Baby Stone.
Capítulo dieciocho: Palabras en el mundo de piedra.
-Pa, pa, pa, pa, pa.- Senku y Kohaku observaron sonrientes a su hija hablar mientras los miraba con la misma sonrisa llena de alegría. –Pa, pa, pa, pa, pa, pa, pa, pa…-
-Se dice "papá" no "pa, pa, pa, pa", mocosa.- Senku rió entre dientes, bajando una mano para tomar la manito que su hija estaba agitando frente a su carita. –Ibas tan bien y ahora sufres este tropiezo. Vamos, ya lo habías dicho antes. Papá. No pa, pa, pa, pa.-
Kohaku no pudo evitar contener una risa. Desde ayer que su hija solo decía la silaba "pa" repetidas veces, sin llegar a decir la palabra completa, y eso parecía frustrar y divertir bastante a Senku, y no dejaba de intentar hacerla hablar correctamente.
-¿Te quejas de eso? Al menos contigo lo intenta, pero conmigo solo dijo mamá una vez y luego nada.- gimió con cascaditas en los ojos.
-Pa, pa, pa, pa…-
-Sigues haciéndolo mal, mini-leona. Vamos, ¿qué tal si dices mamá entonces? ¿Puedes decir eso? Mamá.-
-Pa, pa, pa, pa, pa, pa.- dijo con más ganas.
-Lástima por ti, leona, parece que yo soy el favorito.- sonrió arrogantemente mientras tomaba a su bebita en brazos.
Tsukiku lo miró sonriente por un momento, antes de extenderle los brazos a su madre, que gustosamente la cargó y bajó su vestido para amamantarla ante la mirada traicionada que el científico le estaba disparando a su hija ignorándolo para alimentarse ansiosa.
-¡Ja! Lo siento mucho por ti, Senku, pero aparte de ser su mamá soy su fuente de comida.- rió con el ego por los cielos, aunque obviamente los dos solo estaban bromeando y lo sabían.
Ahh… había extrañado mucho poder bromear de este modo con Senku.
-Mientras la mantengas lejos de mi cabello, me abstendré de quejas.- murmuró riendo entre dientes mientras se sentaba en la mecedora junto a la cuna.
Kohaku estaba a punto de hablar, pero entonces oyó pisadas en el pasillo seguido de un toque en la puerta, antes de que su padre y su hermana se asomaran con sonrisas alegres en los rostros.
-Venimos por Tsukiku. ¿Es un buen momento?-
-Tendrán que esperar a que terminé de comer, entonces los acompañaremos a su choza.- murmuró Senku rascando su oreja ahora con un rostro perfectamente despreocupado.
La joven madre suspiró un poco mientras veía a su hija alimentarse, preguntándose sí podría hacer esto.
Como no faltaba mucho para su partida, Senku quería que Tsukiku comience a acostumbrarse a estar más tiempo con Ruri, y decidieron que la mejor forma de hacerlo era que empezará a pasar algunas noches allá.
Sí lloraba demasiado verían cómo hacer que se acostumbre con otros métodos, pero por ahora probarían que Ruri simplemente se la lleve allá a pasar la noche y a ver cómo reaccionaba. Y estarían listos y atentos para correr allí de ser necesario.
Primer reto: ver sí les permitía marcharse después de llegar allá.
Todo estuvo bien mientras se dirigían allá, estuvo tranquila sin gimotear por nada que no sea irse a los brazos de su padre, luego a los de su madre otra vez, luego a los de Ruri, su abuelo, su padre otra vez y su madre una vez más hasta que acabó medio dormida para cuando llegaron al hogar de la sacerdotisa.
Kohaku la meció hasta que se durmió del todo y estuvieron allí una buena media hora pero ella siguió durmiendo pacíficamente.
Dejaron a Ruri con un biberón, el teléfono y muchas instrucciones de qué hacer antes de finalmente volver a su casa a paso lento.
Casi esperaban que Tsukiku chillara de repente, llamándolos y les impidiera irse, o que pataleara para que la llevaran a casa con ellos. La verdad es que odiaban tener que pasar esta noche lejos de ella, pero era mejor que empezará a acostumbrarse a estar más con Ruri para que sea más llevadera la separación una vez partieran en el barco. Pero eso no significaba que no les dolía separarse de ella.
Dolía mucho. Tanto que caminaron cabizbajos todo el camino de regreso a la casa. Tanto que se quedaron como idiotas mirando fijamente a su cuna y a su cesto por quince minutos. Y tanto que no se dieron cuenta de que estarían completamente solos esa noche hasta que levantaron la mirada y sus ojos se encontraron.
Ella se estremeció, pero él simplemente frunció el ceño y le dio la espalda rápidamente.
-¿B-buenas noches?- un poco nerviosa, se acercó a la puerta de su habitación, lista para escapar encerrándose en cualquier momento.
-Dejé el teléfono en tu habitación, ya que te despiertas más fácilmente. Sí Ruri tiene problemas con nuestra mocosa te llamará, estate atenta.- mandó sin voltear a verla.
-Claro, lo sé muy bien.- carraspeó, intentando no mirarlo más de lo necesario.
-Bien entonces… buenas noches.- finalmente cruzó el pasillo para ir a su propia habitación.
Una vez la puerta se cerró detrás de él, Kohaku pudo respirar tranquila, llevándose una mano al pecho para sentir su corazón latiendo desenfrenado bajo la palma de su mano.
¿Por qué estaba tan nerviosa? Bueno, sabía exactamente por qué, la verdad es que temía romper el trato en cualquier momento. Y eso era tan absurdamente estúpido. ¡El trato fue su idea! Romperlo ella misma sería de lo más estúpido que podría hacer. Además ni siquiera tenía tiempo para preocuparse por esas cosas, no con su hijita hermosa pasando su primera de muchas noches con su tía Ruri para comenzar a acostumbrarse a la ausencia de sus padres. La preocupaba muchísimo que se despertara en medio de la noche y no la tuviera allí para calmarla. También necesitaría a su padre ¿le bastaría con su abuelo? Aunque Jasper también estaba cerca, pero…
Se fue a dormir inquieta, pensando en su bebita a decenas de metros de distancia de ella. Era casi insoportable resistir la tentación de correr hacia allá simplemente para asegurarse de que estuviera bien. Confiaba en su hermana, por supuesto que si, pero aun así…
Más que muy inquieta, no resistió seguir en la cama y salió de su habitación para buscar un poco de agua y así calmarse un poco, sorprendiéndose cuando halló a Senku sentado en medio de la cocina con escribiendo algo en una de esas libretas.
-¿Senku? ¿Todo está bien?- lo miró sorprendida.
Él se tensó al escucharla, cerrando la libreta de golpe, pero rápidamente asintió.
-Claro, todo bien. Solo… bebía agua.- jaló una jarra y un vaso que habían estado en la mesa y se sirvió. -¿Tú qué haces aquí? ¿Ruri no llamó tan pronto, verdad?- pareció ansioso por un segundo.
-No, solo… quería agua.- tomó un vaso de una repisa y se sirvió agua de la misma jarra.
-Ya es medianoche, sabes.- mencionó él de pronto. –Ya es primero de agosto. Nuestra mocosa ya tiene cuatro meses.- sonrió nostálgico mientras mecía suavemente su vaso, viendo el agua removiéndose en su interior.
-¡Oh, es cierto!- siempre se perdía con las fechas, ya que nunca antes necesitó saberlas y Ruri le recordaba cosas como los cumpleaños y todo eso. –Aww, mi bebé…- sonrió al pensar en ella. –Ha crecido tanto…- se abrazó a sí misma, resistiendo el impulso de correr a casa de su hermana para tenerla en sus brazos otra vez. –Pareciera que el tiempo pasó más rápido de lo normal.-
-Eso no tiene sentido, pero entiendo tu punto.- rió suavemente. –Van a hacerle otra fiesta, aunque esta es más para los trabajadores que tanto se esforzaron en la obra mientras estaba ocupado cuidando de ella. Se lo merecen, así que se los permití.- le dijo.
-No tengo quejas.- sonrió, muy agradecida con todos por esforzarse tanto. -¿Cuándo será la fiesta?-
-En dos o tres días, depende cuándo tengan listo los barriles de sake para ese montón de borrachos.- sorbió su agua tranquilamente.
