará.

Solo una semana. Solo necesitaba una semana más y al fin podría obtener una victoria contra Senku, un modo de hacerle pagar todas las humillaciones. Por más pequeño que fuera este triunfo, todavía lo quería, quería hacerlo pagar de alguna manera.

Le demostraría que no podía lastimarla de las peores formas y salirse con la suya. Ella sería quien lo golpee donde le duele esta vez.

.

Chrome acababa de despertar y terminar de alistarse para ir a trabajar ese día cuando vio a Senku aproximarse a su choza a través de la puerta abierta.

Alzó una ceja al verlo cargando con tantas cosas.

-¿Qué haces aquí tan temprano y con tantas cosas?- curioso, bajó de su choza y caminó hacia él. -¿Y qué demonios te pasó en la cara?- preguntó con la boca abierta al acercarse más y ver el feo moretón morado, casi negro, en su mejilla. Agh, le dolía con solo verlo.

Normalmente se encontraban en la zona de construcción del barco y Senku llegaba o muy temprano o muy tarde dependiendo el humor de Tsukiku. Pero hace mucho que no lo veía venir directamente a verlo. Y que trajera tantas cosas y ese golpe en la cara parecía muy sospechoso, casi como sí…

-Ah, sí, sobre eso…- frotó su oído con indiferencia. –La leona me echó a patadas de la casa, así que volveré a quedarme contigo por el momento. ¿Te importa?- le arrojó una de sus bolsas. –Vamos, ayúdame a subir todo esto.- sin siquiera esperar respuesta, se subió a las escaleras cargando con solo un cuarto de todas sus cosas. -¿Vienes o qué?- insistió cuando no se movió.

Después de pestañar aturdido por otro minuto entero, Chrome palmeó sus mejillas y tomó el resto de las cosas de Senku, subiéndose a su choza sin quejas, ya que estaba bastante acostumbrado a entrar cargando con muchas cosas.

-¿Puedo preguntar qué pasó entre ustedes?- sin poder callar su curiosidad, entabló conversación apenas entrar mientras Senku acomodaba sus cosas. –Quiero decir, siempre dije que se me hacía extraño que duraran tanto tiempo viviendo juntos, con el carácter que tienen ambos, pero después de tres meses creí que ya todo estaba bien. Y los dos parecían bastante felices con Tsukiku así que…-

-¿De verdad quieres saber qué pasó entre nosotros, Chrome, en serio?- Senku rió entre dientes, mirándolo con una sonrisa maliciosa.

-Uh… bueno, tengo curiosidad, pero sí lo pones así creo que no.- cruzó los brazos. –Probablemente Kohaku se ofendió por algo y te golpeó y te echó, ella es así de impulsiva.- comentó sin poder evitarlo. Honestamente, no le sorprendería nada que todo esto sea por una tontería de esa gorila.

-Bueno, esos factores están en la ecuación, pero te falta un detalle.- le dio la espalda mientras acomodaba su futon junto al suyo. –La verdad sea dicha, es culpa mía.-

-¿Eh?- eso lo tomó desprevenido. -¿Tu culpa? ¿Por qué?-

-Porque no pude mantener las manos quietas y la boca cerrada, básicamente.- lo miró de reojo, con una sonrisa sarcástica. -¿Seguro que quieres saber más?- volvió a reír, con más malicia en su tono.

Chrome alzó una ceja. ¿Qué no pudo mantener las manos quietas y la boca cerrada? Bueno, por lo de no poder mantener la boca cerrada se le ocurría que él dijo algo que a Kohaku no le gustó. Y por no poder las manos quietas solo podía pensar en…

Oh.

-Sí, olvídalo. No quiero saber nada más.- riendo nerviosamente, se dedicó a ayudarlo a guardar sus cosas y luego ambos se dirigieron a la zona de construcción del barco después de tomar algunas frutas para el desayuno en el camino.

Todo el mundo miró raro a Senku en lo que caminaban hacia la zona de construcción y apenas llegaron donde los otros generales más Kaseki, Taiju y Yuzuriha los esperaban, las preguntas no tardaron en llegar, para desgracia del actual jefe de la aldea Ishigami.

-¡Senku-kun, tu rostro!- la única mujer presente lo miró boquiabierta. -¿Estás bien?-

-Auch, eso se ve doloroso.- Ryusui siseó, sujetando su propia mejilla como sí también sintiera el golpe.