-Ya veo.- rodó los ojos, pero luego una duda la invadió. –Oye, Senku, solo por curiosidad ¿aún no puedo beber alcohol, verdad?-
-No mientras estés amamantando. Bueno, podrías beber un poco y no amamantar a la niña por ese día, pero eso ya es tu decisión.- bebió otro trago de agua y dejó escapar un gran suspiro, tensándola en su sitio.
-Preferiría que no.- tampoco era una gran fanática del alcohol de todos modos. –Bueno, yo… ya debería volver a la cama.- dejó el vaso en la mesa.
Senku le echó una breve mirada al vaso, antes de volver a verla con escepticismo.
-No has bebido nada.- señaló secamente.
-Ah, sí.- rápidamente volvió a tomar el vaso y bebió toda el agua de golpe. –Buenas noches.- prácticamente escapó de allí a toda velocidad sin esperar respuesta.
Cerró la puerta de su habitación con un suspiro, dejándose caer en la cama con el rostro hundido en su esponjosa almohada.
Esto era ridículo. Ella era ridícula. Debería estar preocupada por su bebé pasando la noche lejos de ella, por más que sabía que estaba completamente segura, pero cualquier cosa era mejor que sentir estos extraños impulsos cada vez que estaba cerca de Senku.
Suspiró y lucho por dormirse, aunque manteniendo el teléfono cerca de ella en caso de que Ruri llamará. Detectaría el sonido incluso sí el teléfono estuviera en otra habitación con sus agudos sentidos, pero se sentía más confiada teniéndolo lo más cerca posible.
Cayó dormida en un sueño inquieto, despertando solo cuando oyó un golpe en su puerta.
-¿No hubo llamadas de parte de Ruri?- llegó la voz de Senku desde el pasillo.
-¡No, ninguna!- miró el teléfono con una mueca.
Casi deseaba que ella llamará en medio de la noche con la noticia de que su hijita los necesitaba, pero era mejor que estuviera cómoda con su tía, así tendrían más tranquilidad cuando estuvieran viajando al otro lado del mundo.
-Preparé el desayuno, baja rápido y come así podremos ir por ella.- le dijo él antes de que escuchara sus pasos alejándose.
Miró curiosa por la ventana, dándose cuenta de que el sol apenas había salido hace unos minutos.
Últimamente su hija dormía más o menos hasta esta hora antes de levantarse con hambre. Ruri tenía preparado un biberón para darle, pero igual podría no quererlo ya que muchas veces prefería beber directamente de su pecho, así que lo mejor sería enlistarse rápido y dirigirse allí para asegurarse que todo esté realmente bien con su bebé.
Bajó cuando Senku ya estaba a punto de terminar su desayuno, pero aun así comió tan rápido que vaciaron sus platos casi al mismo tiempo. Y justo en medio de llevar los platos al fregadero se tensó de pies a cabeza, llamando la atención del científico, que le preguntó sí le pasaba algo.
-Ya despertó, y tiene hambre. ¡Y no quiere el biberón, me quiere a mí!- podía sentirlo, y solo el sentimiento le bastó para correr fuera de la casa a su máxima velocidad dejando atrás a Senku todavía congelado en su lugar mirándola con incredulidad para llegar a la aldea donde ya se escuchaban los chillidos de su bebita por todas partes.
Entró a la choza de su hermana donde esta estaba medio dormida meciendo a su sobrina que no dejaba de llorar agitando sus bracitos de un lado a otro y rechazando el biberón que intentaba darle. Entonces, de repente ambas la vieron en la entrada.
-¡Mamá!- le extendió los brazos, chillando desesperada.
Conmovida hasta el hueso y con lagrimitas de alegría en los ojos, Kohaku no perdió tiempo y rápidamente la tomó en brazos, besando su frente antes de bajar su vestido y sonreír mientras bebía ansiosamente de su pecho.
Ruri suspiró aliviada, llevándose una mano al pecho.
-Menos mal que viniste tan temprano. Temó que me puse muy nerviosa cuando se despertó llorando, verla llorar así realmente te estruja el corazón.- rió nerviosamente. –Lo siento, pude haber actuado mejor.- bajó la cabeza.
-No digas eso, Ruri-nee, agradezco mucho lo que haces por nosotros. Solo necesitan más tiempo para acostumbrarse la una a la otra, supongo.- le sonrió agradecida, mucho más tranquila ahora que tenía a su hijita en sus brazos.
-¿Dónde está Senku-san, por cierto?-
-Seguro no tarda mucho en llegar. Sentí que mi Tsukiku me necesitaba y vine corriendo así que lo dejé muy atrás.- fue su turno de reírse nerviosamente.
-¿Lo sentiste?- sonrió, sorprendida aunque más como viéndose impresionada. –Oh, es igual que mamá con nosotras. Aunque no sé sí lo recuerdes, eras muy pequeña y mi memoria es un poco mejor que la tuya.-
-No lo recuerdo, pero papá me ha hablado de eso.- sonrió al pensar en su madre.
Siempre fue más cercana con Ruri, debido a que también era enfermiza y ambas se quedaban en casa mientras que Kohaku no podía contenerse de correr al bosque a la mínima oportunidad desde muy pequeña, pero sabía que la amaba tanto como a su hermana y le dolió muchísimo su muerte, lo que solo hacía peor la idea de perder a Ruri también. Era una suerte que Senku haya aparecido.
Miró a su hija con cariño, acariciando su mejilla suavemente, cuidando no molestarla mientras se alimentaba.
Debía volver sí o sí de ese viaje para averiguar el secreto tras la petrificación, y debía volver con Senku también. Nunca se permitiría dejarla sin alguno de sus padres, ella los necesitaba a ambos.
Hablando de Senku, él llegó jadeando pesadamente, mirándola con incredulidad antes de que ver a su hija suavizará considerablemente su mirada.
-¿Está bien, verdad?- preguntó todavía sin recuperar el aliento.
-Claro, solo quería a su madre.- aseguró Ruri con una sonrisa un tanto culpable. –Lo siento, no actúe cómo debería. Estaba medio dormida y no supe reaccionar rápido, la dejé llorar de más y luego ya no quiso saber nada de mí.- suspiró, decepcionada de sí misma.
-Vamos, Ruri-nee, no digas eso.- Kohaku la miró con desaprobación por que siguiera sintiéndose culpable por eso.
-Evidentemente no todo iba a salir de maravilla la primera noche. De hecho me sorprende que solo te diera problemas al amanecer.- finalmente recuperando un poco la voz después de sentarse un tiempo, Senku habló por fin. –Esto te servirá de experiencia para actuar mejor la próxima vez.- Kohaku lo miró con desaprobación porque ni siquiera se haya molestado en decirle a Ruri que no había hecho un mal trabajo, pero él hizo caso omiso. –La llevaremos a nuestra casa ahora. Ten un buen día.- sin más comenzó a irse por donde vino apenas unos pocos minutos de haber llegado.
Suspirando profundamente, Kohaku se despidió de su querida hermana, agradeciéndole nuevamente, antes de seguir a Senku cubriendo a su hija del sol y a su pecho expuesto de las miradas indiscretas con una manta.
Aunque no tuvo por qué, a los pocos minutos dejó su pecho para intentar mirar alrededor con curiosidad, a lo que Kohaku acomodó su ropa y luego intentó ponerla en una posición adecuada para sostenerla bien, que el sol no le diera y que pudiera mirar, aprovechando que el capitán exagerado-sobreprotector estaba distraído liderando el camino varios pasos por delante de las dos.
Casi como sí leyera sus pensamientos, Senku volteó de pronto y al notarlas frunció el ceño profundamente.
-Oh, vamos, Senku, hace poco que amaneció, tampoco puede ser una ermitaña que nunca se exponga a la luz solar.- dijo antes de que él tuviera la oportunidad de reclamar nada.
-Aun así ten cuidado, es verano y quiero estar seguro.- a pesar de su voz calmada, sus ojos seguían mirándola con desaprobación, haciéndola rodar los ojos.
-Bien, bien, como sea.- accedió para dejar el tema de lado. –Por cierto, cuando llegué a la choza de mi hermana me gritó mamá. ¡Me llamó mamá otra vez!- no pudo evitar presumir un poco, desbordada de felicidad.
-Bueno, si contamos sus monosílabos, me llamó papá doscientas veintiséis veces.- murmuró cruzándose de brazos.
-¿Las contaste… en serio?...- ¿contó todo ese balbuceó de su bebita en los últimos tres días?
-Me es inevitable contar, es un hábito arraigado. La mayoría de las veces lo hago inconscientemente. ¿Sabías que nuestra mocosa ya ha vivido más de diez millones de segundos?- volteó a ver a su hija con una sonrisa orgullosa, mientras que ella estaba muy ocupada mirando a las aves volando y silbando por aquí y por allá.