-¡Senku! ¡¿Estás bien?!- Taiju lo miró alarmado, agitando los brazos de un lado a otro.

-Te ves horrible.- Gen lo miró entre preocupado y divertido. -¿Problemas en el paraíso? Porque eso parece obra de tu querida esposa.-

-¿Hiciste enojar a Kohaku-chan otra vez?- preguntó el viejo Kaseki, negando con la cabeza.

-Iré por un poco de ungüento.- Ukyo fue el único que se molestó en atender el feo moretón en la cara del jefe del reino científico.

Senku no se molestó en decir nada, solo se sentó calmadamente mientras ellos disparaban preguntas a diestra y siniestra hasta que Ukyo llegó y le dio a Yuzuriha los materiales para atender su herida. Solo cuando ella terminó de poner una pequeña venda en su rostro finalmente se dignó a hablar.

-Kohaku y yo vamos a divorciarnos.- fue todo lo que dijo, dejándolos a todos con las mandíbulas por el piso.

Chrome no podía creer lo que acababa de escuchar. ¡Eso no se lo había dicho!

-¡¿QUÉ?! ¡¿Tan grave fue lo que pasó entre ustedes?! ¡Creí que solo se molestó contigo porque la besaste sin su permiso o algo así!- bueno, probablemente más que besar, pero esas cosas no estaban bien decirlas en voz alta.

-¿Ehh? ¿Qué quieres decir, Chrome-chan?- Gen parecía muy interesado en el tema, y Ryusui detrás de él también.

-Senku dijo algo de que no pudo mantener las manos quietas y la boca cerrada, así que pensé que…-

-¡Senku-kun!- Yuzuriha se llevó las manos a la boca, viéndose horrorizada. -¿Qué le hiciste a Kohaku-chan?- de pronto se llevó las manos a las caderas, más furiosa de lo que Chrome la había visto nunca.

-No le hice nada.- gruñó entre dientes, apartando la mirada.

-Oh~ Ya veo~… Creo que no hacer nada fue el verdadero problema aquí ¿o me equivocó?- canturreó Gen con una mirada astuta en el rostro, provocando que Senku se estremeciera y chasqueara la lengua, todavía evitando mirar a nadie.

-¡Ah, ya entiendo!- Ryusui chasqueó los dedos, sonriendo ferozmente. -¡Senku, eres escoria! ¡Mira que humillar a una dama hermosa de esa manera! ¡En ese caso lo siento por la princesita, pero apoyaré este divorcio!- declaró como sí su opinión al respecto importará.

-¿De qué están hablando?- Taiju solo se rascó la cabeza, luciendo completamente perdido. Honestamente, Chrome tampoco entendía del todo.

-No creo que quieras saber.- Ukyo negó con la cabeza, con sus mejillas levemente ruborizadas.

-Senku-kun, sí no tuvieras el rostro casi desfigurado ya, también te abofetearía.- Yuzuriha lo miró profundamente disgustada. –Por ahora, iré a ver a Kohaku-chan.- con paso solemne, abandonó la sala de reuniones.

-Tsk, ni siquiera me dejó decir que el divorcio no es diez billones por ciento seguro.- en respuesta a todo eso, el científico principal solo rodó los ojos como sí nada, rascando su oreja.

-¿Qué quieres decir con qué no es seguro?- Gen lo miró con interés.

-Kohaku accedió a darme una semana de prueba antes de darme la patada definitiva. Sí la mocosa se acostumbra sin problemas a mi ausencia, entonces será libre de mandarme al diablo, sí no lo hace, entonces tendrá que soportarme. Iba a pedirle dos semanas, pero apenas estaba conteniéndose de matarme así que no quise tentar a mi suerte, que de todos modos ya sabemos que apesta.- encogió los hombros, tomando uno de los planos que había allí. -¿Podemos volver al trabajo o seguirán murmurando como señoras cincuentonas en un supermercado?- preguntó con sequedad.

-¿Qué es un supermercado?- preguntó Chrome.

Nadie le hizo caso.

-Espera, Senku, no entiendo nada.- Taiju sacudió la cabeza. -¿Por qué se divorciaran tú y tu esposa?-

-En palabras simples que hasta un cabeza hueca como tú entienda… Ella esperaba que nuestro matrimonio dejé de ser falso, le dije que no de forma un tanto hosca y luego jodí las cosas todavía más con otro comentario estúpido. Ahora me odia y quiere el divorcio ¿entiendes o quieres una obra de teatro representándote toda la maldita escena?- explicó visiblemente fastidiado.

Chrome solo se confundió más, y Taiju pareció completamente perdido.

-Espera. ¿Cómo que su matrimonio era falso?-

Ante esa pregunta, Senku estrelló la palma de su mano en su frente, gimiendo profundamente.

-Taiju-chan, por sí no lo sabías, Senku-chan y Kohaku-chan solo se casaron porque el padre de ella los obligó, y para poder cuidar mejor a la princesita del reino de la ciencia, claro. Pero ellos dos no se aman como marido y mujer, o eso es lo que quieren que todo el mundo piense, por lo menos.- Senku disparó una mala mirada al mentalista por ese último comentario, pero este lo ignoró por completo. –Pero parece que Kohaku-chan sí tiene bellos sentimientos por Senku-chan y él la rechazó cuando quiso demostrárselo, así que ahora ella va a terminar con el matrimonio.-

-Oh, eso es triste.- finalmente Taiju entendió lo que estaba pasado (Chrome también). –P-pero, Senku ¿por qué hiciste algo así? ¿Qué no quieres a tu esposa?-

-Querer es irrelevante, todo el mundo sabe que solo estoy con ella por la mocosa, no voy a fingir que quiero ser su esposo.- masculló secamente sin mirar a nadie, muy ocupado trazando algo en sus planos.

Todos se quedaron en silencio por un momento, sorprendidos por la crudeza de esas palabras. Honestamente, hasta Chrome quería golpearlo ahora. Kohaku era muy bruta, una gorila, aterradora y todo, pero era su amiga y la hermana de Ruri, y se sentía en la obligación de defender su honor. Sin embargo, antes de que pudiera comenzar a reclamarle por hablar así, Gen volvió a hablar.

-Y sí no quieres ser su esposo ¿por qué le insististe en que no se divorcie de ti?- preguntó con una mirada aparentemente inocente.

Senku abrió la boca para hablar al mismo tiempo que Gen sonrió complacido.

–Por la mocosa.- dijeron los dos al mismo tiempo. Senku lo miró sorprendido.

-Sí ya sabes la respuesta ¿por qué demonios preguntas, mentalista?- frunció el ceño profundamente, volviendo a darles la espalda.

-Porque se me hace un poco raro que hayas ido más por el lado de no querer el divorcio en lo absoluto, en vez de aceptar el divorcio y simplemente insistirle en que te permita seguir viviendo en la casa con ellas incluso divorciados~...- canturreó inocentemente. Senku se congeló de pies a cabeza y, aunque no podía ver su rostro, todavía fue claro que sus hombros se estremecieron. -¿O acaso no se te ocurrió esa posibilidad? Oh~ parece que Senku-chan no es tan inteligente después de todo ¿no lo crees, Ryusui-chan?-

-¡JAJA! ¡Eso parece!- chasqueó los dedos. –Porque de lo contrario, significaría que realmente no quiere el divorcio porque no quiere dejar de ser el marido de la hermosa Kohaku-chan.- sonrió pícaramente.

-¡Pero eso es imposible, Ryusui-chan!~ Porque Senku-chan aseguró que no la quiere como su esposa. Así que solo diremos que al tontuelo no se le ocurrió esa idea ¿eh?- guiñó un ojo en dirección al capitán, que se carcajeó mientras asentía una y otra vez.

Soltando una serie de maldiciones por lo bajo, Senku tomó sus planos y gruñó que trabajaría en su otro laboratorio por hoy y que sí lo necesitaban lo buscarán allí. Entonces rápidamente se marchó, dejando a Ryusui y Gen matándose de la risa, a Taiju y Chrome aún más confundidos que antes y a Kaseki y Ukyo negando con las cabezas ante la inmadurez de todos ellos.

.

-¡¿Qué él hizo qué?!-

-¡Shh! ¡Ruri-nee! Tsukiku sigue dormida.- Kohaku rápidamente le hizo señas a su hermana de que mantuviera la voz baja, meciendo a su hijita en sus brazos cuando la vio removerse inquieta antes de devolverla a su cesto.