-¿D-de verdad? Wow, nunca lo habría imaginado.- gotitas corrieron por su sien de solo pensar en Senku contando todo eso, aunque sabía que había contado más de lo que nunca podría siquiera soñar con imaginar durante sus tres mil setecientos años petrificado.
Llegaron a su casa y de inmediato él se la quitó de los brazos, sonriendo enormemente.
-¡¿Creías que lo olvidé, mocosa?! ¡Es primero de agosto! ¡Cumpliste exitosamente tu cuarto mes de vida! ¿Puedes creerlo? Ya hasta hablas y todo, en unos meses quizá hasta aprendas a caminar y ya no nos necesitarás para ni una mierda. Oh, creo que voy a llorar. Me siento viejo.- Kohaku rió entre dientes mientras su hija se carcajeaba ante los gestos exagerados que hacía su padre al hablarle de tonterías sin sentido. –Y escuche que estuviste llamando a tu madre. ¿No te apetece repetir tu primera palabra? ¿Y cuál fue tu primera palabra? "Papá", por supuesto. Vamos, seguramente puedes decirlo de nuevo. "Papá". ¿Puedes o es demasiado para ti? ¿La edad ya te volvió engreída y quieres que te ruegue?- ante eso, Kohaku se sorprendió cuando su hija dejó las risas y frunció el ceño, casi como si entendiera que estaba siendo desafiada. Torció la boca varias veces, pero solo alcanzó a decir "pa". –Oh, vamos. ¿Eso es todo? Estoy decepcionado. ¿La pequeña leona no puede decir papá? Papá. Dos silabas, cuatro letras, palabra oxítona, silaba tónica "pá", sinónimo de padre, progenitor, procreador, ¿te suena? Papá. Papá.- repitió insistentemente.
-Pa… Pa…-
-Eso no cuenta.- le dio un toquecito en la frente con el dedo índice.
-Pa… papá…- finalmente pronunció, haciendo a Senku sonreír complacido. –Pa, pa, pa, pa, pa.- ella también sonrió, volviendo a balbucear esa sola silaba.
Senku rió entre dientes, negando con la cabeza. –Ok, me conformó con eso. ¿Qué te parece un baño y unos masajes ahora? A ver sí te duermes y me dejas ir a trabajar. ¿Te apetece?-
-Pa, pa, pa, pa, pa, pa, pa, pa…-
-Tomaré eso como un sí. ¿Me das una mano con esto, leona?-
-Claro, claro.- no podía dejar de sonreír mientras los seguía escaleras arriba, presintiendo que este sería otro de esos días donde acabaría con el rostro adolorido de tanto sonreír por la ternura de su hermosa hijita.
Y claro, era bueno tener a Senku de buen humor a su lado. Todo se sentía mucho más feliz cuando él le devolvía la sonrisa.
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Pasado el mediodía y sabiendo que este era el día en el que Tsukiku-chan cumplía cuatro meses de edad y mañana sería la fiesta, Yuzuriha marchó felizmente a la casa de la familia Ishigami para entregarles sus atuendos que había preparado especialmente para ellos en esta ocasión tan especial, esperando emocionada por la opinión de Kohaku sobre la ropa.
Ya conocía a Senku y sabía que él no se emocionaba fácilmente con nada que no sea ciencia, aun así esperaba que le gustará aunque sea un poco la ropa. Intentó hacer algo más de su estilo por esta vez.
Y claro, lo más divertido fue hacer la ropita para su linda sobrinita. No había nada que la emocionará más que ropa de bebé. ¡Era lo más adorable del mundo! Y requería un poco más de habilidad para bordar los trazos tan pequeños y hacerlo todo en la tela más suave. Pero claro, le encantaban los retos de artesanías, en especial lo que tuviera que ver con ropa ¡y más por su sobrinita, claro!
Llegó a la casa de la pequeña familia y se preocupó un poco al escuchar el llanto de la bebita incluso desde fuera de la casa. ¿Tal vez debería volver luego? ¿O tal vez Kohaku apreciaría un poco de ayuda? Senku debía estar trabajando a esta hora.
Un poco indecisa, golpeó la puerta.
Kohaku abrió rápidamente, con su bebita lloriqueando ruidosamente en sus brazos. Pareció aliviada de verla.
-¡Qué bueno que llegas! Por favor sostenla mientras me encargó de ese maldito pajarraco.-
-¿Pajarraco?- la miró con los ojos muy abiertos mientras se colgaba las bolsas a los hombros para luego tomar en brazos a la pequeña.
-Dejé la ventana abierta y se metió una estúpida ave gigante que vuela por todas partes, asustando a mi bebé. ¡Ya verá, la voy a azar!- nunca antes había visto tanta rabia en sus ojos, era una madre realmente protectora… tal vez un poquito exagerada.
-Tu papá y tu mamá no son tan diferentes después de todo ¿eh?- sonrió con condescendencia mirando a la bebita ahora más calmada pero todavía malhumorada. –Esperó que nunca te rompan el corazón o probablemente cometerán homicidio.- rió nerviosamente.
Se mantuvo fuera de la casa, escuchando a Kohaku maldecir y forcejear para atrapar al ave intrusa. Escuchó muchos saltos, algunos platos romperse, chillidos del ave, maldiciones que la hicieron sonrojarse y alejarse un poco más, sin querer que la niña escuche eso incluso si no podía entenderlo, y también golpes en la pared y objetos sospechosos siendo arrojados de vez en cuando hasta que finalmente el ave salió volando por la puerta, pasando por encima de la cabeza de Yuzuriha y arrancándole otro gritito de miedo a la bebita en lo que despegaba hacia el cielo a gran velocidad dejando varias plumas atrás.
-¡Maldito pajarraco, no creas que escaparás!- Kohaku salió gritando con un cuchillo en alto. -¡Te recuerdo perfectamente, te hice una cicatriz cerca del ojo! ¡La próxima vez que te vea voy a hacer una sopa contigo!- gritó con furia al ave que ya ni se veía de tan rápido que había huido. –Oh, lo siento mucho, bebé. Mamá no quiso gritar.- al ver a su hija inquieta, de inmediato suavizó el tono y le tendió los brazos. -¿Perdonas a mamá? Mamá es una tonta.- la tomó en brazos y la llenó de besos, finalmente cambiándole el gesto malhumorado por una linda sonrisita.
-Eso fue… interesante.- gotitas corrieron por la sien de la mujer de la era moderna. -¿Esa ave no las hirió, verdad?- le había visto unas garras de tamaño considerable.
-Claro que no, sí la hubiera tocado nunca la habría dejado ir.- la seriedad mortal en su voz hizo a Yuzuriha estremecerse un poco. –Y Senku probablemente habría arreglado una cacería para toda la especie.- se carcajeó, a lo que Tsukiku la imitó, soltando lindas risitas.
Yuzuriha retrocedió un paso, un poco intimidada por las risas adorablemente psicópatas de madre e hija.
-¿T-tal vez debería regresar en otro momento?- preguntó con voz temblorosa.
-Bueno, estaba a punto de llevarla con Ruri-nee, pero puedo tomarme unos minutos mientras preparó el bolso con sus cosas. ¿Necesitabas algo?- inquirió curiosa mientras entraban a la casa, que estaba hecha un desastre cubierta de plumas del gran pájaro.
-Oh, quería mostrarte la ropa que preparé para que usen en la fiesta de mañana.- un poco de emoción volvió al pensar en eso.
-¿Es mañana? Vaya, creí que sería en otro par de días. Claro, me encantaría ver la ropa.- colocó la pequeña en su cuna y le dio uno de esos lindos sonajeros que su padre hizo para ella mientras guardaba varias de sus cosas en su bolso.
-Mira, mira. Preparé un lindo vestidito para ella.- sacó la ropita de la bolsa más pequeña. –Tiene tiras y la falda es un tutu, además le agregué algunos moños y flores de tela ¡se le vera adorable!- se derritió con solo imaginarla en el lindo vestidito rosa que le hizo.
Kohaku pareció tener pensamientos similares, por su sonrisa temblorosa y sus ojos brillantes.
-Es hermoso, y creo que irá muy bien con lo que tengo pensado.- alzó un dedo, intrigándola. –Ya le ha crecido bastante el cabello, y me muero de ganas de hacerle unas coletitas.- agitó los puños con emoción.