-No pude creerlo cuando lo escuché, sí no tuviera un golpe tan feo en la cara me hubiera gustado golpearlo también.- Yuzuriha negó con la cabeza.

-Yo no puedo creer que le haya ido con el chisme a todos, ahora más que nunca quiero el maldito divorcio.- gruñó Kohaku mientras se sentaba en medio de las otras dos mujeres.

-En realidad fue culpa de Chrome-kun, pero él no hizo ningún esfuerzo por ocultarlo, sinceramente.- señaló la castaña con un suspiro.

-Por supuesto que no, como sí le importara.- bufó, apretando los puños.

-Ojalá papá no se enteré de esto porque antes de que puedas darle el divorcio te dejará viuda.- comentó Ruri con gotitas en su sien. –Oh, Kohaku, lo siento mucho. No creí que él fuera ese tipo de hombres.- la miró con pena mientras le palmeaba la espalda. –No apruebo exactamente la idea del divorcio con su bebita siendo aún tan pequeña, pero entiendo tus motivos. Tienes todo el derecho a negarte a seguir siendo su esposa.- dijo comprensivamente.

-Quiero mucho a Senku-kun, pero se merece esto.- dijo Yuzuriha, negando con la cabeza. –Esa no es forma de tratar a tu esposa. El respeto es la base de toda relación sana, incluso antes que la confianza. Primero se respeta luego se confía. ¿Cómo puedes estar con alguien que no te respeta? El respeto se le debe a todo ser humano.- cruzó los brazos.

-Me alegra que estén de acuerdo, creí que iban a sermonearme.- suspiró aliviada.

-Te ayudaré en todo lo que necesites con tu bebé.- aseguró su hermana con una sonrisa suave.

-Yo también, ya terminé con la mayoría de los repuestos de las velas, así que debería tener más tiempo libre de ahora en adelante. Aunque todavía tengo mucho trabajo en la tienda… pero me las arreglaré.- Yuzuriha sonrió dulcemente, aunque nerviosa.

-Gracias, de verdad lo apreció.- les sonrió verdaderamente agradecida.

Siguieron conversando hasta que Tsukiku se despertó y la atención se volcó a ella. Ruri y Yuzuriha amaban mimar a su sobrinita, y ella también las amaba, así que la entretuvieron muy bien hasta que Senku llegó a la casa con los hombros hundidos y arrastrando los pies.

Las tres lo miraron con el ceño fruncido, pero Tsukiku sonrió y chilló alegremente, extendiéndole los brazos. Él de inmediato sonrió y se acercó para cargarla en sus brazos, apenas dirigiéndoles la mirada a ellas.

Kohaku bufó al verlo acaparar por completo la atención de su bebé. Es verdad que ellos se adoraban, pero aun así iba a seguir adelante con ese divorcio, sin duda alguna.

-¿Cómo estás, mini-leona? ¿Lista para tu chequeo semanal? Y nada de llorar esta vez, ya estás bastante grandecita para chillar por algo tan importante.- él habló con ella mientras se la llevaba a la habitación de arriba donde tenía su aparato extraño para pesarla y otras cosas que necesitaba

-No será muy buen marido, pero nadie puede negar que es buen padre.- murmuró Yuzuriha, mirando a Senku con ojos más suaves mientras subía por las escaleras.

-Y es por eso que le estoy dando esta semana.- masculló Kohaku con los brazos cruzados. –Cuando nada pasé, anunciaré el divorcio y él ya no vivirá aquí ni nadie podrá llamarlo mi esposo. Pero podrá seguir viendo a Tsukiku las veces que quiera, claro. No pienso meterme entre ellos, nunca haría nada para perjudicar a mi bebé.- tampoco es que quiera cortar lazos permanentemente con él, después de todo todavía era el jefe de la aldea y debía ayudarlo a salvar a la humanidad, pero hasta ahí. No volvería a creer que podría haber algo más entre ellos. No volvería a tomarla por tonta y dejarla en ridículo.

-Te apoyaremos en lo que necesites.- dijeron ellas, tomando sus manos.

Kohaku sonrió una vez más, conmovida, y les dio un rápido abrazo antes de decirles que quería ir a ver a su bebé durante el chequeo ya que solía lloriquear en esos momentos. Ellas comprendieron y se despidieron, asegurándole que podía llamarlas sí las necesitaba.