-¡Ohh, por favor déjame hacerle unas ligas para el cabello! ¡Se verá tan adorable!- ambas se derritieron con la imagen mental. –Puedo hacerlas muy rápido, te las entregaré mañana por la mañana.-
-De acuerdo, gracias.-
-Y mira, hice este vestido para ti.- sacó de otra bolsa un vestido largo hasta las rodillas con falda suelta y ajustado en la cintura por un gran moño blanco, con las tiras colgándose a un costado de los hombros en vez de sobre ellos, dejándolos expuestos. -¿Qué dices?-
-Se ve bien, gracias.- sabiendo que Kohaku no se emocionaba demasiado con la ropa linda para ella misma y que si no le gustará lo diría sinceramente, Yuzuriha asintió complacida.
-Y esta bolsa es para Senku-kun, esperó que no le disguste demasiado.- rió nerviosa, sabiendo que él odiaba la ropa elegante.
-Me aseguraré de darle la bolsa. ¿Quieres acompañarnos a ver a Ruri-nee?- preguntó mientras se cargaba el bolso de su hija al hombro para luego tomarla a ella en brazos, que solo se dedicó a seguir babeando su sonajero.
-Tengo que volver al taller, pero puedo acompañarte hasta cierta parte del camino.-
-¡Bien, vamos, entonces!-
Kohaku cubrió a la pequeña con una manta por el sol y ambas partieron, charlando alegremente todo el camino hasta la aldea, topándose con un par de trabajadores que las saludaron alegremente, en especial a la bebita que de nuevo estaba feliz de sonreírle a todo el mundo, derritiendo corazones por doquier.
Justo cuando estaban a punto de separar sus caminos, se toparon con Suika, Minami y Mirai.
-¿Qué tenemos aquí?- después de saludar a las mujeres, Minami se inclinó para ver mejor a Tsukiku, que de inmediato le sonrió. –Aww, qué princesa tan hermosa. ¿Te lo han dicho? Eres una cosita hermosa.- pellizcó una de sus mejillas suavemente.
-Vi muchos bebés mientras estaba en el hospital, pero Tsuki-chan es la bebita más linda que he visto.- dijo Mirai con una gran sonrisa, luego se sonrojó un poco. –Ehh… ¿puedo llamarla así, verdad?-
-Claro, no hay problema. Y gracias, ella es hermosa.- Kohaku la abrazó contra su pecho para llenar su frente de besos.
-Tsuki-chan es lindo, pero no olvidemos que una princesa necesita más respeto.- Minami guiñó un ojo, sonriendo traviesamente. –Ya he escrito artículos sobre ella en la primera revista del mundo de piedra. Tal vez en el próximo deberíamos pedir que la llamen Tsuki-sama.- rió. –O supongo que la forma más respetuosa de llamarla sería Ishigami Tsukiku Hime-sama.- rió divertida ante sus ocurrencias.
-Creo que Tsukihime-sama suena lindo.- opinó Suika, tomando una de las manitas de la bebita con las suyas.
-¡Ohh, Tsukihime suena muy lindo! ¿Te gusta hermosa?- Minami se inclinó sonriente hacia la pequeña. -¿Te gusta, Tsukihime?- en toda respuesta, ella solo le sonrió. –Tomaré eso como un sí.- rió divertida.
-Me gusta su nombre normal.- opinó Yuzuriha, aunque ella había sugerido "Tsukiko", pero sus padres decidieron que sería Tsukiku y la verdad le gustaba, ya se había acostumbrado a llamarla así.
-Pero claro, es un buen nombre, pero un apodo no hace daño ¿verdad, Tsukihime? Oh, no te molesta ¿verdad, Kohaku?-
-Para nada.- se encogió de hombros. –Pero debería irme ahora, necesito empezar a entrenar pronto.-
-¡Oh, claro, claro, nos vamos!- las tres se despidieron y Yuzuriha también decidió que era su turno de decir adiós, pues también tenía trabajo que hacer en su taller.
-Te veré mañana.- agitó una mano alegremente antes de alejarse y comenzar a dedicarse en el trabajo que debía terminar antes de partir en el barco.
Su humor se ensombreció un poco al pensar en lo cerca que estaba la fecha de partida.
Si no fuera tan importante su presencia en caso de estatuas rotas en pedacitos entonces también querría quedarse para apoyar a Ruri cuidando a la pobre bebita que estaría sin sus padres, pero no tenía más opción. Solo le quedaba aprovechar estas últimas semanas con ella antes de tener que partir inevitablemente.
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Esa noche Senku llegó tarde a la casa, por lo que Tsukiku estuvo malhumorada la mayor parte de la tarde y cuando regresó ya no quiso separarse de él más que para comer, pero luego de eso volvió a exigir estar en brazos de su padre.
A pesar de que claramente lo cansaba sostenerla tanto tiempo, Senku no se quejó ni una sola vez y la sostuvo hasta que se durmió, acomodándola en su cesto y palmeando suavemente su pecho cuando se removió inquieta por un buen tiempo hasta que finalmente se quedó completamente tranquila y cómoda.
-Gracias por quedarte con ella, se nota que estás cansado.- Kohaku lo miró con una sonrisa conmovida mientras estiraba los brazos ahogando un bostezo.
-Te dije que no me agradezcas. Debó admitir que me agrada ser el centro de su atención.- sonrió ladinamente, dirigiéndose a la puerta. –Bueno… buenas noches.-
-Oh, espera. Olvide darte esto.- tomó la bolsa que Yuzuriha le había dado para él y se le acercó para que la tomará. –Es tu traje para la fiesta de mañana.- explicó al verlo levantar una ceja con curiosidad.
-Ah, cierto. Casi lo olvidó.- suspiró con fastidio. –Tienen suerte de que nuestra mocosa sea tan sociable o los mandaría al diablo.- bufó. –Aunque han hecho un buen trabajo, incluso superando mis expectativas, así que no puedo quejarme mucho.- agregó suspirando.
-De todos modos lo harían, ya que Ryusui y Gen están detrás de esto.- sonrió con condescendencia.
-Tienes un punto allí.- sonrió, tomando la bolsa a regañadientes.
Mientras estaba en eso, sus manos se rozaron y Kohaku se tensó de pies a cabeza, mirándolo con los ojos muy abiertos.
Él hizo una pausa, mirándola de reojo por un segundo con una expresión mucho más seria que antes, pero no dijo absolutamente nada. Tomó la bolsa y se retiró volviendo a desearle buenas noches sin mirar atrás, dejándola todavía congelada en su sitio, con las manos temblándole levemente sin tener idea de por qué estaba reaccionando así.
Oh, espera, sabía exactamente por qué estaba reaccionando así.
Quería tocarlo. Estaba desesperada por tocarlo. Y quería que la tocará también, quería terminar lo que no pudieron la otra noche, pero…
No debía.
Tomó aire y fue a recostarse a su cama con la vista fija en el cesto de su hijita durmiendo pacíficamente.
Siempre después de que hicieran el amor (o que tuvieran sexo, más bien) o estuvieran cerca de hacerlo, algo malo pasaba. Y todo era incómodo y ellos acababan distanciados y diciéndose cosas crueles o ella acababa llorando o embarazada o con temor de embarazarse otra vez ¡y eso solo hacía todo todavía más incómodo! Y estaba el trato. El trato que ella misma impuso sin darle opciones al respecto.
Quizá si hubiera mantenido la boca cerrada aquella noche…
No, no, no. Hizo lo correcto. Seguía molesta con él en ese momento, y él dejó muy en claro que no pretendía que su matrimonio fuera real, aunque intentaría ser un mejor esposo. Pero él dijo que no quería que el matrimonio terminara "al menos por un par de años" así que claramente no tenía intenciones de ser marido y mujer para siempre, y era por eso que las personas se casaban ¿verdad? Para estar juntos por siempre. Eso era un matrimonio de verdad.
Él solo quería estar casado con ella por su hija, y quería intentar lo del sexo solo porque la deseaba también al menos físicamente y quería mantenerla contenta para que no se divorcien. Pero Kohaku creía firmemente que la parte del sexo solo complicaría todo como lo había hecho antes, así que solo debía tragarse sus ansias de él y dedicarse a cuidar a su hija. Ella era lo más importante, sin dudas.
Sí… tomó la decisión correcta. No tenía nada de lo que arrepentirse.
-"Tomé la decisión correcta, no tengo nada de lo que arrepentirme". ¿Es eso lo que estás pensando, leona?- se congeló en su sitio al sentir de repente la boca de Senku pegada a su oído.
¡Ni siquiera lo notó entrar! ¿Tan pérdida en sus pensamientos estaba?
-¿S-Senku?- volteó a verlo boquiabierta, quedando con sus narices rozándose.
-Diez billones de puntos para ti. Adivinaste.- rió burlonamente. –Ahora, esta es la parte en la que me echas de una patada o bien me dejas hacerte lo que estuviste deseando los últimos días que te haga.- colocó sus manos directamente en sus muslos, subiendo su vestido de dormir acariciando sus piernas en el proceso de llegar a su cintura donde se detuvo.
Y entonces sus labios se encontraron con los suyos y ella gimió de inmediato, llevando sus manos a su nuca para jalarlo más contra ella mientras envolvía sus piernas alrededor de su cintura para sentir su cuerpo completamente al ras con el suyo.
Sus besos y toques se volvieron más apasionados, enloqueciéndola por completo, y entonces su hija chilló.
Los chillidos de la bebita resonaron por toda la habitación y ella se sentó de golpe, con el rostro en llamas y completamente sola.
¿Fue solo un sueño?
Oh, cielo santo, era una maldita pervertida.
Suspirando profundamente, se levantó de la cama y cargó a su hija, meciéndola suavemente y cantándole a susurros ya que sentía que no tenía hambre, probablemente hizo algún ruido extraño mientras dormía y la asustó.
Ugh, eso era tan patético y triste.
Apenas su bebé se durmió fue a tomar una ducha para calmarse un poco y volvió a la cama para darle un segundo intento a dormir esperando no tener más sueños indecentes.
Esta vez se despertó por Senku llamando a su puerta diciéndole que iría a trabajar y que dejó el desayuno listo para ella.
Suspiró mientras se levantaba de la cama, mirando con una sonrisa a su hijita todavía dormida.
Hoy le harían una fiesta por sus cuatro meses, aunque estaba segura que era más para que todos se relajen un poco después del duro trabajo por el que tuvieron que pasar, pero sabía que se habían esforzado un poco más pensando en ella y eso era tan dulce que no le importaría en lo absoluto aburrirse en una larga fiesta con conversaciones ruidosas para contentarlos.
Tenía el presentimiento de que sería un gran día.
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-¿Disculpen?- Ukyo alzó una ceja con incredulidad después de escuchar las palabras que Gen y Ryusui acababan de decirle.
-Vamos, no pongas esa cara. ¡Mi plan es innegablemente maravilloso!-
-Es innegablemente lo más estúpido que he escuchado.- negó con la cabeza. -¿Por qué Senku sentiría celos de mí?- honestamente ¿en qué demonios estaban pensando?
-Bueno, en un principio pensé en ofrecerme yo mismo para el trabajo.- comenzó a decir Ryusui con una mano en la barbilla. –Pero…-
-Senku-chan ya sabe que Ryusui-chan y yo nos aliamos para burlarnos de él, lo más seguro es que descubra nuestro plan sí es alguno de nosotros. Además que Kohaku-chan también sabe de nuestra fama de mujeriegos.- rió traviesamente.
-Y entonces pensamos ¡oye! ¿Quién es un hombre de reputación impecable que nunca escucharía los planes locos de Gen? El buen y noble Ukyo, por supuesto.- el capitán chasqueó los dedos.
-Y si ya saben que nunca escucharía sus planes desquiciados ¿entonces por qué creyeron que accedería a esto?- los miró con cansancio y resignación. –Además, Senku me conoce lo suficiente para saber que jamás intentaría coquetear con su esposa.- en serio, Gen hacía muchos planes estúpidos, pero este debía llevarse alguna especie de premio en el más tonto que pudo pensar.
-Vamos, solo te pedimos un baile con ella ¡solo un baile! Nosotros haremos el resto del trabajo.- ambos lo miraron suplicante. –Eres el único del que Senku-chan no sospecharía que esté siendo enviado por nosotros. ¡Eres indispensable!- exclamó Gen dramáticamente.
-Piensa en la felicidad de Senku y Kohaku-chan. ¡Piensa en los futuros hermanitos de Tsukiku-chan!-
-¿No quieres dejar a una niña tan adorable sin hermanos, verdad? ¡¿Cómo podrías ser tan cruel y descorazonado?!-
Ukyo negó con la cabeza ante sus lloriqueos infantiles, sin conmoverse en lo absoluto por sus argumentos sobreactuados.
Había notado a Senku un poco deprimido últimamente, pero en los últimos días su ánimo pareció mejorar así que suponía que estaba intentando arreglar las cosas con su esposa por su cuenta. No creía que fuera buena idea que metieran sus narices en esto por más que debía admitir que sonaba un poco divertido.
-Lo siento, pero creo que no deberían meterse en su vida privada. Déjenlos ser, estoy seguro de que tarde o temprano resolverán todo lo que tengan que resolver por su cuenta.- ignorando sus suplicas, negó con la cabeza y se marchó de allí para adelantar un poco de trabajo en los ajustes finales del sistema del sonar en el barco.
Estuvo trabajando hasta que se acercó la hora de la fiesta para la princesita del reino de la ciencia y decidió ir a ayudar con los preparativos y decoraciones.
Finalmente llegó la hora y Kohaku se apareció muy puntualmente cargando a la pequeña Tsukiku, ambas con vestidos elegantes hechos por Yuzuriha. Senku debía estar dejando el trabajo a regañadientes ahora mismo y probablemente llegaría tarde.
Ryusui y Gen llegaron juntos y quisieron hablar con él, probablemente para insistir en sus tonterías otra vez, por lo que rápidamente se escabulló a hablar con unos aldeanos.
Sin embargo, al notar la sonrisa apagada de la esposa del líder del reino de la ciencia mientras hablaba con su hermana y sus amigos, no pudo evitar intrigarse un poco y preguntarse si realmente todo estaba bien entre los jóvenes padres. ¿Acaso ocurrió algo? No notó a Senku deprimido esa mañana cuando lo vio trabajando, si un poco distraído pero eso ya era normal en él desde que su hija nació.
Con eso en mente, prestó mucha atención a Senku cuando lo vio llegar, en especial cuando él y Kohaku cruzaron miradas.
Y con esa simple mirada la respuesta a lo que pasaba entre ellos fue tan dolorosamente obvia que Ukyo se llevó una mano a la frente, con las mejillas levemente sonrojadas.
Oh, así que tenían ese tipo de problemas de parejas.
Sip, definitivamente no era algo en lo que quisiera entrometerse.
Bebió nerviosamente su bebida, intentando ignorar su preocupación por el tema, pero al ver a Senku acercarse a Kohaku una vez terminó su conversación con su hermana no pudo evitar centrar su atención en ellos para escuchar su conversación perfectamente incluso estando a considerables metros de distancia con su excelente audición, ignorando las demás conversaciones, risas y la canción de la diva Lillian sonando de fondo.
-¿Puedo preguntar por qué todo el mundo está llamando Tsukihime a nuestra mocosa?- indagó él con fastidio, aunque su postura era rígida y sus ojos se desviaban al elegante vestido de su esposa cada que ella no prestaba atención.
Ugh, que incómodo era esto, pero no podía evitar ser una mamá gallina con sus amigos cuando sentía que tenían problemas que los superaban emocionalmente.
-Suika y Minami pensaron en apodarla así y parece que a los demás les gustó la idea.- contestó ella removiéndose incómoda pero con una sonrisa perfectamente fingida, algo raro en la normalmente siempre directa y muy sincera Kohaku. –Por alguna razón les gusta llamarla princesa, ya sabes.- agregó luego de una tensa pausa.
-Ah, sí, Ryusui empezó con esa mierda, creo.- suspiró, cerrando los ojos por un momento, momento mismo que Kohaku aprovechó para mirarlo de arriba a abajo, probablemente encontrándolo atractivo con un traje elegante.
Ugh, esto era realmente incómodo.
-¿Ah, sí? Creí que había sido Taiju o Gen.-
-Eso es porque no has escuchado a Ryusui presumir todo el tiempo ser el primero en haberla llamada así.- él rió entre dientes.
-Oh.-
Ambos se quedaron en silencio por un momento, evitando mirarse, y justo cuando parecía que Kohaku quería decir algo Tsukiku pareció aburrirse y empezó a balbucear las silabas "pa, pa, pa, pa" una y otra vez, llamando la atención de sus padres que volcaron la conversación completamente a ella desde ese momento.