Tomando una profunda respiración, Kohaku llegó a donde Senku estaba terminando de secar a su hija después de bañarla.

-Oh, mira, aquí llegó mamá. Parece que perdí la apuesta.- apenas notarla, Senku se inclinó más hacia su bebé, riendo por lo bajo.

-¿De qué hablas?- preguntó secamente, sin muchas ganas de hablar con él.

-Le dije que probablemente no vendrías esta vez y me frunció el ceño, así que hicimos una apuesta. Sí no venías yo ganaba y ella dejaría de intentar comerme el cabello. Pero viniste, yo perdí y ella ganó, así que le construiré otro juguete.- rió entre dientes.

Muy en contra de su voluntad, Kohaku se encontró riendo ante tal tontería. Solo Tsukiku podía hacer a Senku actuar de este modo tan… ilógico, según él mismo.

-Será mejor que sea bueno, o moleré tu cabello y se lo serviré en uno de sus biberones.- aún riendo, se acercó a su hija, que la miró con los ojos muy abiertos. –Menos mal que sí vine, o tendrías que abandonar tu platillo favorito. Y no podíamos dejar que eso pase ¿o sí? Nunca te dejaría sin el cabello de papá para babearlo todo lo que quieras.- le acarició la mejilla con ambas manos, haciendo muecas ridículas y exageradas para hacerla sonreír.

-No la alientes, luego irá tras tu cabello.- Senku se rió a su costa al verla fruncirle el ceño, pero entonces ella sonrió altanera.

-Solo luego de que terminé con el tuyo.- también se carcajeó al imaginárselo calvo y babeado por su bebé.

Entonces, de repente, escuchó una pequeña carcajada.

Los dos se congelaron y miraron a su hija, que les estiró los brazos, soltando otra carcajada.

Ella… ¿acababa de reírse? ¡¿Acababa de reír por primera vez?!

Los dos sonrieron como completos idiotas, enormemente y con los ojos brillantes, y ambos se lanzaron a tomarla en brazos, pero Kohaku ganó y Senku simplemente se inclinó más cerca de Tsukiku, ambos felicitándola y celebrando su logro como si fuera la hazaña más grande en los últimos cinco milenios ¡pero es que lo era!

¡Kohaku no podía creerlo! ¡Su bebé acababa de reírse por primera vez!

Si sus sonrisas le derretían el corazón, su risa también le derretía el alma, la mente, el cuerpo y todo, era un charco de felicidad y sobrecarga de ternura ahora mismo, pero todavía quería mimarla aún más así que se abstuvo de colapsar en el piso por esta vez.

-¡Tres meses recién cumplidos y ya te estás burlando de nosotros! ¡Veo un futuro prometedor aquí!- Senku no parecía menos encantado que ella, aunque él tenía su propio modo de demostrarlo, mientras que Kohaku no podía dejar de decirle a su pequeña que la amaba mientras besaba su carita una y otra vez. -¡Espera hasta que entiendas los chistes de tu madre! ¡No podrás respirar de la risa por lo terribles que son!-

-No lo escuches, bebé, más risa da tu padre intentando levantar una olla de agua.- le sacó la lengua. Tsukiku la vio y sacó la lengua también. -¡AWW! ¡Te amo, te amo, te amo!- volvió a besarla una y otra vez, poniendo mucha fuerza de voluntad en no abrazarla más porque sí no podría lastimarla, aunque realmente quería darle un abrazo enorme y no dejarla ir nunca.

-Mira, de nuevo estás probando las bajas probabilidades que tiene de adquirir un amplio léxico bajo tu cuidado.- se burló, riéndose entre dientes una vez más.

Antes de que Kohaku pudiera siquiera sentirse molesta, Tsukiku volvió a reír y ambos olvidaron todo lo demás, concentrándose en mimarla y ver sí podían hacerla reír de nuevo.

Al final ella bostezó, ya cansada de los juegos y tanta risa, y Senku insistió en ser quién la haga dormir. Una vez se durmió, la colocó en su cesto y ambos la miraron con ojos suaves, todavía sonriendo a pesar de que probablemente a él debía dolerle el rostro por tantas sonrisas y risas tanto como a ella.