El arquero entrecerró los ojos, mirando a su copa sin verla realmente.
Siempre fue más de escuchar que de observar, pero podía ser un buen observador cuando lo necesitaba, y también podía admitir cuando estaba equivocado.
No conocía tanto a Kohaku, ni tampoco era tan apegado a Senku como el resto de generales, pero era obvio de aquí a diez millas de distancia que esos dos necesitaban un empujoncito en la dirección correcta o se iban a quedar con esas tensiones hasta que les estallará en las caras y probablemente de mala manera. Los dos eran adolescentes completamente inexpertos en el campo amoroso, después de todo. Y como tenían una hija lo mejor sería que resolvieran todo entre ellos lo antes posible.
Lo mejor y más maduro que podría hacer sería simplemente hablar con Senku al respecto cuando estuviera libre y aconsejarlo lo mejor que pudiera, pero por otro lado…
Sonrió divertido, negando con la cabeza mientras caminaba hacia Gen y Ryusui.
A veces él también podía ser inmaduro cuando quería.
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La fiesta estaba resultándole muy entretenida, Kohaku debía admitir eso incluso aunque no estaba de mucho humor para celebrar. Era lindo ver a su hija disfrutando de la atención que todos hacían llover sobre ella. Era bastante sociable y todos la adoraban, aunque eso no era ninguna sorpresa.
Eventualmente Tsukiku chilló por la atención de Francois y Kohaku quedó con los brazos libres, a lo que de inmediato Gen se le acercó invitándola a un baile aprovechando que algunas personas de la era moderna estaban tocando canciones alegres con instrumentos improvisados, aunque ella nunca fue mucho de bailar pero él insistió.
-No lo haces tan mal, Kohaku-chan, es solo dejarte llevar por el ritmo. Una persona tan pasional como tú no debería tener problemas.- le guiñó un ojo, haciéndola rodar los ojos. –Oh, pero parece que ya cambiaran el ritmo.- miró a donde Ryusui estaba hablando con los músicos probablemente para pedirles otra melodía. –Oww, es una canción lenta, este realmente no es mi tipo. ¿Tal vez deberías pedirle a tu querido esposo un baile?- tomándola de la muñeca, comenzó a arrastrarla donde Senku estaba hablando con Chrome y Ukyo, dejándola demasiado shockeada como para reaccionar y detenerlo, cosa que habría podido hacer fácilmente. -¡Oye, Senku-chan~! ¿No te parece que esta canción es perfecta para que bailen los padres de la celebrada? A Tsukihime-chan seguramente le encantaría que sus padres se diviertan en su fiesta ¿no crees?-
-Ni en tus sueños, mentalista.- afortunadamente, Senku fue rápido en rechazar esa idea absurda.
-Oh, vamos~ ¿no planeas desaprovechar una canción tan bella, verdad?-
-Lo pensaré en unos diez billones de años, muchas gracias.- le dio la espalda para volver a estar frente a Chrome y Ukyo. –Como les decía, respecto a los materiales de reserva…-
-En realidad, si no te molesta, Kohaku-chan, a mí me gustaría acompañarte en este baile.- interrumpiendo al científico, Ukyo se acercó a ella con una sonrisa amable.
-¿Ah?- los dos jóvenes padres lo miraron con la boca abierta.
-Me recuerda al baile de graduación que tuve en preparatoria. Sería bueno revivir el recuerdo.- le tendió una mano. –Aunque claro, sí te molesta puedo pedírselo a alguien más, pero no quisiera perderme más de la canción…-
-Oh, no, está bien, aunque no soy muy buena bailando.- aceptó su mano y volvió a la pista de baile con las otras parejas.
-Muchas gracias.- sonrió complacido, colocando una mano respetuosamente en su cintura para guiarla un poco más al otro lado de la pista. –Ahora, podemos hablar mejor.-
-¿Hablar?- ladeó la cabeza.
-Sí, disculpa, pero eso que dije hace un momento fue mentira.- ella lo miró sorprendida.
¿Ukyo mintiendo abiertamente? Estaba sorprendida.
-¿Te has estado juntando de más con Gen y Ryusui?- preguntó con ojos entrecerrados. No le sorprendería que esos dos idiotas hayan corrompido la mente del único hombre realmente caballeroso entre los cinco generales del reino científico.
-Algo por el estilo.- admitió con una risa nerviosa. –En realidad este es un plan suyo, pero insistí en que no lo haría a menos que te dijera la verdad, porque quiero saber tus sentimientos al respecto.- acercó su rostro al suyo para hablar más en susurros cuando otra pareja de baile se acercó demasiado.
-¿Mis sentimientos? ¿Sobre qué?-
-Sobre Senku, por supuesto.- ante esa contestación, lo miró con la boca abierta, con un pequeño sonrojo comenzando a arderle en las mejillas. –Disculpa, créeme que no quiero entrometerme, pero parece que las cosas están un poco… bueno, parece que tienen mucho que resolver. Y eso, como sus amigos, nos preocupa.-
Ella bajó la mirada, todavía más sonrojada. ¿Tanto se le notaba en la cara lo confundida y pérdida que se sentía respecto a Senku?
-Bueno, es difícil llevar un matrimonio falso, ya sabes.- sonrió dolorosamente. –Más cuando uno ama y el otro no.- las palabras salieron casi inconscientemente, sorprendiéndola incluso a ella por lograr decirlo.
¿Era esta la primera vez que admitía en voz alta que amaba a Senku? Ni siquiera se lo había admitido a ella misma hasta hace poco.
-Amor incorrespondido, un gran tormento para las generaciones jóvenes en mi época.- Ukyo suspiró, todavía guiándola por la pista de baile. –Para muchos, eso era lo único en lo que tenían que preocuparse, en vez de sobrevivir inviernos y evitar guerras.-
Ella amplió los ojos. ¿De verdad la vida llegó a ser tan simple para algunas personas en la era moderna que solo tenían que preocuparse por algo como el amor incorrespondido? Eso la hacía sentir como sí su problema amoroso con Senku que tanto la dañaba fuera una insignificancia frente a otros problemas como la posible batalla que les esperaba o la inminente despedida con su hija por quién sabe cuánto tiempo.
-No puedo imaginarlo.- admitió un poco abrumada. –Los inviernos siempre han sido una preocupación en el fondo de mi mente. De hecho una de las cosas que más me detenía a la hora de tomar mi decisión de sí acompañarlos en el barco o no fue que probablemente mi bebé tendría que pasar su primer invierno sin mí.- apretó los labios ante la idea tan horrible. –A comparación, supongo que no debería ser tan quejumbrosa respecto a mi situación con Senku.- suspiró. –Los sentimientos no matan a nadie.-
-Yo no estaría tan seguro, los sentimientos guían todo, son una parte importante de nuestra humanidad.- miró al techo por un momento, antes de bajar la mirada y sonreírle. –Es normal que te sientas mal por no sentirte correspondida. Pero… ¿estás tan segura de que él no te corresponde?- indagó con calma.
-Ah, Ukyo, estamos hablando de Senku aquí…-
-Y Senku también tiene sentimientos, también es humano, deberías saberlo mejor que nadie. Tú eres la que más lo ve con su hija, sabes que detrás de toda esa lógica y desinterés se esconde una gran persona. Una persona tan capaz de enamorarse como cualquier otra… Bueno, tal vez no tanto como cualquier otra, pero creo que hice mi punto aquí.- se corrigió al ver su mirada escéptica.
-Sí, sé que él no es tan bastardo sin sentimientos como puede parecer, pero…- su gesto entristeció mientras recordaba sus múltiples rechazos, sus muchas palabras crueles, lo difícil que era la convivencia cuando sus sentimientos estaban de por medio. –Sé que no siente lo mismo. Gracias por preocuparte, pero sé que él y yo estamos mejor como amigos así que solo voy a olvidarlo y ya.-
-¿Con qué eso crees?- suspiró. –Sabes, una vez tuve la desgracia de escucharlos mientras, uh… tenían un… "encuentro nocturno"…-
Ante ese comentario tan repentino, Kohaku se confundió.
¿Encuentro nocturno? ¿Qué demonios se suponía que significaba e…?...
Oh…
Oh, mierda.
Su rostro se volvió tan rojo que por un momento temió que su cerebro iba a fundirse por sobrecalentamiento ¡y para colmo el miserable de Ukyo tuvo el descaro de sonreír!
Ugh, definitivamente iba a matar a Gen y Ryusui por esto ¡ellos lo corrompieron y moldearon a su imagen y semejanza!