-No me importa lo que digas sobre el lex-no-sé-qué, nunca voy a dejar de decirle lo mucho que la amó.- murmuró Kohaku casi en trance mirando a su pequeña dormir pacíficamente, sin poder terminar de creer que fuera tan hermosa como lo era.

-Bueno, realmente no puedo culparte por eso. Esta mocosa es una manipuladora por excelencia.- rió entre dientes, rascando su oreja. –Por cierto, parece estar completamente sana. Pesa cinco kilos con seiscientos gramos y mide 57 centímetros, algo relativamente normal para su edad. Está perfectamente sana.- le informó como siempre de los resultados del chequeo semanal.

-Me alegra escucharlo.- sonrió felizmente, pero luego se puso seria. –Bueno… supongo que ya te irás ¿verdad?- él se congeló ante eso.

-Ah… sí, ya me voy.- llevó sus manos a su cintura. –Me quedaré con Chrome, así que cualquier cosa supongo que te escucharé sí gritas lo suficientemente fuerte.- suspiró, mirando al cesto de su hija. –Cuídala…- murmuró como toda despedida, antes de marcharse.

Kohaku suspiró al verlo cruzar la puerta.

Fue un bonito día. Tuvieron hermosos momentos con su bebé, pero eso no bastaba para eliminar su rencor hacia él. Todavía quería ese divorcio, y no podía esperar a que pasara la semana para obtenerlo de una vez.

Cargó con su cesto a su habitación y lo colocó en el suelo cerca de su cama, para luego cambiarse a algo más cómodo para dormir y recostarse en su cama.

Sus ojos se fijaron en la cama junto a la suya, aquella cama vacía, y un profundo anhelo se instaló en su pecho, pero de inmediato sacudió la cabeza y cerró los ojos, gritándose mentalmente que dejara de pensar en ese bastardo y se durmiera de una vez. El método no fue muy efectivo que se diga, pero luego de casi una hora el cansancio hizo mella en ella y finalmente se durmió.

Despertó solo pocas horas después, cuando el sol ni siquiera había salido aún, por los agudos chillidos de su hija. Ella sonaba más molesta de lo normal, por lo que en vez de tener hambre seguramente necesitaba un cambio de pañal.

Frotó sus ojos para quitarse un poco el cansancio y de inmediato la tomó en brazos, sorprendiéndose cuando no olió nada desagradable. Revisó su pañal, encontrándolo completamente limpio.

Alzó una ceja, pero entonces la vio mirar frenéticamente alrededor de la habitación y sintió una punzada en el pecho al darse cuenta de que probablemente estaba buscando a Senku.

-¿Extrañas a papá, eh?- suspiró, sonriendo amargamente. –Vamos, él vendrá mañana a visitarte. Solo… solo debes acostumbrarte a no tenerlo aquí en las noches.- se sentó en la cama, meciéndola suavemente. –Probablemente estaríamos peleando todo el tiempo de todas formas, así que es mejor así ¿no crees?- ella siguió llorando, todavía mirando frenéticamente en la escasa iluminación de la habitación proporcionada por la luna llena. –Vamos, bebé, por favor no llores. Solo dame otro par de días y verás que no es tan malo, pero… pero sí de verdad no te acostumbras, entonces supongo que lo dejaré regresar.- suspiró profundamente otra vez. -¿Podrías darme un poco de tiempo?- le sonrió, acercándola más a su pecho.

Al escucharla dejar de llorar finalmente, cerró los ojos, aliviada, y bajó un poco la cabeza para darle un pequeño beso en la frente.

Y entonces lo sintió.

Ardiendo… Ella estaba ardiendo en fiebre.

Sus ojos se abrieron de golpe y jadeó horrorizada, notando que no dejó de llorar por calmarse, sino que se veía agotada, y hasta parecía respirar con dificultad. Y ahora que estaba más despierta, notó perfectamente que su rostro estaba demasiado rojo y sus ojos estaban llorosos.

-Ah…- Tsukiku pareció atragantarse por un momento, antes de comenzar a toser abruptamente.

El corazón de Kohaku se llenó de terror como nunca antes en su vida.

Ni siquiera lo pensó dos veces, la abrazó contra su pecho y corrió hacia la ventana, rompiendo el marco al abrirla con demasiada fuerza, pero ni siquiera lo notó y rápidamente asomó la cabeza fuera, gritando lo más fuerte que podía.