-¡¿P-p-por qué di-dices algo como e-e-e-eso ahora?!- gritó en un susurro, total y ridículamente avergonzada.
-Discúlpame, créeme que en circunstancias normales nunca lo habría dicho, pero era lo único que se me ocurrió para volver a hacer que te sonrojes.-
-¿Y por qué demonios querrías hacer eso?-
-Porque…- sonrió misteriosamente. –Cada vez que te sonrojas, incluso con todo el ruido del lugar, las conversaciones, los pasos, la música y las risas… escuchó los dientes de Senku crujir desde el otro lado de esta enorme tienda de campaña.- reveló triunfante.
Ella se congeló de pies a cabeza, justo en el mismo momento en el que la melodía paraba y cambiaba a otra más alegre.
-Disculpa ¿qué?- preguntó casi sin voz, sin poder creer lo que acababa de escuchar.
Justo cuando estaba a punto de voltear en dirección a Senku, Ukyo tomó su barbilla, impidiéndoselo.
-Intenta no mirar o sabrá que estamos hablando de él y sospechará mis verdaderas intenciones. E incluso sí miras lo verás observando cualquier cosa menos a nosotros. Es un hombre muy precavido, casi no deja escapar nada. Casi.- sonrió divertido. –Ahora que tomé tu barbilla exhaló con fuerza y empezó a rasgar su vaso con las uñas, creo que quiere golpearme y tal vez lo haría si fuera más fuerte.- negó con la cabeza.
-¿De verdad está… de verdad está…?...- se sonrojó profundamente, sin poder ni decirlo.
-¿Celoso? Sí, bastante. ¿Sigues estando segura de que tu amor es incorrespondido?- soltó su barbilla y tomó su mano, guiándola de regreso a donde estaba Senku dándoles la espalda, pero incluso ella notaba la rigidez en sus hombros.
-Pero…- no podía creerlo, simplemente no podía. Es que… ¿qué demonios? ¿Qué estaba pasando aquí?
-No voy a interferir más, pero realmente te recomiendo que hables con él.- le palmeó el hombro con otra de sus sonrisas amables antes de dirigirse a donde Chrome estaba mirando con extrañeza a Senku. –Bueno ¿continuamos nuestra conversación?- preguntó cómo sí nada.
Para colmo de los colmos, Senku estrelló su vaso en la mesa delante de él y se puso de pie de golpe, casi tirando la silla, quedando cara a cara con el chico de más edad pero de menor estatura.
Se miraron en silencio por un momento, Ukyo con completa calma y Senku también, pero el pequeño tic en la punta de su ceja y lo apretado de su mandíbula delataba que de calmado no tenía nada en ese momento.
-Continuaremos la conversación mañana.- dijo el científico finalmente, con más brusquedad que la de costumbre. –Tengo que ir con mi hija ahora. ¿Sí recuerdas que tengo una hija, verdad? Acabas de bailar con la madre de mi hija.- se cruzó de brazos, su tono completamente relajado contrastando con el desprecio brillando en sus ojos.
-Lo recuerdo, por supuesto.- Ukyo le sonrió con calma. –Disculpa, no pretendía robarte tiempo con tu hija, ni robarte nada.- recalcó. –Pero tal vez quieras dejar de perder el tiempo para no tener que volver a preocuparte por eso.- llevó una mano a su gorra y la alzó levemente. –Hablamos luego.- dijo a modo de despedida antes de sentarse junto a un más que confundido Chrome.
Si Ukyo no hubiera hablado con ella antes, Kohaku probablemente se sentiría tan confundida como el ex hechicero ahora, pero después de esa conversación solo pudo mirar con la boca abierta a Senku, que se estremeció un poco al ver su mirada fija.
-¿Tengo algo en la cara, leona?- preguntó con cautela, alejándose de la mesa para caminar junto a ella hacia donde estaba Tsukiku siendo mimada por Francois y Suika.
-N-no…- solo alcanzó a murmurar, más confundida que nunca antes en su vida.
Se frotó los brazos mientras lo veía cargar a su hija, resistiendo el impulso de abordarlo y sacudirlo por los hombros para obligarlo a decirle qué es lo que sentía por ella realmente.
Estaba muy confundida, verdaderamente muy confundida.
No obstante, se mordió la lengua cuando su hijita le tendió los brazos y se abofeteó para solo centrarse en ella y en las personas acercándose para mimarla, sonriendo sinceramente ante el cariño que mostraban a su hija pero con las palabras de Ukyo resonando en el fondo de su mente todo el tiempo, sin dejarla olvidar lo ansiosa que estaba por una respuesta a sus dudas.
¿Podría ser cierto que estaba celoso? ¿Podría ser verdad que ella… era correspondida? Se sentía tan irreal el solo pensarlo… Senku correspondiendo a sus sentimientos… qué locura.
El corazón empezó a latirle fuertemente en su pecho y su hija adormilada contra su torso levantó la mirada casi con curiosidad al sentirlo, pero le frotó la espalda y tarareó un poco, logrando dormirla.
Al ver esto, Ruri se le acercó con una sonrisa.
-Te ves exhausta. ¿Puedo quedarme con ella esta noche también? Tengo otro biberón preparado y te llamaré sí algo pasa. Sí quieres, claro.- propuso con una sonrisa.
-Ehh… le preguntaré a Senku.- carraspeó, buscándolo con la mirada y haciéndole una seña cuando lo vio a pocos metros de ellas hablando con Taiju y Yuzuriha. Él se acercó de inmediato. –Ruri-nee pregunta sí puede llevar a Tsukiku con ella esta noche.-
-Bueno, mientras más noches pase allá mejor, pero tú tienes la última palabra, leona.-
-Umm…- la verdad prefería tener a su hija con ella, pero por otro lado… esta podría ser su oportunidad para hablar con Senku. –S-sí, supongo que es mejor que se acostumbre más a estar allá.-
-Será mejor que te la lleves ahora, la fiesta se está saliendo de control.- Senku miró con desaprobación a los borrachos cantando a todo pulmón al otro lado de la gran tienda. –Yo también pensaba irme ahora.-
-Y-yo también.- murmuró Kohaku nerviosamente, provocando que la miraran con extrañeza. –T-tengo sueño, además de todos modos no puedo beber alcohol ni nada.- tosió incómodamente.
Sonriendo con comprensión, su hermana tomó a la bebita en brazos y les deseó buenas noches antes de marcharse, a lo que sus guardias la siguieron inmediatamente.
Kohaku dio un adiós general a todos y se fue siguiendo a Senku, ignorando las miradas pícaras que le lanzaron Gen y Ryusui, pero agradeciendo la sonrisa de apoyo que Ukyo le envió seguramente para que tomara valor.
Necesitaba aclarar las cosas con Senku esta misma noche, ya estaba decidida.
Fueron todo el viaje hasta su casa en silencio, y ella intentó no lamentar haber dejado a su hijita con Ruri al sentir su falta en sus brazos. Necesitaba aclarar las cosas con su esposo falso para poder dormir tranquila esa noche, incluso sí… incluso sí decía que no sentía lo mismo, necesitaba escucharlo. Después de lo que pasó esta noche, necesitaba saber qué pasaba por su mente.
Llegaron a la casa y él se quitó el chaleco de inmediato, arrojándolo a su suerte en medio de la sala. Ella se quitó sus tacones y las medias largas, en parte solo haciendo tiempo para juntar el valor para hablar, pero entonces se dio cuenta de que se estaba yendo.
-Buenas noches, leona, me largó a mi habitación.- dijo en medio de un bostezo, ya subiendo las escaleras.
-E-espera…- de inmediato lo siguió, logrando tomar su muñeca en medio del pasillo, muy cerca de las puertas de sus habitaciones. –Espera, Senku. Necesito hablar contigo.-
-¿Qué? ¿Algo de la mocosa?-
-No, algo sobre… nosotros.- tragó saliva, apartando la mirada.
Él se tensó de inmediato, mirándola con desconfianza. Rápidamente se zafó de su agarre y se cruzó de brazos.
-¿Qué quieres hablar sobre nosotros? ¿Es por tu estúpido trato? ¿Ya llegamos a la parte de encontrar "alguna otra persona con la que quiera casarse o mantener algún tipo de relación romántica"? ¿Vas a pedirme el divorcio otra vez?- su tono era más ácido que el ácido sulfúrico mismo mientras repetía las palabras exactas de sus condiciones.