-¡SENKU! ¡SENKU!- gritó su nombre una y otra vez, antes de detenerse al escuchar los chillidos asustados de su hija. –Lo siento, lo siento.- con lágrimas corriéndole por el rostro, depositó un beso en su rostro, sollozando al sentirla aún más caliente que antes.

Su corazón le latía tan fuerte en los oídos que apenas podía pensar correctamente.

La fiebre podía matar, igual que los ataques de tos, lo había visto en otras personas, muchas veces temió que perdería a Ruri así, y ahora su bebé…

Y Senku no estaba aquí.

Mordió su labio con tanta fuerza que lo rompió, probando el sabor de su sangre en su lengua al abrir una pequeña herida. Se obligó a si misma a calmarse y corrió a buscar una manta con la que rápidamente envolvió a su hija para después salir de la habitación.

Cuando estaba a punto de abrir la puerta, esta se abrió de golpe, revelando a Senku y Chrome jadeando pesadamente en la entrada.

-Kohaku ¿qué demonios…?...-

-¡Tiene fiebre, Senku! ¡Está enferma!- no perdió el tiempo en sorprenderse y rápidamente se la acercó para que la viera. –Y estaba llorando mucho y de repente empezó a toser y la fiebre subió y…- calló cuando su hija empezó a toser de inmediato, pero de repente comenzó a vomitar también, horrorizándola por completo.

-¡Rápido, dámela, dámela!- rápidamente se la quitó de los brazos y la sostuvo en una posición más vertical, sosteniendo cuidadosamente su cabecita y sin mostrarse disgustado en lo más mínimo cuando gran parte del vomito cayó sobre él en su cintura y piernas. –Esto sin duda es una infección. Su primera enfermedad y sin que tuviera la oportunidad de recibir las vacunas que necesita, por supuesto que su sistema inmunológico reaccionaría de forma exageradamente violenta, con mi suerte de mierda.- rió entre dientes, aunque fue una risa más nerviosa y angustiada. El sudor comenzó a recorrer su frente y la preocupación en sus ojos era tan obvia que Kohaku solo se aterró más. –Incluso aunque la cuidamos mucho, era inevitable que pasará tarde o temprano.- apretó los labios, abrazándola contra su pecho cuando la tos regresó. –Tiene fiebre, tos, vómitos, letargo, dificultad para respirar… Mierda, esperó que esto no sea influenza o neu…- se calló de golpe, mirando a Kohaku que parecía lista para tener un ataque de nervios, pánico y cardiaco al mismo tiempo en cualquier momento. –Ella estará bien, debe ser un resfriado común, probablemente, esperó.- tragó saliva, volteando sobre su hombro para ver a Chrome. –Qué bueno que me seguiste, necesitaré la ayuda de ambos para aliviar sus síntomas, bajar su fiebre y mantenerla calmada en lo que descubro qué demonios tiene.-

-Ayudaré en lo que pueda.- el otro científico asintió decidido.

Secando sus lágrimas, Kohaku rápidamente los siguió hacia arriba, dispuesta a ayudar en lo que necesiten y más confiada de que su bebita estaría bien ahora que su padre estaba aquí para protegerla con su conocimiento científico.

Iba a estar bien, claro que sí, porque iban a dar todo por ella sin importar nada más.

Continuara...

Holaaaa! :D

De verdad muchisimas gracias por sus reviews! TTwTT

Lamento dejarlo ahí pero si seguía me iba a quedar demasiado largo xP

Y no me maten por enfermar a la bebita, yo también sigo enferma :'v De hecho iba a subir esto ayer pero me volvió a dar fiebre bien feo x'D Eso me pasa por no hacerle caso al médico y no tomar mis medicinas TTnTT

Tomen sus medicinas, mi gente, o Senku los regañara ;D

Por cierto, pasense a ver mi fic llamado "Senku Side Story" por si les interesa ver el punto de vista de Senku desde el principio del fic owo Lo actualizare hoy más tarde o mañana de seguro nwn

No sé cuándo vuelva a actualizar, ando ocupada y tengo q cuidar mejor mi salud también o me van a regañar otra vez XP

Gracias por todo su apoyo y no olviden q los amo con todo el kokoro! :'D

COMENTEN! *o*

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!