-¿Eh? No. ¿Por qué demonios dices…?... Oh.- abrió mucho los ojos. ¿Podría ser verdad que él…? –Senku… ¿estás celoso?- preguntó con una mirada expectante.
-¿Celoso?- se crispó de pies a cabeza. –Pff, ¿y de qué demonios estaría celoso? ¿Sí escuchas lo que estás diciendo?- rascó su oreja con completa indiferencia. –Ve al grano ¿de qué quieres hablar? Que sea rápido, estoy cansado.-
Kohaku bajó la mirada. Realmente sonaba a que no le importaba. ¿Y por qué debería importarle? Que haya querido acostarse con ella una vez no significaba que correspondiera a sus insignificantes y estúpidos sentimientos. Pero… se había prometido hablar con él y no iba a dar marcha atrás de ningún modo.
-No… supongo que no estarías celoso.- sonrió dolorosamente. –Pero necesito estar segura.- apretó los puños.
Él la miró con intriga, confusión y tal vez un poco de cautela.
-¿Segura de qué?- preguntó en un susurro.
-Necesito sacar esto de mi pecho, Senku.- tomó una profunda bocanada de aire. –Solo… intenta no ser tan cruel esta vez.- oh, mierda, esto iba a dolerle. Iba a doler mucho. –Senku…- cerró los ojos, sin querer mirarlo mientras decía esto. –Yo…- debía decirlo, no había marcha atrás. –Yo…- debía hacerlo, ahora o nunca. -Yo te...- antes de que pudiera decirlo, él colocó un dedo en sus labios.
Abrió los ojos de golpe, encontrándose con su rostro más serio que nunca.
Oh… así que ni siquiera iba a dejarla hablar.
Honestamente, eso dolía más que un rechazo.
Se le llenaron los ojos de lágrimas, pero él solo sonrió suavemente.
-Mira… te estoy tocando. Eso rompe tu condición ¿verdad?- ella lo miró confundida. ¿Por qué decía eso ahora? –No tocarte nunca, nunca. Dormir en otra habitación. Que esto durará básicamente hasta que tú quieras. No faltarte al respeto. Ser amigos. Esas fueron las condiciones. Y las he cumplido lo mejor que he podido, no he dejado de tenerlas en cuenta ni por un segundo.- ella lo miró impresionada, aunque sin entender por qué estaba diciendo eso ahora. –Mírate, no entiendes una mierda.- rió entre dientes. –No entiendes nada lo mucho que odie que me dijeras ese montón de mierda.- apartó su mano de ella, acercándose tanto que sus narices se encontraron. –Kohaku, sé que me amas.- dijo de pronto, dejándola con la boca abierta. –Es absurdamente obvio, cualquiera con más de medio cerebro se daría cuenta. Lo sé desde hace tiempo, tal vez desde antes de que tú te des cuenta.- se encogió de hombros, apartándose un poco. –Y no, lo siento mucho, pero no te amo.- negó con la cabeza.
Eso fue suficiente, las lágrimas se le escaparon de inmediato, tan rápidamente que ni siquiera se dio cuenta hasta que un sollozo las acompañó, sacudiéndole todo el cuerpo. Se llevó las manos a la boca, dándose vuelta con rapidez para que no le viera el rostro miserable que debía tener ahora.
-Oh.- dijo en medio de un sollozo, volviendo a cubrirse la boca al segundo siguiente. –Y-ya veo… yo…- volvió a cubrir su boca cuando otro sollozo se le escapó sin querer. Mierda, ¿por qué estaba llorando tanto? Ya sabía que diría eso. No importa el pequeño rincón de esperanza que tenía esperando que sintiera lo mismo, sabía que acabaría así.
De pronto sintió sus brazos rodear su cintura desde atrás y su barbilla apoyarse en su hombro, haciéndola tensarse de pies a cabeza y contenerse de encajarle un codazo en la mandíbula solo porque no quería matarlo por accidente.
-No… no puedo decir que te amo, te estaría mintiendo.- ok, tal vez debería darle ese codazo de todos modos. –Pero… no puedo negar que me gustas.- reveló de golpe, congelándola a medio camino de pisarle el pie para que la dejé ir.
-¿Qué?- volteó a verlo, solo para encontrarlo con su rostro completamente enterrado en su cuello.
-Me gustas. Me atraes. Me siento emocional y sexualmente atraído hacia ti. No diría que es amor, honestamente me da nauseas pensar en esa palabra, pero… sí, te deseo. Y no solo para tener sexo contigo, aunque también quiero eso, y mucho, pero también quiero…- gruñó en su cuello, claramente odiando tener que decir cada palabra de esto. –Quiero toda esa mierda de estar contigo solo porque sí ¿de acuerdo? Y no quiero que te la pases llorando por los rincones creyendo que no me importas.- de repente la soltó y la tomó por los hombros, girándola para enfrentar su rostro absurdamente sonrojado con su rostro absurdamente cargado de fastidio. –No puedo decir que te amo, Kohaku. Pero quiero que te quedé algo muy claro.- tomó aire profundamente, frunciendo el ceño al máximo con los ojos cerrados antes de abrirlos y mirarla seriamente. –Tú y Tsukiku me jodieron la vida ¿de acuerdo? Las dos son insoportables, molestas, y chillonas. Las dos me dan dolores de cabeza y no me dejan dormir por las noches. Las dos voltearon por completo mi mundo y lo odio, pero aparentemente soy un jodido masoquista porque también me fascina y pensar en estar sin ustedes me hace querer lanzarme a un pozo de ácido sulfúrico. ¿Te quedó claro o tengo que decir más mierdas incómodas que no quiero decir para convencerte?- en toda respuesta, lágrimas se deslizaron por las mejillas de Kohaku, haciéndolo gemir con fastidio. -¿Qué? ¿No es suficiente? Si quieres esa mierda del amor tendrás que esperar, no puedo simplemente…- ahora ella posó un dedo en su boca, callándolo.
-Senku, no.- negó con la cabeza, sonriendo temblorosamente. –No sigas. Es suficiente.- él la miró confundido, con un toque de temor que terminó de derretirle el corazón. –Para ser honesta me convenciste con el "me gustas" pero gracias por el discurso.- rió llena de alegría, sin poder creer que haya dicho todo eso.
Sus ojos se iluminaron tanto que reflejaron los suyos incluso en la oscuridad de la noche, y entonces también rió.
-Bueno, mierda. Podrías haberlo dicho antes. Me hubieras ahorrado mucha saliva.- bajó sus manos de sus hombros a su cintura. –Ahora… ¿tengo que rogarte por sexo o podemos ir directamente a la habitación, teniendo en cuenta que anoche te morías por lanzarte encima de mí?- Kohaku resopló, con el rostro en llamas una vez más.
-Senku, la próxima vez ahórrate tus palabras y solo bésame o terminarás con una bofetada en vez de sexo ¿quieres?-
-Tomaré eso como un sí.- sonrió traviesamente antes de unir su boca con la suya.
Ambos gimieron y de inmediato pegaron sus cuerpos al ras, queriendo sentir cada centímetro de piel. Aunque claro, tendrían que deshacerse de la ropa primero.
Enviando una disculpa mental a Yuzuriha, rompió la camisa de Senku sin contemplaciones mientras tiraba con fuerza bruta su vestido hacia abajo, rasgándolo un poco en el proceso.
Senku gruñó algo ilegible al sentir sus pechos expuestos (no había estado usando sujetador) contra su torso desnudo, y de repente se separó, confundiéndola.
-¿Qué?- preguntó un poco nerviosa.
-Espera, tenemos que ir a nuestra habitación por si algo pasa con la mocosa y Ruri llama, y necesito un condón de la habitación que me asignaste de castigo.- casi corrió a su puerta, internándose en su cuarto.
-¿Condón? ¿Qué es eso?-
-Nuestro nuevo mejor amigo.- sonrió descaradamente mientras salía de su habitación sosteniendo un pequeño paquete cuadrado con algo redondo dentro.
Ignorando su rostro confundido, tomó su mano y la jaló a su habitación, ambos dispuestos a recuperar todo el tiempo perdido.
Continuara...
Holaaaaaa! :D
Esto fue muy dificil TTnTT
Ademas lo iba a subir ayer pero mi internet estuvo portandose como una perra y no me dejaba hacer nada u.ú
Finalmente hubo confesión uwu Espero q me haya quedado bien QwQ
Ojala les haya gustado! Disculpen la tardanza y recuerden q los amo con todo el kokoro!
COMENTEN! *o*
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
